ME EQUIVOCO Y RECTIFICO: LA REALIDAD HA VUELTO
Mientras tanto y con la que está cayendo, Montilla, Mas y el “Parlament”, jugando a casitas…o promoviendo la insurrección contra la Constitución Española. Con la ayuda expresa del “Gobierno de España”.
[Nota previa para lectores no españoles: “se acabó lo que se daba” es una curiosa expresión o frase hecha muy utilizada en España y en al menos buena parte de la América de habla española. Literalmente significaría el agotamiento de algo que se venía dando, pero coloquialmente se puede traducir por “final”, aunque no siempre absoluto. Puede ser el final del verano, de un partido de fútbol o una Olimpiada, de un viaje estupendo o del disfrute de una beca Erasmus en Italia.]
A veces, la realidad es tan real, tan terca y tan cercana, que acaba sobresaliendo por encima de cualquier masa de banalidad, por colosal que sea. A veces, la realidad logra alzarse sobre las cataratas de propaganda y las apoteosis circenses. Acaba de ocurrir aquí, en España. En dos días, se ha comprobado que hay algo más que Garzón en España. Rectifico con gusto, con verdadero placer, la entrada o “post” inmediatamente anterior, aunque los motivos de mi equivocación no sean precisamente alegres.
Ni las “calificadoras” (Moody’s, Standard & Poor's, etc.) ni las Bolsas me producen entusiasmo alguno (tampoco me entusiasman, por supuesto, las grandes firmas auditoras, a las que el PSOE no quiere controlar, pese a Bruselas, de manera que seguirán auditando a quien a la vez les compra asesoramiento y quién sabe si papel y “tonner”), pero, a causa de ellas, la certeza de la super-crisis económica se ha adueñado de nuevo de la opinión pública española. Entre la rebaja de la fiabilidad económica (hemos pasado de AAA, máximo, en el 2009 a AA el 28 de abril de 2010, pasando por AA+), la fuerte caída bursátil y el nuevo dato negativo del paro, la sensación de un estado de cosas muy grave recorre y sacude en estos momentos el ambiente nacional. No hay quien lo disimule, lo maquille o lo disfrace. No hay distracción que valga (aunque no es descartable que vuelva). Y eso es así, aunque a los españoles, por fortuna, se nos dé bastante bien poner al mal tiempo buena cara y aunque no aumente el número de suicidios, que tienen sus propias y distintas causas, que no suelen ser macroeconómicos y ni siquiera microeconómicas, sino más bien personalísimas e invisibles.
A la vez, resulta indisimulable que no existe un “Gobierno de España” más que en el Boletín Oficial del Estado y en ciertas nóminas y gastos de representación. Dos hechos tragicómicos: el Presidente Zapatero se atrevió anteayer a declarar que la tasa de paro había “tocado techo” y que comenzaría a bajar desde este mes de abril de 2010 (lo del 2010 no sé de cierto si lo precisó, pero así lo interpretó todo el mundo). Pues bien: como en casi todas las ocasiones en que Z. formula predicciones, a las 24 horas la situación económica española era degradada por Standard & Poor’s y, casi a la vez que la profecía, se filtraba de modo fiable que llegábamos al 20 % de paro. Decididamente, Zapatero debería callarse, porque cuando habla tumba a los candidatos que prefiere, estallan bombas que matan o las bolsas se desploman.
El segundo hecho es que, el 28 de abril de 2010, la Vicepresidenta segunda, la Sra. Salgado, se ha quedado en blanco en plena sesión de control (así se llaman) en el Congreso. Cuando la Sra. Salgado repasaba los buenos datos que, a su juicio, ha obtenido la economía en los últimos meses, se quedó atascada: «Los datos están mejorando, nuestras exportaciones crecen, nuestro consumo de energía sube, nuestra... nuestra...». La cosa es pura anécdota: quedarse en blanco sucede por cansancio, por falta de sueño o porque sí. También porque uno se vea definitivamente desbordado. En todo caso, no me negarán que este “quedarse en blanco” es todo un símbolo.
No somos Grecia. Cierto. Hay diferencias. Sí. Lean, lo recomiendo (porque se entiende casi todo y parece acertado, aunque, como es normal, en algún punto quepa discrepar), la comparación de Álvaro Anchuelo que encontrarán, con muchos datos, en este enlace:
http://www.cotizalia.com/hablando-claro/estan-finanzas-publicas-espanolas-griegas-20100428.html
El caso es, no ya que andamos mal en lo económico (e igualmente mal, por cierto, en lo social), sino que se nos acabado “lo que se daba” aún, es decir, el crédito internacional. Y eso, amigos, es sencillamente terrible. Es probable que “vengan a por nosotros”. Sí, en la vida económica hay conspiraciones, confabulaciones, concertaciones y coincidencia de sensaciones. Conspirar es lo que han hecho Goldman Sachs y otra entidad (Paulson & Co) (las dos con más que agarraderas en la Casa Blanca) para ganar miles de millones con las “hipotecas basura” convertidas en títulos (basura) y vendidas en todo el mundo. Sólo necesitaron estar informados en su momento de la realidad de la basura. Varios Ministros de este “Gobierno de España” hablaron, hace ya tiempo, de conspiraciones o persecuciones o conjuras. Pues cabe que se den. Pero es seguro que este Gobierno no ha hecho absolutamente nada a fin de no darles pretextos y no brindarles argumentos objetivos para que, llegados al cierto punto al que hemos llegado, decidan que es la hora de liquidar cuentas con España.
Con más razón que Z. y la Sra. Salgado para ver “indicadores” de recuperación, puedo presentar indicadores de la debilidad nuestra, aprovechable por gente que no milita precisamente en organizaciones de beneficencia. El asunto es bastante sencillo: la empresa X puede deber bastante dinero, pero si su facturación es buena, sus productos son apreciados en el mercado, sus cuentas están en orden y se aprecia que está bien gestionada, Bancos y Cajas no se preocuparán: se alegrarán, porque todo les indica que X está en condiciones de devolver lo que se le ha prestado con sus intereses y, de hecho, va pagando. Es muy probable incluso, casi seguro, que estén bien dispuestos a prestar más dinero a X.
Conforme a los mismos criterios, si un acreedor de España ve que la producción española no es buena, que el PIB tiende a decrecer en vez de crecer (recesión), que el paro (que hay que paliar con prestaciones de desempleo: mucho dinero) sigue creciendo y que, pese a todo eso, España continúa endeudándose y cada vez tiene que gastar más aunque ingrese menos, ¿no tiene ese acreedor de España (o el que pensaba invertir) motivos sobrados para pensar “hasta aquí hemos llegado” o “se acabó lo que se daba”? Pues eso es lo que nos ocurre, porque no importa el volumen de lo que debemos sino la capacidad de devolver lo que debemos, capacidad que se valorará conforme a factores razonables. Por ejemplo: producción, productividad, austeridad en los gastos, seriedad en el empleo de recursos escasos, credibilidad de los dirigentes. Alemania puede deber más que nosotros, pero su capacidad de devolver lo que debe es incomparablemente mayor que la nuestra, porque es muy distinta la fortaleza económica real de Alemania y de España (y son distintas también las debilidades respectivas).
Con más razón que Z. y la Sra. Salgado para ver “indicadores” de recuperación, puedo presentar indicadores de la debilidad nuestra, aprovechable por gente que no milita precisamente en organizaciones de beneficencia. El asunto es bastante sencillo: la empresa X puede deber bastante dinero, pero si su facturación es buena, sus productos son apreciados en el mercado, sus cuentas están en orden y se aprecia que está bien gestionada, Bancos y Cajas no se preocuparán: se alegrarán, porque todo les indica que X está en condiciones de devolver lo que se le ha prestado con sus intereses y, de hecho, va pagando. Es muy probable incluso, casi seguro, que estén bien dispuestos a prestar más dinero a X.
Conforme a los mismos criterios, si un acreedor de España ve que la producción española no es buena, que el PIB tiende a decrecer en vez de crecer (recesión), que el paro (que hay que paliar con prestaciones de desempleo: mucho dinero) sigue creciendo y que, pese a todo eso, España continúa endeudándose y cada vez tiene que gastar más aunque ingrese menos, ¿no tiene ese acreedor de España (o el que pensaba invertir) motivos sobrados para pensar “hasta aquí hemos llegado” o “se acabó lo que se daba”? Pues eso es lo que nos ocurre, porque no importa el volumen de lo que debemos sino la capacidad de devolver lo que debemos, capacidad que se valorará conforme a factores razonables. Por ejemplo: producción, productividad, austeridad en los gastos, seriedad en el empleo de recursos escasos, credibilidad de los dirigentes. Alemania puede deber más que nosotros, pero su capacidad de devolver lo que debe es incomparablemente mayor que la nuestra, porque es muy distinta la fortaleza económica real de Alemania y de España (y son distintas también las debilidades respectivas).
Dicho lo anterior, volvamos al suceso que ha servido de sirena de alarma. Ya dijo Zapatero de las “calificadoras” que eran “oráculos” y les acusó de carecer de capacidad de anticipación de las crisis (cosa que, o mucho me equivoco, no es su función). Ahora, alguien, desde el inaprehensible y volátil “Gobierno de España”, ha tenido la ocurrencia de recordar que Lehman Brothers tenía la máxima calificación cuando quebró. Mala ocurrencia comparativa: ante todo y sobre todo, porque Lehman Brothers eran estafadores y resulta evidente que a quien quiere ganar respetabilidad no le conviene compararse con estafadores. Además, cualquiera podría replicar: “pues si ellos con la máxima nota quebraron, ¿qué nos puede ocurrir a nosotros?”.
¿Recuerdan que allá por el 12 de febrero escribí aquí sobre el “plan de austeridad” o “ajuste” (pinchen en “déficit público”)? Me aposté simbólicamente tres Terabytes (es decir, 3072 Gigabytes, porque cada Tera son 1024 Gb) a que en dos meses se haría público un plan semejante. Pues estén atentos al Consejo de Ministros del próximo viernes, 30 de abril de 2010. La Vicepresidenta De la Vega ha dicho que “hacemos bien los deberes”. Algunos llevará.
Pero, para terminar por hoy, no debe faltar el toque esperpéntico. Montilla, el “President” de Catalunya, lleva días de frenéticos esfuerzos en pos de un propósito de apariencia surrealista: que el Tribunal Constitucional se declare incompetente en materia de “Estatut” catalán (el TC, por cierto, ya se declaró competente: su competencia es cosa juzgada, res iudicata). Y parece que, con la ayuda de Artur Mas, el líder convergente, el “Parlament” de Catalunya va a votar una acción en ese sentido. Con nuestro Derecho vigente en la mano, eso es tan relevante jurídicamente como si una treintena de paisanos, fumadores soberanos, pedimos que el Congreso de los Diputados se declare incompetente para considerar el cambio de la ley antitabaco que pretende Dña. Trinidad Jiménez o el cierre de chiringuitos playeros que se propone la Sra. Salgado. Pero si se toma en serio (y hay que hacerlo, por si acaso) lo de estos próceres catalanes, podría ser una insurrección institucional del Parlamento Catalán contra la Constitución vigente y contra todo lo que en ella se establece que no le guste a ese Parlamento. El Sr. Caamaño, Ministro de Justicia del “Gobierno de España”, que, con gran acierto y para general satisfacción, llevaba una temporada calladito, ha reaparecido, como nacionalista radical que es, para afirmar que considera plenamente legítima la ocurrencia. Sí, legítima, legítima, puede ser, pero habría que aclarar que tanto como las de Pompoff y Teddy, del antiguo Circo Price. Por su parte, el Presidente del mismo “Gobierno de España” acaba de decir, aunque sin mucho eco, que no se arrepiente de su postura sobre el “Estatut de Catalunya”. ¿Qué credibilidad pueden tener, en el exterior, este Presidente Rodríguez Zapatero y su fantasmagórico "Gobierno"? Ni Erdogan, ni Chávez, ni Raúl Castro, ni Evo Morales, ni Correa se la conceden ya.