Y EL CGPJ, A LO SUYO, ES DECIR, A COLABORAR COLEGIADAMENTE CON EL MINISTERIO
CON PROPINA PARA LOS "PRAGMÁTICOS" DEL "ESTO NO TIENE ARREGLO"
Ayer aparecieron de nuevo los “jobernantes” de ese increíble Ministerio de Justicia, sede de insuperables talibanes, para anunciarnos que podemos obtener “on line” importantes certificados (los de nacimiento y matrimonio). Naturalmente, como sólo dicen la verdad de modo casual y muy raro, no funciona lo que anuncian: los certificados se pueden pedir, pero no obtener ni descargar, aunque en la web así se afirme (cuando te pones a ello, a ver un certificado, descubres que lo de los certificados no es cierto: ¡valientes certificadores!). Y hoy mismo, según la web del Ministerio, «el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, ha subrayado el apoyo y el esfuerzo de los secretarios judiciales en la implantación de la Nueva Oficina Judicial. Durante su intervención en la inauguración de las jornadas que celebra el SISEJ sobre ‘La nueva Administración de Justicia’, en la sede del Colegio de Abogados de Madrid, el ministro destacó el proceso de aplicación de las nuevas tecnologías y el intenso trabajo llevado a cabo para cumplir el calendario de objetivos fijado en el Plan de Modernización. “Estamos –dijo Francisco Caamaño- en situación de ofrecer ya un balance de logros, con un grado de cumplimiento en 2010 superior al 85%, que continuará en el presente año”. El ministro indicó también que el plan dispone de la dotación económica suficiente, más que nunca hasta ahora, a pesar de la situación de contención presupuestaria en la que estamos.»
¿Por qué no funciona la descarga on line de certificados? ¿Por qué prosigue el colapso de la Justicia, especialmente agudo en donde se comenzaron a implantar las leyes de 2003 y 2009, con todos sus “cantables”? (luego los mencionaré). ¡Claro está que por culpa de los jueces! (me refiero a todos los que juzgan, con independencia de su categoría en la Carrera Judicial). Si los planes sobre la Justicia -elaborados entre los que nunca han pisado un tribunal (llámese como se llame), los que hace mucho tiempo que dejaron de pisarlo y los que no quieren volver a hacerlo- no funcionan o funcionan muy mal, con claro empeoramiento de la situación, la culpa es de los jueces. Lo mismo sucede en el terreno de la educación, desde el nivel más elemental hasta el superior: ¿que los planes ideados por los planificadores profesionales resultan en disparates retardatarios, con efectos negativos perfectamente visibles y comprobables? Ya se sabe: la culpa es siempre de los profesores. Unas veces se atreven a decirlo así públicamente o lo hacen escribir y circular. Otras veces (o al mismo tiempo), lo susurran en docenas de oídos, que “repican” la falsedad sin ningún espíritu crítico.
¿Acaso se ha superado el colapso de innumerables tribunales a causa de la “revolucionaria” “Nueva Oficina Judicial” (NOJ), ésa que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) iba a pedir que se paralizase, en vista de los tremendos resultados de su paulatina implantación? Ni ha habido tal superación ni se la espera y el CGPJ, matrimoniado con el Ejecutivo como ya se explicó aquí, no ha llegado a solicitar lo que supondría una rectificación. Rectificar es impensable para esta gente, aunque lo pudieran hacer sin el menor ruido, sin la más mínima vergüenza (rectificar no es, para la gente normal, nada vergonzoso: lo vergonzoso es lo contrario).
Y, si no atenúa ni arregla los hiper-mega-problemas ¿qué hace entonces el Ministerio de Justicia del “Gobierno de España”, en contacto con los “ministerios” autonómicos? Pues, además de organizar reuniones y nombrar más y más delegados gubernativos en todos los ámbitos judiciales, lo que hace mejor y con más empeño es seguir obligando a muchos jueces, si quieren producir las resoluciones que se les han adjudicado (si no, serán inspeccionados y sancionados por el fraterno y colegiado CGPJ), a someterse a las Nuevas Fuentes del Derecho, a saber:
1ª) Las aplicaciones informáticas y manuales de uso, interpretados por los Nuevos Secretarios Judiciales, con su férrea cadena de mando;
2ª) Dictámenes de la Comisión Asesora Jurídica, sita en el Ministerio de Justicia;
3ª) Protocolos resultantes de“organillos” interpuestos aquí y allá, sin base legal y menos constitucional (pero con beneficios para los integrantes, claro).
Por si esto fuese poco, no hay fuentes supletorias, por ejemplo, las que señala el Código Civil en su artículo 1. Y no hay ni papel ni bolígrafos que valgan para ir resolviendo cuando “el sistema” (el informático) no funciona. Lo que no se puede hacer conforme a las Nuevas Fuentes del Derecho y al sacrosanto “Plan de Modernización”, sencillamente no se hace. Litigantes, Abogados, Procuradores: no os quejéis, porque estáis “jobernados” por adalides del progreso y de la modernización. Son especialistas planetarios en la negación de la evidencia y en la difamación masiva. No responden sino ante la Historia… que sólo ellos pueden escribir (esto de remitirse al juicio de la Historia me suena una barbaridad).
Y el CGPJ, ¿qué hace el CGPJ? Apoyar al Poder único y servir consensuadamente a los poderes feudales a los que se deben los Vocales (con muy honrosas excepciones). Y otra cosa que también sabe hacer muy bien el CGPJ es hacerse el distraído. Ayer ha sido noticia (no de primera plana en todos los medios, por supuesto, pero noticia), que unos pocos jueces conferencian mucho en tinglados que organizan algunos de sus "proveedores" y “clientes”. Como casi siempre, hay que matizar: no es ni ilegal ni inmoral que unos jueces sean llamados a comunicar su saber y su experiencia en foros diversos. Bien pensado, lo extraño sería que nunca o raramente se llamase a ningún juez a exponer su criterio jurídico (y a escuchar el de otros). La ilegalidad y la inmoralidad dependen de quiénes sean los organizadores y patrocinadores, de la frecuencia de la participación de jueces concretos y de la relación que todo eso tenga con lo un juez ha de hacer ante todo (aunque no sin descanso, como cualquier trabajador no esclavizado): el específico trabajo judicial (aunque ahora sea frecuente no sabe cuál es).
Supongamos que en el caso “denunciado” desde hace tres días, relativo al ámbito de lo concursal (el del tratamiento judicial de las crisis de patrimonios en activo: las antiguas quiebras y suspensiones de pagos), la cosa, en efecto, pasaba de castaño oscuro, por así decirlo, en vista de la identidad de los “organizadores de eventos” y los beneficiarios de designaciones judiciales para manejar esas crisis. En esa hipótesis, que ahora no puedo ni confirmar ni descartar, sería muy seriamente ilícito el enjuague e ilícito también no afrontarlo legalmente.
Pero la falta de reacción, para negar la acusación mediática o para abrir las investigaciones pertinentes, no es nada que me asombre. ¿No sé yo, como muchos otros profesionales del Derecho, desde hace bastante tiempo, qué ejemplo de actividad extrajudicial (oral y escrita) de excelsos Magistrados hemos contemplado y han recibido todos los miembros de la Carrera Judicial? ¿Por ventura (aquí es exacta la expresión) ha osado el CGPJ preocuparse siquiera alguna vez de que desde las alturas de la pirámide judicial emanase un ejemplo edificante para los demás Jueces y Magistrados? ¡No, nunca, jamás! Desde mis tiempos, en que ya varios ínclitos Vocales impedían proponer sin ningún alboroto que algunas Salas del Tribunal Supremo simplemente cumplieran lo dispuesto en la Ley Orgánica, estaba prohibido, bajo pena de lapidación verbal, dirigir cualquier observación al Alto Tribunal. Desde entonces, desde antes de 1996, todo ha ido a más en la misma dirección, con adicionales blindajes legales incluidos.
No estoy diciendo (ni sugiriendo) que los Magistrados del Tribunal Supremo no deban nunca dar una conferencia, intervenir en una mesa redonda o publicar trabajos jurídicos. Es normal que sean invitados y acepten. Y es bueno que publiquen estudios jurídicos. Lo que se tiene que cuidar es la frecuencia de las intervenciones (para no estar “de galas” medio año), las “compañías” y patrocinios y la naturaleza de las publicaciones. Un ejemplo (real, aunque no actual): que, por iniciativa de un Presidente de Sala, prácticamente todos sus magistrados se reúnan a comer con unos editores para concertar unos comentarios, elaborados por esos magistrados, que de hecho se hicieron y editaron ¿qué quieren que les diga?: a mí me pareció y me parece tan poco elegante, tan poco presentable, que hasta me escandalicé en su momento. Ya no estaba en el CGPJ, pero no recuerdo que ese suceso, público y notorio, provocase la menor reacción de la menor incomodidad.
“DESENGÁÑENSE: LA COSA NO TIENE ARREGLO”
Algunos, también algunos jueces, ante estas y otras cosas, reaccionan hablándote de otras más, que consideran mucho más importantes, mucho más decisivas. Y si les hablas de otros fenómenos, ellos sacarán a relucir los que ahora señalamos. Hay un buen número de expertos en enumerar defectos, vicios, carencias, corrupciones y en medir, pesar y ponderar comparativamente su importancia en el estado de la Justicia, sobre el que no hay nada que se les pueda decir, porque siempre saben más que nadie. Así se tercie, disertan sobre las causas y las manifestaciones de ese estado, que describen, con generalizaciones injustas, aún más grave de lo que realmente es, sin ver nada positivo, cuando son tan grandes y tan numerosos los ejemplos de laboriosidad e interés de muchos de sus compañeros. ¡Ah, cuántos expertos en “lo mal que está la Justicia”, a los que no se les conoce una sola obra, nada, nada, para atenuar y disminuir ese “mal”! No faltan, de vez en cuando, los que incluso ganan cierta fama con sus críticas acerbas a aquello que tan bien conocen. Se jubilarán o se han jubilado ya (salvo de las ganas de salir en los “medios”) y las necrológicas les describirán como sempiternos inconformistas e“infatigables luchadores”, pero, bien mirada su vida, ni, a causa del trabajo pendiente, faltaron a un solo“evento” (de ésos de aceituna sin hueso gratis, como mínimo) ni pusieron un euro de su bolsillo para una buena causa. Pero más vale no discutir con ellos, porque, como remate de su pericia sobre “lo mal que está la Justicia”, seguramente te mirarán por encima del hombro, desde su autoconstruido Olimpo particular, para decirte: “mira (o “mire”), no hay nada que hacer”.
El firmante conoce el virus NHNQH (“No Hay Nada Que Hacer”). Aquí se ha tratado con cierta extensión (v. post de 29 de abril de 2011). Pero la verdad es exactamente lo contrario: hay mucho que hacer y, de entre eso, es mucho lo que cabría hacer. ¡Qué menos que empujar para que lo hagan los que pueden y deben, aunque sea a regañadientes! Empujar es también estar diciendo que no se acepta en completo silencio lo inaceptable. ¿Que vale para muy poco? Nunca se sabrá a base de callarse y, además, siempre vale para no sentirse inerte y dejar constancia personal de la propia condición humana. A mí, sólo esto último me parece indudablemente necesario. Pero reconozco, desde luego, que hay gente más pragmática que yo.
5 comentarios:
Hoy se ha lucido D. Andres. Y viene a confirmar una impresión que tengo. Cuando uno atiende a alguien que entiende. ¿De que sirve opinar si basta con estar informado?
Un abrazo profesor. Algo hay que hacer.
Magnífico como de costumbre. Aprendí Derecho Procesal con sus libros, y ahora con su blog.
Este jueves le pregunté a mis alumnos en la Universidad si creían que los movimientos de los jueces con la sociedad podían lograr éxitos para la independencia judicial.
Al principio parecía que sufrían del virus cuyos síntomas todos conocemos.
Pero hay una vacuna que ya ha comenzado a suministrarse: Primero que los ciudadanos conozcan la situación enferma de la justicia. Segundo que aprendan cual es el remedio. Aquí es donde creo que conseguí influir algo en la mente de mis jóvenes estudiantes.
Cada perrito tiene su galletita. La de los políticos es el voto. Basta con que los políticos sepan que hay organizaciones, profesores, jueces y blogs que recuerdan a los votantes que tienen que mirar en los programas electorales qué prevén sobre la independencia del poder judicial.
Así surgirá una sana competencia por la independencia judicial. No será de corazón será por interés. Pero habremos conseguido un objetivo concreto pero de una enorme trascendencia porque afecta a todos los resortes de la sociedad.
Blogs como este, al que he accedido a través de el facebook de la Plataforma Cívica por la Independencia Judicial auguran que los políticos tendrán que ceder ante la sociedad.
Jesús B.
Lo voy a decir en estrictos terminos de defensa (de los justiciables y los justos)... tengo un compañero que me dice que los jueces son como los perros sólo aprenden a "periodicazos".
Mujer prevenida: me suena el comentario de su amiga, que Vd. hace suyo. Personalmente, ni pienso que los jueces sean perros ni que los "periodicazos" sean un método apropiado de enseñanza y de aprendizaje para nadie. Es muy antiguo el intercambio de reproches (por decirlo suavemente) entre jueces y abogados. Con frecuencia, en este y en aquel caso, comprendo sin dificultad los reproches. Pero nunca he visto que conduzcan a nada. En relación con las quejas fundadas de los abogados, lo que falla clamorosamente desde hace muchos años son los Colegios profesionales. ¡Una lastima!
Lo que, no siendo juez, he querido decir, porque me parece necesario decirlo, es que, pese a no ser perros, se les está aperreando mucho la vida, prácticamente a todos, de modo iniquo e irracional, con perjuicio muy grave para los justiciables (también para los potenciales justiciables) y para los Abogados y Procuradores. Saludos.
Puntualizo.
Lo dice un colega Mexicano... a nadie en españa se lo he escuchado.
Cuando hablo de los "justos" me a refiero por poner un ejemplo a ese ingente número de jueces anonimos que luchan cada día en juzgados de primera instancia e intruccion, primeros destinos, en el peor destino... de los que podria contar miles de sacrificios por hacer llegar la justicia a los últimos, a los más pequeños, a los más indefensos, con pocos medios y muchas ganas.
Por poner un ejemplo...
El periodicazo, que refiere mi amigo es hacer saltar a la prensa cualquier digamos "injusticia""ineficiencia" tal vez así me haya explicado mejor.
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