EL FIN DEL MUNDO YA HA
SIDO
Nos han tenido distraídos
con los neutrinos que viajaban a más velocidad que la luz (para luego descubrir que los cronómetros fallaban),
con el calendario maya y los montes de nombres raros (Pech de Thauze; Sirince, Rtanj, etc.) aquí y allá (en Francia, Turquía, Serbia, etc.),
donde los “preppers” (los milenaristas de cada año, continuamente expectantes)
se iban congregando para ser abducidos por ciudadanos de la Alien Nation; con la humanitaria
propuesta de la Asociación Nacional del Rifle americana para brindar protección
armada a las escuelas USA; con el “banco malo” que es buenísimo (tan buenísimo
que, compuesto por “activos tóxicos”, aun así repartirá dividendos); con la deslocalización de Gerard Depardieu y la generosa oferta de Vladimir Putin de hacerle ruso; con la aparición de 100.000 apps en este año 2012 para los smartphones, que los españoles usan más
que nadie en Europa; y, para remate, con la sorprendente iniciativa de elevar
3’9 euros mensuales el salario mínimo en este país.
Pero, en el ínterin de
estas distracciones, ha perecido, no ya el Estado de bienestar, sino el Estado
como instrumento para aliviar sufrimientos a los más sufrientes, para
administrar Justicia a quien la necesite, para regular racionalmente un sistema
educativo y mantener funcionando las instituciones educativas necesarias. El
Estado no está, en suma, para servir de algo positivo al conjunto de la
población. El Estado se mantiene firme sencillamente para financiarse. Y
financiado, su función es repartir dolor,
especialmente a los funcionarios, que son los efectivos humanos del Estado,
pero, a la vez, sus peores enemigos. El Estado no está al servicio de la
sociedad, sino al revés y la sociedad es simplemente el territorio para la
actividad predatoria del Estado.
El Estado se prepara
para reducirse al mínimo, de modo que sólo conste de políticos profesionales, más
Notarios y de Registradores, acompañados por Abogados del Estado y Fiscales. Lo
demás se privatiza. Se privatiza la nacionalidad, se vende la condición de
residente, se privatizan nacimientos, bodas y bautizos, lo judicial se hace
administrativo y se lee al revés una Superley llamada Constitución: donde dice
“interdicción de la arbitrariedad”, debe leerse “promoción de la
arbitrariedad”; donde dice “jerarquía normativa” debe leerse “anarquía
normativa”; donde dice “regulación de las incompatibilidades” debe leerse: “eliminación
de las incompatibilidades”; donde dice “veinte” debe leerse “siete”; donde dice
“Jueces y Magistrados independientes” debe leerse “Jueces y Magistrados
eficientes, dependientes del Tribunal Supremo”; donde dice “gratuita” debe
leerse “onerosa”; donde dice “con sometimiento pleno a la ley y al Derecho”
(las administraciones, los gobiernos) debe leerse “sin sometimiento alguno a la
ley y al Derecho”; donde hay una negación debe leerse una afirmación (en vez de
“no estarán sujetos a mandato imperativo alguno” léase que “estarán sujetos…”)
y donde hay una afirmación (“los españoles son iguales ante la ley”) debe
leerse una negación (“los españoles no son iguales ante la ley”, ni son iguales
en nada).
La lógica ha
desaparecido o ha sido sustituida por lo que, en nuestro antiguo mundo,
considerábamos su opuesto o contrario: el absurdo. Una cosa puede ser y no ser a la vez. Las
partes pueden ser mayores que el todo, dos cosas iguales a una tercera son
plenamente desiguales entre sí, por ejemplo. Asimismo, en la geometría
euclidiana, la línea recta no es la distancia más corta entre dos puntos, los
triángulos escalenos pueden ser equiláteros, lo cuadrado puede ser redondo y el
ángulo recto hierve a los 45 grados.
El conocimiento no debe
fundamentar la acción; la verdad de las cosas es un estorbo global y la
democracia, una ilusión obsoleta; la apariencia es la realidad; la
imparcialidad y la objetividad son espejismos perturbadores del progreso. Las
castas han de robustecerse y consolidarse, en vez de ser eliminadas. Se debe
ser juez y parte: nada mejor que juzgar y decidir en causa propia.
El ignorante y el vago
deben ser ascendidos y el inteligente y el trabajador, degradados y,
finalmente, si no se enmiendan, castigados. El pobre debe ser empobrecido y el
rico ha de enriquecerse más. Apláudase la mentira, encómiese el engaño,
repruébese la compasión y la generosidad,
vitoréese la codicia habilidosa, despréciese la austeridad discreta.
La libertad era un
lujo, con malas estadísticas. Una sociedad de individuos libres y titulares de
derechos, algunos inalienables e indeclinables, era un sueño, un delirio
excesivo, foco de infecciosas pandemias de rebeldía. Las mujeres y los hombres
de este planeta debíamos ser decididamente controlados en los límites de un
aprisco sostenible y gobernable por los profesionales del poder. El poder, que
es único, tenía que mantenernos a buen recaudo, precisamente para seguir
recaudando.
Sí, el fin del mundo ya
ha sido. Hace tiempo. Nuestro mundo ha desaparecido y estamos en otro, muy
distinto. Y ya es hora de enterarse. Porque quienes se empeñen en aferrarse al
mundo extinguido serán multados, proscritos y, si fuere necesario, internados
en gulags psiquiátricos o condenados al ostracismo.
PERO LA NAVIDAD AÚN PERMANECE
Con todo, la Navidad
permanece tras del fin de aquel mundo. No han tenido tiempo de derogarla por
Decreto-Ley. Es un momento mágico en que van a seguir aflorando —están
aflorando ahora mismo— los tesoros de la naturaleza humana, tampoco enteramente
suprimida y totalmente cambiada: el amor al otro, el consuelo de la amistad y
de la familia, el sentimiento de la hermandad general, la compasión, la
necesidad del perdón que se pide y se otorga, el anhelo de grandes cosas, el
instinto de remediar generosamente las necesidades de quienes sufren más, la
pasión por que se dé a cada uno lo suyo. Para los creyentes, esta Navidad
intacta añade a todo eso la convicción, inexplicablemente inconmovible pese a
la prolongada agonía del mundo, de que hay un Dios, que quiso hacerse Niño y
sufrir lo indecible y que, a fin de cuentas, cuida paternalmente de cada uno de
nosotros.
A Él podemos decirle
que sabemos cómo, especialmente ahora en Navidad, está, como si dijéramos, bajando de las estrellas. Tu scendi dalle stelle. Así lo canta,
muy a modo suo, Lucio
Dalla: http://www.youtube.com/watch?v=6q4E2O6fB-4
Tu scendi dalle stelle, Tu bajas de las estrellas
O Re del cielo, Rey del Cielo
e vieni in una grotta y vienes en una gruta
al freddo e al gelo. (2 v.) al frío y al hielo.
O Re del cielo, Rey del Cielo
e vieni in una grotta y vienes en una gruta
al freddo e al gelo. (2 v.) al frío y al hielo.
O Bambino mio divino, O Niño mío divino
io ti vedo qui a tremar; te veo aquí temblar
o Dio beato ! ¡O Dios Santo,
Ah, quanto ti costò l'avermi amato! (2 v. ) ay, cuánto te costó haberme
amado!
io ti vedo qui a tremar; te veo aquí temblar
o Dio beato ! ¡O Dios Santo,
Ah, quanto ti costò l'avermi amato! (2 v. ) ay, cuánto te costó haberme
amado!
A te che sei del mondo A Ti, que eres
del mundo
il Creatore, el Creador,
mancano panni e fuoco, te faltó pan y calor
o mio Signore. (2 v.) O mi Señor.
Caro eletto pargoletto, Querido pequeño elegido
quanto questa povertà cuánto más esta pobreza
più m'innamora, me enamora
giacche per nostro amor tu soffri ancora. pues que por nuestro amor
sufres aún.
il Creatore, el Creador,
mancano panni e fuoco, te faltó pan y calor
o mio Signore. (2 v.) O mi Señor.
Caro eletto pargoletto, Querido pequeño elegido
quanto questa povertà cuánto más esta pobreza
più m'innamora, me enamora
giacche per nostro amor tu soffri ancora. pues que por nuestro amor
sufres aún.
Habrá, pues enseguida,
una noche plácida, que nadie nos puede arrebatar, una Notte Placida, como ésta del antiguo villancico italiano: http://www.youtube.com/watch?v=ptkL8MHn9xk
Y podremos quizá proponernos luchar por
un nuevo mundo.