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domingo, 24 de junio de 2012

¡VICENTE DEL BOSQUE, “FOR PRESIDENT”! EL BUEN SENTIDO, EL SENTIDO COMÚN, AL PODER



EL TRIUNFO DE LA NORMALIDAD SENCILLA Y SERENA FRENTE A TANTA TONTUNA MODENNA: GLAMOUR, LOOK, IMAGEN, TREND TOPIC


Hubiera escrito este breve post aunque la selección de fútbol de España hubiese perdido ayer frente a la de Francia. El desbarre de las dos últimas semanas contra el seleccionador Vicente del Bosque sólo es posible en un país de opinadores que, hasta en el fútbol, ofician de desbarrantes crónicos a imagen de esos neo-regeneracionistas abanderados del fatalismo hispánico, del irredentismo, de la autoflagelación sin pausa, del “me duele España” (y no sé por qué les duele con tanta persistencia, puesto que, según ellos mismos, “España no tiene arreglo”). La verdad es que yo, en este “blog” sin ir más lejos, he proporcionado muchos datos y argumentos no precisamente favorables al optimismo. Porque, en realidad, las cosas están muy mal y nuestros dirigentes no parecen capaces de arreglarlas mínimamente, de mejorarlas un poco (no pienso ahora sólo ni principalmente en la situación económica). Pero una cosa es decir las cosas como a uno le parece que son, después de haberlas estudiado y otra, muy distinta, abonarse al masoquismo y negar toda posibilidad de mejora. En tiempos difíciles, el humor, el talante de cada persona, su disposición a mejorar ella misma y a mejorar su pequeño o no tan pequeño entorno, son elementos decisivos, porque configuran el espíritu con que una sociedad entera afronta la adversidad y hay, también, a la postre, macroeconómicamente, una enorme diferencia entre una sociedad civil que sufre, pero lucha, y una sociedad civil definitivamente deprimida y derrotada. Me parece que hasta “los mercados” huelen el clima social y distinguen el aroma del empeño del mal olor de la derrota adelantada.

Precisamente es en los tiempos difíciles cuando destacan personas tan normales (de una normalidad excepcional, por desgracia) como el seleccionador nacional, D. Vicente del Bosque, que es capaz de afrontar con serenidad el desbarre inmotivado de muchos opinadores, de responder a las preguntas con modestia, realismo y buen sentido y de lanzar, con cierta frecuencia, los mensajes empapados de la sólida sensatez que tanto se necesita y tanto escasea. Vicente del Bosque fue expulsado del Real Madrid presidido por Florentino Pérez, el mago empresarial, ahora un poco perdido a falta de ladrillo, justo cuando Del Bosque había logrado los mejores resultados para su equipo. Y es que, para Pérez, con su cultivado aire de triunfador, de conseguidor, Del Bosque no encajaba con el "look" modenno, juvenil, dinámico y de “ejecutivo de película” que Pérez adjudicaba al Real Madrid, por mor de la imagen institucional, del marketing y del merchandising. Del Bosque, con su calva y su bigote y vestido con tendencia a lo gris, sin ropa de marca, tan hispánico él, parecía -y sigue pareciendo- el “buen padre de familia” del que habla el Código Civil. Y es que resulta que Del Bosque lo es.

Del Bosque es un señor, un señor que se viste por los pies, que nunca ha protagonizado una salida de tono, que no exagera ni publicita las bofetadas que le han dado en la vida, que no está obsesionado con la brillantez formal, que carece de interés en ser trend topic, que no envía mensajes por twitter y que no se cree infalible ni se autocataloga como importante. Rara, rarissima avis en la vida pública española.

Y se conoce que, con esas cualidades, con su quehacer sin estridencias, con su aversión a hacer frases y crearse minutitos de gloria, Del Bosque ha logrado ensamblar a un conjunto de estupendos jugadores, insuflarles sentido de la responsabilidad y del deber con su público, necesidad de aparcamiento de divismos e individualismos, necesidad de trabajo (eso que llaman “sudar la camiseta”, sí) e ilusión por afrontar, paso  a paso, la tarea que les corresponde, sin darse anticipadamente ni por vencidos ni por vencedores. Hemos visto desterrado el vedettismo y la vagancia. Parece que llevamos tiempo con un grupo de españoles muy distintos pero capaces de mantener, junto a la alegría, el sentido del trabajo en equipo y la concentración, sin perderla por la euforia precursora del descuido y sin venirse abajo ante la primera adversidad. ¡Aleluya!

Eso sólo lo logra una persona buena (o sea, una buena persona) y una persona sabia. Una persona con autoridad verdadera.

Estoy feliz por la victoria del fútbol de España sobre la selección de Francia (2-0). No es que me pareciese cuestión de vida o muerte. Es que los tontorrones de los guiñoles -con los que Del Bosque, como Nadal, rehusaron sabiamente enzarzarse- tendrán un cierto dolor de hígado, que se han ganado a pulso con un humor sin calidad y espantosamente chovinista. Y, además, esta victoria nos ha evitado más ataques malintencionados al ánimo colectivo de España, bastante maltrecho, pero que importa mucho, muchísimo, templar y fortalecer.

Frente a tantos insolventes cantamañanas, los "equipos de trabajo" de España, que son tantísimos y tan diversos, necesitan “Del Bosques”, personas buenas y sabias, sencillas, discretas, trabajadoras, que los dirijan. Personas como Del Bosque, aunque no sean calvos ni bigotudos ni vistan tan grisáceamente. Ya sé que Del Bosque nunca querría encabezar una lista electoral. Pero he titulado el post “¡DEL BOSQUE, FOR PRESIDENT! para llamar la atención sobre esto: es hora de que los españoles vean claro cómo han de ser sus dirigentes, cuáles son las virtudes (“las fortalezas”, como ahora dicen, frente a “las debilidades”), que verdaderamente funcionan. Es hora de arrumbar los prototipos o modelos erróneos, que, camelísticamente, toman tantas “debilidades” como si fuesen “fortalezas”. Del Bosque, el antihéroe, es un buen ejemplo de triunfador sin ínfulas, pero triunfador. Porque, pase lo que pase en la Eurocopa de fútbol, Del Bosque ha triunfado de verdad. Y su equipo de fútbol, también.

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