martes, 24 de julio de 2012

UN MAGISTRADO SIN ESCRÚPULOS, A LA CÁRCEL DE PAPEL



VEINTIÚN PÁGINAS SEGUIDAS DE UN BUEN LIBRO PLAGIADAS, FUSILADAS, EN UNA SENTENCIA


De 1941 a 1978 existió en España una revista humorística titulada “La Codorniz”, que se presentaba como “la revista más audaz para el lector más inteligente”. La fundó nada menos que Miguel Mihura, aunque su director más prolongado fue Álvaro de la Iglesia. La revista tuvo tanta importancia durante varias décadas que existen auténticas leyendas, sin base en la realidad, pero que casi todos dan por buenas (así, la de una portada, que nunca existió, con la siguiente ecuación: “Bombín es a bombón, lo que cojín es a X y nos importan tres X que nos cierren la edición”, lo que, obviamente, aludía a las dificultades con la censura franquista). Pero lo que sí tenía “La Codorniz” eran dos divertidas secciones tituladas “La cárcel de papel” y “La comisaría de papel”, que servían para dar a conocer textos merecedores de cárcel literaria, tras condena redactada con imitación guasona del estilo forense o, en tono menor, de diligencias policiales (“comisaría”). Traigo esto al recuerdo, porque hoy, sin guasa ni chanza, voy a enviar a una cárcel de este blog a un plagiario, Magistrado en ejercicio.

El que plagia es, a la vez, ladrón e impostor. Ladrón, porque viene a arrancar unas líneas o páginas de la obra a la que pertenecen y se apodera de ellas, se apropia de lo ajeno con una acción que equivale a ejercer fuerza en las cosas, puesto que aquello de lo que se apodera no estaba abandonado encima de una mesa (de bar o de biblioteca). No es un descuidero, sino un ladrón. Y es  impostor, porque suplanta al autor verdadero y se presenta él como si lo plagiado fuese el fruto de su trabajo. Ya he dedicado al plagio una contundente “entrada” en este blog, el 3 de marzo de 2011: «EL PLAGIO, PECADO MORTAL EN LA COMUNIDAD CIENTÍFICA», que subtitulé «“EJEMPLO ALEMAN Y “CONTRAEJEMPLO” ESPAÑOL: UNO TIENE QUE DIMITIR COMO MINISTRO; OTRO LOGRA SER CATEDRÁTICO» (v. http://andresdelaoliva.blogspot.com.es/2011/03/el-plagio-pecado-mortal-en-la-comunidad.html)

Hoy no comentaré ninguna noticia, sino que se la suministraré a Vds. Comunico a los lectores de este “blog” el plagio sin paliativos cometido por un Magistrado en la Sentencia (S) nº 166/2006, de 1 de marzo de 2006, de la Audiencia Provincial de Madrid (AP) (Sección 10ª). Es sabido que de las sentencias dictadas por un tribunal colegiado, como es el caso, no es responsable sólo el ponente, sino todos los integrantes del tribunal, salvo voto particular discrepante. Pero el ponente es el responsable directo del texto de la sentencia y, en caso de que plagie, los demás Magistrados (dos, en este caso) no tienen por qué saber que el texto que ese ponente les presenta  como fundamento de la sentencia ha sido plagiado, copiado tal cual, fusilado, sin cita explícita ni implícita. Por eso, ante la citada Sentencia 166/2006, entiendo que el plagio debe atribuirse al Ponente, ÁNGEL VICENTE ILLESCAS RUS y no a José González Olleros ni a Ana María Olalla Camarero, que con Illescas formaron la Sala de Justicia, pero que no consta que conociesen de dónde había extraído Illescas una parte -y no pequeña- de la ponencia aprobada por unanimidad.

Illescas Rus ha tenido la mala suerte de que su plagio -que, como pronto verán, es grande y burdo- no pasase indefinidamente inadvertido, como podría haber ocurrido, dada la enorme cantidad de resoluciones judiciales que se publican, de un modo u otro, pero que no son leídas y, sobre todo, no son leídas por quienes pueden advertir el robo de la propiedad intelectual y la impostura de quien se presenta como autor. En cambio, la comunidad jurídica (jueces, abogados y profesores universitarios) ha tenido la buena suerte de que este plagio sea conocido. Es buena suerte o fortuna porque el descubrimiento del plagio permite dar a cada uno lo suyo, es decir, hacer justicia. Es una justicia incompleta, porque el plagiario, como verán, queda sin condena, pero, al menos, se deja claro de quién es un texto y quién se lo ha apropiado. Se establece la verdad de las cosas y se puede restaurar la propiedad intelectual.

Me parece que les interesará saber cómo se ha descubierto el plagio. La Sentencia núm. 411/2010, de 28 de junio (RJ 2010/5417: estas letras y números son, para los juristas, un indicativo de fuente y un modo de localización rápida), de la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo, de la que fue ponente Xiol Ríos, trata varios temas interesantes, uno de ellos estrictamente procesal, que me interesaba repasar días atrás. Si la sentencia se imprime desde la base de datos referenciada (ARANZADI-THOMSON REUTERS) consta de 58 folios de muy apretado texto. Es una mega-sentencia, en la que los “antecedentes de hecho” ocupan 52 folios de los 58 folios. Lejos de mí restar importancia a los antecedentes: por el contrario, son imprescindibles para entender y valorar los fundamentos jurídicos y lo que, en razón de ambos elementos, es la parte dispositiva o “fallo” de la sentencia. En este caso, sin embargo, me parece que por la facilidad del “copia y pega”, estamos ante una sentencia desproporcionada, como un individuo que midiese 2 metros y 16 centímetros, correspondiendo los 2 metros, contados desde los pies, a las piernas y los restantes 16 centímetros a cintura, tronco, cuello y cabeza.

Pacientemente, pues, había que abordar la lectura de la STS1ª 411/2010, de 28 de junio. Los “antecedentes de hecho” primero y segundo (págs. 1 a 7) dan cuenta de la sentencia de primera instancia, dictada por un Juzgado de Madrid. El “antecedente de hecho” tercero (pág. 7) reproduce el “fallo” de la sentencia de segunda instancia, cabalmente la dictada por la Sección 10ª de la AP de Madrid, de 1 de marzo de 2006. Y en la misma página 7 comienza el “antecedente de hecho” cuarto, que consiste en reproducir literalmente, uno detrás de otro, los “fundamentos jurídicos” (veinte, nada menos) de la SAP de 1 de marzo de 2006, lo que ocupa hasta el comienzo de la página 45, es decir 38 páginas.

Al llegar a la página 25 de la STS 411/2010 y comenzar a leer el “fundamento jurídico” duodécimo de la SAP, a uno, al cabo de unos cuantos párrafos, la mosca se le sitúa detrás de la oreja o rings a bell. “Esto me suena mucho”. Y cuando se sigue leyendo, el sonido aumenta. Y, tras varias pesquisas, se descubre el pastel. Resulta, finalmente, que, desde comienzos de la pág. 25 hasta el final de la pág. 37 (trece páginas enteras) todo lo que Illescas Rus hace decir a la Audiencia Provincial de Madrid en su Sentencia 166/2006, de 1 de marzo, está copiado (páginas enteras al pie de la letra o con ligerísimas adaptaciones en los comienzos de algunas frases (antes de una cita literal mía, que reproduce, soy sustituido por “algún autor” y GUASP, por “otro sector”), del libro “La concurrencia de responsabilidad contractual y extracontractual”, subtitulado “Tratamiento sustantivo y procesal, Ed. Centro de Estudios Ramón Areces, S.A., Madrid, 1992, 307 págs.  Se copian, una tras otra, concretamente, las págs. 209 a 230 del libro.

De esa obra son autores Santiago CABANILLAS MÚGICA e Isabel TAPIA FERNÁNDEZ, que entonces (en 1992) eran Profesores Titulares de Derecho Civil y de Derecho Procesal, respectivamente, en la Universidad de las Islas Baleares (Mallorca) y que son, desde hace bastantes años, Catedráticos de esas dos materias en la citada Universidad. Prologué en su día, muy brevemente, este libro y de ahí que me pudiesen sonar tantos párrafos. Se trata de una obra con dos partes: de la primera es autor CABANILLAS MÚGICA y de la segunda, TAPIA FERNÁNDEZ. Es de esta segunda parte de la que Illescas Rus plagia: el Magistrado se apropia de 21 páginas escritas por TAPIA FERNÁNDEZ, incluida alguna nota a pie de página (la 137 del libro, en concreto), que Illescas Rus incorpora también al texto de la sentencia. En total, el plagio le “resuelve” nada menos que los “fundamentos jurídicos” duodécimo a decimoctavo, inclusive, de la sentencia.

El plagio sólo es aliñado con las pequeñas modificaciones que he indicado, pero, en todo lo demás, es absoluto, despiadado. No falta alguna curiosidad, como es que en la pág. 32 in fine, Illescas haga decir a la SAP 166/2006 que “esta ha sido la idea recogida en la reciente sentencia de 26 de septiembre de 1989”, frase exactamente igual a la que aparece en la pág. 221 del libro. Cuando el libro se escribe e incluso cuando se publica, en 1992, una sentencia de septiembre de 1989 se podía considerar “reciente”. En cambio, en el año 2006, una sentencia de 1989 ya tiene 17 años “de edad” y no tiene nada de “reciente”. Pero este tipo de “detalles” es, por si alguien se atreviese a negarlo, indicador decisivo de la realidad pura y dura de un plagio como el perpetrado por Illescas Rus. Copia una parte del trabajo de TAPIA FERNÁNDEZ, que precisamente constituye una perfecta exposición de una jurisprudencia prolija y confusa, compuesta por centenares de sentencias, todas ellas analizadas con sumo rigor. La verdadera autora invirtió, a buen seguro, una gran cantidad de horas de trabajo sólo en esa parte de su obra. El plagiario aparece al exterior como autor de una extensa sentencia (en la versión impresa desde http://vlex.es/, que no separa los párrafos en punto y aparte, consta de 30 págs.) en la que se pueden leer dos exposiciones sintéticas excelentes: la de la vacilante jurisprudencia y la de dos posiciones doctrinales divergentes sobre cuestión procesal de mucha importancia. “¡Qué sentencia tan sólida y erudita ha escrito Illescas Rus!”, podrían decir o habrán dicho algunos. Pues miren, no: en su parte más difícil, el ponente Illescas Rus ha plagiado sin el menor escrúpulo.

Sin duda, Illescas Rus podía hacer uso de la obra de TAPIA FERNÁNDEZ: se lo hubiésemos alabado, por su acierto al elegir una síntesis de altísima calidad. Pero no ha hecho uso de la obra ajena, ni siquiera a base de reproducir simplemente un texto entre comillas, sin cita expresa del autor (como algunos lo hacen, porque piensan que en una sentencia no debe haber cita de autores con sus nombres, criterio que no comparto: si al tribunal le parece adecuado lo que otro dice y lo reproduce, que diga quién lo dice). En la misma línea de disimular la autoría concreta, tampoco ha procurado dejar claro, mediante expresiones muy frecuentes (“como atinadamente ha dicho algún autor…” o similares), que lo que decía era de ajena cosecha. Nada de eso: fuera comillas, salvo lo que ya venía entrecomillado por TAPIA FERNÁNDEZ, y máximo disimulo del uso de lo ajeno, por la vía de robarlo y presentarlo como propio.

Se preguntarán Vds. por qué saco a la luz este plagio, en vez de utilizar vías jurídicas. Pues porque ante la pública mangancia no hay que aguantarse siempre ni siempre conviene dar la callada por respuesta, en primer lugar. A base de tolerancia, las tropelías no cesan. Y, en segundo lugar,  porque las vías jurídicas son muy escasas. Un plagio sin ánimo de lucro no es delito (vean los arts. 270-272 del Código Penal vigente) y que un juez plagie no es una conducta constitutiva de falta, disciplinariamente sancionable (vean cómo no encaja el plagio en los arts. 417, 418 y 419 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, donde se enumeran, respectivamente, las faltas muy graves, graves y leves). Veo teóricamente posible un proceso civil, pero, por coste y tiempo, lo teórico se convierte en impracticable.

Por evidentes dificultades de tiempo y espacio, me abstengo de colocar a doble columna las páginas del libro y las de la Sentencia de la AP de Madrid, 166/2006, de 1 de marzo. Pero la sentencia, directamente o por su reproducción en la del Tribunal Supremo, es fácilmente accesible mediante distintas bases de datos y el libro aún se puede adquirir y, desde luego, encontrar en cualquier biblioteca jurídica decente.

Por todo lo expuesto, en nombre de la decencia y para defensa de la propiedad intelectual, se debe devolver y se devuelve a su autora, la Profª. Dra. Dña. Isabel Tapia Fernández, Catedrático de Derecho Procesal de la Universidad de las Islas Baleares, la plena y exclusiva propiedad de las páginas 209 a 230 del libro antes referenciado. Se condena al Magistrado plagiario a escribir cien veces “no me apropiaré nunca más de lo ajeno, ni siquiera para redactar sentencias”.

viernes, 20 de julio de 2012

EL “CÍRCULO INFERNAL” PARA INTERVENIR Y COMPRAR ESPAÑA (y II)



PROTESTAS ARCHI-JUSTIFICADAS PERO INOPORTUNAS PARA EVITAR LA INTERVENCIÓN


Como el actual Gobierno español, que relevó a sus nefastos predecesores con modales versallescos y absurdos discursos laudatorios, no tenía cabal idea de lo que se iba a encontrar (en buena medida, por pereza gravemente culpable de la “cúpula” del Partido Popular), transmitió a los ciudadanos una prolongación de su, llamémosle así, discurso electoral: “esto lo arreglamos nosotros en un pis pas”. Craso error doble, que, en cuanto levantaron un pico del mantel del festín previo, no enmendaron adecuadamente, porque, al contrario, subieron el IRPF con una explicación del todo insuficiente, como era una concreta cifra de desfase del déficit. La más ajada retórica política, que, al parecer, consideraban suficiente dada su mayoría absoluta, se empleó en lugar de explicaciones completas y bien documentadas. A quienes sabían hasta qué extremos la situación económica era gravísima y sabían incluso el gran pufo interno del sistema bancario, no se les encargó contar a la población la realidad en “prime time”, como aquí pedimos una y otra vez, sino que se les puso a bregar con la Comisión Europea y “los mercados” a golpe de ocurrencias para salir de los constantes apuros, ganar unos días y afrontar subastas de deuda pública para ir sacando unos dinerillos. Hubo unas torpes dosis de chulería en la relación con el Eurogrupo y fue muy relevante la penosa gestión de BANKIA, que aquí quizá fuimos de los primeros en criticar. Y así hemos llegado, tras los “irremediables” pero pésimos “recortes” y “ajustes” de la semana pasada, a la situación descrita en la primera parte de este “post” o entrada. Hemos llegado al borde de la suspensión de pagos y del rescate e intervención como país (se hablaba en el “post” anterior de un inasequible 4’5 % de interés de los bonos a dos años; el 19 de julio de 2012 se han tenido que colocar esos bonos al 5’2%).

Cuando el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, habló de la necesidad de recaudar para poder pagar las nóminas -cosa señalada expresamente en “EL CIRCULO INFERNAL... (I)- no supo reprimir un dato sincero para ofrecer un argumento y muchos comentaristas hispanos dijeron que había hecho subir la prima de riesgo. Dudo mucho de que, a estas alturas, esa subida se debiese a una  explicación de Montoro, no del todo bien narrada por “los medios”. La situación era la que era antes de la frase de Montoro y no resultaba precisamente desconocida para los mercados. ¿Qué ha sucedido en España del domingo 15 de julio de 2012 hasta hoy? En términos de “show” para espectadores foráneos (y es de fuera de donde esperamos unos dineros que eviten la intervención de España y, sobre todo, su ruina, quizá no declarada, pero en avanzado curso de realización), han sido varios los sucesos llamativos: la protesta social se ha hecho visible todos los días, por los cortes de tráfico en Madrid debidos a la movilización de algunos centenares de funcionarios, más las manifestaciones de la tarde-noche del 19 de julio; los jueces y otros profesionales de la Justicia han aparecido unidos para formular duras críticas y casi inéditas protestas y ha sucedido también -esto es, pienso, de la mayor importancia- que bastantes Comunidades Autónomas (CC.AA.), incluso gobernadas por el Partido Popular -el del Presidente Rajoy- han rechazado públicamente su parte en “ajustes” y “recortes”. Por añadidura, el PSOE y otras fuerzas políticas han mostrado la realidad de una clase política dividida, con toda la oposición actuando como si los problemas de España fuesen sólo cosa del Gobierno y del partido político gobernante.

Así, hay que pensar que habrá empeorado considerablemente la impresión que causa al espectador de fuera la situación de España. Es decir, se ha puesto mucho más difícil que recursos ajenos, europeos y extraeuropeos, fluyan a España, porque la confianza en ella ha disminuido aún más. Aquí hemos sido y seguimos siendo muy críticos con el Gobierno y el PP, pero tanta crítica o más aún merece la oposición y el resto de la clase política, porque, sin trabajar apenas (con algunas excepciones) y sin altura de miras, se han dedicado a jugar a la contra, en un momento en que eso era y sigue siendo, inevitablemente, jugar a la contra de España como país.

Las protestas sociales nunca han sido tan justificadas, pero quizá nunca hayan sido, a  la vez, tan inoportunas e incluso contraproducentes. Esta inoportunidad, sin embargo, encuentra excusa por la falta de explicación oficial previa de la gravedad de la situación. No se puede pedir a los ciudadanos que se aguanten la indignación para no empeorar las cosas cuando nunca se les ha explicado -y explicar no es lo mismo que afirmar- lo mal que están y lo peor que pueden ir si no se evita la “intervención” y no se detiene el proceso de ruina y de compra de España. No se les puede pedir contención cuando la contención parece que se está aplicando a la banca, importantísima causa de nuestros problemas.

De los funcionarios, continuamente denigrados desde la clase política y desde el “empresariado” presidido por el ignorante y demagógico Sr. Rosell, nada voy a añadir ahora a lo que ya dije en el post anterior y en otros muchos.

Por su parte, la bastante repentina y aparentemente unitaria protesta de las distintas asociaciones de jueces, de fiscales y de secretarios judiciales es un tumulto de rebeldía con mezcla de motivaciones muy diversas y con discursos heterogéneos. En todo caso, se equivocan quienes, por ignorancia o interés, lo conectan con la crisis del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la reciente elección de un Presidente del Tribunal Supremo y del mismo CGPJ, con mandato que no sobrepasará el año. El CGPJ está, hoy por hoy, irremisiblemente desprestigiado y muchas cosas tendrían que cambiar para que el desprestigio se atenuase siquiera. La movilización contestataria sí tiene que ver, en cambio, con los últimos proyectos del Ministro de Justicia, que, con toda razón, parecen cambios surrealistas y sin ningún previsible efecto positivo sobre la realidad de la Justicia en España. Me parece, sin embargo, que el detonante de la transformación del hartazgo judicial en protesta pública está en la disminución de las retribuciones en ese ámbito. Jueces y Magistrados arrastran graves malos tratos de los que se ha dejado aquí cumplida reseña y ante los que apenas han reaccionado. Sin embargo, tocarles la paga mensual ha sido como apretar el gatillo. Lo de la paga es, a mi parecer, el menos sólido de los motivos para protestar, pero algo bueno podría salir de ese “basta ya”.

Lo de las Comunidades Autónomas es, con mucho, lo peor, porque es sabido que en ellas reside gran parte del déficit y sus “noes” a “ajustes” y “recortes” dan cumplida idea al exterior de lo difícil que le resulta al Gobierno central conseguir resultados de contención del gasto. También dijimos aquí hace tiempo que ese Gobierno tenía que estudiar con urgencia algo más eficaz que las amonestaciones y ciertas débiles amenazas a las CC.AA. No era ni es tarea fácil, pero no consta que ni siquiera se haya emprendido. Así que Alemania puede ver -no ya saber, sino ver- que nuestras CC.AA. ponen en aprietos al Gobierno de la Nación mucho más que los Länder al Gobierno Federal.

SI ESTAMOS MUY MAL, INTERVENIDOS ESTAREMOS MUCHO PEOR

Lo que la generalidad de los españoles continúa sin entender -porque nadie se lo ha explicado como sería necesario- es que la intervención directa de España por la “troika” (dirigentes de la UE, del Banco Central Europeo y del Fondo Monetario Internacional) constituye un peligro cierto y muy grave de un mal mayor que el que tenemos: supone más depresión o recesión,  depreciación sistemática de todos nuestros activos (los tangibles y los intangibles), mayor paro y menor poder adquisitivo de todos los trabajadores. Los interventores no tienen tanto dinero como para recuperar la economía española y, de tenerlo, no tendrían voluntad de gastarlo con esa finalidad. Así que la intervención, a la postre, supondría que los interventores nos obligasen a todo lo necesario para perder ellos el menor dinero posible. Así de bestia veo yo el horizonte de la intervención. Se van a resistir a intervenirnos, porque no les sale precisamente gratis, pero, de no variar los elementos ahora presentes, tendremos intervención y rescate de España y no ya de la banca española. Y para los funcionarios, p. ej., la receta de los interventores pudiera parecerse, no ya a la griega, sino, más cercanamente, a la del Presidente de la CEOE: poner en la calle a varios cientos de miles.  

Algo más que lo que han hecho hasta ahora, algo muy serio y que no empobrezca a los españoles, tendría que hacer el Gobierno central en un último intento de que se recupere fuera la confianza en España. Algo que, ante todo, empuje una recuperación de confianza dentro. Ahí están, repito, las televisiones y radios públicas, perfectamente suprimibles y ahí está, por más que sea asunto delicadísimo, el art. 155 de la Constitución para meter en cintura a CC.AA. que se resistan a recortes necesarios, que previamente haya aplicado el Gobierno de la Nación. Y me permito pensar que, como la crisis es mundial pero también de UE y de la Eurozona, el Gobierno tendría que poner a trabajar buenas cabezas, las mejores (estarán de más los genios solitarios y será suficiente con personas desinteresadas, expertas y prudentes), en la doble hipótesis de un fracaso del euro y de nuestra salida de la eurozona. No, no descartemos nada, porque son demasiados -y no precisamente tontos- los que ven inviable la UE. Por estudiar lo que ahora se llama “posibles escenarios” no se va a perder nada, sino todo lo contrario: es probable que se entienda mejor el terreno movedizo por el que tenemos que andar.

Sin demagogias, pero con justa firmeza y cargado de razón, el Gobierno tiene que hacer notar a la ciudadanía y al mundo exterior que está resuelto a no permitir más tiranía del mundo financiero, comenzando por el español.  De paso, mostraría así que desengancha las conexiones con ese mundo bancario: por mucho que se hayan probado estrechísimas en todas partes (en EE.UU. y en la Gran Bretaña, sobre todo), también se han probado criminalmente nocivas para la gente en todas partes. Al respecto sigo sin entender por qué, frente al MoU, hay autoridades españolas empeñadas en que ningún banco quiebre. Cuando hay banqueros medianamente decentes abogando por dejar caer a quien se lo ha buscado, esa actiitud oficial me parece tenebrosamente inexplicable.

Como ven, no he podido dar a luz ninguna ocurrencia especial. Simplemente insisto en lo que se viene diciendo por personas sensatas desde hace años. Entretanto y retornando al presente, quizá me equivoque, pero me parece que el momento en que sería precisa la máxima frialdad y serenidad -este momento- está siendo justamente, entre tirios y troyanos (¡no olvidemos a los sindicatos, quizá los españoles máximos beneficiados de la crisis!), el momento de máxima calentura y visceralidad… hasta ahora. La responsabilidad de este lamentable desajuste no se puede atribuir a la ciudadanía, sino al Gobierno, a la clase política (destacadamente al PSOE y a CiU) y a unas centrales sindicales que no representan a los españoles trabajadores, sino que, al revés, encarnan un híbrido perfecto de la máxima picaresca laboral y de la peor politiquería. El Gobierno no está bien, pero, desde luego, no salgo a la calle tras las banderas de ninguna central sindical. Hay, sin duda, sindicalistas honrados y laboriosos -algunos conozco-, pero la oligarquía sindical es de lo peor que cabe toparse en España.

Así que no me (o “nos”) queda otra posibilidad que contemplar lo que se hace y lo que no se hace, con la idea de que es muy probable que un día amanezcamos muy malamente. Pero hay un ingrediente del “cacao” que no quiero silenciar. Los indicios están ahí, en el curioso sesgo de ciertos “medios” y de comentaristas militantes que han variado significativamente su posición para atacar a Rajoy (al mismo Rajoy al que pusieron por las nubes). Y coinciden sospechosamente con la difusión del rumor según el cual los grandes agentes económicos españoles se habrían fijado un plazo (bastante corto, por lo demás: en pleno mes de agosto de 2012), que, una vez transcurrido sin que el Gobierno tomase las medidas que ellos consideran indispensables, se verían en el trance de pasar a la acción. No se sabe qué acción podría ser ésa, aunque, por fortuna, no parece apuntarse a nada semejante al magnicidio de Dallas. Seguramente asistiríamos a una presión concertada, con mezcla de todas las técnicas de acoso y derribo conocidas en nuestra historia moderna y contemporánea, excepto el ingrediente militar, supongo.

Es conocido por los lectores de este “blog” que no soy precisamente un “fan” de Rajoy, ni cuando estaba en la oposición ni ahora, que preside el Gobierno de la Nación. He dicho aquí que a Rajoy se le había agotado el crédito y que debía haber una única voz autorizada para hablar de la situación económica y explicarla de forma inteligible y, por supuesto, sincera. Pero también dije que era Rajoy quien debía poner al timón a esa persona con sus colaboradores (v. http://andresdelaoliva.blogspot.com.es/2012/05/parece-que-cuenta-de-bankia-rajoy-ha.html). Por poquísimo que me guste este Gobierno y su Presidente, la perspectiva de unos salvapatrias pensando en mandar, porque son "los listos", más listos que nadie, me produce movimientos de vómito. Y, por motivos y razones obvios para los lectores habituales de este blog, mis convulsiones eméticas cursan con alucinaciones cuando escucho que la fórmula de salvación sería -¡qué originalidad!- un gobierno de concentración, de unidad nacional, para el que se desliza, como cabeza, el nombre del Comisario europeo D. Joaquín Almunia. Cualquiera que mire al PP y al PSOE sabe que de sumar dirigentes de los dos partidos (y eventualmente, de otros) sólo resultaría un desastre: nada mínimamente mejor que el Gobierno actual. Nada más pensar en opositores internos del PSOE y del PP  recomendando nombres para un gobierno de concentración me entra la risa floja: río en vez de llorar porque la escena me parece grotesca. Quede dicho todo esto por si no careciese de fundamento (y me parece que no) andar con la mosca detrás de la oreja.

Son duros y tristes tiempos éstos en los que hay que elegir entre dos o más males, en que lo sobradamente justificado puede resultar muy perjudicial y en que, por concretar más, protestar en la calle por los "recortes" puede estar haciendo el juego a quienes los han apoyado y, por supuesto, siempre han estado confortablemente a salvo de ellos (el hispano "mundo del dinero"). Cada uno se encuentra en su particular "círculo infernal".

domingo, 15 de julio de 2012

EL "CÍRCULO INFERNAL" PARA INTERVENIR Y COMPRAR ESPAÑA (I)



“NO HABÍA MÁS REMEDIO”, PERO EL REMEDIO NO REMEDIA
(actualizado a 17 de julio de 2012)


Los “recortes” y “ajustes” decididos en estos últimos días por el Gobierno de España han venido impuestos indirectamente por el MoU (Memorandum of Understanding), el acuerdo que el Gobierno español debía firmar para lograr el rescate a la banca española solicitado y en principio aceptado el 9 de junio de 2012. Firmar ese MoU, con condiciones más duras de las esperadas, era ineludible para dar una imagen de país en vías de estabilidad y no al borde de la quiebra, impresión ésta que nos había cerrado todas las vías para conseguir crédito. De modo que sí, es muy probable que, como dice el Gobierno, no había más remedio que adoptar esas concretas medidas.

LA SITUACIÓN ACTUAL DE ESPAÑA

Quizá para los lectores no españoles no esté de más decir que la inmensa mayoría de los españoles han recibido con malhumor y descontento muy grandes los “recortes” y “ajustes”: sobre todo, el nuevo descenso de las remuneraciones de los empleados públicos y la importante subida del IVA (que se hará efectiva a comienzos del mes de septiembre). Se han anunciado más medidas de “recorte”, como una disminución de las pensiones y la desaparición de beneficios fiscales. El malhumor y el descontento, que desembocan en cólera y en protestas, se deben, me parece, no sólo a que en cientos de miles de casos los “recortes” colocan a los afectados en una situación de gran apuro económico o agravan esa situación, sino también a otros tres factores, que no cabe ocultar ni minusvalorar, porque son de mucha importancia.

El primero consiste en que, a fin de cuentas, lo que no ha habido más remedio que acordar se ha debido a la situación bancaria y no son precisamente los bancos unas instituciones mercantiles bien consideradas por los españoles.

Un segundo y aún más importante motivo del descontento es que ya está muy extendida la convicción, que aquí hemos mostrado siempre, de que los “recortes” y “ajustes” no van a servir de nada, a corto y a medio plazo, para reactivar la economía real de España. Todo lo contrario. Menos consumo, menos producción, más paro: eso es lo que se sigue de que la inmensa mayoría de la gente disponga de menos dinero. Y si la economía real no se reactiva, el horizonte de la inversión sigue siendo muy negro. Primero, con razón, era el déficit público lo que espantaba a “los mercados”. Después, no sin razón, el índice de paro les parece una señal de que España no es fiable.

En tercer lugar, ocurre -y eso lo aprecia el peatón democrático lo mismo que bastantes analistas- que el aumento de la recaudación parece importar mucho más que la disminución del gasto. El Estado central se ajusta, pero las Comunidades Autónomas se mantienen con aproximadamente las mismas dimensiones y muy parecido gasto y déficit. Lo que significa que el incremento de la recaudación se exige, a costa de los peatones democráticos, para seguir costeando el gasto público. Hay que entender que esto encolerice a muchos.

Pero sobre esto último conviene tener muy claro que el gasto que al Estado le urge ahora poder costear es ya tan elemental como el de pagar las nóminas. Lo digo porque, así las cosas, no seré yo, funcionario de un cuerpo estatal, quien encabece protestas callejeras ni anime a los funcionarios a protestar, pese a que adquirí la condición funcionarial hace 38 años, cuando estábamos muy lejos del desmadre del gasto y del déficit. Protestaré contra quien denigre a los funcionarios. Pero no iré a protestar por nuestros recortes salariales cuando tenemos cinco millones de parados.

El círculo infernal (histórico, fáctico, no teórico) que yo veo -lo digo por si alguien no lo ve y, sobre todo, por si alguien lo explica mejor, aunque lo amplíe- consiste en que estamos condenados a la recesión pero ésta impide que los ingresos del Estado español aumenten en medida similar al gasto, aunque éste se reduzca y en que, además, todo lo que se recaude se va a ir a pagar simplemente intereses de lo que, hasta el momento, se ha prestado al Reino de España. Muchísimo tendría que mejorar la lucha contra el fraude fiscal para compensar una especie de perpetuum mobile de nuevos endeudamientos, que, en realidad, no puede ser perpetuo. Y si desde fuera tampoco se presta, porque estamos en recesión y muy endeudados, no es posible tampoco esperar elementos, no ya para reactivar la economía real , sino ni siquiera para poder parar la recesión. Y seguiremos sin dinero. Y acabaremos no pagando a los prestamistas de fuera.

Por si todo esto fuera poco, la estructura de la población española hace cada vez más difícil de sostener las prestaciones más elementales a las llamadas “clases pasivas”. Porque ya ahora son muchos los que dependen de bastante pocos. No es de extrañar que se piense en retrasar la jubilación: así se mantendría más gente cotizando en favor de jubilados, inválidos, etc. Ahora, retrasar la jubilación no sería, en muchos ámbitos, privar a jóvenes o parados de puestos de trabajo, puesto que a los que se jubilen no se les piensa sustituir.

Más o menos, ésta es la situación nada esperanzadora (es lo más suave que se me ocurre) del Reino de España, conforme a sus datos. El rescate de la banca española no va a ser suficiente para parar ninguno de nuestros grandes problemas y, en especial, el de la deuda y la financiación de España. Me parece que no se equivoca John Mauldin en su newsletter de 14 de julio de 2012 cuando escribe lo siguiente (traduzco):

“España tiene ahora sobre el nivel del 7% sus bonos a 10 años. Sus bonos a dos años se encuentran en el 4,5%. España no puede ni siquiera cambiar a financiación a corto plazo para aliviar la presión de la deuda. Pronto perderá el acceso al mercado de bonos a cualquier precio inferior al 10%, lo que es totalmente insostenible. Aunque España no es Grecia, pues las causas de sus problemas son muy diferentes, el resultado es el mismo. El exceso de deuda significa la pérdida de acceso a los mercados de bonos. España pronto tendrá un rescate importante. Y que vendrá -DEBE venir- con impagos (default) de al menos una parte de la deuda. El impago (default) puede tener otro nombre, como "reestructuración", pero los tenedores de bonos no va a conseguir lo que ellos pensaban que estaban comprando. Llámese como se quiera, será impago, suspensión de pagos (default). Sencillamente, España no puede pagar la deuda que debe asumir.”

LO OCURRIDO FUERA: NO SOMOS PROTAGONISTAS ÚNICOS DE NUESTRA SITUACIÓN

Pero, dicho lo anterior, conviene ampliar el campo de visión. Porque no pertenezco a los pseudo-regeneracionistas que nos agotan con la cantilena de la España sin remedio, el “¡qué país”, como si -insisto- fuera de aquí todo hubiese sido y fuese perfecto o casi. No lo ha sido ni lo es, sino que, de nuevo insisto, en todas partes cuecen habas. España no sólo no ha tenido el monopolio de la avaricia y el engaño, del endeudamiento y de la burbuja inmobiliaria, sino que ni siquiera ha ido a la cabeza de esos elementos de una globalización envenenada por la corrupción.

Queridos lectores: la mangancia superlativa, el engaño superestafador, la crisis bancaria y el apalancamiento (endeudamiento) cósmico no empezaron aquí. Empezaron en los EE.UU., Wall Street & White House, con la constante y eficacísima cooperación de la City Londinense. Lo de dicho cien veces pero lo diré otras tantas, dada la amnesia inducida y porque aún habrá quien lo niegue, cuando es ya historia super probada. Ahora, mientras los españoles estamos angustiados (en todos los sentidos, comenzando por el etimológico, el de la estrechez), empieza a aparecer el gigantesco fraude del Libor, cometido, no sólo por Barclays, sino, conforme a las recientes investigaciones, también por Royal Bank of Scotland (RBS), UBS, Citigroup, HSBC y JPMorgan, sin excluir algún otro gigante. Y se viene a estimar que ese fraude puede haber afectado a contratos por importe de entre 290 y 315 billones de euros. Pero se trataría de operaciones en dólares, francos suizos, yenes y, por supuesto, libras, no en euros.  (v. más sobre la manipulación del precio del dinero con este enlace: http://economia.elpais.com/economia/2012/07/03/actualidad/1341344221_232462.html). ¡Hablamos del precio del dinero, del precio de eso que necesitamos como el agua! Y hablamos de bancos entre los que no hay ni uno que esté libre de mayúsculos escándalos. [ACTUALIZACIÓN: Añadan el Deutsche Bank a la lista de los implicados en el fraude del Libor. Y tomen nota de que se calcula que los implicados tendrán que pagar 22.000 millones de dólares en multas. Está al alcance de cualquiera preguntarse si, pese a ser astronómicas esas multas, no les compensarán sobradamente los beneficios que el fraude les puede haber propocionado.]

Las cifras económicas son muy malas, no sólo en España, sino también en Francia, en Italia y en el Reino Unido de la Gran Bretaña, que ya está oficialmente en recesión. De China, aunque no sabemos nada seguro, parece claro que su crecimiento se desacelera. Y los analistas serios ven problemas muy graves en los EE.UU. (los mismos analistas de ese gran país). La crisis, exportadores de petróleo aparte, es mundial.

ERRORES (¿!) EUROPEOS

Pero, ¿y Europa? ¿Acaso se ha visto y se ve que alguien actúe (o que a alguien le dejen actuar) con mediana altura de miras y con verdadero interés por construir una Europa unida, con su identidad cultural y política y su potencia económica conjunta? ¿Ha sido España reticente a cualquier iniciativa de reforzamiento de la Unión Europea? ¿Fue España quien convirtió Islandia en un burdel bancario? ¿Inventó España, por su cuenta, los Fondos de Cohesión Europeos? España nunca ha boicoteado a Europa. Si acaso ha incurrido en un seguidismo excesivo (por ejemplo, al “proceso de Bolonia) con grave deterioro interno. Es esta Europa en crisis, gobernada en solitario por Alemania, la que no quiere la Europa pensada por Schuman, Adenauer, Monet y otros protagonistas menores.

Lo que ahora está en la boca de todos -los no europeos y los antieuropeos- es el tópico de la imposibilidad de Europa, del erróneo diseño de Europa  a causa del desequilibrio estructural entre su zona norte y centro y la periferia. Supongamos que es así. Pero ¿no ha sido siempre así, si hablamos de los países nórdicos, Holanda, Alemania y Austria, por un lado y, por otro de los bañados por el Mediterráneo? ¿Acaso Grecia, el eslabón más débil de los periféricos, no engañó a las autoridades comunitarias y a la banca alemana y no fue el impresentable Presidente actual del Banco Central Europeo (BCE)? Don Mario Draghi, hasta hace poco jefe europeo de ese templo de la pureza económica y bancaria llamado Goldmann Sachs, quien ayudó a que Grecia siguiese engañando? ¿Es que fue España quien jugó un papel decisivo en el ingreso de Grecia? Dejarse engañar por Grecia no fue un error menor, sino un fallo garrafal, que no dice mucho de la pericia de los gobernantes europeos y de quienes podían asesorarles.

¿Advirtieron alguna vez las autoridades de la CEE y de la UE a España de la deriva peligrosísima de la burbuja inmobiliaria y del endeudamiento excesivo? Sí, pero las advertencias europeas no comenzaron hasta que Zapatero (ZP) alcanzó la Presidencia del “Gobierno de España”. ZP, Solbes y Fernández Ordóñez son los principales culpables de haber retrasado criminalmente la rectificación que debía haber sido inmediata. La crisis mundial que explotó en los EE.UU. llevó a otros países a nacionalizar bancos y comenzar a sanearse con bastante prontitud, incluso dedicando al salvamento de sus bancos cifras muy superiores a las que aquí se han dedicado:  250.000 millones en Alemania, en el Reino Unido cerca de los 300.000 millones y en Francia, más de 200.000 millones En esos mismos tiempos, los tiempos de los “Gobiernos de España” de ZP, aquí se negó la crisis y no se hizo nada. Mejor dicho: se hizo mucho en la más errónea posible de las direcciones: inflar aún más el sector público, endeudarse más, comenzar a cargarse todas las cajas de ahorros, etc.

Pero volvamos a los amigos europeos. ¿Qué es lo que dicen desde hace bastantes meses los genios económicos alemanes y la Sra. Merkel? ¿Qué están cansados de ser la locomotora económica de Europa? ¿Que los vagones, además de formar el tren que da sentido a la existencia de una locomotora, tienen que ser locomotoras también? Algunos, bastantes, comprarán o han comprado ya esa idea, pero a mí me parece una monserga absurda. ¿Es que Alemania no ha ganado nada haciendo de locomotora? ¿Ha ejercido de locomotora por amor al arte, por altruismo, beneficiándonos a los demás, mes tras mes, año tras año, con una especie de Plan Marshall por entregas, sin beneficiarse ella? A otro perro con ese hueso. Alemania ha llegado a ser lo que es, ciertamente por méritos propios, pero también por exportar y vender bienes y servicios a un mercado en el que los países periféricos, como España, contábamos y contamos mucho.

LA PANGERMANIZACIÓN DE LA UE

Se puede entender que una Alemania reunificada se haya ido encontrando en los últimos años con problemas de los que carecía la República Federal de Alemania nacida tras la Ley Fundamental de Bonn en 1949. Se puede entender e incluso agradecer que, por esa razón, Alemania haya pedido esfuerzos importantes a sus socios, pero lo que ahora está ocurriendo no es eso: lo que están haciendo es imponer condiciones de asfixia, para situarse a los mandos de este país y comprar (o permitir a otros comprar) a precio de ganga los muy buenos activos de una España previamente arruinada, pero con mano de obra cualificada, que se avendrá a trabajar por remuneraciones nada parecidas a las de la zona norte y centro de Europa y ni siquiera a las habituales aquí hasta hace poco, sino similares a las de los países del Este europeo o a los de la cuenca desregulada del sudeste asiático.

España no es Grecia, ni Irlanda ni Portugal: es, dicho con todos los respetos a esos países, una presa mucho, muchísimo más apetitosa, con activos suculentos, incomparables a los de los países ya rescatados. (al capital, a los activos de España me referí, p. ej., en un post, al que dejo enlace directo, de 23 de septiembre de 2011: reitero mi estimación de nuestro capital, aunque no pueda seguir siendo, como entonces, moderadamente optimista: http://andresdelaoliva.blogspot.com.es/2011/09/espana-esta-muy-bien-un-pais.html)

Repasemos las últimas semanas. Después de darle muchas vueltas, demasiadas, vueltas, finalmente la UE, en mayo/junio de 2012, parecía admitir la necesidad de un mínimo de solidaridad, no porque lo exigiese la idea de Europa (eso sería esperar peras del olmo), sino para beneficio de todos, Alemania incluida, y para que la Eurozona no se fuese al garete. La misma Frau Merkel lo reconoció de palabra. Nos dieron esperanzas el 9 de junio de 2012, pero, finalmente, acaban imponiéndonos durísimas condiciones para prestarnos dinero, a sabiendas de que eso nos condena. Además, mientras el dinero va a tardar en llegar, las condiciones son exigencias de medidas inmediatas. Para más inri, no han dejado de procurar, por todos los medios, que España continuase bajo sospecha grave, sin dinero para nada: ahora mismo leo que el Presidente del Bundesbank  alemán aconseja públicamente que pidamos el rescate y la intervención como país, porque “el mercado de la deuda reaccionaría positivamente si los inversores vieran que las condiciones de la ayuda van mas allá", lo que viene a ser un reconocimiento de que las condiciones del MoU no iban a ser suficientes para “tranquilizar” a “los mercados”. En un pequeño pulso, parecía que Merkel había dado su brazo a torcer, no sólo ante España, sino ante otros países, los periféricos. Pero no era así.

El traido y llevado desequilibrio estructural europeo ha sido considerado connatural a la diversidad de los países de cada zona de Europa y, así visto, el veredicto lógico sólo podría ser, como ya he dicho, la imposibilidad del proyecto europeo, que es precisamente lo que han sostenido y sostienen muchos expertos al otro lado del Atlántico.  Pero hay otra “salida”, que se inicia seriamente con España. Alemania, que ha impedido sostener o reactivar la economía real con dinero nuevo, fresco, como lo han hecho los EE.UU. o los británicos; Alemania, que, frente a Sarkozy y a Hollande y frente a la misma Comisión Europea, se ha opuesto y se opone prácticamente en solitario a los eurobonos (no quieren ni estudiarlos), está llevando adelante un proyecto europeo, sí, pero de conquista de Europa, de pangermanización europea, en el que el desequilibrio estructural no es ni eliminado ni atenuado, sino aprovechado. Por supuesto, Alemania cuenta con aliados y cómplices (no excluyo la alianza con los EE.UU.), pero es el país que lleva la batuta de todas las operaciones desde el interior de la eurozona.

[ACTUALIZACIÓN: al filo del día 17 de julio de 2012 (hora española), el Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de recomendar que el Banco Central Europeo (BCE) , dirigido por Don Draghi, no sólo baje aún más los tipos de interés, sino que "realice nuevas operaciones extraordinarias de liquidez e incluso la compra de bonos de deuda soberanos". Por si no estuviese claro para algunos que dejar caer a España (y a Italia) sería de enorme gravedad para todos, Olivier Blanchard, Economista Jefe del FMI, ha dicho que "el mayor riesgo de la economía mundial es obvio. Es que el círculo vicioso de deuda soberana y bancos de España e Italia empeore". Frente a esta visión de las cosas, sigue empujando la idea del rescate directo de España, con el que, en realidad, no se trata de rescatar a España, lo que tendría un coste inasumible, sino de arruinarla. Pese a las últimas buenas palabras de solidaridad para que el Bundestag apruebe el rescate bancario, Merkel y sus aliados continúan sin entender que, no ya un genuino rescate, sino la ruina de España (para acabar comprando muy baratos sus activos y comerse las empresas del IBEX) podría ser la ruina de Alemania y de la Eurozona. Alemania parece olvidarse de que la exportación es el 40% de su economía y que la mitad de sus exportaciones van a sus socios europeos. Si perdiesen simplemente un 5% de sus exportaciones, entrarían en una profunda recesión...]

John Mauldin, que no considera viable Europa, tiene razón en su citada newsletter de 14 de julio de 2012 cuando fotografía la situación española. Pero no analiza cómo y a causa de quiénes (además de nosotros mismos) hemos llegado a esta situación ni cómo podríamos ir saliendo de ella, porque no es ése el tema que le interesa y trata. Con todo, justo antes del párrafo que he transcrito, no omite decir lo siguiente (traduzco): “Merkel se ha mostrado bastante exigente en sus demandas y su aceptación en Alemania ha alcanzado el 66% por el modo de tratar la crisis de la eurozona.  No ganará votaciones de aprobación en España, Italia o Grecia, pero ésos no son los votantes que la mantienen en su puesto”. Y después de eso hay un análisis muy importante (ahora no puedo trasladarlo), que se inicia con este subepígrafe: " Will All Europeans Become Germans?" Lo que sí puedo adelantar es que la respuesta es negativa.

Termino por hoy. Me reafirmo en que ha habido y hay una guerra política, con muchos distintos frentes de batalla (les dejo al final, para los nuevos lectores del blog o para quienes deseen repasar, algunos enlaces). Han ido y están yendo a por España y van a ganar una gran batalla, que España va a perder, pero no es el fin de la guerra y puede comenzar a ser el fracaso económico de Alemania y también de la Eurozona. Lo procuraré explicar en un próximo post, así como algunos efectos colaterales en la política hispana. Mientras tanto, me aferro a una observación del mismo John Mauldin, en su newsletter de 10 de julio de 2012: “Finalmente, como un antídoto para el sombrío panorama de hoy sobre España, tómense unos minutos para ver este “flash mob” en Barcelona. ¿Cómo se puede ser pesimista por mucho tiempo acerca de un país que puede hacer esto? http://www.youtube.com/watch_popup?v=GBaHPND2QJg&feature=youtu.be.” Véanlo, disfruten y piensen que, intervenidos y todo, somos los que somos y tenemos lo que tenemos. Se tardará, pero podemos y debemos recuperarnos.

Enlaces de repaso:

domingo, 8 de julio de 2012

EL CGPJ, DE MASTODONTE A ORGANISMO MICROSCÓPICO: UN CAMBIO OPORTUNISTA, CON TRAMPA POLÍTICA Y DESPRECIO DE LA CONSTITUCIÓN VIGENTE



LA REFORMA URGENTE DEL GOBIERNO DEL PODER JUDICIAL QUE PROPONE RUIZ GALLARDÓN


Vayan por delante dos cosas: primera, el tema me hastía y me fastidia como al que más (esto es seguro, porque me parece que soy el más hastiado y asqueado); segunda, nadie me tiene que convencer de la necesidad de una drástica reforma del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

A la primera realidad me sobrepongo porque sería extraño que callase ante la última ocurrencia del Sr. Ruiz Gallardón después de lo que he dicho en el “post” anterior y en otros recientes. En cuanto a lo segundo, repito por enésima vez que la mala o malísima situación de una institución o de una regulación legal no significa que el cambio que alguien pueda proyectar o proponer sea bueno, prudente y jurídicamente ortodoxo, lo que incluye la conformidad con la Constitución (CE). Llevo muchos años encontrándome -lo mismo, supongo que muchos lectores- con gente que afirma: “las cosas no pueden ir peor”. Niego siempre ese tópico y, además, suelo hacerlo poniendo algún ejemplo que convence a mi interlocutor: “hombre, claro, así sí podría empeorar la situación”, me responden.

Un gran arquitecto y profesor universitario, prematuramente fallecido hace ya bastantes años, se paseaba por la sala de proyectos, deteniéndose a observar el progreso de sus alumnos. En cierta ocasión comentó a uno de ellos: “vaya Fulano, veo que ha introducido usted en su proyecto algunas peoras”. Pues eso, como anuncio en el subtítulo, es lo que me parece la idea del Ministro de Justicia: un cambio drástico, sí, pero a peor. De la jibarización y la miniatura del CGPJ que ya traté aquí no hace mucho (v. http://andresdelaoliva.blogspot.com.es/2012/06/ya-no-hay-duda-el-consejo-general-del.html) se ha pasado a proponer una criatura cuasimicroscópica. Y ni tanto ni tan calvo, como decimos en España.

Es evidente que el Ministro ha escogido para su plan -que, bien mirado, supondría eliminar un órgano constitucional, debilitando institucionalmente la independencia judicial- el momento histórico del sumo desprestigio de ese órgano, un momento en el que muchos ciudadanos comprarán fácilmente el proyecto del Ministro, porque, en vista de la politización partidista y de la corrupción del CGPJ, cientos de miles claman incondicionadamente: “¡fuera el CGPJ!”. Yo aquí he clamado “¡fuera este CGPJ!”, que no es lo mismo. Porque si la guía de los cambios profundos fuese eliminar lo que tiene hartos a los ciudadanos, ahí está el Centro de Investigaciones Sociológicas, señalando, mes tras mes, que los partidos políticos y la clase política son el segundo problema de este país, de modo que, conforme al criterio oportunista y anticonstitucional del Ministro, se deberían suprimir los partidos políticos y, por ejemplo, reducir el número de Diputados al mínimo constitucional de 300, de los cuales la inmensa mayoría podrían ser puramente nominales, concentrando en unos pocos el poder de decisión, despreocupándose de las incompatibilidades y de las retribuciones de esa inmensa mayoría, reduciendo los Plenos a la mínima expresión y, en definitiva, prescindiendo de la idea de que cada Diputado representa, sin sujeción a mandato imperativo alguno, a todo el pueblo de España.

De la crisis política y social -a la que subyace, como a la económica, una situación de grave y continuada infracción ética por los dirigentes políticos- se sale, no eliminando instituciones, sino refundándolas sobre sólidas bases de decencia y respeto a la verdad y al Derecho. Descartada hoy, como por diversos motivos la descartamos muchos (y entre otros, el Gobierno y la oposición), una reforma constitucional, no cabe eliminar el CGPJ, como tampoco eliminar el Congreso de los Diputados, a base de cambios que sólo mantendrían esas instituciones nominalmente. Nunca fui, desde que se proyectó, un gran entusiasta de la Constitución vigente, pero se me puede considerar un partidario acérrimo, un "fan" de ella frente a la opción de despreciarla y burlarla y también frente a la idea de que nuestra crisis política se debe a la Constitución. Por el contrario, se debe, no a fallos de diseño de esta Norma Fundamental, sino a errores de interpretación y, sobre todo, a la corrupción jurídica y política con que, una y otra vez, ha sido aplicada formalmente, pero materialmente vulnerada.

Así que, por decirlo coloquialmente, cargarse definitivamente el CGPJ, en vista de la enorme cantidad de veces en que se ha vulnerado la Constitución al renovarlo y en vista de la constante infracción de la Constitución y de las normas que regulan su funcionamiento, no sería ninguna regeneración y ninguna reforma: sería la consagración y el reforzamiento del “Estado de partidos”, agente decisivo de la agonía del CGPJ. Me viene a la cabeza, como símil, la idea de que unos cárteles del narcotráfico lograsen, en vista de su terrible e imparable criminalidad, que se eliminara la policía.

Aplaudo con entusiasmo que un nuevo CGPJ se limite a las funciones que le atribuye la Constitución entendidas racionalmente de modo estricto. La “política judicial” no puede ser otra de la que derive del cumplimiento de las leyes, comenzando por la Ley Orgánica del Poder Judicial. Me parece de perlas que las retribuciones -hoy entre las más altas de todo el Estado- del CGPJ se reduzcan notablemente (ya lo sugerí con más concreción en el “post” al que he puesto enlace) y no digamos otras prebendas. Es perfectamente posible y por completo necesario (no sólo por motivos económicos) que el CGPJ deje de ser el mastodonte actual: sobran funcionarios de todo tipo. Pero la misma Constitución establece que las funciones constitucionales del CGPJ las desempeñe un colegio de al menos 20 Vocales (casi siempre, además, con un Presidente que, elegido por ellos, nunca hasta ahora lo ha sido de entre ellos) y no puede haber un tal órgano colegiado si la capacidad de decisión se sustrae o se minora a la gran mayoría de esos 20 miembros y se concentra en unos pocos. La Constitución se habría violado y no puedo aceptar ese remedio, por que es peor, mucho peor que la enfermedad.

Que el Ministerio afirme que las funciones esenciales del CGPJ le seguirían correspondiendo al Pleno sencillamente no es verdad: el ejercicio de la potestad disciplinaria vendría condicionado por la acción de un Promotor de la Acción Disciplinaria, que no tendría que ser Vocal, pero sí Magistrado del Tribunal Supremo o jurista con 25 años de ejercicio profesional. Y si, como se lee en el informe de la comisión de expertos, ese señor o esa señora acusaría ante la Comisión Disciplinaria que actuaría como tribunal, pero se suprimen, siempre según los expertos, los recursos de alzada al Pleno contra las decisiones de las Comisiones, Vds. me dirán.

Se equivoca también grandemente el Ministro -y antes, la “comisión de sabios” que le haya podido sugerir el plan de miniaturización extrema- al proponer que, excepto el Presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ (doble condición que concurre en una sola persona: arts. 122.3 y 123.2 CE), todos los demás Vocales sigan ejerciendo su profesión jurídica: los doce Vocales “Jueces y Magistrados de todas las categorías judiciales”, en sus Juzgados y Tribunales y los ocho “abogados y otros juristas, todos ellos de reconocida competencia”, en sus despachos del más diverso tipo: los abogados con sus pleitos, los Fiscales, los Abogados del Estado y los Catedráticos, por ejemplo, con sus asuntos habituales. Yo no tengo dudas de que para hacer los mejores nombramientos, resolver sobre las posibles faltas de disciplina y dirigir la inspección de los Juzgados y Tribunales es sumamente conveniente toda la lejanía y la desimplicación posibles.  El CGPJ gobierna a los Jueces y Magistrados y no es bueno que los gobernantes también sean gobernados ni parece sensato que abogados en ejercicio decidan quién ocupa tal o cual plaza de Juez o Magistrado. Este criterio favorable a la incompatibilidad es, ciertamente, discutible, como casi todo, pero, aunque el Ministro y sus áulicos consejeros no se hayan dado cuenta, el criterio de la incompatibilidad es el asumido expresamente por la Constitución. Es muy claro lo que se lee en el art. 122.2 CE: “2. El Consejo General del Poder Judicial es el órgano de gobierno del mismo. La ley orgánica establecerá su estatuto y el régimen de incompatibilidades de sus miembros…” No tendría ningún sentido esa mención específica de un régimen de incompatibiilidades si el texto constitucional estuviese abierto a que los miembros del CGPJ careciesen de incompatibilidades. Pero si hay incompatibilidades, no es posible que, excepto el Presidente (o éste y unos pocos más), los Vocales no perciban una retribución fija.

Otro punto negro, negrísimo a mi juicio, del proyecto de nuevo CGPJ es exigir legalmente que el cargo de Presidente del Tribunal Supremo (TS) tenga que recaer en quien ya ostente la categoría de Magistrado de ese Tribunal, lo que no exige la Constitución Española, cabalmente porque no quiso que la Presidencia del TS tuviese que recaer necesariamente en alguno de sus Magistrados. Es verdad que el art. 123.2 CE dice que “el Presidente del Tribunal Supremo será nombrado por el Rey, a propuesta del Consejo General del Poder Judicial, en la forma que determine la ley”, de modo que a ésta se remite la Constitución, pero también es verdad (o, como suele decirse en la jerga forense, “no es menos cierto”) que la CE pudo exigir que el Presidente del TS fuese Magistrado del TS y no lo exigió ni lo exige. Que de ordinario lo haya sido, bien está (aunque unos cuantos Presidentes procediesen más del ámbito académico que del estrictamente judicial), pero la innovación cierra la puerta a que, en alguna ocasión, se pueda llevar a algún jurista eminente, no Magistrado del TS, a la presidencia de ese órgano. Cerrar esa puerta me parece muy equivocado.

Para más inri, se crearía una figura, la de Vicepresidente del Tribunal Supremo, que, dice el Ministerio sobre el informe de la comisión de sabios, sería "elegido por el Pleno, entre la terna que proponga el primero [el Presidente].  El vicepresidente, que no forma parte del CGPJ, le sustituirá en caso de vacante, ausencia o enfermedad." Podría presidir el CGPJ un "alto mando" del TS, no perteneciente al CGPJ. Genial.

Así que, “no” al CGPJ microscópico de Ruiz Gallardón. Desde luego, mi modesto “no” presenta considerables diferencias con la fortísima reacción contraria de las principales asociaciones judiciales, empezando por la mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura y siguiendo por Jueces para la Democracia, etc. A mí no me va nada, en ningún orden de cosas, con un ultramicro-CGPJ, mientras que a ellas se les acabaría la materia prima de su política desvirtuada y el pozo del que extraer las ventajas para sus dirigentes y asociados más conspicuos. Y si, como supongo con buenos motivos, en el Tribunal Supremo bastantes podrían estar encantados con la eliminación fáctica de un órgano constitucional, el CGPJ, que nunca han admitido y del que han procurado, con bastante éxito, estar exentos (antes de la muerte de Franco ya deseaban que el Supremo, además de Tribunal, fuese el órgano de gobierno de la Judicatura), a mí, tanto como a otros les encanta, me disgusta profundamente la idea de que, eliminado el CGPJ, no quede ya una institución que controle, no las sentencias y resoluciones del TS, pero sí la dedicación de sus miembros, la observancia de sus incompatibilidades y el ajuste de su funcionamiento a la ley. Como he dicho en el “post” anterior, el ámbito del TS no puede ser una zona libre de exigencias legales, ámbito de inmunidad e impunidad absolutas. Prefería no tener que escribir más al respecto.

Vamos ahora, para terminar, con la trampa política presente en la propuesta del Ministro de Justicia, Ruiz Gallardón. Toda la propuesta se condiciona, nos dicen, al consenso político, lo que significa consenso con el PSOE.

Si eso es así y no hay motivo para dudarlo, como el PSOE no va a admitir la elección por los Jueces y Magistrados de los 12 Vocales que han de ser Jueces y Magistrados, el consenso sólo se alcanzaría manteniendo la designación parlamentaria de los Vocales Jueces y Magistrados. Podríamos encontrarnos, por sacrosanto consenso de los partidos, con un CGPJ superdebilitado y, además, parlamentariamente controlado, es decir controlado por los partidos políticos. Tendríamos, a la postre, menos resortes institucionales para garantizar la independencia judicial y más, aún más, “Estado de partidos”. Desde luego, sería un resultado por completo coherente con lo que ya es una segunda naturaleza de nuestra clase política. Y con el “liberalismo” de Ruiz Gallardón.

lunes, 2 de julio de 2012

DEFINITIVAMENTE, EL MODESTO VICENTE DEL BOSQUE TRIUNFA, MIENTRAS OTROS, NADA MODESTOS, DEFINITIVAMENTE, NO TIENEN ARREGLO



LA SALA DE GOBIERNO DEL TRIBUNAL SUPREMO AMENAZA AL GOBIERNO AL QUEDARSE SIN COCHES OFICIALES


Como habrán visto, mi veredicto en el "post" anterior sobre el triunfo de la selección española de fútbol no ha podido tener más contundente confirmación. El señor Don Vicente del Bosque, que ya había acreditado plenamente sus cualidades, ha quedado consagrado por eso que a todo el mundo le importa, que es el resultado. Pero, a diferencia de cientos de miles de casos, aquí el resultado ha sido el que correspondía a la ilusión y, sobre todo, a un trabajo esforzado, coherente con la ilusión. En estos tiempos en que se diría que sólo los resultados interesan y no interesa cómo se alcanzan, es consolador un “happy end” (en realidad, el “happiest end”, el final más feliz), debido al acierto sobre los medios. Sólo añadiré que quizá muchísimos de los que, muy contentos ante el triunfo de una selección de fútbol, hoy dicen “hemos ganado”, probablemente, no dirían, si Italia hubiese vencido (mera hipótesis, porque no hay una selección campeona con sólo un buen portero, un excelente jugador, dos buenos y un seleccionador muy meritorio) algo similar al “hemos perdido, pero gracias (en el sentido de gratitud) a los azules”, como se lee en algún diario italiano (Il Corriere della Sera), sino que estarían poniendo verde a Don Vicente del Bosque y a tales y cuales jugadores españoles, o a todos ellos.

Y aunque el fútbol es sólo el fútbol, España -sí España, no su selección de fútbol, sino España, es decir, los españoles, que somos todos vagos, despilfarradores, sesteadores, dopados, etc.- nos hemos librado de ácidas y dañinas críticas que nos hubiesen dirigido aprovechando la derrota futbolera. Bien está que el ánimo se levante y se eviten bobadas.

De lo que va a ser dificilísimo librarse es de la mentalidad del “Estado de partidos” que los políticos tienen metida hasta la médula y de la penosa actitud con que desempeñan sus cargos en la cúpula del gobierno del Poder Judicial (Consejo General del Poder Judicial, CGPJ) y en el vértice de la piramidal organización judicial española, es decir, en el Tribunal Supremo (TS).

Vean, en un detalle, formal si se quiere, pero significativo, cómo, puestos de acuerdo PP y PSOE en 4 nuevos Magistrados del Tribunal Constitucional, no han sido capaces de presentar a esas personas como candidatos de ambos partidos, sino que han especificado los dos propuestos por el PP y los dos propuestos por el PSOE. Ya digo que ha sido una cuestión de forma, pero el partidismo metido hasta el tuétano les impide incluso “guardar las formas”.

En el CGPJ, ha sido noticia una cifra media de 22.000 euros de gastos anuales en viajes por cada Vocal. No desmentida la cifra, la doy por buena y me confirma en que, como ya dije aquí, lo del Sr. Dívar era conforme a un patrón colectivo. Pero lo más asombroso, lo más indigno, lo más desesperanzador es que la Sala de Gobierno del TS produzca un acuerdo contra el Gobierno o el Ministerio del Interior porque los Magistrados del TS se han quedado sin coche oficial (y sin escolta).

Con ese acuerdo, la Sala de Gobierno del TS se mete donde nadie le llama, es decir, adopta acuerdos fuera de sus competencias legales (vean si no me creen, el art. 152 de la Ley Orgánica del Poder Judicial) (LOPJ) (y fuera de sus competencias, ningún órgano público debería considerarse ni siquiera existente) y, más aún, todos sus miembros, excepto los que hayan salvado su voto, incurren en la falta disciplinaria grave prevista desde 1985 (con antecedentes en 1870) en el art. 418, nº 3 LOPJ: “dirigir a los poderes, autoridades o funcionarios públicos o corporaciones oficiales felicitaciones o censuras por sus actos, invocando la condición de juez, o sirviéndose de esta condición.” Esta falta se ha interpretado siempre, pienso que con acierto, muy restrictivamente, sin considerarla cometida ante escritos o dichos muy críticos de Jueces y Magistrados, cuando no escribían o hablaban primordialmente en cuanto jueces. Pero, en el caso del acuerdo de la Sala de Gobierno del TS, es innegable que la censura se produce sirviéndose de la condición de Magistrados. Y cuando dicen, concretamente, que esperan que la medida adoptada no signifique, "tal como en principio aparece, una injustificada discriminación institucional puesto que si así fuese la Sala de Gobierno adoptaría las iniciativas oportunas" (la cursiva es mía), se sitúan muy cerca de la falta muy grave del art. 417, nº 13 LPOJ: “el abuso de la condición de juez para obtener un trato favorable e injustificado de autoridades, funcionarios o profesionales”, por no hablar de ilícitos aún más graves, porque el tono y el tenor literal de ese “adoptaría las iniciativas oportunas” suena a amenaza.

Pero a mí no me interesan ahora las sanciones ni los procedimientos. Sería sanísimo, para todos los españoles, que tampoco los Magistrados del TS se considerasen provistos de inmunidad e impunidad, a legibus soluti (liberados de la ley), sino a legibus alligati (atados por la ley), en la línea que la Escuela de Salamanca, antes que ningún otro personaje jurídico de la historia, proclamó respecto del soberano, del Princeps. Pero tendría yo que ser memo si pensase que el CGPJ está en mínimas condiciones de controlar la legalidad de los acuerdos de la Sala de Gobierno del TS.

Sea o no sancionable y aunque no sea sancionado, lo de la Sala de Gobierno del Alto Tribunal rompe la cota de la más absoluta inelegancia, por mucho que la retirada de coche oficial y escolta (por el Ministerio del Interior) se presente como agravio comparativo, según se ha presentado, en efecto. Parece mentira que los Sres. Magistrados miembros de esa Sala ignoren que nadie tiene derecho a coche oficial y que sus coches oficiales, como sus escoltas, obedecían a una valoración de riesgo que, bien o mal hecha, no es de su competencia, sino de la del Ministerio del Interior. Si consideran que la valoración pone en peligro sus vidas, hagan las gestiones oportunas, pero no adopten un acuerdo de aspecto penoso, porque se constituyen en jueces y parte de la cuestión y se pronuncian sobre asunto por completo ajeno a sus atribuciones legales. Y si resulta que otros cargos, aun inferiores en categoría, conservan su coche oficial, probablemente porque éste no depende del Ministerio del Interior, muestren los Magistrados de esa Sala un mínimo de señorío en vez de comportarse como niños envidiosos. ¿No se dan cuenta de que esta protesta no puede ser entendida por el ciudadano común? ¿En qué clase de burbuja viven? ¿Cómo no piensan en la reacción social de rechazo que generará su queja y, sobre todo, en que su actuación enrabietada redundará en un injusto desprestigio de centenares de jueces y magistrados que, sin coche oficial, siguen intentando hacer su trabajo cada dia, lo mejor que pueden? A esta última cuestión puedo responder con algo que ya escribí y publiqué: no hay un ámbito de la vida pública más ajeno a los problemas diarios de la Juzgados y Tribunales que el ámbito del TS.

Pero es que hay más, tiene más delito lo de esta Sala de Gobierno del TS. ¿Cuáles serían esas “iniciativas oportunas” que la poderosa Sala “adoptaría” si no les restituyesen los coches y los escoltas (pero, sobre todo, los coches con chófer)? (espero, por cierto, que no lo haga el Gobierno a causa de la amenaza). Porque uno debe pensar que, por perdías que estén las cabezas (que lo están y mucho, muchas de ellas, demasiadas), algo tenían en mente los miembros de la Sala de G. del TS al referirse a unas “iniciativas" o medidas "oportunas”. ¿Quizá amenazan con condenar al Ministerio del Interior o a cualquier Ministerio en los procesos contencioso-administrativos que le tocan a la Sala Tercera o en encausar a las primeras de cambio a los aforados a la Sala de lo Penal?

Ante esta pregunta, tal vez algún lector considere que me excedo en malévola suspicacia. Pues no, no me excedo. Hubo un comando -espero que se haya extinguido- de ciertos Magistrados del Tribunal Supremo que, no hace demasiados años, logró el denominado “estatuto de los Magistrados del Tribunal Supremo” a base de peregrinar por altos despachos gubernamentales y parlamentarios y en algunos de ellos presionaron de hecho como me he atrevido a imaginar ahora, a propósito de las “iniciativas oportunas”. Y, además, he escuchado decir que en la Audiencia Nacional, a causa de la supresión de escoltas y coches, se plantean, como represalia, denegar solicitudes de intervención de comunicaciones, registros, etc., puesto que Interior sostiene que ya no hay peligro. Se trata de un despropósito mayúsculo, con tintes delicuenciales, pero, por desgracia, no sería el primero.

La “protesta” de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo no se encuentra, en estos momentos, en la “web” del Alto Tribunal, pero no cabe dudar del acuerdo de marras, pues todos los medios se hacen eco de él. Me atrevo a pedir que lo “cuelguen” íntegro cuanto antes, con expresión de los participantes en esa Sala de Gobierno y, en su caso, de los votos discrepantes. No es sólo cuestión de gallardía elemental que den la cara, con nombres y apellidos, los responsables de la ilegal rabieta. Es que no pueden o, mejor, no deben unos cuantos infamar a todos los Magistrados del Tribunal Supremo. O mucho me equivoco o bastantes de ellos no se considerarán debidamente representados. Y si aclaran que "las iniciativas oportunas" serán contratar de su bolsillo, a prorrata, un servicio de taxis, mejor que mejor.

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PS. En el tiempo en que fui Vocal del CGPJ -noviembre de 1990 a mayo de 1996, con ETA "a pleno rendimiento"- ninguno de los Vocales teníamos escolta. Mi nombre apareció en una lista encautada a ETA, pero como no se trataba de documento que implicase riesgo próximo, sólo se me hicieron algunas recomendaciones especiales. No se me ocurrió -ni conozco a ningún otro Vocal de aquella "edición" del CGPJ al que se le ocurriese- poner en duda el buen criterio del Ministerio del Interior.