lunes, 21 de mayo de 2012

¿AUDITAR A LOS AUDITORES, CALIFICAR A LOS CALIFICADORES, VALORAR A LOS TASADORES?



"TOLERANCIA CERO" CONTRA LA BURLA AL CONFLICTO DE INTERESES

BLACKROCK NO PUEDE TASAR A LA BANCA ESPAÑOLA: SERÍA UNA DESVERGÜENZA

(Actualización a las 18.30 horas: publicado este post a las 00.15 horas del 21 de mayo de 2012,
BLACKROCK es descabalgada de la tasación 10 horas después: algo es algo)

 
Todos sabemos que no hay respuesta satisfactoria a la clásica pregunta quis custodiet ipsos custodes o quién vigilará a los vigilantes. Pero precisamente como no es razonable, sino absurdo e imposible, establecer una cadena de vigilantes de los que vigilan a los vigilantes que vigilan…, se establecen requisitos exigentes para hacer de vigilante y son de capital importancia ciertas garantías, como la de que nadie sea vigilante cuando lo que tiene que vigilar ofezca motivos para una vigilancia relajada o, al revés, para una vigilancia injustamente severa. Es más o menos lo mismo que el nemo iudex in causa sua (que nadie sea juez y parte a la vez).

Una de las más importantes garantías es tomarse en serio el conflicto de intereses. En varias ocasiones hemos tratado aquí del conflicto de intereses, situación que es vital identificar y evitar, pero que, lamentablemente, no se identifica y no sólo no se evita, sino que se aprovecha para un lucro ilícito. En demasiadas ocasiones, todos los implicados se hacen los distraídos y así, como si tal cosa, “todos salimos ganando”, se dicen. Por descontado, no “todos” salen o salimos ganando. Es al revés, todos perdemos, antes o después, para que dos ganen.

Empecemos por las empresas de auditoría. El que audita la marcha de una empresa, no puede ni ofrecer y ni proporcionar a esa empresa otros “servicios”, desde asesoramiento legal y contable hasta tonner y papel para sus impresoras. El pretexto de la “libertad de mercado” y de la conveniencia y ventajas de los “full services” no enmascara nada. Pero lo usaron y se les admitió durante tiempo y tiempo, como si para un mercado libre y limpio no fuese necesaria una confianza grande y sin tacha hacia las auditoras y sus productos específicos, mientras que la falta de fiabilidad y las auditorías complacientes distorsionan mucho, por decirlo de modo muy suave, el mercado, bursátil o no. Los poderes públicos toleraron este conflicto de intereses, incluso después de mayúsculos escándalos, como el de Arthur Andersen respecto de Enron. Aún hoy la situación no es todo lo limpia que sería de desear.

Tampoco ha pasado nada porque se sepa que los principales accionistas de las tres grandes agencias de calificación (que ponen “notas” a países, bancos y empresas), Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch, son fondos de inversión y entidades financieras y del mundo de la gestión de activos (v. detalle en EXPANSIÓN: http://www.expansion.com/2011/07/28/empresas/banca/1311889721.html?a=3b0ec98442bd89b11495f60da8e9f5f2&t=13374478769). Si los que mandan en esas calificadoras van a ser calificados o, lo que casi es peor, hacen negocios potencial y realmente muy lucrativos en razón de las calificaciones, ¿no hay un clarísimo conflicto de intereses, que tendría que desaparecer? Esto, por si no fuese poco el muy tópico, pero abrumadoramente decisivo ejemplo de la máxima calificación (AAA) de Standard & Poor’s, Fitch y Moody’s a Lehman Brothers hasta el día de su quiebra, lo mismo que les ocurrió con Madoff. Estos enormes errores podrían achacarse, por interés dialéctico, a la inteligencia extrema del engaño perpetrado por Lehman Brothers y por Bernard Madoff. Aunque se admita, también a efectos dialécticos, esta defensa de las tres calificadoras, los datos sobre el conflicto de intereses a causa de quiénes son los principales propietarios y controladores de las calificadoras son, en cambio, incontestables. Y deberían ser suficientes para considerarlas carentes de fiabilidad, por no hablar del súbito incremento de atribución de la calificación máxima cuando se gestaba y se iba inflando la burbuja de las subprime en USA (los datos del documental Inside Job son impresionantes) y la circunstancia de que las tres operan en los EE.UU. y se inscriben en el ámbito de la defensa del US$ como moneda de referencia. Su credibilidad en Europa y respecto de la Eurozona (en realidad, su credibilidad general) debería ser cero (0’00) desde hace tiempo. No importa que, con alguna frecuencia o habitualmente, las calificaciones de esas agencias sean certeras porque están apoyadas en buenos análisis de datos fiables y suficientes.  No deberían valer mientras subsista el conflicto de intereses basado en hechos objetivos. Por ser una cuestión de principios, ni más ni menos. Algo básico e innegociable: si Vds. o sus dueños negocian, Vds. no califican los negocios. Las agencias de marras fueron públicamente cuestionadas por importantes autoridades (Merkel, FMI, etc.) hace un par de años, pero aquí siguen, como si tal cosa.

Imaginen Vds. qué harían (o, mejor, qué no harían) los EE.UU. si sus bancos, sus Estados, su deuda, etc. recibiesen calificaciones de aprobado o suspenso por agencias calificadoras chinas, europeas o rusas, propiedad de entidades financieras que operasen en los EE.UU. y pudiesen ganar o perder mucho dinero dependiendo de las calificaciones. Pues ante lo que realmente ocurre, que es la dictadura de Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch (ésta última en manos mayoritariamente francesas, pero con intereses coincidentes con las demás), resulta descorazonadora la incapacidad o, en todo caso, la pasividad total de las naciones y de la misma Unión Europea para detener en seco o frenar las más claras violaciones del Derecho (y lo es el estado de permanente conflicto de intereses de esas agencias, jurídicamente indefendible) si han sido cometidas por el Gobierno de los EE.UU. o por las empresas a las que ese Gobierno tanto sobreprotege contra el viento y la marea de los hechos ilícitos más innegables. No es que no existan medios: hay tribunales, incluso los de EE.UU., pero no hay redaños para acudir a ellos. Curiosamente, se atreven más algunos ciudadanos aislados, de aquí y de allá, que sus correspondientes gobiernos. Pero es que, con todo lo bueno que encierran los EE.UU., su complejo político-financiero-industrial, que no es ninguna leyenda, asusta y mucho.

No hace muchas horas que se reunió el llamado G-8, con los líderes de los ocho países de economías más importantes (?) con Barack Obama como anfitrión. ¿Acaso trataron este asunto del conflicto de intereses, que no creo equivocarme al considerarlo fundamental? ¿Le ha dicho algo al respecto Frau Merkel a Mr. Obama, en la línea de las reservas que expresó la Bundeskanzlerin en su día? Desde luego, no consta ni se advierte la menor señal de que el tema haya salido a relucir.

Y nos queda la tasación, la valoración de activos y pasivos. En realidad, he escrito este post a causa de la noticia, no desmentida, según la cual, perdida por el Banco de España una mínima credibilidad, la valoración de nuestra banca se va a encomendar -si no ha sido ya encomendada- a dos empresas: BlackRock (más exactamente, BlackRock Solutions, una parte del enorme grupo BlackRock) y OliverWyman. No sé nada de ésta última, pero cualquier lector español medianamente atento ha leído que BlackRock ha comprado recientemente más de cien mil acciones de Bankia (cuando su valor estaba por los suelos, precisamente). Es decir, que esta tasadora, si se le deja, valoraría quizá activos suyos o, en todo caso, activos con los que negocia, como, es de suponer, puede negociar con cualesquiera otros bancos que tendría que evaluar. Debo ser un ingenuo de tomo y lomo, debo estar desfasado, pero a mí esa posibilidad me parece escandalosa, una desvergüenza que sólo se toleraría por cobardes o por cómplices de cualquier cosa lucrativa derivada de la tasación.

[ACTUALIZACIÓN A LAS 18.30 HORAS DE 21 DE MAYO DE 2012: Roland Berger, una firma alemana, que busca crear una gran agencia calificadora europea para competir con las tres grandes ya citadas, ha sustituido a BlackRock. He hecho alguna indagación sobre la otra tasadora: Oliver Wyman es un grupo (Oliver Wyman Group) que se define como parte de las Marsh & McLennan Companies, Inc. (NYSE:MMC). Es una cotizada en la Bolsa de Nueva York, no sin intereses en los negocios financieros, aunque con compañías especialmente destacadas en seguros. Si alguno de Vds.,  aficionado como yo, siente una leve curiosidad, vea http://es.finance.yahoo.com/q/mh?s=MMC. El principal accionista institucional, es WELLINGTON MANAGEMENT COMPANY, LLP, (7'07 %) dedicada a la inversión y al asesoramiento de inversores. Pero, ¡qué curioso!, entre los principales accionistas institucionales también aparece BlackRock Institutional Trust Company, N.A., con un 2'56 %. Bueno, antes el mundo era un pañuelo y ahora es una aldea global. Sobre las hazañas de Oliver Wyman, no se pierdan esta pieza informativa en ABC, titulada "Oliver Wyman nombró a Anglo Irish mejor banco del mundo antes de su rescate": http://www.abc.es/20120521/economia/abci-roland-berger-oliver-wyman-201205211644.html]

Lo peor de lo que ocurre con el conflicto de intereses (que no se reduce al ámbito de los negocios mercantiles, aunque aquí nos hayamos centrado en él) es que lo que no puede justificarse racionalmente, se haya logrado introducir como normal e incuestionable, de modo que circule por la sociedad, no ya sin escándalo y ni siquiera extrañeza, sino como algo natural, habitual y ordinario. Han logrado que lo extraño e incluso escandaloso sea un texto como éste y no lo que aquí se señala. Lo peor es, sí, que, en lugar de “tolerancia cero” a cualquier actuación en conflicto de intereses, la tolerancia sea infinita.

Me parece de perlas que se conozcan las interioridades patrimoniales de los bancos españoles.  Yo tampoco me fío de lo que dicen (pero sin  limitar mi desconfianza a los españoles). Pero no estaría de más que los ejercicios de “transparencia” y las tasaciones se extendieran a la banca europea. Y no digamos a la banca de los EE.UU. En todo caso, como van a empezar por los bancos de aquí, que los tasadores sean independientes y sin tacha de interés. Si me fío poco de mi banco, mucho menos aún de BlackRock y similares.

¡Ah! Me olvidaba de un pequeño detalle: BlackRock es accionista de Moody’s. Es algo de verdad pequeño, como la guinda del pastel para la gula de los pretendidos "inversores". Pero no me digan que, como ahora se dice, "no mola" el detallito.

4 comentarios:

Bernardo dijo...

"Virgencita, virgencita, no te pido que me des, sino que me pongas donde reparten".

Don Andrés, igual que tantos y tantos universitarios españoles sólo aspiran a sacar esa oposición, tantos y tantos "inversores" aspiran a estar en el lugar adecuado en el momento apropiado. O sea: en el lado "propicio" del pelotazo.

Porque ¿sabe? Desde el primer momento en que alguien mintió diciendo que cobraba más de lo que cobraba al banco, y menos de lo que cobraba al colegio concertado, todo lo demás ha sido sólo cuantitativo.

Sitogr dijo...

El problema Andrés es que la propia valoración de los bancos no es fiable. Al igual que en nuestro déficit hay mucho ladrillo oculto.

Y el prestigio del Banco de España debido a MAFO, Caruana y demás ineptitud política está por los suelos... Además lo triste es que los propios inspectores del Banco de España lo avisaron en 2005. La de nuestros funcionarios una previsión nunca vista que choco con el muro de quien no quería ver.

http://elconfidencialdigital.com/resources/files/2012/5/17/1337287864536carta%20a%20Solbes.pdf

Y ahora qué? Cómo se valoran los activos tóxicos de forma independiente pero qué sea también real?

O viene otra consultora "independiente" (que por lo menos no tenga acciones en nuestro sistema financiero) o tiene que venir el BCE.

Un saludo.

Andrés de la Oliva Santos dijo...

Sitogr: Pues claro que la valoración de los mismos bancos tampoco es fiable. ¿Acaso he dicho o insinuado que lo fuese? No: he dicho exactamente lo contrario.

Bernardo: de acuerdo con que la "almendra" de toda la crisis (que no nos afecta sólo a nosotros) está en la falta de respeto a la verdad y en la falta de sanción a los atentados contra la verdad, Todo empieza con la mentira y con algo tan malo como la mentira que es el ocultamiento y el engaño.

Anónimo dijo...

Hola muy buenas.

Como aporte quiero señalar que existe una preciosa directiva, la 2006/43 para más señas que nuestro querido Estado ha traspuesto defectuosamente en la L 12/2010.

La consecuencia esencial de la Directiva nos llevaría a la separación de que los auditores NO puedan tener, entre otros, servicios de abogados. ¿Por qué? Es evidente si auditas elaboras dos informes. A) Informe bueno (qué buen cliente eres, mira esos defectillos no te los veo y tu Junta General te firma las cuentas porque soy una auditora buenísima, ahora bien me tienes que contratar "paquetes de servicios" como abogados, informes de Compliance etc [Vaya como Urdangarín diciendo a Telefónica lo que debe hacer o no]; de lo contrario te saco el informe B. B) Informe en el que se sacan todos tus trapos sucios.
Caso Bankia: En 2011 evidentemente se aporta informe A por una de las "Big four" (espero que todos sepan cual). Pocos meses después ohhh ha aparecido un agujerillo de 30 milloncejos de euros en pocos meses no, va a ser que no te firmo las cuentas.

Últimas noticias: La Banca debe ser auditada. El Gobierno busca 3 auditorías.
La 4ª en discordia: ¡Sr. Gobierno! ¡¡Que Big four es por algo!!
Gobierno: Valeee se contrata a las 4 (total, ya pagan los paganos mientras que las B4 nos organizan suculentísimas conferencias).
Y al que me lo niegue, mirad las charlas en plan café que se organizan a ministros o secretarios de Estado. Es más, para que no se me tache de imaginativo: Charla de hace unos días de la Secretaria de Estado Fernández Currás con propaganda de Indra (armamento para que el Gobierno mire para otro lado mientras se arme la primavera árabe), KPMG (una de las B4, la que a priori se iba a quedar fuera de la auditación de la banca) y el 3º banco más poderoso del país.