miércoles, 16 de junio de 2010

ESTO VA DE MAL EN PEOR, PERO ¡QUÉ MALOS SOMOS CON EL “POBRE ZAPATERO”!


CUANDO TODO ESTÁ AL REVÉS: LOS CULPABLES SON LAS VÍCTIMAS Y LAS VÍCTIMAS, LOS CULPABLES


Como saben los lectores de este “blog”, el "ajuste" del Decreto-Ley 8/2010, de 20 de mayo, no me gustó nada. Me pareció facilón, injusto y erróneo. Por su parte, lo que comenzó a saberse de la llamada “reforma laboral” me llevó a hablar de “caos”, de desorden sumo, con la sola orientación de contentar a todos a base de oscuridades y, como única claridad vislumbrable, la negación del principio de no contradicción: despedido barato que cuesta lo mismo. Hastiado, pensé en dejar de escribir sobre estos asuntos.

Hastiado sigo. Vuelvo, sin embargo, sobre nuestro inmediato futuro porque llevo mal, francamente mal, lo último que sucede, a saber: que andan funcionando por ahí unas personas dedicadas a la más cruel tomadura de pelo a toda la ciudadanía. Una tomadura de pelo cuya crueldad consiste en promover la compasión con los culpables y fustigar a las víctimas por su falta de compasión y de comprensión. Han llegado incluso a acercarse a este “blog” unos visitantes anónimos con ínfulas aleccionadoras a favor del consenso y en pro de la más rendida simpatía hacia “el pobre Zapatero” y hacia los esforzados miembros del “Gobierno de España” que, pobrecitos todos ellos, se están dejando la piel por salvarnos, con enorme ingratitud y colosal irresponsabilidad nuestra, porque no entendemos el sacrificio que por nosotros están haciendo y nos parece mal todo lo que se les ocurre. Uno de ellos llega a decir que se quema “la casa común” y nadie ayuda a apagar el fuego. Otros ponen en la edición digital de su diario una encuesta sobre el desmejoramiento físico de Zapatero y las posibles causas de este deterioro, tan conmovedor. Y el Presidente donante de anchoas de Santoña cumple el encargo de relatar al país por entregas lo mucho que sufre Zapatero y cuán dispuesto está a morir chamuscado en el empeño de rescatarnos.

Esta especie de retorcimiento psicológico el estilo del "síndrome de Estocolmo" se basa en el colmo de la tergiversación de los datos históricos, pero no de los relativos a lo que aquí sucedió hace 20 ó 45 años, sino de lo que ha sucedido hace 2 meses y hasta 20 días atrás. Y si en el PP o en CiU o en ERC hay una táctica o una estrategia que aprovecha el desastre, ni este “blog” es el PP (del que se han dicho aquí algunas cosas muy claras, no precisamente panegíricas) ni yo tengo nada que ver con lo que el Sr. Rajoy tenga pensado, sólo o en compañía de más o menos “gurús” asesores. Es un extremo indecible de perversión que los causantes de la catástrofe sean convertidos en víctimas y las víctimas, en promotores de la catástrofe por sus críticas a los catastroferos (esto de "catastroferos" es un neologismo de mi invención, que viene del griego griego katastrophé y del verbo latino fero-ferre-tuli-latum: los que llevan la catástrofe. Podría ser también "catastróforos", más culto, pero menos popular).

A los promotores de la simpatía con nuestros héroes del ajuste (injusto y erróneo) y de la “reforma laboral” (caótica), ”héroes” que presuntamente están llegando a sacrificar lo que para ellos es más sagrado (sus “principios”, su “ideología”, su “proyecto”) hay que decirles que ese sacrificado heroísmo ha sido directa consecuencia de Zapatero & friends, de su ligereza, de su ignorancia e incompetencia y, por supuesto, de su “proyecto” de España, tan dogmático, hiriente y excluyente. Hay que decirles que, además, la ciudadanía no ha salido a la calle a pedir a los “héroes” que se queden hasta el final, inmolándose por nosotros. Si no les va (que no les va) el discurso de “sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas” (Winston Churchill, 13 de mayo de 1940), puerta, compañeros, y a currar como cualquier ciudadano.

He defendido, desde el principio, que aunque hubiese una presión exterior fortísima y en absoluto desinteresada, pero a la que se habían dado muy serios motivos, lo procedente no eran unos gestos cualesquiera de “recortes”, sino una seria política de ajuste y de austeridad sistemática que conviniese a la recuperación de nuestra economía y que, por tanto, acabase frenando el paro y estimulando el empleo.

Me parecieron mal los 15.000 millones de euros con tanto coste social y económico a corto y medio plazo (más depresión económica, más paro). Los consideré un recorte injustificable como ofrenda a Obama, Merkel & Cía, portavoces de eso a lo que ahora llaman “los mercados”. Porque advertí que una cosa era la imposibilidad de ignorar las presiones externas y otra, hacer el canelo con un plan de ruina propia para que enseguida nos comprasen los "listos" de fuera. He venido sosteniendo que la recuperación de la confianza internacional tendría que basarse, no sólo en “ajustes” y “recortes” bien estructurados y más ambiciosos, sino en propósitos concretos de recuperación económica nuestra (más consumo, más producción y menos paro). He recordado que, según lo aclaraban los que saben, lo importante no es tanto el tamaño absoluto y relativo del déficit (hay muchos países con peores cifras que las nuestras), como los elementos en que se basa un sensato juicio de probabilidad de que paguemos. He afirmado también que la idea de subir impuestos es irracional y sólo explicable por la cortedad de miras del “Gobierno de España” (con el muy reciente aval del Banco de España, que quiere más recaudación para que las cuentas cuadren porque da por sentada la no disminución del gasto) y por la avaricia de los califas de gran parte de nuestras Autonomías, consumados derrochadores, que no quieren reducir su corte, su séquito y sus legionarios a sueldo (subsidiados especiales, subvencionados, empresas públicas, etc.). He defendido que lo que hace falta es un gran recorte del Estado –Administración central, Autonomías y Ayuntamientos- empezando por las supersobredimensionadas “cúpulas” político-administrativas. Eso supondría bastante más de 15.000 millones de euros y, además, nos daría la autoridad que hace falta, hacia adentro y hacia afuera, para empezar a salir de la ratonera. Autoridad también para resistir algunas presiones ilegítimas (las hacen careciendo de legitimación) e injustificadas (la alemana de estos días, por ejemplo), pero esa resistencia sólo es posible cuando se tiene y se transmite confianza en unos planes coherentes y se está en condiciones de hacerse respetar. De todo eso carece el "Gobierno de España", que es a quien correspondería resistir y responder.

Pues bien, resulta que, tras atreverme a decir todo eso, ocurren, entre otras cosas, las siguientes: 1ª) Después del Decreto-Ley 8/2010, de 20 de mayo, el Banco Mundial , más allá del déficit público, diagnostica el estado de nuestra situación económica como “muy grave”, con especial énfasis en el tremendo paro; 2ª) Las medidas extraordinarias del Decreto-Ley 8/2010 le parecen a la UE poca cosa (aunque, por supuesto, “en la buena dirección”, “admirables”, etc.) y nos piden ahora mucho más para 2011; 3ª) No sólo no hemos inspirado confianza con el tan repetido Decreto-Ley, sino que la desconfianza ha seguido aumentando y, como prueba infalible, ahí están nuestros bonos, con el famoso diferencial frente a los alemanes sin parar de subir; 4ª) La confusión y el caos” de la llamada “reforma laboral” están siendo reconocidos por todos (sin que los textos circulantes le convenzan a nadie ni como mal menor) y el asunto llega al extremo de que, publicado un primer borrador de Decreto-Ley, se consulta a diversos expertos externos a la Administración y se anuncia que no sólo el Decreto-Ley estará abierto “hasta el último instante”, sino que se tramitará como proyecto de ley, para incorporar enmiendas. 5º) Al final, el Decreto-Ley presentado hace unos minutos se queda, al parecer, en abaratar algo el despido para los empresarios, en buena medida a costa de los contribuyentes (porque si fuese a costa de los trabajadores o de los empresarios estaríamos en las mismas). Nada más.

Cuentan que al final de las últimas Cortes franquistas, no muy lejos de su “harakiri”, un anciano General, Procurador en esas Cortes, pronunció la siguiente frase: “No entiendo nada; mejor dicho, estoy empezando a entender y, a medida que entiendo más, me gusta menos”. He recordado esta frase, tan naïf como archifranquista, porque, al principio yo tampoco entendía y quizá ahora siga sin entender, pero veo que los resultados de mis modestas entendederas coinciden con lo que van diciendo los entendidos.

Y, por otra parte, el recuerdo del juego de palabras del viejo General se ha debido a que también me gusta cada día menos o, mejor, me horroriza cada día más, lo que voy entendiendo. Porque voy entendiendo que, dentro de la crisis global, para la UE y para los USA somos, finalizada la trascendencia internacional del episodio griego, el muñeco del pim, pam, púm. Los USA no deben dar consejos, porque están trufados de tramposos y, con la inestimable ayuda de la City, han sido decisivos en la crisis global, de la que algunos siguen lucrándose. Frau Merkel, a la que se atribuye tan estrecha relación con Mr. Obama, nos ha gastado una faena muy gorda, como ya Bruselas ha tenido que aclarar. Pero, a fin de cuentas y aunque sea un grandísimo lugar común, es verdad que de todo eso (desde luego de la falta de un mínimo respeto al "Reino de España") hay un gran culpable, que es, a la vez, el gran obstáculo para salir del círculo vicioso-diabólico: José Luis Rodríguez Zapatero, la gran promesa progresista, al que me precio de haber calado muy tempranamente (v. ABC, 3 de junio de 2006: La indisimulable inanidad del presidente), como intelectualmente inane y maléfico revanchista, que se ha quedado en indigente intelectual y moral, sólo empecinado en que la España aconfesional pase a ser laíca-anticatólica, en que Catalunya disponga de su disolvente Estatut, en que la Justicia deje de funcionar y en que su ojito derecho, Dña. Bibiana, conserve su Ministerio de Igualdad y, en medio de la penuria y el ahogo generales, no carezca ella de dinerito efectivo para subvencionar y financiar bobadas.

Este José Luis Rodríguez Zapatero no va a hacer nada inteligente, porque nadie da lo que no tiene. Y no va a hacer nada valeroso, porque ha comprado el rastrero mensaje de D. Felipe González: cerrar filas, militancia pura y dura y cuidado con vuestra yugular, compañeros. D. Felipe, gran hombre de negocios, puesto en el trance de reanimar al PSOE destrozado por su líder incompetente, sectario y terco, no ha encontrado nada que decir de mayor elevación intelectual y ética que esa miserable consigna, que no guarda relación con los males que España padece, sino con seguir en el poder.

La tontuna incurable de Zapatero se ha mostrado espectacularmente en su breve viaje a Roma: fue a ver al Papa, de malos modos, con su sectaria ley de libertad religiosa previamente reactivada y acabó ridiculizado históricamente por el bufón Berlusconi, mucho más listo que él, por impresentable que Berlusconi nos parezca y sea. El "pobre Zapatero" pensaba que podía tomar en pelo, en unas horas, él solito, a Benedicto XVI y al Presidente berlusco. Benedicto XVI salió incólume del encuentro y Berlusconi... (ya lo saben, pero vean la escena mediante el siguiente enlace):


Para los mayores: ¿recuerdan a Pompoff y Teddy, del Circo Price si no me equivoco?. Pues eso. Pero Pompoff -nos dicen- es un héroe sacrificado al que, por patriotismo y elemental comprensión, deberíamos apoyar con toda simpatía.

Mientras tanto, quienes hemos avisado y quienes hemos procurado razonar, somos saboteadores y antipatriotas. La manipulación no conoce límites. Los de nuestra paciencia están por descubrir, pero no es infinita.

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