ES HORA DE QUE ESPAÑA SE INDEPENDICE DE CATALUÑA
(PERO POR EL PROCEDIMIENTO INVERSO)
(PERO POR EL PROCEDIMIENTO INVERSO)
Hace ya más de tres años, el martes, 14 de julio de 2009, planteé aquí
mismo, a propósito de de la financiación autonómica y Cataluña, ¿POR QUÉ NO PENSAR EN LA INDEPENDENCIA DE
CATALUNYA? (http://andresdelaoliva.blogspot.com.es/2009/07/el-modelo-de-financiacion-autonomica.html)
Decía entonces que la pregunta podía sonar extrema, radical e incluso
visceral (visceral no lo era en absoluto). No ha llovido mucho pero han pasado
muchas lunas desde entonces y ahora son legión aquéllos a los que el
interrogante ya no les asusta sino que, al contrario, les parece explicable y
razonable. Ocurre que los españoles que no somos anticatalanes en nada, como es
mi caso, hemos desayunado, comido y cenado tragando innumerables sapos y
sapitos servidos crudos por las autoridades de Cataluña, primero con CiU,
después con el PSC (Partido Socialista de Cataluña) y el
“tripartito” y después, sin pausa ni descanso, de nuevo con el gobierno de Convergencia
i Unió (CiU) y asociados. El dirigente de CiU y actual President de la Generalitat, el honorable Artur Mas y su Govern no tardaron mucho en descubrir
que sus predecesores les habían dejado económicamente in puribus naturalibus y además sin taparrabos y desacreditados, es
decir, inhabilitados para pedir crédito. Así que, pese a diversas iniciativas
propias, como la de unos llamados “bonos patrióticos” (hoy “bonos basura”), pidieron formalmente ayuda
al Gobierno de España.
[Inciso para no españoles: en España (Spain, Espagne, Spanien) no hay más que un Estado, el Estado español, en el que se integran las denominadas Comunidades Autónomas y los municipios. Cataluña (Catalonia) es una región constituida en Comunidad Autónoma con muy amplias competencias, pero no es un Estado (ni federado ni sin federar) y ni siquiera una Nación, según la Constitución Española recientemente interpretada por nuestro Tribunal Constitucional. Por supuesto, cualquiera es libre de llamar “nación” a la región e incluso al municipio o al barrio en que nació, en el que vive o ha vivido o en el que se asienta su equipo de fútbol preferido, pero se tratará o se trata de una realidad sentimental, no jurídico-política o político-jurídica.]
[Inciso para no españoles: en España (Spain, Espagne, Spanien) no hay más que un Estado, el Estado español, en el que se integran las denominadas Comunidades Autónomas y los municipios. Cataluña (Catalonia) es una región constituida en Comunidad Autónoma con muy amplias competencias, pero no es un Estado (ni federado ni sin federar) y ni siquiera una Nación, según la Constitución Española recientemente interpretada por nuestro Tribunal Constitucional. Por supuesto, cualquiera es libre de llamar “nación” a la región e incluso al municipio o al barrio en que nació, en el que vive o ha vivido o en el que se asienta su equipo de fútbol preferido, pero se tratará o se trata de una realidad sentimental, no jurídico-política o político-jurídica.]
La petición de ayuda monetaria del Govern
de Catalunya (Cataluña) al Gobierno de España ya fue tan absurdamente chulesca como la
actitud del tipo aquel de la historieta, que, desde el fondo del pozo al que se
había caído, gritaba: “¡tírame una soga y
te perdono la vida!”. Pero la cosa ha ido a más: han reclamado un pacto fiscal (un régimen
económico-financiero-presupuestario especial), perfectamente a sabiendas de
que, en estos momentos y durante cierto tiempo (más bien largo), dada la crisis
española y la del euro (más la mundial), no hay manera de hacer números y, por
supuesto, no es momento de nada que pueda incrementar el gasto público. Pero lo
más grande del caso es que el privilegiado cerebro del Artur Mas
no ha tenido otra ocurrencia que vincular sus
peticiones de ayuda económica urgente y de pacto fiscal a un apoyo
perfectamente visible y claramente institucional a la reivindicación de independencia.
En principio, CiU no era un partido independentista y sí, en cambio, Esquerra Republicana de Catalunya,
pero el día 11 de octubre de 2012 se ha producido en Barcelona una
gigantesca manifestación pro-independencia de Cataluña, apoyada
públicamente por el gobierno del Artur Mas.
Según me dicen fuentes fiables, muchísimos catalanes se han manifestado por la independencia porque están convencidos de
que sus problemas económicos específicos son culpa de “los españoles”. Es una mentira inventada y propagada por un equipo de Goebels redivivos. Un reputado
gurú económico nacionalista catalán, de nacionalidad USA y afincado en Columbia
University, ha arrojado más leña a ese fuego, porque aunque él no nos culpe
directamente a “los españoles”, ha sostenido la inviabilidad económica de
Cataluña dentro de España y, por el contrario, considera que, como Estado
independiente, Cataluña sería, no ya viable, sino un portento. El argumento
principal -no irrelevante ni indefendible, como verán- es el deterioro de “la
marca España”. Eso es lo que ha dicho Xavier Sala i Martín.
Hay, sí, como dice Mr. Sala-i-Martin, un deterioro de la “marca
España”, atribuible a unos cuantos españoles (sin excluir nacidos en Cataluña y
catalanoparlantes) y también a otros tantos no españoles. Pero una de dos: o Mr. Sala-i-Martin desconoce la historia
contemporánea de España y de Cataluña o cultiva con fantástico éxito una amnesia selectiva,
por completo contraria a cualquier rigor intelectual, como el que Mr. Sala
ha puesto en bastantes de sus trabajos. En castizo: ¿de qué habla este míster?
¿De una Cataluña con una marca
impecable? Yo no me voy a dedicar al “y tú más”. Pero sí a hacer notar que, sin
remontarnos a Strauss y Perl y al inefable Lerroux, hay muchos
datos contemporáneos que impugnan la comparación de Mr. Sala entre España
y Cataluña y la sitúan en el territorio del panfleto más insostenible. No
se ha escrito en España una novela como “La
ciudad de los prodigios”, de Eduardo Mendoza, en que se trate más
expresivamente la corrupción política y social, identitaria de una ciudad, que
es Barcelona. Mendoza retrata magistralmente la génesis de la
nueva Barcelona de la gran Diagonal, pero también la Barcelona contemporánea a la
novela, con empresarios-pistoleros y, por supuesto, sobornadores habituales. Difícilmente
ha habido en la España contemporánea una corrupción mayor, institucional
y empresarial, que la encarnada por De la Rosa, el abogado Piqué
y el Juez Estevill (peón del President
Pujol en Madrid, situado parlamentariamente por CiU en el CGPJ). ¿Ha
habido un caso de corrupción como el de la Delegación
de Hacienda de Barcelona? ¿Se ha olvidado Mr. Sala del aún humeante escándalo del Palau? ¿Se ha olvidado del caso "Banca Catalana", que, como dice un anónimo lector (por el anonimato no he publicado su comentario), le vino a costar a cada españolito unas 8.000 pesetas de 1984?
Pero, además de esos ejemplos, hay un hito histórico, que la corrupta política catalana, la más
corrupta y oligárquica de todas las políticas ibéricas, ha logrado hacer olvidar y que es
preciso traer a la memoria cuando el Artur Mas y los sucesores
del zampabollos de Esquerra, Carod-Rovira, sacan pecho, mienten sobre Cataluña y España y encima pretenden que España
les saque las castañas del fuego, porque, dicen -y hay demasiados bombardeados
por las televisiones públicas catalanas que lo creen-, que España, con la
que no quieren saber nada, les ha arruinado.
Recordemos. Parlament de Catalunya, 24 de
febrero de 2005: Pascual Maragall (PSC) era Presidente de la Generalitat. Artur Mas le dirige
una fuerte crítica personal. Maragall se levanta de su asiento y dice
simplemente: “Vostès tenen un problema i aquest problema es diu 3%”. (“Ustedes tienen un problema y ese problema se
llama tres por ciento”). Y Maragall se sienta: el silencio se corta.
Se ha roto violentamente, inesperadamente, l’omertà
sagrada e inquebrantable de la política catalana. Se ha hablado públicamente de
lo que todo el mundo sabía: las comisiones ilegales sistemáticas para toda
licencia, todo concurso, etc., durante años. El Parlament
se queda fulminado de estupefacción e incredulidad ante las palabras de Maragall. Artur Mas sólo acierta a responder,
con involuntaria sinceridad: “Vd. ha
perdido los papeles... (tres veces) Vd. ha
enviado la legislatura a hacer puñetas”. Naturalmente, Pascual Maragall
tiene que rectificar y lo hace escuetísimamente. Pero el momento es para revivirlo.
Véanlo, por favor: http://www.youtube.com/watch?v=-acv9Bzu48M&feature=related.
Después, fuera ya del parlamento, Mas amenaza a Maragall con
querellarse, Maragall se disculpa más aún y no hay querella, por
supuesto (tal vez por aquello de la exceptio
veritatis en las injurias y calumnias dirigidas a funcionarios y cargos
públicos y, sobre todo, porque lo de Maragall ha roto la más básica de
las reglas del juego de la política catalana y lo que importa, lo único que
importa, es restablecerla cuanto antes y que no se hable más).
Bien. Siendo así las cosas, ni el Sr. Rajoy
puede ponerse en nervioso en TVE diciendo que lo del independentismo catalán,
con millón y medio en las calles, es “algarabía”, ni el Sr. Rubalcaba puede
quedarse consternado, pero silente. El Sr. Rajoy tiene que decirle al
Sr. President de la Generalitat de Catalunya, el honorable Artur Mas,
que se ha acabado todo diálogo sobre el "pacto fiscal" y sobre ayudas económicas
para llegar a fin de mes y pagar las nóminas de la Generalitat. Se ha acabado
porque él, Mas, ha jugado con el Estado español en el peor de los
momentos y eso tiene que tener consecuencias. Primero puede decírselo en
privado, pero después nos debemos enterar todos. Si esto no ocurre, España no
tendría un Presidente del Gobierno de la Nación con el más elemental sentido de su cargo, de su ciudadanía y del respeto que merece el Gobierno y
el Estado y que merecemos los españoles, empezando por los que amamos, desde
hace muchos años, tantas cosas de nuestra querida Cataluña, pero que,
por propia estimación, por sentido de la justicia, por dignidad, ya no podemos
aceptar más falsos victimismos y más insultos institucionales. Se equivocará el
Sr. Rajoy si piensa que esta “algarabía” carece de importancia vista la
situación económica y comparada con ésta. Se equivocará si se hace el distraído
(una vez más). Puede hacerse el distraído, pero Mas, Merkel, Draghi,
Monti, Hollande y millones de ciudadanos podrán pensar que el
Gobierno de España está presidido por un monigote.
En cuanto al Sr. Rubalcaba, es el jefe del
primer partido de la oposición: ya no se puede esconder. Debemos saber cuál es,
de una vez por todas, la posición del PSOE en una hora seria para esta
Nación.
Pero luego, a mi entender, modesto y falible pero muy
meditado, habría de aprovechar el Partido Popular su amplia mayoría en
Congreso y Senado para ir preparando que los independentistas catalanes vean
colmados sus deseos, que, ahora, ya sin dudar, son los míos y los de muchísimos
españoles. Que se haga un referendum
y que Cataluña se vaya de España, puesto que los catalanes no la
quieren, sino que la explotan. Para amarrar el resultado, llegaría a recomendar que voten independencia todos los
catalanes-españoles que queden (bastantes, supongo). Yo no veo mayores
problemas en la independencia de Cataluña y los veo, a todas horas, en
el mantenimiento de este juego de tahures, de esta timba de tramposos en un
vertedero de basuras. Veo ventajas, bastantes ventajas a independizarnos de Cataluña
(por el procedimiento inverso, eso sí: que sean ellos los secesionistas y queden fuera de la UE) siempre, claro está, que los catalanes que
quieran seguir siendo españoles puedan serlo, con sus empresas.
Ya sé en qué va a consistir la crítica a esta
propuesta. En esto: “hombre, no te pongas así”. Pues no, posibles lectores
bienpensantes y amantes de la normalidad: yo no escribo esto en un pronto, sino con toda tranquilidad y
después de haber pensado mucho tiempo. Yo no me pongo duro. Nos han puesto en
una situación dura, que no cabe afrontar con cataplasmas convencionales. Nunca hay que precipitarse, pero sí es necesario tomar
decisiones. Y en situaciones extraordinarias, las decisiones muchas veces
también tendrán que ser extraordinarias. No hay que aturdirse ni alocarse ni
dar palos de ciego. Pero, si no estamos ciegos, entenderemos que es preciso,
que es inevitable arriesgarse. Ahora, en esta época, lo insensato es no tomar otras
decisiones que las que no impliquen riesgos. Eso es pura y simple parálisis,
putrefacción y muerte segura y sin dignidad.
España va a tener que cerrar filas para
recuperarse y rehacerse económica y socialmente. Ése es un gran motivo más para
no albergar a quienes no quieran ser españoles.
Es el momento de ejercitar una acción de jactancia: que definan lo que quieren en referendum, y que acepten (y aceptaremos) el resultado con todas sus consecuencias, esto es, sí el resultado es positivo para la independencia, que se vayan, pero si el resultado es negativo, y resulta que sí es la algarabía de unos cuantos, por numerosos que sean, que esos cuantos se callen para siempre, o por lo menos durante los próximos 30 ó 40 años.
ResponderEliminarMuchos, que llevamos la práctica totalidad de nuestras vidas asistiendo a sus quejas y reivindicaciones permanentes nunca satisfechas, lo agradeceremos.
Buena idea la de la "acción de jactancia", pero, lamentablemente, en Escocia y en Quebec, si no me equivoco, los "referenda" se han repetido. Y se repetirán.
ResponderEliminarPerdón, quiero añadir un inciso.
ResponderEliminarLa independencia, al menos como se entiende civilmente, se da cuando un hijo decide irse de casa, pero es eso, dejar el piso vacío y no echar a los padres del mismo.
Por otro lado ¿Qué referendum? ¿Si en Tarragona sale un 55% que quieren ser españoles tengo que abandonar a mis conciudadanos o se tienen que ir de allí? ¿Y si Gerona, por poner un ejemplo sale mayoría española y en el resto no nos dejamos un islote rodeado de furiosos paquistaníes enarbolando la bandera catalana (porque sí, hay varias imágenes distintas de paquistaníes o hindúes en esa manifestación)? Yo digo no a esa traición y de hecho digo no a la Constitución en la que, por no haber nacido, ni pude votar ni me pude expresar sobre si estado central o autonómico o federal, o corona o república, o TC o sin TC etc etc. Saludos de un fiscal que adora este blog, pese a las cosas no siempre amables que se dicen de mi santa casa, sin perjuicio de que muchas las comparto plenamente.
No puedo estar más de acuerdo con el profesor De la Oliva. Yo quiero independizarme de Cataluña, que ya está bien de que siempre estén llorando del daño que les hace España. Pues nada, ellos mismos.
ResponderEliminar¿Y qué le dijeron sus colegas de Gerona, el día 14? Porque la orientacion talib está allí muy viva.
ResponderEliminarDe otro lado, habrá que articular la independencia del valle de Arán, como mínimo (lego vendrán zonas de Tarragona).
Sr. Carrillo Pozo: ¡me asombra el marcaje! Pero le responderé: del blog no me dijeron nada (seguramente no lo leen o, al menos, no habían leido esta entrada). Del tema, los compañeros de tribunal no radicados en Girona se mostraron, de pasada, en la comida posterior, muy poco conformes con Artur Mas. Por lo demás, la estancia, muy agradable.
ResponderEliminarSí. El referendum podría hacerse por valles y por veguerías también, pero si no me encargan estudiarlo, no voy a dedicar más tiempo (no "de gratis", al menos). Saludos.
LO QUE MÁS APRECIO DE SU COMENTARIO (DEL QUE APRECIO TODO) ES LO QUE SE REFIERE A LA ACTIUD QUE NUESTRO GOBIERNO DEBE TOMAR. ESTO DEBE TENER UN GRAVE E INMEDIATO COSTE: EL PRIMERO QUE SE PUEDA INFLINGIR. AUNQUE COMPORTE UN DAÑO PROPIO. DECÍA MENENDEZ PIDAL QUE LOS RR.CC.FERNANDO E ISABEL NO HABÍAN LLEVADO A CABO UNA POLÍTICA CON LOS NOBLES DISTINTA A LA DE ENRIQUE IV, UNICAMENTE HABÍAN PUESTO SANGRE DONDE ESTE HABÍA MOSTRADO DEBILIDAD. DEBILIDAD, FORTALEZA... ESAS SON LAS PALABRAS PARA EL MOMENTO PRESENTE
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