domingo, 8 de abril de 2012

LA BATALLA ECONÓMICA USA-UE (I)



LOS PRESUPUESTOS ESPAÑOLES COMO FRENTE DE BATALLA


Vuelvo sobre la cosa económica porque aquí, en España, se han presentado los Presupuestos Generales del Estado (PGE) con un fuerte recorte del gasto público y, sin embargo, no sólo nuestra economía no mejora (lo que era de esperar: de la noche a la mañana nada real cambia apreciablemente), sino que empeora el juicio foráneo sobre nuestra situación, con repercusión inmediata en la famosa prima de riesgo, que es un índice para la inversión en general y para la captación por el Estado de recursos con los que afrontar sus compromisos, que son enormes (34.000 millones de euros en este año 2012). Así que, con las palabras tópicas en estos días, “los presupuestos de España no convencen a los mercados”. Lo de menos son las penosas críticas de Rubalcaba a la política del Gobierno, porque, en buena medida, son como la crítica del superpirómano a los limitados resultados de los bomberos ante el magno incendio que él ha provocado (aunque parezca mentira, hay quien es capaz de olvidar el daño de los dos mandatos de Zapatero; daño adicional, si se quiere, pero como lo es la estocada o la puntilla). Lo grave, lo que nos afecta a todos vitalmente, es que los nuevos PGE no despierten esperanza, confianza. Que no relancen de inmediato la economía real es lógico. Que no despierten confianza es muy malo. Porque si mala, visiblemente mala para cualquiera, es la situación española presente y si podemos aceptar que no cambiará enseguida, puesto que los mismos PGE suponen sacrificios inmediatos al común de los españoles, resulta malísimo, descorazonador, que ni siquiera aparezca la confianza en que esos sacrificios no serán útiles para el futuro.

Con lo que queda dicho quiero dejar claro que vuelvo a escribir sobre la res oeconomica porque la considero un asunto en verdad vital y no por afición diletante a la economía. Claro es, desde luego, que también escribo porque pienso tener algo  personal que decir, que no es un “copia y pega” o una opinión ya expresada por otros y suficientemente difundida. Ojo: no confundan lo personal con lo original y menos con lo inédito. Es personal porque no lo copio, sino que procede de mi esfuerzo. Por supuesto, puedo estar equivocado, total o parcialmente: para tener en cuenta otra visión de las cosas, para rectificar, matizar o completar están los lectores y sus comentarios, en los que, directamente o por remisión, puedan aportar datos y opiniones convergentes o divergentes con las tesis generales que propongo.

Sentado lo anterior, ¿qué ha sido inmediatamente determinante de la desconfianza hacia España tras la presentación de los PGE? Lo determinante han sido las reacciones muy negativas de unos cuantos foros económicos extranjeros. Por supuesto, dentro de España ha habido opiniones críticas de economistas, fundadas, sobre todo, en lo que los PGE no han abordado mucho más que en lo que suponen. Pero los mismos “medios” españoles se han nutrido, para sus titulares, de tres o cuatro juicios muy desfavorables lanzados fuera de España al día siguiente de presentarse nuestros PGE: Merrill Lynch y Citigroup abrieron el fuego, con toda su artillería pesada. Al anatema de dos entidades de tamaño tan gigantesco como cuestionable reputación (Merrill Lynch se derrumbó en 2008 y fue comprada por el Bank of America; Citigroup, que protagonizó la gran estafa de las subprime y en 2007 declaraba $18.000 millones de cuentas incobrables, está acusada de un enorme fraude: v. http://noticias.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas/seis-gigantes-financieros-acusados-de-manipular-los-prestamos-de-todo-el-mundo-para-ganar-mas-dinero_nsReCafbmlKLxeI32uHZU6/), se unió enseguida, como de costumbre, la prensa británica, comenzando por el Daily Telegraph y la BBC. No digo -porque carezco de conocimientos suficientes- que los PGE sean perfectos y ni siquiera muy buenos o buenos. Lo que digo es que la reacción negativa que generó la desconfianza fue demasiado rápida y demasiado contundente y que la fulminante condena procedía de entidades sin legitimación y, en definitiva, muy sospechosas de estar mucho más interesadas en su propia conveniencia que en ofrecer un criterio prudente y de la mayor objetividad posible.

Me explico: uno tiene también alguna fuente de gran solvencia en cuanto a la situación económica mundial. Y lo que escucho y lo que leo me confirman en mi ya añeja tesis (expuesta en este blog) de que los errores de la política económica y, en especial, la locura del superendeudamiento y la refinada avaricia de la ingeniería financiera, han provocado una situación de confrontación político-económica disimulada, pero no menos intensa que un conflicto bélico. Los sucesos concretos no deben verse de espaldas a esta guerra económica. En la crisis general, el bloque encabezado por los EE.UU., con los "primos ingleses" y otros aliados, combate a Europa y, más especialmente, a la Eurozona. Esta es la primera de las tesis de este post, tesis que, como digo, no aparece por vez primera en POR DERECHO.

ÉSTA NO ES UNA PELÍCULA DE “BUENOS” Y “MALOS: TODOS SON "MALOS" (PERO UNOS PEORES QUE OTROS)

Aunque Grecia, Italia y España (hablo así para entendernos: ya he dicho que es mentira eso de que todos tenemos la culpa) lo hayan hecho mal (nadie lo niega) la situación griega, primero, después la italiana y, enseguida, la española, son vistas y tratadas por los EE.UU. y la Gran Bretaña (GB) como armas de su batalla en el ámbito económico. Norteamericanos y británicos se presentan como “los buenos” de la película, que combaten a “los malos”. Es en esta presentación donde muestran su falsedad y se descubren como enemigos interesados, porque en la película de la crisis económica global, ellos (EE.UU. y GB: generalizo también para entendernos) no son “los buenos”. Ésta es una película de ésas en las que todos son “malos”, pero los pretendidos “buenos” bastante “más malos” que los demás. Por los “más malos” empezó el desastre: ellos situaron la economía financiera por encima y por delante de la real y ellos envenenaron el mundo entero con sus productos financieros tóxicos, amén de otras abominaciones entreveradas en la globalización. Sus modas (las de EE.UU., en especial) inspiraron e inspiran los errores ajenos (y no sólo en lo económico, desde luego:  porque hay que ver el daño que están haciendo en lo educativo y en lo jurídico). Y todavía, pese a la máquina de fabricar dólares incomparablemente más potente que la de fabricar euros, el endeudamiento real de los EE.UU. es superior al de la Eurozona e incluso al de España. Por si fuera poco, las enormes masas de dinero en sus manos -en las de los falsos “buenos”- se siguen utilizando principalmente para especular mucho más que para invertir.

EL CAMPO DE BATALLA EN LA CRISIS GLOBAL QUE YA NO ENTIENDE NADIE Y EN LA QUE CADA UNO VA A LO SUYO



No sé si han advertido que en los últimos meses, los análisis económicos, traten del déficit público, de la banca, del empleo, de la recesión o del crecimiento, de la inversión bursátil, etc., resultan cada vez más oscuros y difíciles de entender. Se trata de análisis sectoriales, porque han disminuido, hasta casi desaparecer, los intentos de explicación global de lo que sucede. Parece manifestarse una incapacidad generalizada de describir –simplemente describir- la crisis global y más aún de formular propuestas para ir saliendo de ella. Los cerebros de los economistas se dedican a lo sectorial y acentúan hasta el paroxismo un lenguaje realmente iniciático con abundantísimas siglas, todas ellas de realidades y teorías expresadas en inglés (en menos de 25 minutos y con sólo recorrer dos “medios” electrónicos, encuentro los siguientes palabros: stagflation, start-up, hard landing, PMI manufacturero,  ETF con código FXI, credit default swap o CDS, JOBS Act (de 'Jumpstart Our Business Start-ups') (por descontado, se sigue hablando de derivados, colaterales, preferentes, inventos de la ingeniería financiera al servicio de la banca, incomprensibles para el común homo sapiens sapiens, aunque posea una buena cultura y ejercite a diario el intelecto).
Las biblias periodísticas económicas (Wall Street Journal, Financial Times, The Economist) también han dejado de analizar la crisis global: están dedicadas a las cosas de sus habituales lectores, es decir, a señalar dónde y cómo se gana dinero y dónde y cómo se pierde, más los amplios capítulos de lo que ocurre aquí y allá y de lo que hacen éstos y a aquéllos (o sea, las noticias económicas propiamente dichas y, más concretamente, las empresariales y bursátiles).
Los dirigentes políticos, hasta hace poco muy locuaces, incluso charlatanes, guardan ahora silencio sobre la situación económica general, sus causas y los posibles remedios. Merkel calla, Obama calla, Monti calla y Sarkozy habla por los codos, pero en clave electoral francesa. Los gurús económicos, del ámbito empresarial o del académico, también permanecen en silencio, en especial si les compara con apenas un año atrás, en que se prodigaban en análisis y propuestas. Recuerden a los Nobel de Economía, declarando cada dos por tres: ahora callan.
Mi segunda tesis es ésta: no se explica o describe ya la crisis económica global y no se formulan propuestas para afrontarla sencillamente porque la situación se ha revelado tan compleja y difícil que nadie se considera capaz de ofrecer una síntesis bien estructurada de lo que ocurre en el mundo, a partir de la cual indicar un conjunto ordenado de acciones o medidas. Con otras palabras, la situación en su conjunto, aunque muchos de sus elementos se conozcan, resulta ininteligible o, cuando menos, inefable, es decir, inexpresable con palabras. El sueño de la economía, inducido por alquimistas codiciosos, ha engendrado un monstruo fuera de control: ni se controla intelectualmente, entendiéndolo, ni se controla prácticamente, domesticándolo o destruyéndolo. En particular, la cuestión de la armonía entre estabilidad presupuestaria y reactivación de la economía real (ya me conformo con reactivarla; no me entrego al cuestionado dogma del crecimiento constante) se presenta como un dilema insoluble. Ajustar las cuentas -en lo que más se insistía hasta hace poco- parece conducir inexorablemente a la recesión, con la que, a su vez, no parece posible cuadrar las cuentas. Hemos de volver sobre esto.
Así las cosas en cuanto a la crisis global, ahora busca cada uno su particular salida: cada empresa, cada sector económico y, lo que nos interesa más aquí, cada bloque: el bloque USA y la UE (la Federación Rusa y China siguen sus propios y oscurísimos caminos). Dirán que siempre ha sido así. Y tendrán razón en la medida en que el particularismo siempre ha estado presente. Pero ahora ya no hay disimulo alguno y, lo que es más importante, ahora ya no se advierte ningún esfuerzo por luchar contra la crisis económica con algún concierto universal (o, al menos, del mundo occidental), un concierto que era y seguiría siendo lógico puesto que la interconexión o globalidad es real. La necesidad derivada de la naturaleza misma de la Unión Europea, con su aparato político común, fuerza el concierto de buena parte de Europa. Los EE.UU, en cambio, carecen de límites a su soberanía y navegan con el viento a favor de su magnitud, de su tradición imperial y de ese aislacionismo cultural y vital al que se ha dado en llamar american exceptionalism, que les sirve lo mismo para un roto que para un descosido.
Dedicados a lo sectorial, recluidos en su interés particular, no es de extrañar la acentuación del lenguaje iniciático, difícilmente comprensible, en el tratamiento de asuntos económicos. No hay necesidad de que entienda nada quien no esté en el mundillo de que se trate. Y, a la vez, ese lenguaje permite sustraer los “productos” periodísticos o académicos (?) a la crítica de cualquier persona inteligente. Las columnas y comentarios económicos se llenan de textos en clave, blindados para quienes no formen parte de la cofradía (aun así, me he topado ayer mismo con un lector que descubría el plagio mal traducido de un analista en un destacado digital español).
Me quedo hoy en este resumen: en una situación económica general, que se ha renunciado a entender y a afrontar concertadamente, en la que cada cual va a lo suyo, los EE.UU. y GB prosiguen su guerra económica a Europa (a la UE y a la eurozona) y ahora hemos sido y somos el blanco principal. En España hay muchas cosas mal hechas (con Zapatero y con Rajoy: vean, sin ir muy lejos, http://andresdelaoliva.blogspot.com.es/2012/01/mas-que-un-tijeretazo-un-enorme-sablazo.html ) y muy difíciles de enderezar y enmendar (en particular, la estructura excesivamente costosa de nuestro Estado). Pero no somos “los malos” o los únicos “malos”. Y quienes ahora nos atacan no son “los buenos”. Han sido y son los “más malos”. Por eso, nos atacan más precisamente cuando se presentan unos presupuestos con un recorte de más de 35.000 millones de dólares. No deberían perjudicarnos miserablemente, añadiendo dificultades a las que ya tenemos y sin reconocer el menor esfuerzo. Pero lo hacen. Anecdóticamente -pero qué anécdota, damas y caballeros: ¡qué apoteosis de manipulación y de cinismo puritano!- el New York Times publica, precisamente ahora, un extenso reportaje sobre España como turismo de burdel:  In Spain, Women Enslaved by a Boom in Brothel Tourism (por si quieren leer la amplísima investigación, centrada en La Junquera, ahí va el link: http://www.nytimes.com/2012/04/07/world/europe/young-men-flock-to-spain-for-sex-with-trafficked-prostitutes.html?_r=2&pagewanted=1&hp. No sé qué me asombra e indigna más: si la maldad de estos genuinos plutócratas o la estulticia con la que ciertos "antisistema" regalaron al sistema, con ocasión de la "huelga (forzosa) general" del pasado 29 de marzo, las imágenes que el sistema buscaba para ilustrar el titular que les interesaba y que más daño podía hacer a los españoles sin empleo y en apuros: "Barcelona, la nueva Atenas".

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiene usted más razón que un santo.

EEUU puede jugar la partida eternamente pues su moneda manda.

Puede emitir deuda hasta el fin de los tiempos y no quebrar nunca...California, la que era la octava economía del mundo está quebrada hace tres años y no pasa nada.

El BCE podría hacerlo (emitir deuda a un 1%) pero...aja! no interesa.

Lo único que nos va a salvar es que todos estos necesitan mercados que les compren y que les paguen la deuda,para a su vez, pagar ellos la tremenda deuda que tienen.

Alemania es la mayor poseedora de bonos griegos que ha lavado con amor y cariño el BCE recomprándola ordenadamente, pero también tiene mucha deuda española y un mercado, el español, que cuando estaba en plena unificación, le dió de comer comprando sus productos...hablaría de la situación de GB y de Francia y de China y Rusia....puuuff!

En fin!

Mentiras sobre mentiras para someter a la gente, para tener a la gente controlada con el miedo, sin dejarle pensar. Pues en lo único que te dejan pensar es en sobrevivir.

Gracias por su esclarecedora entrada.

Reciba un cordial saludo,

Jyy

Anónimo dijo...

Y para entender todo esto hay que ir de lo pequeño a lo grande.

Por simplificar.

Intervienen en esta tragedia tres actores fundamentales, las entidades financieras (los bancos sobre todo los llamados, ironía, de inversión), los políticos (en connivencia con ellas) y la irresponsabilidad y avaricia de la gente.

Pondré un ejemplo sencillo que si lo multiplicamos por millones nos llevará a comprender la situación global actual.

Porque, gracias a Dios, dos más dos siempre serán cuatro y las cuentas siempre tienen que salir y la verdad es muy tozuda.

España, año 2007, un chaval de 21 años deja de estudiar, le pagan 2.000 Euros en la construcción! vive con sus padres y no tiene gastos.

Va al banco y domicilia su nómina, en el banco le ofrecen préstamos sin límite...el se compra un BMW para ir a la obra. Conoce a Pili que es funcionaria y cobra 2.000 Euracos! Coño! 4.000 Euros al mes! no tenemos hijos! viva la vida!

Nos vamos a Madagascar estas vacaciones, el dinero está barato! mira que interés me ofrece el de la sucursal...Nos compramos el piso! nos lo amueblan y nos ponen en casa!

Entretanto los Ayuntamientos vendiendo suelo y recalificándolo entre fuegos artificiales de un ambulatorio, una universidad, un polideportivo y unas fiestas patronales con los Rolling Stones tu! coño! así no pierdo yo unas elecciones ni loco!

Además los políticos diciendo que el dinero público no es de nadie! de nadie! por Dios!

Perdón pero me agoto de la estulticia reinante.

Dos más dos son cuatro...nuestros abuelos nos decían que no hay, NO EXISTEN!!! duros a cuatro pesetas...

Jyy

Joaquín Galán dijo...

Cuando el curso de la civilización toma un giro insospechado, cuando, en lugar del progreso continuo que esperábamos, nos vemos amenazados por males que asociábamos con las pasadas edades de barbarie, culpamos, naturalmente, a cualquiera menos a nosotros mismos. ¿No hemos trabajado todos de acuerdo con nuestras mejores luces y "no han trabajado incesantemente muchas de nuestras finas inteligencias para hacer de éste un mundo mejor? ¿No se han dirigido todos nuestros esfuerzos y esperanzas hacia una mayor libertad, justicia y prosperidad? Si el resultado es tan diferente de nuestros propósitos, si en lugar de disfrutar libertad y prosperidad nos enfrentamos con esclavitud y miseria, ¿no es evidente que unas fuerzas siniestras deben haber frustrado nuestras intenciones, que somos las víctimas de alguna potencia maligna, la cual ha de ser vencida antes de reanudar el camino hacia cosas mejores? Por mucho que podamos disentir cuando señalamos el culpable, séalo el inicuo capitalismo o el espíritu malvado de un particular país, la estupidez de nuestros antepasados o un sistema social no derrumbado por completo, aunque venimos luchando contra él durante medio siglo, todos estamos, o por lo menos lo estábamos hasta hace poco, ciertos de una cosa: que las ideas directoras que durante la última generación han ganado a la mayor parte de las gentes de buena voluntad y han determinado los mayores cambios en nuestra vida social no pueden ser falsas. Estamos dispuestos a aceptar cualquier explicación de la presente crisis de nuestra civilización, excepto una: que el actual estado del mundo pueda proceder de nuestro propio error y que el intento de alcanzar algunos de nuestros más caros ideales haya, al parecer, producido resultados que difieren por completo de los esperados.

No puede imaginarse profesor cuanto lamento que usted sea de los que se han adherido a la tesis de la potencia maligna.

Le deseo mucha suerte armando las piezas.

Anónimo dijo...

No será usted un experto en PGE, pero aplica usted el sentido común. Es mucho más de lo que hacen decenas de periodistas en los periódicos que sufrimos en España. Siga así por favor.

Andrés de la Oliva Santos dijo...

Amigo Galán: en modo alguno me he adherido a lo que Vd. denomina "la tesis de la potencia maligna". Todos los post de estos años en este blog (y muchos otros papeles y libros publicados) indican que pienso desde hace mucho tiempo en una crisis intelectual y moral muy generalizada y que rechazo maniqueísmos y simplificaciones parecidas. Sencillamente, vivimos en la historia y, ahora, en nuestra historia, los hay "malos" y "peores", los hay fuertes y menos fuertes o débiles y también hay explotadores y explotados. Lo que digo en el "post" que Vd. toma como una adhesión a la "tesis de la potencia maligna" no tiene mucho que ver (más bien no tiene nada que ver) con sus consideraciones genéricas sobre las ideas que, al parecer, todos hemos venido sosteniendo sin caer en la cuenta de que se habían marchitado unas ideas -que, insisto, Vd. nos atribuye a todos, un tanto exagerada e injustamente- y que estaban equivocadas. NO ES MI CASO y hay abundante prueba documental. Llevo mucho más que una generación sin la menor convicción de que esas ideas fueran estupendas. Llevo más de una generación cuestionándolas. Me parece, tómelo como una amistosa discrepancia, que ha leido Vd. el "post" en clave ideológica y no tiene tal clave. Se trata de mi apreciación de un fenómeno histórico. Puede ser errónea, pero sus consideraciones abstractas sobre el engaño en el que, según Vd, todos hemos vivido, no pueden combatir una apreciación de naturaleza histórica. En la crisis de civilización iniciada hace décadas, y denunciada por mí (no me meta en sus generalizaciones: soy muy individualista) los USA han desempeñado y continúan desempeñando, eso sí, un importantísimo papel. Eso es lo que he dicho y no que "la culpa de todo la tenga el maligno imperio USA". ¡Hombre, amigo, que no soy Hugo Chavez!

Joaquín Galán dijo...

En mi opinión, D. Andres, y en lo que respecta a lo de la potencia maligna, intenta usted negar la evidencia. Como lo evidente no requiere aclaración, no tengo ningún interés en continuar por esta línea.

Tiene usted toda la razón cuando afirma que siempre ha criticado la crisis moral e intelectual que vivimos. Es por eso que le tengo en gran consideración y respeto y es por eso que creo que usted ya tiene en su haber una buena parte de las piezas del rompecabezas que explica la situación que vivimos. En mi modesta opinión, puede que sea yo el equivocado, tiene las piezas pero están sin armar. Ve las piezas que conforman la máquina, pero no es capaz de ver la máquina montada en su conjunto y por eso no sabe como funciona ni lo que se puede esperar de ella. Por eso también se siente perdido y por eso también cree que no existe explicación, que esto no hay quien lo entienda o, al menos, que nadie tiene un diagnostico preciso y mucho menos, una solución. Ya sé que me va a decir que usted no está perdido. No piense en la réplica, simplemente piense. O relea lo que ha escrito.

Pues alegre esa cara profesor porque hay diagnostico y solución. Me consta que existen al menos 3 premios Nobel de economía que han despiezado y vuelto a montar el mecanismo. El único problema auténtico al que nos enfrentamos es que los políticos puede que entienda la solución pero no querrán llevarla a la práctica porque va contra sus intereses y nosotros, hoy sus siervos, no estamos capacitados o preparados para entender ciertas explicaciones.

Imaginemos por un momento que existen en este mundo personas que son malas o malísimas y que todas las personas de bien decidimos ponernos de acuerdo para acabar con eso. Para llevarlo a la práctica decidimos depositar una serie de poderes, casi un poder absoluto, en otro grupo de personas que actúan por delegación nuestra. Pero esos delegados nuestros no son en realidad mejores que esos malos, malísimos a los que intentamos controlar; de hecho son aún peores pero ahora cuentan con un poder que nunca antes en la historia se ha repetido y resulta que, inevitablemente, es peor el remedio que la enfermedad. Los malos malísimos no solo siguen existiendo sino que crecen y se multiplican porque ahora se han aliado con los malos aun peores, nuestros delegados, que pueden incluso meter el ejercito en una torre de control con plena inmunidad. Es entonces cuando morimos no de la enfermedad sino del remedio que se le ha aplicado. Es una insensatez pensar que, analizando grupos de individuos, existen grupos moralmente superiores y es suicida pensar que los políticos, vistos como grupo, puedan solucionar algo. Mientras tanto, en lugar de ponerles una traba que les recuerde al servicio de quien están, nos empeñamos en concederles mas y mas poder para alcanzar lo que no es mas que una utopía.

Es la historia de siempre profesor, una de las más viejas guerras de la humanidad: las personas contra el poder y el poder contra las personas. En esta ocasión la particularidad es que el poder no muestra su vieja y verdadera faz detestable y que hemos avanzado tanto que nos parece que los tiempos de absolutismo o tiranía quedaron atrás. De manera equivocada la gente piensa que una “democracia” o “estado de derecho” como los que tenemos nos ponen a salvo de estos peligros. Es por eso que aún no hemos identificado al verdadero enemigo al que hay que combatir.

Andrés de la Oliva Santos dijo...

Amigo Galán: No me proponga más acertijos o, si lo prefiere, no me ponga más deberes, como el de ensamblar las piezas. Y hágame (háganos: los lectores del blog leen los comentarios: me consta)el favor de decir qué es lo evidente que yo, al parecer, me empeño en negar. Esa concreción será de utilidad para este "blog" en cuanto foro y, por supuesto, para mí, que no soy nada aficionado a negar lo evidente.

Puesto que Vd. ve que, disponiendo de piezas, soy incapaz de ver "la máquina en su conjunto", ¿no le parece que para el blog -y también para mí, desde luego- sería muy útil que Vd. nos mostrara la máquina, cómo funciona y qué se puede esperar de ella? Esta concreción también sería muy de agradecer. Por supuesto, es muy libre de no hacerlo, pero en tal caso, seguiré considerando demasiado misteriosos sus comentarios.

Es posible que Vd., por motivos y razones que se me escapan, me conozca mucho mejor que yo mismo y sepa de antemano lo que voy a decirle. Con todo, honradamente, lo que he de decir es que yo sí estoy perdido. No me he atrevido a sostener que no existe en absoluto explicación de la crisis global ni propuesta de solución, porque tal aserto implicaría algo a todas luces imposible para mí (y me parece que para cualquiera): saber qué piensan, qué saben y qué dicen todos los habitantes del planeta. Mi afirmación es que ya no aparecen explicaciones ni propuestas de solución, porque la situación se ha complicado superlativamente.

¿Sería tan amable de informarnos de los tres premios Nobel que han despiezado el mecanismo y lo han vuelto a montar? Personalmente se lo agradecería mucho y rectificaría con sumo gusto mi previsible (y expresamente prevista) ignorancia.

Acerca de sus consideraciones sobre la aporía que representan los políticos y el callejón sin salida en que nos metemos cuando confiamos en ellos (los actuales u otros "nuevos") no tengo nada que añadir. Aquí mismo ya apunté la extrema dificultad de que un factor importantísimo de los problemas pueda ser parte activa en su solución. No sé cómo se resuelve esa aporía. Si Vd. tiene alguna idea, será muy bienvenida, porque, en efecto, es un punto clave.

Le aseguro que he escrito este comentario -lo mismo que el anterior- después de pensar, sin el menor ánimo de réplica entendida como competición intelectual. Sólo he pretendido entenderle y hacerme entender mejor. Naturalmente, esta pretensión se debe a haber pensado, ante sus comentarios,que me he debido expresar muy mal. Pero puedo haber estado equivocado, porque cabe que sus comentarios, aunque se refieran aparentemente a mis textos, obedezcan en realidad a otro propósito.

En todo caso, le agradezco sus condescendientes consejos y la indulgencia con que me trata.

Joaquín Galán dijo...

Bueno, vale, eso de despiezado y vuelto a montar quizás sea un exceso, aunque diría que cada uno de ellos ha dado con una parte del mecanismo. Si yo, ante un auditorio, mencionara los nombres de los 3 premios nobel a la vez tendríamos dos problemas. El primero es que probablemente la mente de muchos quedaría definitivamente hermetizada para evitar cierta contaminación ideológica. El segundo problema es que con ello estaría evitando que la mayoría aprendiera de veras porque lo que no se olvida es lo que se aprende con el propio esfuerzo.

Creo haber sido muy concreto al afirmar que es peor el remedio que la enfermedad, que nos mata el remedio, no la enfermedad. Se puede ampliar información al respecto en la teoría de la elección publica “Public choice” que en 1986 le valió el premio Nobel de Economía a James M. Buchanan. Esta es la aportación mas reciente y posiblemente menos conocida.

¿Estaríamos de acuerdo profesor en que buena parte del problema son los políticos?. Yo creo que esa es la pieza sobre la que existe mas consenso.

¿Estaríamos de acuerdo profesor en que están fuera de control?. Eso ya es mas discutible. Por lo que usted escribe pienso que es posible que coincidiera con esto.

Lo que no es discutible porque es un hecho es que el Estado nunca ha tenido tanto poder como hasta ahora. En mi opinión, un poder manejado por unos políticos fuera de control.

Pero ¿Cómo se mantienen bajo control de unos políticos que no quieren ser controlados?. En cuestiones de derecho constitucional, usted es el experto.

Otro de los premios nobel citados, además de economista, era experto en derecho y elaboró, en su académico debate con Lord Keynes, algo así como la constitución de la libertad. Decía que la democracia no es un fin en si mismo sino un medio para alcanzar el progreso y la libertad. Alguien podría pensar que esto huele mal, que es inadmisible que se critique la democracia. Pero no se oponía a la democracia sino a sus imperfecciones.

Lo que me parece indudable es que no existe progreso sin libertad y que todos esos abusos del poder que usted tan bien describe tienen su inevitable contrapunto economico por la vía de la paralización del progreso y el advenimiento de la miseria. Por lo pronto esta tesis explica los hechos, que ya es mucho.

Un saludo

Joaquín Galán dijo...

Como ya me he percatado de que éste es un tema inconcluso y aún a sabiendas de que puedo incurrir en imperdonable impertinencia, me permito hacer algunos comentarios más no con la intención de molestar a nadie sino sólo para mostrar algunas ideas que pueden ser tratadas como una noticia que llega a una redacción y allí se le da el destino o importancia que parezca bien, incluyendo la papelera.

El progreso económico es algo que depende de múltiples factores. Todos hemos oído hablar en este sentido de capital (entendido como dinero), capital humano, infraestructuras, etc. Parte del capital de una sociedad es fácilmente visible: fábricas, carreteras, escuelas, hospitales, universidades, telecomunicaciones, etc. Pero también puede haber otras formas de capital, menos tangibles que constituyen un complemento fundamental para el capital físico y de infraestructura: la democracia, una prensa libre, el respeto de los derechos humanos, las normas para la interacción social, los sistemas para la rápida difusión de nuevas ideas, un sistema judicial que defiende con eficacia la legalidad y la justicia, etc. Esta última forma de capital puede ser llamado capital institucional o social.

Pues bien, mi tesis para explicar la situación actual es que vivimos una crisis de solvencia y liquidez derivadas de un excesivo deficit y gasto público. Esto es consecuencia de una degradación paulatina del capital institucional de la nación mediante la cual la democracia ha mutado a pseudodemocracia o partitocracia y el estado de derecho se ha quedado en su hermano menor: el estado de leyes. Hoy el estado se ha vuelto en contra de su razón de ser y de garante de libertad y justicia, se ha convertido en la mayor amenaza contra ellas. Vivimos en un país inseguro como consecuencia de esta evolución no sólo porque el estado es la principal fuente de inseguridad sino porque se ha perdido toda capacidad de previsión de sus actuaciones al haberse traspasado fronteras inimaginables.

A la citada degradación del capital institucional se suma que, el capital, entendido ahora en su sentido tradicional, huye del país acompañado de lo mejor de nuestro capital humano. Muchas personas responsables, capaces y autosuficientes, nuestro tesoro oculto de las viejas virtudes romanas, han decidido huir del país o permanecer inactivas ante el espectáculo que observan. Mientras tanto, otro tipo de personas se han apoderado de todo. Son aquellos que no han alcanzado en su vida el equilibrio que desearon en su niñez entre las inevitables penalidades de la vida y las satisfacciones que esperaban de ella y que responsabilizan de ello a todo el entorno que les rodea. Son estos los que han decido restablecer su personal apreciación del equilibrio amparados en que constituyen una legítima mayoría y que, como tal, son los líderes naturales de la ingeniería social.

El resultado inevitable de esta pérdida de capital en todos los sentidos es el descenso del nivel de vida y un paro masivo. Es posible que la riqueza sea repartida de manera más uniforme pero existe menos riqueza que repartir y, finalmente, sólo nos podremos repartir la miseria.

Perdón por el mitin profesor, solo puedo alegar en mi defensa que me ha servido de válvula de escape.

Andrés de la Oliva Santos dijo...

Completamente de acuerdo, amigo Galán. Cuando yo me refería (y me refiero) a explicar la situación, no quería significar explicar el fondo de la crisis y sus causas últimas (expuestas en síntesis excelente en su último comentario) sino sólo al lío económico en que estamos metidos. Lío que presenta el añadido de una guerra financiera. La cosa tiene muy mal aspecto.