miércoles, 28 de septiembre de 2011

OBAMA NO SE EQUIVOCA: MIENTE SIN ESCRÚPULOS PARA ENGAÑAR A SUS CONCIUDADANOS Y GANAR TIEMPO, A COSTA DE EUROPA


MIND YOUR OWN AFFAIRS, MR. OBAMA! ¡OCÚPESE DE LA VIGA EN SU OJO!

No es precisamente de hoy la comparación entre Mr. Barack Obama y cierto jobernante dizque europeo hoy en régimen de prórroga forzosa, que conocemos bien los españoles por sus directos efectos devastadores, aunque demasiados individuos presuntamente pertenecientes a la especie homo sapiens hayan tardado años en reconocer la devastación y en identificar al principal (pero no único) responsable. Hay, la verdad, importantes diferencias entre Mr. Obama y Mr. ZP, pero no es menos cierto, como dicen los abogados, que los parecidos resultan difícilmente cuestionables. Los dos han mentido y engañado, aunque el segundo ya no engaña a nadie. Los dos no han estado ni a la altura de su cargo y de las circunstancias ni en consonancia con lo que prometieron. Lo de no estar a la altura o “no dar la talla” pertenece al territorio de la evidencia, no en el sentido del término inglés “evidence” (que significa prueba) sino en el opuesto, clásico, utilizado en el mundo occidental desde hace siglos: es evidente lo que resulta patente y no necesita demostración o prueba. En cuando a las promesas, ZP se ha metido en asuntos que no estaban en su programa electoral, con enormes destrozos consiguientes (incluso para él y, sin duda, para el PSOE). Obama, en cambio, prometió lo que ahora resulta clarísimo que no sabía cómo cumplir, aunque sí debía saber que no estaba en condiciones de cumplirlo.

Obama prometió cerrar Guantánamo en un año. Ahí sigue Guantánamo. Prometió retirarse de Afganistán. Ahí siguen sus conciudadanos muriendo en Afganistán. Prometió acabar con el politiqueo de Washington, etc. Intacto sigue el politiqueo (lo dice el mismo Obama), entre otros motivos, porque Obama lo practica a diario, utilizando, para una política de regate en corto, las “redes sociales” que, según dicen, contribuyeron decisivamente a encumbrarle. Ignoro si se atrevió a prometer algo relativo a la ingeniería financiera y al poder de Wall Street, pero resulta indudable, no ya que no ha hecho nada positivo en esos terrenos, sino que, por el contrario, está siendo un Presidente perfecto para eso que considera “un sueño para hacer dinero” (a saber: la mega-crisis, la recesión, la ruina de tantos) un hasta ahora desconocido “broker” inglés (el primo inglés siempre aparece en estos crímenes, como el mayordomo). Este “broker”, ahora notorio gracias a la BBC, Mr. Alessio Rastani (nombre y apellido no muy “british”, pero la City es así), aparece para regocijarse con lo que a él le enriquece (eso dice) a diario y a los demás nos empobrece. Se lo pasa bomba Mr. Rastani con diarias ensoñaciones placenteras sobre la katástrofe, mientras los demás tendemos a las pesadillas. Pero, curiosamente, Mr. Rastani vaticina el hundimiento de la Eurozona y la pérdida de los ahorros de millones de personas, justo a la vez que Obama el incumplidor, Obama el inútil, rodeado de especuladores y de cómplices de los especuladores, consentidos y sostenidos por él, tiene el enorme descaro, otra vez, de echar la culpa de la crisis mundial a Europa. Obama, el regenerador de la democracia americana, el super-limpiador de las suciedades de su país, tiene, ante la crisis económica mundial y ante la crisis económica y social de su gran país, el mismo cinismo y la misma ausencia de principios -ni éticos ni jurídicos- que demostró y exhibió para ordenar matar a Osama Bin Laden y para llamar locos después a quienes mostramos reparos ante esa hazaña.

Con todo, a Mr. Rastani se le ha escapado algo de notable interés en su imprudente verborrea: ha afirmado que el dueño del mundo, en esta tremenda actualidad, se llama Goldman Sachs. Hay muchos miles de páginas, muchas de ellas críticas, sobre Goldman Sachs, grandísimo banco de inversión reconvertido a comercial en plena super-crisis USA (2008). Pues reparemos en que Mr. Rastani, el entusiasta de enriquecerse con el empobrecimiento ajeno, está situando en lo más alto de su altar particular a Goldman Sachs (GS). Si suponemos -y todo inclina a suponerlo- que Mr. Rastani no deja de reflejar con su hipérbole el poder real de GS y su enorme influencia en esta crisis, ¿no tiene Barack Obama, el hombre más poderoso del mundo (eso ha sido, sin discusión, hasta anteayer, todo Presidente de los EE.UU.), ninguna responsabilidad al respecto? ¿No es responsable Obama de no haber parado -de no estar parando- los pies a GS, uno de los principales fabricantes de las subprime, de la basura financiera, y un elemento clave de la mentira de las cuentas griegas? Y lo más inquietante: ¿por qué este Mr. Rastani, oportuno palmero de Obama, vaticina el crash total de la eurozona a la vez que señala a GS, amparado por Obama, como máximo poder real del mundo?

El mendaz descaro de Mr. Barack Obama ha logrado réplicas contundentes -felicitaciones- desde Europa. Se acabaron las contemplaciones con  Mr. President. Es un fenómeno insólito el de un Presidente de los EE.UU. durísimamente criticado en público por altas autoridades europeas. Pero es que también estaba por ver un Presidente de los EE.UU. tan desprovisto de respeto a su cargo, tan falto de patriotismo, tan politiqueramente desesperado por disimular su falta de real liderazgo. Ha habido en la Casa Blanca tramposos profesionales como Nixon (Tricky-Dicky, le llamaban) e inútiles solemnes como el pobre Jimmy Carter. El primero se deprimió y se fue, como todo el mundo sabe. Obama no se deprime. Y ha llegado a una indignidad en la que no cayó Carter. Pero, eso sí, está superando a Carter en impopularidad dentro de su propio país. Y Carter tenía el record.

No tengo nada que ver con el Tea-Party. Llevo más de cuarenta años sin tomarme un té decente (para eso, la verdad, hay que irse a la Gran Bretaña o a Irlanda). En las próximas presidenciales, los ciudadanos estadounidenses se pueden encontrar -ójala no sea así- con un dilema tan frecuente como indeseable, al que varias veces me he referido en este blog (v., en especial, el “post” http://andresdelaoliva.blogspot.com/2009/06/20-razones-para-no-votar-x-y-ni-una.html, que tuvo desarrollos posteriores, quizá hoy un poco anticuados ante las posteriores ocurrencias de ZP: v. http://andresdelaoliva.blogspot.com/search/label/Julio%20Camba ). Pero, aunque puedo ver los problemas ajenos, no me parece razonable, conforme a una vieja regla hoy pateada por casi todos (con Obama a la cabeza), ponerme a dar lecciones a los ciudadanos y a los dirigentes de otros países.

Pero, como europeo, sí puedo considerar necesario que los dirigentes de Europa tengan la elemental prudencia de saber callar en público y no hablar más que cuando, por fin (ójala no tarden), se hayan puesto de acuerdo. Eso de que Herr Schäuble, Ministro alemán de Hacienda, califique de “idea estúpida” lo que se le acaba de ocurrir a la Comisión Europea (ampliar el eurofondo de rescate) quizá le vaya muy bien a la psique de Schäuble, pero, aunque tuviese razón (no lo sé), un exabrupto así no le conviene nada a Europa, es decir, a todos nosotros, alemanes incluidos. No den Vds. espectáculos malos para la actitud de “los mercados” y buenos pretextos para la demagogia de Mr. Obama.

viernes, 23 de septiembre de 2011

ESPAÑA ESTÁ MUY BIEN: UN PAÍS EXCEPCIONALMENTE CAPITALIZADO


SOMOS LOS ESPAÑOLES (CASI TODOS) LOS QUE ESTAMOS MAL

Nadie se ha quejado, que yo sepa, pero me he dicho: “digamos algo positivo, que son ya muchas noticias y comentarios negativos en este blog y vamos de disgusto en disgusto”. Y sí, hay muchas cosas positivas sobre España. Por ejemplo, que, en un solo y mismo día,  el glorioso domingo 18 de septiembre de 2011, eliminamos a Francia de la Copa Davis y le ganamos la copa de Europa de baloncesto (perdón, el Eurobasket). Y resultó muy satisfactorio que los periódicos franceses reconociesen serenamente las derrotas y no se inscribiesen unas victorias francesas en el espléndido Arc di Triomphe.  Eso, después de ser campeones del mundo de fútbol y de destacar en muchos otros deportes (Fórmula I, motociclismo, ciclismo, golf, vela, balonmano y un larguísimo etcétera.). No se sabe de ningún país mayoritariamente poblado por tontos, enfermos o malnutridos que sea capaz de estar presente con éxito en tantos acontecimientos que ponen a prueba el talento y la fuerza a la vez.

MEDIO EN BROMA, MEDIO EN SERIO (O SEA, BASTANTE EN SERIO)

Pero es que hay mucho más: como quiera que haya sido, tenemos trenes super-veloces para ir a de Madrid a Toledo, a Valladolid, a Sevilla y a Barcelona y, enseguida, a más sitios en distintas direcciones. Ya no vamos supervelozmente a Cuenca porque no queremos. Tenemos muchas autopistas y aún más autovías en un estado muy decente. A Toledo, por ejemplo, se puede llegar por tres distintas rutas automovilísticas de doble sentido, además del AVE. Tenemos buenos aeropuertos con notable tráfico y, además, cierto número de aeropuertos ultra modernos de reserva, por si acaso, por si a alguien, particular, institucional o empresarial, se le ocurre, en algún momento, volar a lugares como Ciudad Real o Castellón o por si nos atacan los marcianos del Nobel de Economía Mr. Krugman (v.  http://andresdelaoliva.blogspot.com/2011/08/los-marcianos-de-krugman-otros-gurus-de.html). Tenemos parques eólicos y huertos solares como casi nadie. Tenemos el Prado, el Thyssen y el Reina Sofía en Madrid, la segunda ciudad con más árboles de todo el planeta Tierra. Tenemos (perdón, señores soberanistas) la Sagrada Familia y otras joyas en Barcelona. Tenemos mucha historia y mucho arte del que gozar. Tenemos muchas ciudades bien cuidadas. Tenemos una excelente industria hotelera. Tenemos miles de kilómetros de playas. Tenemos un clima fabuloso. Y dos archipiélagos de ensueño. Y, por si fuera poco, somos, si queremos -y queremos, de ordinario-, gente acogedora, con buen humor y -esto es de gran importancia- de los que más veces se duchan al día y a la semana en el llamado mundo civilizado. Por supuesto, también tenemos buenos vinos y notables licores. Y hay cerveza potable.

Pero es que, además, ha aparecido hace pocos días una buena noticia sobre España que “los mercados” debieran considerar definitiva, re-definitiva, para restaurar y tener por consolidada durante varias décadas su confianza en la denominada marca España: somos el país del mundo universo que menos gasta en “comida-basura” (v. http://www.abc.es/20110919/sociedad/abci-estudio-comida-rapida-201109191344.html). Los estadounidenses llaman a la “comida basura” “fast food”, con absoluto error, como tantos otros propios del american exceptionalism, que les sirve de constante excusa para su aislacionismo (digamos eso así, piadosamente, para señalar que millones de estadounidenses no han mirado nunca un mapamundi y muchos de sus dirigentes sólo ven el mundo desde sus satélites). “Fast food” significa, como es sabido, comida rápida y hace siglos que nosotros inventamos los bocadillos o “bocatas”, los “montaditos”, las “tapas” y los “pinchos” y comemos rápidamente, cuando queremos, pero sin embasurarnos por dentro.

Si tenemos lo que tenemos y somos como somos (con grandes virtudes especiales junto a grandes defectos generales) y, además, comemos como nadie, la persistencia de la desconfianza en España sólo podría ser fruto de una manía atrabiliaria y de un sectarismo irracional. Y, como casi todo el mundo sabe, “los mercados” calculan fríamente con elementos reales, sin dejarse llevar de simpatías o antipatías. Así que tienen que caer en la cuenta, más pronto que tarde, de que aquí en España hay mucho capital -un capital excepcional- y gente muy valiosa.  La “fuerza de trabajo” española ya se lució en Alemania en la segunda mitad del siglo XX, la del “milagro alemán”.

Por otra parte, ahora que se redescubre la importancia del Derecho, no ya por profundas razones, como les acaba de explicar muy clarito el Papa Ratzinger a los alemanes y a todos (v. http://www.abc.es/20110922/sociedad/abci-discurso-papa-parlamento-201109221748.html), sino, mucho más cortamente, porque las inversiones (eso de “¡es el dinero, estúpidos!”) huyen de la inseguridad jurídica y de la venalidad o parcialidad judiciales, es de rigor recordar que nuestro sistema jurídico es muy bueno (el sistema; no el modo en que falla, pero eso es arreglable, si se quiere). Aquí, en España, no en Inglaterra ni en Holanda ni en Bélgica, se vió muy claro, antes que en ninguna parte, lo del “princeps, a legibus alligatus” y no “a legibus solutus”. Es decir, que el poder no está por encima de las leyes.

España no son los bancos españoles, que, por lo demás, no están peor que los franceses. España es un país muy moderno, con bastantes falsos empresarios a los que se les acaba el tiempo, pero con empresarios verdaderos como los que han creado y mantenido El Corte Inglés y Zara (mundialmente imbatibles en su género), por no hablar de Chupa-Chups, que fue de las primera empresas en “posicionarse” en China. España es un país sin los mendigos y “homeless” de los EE.UU. (ni en números absolutos ni en términos relativos), sin apagones de varios días que afectan a millones de personas e incluso sin sequía ni restricciones de agua en los últimos años (a diferencia de lo que les ha ocurrido, curiosamente, a la mitad de los Departamentos de Francia este mismo año).

Aquí hay muchos parados, pero no hay tanta miseria ni desigualdades tan hirientes como en países avanzadísimos (vgr. el gobernado ahora por Obama), por no hablar de los grandes emergentes, como Brasil, India o China (un país, éste último, donde hacen trampas con todo, incluidas sus cuentas). Es verdad que en España hemos padecido un gobernante extraño, híbrido de analfabeto e iluminado, con un equipo de demolición insuperable, pero, al parecer, eso va a cambiar enseguida. Todos dicen que llega en unos meses D. Mariano Rajoy. Lo del equipo de Rajoy no lo sabe nadie (se dice que ni él mismo), pero hay un amplio consenso (yo no estoy tan seguro, pero lo acepto por el momento) sobre dos puntos: 1º) Los asuntos españoles no pueden, ni física ni metafísicamente, ir peor o igual a como han ido hasta ahora (es de esto de lo que no estoy seguro); 2º) El Sr. Rajoy se toma tiempo, bastante tiempo, para cualquier acción (sobre esto sí estoy seguro). Pues bien, si Rajoy pone a su “equipo” en la misma onda, con la misma actitud, es altamente probable que el país, España, se recupere. Porque los observadores más perspicaces están ya empezando a darse cuenta y a comentar que, excepto evitar el despilfarro público, las acciones de los Gobiernos ante la situación presente sólo la complican y empeoran y que es la reacción inteligente y decidida de las mejores personas de un país la que puede lograr que éste se sostenga y se recupere.

Si “los mercados” son como dicen, a nada que tengan ojos, pueden ver la diferencia entre el capital de España y el largo mal trago que estamos pasando y vamos a pasar los españoles. Si “los mercados” se dan cuenta de que “los recortes” van pero que muy en serio (desgraciadamente para los españoles, pero no para “los mercados”), tendrían que dejarnos en paz, para ajustarnos como mejor podamos y toleremos. A nadie -empezando por la Alemania gobernada algo erráticamente por Frau Merkel, que ahora, tras la sentencia de su Tribunal Constitucional, parece más centrada- le conviene que España se vaya a pique, aunque sólo sea -que no es lo único, ni mucho menos- porque ¿en dónde se lo van a pasar mejor que aquí millones de ciudadanos de todo el mundo?  España pagará lo que debe -¡faltaría más!- y levantará el vuelo. Déjennos a los españoles -con ZP ya estudiando a García Enterría: ése ha dicho que es su plan- y lo verán.

Y se ha acabado el gran engaño de Wall Street, inventado y lanzado con el inapreciable apoyo de la City londinense y de esa Gran Bretaña, que, astutamente, se ha mantenido fuera de la eurozona: “Europa nos estropea la economía mundial”. Mentira. Europa no anda bien, pero no es Europa el principal problema para la economía mundial, como ha repetido mendazmente Mr. Obama, flanqueado por los gurús de la ingeniería financiera. El principal problema del gigantesco problema de la megacrisis mundial -así lo ven ya “los mercados”- es la crisis de los EE.UU. Los datos macroeconómicos y los microeconómicos son concluyentes, por muchos enjuagues que se le ocurran a la Reserva Federal, dirigida por Mr. Bernanke. ¿Han visto lo del “twist”, o sea el retorcimiento, el tornado y el disloque de caderas?: las deudas a corto (plazo) las “reestructuro” y las coloco a largo. ¡Es muy bueno eso del twist de la reestructuración! ¡Pero qué listos son!

NUESTRA PENÚLTIMA PENALIDAD: EL IMPUESTO SOBRE EL PATRIMONIO, UN ENTE CON VIDA PROPIA, QUE AHÍ TENEMOS REIMPLANTADO SIN HABERLO QUERIDO NADIE

España está, como ya he dicho, fenomenalmente, aunque los españoles en general no lo estén pasando bien, muchos lo estén pasando muy mal y todos vayamos a pasarlo aún peor, entre otros motivos, por el repescado Impuesto sobre el Patrimonio. Y es que la cuestión del impuesto a los mega- o super- ricos, suscitada en EE.UU. por Warren Buffet (mismo enlace ya puesto arriba en este “post) se ha resuelto aquí, como era de temer (vean al final del “post” del pasado día 8 de septiembre), con un impuesto a la clase media, la gente que, por ejemplo, ahorró durante años y años para comprarse su vivienda y rehabilitar su casa de su pueblo (había escrito "la casa del pueblo", pero aun con minúsculas se prestaba a un gran equívoco). Este Impuesto sobre el Patrimonio ha resultado ser un ente vivo, con patas o cosa parecida y poderes de captación y anulación de la voluntad de los humanos. Como un virus potentísimo. Porque ha llegado hasta el Boletín Oficial del Estado sin quererlo el “Gobierno de España” (es decir, Zapatero, ZP), sin quererlo el candidato Rubalcaba (ZP dijo que lo restauraba porque lo quería Rubalcaba y éste, poco después, afirmó que no era el impuesto que quería) y sin quererlo la oposición. Sin ninguna estimación comúnmente aceptada del número de personas que tributarán y sin cálculo de la recaudación adicional prevista. Al relacionar el resucitado Impuesto con las nuevas valoraciones catastrales (para los no españoles: el catastro es una especie de catálogo público de bienes inmuebles), es probable que a gran número de contribuyentes españoles se les venga encima una catástrofe, pero con "k": eine katastrophe, porque, como diría mi admirado Julio Camba, la “k” confiere más seriedad y prestancia a la catástrofe. Pero eso es nuestro problema, no el de "los mercados".

sábado, 17 de septiembre de 2011

REINSTAURAN, DE TAPADILLO, UNA PRIVILEGIADA “IDA Y VUELTA” DE LOS JUECES A LA POLÍTICA


CLANDESTINIDAD PARLAMENTARIA DE NUESTRA CLASE POLÍTICA

(Breve pero importante actualización: una L.O. 12/2011, de 22 de septiembre, de reforma de la LOPJ, en el BOE del 23 de septiembre de 2011: http://www.boe.es/boe/dias/2011/09/23/pdfs/BOE-A-2011-15037.pdf. Sale a la luz lo gestado en la clandestinidad)


El día 14 de septiembre de 2011, el Senado de España aprobaba un Proyecto de Ley reguladora de la Jurisdicción Social, incluyendo modificaciones respecto del texto aprobado antes por el Congreso, por lo que falta, según el calendario parlamentario, que el Pleno del Congreso de los Diputados, el próximo día 22 de septiembre, jueves, a las 19.00 horas, asuma el texto con todas o algunas de esas enmiendas o, por el contrario, apruebe una nueva Ley reguladora de la Jurisdicción Social tal y como salió del Congreso (art. 90.2 de la Constitución Española, CE).

Lo que motiva este post es el hecho de que, en el último momento del plazo, se introdujeran en el Senado dos enmiendas iguales, que no se refieren al texto de la nueva Ley reguladora de la Jurisdicción Social, una ley ordinaria, que se aprueba por mayoría siempre, sino que pretenden (y lo lograrán, casi con total seguridad), modificar varios preceptos de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), que requiere mayoría absoluta para su aprobación, como todas las leyes orgánicas (art. 81 CE). Y esas modificaciones suponen la total desaparición de las limitaciones a la ida y vuelta de los Jueces a la política, limitaciones ampliamente debatidas en su día por la opinión pública y abiertamente discutidas en el Parlamento, con el resultado de una muy dura Ley Orgánica 5/1997, de 4 de diciembre, de reforma de la LOPJ.

Un breve recordatorio histórico: a raíz de que un notorio Juez Central de Instrucción, el Sr. Garzón, que había pasado a la política, como número dos por el PSOE (tras Felipe González) en la lista de Madrid para el Congreso de los Diputados, renunciase a su escaño al poco tiempo de ser elegido y se reintegrase a su sensible puesto judicial, se desató una muy fuerte corriente de opinión contraria a semejantes “idas y vueltas”. A partir de ahí acabó aprobándose la citada LO 5/1997. A mi parecer, esa Ley fue en exceso dura. Para evitar el espectáculo de judiciales politizados máximamente (en cargos no relacionados con la Justicia) que volviesen a sus puestos sin más ni más, bastaba con eliminar la reserva de plaza judicial de que gozaban. Hubiera sido suficiente con exigir que el Juez que abandonaba la política (abrevio hablando simplemente de Jueces) y quería ejercer jurisdicción de nuevo tuviese que concursar a plazas vacantes.

Sin embargo, se aprobó la referida L.O. 5/1997 (lo que aquí interesa lo pueden ver en Anexo al final del post). Años después, la  Ley Orgánica 19/2003, de 23 de diciembre, de modificación de la LOPJ, uno de los pésimos frutos del malhadado “Pacto de Estado” PP-PSOE sobre la Justicia (funesta obra de los hoy abogados recientemente fusionados, Sres. Acebes y Michavila), se ocupó de suavizar muy notablemente la regulación del asunto en 1997 (vean lo que interesa de esa L.O. en Anexo al final). Casi nadie, salvo los directamente interesados, claro, reparamos en esa “suavización” dada la enorme extensión de la L.O. 19/2003 y los muchos cambios que suponía. Pero ahora no se trataría de una nueva suavización, sino de volver a las andadas previas a 1997, con dos enmiendas exactamente iguales, una del Grupo Parlamentario Popular y otra de este mismo Grupo más el Socialista, el Catalán de CiU, el de Entesa Catalana, el Mixto y el de Senadores Nacionalistas (es decir, una muy gruesa mayoría). Dos enmiendas sobre materia ajena a la Ley enmendada, sin previo informe del CGPJ, sin debate de ninguna clase, a hurtadillas de la opinión pública e incluso (me consta) con sorpresa y desconcierto de gran número de Diputados.

Las dos enmiendas iguales (la 164 y la 165: las últimas al Proyecto de Ley reguladora de la Jurisdicción Social), además de ser incorporadas al paquete de enmiendas en el último momento, han sufrido un pequeño pero significativo cambio. Inicialmente, la enmienda 164 era la presentada exclusivamente por el PP y la 165, la firmada por el PP y los demás grupos ya dichos. Pero ahora mismo, en la web del Senado de España aparece la 164 como enmienda de ese conjunto de grupos y la 165 como enmienda exclusivamente del PP. Curioso. ¿Qué sentido tiene que el PP presente una enmienda igual a la que ya ha presentado junto a otros grupos parlamentarios? Sólo tiene sentido la duplicidad si la enmienda conjunta de varios grupos es, en realidad, posterior a la del G.P. Popular.

Las dos enmiendas (el texto literal de una de ellas lo encontrarán también en el anexo) pretenden modificaciones de los arts. 351, 356 y Disposición Transitoria (DT) Octava de la LOPJ, que cambiarían la regulación del paso de los Jueces y Magistrados de la situación de “servicio activo” a las situaciones de “servicios especiales” y de “excedencia voluntaria” (y el eventual retorno al “servicio activo”) y, en cuanto a la DT, establecerían la aplicación de las modificaciones, no a partir de su entrada en vigor, sino, retroactivamente, a quienes ya se encontrasen en puestos políticos, de suerte que, por ejemplo, aquellos parlamentarios, alcaldes o concejales que, siendo miembros de la Carrera Judicial, se hallasen ahora mismo en “excedencia voluntaria” (con una complicada vuelta al servicio activo en la Justicia), serían considerados en situación de “servicios especiales” desde el momento en que fueron nombrados o aceptaron el cargo. Así, por ejemplo, al Sr. Alonso, Portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados. Por supuesto, los cambios facilitarían la vida a los Jueces hoy en activo que ocupasen en adelante toda suerte de puestos políticos: en vez de pasar, bastantes de ellos, a “excedencia voluntaria” (con un eventual reingreso complicado al servicio activo), pasarían a “servicios especiales”, lo que supone, principalmente, reserva de su plaza y cómputo del tiempo que estén en política como tiempo en la Carrera Judicial en servicio activo (a efectos de antigüedad, trienios, etc.).  Y el cambio también vendría bien a los partidos políticos si se les ocurriese hacer fichajes electorales o postelectorales de Jueces hoy en activo: podrían ofrecerles un panorama mejor.

¿Estamos ante la iniciativa de un interesado y astuto Senador, que logró que se le sumasen otros de distintos Grupos Parlamentarios? En modo alguno, me parece. Porque Diputados y Senadores no pueden, en nuestro brillante sistema parlamentario, presentar enmiendas sin pasar por filtros internos y sin la firma del portavoz de su Grupo Parlamentario. Algo de esta naturaleza, que obligará a votaciones en el Congreso con distinto quórum para aprobar o rechazar las enmiendas del Senado, no se hace sin el consentimiento de los jefes de filas y, en definitiva, del jefe del área correspondiente en el partido de que se trate, cosa que, por cierto, es imposible de saber acudiendo a las páginas web de los partidos. Pero sabemos quién se ocupa de los asuntos de Justicia en el PP. Si yo estuviese equivocado y, excepcionalmente, a los jefes les hubieran colado un gol en el Senado, el próximo día 22, en el Congreso, las enmiendas 164 y 165 serían rechazadas. Yo reconocería mi error con enorme placer y aplaudiría hasta con las orejas.

¿Es en sí mismo indefendible lo que se quiere hacer? A mí me parece mal, pero no pienso que resulte absolutamente imposible defenderlo. Quienes sin duda lo consideran indefendible, excesivo, regresivo e impresentable son unos cuantos notables de nuestra clase política, de diversos colores, puesto que ya resolvieron hacerlo clandestinamente, sin decirlo a nadie, sin hablar. Aunque Parlamento viene de parlar. En pleno período de promesas de regeneración, aquí tenemos una muestra de la verdadera voluntad de regenerar las instituciones. Cero voluntad de regenerar nada. Y si quieren sarcasmo, lean la justificación de la enmienda. Como de costumbre, además de maltratarnos, nos toman por tontos.

jueves, 8 de septiembre de 2011

LO QUE FALTABA: LOS “EMPRESARIOS” ATACAN A LOS FUNCIONARIOS: ASÍ, SIN ANESTESIA



EL PRESIDENTE DE LOS EMPRESARIOS
NO DEBE HABLAR COMO UN POLÍTICO


LO PÚBLICO Y LO PRIVADO: MANIQUEÍSMO "NEOLIBERAL"


Tiempo hubo en que la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) estuvo en manos dignas y competentes. Ahora la preside el Sr. Juan (o Joan, a mí me da igual) Rosell, en sustitución de D. Gerardo Díaz Ferrán, de tan discutible y discutida actuación empresarial. Este Sr. Rosell (no confundir con el Presidente del F.C. Barcelona) no venía diciendo tonterías para ser un personaje público de trayectoria ya larga. Pero, por razones o motivos que ignoro, el Sr. Rosell se ha contagiado del virus microfónico, que está siendo devastador. La estructura de este virus es desconocida, pero se sabe por innumerables observaciones empíricas que las posibilidades de infección son directamente proporcionales a la confluencia en las personas de dos factores no mensurables, pero reales: la ambición y la vanidad.  Y son bien conocidos los efectos del virus: aunque llevamos años presenciándolos, su visibilidad (como ahora se dice) ha aumentado en los últimos meses. Y como el aumento ha sido enorme, hay que calificarlo, como también ahora se estila, de exponencial. Así se explica que centenares de dirigentes (reales o aparentes) estén perdiendo el ipurdi (basque word for “ass”) y, lo que es peor, la cabeza, en cuanto simplemente olfatean la cercanía de un micrófono, llegándose al paroxismo cuando el micrófono va acompañado de una cámara.

Pues bien, el actual Presidente de la CEOE ha contraído el antedicho virus y, al parecer, en una de sus peores variantes. En la muy grave situación empresarial, que soy el primero en deplorar, el Sr. Rosell no ha encontrado una ocupación mejor, en los últimos días, que atacar a los funcionarios. Así, atacar a los funcionarios: a los de todo tipo y en todos los ámbitos.

Aunque las inquietudes políticas del Sr. Rosell vienen de antiguo y no son ningún secreto (incluso llegó a estudiar Ciencias Políticas en mi Universidad Complutense, sin llegar a graduarse, lo que puede tener una interpretación muy favorable a Rosell, a la que me apunto) y su “curriculum vitae” oficial no muestra una trayectoria de empresario nato y neto (el que tiene ideas, arriesga dinero y reúne gente para producir o dar servicios), sino que refleja mucho más una vocación de gestión, mando y representación, con acusados rasgos de publicista u opinador general, el Sr. Rosell haría bien, mientras represente al conjunto del empresariado español, en defender los legítimos intereses de los empresarios, que no es leve tarea, para lo que no tiene ninguna necesidad de atacar infundadamente a los no empresarios y, en concreto, a los funcionarios. Más aún: no debe dedicarse a esos ataques en tanto represente a los empresarios.

¿En qué consiste el ataque infundado del Sr. Rosell? En señalar, como pecado social máximo e imperdonable de los funcionarios, su estabilidad profesional. Y en derivar de esa estabilidad la consecuencia de que, puestos al sacrificio general -para salvar, no ya a la Patria, sino al mundo occidental o a la civilización del siglo XXI- los funcionarios son -somos: yo soy funcionario del Estado y añadiré hoy, por primera vez, frente a la simpleza del Sr. Rosell, que lo soy “a mucha honra”- un sector de la población que debe sacrificarse (o, más bien, ser sacrificado) preferencialmente. A la vez, el Presidente de la CEOE no se ha ahorrado  insinuaciones de vagancia e ineficiencia del funcionariado, sin excepciones, que él considera inherentes a la estabilidad profesional del funcionario.

La inmensidad del doble error del Sr. Rosell y de la CEOE me abruma, porque este Sr. Rosell no es un Presidente del Gobierno, un Ministro, un Secretario de Estado o el jefe de un partido político. Es el presidente de los empresarios españoles, al que se le debe suponer prudencia y conocimientos. Y no sé qué es peor: si que ese encadenamiento de “argumentos” del Sr. Rosell se deba a una demagogia suicida -ningún favor y sí bastante daño le hace al empresariado ese ataque- o que provenga de la ignorancia. Excluyo que se trate de una bellaca maniobra de distracción, aunque las circunstancias permitirían esa sospecha.

Que la estabilidad profesional de los funcionarios sea denostada y ligada claramente al demérito puede ser el exabrupto de un pequeño autónomo, exasperado por un revés o una tardanza atribuible a una Administración pública. Se podría entender y disculpar. Y,  más aún: no faltaría un funcionario dispuesto, precisamente por razón de su función, a asesorar gratis al autónomo de nuestro ejemplo, dueño de una taberna o una pequeña droguería. Que el Presidente de la CEOE ataque, como privilegio injusto ligado a la indolencia y la ineficacia, la estabilidad en el empleo propia de los funcionarios públicos en la inmensa mayoría de los países civilizados es un disparate mayúsculo o una demagogia rechazable con la máxima contundencia.

En España, como en otros países civilizados, criticar la condición funcionarial estable es postular una brutal regresión al régimen de cesantías. La estabilidad de los servidores públicos ha sido una conquista para un Estado eficiente. Otras cosas, muy distintas, son la hipertrofia de la función pública, el gigantismo del sector público con pléyades indebidas de interinos y contratados laborales (sí, Sr. Rosell, de contratados laborales), la tolerancia del incumplimiento de algunos funcionarios por parte de sus jefes y otros fenómenos negativos. Es evidente que la principal responsabilidad de esos fenómenos recae, no en los mismos funcionarios, sino en los dirigentes políticos, a los que tanto se está asemejando el Sr. Rosell.

LO PÚBLICO Y LO PRIVADO: MANIQUEÍSMO “NEOLIBERAL”

Durante mucho tiempo, me he tenido por liberal. Aún pienso que lo soy y que quienes no lo son son otros muchos que afirman serlo a cada paso que dan. A fuer de liberal (aunque sea provisional), quiero un Estado fuerte. Pequeño, pero fuerte. Debe ser fuerte porque no tiene que hacer muchísimas cosas, pero las que tiene que hacer son de enorme importancia. Pues bien, gran parte de la necesaria fortaleza del Estado reside en una Administración pública compuesta por profesionales exigentemente seleccionados según los razonables y constitucionales principios de mérito y capacidad. Profesionales que no cesen con los cambios políticos. Profesionales al servicio de todos y a un precio o coste menor, casi siempre, que los profesionales semejantes contratados por las empresas privadas.

Si al Sr. Rosell no le gusta el tamaño del Estado español actual (en sentido amplio: es decir, incluyendo Comunidades Autónomas y Municipios y empresas públicas, con cierta frecuencia innecesarias y en competencia, no siempre equitativa, con empresas privadas), que se ponga a la cola de los que venimos quejándonos de tamaña elefantiasis desde hace décadas. Si no le gusta la degeneración del Estado de Derecho, que lo diga con detalle: consta que sabe leer y escribir. Pero mientras el Sr. Rosell presida la CEOE no debería castigarnos con ignaras e insultantes generalizaciones. Y no debe hacer demagogia, porque no debe dar ocasión a que ésta se ejercite contra aquéllos a los que representa, ahora tan desatinadamente.

A fuer de liberal (aunque sea provisional) y, sobre todo, de ciudadano medianamente informado, no debo aguantar ni el maniqueismo socialista (de cualquier socialismo) ni el “neoliberal”. Pero éste último es, desde hace algún tiempo, especialmente peligroso. Que el representante de los empresarios españoles, el Presidente de la CEOE, cargue contra la función pública in toto y que, como a los funcionarios de carrera no nos pueden despedir, insinúe que somos todos unos vagos y debemos soportar mayor presión fiscal (¡cosa que el Sr. Rosell dice, vaya por Dios, justo cuando se debate en este y otros países subir los impuestos a los mega-ricos!) sitúa al Sr. Rosell en el maniqueismo neoliberal (en realidad, me parece, pseudoliberal: de liberales analfabetos y acríticos) según el cual lo privado es siempre excelente y lo público siempre maligno. Y la realidad no es ésa. Con eso -como con el maniqueísmo contrario: lo privado es el Mal y lo público, el Bien- se puede hacer demagogia, pero con demagogia nunca se progresa, porque es, por definición, un arma de destrucción...masiva.

La realidad es que lo público y lo privado se necesitan y se complementan. La realidad es que el sector privado necesita un Estado serio y fuerte. Si no hay seguridad ciudadana y seriedad jurídica (la seriedad jurídica es la genuina seguridad jurídica), no hay inversión, no hay actividad económica competitiva protegida por una legalidad razonable, no hay empleo, no hay dinero. (Por cierto, si no hay normas, algunas regulaciones, no hay actividad económica estable y duradera. La manía anti-regulación no es sino la manía de regulaciones torpes, que favorecen la estafa y la competencia desleal… sin que bajen los precios)

A ningún representante de ningún sector funcionarial se le ha ocurrido hasta ahora -y espero que, en esto, sigamos así- atacar a los empresarios sobre la base, p. ej., de las retribuciones fastuosas de unos cuantos Epulones del mundo empresarial. ¿Qué crítica puede merecer la condición de empresario, pese a las empresas que han vivido como parásitos del sector público? Entonces, ¿qué legitimidad tiene el representante de todos los empresarios españoles para criticar lo público y cargar contra los funcionarios sin excepción, cuando muchos sabemos hasta qué extremos inaceptables y dañinos han vivido pegados a las ubres de los caudales públicos enteros sectores empresariales? ¿Acaso los grandes pelotazos de las décadas pasadas no han sido posibles por la hibridación voluntaria de cierta empresas privadas -no precisamente PYMES- con mandamases políticos?  No se atreva el Sr. Rosell a negarlo y, como dice un viejo chotis sobre la bomba atómica, apliquése lo de “Hiro-Hito, Hiro-Hito, recapacita un poquito”. Déjese de tonterías personal e institucionalmente indignas de un Presidente de CEOE.

Hace ya bastantes años, tuve el honor de colaborar en el Libro Blanco sobre el papel del Estado en la Economía Española, que pilotó Rafael Termes Carreró, un catalán y español eximio. Para el que sienta curiosidad: http://web.iese.edu/rtermes/libros/libro08.htm

Al cabo de cierto tiempo de terminarse y publicarse ese Libro Blanco (del que, por cierto, era también coautor un hombre muy de CEOE, José Folgado, 16 años en CEOE), Termes, que se ocupaba ya de programas para empresarios en el IESE (campus de Madrid), nos invitó a una sesión con un buen grupo de empresarios al Prof. Alejandro Nieto y a mí, que nos habíamos ocupado de los capítulos del Libro dedicados a la Administración y a la Justicia, respectivamente. Moderaba el mismo Termes. Llegados al coloquio, brotó impetuosamente en los asistentes al Programa de Alta Dirección el maniqueísmo al que me he referido: lo privado era todo maravilloso y lo público, todo deplorable. Yo, que tiendo a la vehemencia cuando escucho lo que me parecen exageraciones, simplificaciones o valoraciones injustas, repliqué no menos impetuosamente, con idénticas consideraciones a las que ahora he dejado dichas (no me faltaba alguna intensa experiencia directa en la empresa privada). Pero lo interesante del episodio es que, con gran sorpresa mía, Termes, que destacaba por su prudencia y su suavidad verbal y que, a mi parecer, no estaba, por su trayectoria y su dedicación profesional en aquel momento, en las mejores condiciones para pronunciarse públicamente con toda libertad, tomó la palabra para darme la razón (así se expresó) y, acto seguido, atestiguó, a modo de ejemplo, la rendición, convoluto incluido, de todo un importantísimo sector empresarial a las exigencias (muy próximas al chantaje, todo hay que decirlo) del poder político aún predominante en aquel momento. Al sorprenderme, no hice honor a la honradez y al rigor intelectual de Rafael Termes. Pero no he perdido la memoria de aquel suceso. Y miren por dónde, hoy se me ha presentado la ocasión de reparar mi injusto acto interior (que fue breve).

Otro día, más sobre libertad, liberalismo y neoliberalismo de actualidad. Yo, con tanta bobada dicha y tanta barbaridad hecha, a diario, por pretendidos “neoliberales”, quizá ya no puedo ser o llamarme liberal. Seré otra cosa, aún innominada. El tema tiene su interés, pero no por las etiquetas, que ya vamos viéndolas cambiadas hace bastantes años. Tiene interés por la sustancia: por la libertad y su falsificación. Y por el Derecho, que garantiza la libertad.

Mientras tanto, a ver si nos dejan en paz, un poquito, a los probos funcionarios, pobres probos.  Busquen los políticos, con la ayuda de D. Juan Rosell, bolsas de fraude fiscal y no le hagan muchos ascos a los mega-ricos. Pero sólo a los “megas”, porque ahí no hay confusión: los "mega-ricos" no son la clase media.

sábado, 3 de septiembre de 2011

UNA GRAN PARADOJA: ANTE LAS ELECCIONES, “APAGÓN” DE LA POLÍTICA


“LISTAS”, MINISTERIOS Y SECRETARÍAS DE ESTADO, ÚNICOS OBJETIVOS POLÍTICOS


UN MOMENTO HISTÓRICO EXCEPCIONAL, AFRONTADO SIN PROYECTO


Hace muchos años, cuando tuve mi primera y última experiencia, muy intensa, en un desaparecido partido político (experiencia de la que no me arrepiento, porque aprendí bastante y, sobre todo, porque acerté a ponerle fin), descubrí -y probablemente lo dejé escrito en alguna parte- que es precisamente en período electoral, en sentido amplio, cuando en los partidos políticos se habla menos de política. De hecho, sólo algunos idealistas -no sé si quedarán muchos- piensan y trabajan en los grandes asuntos de la vida pública (los que son o deberían ser objeto de la actividad política), generalmente para formular un programa electoral. La inmensa mayoría de los políticos -los importantes, los profesionales- se dedica, mientras tanto, bien a lograr un puesto en las listas electorales que les garantice ser Diputados, Senadores o Concejales, si no aspiran a ganar, bien, si piensan que ganarán, a esto mismo y a “situarse” para ocupar cargos importantes en el Gobierno de España, el autonómico o el municipal (cuando el municipio no sea minúsculo).

Ahora, con elecciones generales el próximo 20 de noviembre, es exactamente eso lo que está ocurriendo. En realidad, el programa electoral no importa. Hay sí, cierto número de gerifaltes, reales o aparentes, pidiendo “papeles” para el programa sobre esto y aquello. Bastantes de esos papeles no llegarán a su destino, porque el que los ha pedido lo ha hecho para parecer importante ante unos cuantos conocidos y “situarse” personalmente, pero sin que nadie con influencia real le haya encomendado nada respecto del programa del partido. Otros papeles sí llegarán a destino, pero ni se leerán con mínima atención ni la calidad de su contenido tendrá nada que ver con que se les haga más o menos caso.

“Colocando papeles” se mueven especialmente bien, con eficacia e influencia, los más diversos “lobbys”, no sólo del ámbito económico, sino de otros muchos. Si pueden, los “lobbys”, que a veces no son sino una camarilla de amigos (así ocurre en relación con la Justicia, por ejemplo), actúan sobre el mayor número de partidos políticos, es decir, en términos de apuestas hípicas, juegan a “ganador” y a “colocado”. Lo que interesa a los “lobbys” es poder agarrarse, tras las elecciones, a un párrafo programático sobre su  materia, que muchas veces será de las que no aparecen en el debate público electoral. Los “lobbys”-camarillas buscan sólo situarse para la batalla por los cargos, carguitos y carguetes, que decía José María García en sus insuperables diatribas radiofónicas. Si las camarillas logran su objetivo, desde esos puestos harán lo que se les ocurra y ganarán unos buenos dineros.

Finalmente, la suerte de esos “papeles” -redactados algunos por gente muy valiosa y conocedora de su ámbito; otros, en cambio, por autoproclamados expertos, en realidad ignorantes, pero, eso sí, apasionados del alpinismo político- dependerá de a quien atribuye “el jefe” la confección del programa. Puede ser -casi milagrosamente- alguien con visión de conjunto y capacidad de discernir entre unas propuestas y otras, pero es mucho más frecuente que se elija simplemente a un cargo del partido, de confianza del “jefe” y con alguna fama de saber escribir deprisa. El “jefe” no siempre revisará el programa y, si lo hace, será por encima y más para quitar lo que no le guste que para añadir algo que considere que falta o cambiar lo que se dice sobre esta o aquella materia.

En campaña electoral, la formulación de una propuesta coherente de gobierno, la toma de posiciones sobre los principales asuntos públicos, es una actividad completamente secundaria en los partidos políticos. Lo principal, por encima de reuniones y decisiones de táctica y estrategia -es decir, seamos claros, de la “imagen” que se quiere “vender”- es la pelea interna por estar en “puestos de salida” en las “listas”, esto es, en las candidaturas al Congreso y al Senado y, en los que se consideran a sí mismos más importantes y valiosos, por ser Ministro de esto o de lo otro (no crean que son muchos los que están bien dispuestos a ser Ministros de cualquier cosa, no) o Secretario de Estado, si llevan menos tiempo en el partido o están en las huestes de algun “importante”.

Puestos de salida” en las “listas” son aquellos que, en la hipótesis del peor resultado en la circunscripción de que se trate, tendrían, por la Ley D’Hondt, suficientes votos para ser Diputados o Senadores. También aquí bastantes aspirantes tienen sus preferencias, de modo que no les da igual ser Diputados por Madrid que serlo por Salamanca, ni ir con el número 1 que con el número 3, aunque se trate de “puestos de salida”. Quizá al final se conforman, pero riñen y patalean mucho.

Ahora mismo, mientras sigue su trámite la reforma del art. 135 de la Constitución Española, que ha constituido, como aquí ya se dijo, una “apertura del melón” constituyente, con el contenido ya expuesto y con fallos de forma nada desdeñables, mientras REPSOL cambia de manos con ánimo de trocearla en beneficio de uno de los "emperadores del ladrillo", el Sr. Rivero, atornillado al poder (otra "jugada" demencial, como la de ENDESA), la actividad política que ocupa al  mayor número de “pesos pesados”, semipesados, welter, etc., de nuestra clase política es ésa de las “listas” y de la muchedumbre de futuros Ministros y Secretarios de Estado circulando con gran seguridad por el tinglado de la antigua farsa. Yo, sin ir más lejos, tengo noticia de varios futuros Ministros de Justicia, dos o tres inminentes Fiscales Generales del Estado y un par de docenas de venideros Magistrados del Tribunal Constitucional. De futuros Ministros de Educación, nada, porque la Educación es de los toros que nadie quiere lidiar (habrá gente al acecho, seguro, pero no se habla de eso, de la Educación).

UN MOMENTO HISTÓRICO EXCEPCIONAL AFRONTADO CON SIMPLES RUTINAS, SIN PROYECTO

Soy consciente de que nada nuevo les habré contado hasta ahora a muchos lectores de este blog. Lo nuevo y asombroso es que no haya ninguna novedad cuando este país padece una crisis plurifacética sin precedentes y el mundo entero está patas arriba, con el Gigante de Occidente francamente maltrecho (a causa, sobre todo, de dirigentes sin categoría intelectual y moral) y con Europa a la deriva, por mucho que Merkel y Sarkozy simulen saber adónde quieren ir. Lo nuevo es que cuando la crisis de la economía real es tremenda, el paro no cesa y la indignación y el descontento -de unos y de otros- crece cada día, se advierta con deslumbrante claridad que nuestros dirigentes políticos y sociales siguen sin apartarse un ápice de sus rutinas de décadas, sin impulsar ni desear siquiera -el desinterés se palpa- el menor esfuerzo de regeneración y recuperación de nada.

Me parece que desde 1978 -y quizás incluso desde antes, desde la muerte de Franco en 1975- no se ha dado como ahora un momento histórico en que se necesite más el diseño en serio de planes y proyectos factibles –a la vez prudentes y audaces- para dar a los habitantes de España motivos fundados de esperanza en un porvenir mejor. Todos hablan de globalización e internacionalización, pero a nadie, entre nuestros dirigentes, parece moverle a un estudio y reflexión serios lo que está ocurriendo en los EE.UU. y en México, en Libia, Siria e Irán, en Afganistán, en Corea, Japón o Filipinas, en Rusia o en China, por poner algunos ejemplos de grandes cambios en enorme medida desconocidos y formidablemente inquietantes. Aquí no salimos de la situación financiera, de la Bolsa, del diferencial con el bono alemán, del déficit público y, últimamente, de los “recortes” del gasto público. Y son temas de mucho calado, sin duda, pero no son la cuestión principal. La cuestión principal no es que el Estado no gaste mucho más de lo que ingresa. Eso es algo absolutamente necesario, pero no menos absolutamente instrumental. Los muchos y muy serios interrogantes -qué educación, qué Justicia, qué libertades y qué deberes, qué política exterior, qué fuentes de energía, etc.… queremos  y podemos tener- son sintetizables en una pregunta -susceptible, a su vez, de diversas formulaciones, que podría abreviarse al máximo en dos palabras: ¿PARA QUÉ?

Han recortado retribuciones, han podado y van a podar superestructuras político-administrativas, van a hacer más reformas legales sobre el mundo económico. Bien: pero, ¿PARA QUÉ? ¿Cuál es el proyecto general al que pretendidamente sirve todo eso? En términos muy prosaicos, en términos de contribuyente: “Vds. me pagan menos o Vds. me gravan más (o ambas cosas) y Vds. me dicen qué dineros -dineros de todos- no van a seguir malgastando. Muy bien. Pero ¿por qué no me dicen en qué van a emplear el dinero -de todos- que sí recaudarán y gastarán? Díganmelo no con los DVD de los Presupuestos Generales, en que aparecen todas las cifras. Díganmelo de manera que lo entienda, cuéntenme su plan.” Pero de eso, nada, amigos. Siempre, es verdad, hay algunos, a derecha e izquierda, que tienen un plan, pero, por desgracia, esos planes que se intuyen -porque no se explican- responden a recetarios caducados, revelados como ineficaces si no dañinos. No receten ya ni más privatizaciones ni más gasto público.

Termino con dos ejemplos. Primer ejemplo: el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid decide aumentar las horas lectivas semanales de 18 a 20 a los profesores no universitarios (lo digo negativamente para simplificar). La noticia primera de la decisión, en todos los medios, es ésta: grandísima protesta de miles de profesores con amenaza de huelga a comienzos del curso escolar. Después, van ofreciéndose explicaciones troceadas por unos y por otros, con el problema ya enconado y la sociedad ya alarmada y dividida, con perjuicio de toda la enseñanza, la pública y la privada. Dña. Lucía Figar, Consejera de Educación, dice: “teníamos que elegir entre contratar interinos o pagar las becas”. Es una plausible e inteligible síntesis explicativa. Pero, ¿no se hubiera podido y debido explicar a fondo y públicamente la medida, dentro de un contexto general (sin duda existente), antes de comunicarla por carta a los sujetos pasivos? ¿Cómo unos presuntos políticos avezados permiten que se les presente como desentendidos nada menos que de la educación de los niños? No creo que sea (o que sea sólo) una mentalidad de “ordeno y mando” (muy agudizada cuando se dicen a sí mismos “no hay más remedio, hay que recortar todo lo posible”) lo que ha conducido a una penosa torpeza -incluso electoral en periodo electoral: ¡el colmo!-; es, sobre todo, la ausencia de un plan que vaya más allá del recorte del gasto.

[Inciso: ¿no es exigible al menos la responsabilidad política, cuando quienes recortan son los mismos que alargaron, los mismos que se apalancaron y ya no pueden pagar y ya no les fían? Lo digo en general, pero, por seguir con el ejemplo, si 3.000 profesores interinos no pueden ser nuevamente contratados como tales so pena de no poder pagar las becas, ¿no tendría que saberse cómo se llegó a contratar a 3.000 interinos, cuando, al parecer, no eran necesarios -eso nos dicen- si los profesores titulares diesen dos horas más de clase a la semana?]

Segundo ejemplo: el primer Gobierno del Sr. Aznar afrontó con fuertes recortes el gasto y el déficit público con que se encontró. Y tuvo éxito. Pero ¿cuánto se tardó en volver a las andadas? Unos pocos años. La segunda legislatura del PP, la de la mayoría absoluta, ya inició el desatino y, a partir de Zapatero, todos -salvo el nonagenario gurú Stéphane Hessel, que ha escrito dos opúsculos sin mucha chicha, la verdad- saben a dónde hemos llegado: a una situación crítica que no es únicamente económica. La Política no trata -no va, dicen ahora- de tener bien las cuentas, ni las privadas ni las públicas. Eso es cosa de contables y debe darse por sentado. La Política trata de muchos aspectos de la vida de todos, y se vertebra en torno a ideas y proyectos, para los que se necesitan fondos, públicos y privados. Tener fondos sin ideas ni proyectos razonables conduce a catástrofes. A la vista está. Y las catástrofes no se remedian sólo cuadrando las cuentas y apretándose los cinturones (los que ya los llevaban ajustados). Gastar menos sin saber qué hacer, sin saber qué se quiere procurar, sería, simplemente, como ir por la vida ciegos y además mal comidos.

Dejo para otro día un gran asunto, quizá el gran asunto. Dicho en negativo, ese asunto es la corrupción, que no consiste sólo en cohechos y sobornos. Dicho en positivo, hablo de la necesaria y en verdad básica regeneración moral de la vida pública. Son desde hace tiempo muy autorizadas las plumas y las voces de quienes han señalado que la gran crisis, la nacional y la mundial, la económica y la política, corruptora del mercado, de la democracia y del Estado de Derecho, es, ante todo y sobre todo, una crisis ética. Vengo advirtiendo sobre esa crisis desde hace mucho tiempo. Pero, como digo, sobre esto habrá que volver despacio. Hoy me despido con un mero toque de actualidad: que los dirigentes del Partido Popular no se olviden de la corrupción porque un señor Magistrado, mi antiguo amigo Antonio Pedreira, haya producido unas llamativas resoluciones de sobreseimiento provisional de tres ex-altos cargos del PP.