martes, 24 de diciembre de 2013


MI NIÑO PEINADITO

Tengo delante de mí la pantalla del ordenador, claro, pero un poco más arriba tengo una pequeña preciosidad. Véanla, aunque la foto no sea muy buena:

 


Este pequeño tesoro vino del Perú un buen día y otro día, aún mejor, llegó a mis manos por la generosidad de un par de amigos.

Ahora, en la próxima madrugada, llega, aún más que cualquier día, el nacimiento de este Niño, mi Niño peinadito. Es Navidad y la celebramos con lo que necesitamos tener y necesitamos dar a todos: alegría y calor. Que no nos venza la tristeza ni nos domine la frialdad, la insensibilidad, la indiferencia, el egoísmo, la vanidad, la ambición, la codicia. Que no nos venza lo que puede destruir a las personas y está destruyendo nuestra sociedad.

Para muchos, es el Niño, Dios y hombre verdadero, mi Niño peinadito, la fuente de toda energía interior. Sin él estaríamos perdidos. Sin él ni siquiera creeríamos en él.

Por la historia, que no se puede alterar, lo que celebramos en estos días es el nacimiento del Niño, la Navidad. Con más o menos fe, o sin ella, es un hecho que el nacimiento de este niño peinadito a raya, más documentado que el de Alejandro Magno, cambió la humanidad: con grandísimas luces, aunque que nos hemos encargado de arrojar no pocas sombras a la vida de los hombres durante más de dos milenios.

Los creyentes no somos mejores que nadie. Como decía un gran hombre y un gran santo, estamos hechos del mismo barro de botijo que todos. Lo que tenemos son más deberes, más responsabilidad. No tenemos, de ordinario, ningún deber de juzgar y sí, en cambio, el deber de comprender (tarea de la cabeza, sobre todo) y de amar: el más lindo querer, que dice la jota navarra, el querer sin la esperanza de nada a cambio. Las fuerzas para intentar afrontar ese deber, esa responsabilidad, nunca las tendremos sin el Niño. Y sin su Madre.

A todos los lectores de este blog, piensen lo que piensen y crean o no, mi más intenso deseo de paz y felicidad en esta Navidad y en el nuevo año que se acerca. Lo escribo con el corazón enternecido al contemplar mi pequeño tesoro.

Y va mi recuerdo más afectuoso y compasivo —sí, compasivo de verdad— para quienes, en esta concreta Navidad, parecen no comprender que el valor de toda vida humana, también la de quienes aún se encuentran en el seno de su madre sin ser parte de ella, es un punto de partida necesario para edificar la convivencia sobre la base de la dignidad del hombre. No es una cuestión de fe. Es un asunto, con la más sólida base científica, de conocimiento y de sensibilidad, al alcance de todo hombre y de toda mujer. Si no valoramos como es debido la dignidad de cualquier vida humana, el edificio de nuestra vida en sociedad no se sostiene. No hablo de proyectos de ley ni de Constituciones ni de derechas o izquierdas: hablo de lo esencial y básico. Hoy, deseemos y procuremos con todas nuestras fuerzas que nazcan todos los que han de nacer, los que, siempre en la historia y ahora también, han sido llamados los nascituri. Nadie tiene un genuino derecho a declarar moriturus a uno solo de ellos.

¡Feliz Navidad a todos!

lunes, 9 de diciembre de 2013

A LOS 35 AÑOS DE LA CONSTITUCIÓN, ELLA NO TIENE LA CULPA DE NUESTROS MALES


ESBOZO DE UNA ESPAÑA MALTRATADA POR SUS DIRIGENTES
ESTAMOS EN MALAS MANOS

Para conmemorar el 35º cumpleaños de la Constitución de 1978, han consumado una orgía de politicastros falseando por completo ese órgano constitucional, ya en muy mal estado, que era (ahora sólo es una ficción a base de un cadáver embalsamado y acicalado) el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). De nada le va a servir al régimen, al establishment español, el enésimo intento de disfrazar la más clara expresión del Estado de partidos, que ha sustituido al Estado de Derecho. A nadie, a nadie en absoluto, han conseguido engañar con el nuevo CGPJ y el nuevo Presidente del Tribunal Supremo y del mismo CGPJ.

Pertinaces en la constante infracción de nuestra Ley de leyes, quieren distraernos también hablando de su reforma. Hay comentaristas presuntamente pensantes que han llegado a enumerar, como razones para esa reforma, los mejores, más claros y también más infringidos preceptos: la bandera, la lengua oficial que se debe conocer y ha de poderse usar, la “indisoluble unidad de la Nación española”, el derecho a la intimidad, el secreto de las comunicaciones, la igualdad ante la ley, la interdicción de la arbitrariedad. Todo eso no hay que tocarlo, sino cumplirlo y hacerlo cumplir. Y lo que hacen es incumplirlo y tolerar o amparar su clamoroso incumplimiento. Lo único verdaderamente nefasto de la vigente Constitución es su Título VIII (“organización territorial del Estado”) y mucho más en el desarrollo legal de su Capítulo III (“comunidades autónomas”) que en su propio texto. Pero milagroso sería que tirios o troyanos estuviesen dispuestos a cambiar eso: el desmadrado e insostenible “Estado de las Autonomías”.

Estamos en muy malas manos. Estamos, como es bien sabido, en manos de profesionales de la política, que no son tales por una ejemplar dedicación a ella, con los esfuerzos y las habilidades propias de un buen profesional, sino de personas que, incapaces o perezosos, no han hecho en su vida otra cosa que ocupar cargos políticos. Estos profesionales sustituyen sistemáticamente los principios de “mérito y capacidad” por la posesión del adecuado perfil: “ser de confianza”. Hemos llegado al colmo de un largo proceso de selección a la inversa: no interesa la cualificación probada y seria, sino la seguridad en el funcionamiento de una cadena de transmisión que empieza en el “ordeno y mando” del Jefe. Se rechaza a quienes pueden ser capaces de pensar por su cuenta, aunque sólo sea para sugerir, con la máxima suavidad, que esta ocurrencia o tal iniciativa presentan aspectos problemáticos. Hemos llegado a una imitación perfecta, en nuestra vida pública, de las frases mafiosas y gansteriles de las películas: «¿Es que te pago para que pienses?» «¿Qué parte no has entendido de “rómpeles las rodillas”?»

Una consecuencia de todo esto es que, para oficios de contenido netamente jurídico, nada de verdaderos juristas, que, además, son pocos, porque llamar “jurista” a cualquier Licenciado o incluso Doctor en Derecho es una tergiversación del lenguaje tan tremenda como sería llamar “sabio” a cualquier Licenciado o Doctor en Ciencias Físicas, Químicas, Biológicas, etc. En todo caso, nada de juristas consagrados o con trayectoria reconocida. Lo que interesan son leguleyos, escribanos, “juristas de alquiler”, personas que, si acaso, aprobaron en su día una oposición y, por lo visto, alcanzaron un punto de llegada insuperable e inmarcesible, en lugar de un punto de partida desde el que trabajar duro. De este modo, cabe leer que un Magistrado alpinista y encumbrado, de corto ejercicio jurisdiccional y larga implicación con el único poder (el ejecutivo, claro está) es un “jurista de fuste”, cuando las bases del ISBN (libros) y del ISSN (revistas) no registran una sola publicación de cierta categoría y no puede exhibir una sola sentencia admirable y admirada.

Así las cosas, ¿es de extrañar que no haya habido, en las últimas ocasiones, un solo profesional del Derecho independiente y serio, al que simplemente se le haya pasado por la cabeza ser el próximo Presidente del Tribunal Supremo o Magistrado del Tribunal Constitucional? De vez en cuando, suena la flauta y los partidos políticos se fijan en alguien que resulta ser digno. Pero ¿aspirar y moverse para uno de esos puestos que requieren consenso político-partidista? Eso sólo se les ocurre a los miembros “juristas” de la clase política, subclase judicial, universitaria o abogadil.


Con conocimiento de causa, puedo poner otro ejemplo de la selección al revés: los evaluadores de la investigación que no investigan. Pero ahora no entraré en detalles, porque no quiero amargarme el día deteniéndome en el escuálido curriculum científico que presentan los elegidos (no se sabe muy bien por quién) para evaluar, en concreto, la actividad investigadora de los profesores universitarios de Derecho. [Por cierto que sobre evaluaciones, impactos, índices, publicaciones de referencia, etc. no está de más conocer la denuncia del Nobel de Medicina, Randy Schekman, en The Guardianhttp://www.theguardian.com/science/2013/dec/09/nobel-winner-boycott-science-journals Titulares: Nobel winner declares boycott of top science journals
Randy Schekman says his lab will no longer send papers to Nature, Cell and Science as they distort scientific process. El artículo de Schekman aparece después en EL PAÍS: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/12/11/actualidad/1386798478_265291.html] También prefiero no referirme pormenorizadamente a los méritos de quienes dirigen diversos tinglados y chiringuitos varios, con escaso quehacer, entidades no eliminadas o degradadas a dependencias de menor coste sólo, me parece, para proveer holgadamente a las “necesidades” de los dirigentes. Abundan, entre éstos, los ex-jóvenes del tipo que aquí mostré tiempo ha (post del jueves, 10 de marzo de 2011, titulado MÁS SOBRE POLÍTICOS “COMPETENTES”: ELEMENTALIDADES OLVIDADAS O DESPRECIADAS EL "EX-OPOSITOR" (TRIUNFANTE) Y EL “EX-JOVEN”). Son (o eran) muchachos con look de seguridad en sí mismos, de autoestima por las nubes, pero de curricúlun por los suelos. De ésos que ya se han estrellado, pero se empeñan en creer que son los demás quienes circulan en dirección contraria. En pocas palabras: pequeños neotecnócratas patanes, dispuestos a comerse el mundo, sin saber que carecen de la adecuada dentadura.



Así resulta que es la ineficiencia, más aún que el compadreo o la corrupción, lo que está caracterizando a gobiernos y administraciones en los últimos tiempos. Porque ya han llegado en masa al poder y a la administración, expulsando o arrinconando a la gente decente, multitud de ineptos sin historial de trabajo positivo, pero con una chulería que supera a la de los proxenetas más abusivos. Son, con alguna frecuencia, macarras con vísceras neonazis travestidos de liberales. Y han abrazado, aunque quizá sin saberlo, la doctrina gallardoniana del poder sádico, del gobernar es hacer sufrir. (v. post del miércoles 12 de diciembre de 2012 RUIZ GALLARDÓN DEFORMA LA HISTORIA DE ESPAÑA HASTA HACERLA IRRECONOCIBLE.) Así que tienen que hacer sufrir al administrado, al súbdito, incluso si están a cargo del chiringuito menos relevante para el interés general.

Y eso, esa ineficiencia indisimulable, esa ineptitud grosera, pero con altanería de baja estofa, de verdaderos chulos, es lo que están padeciendo los contribuyentes, los expropiados mes a mes para nutrir las pesebreras. Pesebreras que no son todas públicas, sino también privadas y mixtas, fruto de una simbiosis incesante entre el poder político —con sus repartos de cuotas— y la vida económica. Para esa simbiosis, no hay nunca conflicto de intereses, sino confluencia de oportunidades de lucro. Porque lo peor de todo, lo más grave de todo, con mucho, es que tantos dirigentes y tantas personas con influencia social hayan abrazado la exacerbación calvinista más extrema del culto al dinero y, en consecuencia, de los salvoconductos y los privilegios a los adinerados, sobre todo a las corporaciones, a las grandes y no tan grandes compañías. Han arrojado a los cubos de la basura los últimos vestigios de sensibilidad hacia los que pasan apuros, menores o mayores: al parecer, piensan que bien merecido tienen la angustia económica o la indigencia. Las diferencias se hacen abismales.

Estamos en muy malas manos. Y, dejando ahora a un lado la alta política internacional y la recuperación económica, vistas las cosas muy de tejas abajo, la política interior resulta deplorable. Han entregado la educación al terrorismo de los asesinos de la enseñanza. No han hecho nada por sanear la financiación de la ciencia y de la investigación, sino que las han sometido a una dieta de hambre. Manejan como pollos sin cabeza la maquinaria recaudatoria, etc.

En la vida política hay —justo es reconocerlo— no pocas excepciones de personas que se esfuerzan en hacer bien su trabajo y procuran mejorar la parcela que les ha correspondido. Conocen muy bien y sufren en carne propia todo lo que acabo de escribir y pueden, como yo podría, poner nombres, apellidos y razones sociales a los inmorales que, en el mejor de los casos, son como incansables perros del hortelano. Pero esas personas callan, porque en su oficio público es inconcebible hablar alto y claro (y no les falta razón: serían expulsadas de inmediato). Y esas excepciones no cuentan para la Jefatura. Son hombres y mujeres kleenex, útiles para disimular mínimamente la ineptitud, la ineficiencia, pero desechables rápidamente.

Mientras tanto, millones de sufridos ciudadanos y miles de verdaderos emprendedores sostienen el país y consiguen lo que los políticos se apuntan como “brotes verdes”. El colmo.

No, no perdamos el ánimo. Mantengámoslo alto, puesto que hay tanto que hacer y los deprimidos apenas pueden levantarse de la cama. Pero el ánimo no puede sostenerse a base de eludir estar razonablemente informados, de desviar toda mirada a la realidad, de destruir nuestro olfato de la podredumbre, de cultivar una confortable ingenuidad inhibidora del sentido crítico, de permitir, en fin, que nos extirpen la conciencia y nos implanten, en su lugar, el chip de la corrección. Buen ánimo, sí, pero a pesar de los pesares, no por fingir que no pasa nada alarmante o que lo alarmante es normal y hay que aceptarlo con insensibilidad ovina.

Sé bastante bien que esto que sucede en España está ocurriendo, en grandísima medida, en muchos otros países, países occidentales e incluso “grandes potencias”. La crisis de nuestro tiempo es general. Pero tendremos que empezar, en todo, por aquí.

viernes, 15 de noviembre de 2013


LO VERGONZOSO HUBIESEN SIDO UNAS CONDENAS PENALES

ALGUNAS VERDADES SOBRE EL “PRESTIGE”
(¿“NUNCA MAIS” o más bien “OUTRO MAIS”?)
(actualizado a 19 de noviembre de 2013)



Voy a ser breve, para variar. Nunca una decisión de alejar de la costa un petrolero como el “Prestige”, o una decisión de intentar vararlo en una playa o llevarlo a un puerto, debiera haber sido objeto de un proceso penal. Si ahora mismo hasta el Presidente de la Junta de Galicia se queja de que nadie asuma los costes del “asunto Prestige”, debiera ese Presidente contar con algún asesoramiento jurídico elemental. Porque recuperar fondos de lo que aquel “affaire” costó (nos costó a los contribuyentes) no podía lograrse por la vía de unas condenas penales altísimamente improbables conforme a Derecho y de que en ese proceso penal se impusiesen también condenas a indemnizar los daños (los que no estuviesen ya indemnizados). Lo voy a explicar en este post. 

Conozco bien la zona en que comenzó la tribulación del “Prestige”. Leí en su momento, de cabo a rabo, las comunicaciones entre el buque y las autoridades marítimas de esa zona. Leí todas las opiniones que se escribían. Me informé sobre las opciones –algunas rechazadas tajantemente por quienes podían verse directamente afectados si el barco se rompía al llegar a sus supuestamente preferibles destinos, como coruñeses y ferrolanos- que algunos marineros de agua dulce iban proponiendo o propusieron después, a “Prestige” hundido y chapapote flotante. También hablé largo y tendido con gente que sabe de verdad lo que son olas de ocho metros en un temporal como aquel: pescadores de altura y de bajura, marinos mercantes muy experimentados, navegantes de muchos océanos y mares. Hablé con quienes afrontaron el rescate –una obra de arte del salvamento marítimo- de la tripulación y de quienes habían descendido al “Prestige”. Estuve allí inmediatamente después de que el chapapote llegase incluso a la más alta de las rías bajas. Estuve en la Isla de Sálvora, a la entrada de la ría de Arousa, mientras se limpiaba y hasta eché una manita. Que el chapapote girase en torno a la isla entera y la asfaltase toda (también la parte que da a la ría) contribuyó, junto con los ímprobos esfuerzos de todos los que salieron a sacar chapapote hasta con sartenes, más el cambio del viento, a no envenenar los fondos riquísimos de esa excepcional super-ensenada natural, que es la mayor ría de Galicia y de España, donde hibernaron antaño las flotas de guerra británica y alemana. Un lugar de nutrientes y de composición del agua singularísimos, estudiado en todo el mundo, con el resultado de mejillones, ostras, centollos, nécoras, etc. de tamaño y calidad insuperables.

El Gobierno de España, durante unos días, no reaccionó debidamente ante lo que podía avecinarse. Pero pasados esos días, se volcó en la zona y se arbitraron indemnizaciones y fondos que se pudieron hacer efectivos con una rapidez nunca vista. No me lo han dicho en Madrid: me lo han dicho pescadores, dueños de bares y tascas y docenas de los más diversos habitantes de la costa afectada; me lo contó un farero muy veterano y lo pude confirmar con otras personas: lo que decían en voz baja no era “nunca mais”, sino “outro mais”. Las indemnizaciones, aquella vez, de verdad compensaban.

Esto sentado, vamos a un punto claro: no había ni hay ningún criterio generalmente admitido en el mundo de la navegación y respecto del medio ambiente, acerca de la decisión preferible: acercar el “Prestige” de este modo o del otro y con este o aquel rumbo o llevarlo mar adentro.  Yo podría opinar, por ejemplo, que lo mejor hubiese sido abandonar el barco en marcha una vez fijado un rumbo de colisión contra un acantilado de la Costa da Morte, de manera que el petrolero se rompiese allí, donde la mayor cantidad de su contenido fuese a parar a las rocas batidas por el oleaje, frecuentemente fuerte. Así, con esa enorme presión natural y constante del agua, el chapapote se habría diluido, a costa de unos miles de percebes en ese año. Esto no pasaría de ser una opinión, discutible por muchos conceptos (aunque el poder de limpieza del oleaje es poco discutible: basta haberlo visto, como es mi caso). Cualquier otro criterio sería igualmente discutible. De hecho, se barajaron opciones diversas, todas discutibles y discutidas, y todas afectadas por la incertidumbre acerca de lo que el petrolero aguantaría sin romperse.

Pues bien: lo que sucede con los delitos culposos, como eran los de la acusación del proceso finalizado en Coruña, delitos en que no se aprecia dolo (o mala intención), sino  culpa (negligencia, falta de cuidado, error no invencible), es que se requiere aplicar a cada caso algunos parámetros generalmente aceptados sobre el modo correcto, apropiado y acertado de actuar: lo que hay hacer y lo que no hay que hacer. Así, por ejemplo, para apreciar la culpa, penal e incluso civilmente, como ahora sucede con frecuencia, por los daños físicos o la muerte que se produce relacionada a una actuación médica o sanitaria se acude a los conocimientos médicos generalmente aceptados: lo que se llama “lex artis” o “lex artis ad hoc” (la regla del buen hacer correspondiente a casos como los que se juzgan).

Eso es lo que no existía ni existe para un caso como el de la navegación del “Prestige” una vez que dio la voz de alarma (que no fue, por cierto, de hundimiento, sino de lo que se denomina, “quilla al aire”, es decir, vuelco). Y eso es lo que se juzgaba en A Coruña.

¡Claro que hay responsables de que aquel maldito barco surcase las aguas en las condiciones en que se encontraba! Pero, insisto no era eso -el estado del buque, cuando menos nada boyante- lo que estaba en tela de juicio en A Coruña. Los responsables de permitir que el “Prestige” navegase no eran españoles ni estaban al alcance de la jurisdicción de los tribunales penales españoles. Y la sentencia que se ha dictado no trataba de la responsabilidad por el estado del buque, un estado quizá inadmisible, sino de posibles responsabilidades por las decisiones que se adoptaron tras el grito de “quilla al aire”, lanzado, en medio de una tempestad seria, por un petrolero con más de sesenta mil toneladas. Así que, al no haber parámetros serios para juzgar lo debido, lo adecuado, siempre pensé que se trataba de un proceso penal con grandes dosis de artificialidad, más que nada en busca de más indemnizaciones, de más dinero, que ya se había derramado a manos llenas por el Estado, en gran parte bajo el rótulo del en su día famoso “PLAN GALICIA”.

Para mí, lo llamativo es que se haya mantenido tanto tiempo un proceso penal artificioso y que se haya tardado tantísimo en llegar a una absolución, haciendo cumplir a unas cuantas personas una “pena de banquillo” muy onerosa. Pero tampoco hay aquí reproche por mi parte al tribunal, porque su sentencia tiene que dedicar más de ¡¡130 páginas!! a la relación de partes acusadoras y sin duda muchas de ellas intervinieron en las sesiones del juicio, que quizás no pudo, por tanto, ser menos prolongado. Y uno, a la vista de tantísimos pretendidos perjudicados pretendidamente no indemnizados, llega a preguntarse si sólo los contribuyentes de a pie e inequívocamente no costeros decidieron no acusar.

Se quería una condena penal para que, sobre ella, hubiese condenas por responsabilidad civil. Y la situación era muy chusca, porque las personas físicas acusadas no hubieran tenido, ni quedándose desnudos en la calle, patrimonio con el que hacer frente a indemnización alguna de mínima importancia. Entonces, ¿sobre quién se habría hecho recaer la llamada (mal llamada, pero llamada) responsabilidad civil dimanante del delito? Sobre el Estado, en caso de condena del entonces Director General de la Marina Mercante (lean, porque vale la pena conocer su opinión, lo que declara en ABC: http://www.abc.es/sociedad/20131114/abci-prestige-entrevista-lopez-sors-201311132311.html). De este modo, el Estado tampoco hubiese recuperado un solo euro de lo que ya gastó en su día (procedente de nuestros bolsillos, de los contribuyentes). Al contrario: la catástrofe del “Prestige” hubiese costado bastante más. El doble, según las pretensiones de buen número de acusadores en el proceso penal. [AÑADIDO, a las 00.05 horas del 19 de noviembre de 2013: el Presidente de la Xunta de Galicia ha insistido hoy en Madrid en que recurrirá la sentencia en casación para recuperar el dinero invertido; algún medio añade que, según este Presidente, "la Abogacía del Estado" será la que recurra. Vean: http://www.elmundo.es/espana/2013/11/18/528a31f268434199318b457e.html. Pues a esta presidencial albarda sobre albarda respondo insistiendo en la necesidad de que el Sr. Núñez Feijoo se asesore: si pretende que el Tribunal Supremo condene a alguien a indemnizar  y recuperar así lo invertido y pagado (es decir, que se condene en cuanto a la responsabilidad civil a alguien que no sea el Estado), recurrir la sentencia en cuanto condena al capitán Mangouras y no le impone indemnizar sería un esfuerzo bastante estulto, porque no parece que Mangouras tenga dinero o patrimonio liquidable con el que recobrar ni la más ínfima parte de lo que el Estado pago (o sea, pagamos todos los contribuyentes. Y parece como si el Presidente de la Xunta ignorase que en cuanto a responsabilidades por permitir navegar a lo que, quizá con bastante razón, llama "chatarra flotante", ya se perdió un pleito ante un tribunal estadounidense. Si ahora propone nuevas demandas civiles, es para que darse atónito: si tan claras están esas demandas que anuncia el Sr. Núñez Feijoo (que, por cierto, no manda en el Estado español ni en la Abogacía del Estado, pequeña minucia), será incomprensible que no se hayan interpuesto antes, porque el proceso penal pendiente en Corcubión y en Coruña no las impedía]

A todas éstas: hoy se sabe muy bien, pero ya se sabía poco más de un año después del comienzo de la lucha contra el chapapote en rocas y arena, que no hay daños ecológicos. Tuve el privilegio -como en años anteriores- de pasar varios días en la isla de Sálvora, mucho menos de un año después (en mayo de 2003: inserto fotos de ese paraíso en aquellas fechas; les gustarán las fotos) del desastre: no sólo no quedaban rastros de chapapote, sino que la parada biológica de pesca y marisqueo había producido una abundancia de peces y mariscos nunca vista.



 
 

Pero siempre hay quien no está dispuesto a que un mínimo conocimiento de las cosas “limite” su “libertad de opinión”. Y hay también quien ni siquiera piensa antes de escribir su columnita diaria o semanal. Lo estamos viendo ahora, como en su día leíamos las propuestas de un corredor marítimo muy ancho y alejado de nuestra costa atlántica y las airadas protestas porque no existiese ese corredor. Estos opinadores no caían en la cuenta de la existencia del Canal de la Mancha o del estrecho de Gibraltar, que son atravesados a diario por centenares de buques. Así contribuyen a la pública opinión. Una pena.

Termino con el simple apunte de dos asociaciones de ideas con motivo de la “sentencia vergonzosa”, que dicen, de la Audiencia Provincial de Coruña. Respecto de la contaminación, tenemos ahora en Madrid una buena contaminación en curso. Y hay unos presuntos huelguistas de las contratas de limpieza que dejaron de ser huelguistas en el mismo momento en que, en vez de no recoger basura, se dedicaron -se siguen dedicando- a esparcirla y a insultar, escupir y amenazar al comerciante o al portero de finca urbana que intenta limpiar “su” trozo de acera. No es que no sean verdaderos huelguistas: es que son malhechoresgente guarra. Pero no hay un enorme clamor contra la impunidad de estos malhechores. Y respecto de la navegación marítima, pienso en el caso del enorme crucero “Costa Concordia” y me da la impresión de que, al menos en España, los muchos muertos -incluso los recientemente descubiertos- no han importado demasiado. Soy muy mal pensado, porque he llegado a pensar que hay demasiadas personas a las que los cadáveres humanos les importan menos que la pobre gaviota atrapada por el chapapote.

sábado, 28 de septiembre de 2013

NO NOS ENGAÑEMOS: NO HAY REBROTE ECONÓMICO, SINO UNA DISCRETA CONTINUIDAD DE LA ORGÍA FINANCIERA


LA CRISIS ECONÓMICA GLOBAL NO SE RESUELVE, TRAS UN GRAN SUSTO, PERSISTIENDO EN LO QUE LA CAUSÓ

EL CÍRCULO INFERNAL DEL ENDEUDAMIENTO


Parece que se respiran aires optimistas en España respecto de nuestra economía. No le cedo a nadie el primer puesto del ranking en el deseo de ser optimista. Y tampoco me gusta, sino que la aborrezco -lo he dicho aquí muchas veces-, esa suerte de perpetua tristeza e incesante dolor por una presunta España irredenta e irredimible, con un supuesto destino inexorable de fracaso total. Los más o menos prosaicos o líricos vates del fatalismo de lo español, además de ignorar o despreciar muchos e importantes logros, muchos e importantes hechos y cualidades, insistiendo siempre en los defectos hispánicos (que muchas veces no son tales, sino casi siempre universales, propios de la condición humana), no aportan nada positivo y hacen un daño tremendo al país y a cada uno de nosotros. La estética de esta fatalidad de lo hispano parece tener un intenso atractivo enfermizo y un buen número de adeptos que, aunque no lo sepan, obran como si un incansable denostar de lo propio les proporcionase tono y categoría intelectuales. A mí no me gustan ese tono y esa categoría y su correspondiente intelectualidad. Estos aguafiestas no suelen pasar hambre ni padecer necesidades vitales insatisfechas. Tienen recursos para dedicarse casi full time a su inútil y descorazonadora denuncia de nuestros males presuntamente incurables. Si son eruditos, lo son a la violeta, lo que ya debiera ser una clave para desconfiar enteramente de ellos.

Digo esto para dejar claro que, no sólo no pertenezco a esa intelectualidad agorera, sino que sigo teniendo una gran confianza en la inmensa mayoría de las personas que forman España, en su inteligencia y en su capacidad de esfuerzo y sacrificio. Y sigo afirmando que España posee un enorme y muy valioso capital (v., post en este mismo blog, post del viernes, 23 de septiembre de 2011, titulado ESPAÑA ESTÁ MUY BIEN: UN PAÍS EXCEPCIONALMENTE CAPITALIZADO y subtitulado SOMOS LOS ESPAÑOLES (CASI TODOS) LOS QUE ESTAMOS MAL. Es verdad que, pese a una política (?) con bastantes más sombras que luces, hay novedades positivas en la economía real española: el aumento de las exportaciones o el incremento de los ingresos por turismo, por ejemplo. Ya dije también aquí, hace mucho tiempo, que debía hacerse más énfasis en el turismo, que no se basa sólo (aunque se trate de activos difíciles de batir, seamos conscientes de ello) en el clima y los kilómetros de costas y playas.

Me permito recordar lo que decía en ese post hace más de año y medio:

«Como quiera que haya sido, tenemos trenes super-veloces para ir a de Madrid a Toledo, a Valladolid, a Sevilla y a Barcelona y, enseguida, a más sitios en distintas direcciones. Ya no vamos supervelozmente a Cuenca porque no queremos. Tenemos muchas autopistas y aún más autovías en un estado muy decente. A Toledo, por ejemplo, se puede llegar por tres distintas rutas automovilísticas de doble sentido, además del AVE. Tenemos buenos aeropuertos con notable tráfico y, además, cierto número de aeropuertos ultra modernos de reserva, por si acaso, por si a alguien, particular, institucional o empresarial, se le ocurre, en algún momento, volar a lugares como Ciudad Real o Castellón (…) Tenemos parques eólicos y huertos solares como casi nadie. Tenemos el Prado, el Thyssen y el Reina Sofía en Madrid, la segunda ciudad con más árboles de todo el planeta Tierra. Tenemos (perdón, señores soberanistas) la Sagrada Familia y otras joyas en Barcelona. Tenemos mucha historia y mucho arte del que gozar. Tenemos muchas ciudades bien cuidadas. Tenemos una excelente industria hotelera. Tenemos miles de kilómetros de playas. Tenemos un clima fabuloso. Y dos archipiélagos de ensueño. Y, por si fuera poco, somos, si queremos -y queremos, de ordinario-, gente acogedora, con buen humor y -esto es de gran importancia- de los que más veces se duchan al día y a la semana en el llamado mundo civilizado. Por supuesto, también tenemos buenos vinos y notables licores. Y hay cerveza potable.»

Y añadía, medio en broma medio en serio (es decir, bastante en serio):

«Pero es que, además, ha aparecido hace pocos días una buena noticia sobre España que “los mercados” debieran considerar definitiva, re-definitiva, para restaurar y tener por consolidada durante varias décadas su confianza en la denominada marca España: somos el país del mundo universo que menos gasta en “comida-basura” (v. http://www.abc.es/20110919/sociedad/abci-estudio-comida-rapida-201109191344.html). Los estadounidenses llaman a la “comida basura” “fast food”, con absoluto error, como tantos otros propios del american exceptionalism, que les sirve de constante excusa para su aislacionismo (digamos eso así, piadosamente, para señalar que millones de estadounidenses no han mirado nunca un mapamundi y muchos de sus dirigentes sólo ven el mundo desde sus satélites). “Fast food” significa, como es sabido, comida rápida y hace siglos que nosotros inventamos los bocadillos o “bocatas”, los “montaditos”, las “tapas” y los “pinchos” y comemos rápidamente, cuando queremos, pero sin embasurarnos por dentro.”»

«Si tenemos lo que tenemos y somos como somos (con grandes virtudes especiales junto a grandes defectos generales) y, además, comemos como nadie, la persistencia de la desconfianza en España sólo podría ser fruto de una manía atrabiliaria y de un sectarismo irracional. Y, como casi todo el mundo sabe, “los mercados” calculan fríamente con elementos reales, sin dejarse llevar de simpatías o antipatías. Así que tienen que caer en la cuenta, más pronto que tarde, de que aquí en España hay mucho capital -un capital excepcional- y gente muy valiosa.  La “fuerza de trabajo” española ya se lució en Alemania en la segunda mitad del siglo XX, la del “milagro alemán”.»

Algunas cosas más, completamente en serio, podría añadir en favor de España y de muchos españoles. Pero me parece innecesario para mi propósito de hoy. Lo que aquí quiero transmitir –sin la menor pretensión de originalidad: hay otros muchos que lo han dicho y lo dicen- son dos ideas que corresponden con dos realidades. La primera es la confirmación de algo que vi venir y adelanté aquí hace algo más de un año, en un post del domingo, 15 de julio de 2012, titulado EL "CÍRCULO INFERNAL" PARA INTERVENIR Y COMPRAR ESPAÑA (I) y subtitulado “NO HABÍA MÁS REMEDIO”, PERO EL REMEDIO NO REMEDIA (actualizado a 17 de julio de 2012), a saber: que “los mercados”, que sabían y saben lo que se hacen, han visto claro que ya no es la hora de estrangular más a España y a los españoles, sino la hora de comprar.  Conforme a lo explicado en julio de 2012:

«Lo que están haciendo es imponer condiciones de asfixia, para situarse a los mandos de este país y comprar (o permitir a otros comprar) a precio de ganga los muy buenos activos de una España previamente arruinada, pero con mano de obra cualificada, que se avendrá a trabajar por remuneraciones nada parecidas a las de la zona norte y centro de Europa y ni siquiera a las habituales aquí hasta hace poco, sino similares a las de los países del Este europeo o a los de la cuenca desregulada del sudeste asiático

En julio de 2012, escribía esa frase y otras complementarias en nuestra defensa y para alertar a quienes fuese necesario.  Tengo la impresión de que sirvió de poco, aunque quizá no hayamos sido tan asfixiados (máximamente asfixiados) como era de temer y no me duelen prendas por repetir que fue un histórico acierto de Rajoy resistir la brutal doble presión (de fuera y, aún peor, de dentro) para que España misma pidiera el rescate (que nos hubiese aniquilado). Pero, con todo, grandes porciones de España están ahora vendiéndose a buen precio. El tan repetido y celebrado “¡Viva España!” de Morgan Stanley –acertado o erróneo- fue un indicador público de las ventas a buen precio. Que “los mercados” hayan aflojado la presión de un modo llamativo -con la prima de riesgo ya mejor que la de Italia (!)- es, sin duda, mucho mejor que su contrario. Y lo mismo vale  para los pequeños frenos en el aumento del desempleo. Que unos cuantos personajes internacionales afirmen públicamente una mejoría de la situación económica de España es también mucho mejor que andar todos los días en titulares negativos y en informes con las peores predicciones. Pero, con todo eso, los mejores activos de España están en venta. Lean el texto de Carlos Sánchez en elconfidencial.com, de 26 de septiembre de 2013, del que dejo enlace: http://www.elconfidencial.com/economia/2013-09-26/casi-el-40-de-la-industria-espanola-esta-ya-en-manos-de-empresas-extranjeras_32567/. Algunos presuntos neoliberales no le conceden ninguna importancia a estas compraventas. Disputas ideológicas al margen, que las cosas cambien de nuestras manos a las ajenas tiene una importancia indiscutible mientras subsistan las Naciones y los Estados. Y se diría que esa subsistencia va para muy largo.

Esta realidad de la compra de España no configura un horizonte de esplendorosa luminosidad en ningún aspecto. Al revés: el horizonte es tenebroso. Ahora no puedo extenderme en estas afirmaciones. Pero si la compra y venta de España no se frena, el optimismo sería bastante estúpido.

La segunda idea y realidad es que la crisis económica global no sólo subsiste, sino que, mientras vivimos en esta especie de pausa general del pánico, como si hubiese un acuerdo tácito en darnos todos un respiro, abandonando la publicidad de las muy fundadas preocupaciones sobre el futuro global, siguen actuando las mismas fuerzas con los mismos mecanismos responsables de aquella crisis. O, con menos palabras, la crisis económica no hace sino empeorar, en España también, pero sobre todo allí donde debieran apreciarse trabajos para enmendar de raíz el inmenso globo del dinero ficticio y del endeudamiento colosal e inabordable. Ríanse un poco con este video que muestra el imposible pago de la deuda europea, aunque lo que dicen podría aplicarse a la de los EE.UU: http://www.youtube.com/watch?v=I5QwKEwo4Bc (aconsejo a quienes no dominen mucho el inglés activar los subtítulos, pero también pueden leer todo el trepidante diálogo del “concurso” en http://www.ritholtz.com/blog/2010/05/congratulations-youve-only-lost-1m/9)

En el mismo post del 15-17 de julio de 2012 decía:

«Y se ha acabado el gran engaño de Wall Street, inventado y lanzado con el inapreciable apoyo de la City londinense y de esa Gran Bretaña, que, astutamente, se ha mantenido fuera de la eurozona: “Europa nos estropea la economía mundial”. Mentira. Europa no anda bien, pero no es Europa el principal problema para la economía mundial, como ha repetido mendazmente Mr. Obama, flanqueado por los gurús de la ingeniería financiera. El principal problema del gigantesco problema de la megacrisis mundial -así lo ven ya “los mercados”- es la crisis de los EE.UU. Los datos macroeconómicos y los microeconómicos son concluyentes, por muchos enjuagues que se le ocurran a la Reserva Federal, dirigida por Mr. Bernanke. ¿Han visto lo del “twist”, o sea el retorcimiento, el tornado y el disloque de caderas?: las deudas a corto (plazo) las “reestructuro” y las coloco a largo. ¡Es muy bueno eso del twist de la reestructuración! ¡Pero qué listos son!»

Aclaro que cuando hablaba de haberse acabado el gran engaño sólo quería decir que los artistas de la ingeniería financiera y sus jefes ya no engañaban a una minoría de considerable tamaño. Lamentabilísimamente, el gran engaño persiste para la inmensa mayoría, porque ha generado un poder con el que ni siquiera quiere competir -al contrario, ha claudicado vergonzosamente, si alguna vez sus promesas electorales fueron sinceras- alguien tan poderoso como el Presidente de los EE.UU. de América, Mr. Barack Obama.

EL CÍRCULO INFERNAL DEL ENDEUDAMIENTO

De nuevo los EE.UU. se acercan al límite de su deuda y al borde de la suspensión de pagos. Y Mr. Ben Bernanke, a la estela de aquel nefando agente del capitalismo salvaje que fue Mr. Alan Greenspan, continúa lanzando al mundo dinero sin respaldo alguno, ni de oro y plata, ni de solo oro ni de economía real. Lean, al menos en diagonal, el espeluznante análisis de Antonio España, el 25 de septiembre de 2013, casi contemporáneo al antes citado de Carlos Sánchez: http://blogs.elconfidencial.com/economia/monetae-mutatione/2013-09-25/qe-n-la-madre-de-todas-las-burbujas_32103/. Adicionalmente, es de mucho interés también lo que en la misma fecha de este post afirma Daniel Lacalle, en El precipicio fiscal americano… y por qué esta vez es importante (http://blogs.elconfidencial.com/economia/lleno-de-energia/2013-09-28/el-precipicio-fiscal-americano-y-por-que-esta-vez-es-importante_33759/). [ACTUALIZACIÓN: los EE.UU. ya han caído en el precipicio fiscal. Probablemente saldrán de él, pero no pueden seguir, una y otra vez, con meros parches y la misma política financiera y monetaria. El cántaro, de tanto ir a la fuente, acabará por romperse.]

La gravedad de esta persistencia en una política que únicamente interesa a la muy pequeña elite de la riqueza es negada con una pertinacia suicida por los dirigentes políticos, entre los cuales no parece haber ni siquiera uno (hombre o mujer) que se parezca a eso que llamábamos un estadista.

La Gran Burbuja, que empobrece a millones y enriquece a muy pocos, sigue inflándose. Y nadie ha dejado de reconocer que el día en que estalle, la catástrofe no tendrá precedente comparable. Que apenas se hable hoy de este asunto central de la crisis y que ahora se guarde silencio sobre la necesidad de regular la economía financiera, de disciplinar la acción de la banca y, sobre todo, de adecuar el dinero a alguna realidad mínimamente mensurable, es para echarse a temblar.

Por cierto: tampoco es buen síntoma, de nuestras tejas para abajo, que España siga endeudándose, aunque Morgan Stanley recomiende con entusiasmo comprar nuestros bonos del Tesoro. Estamos demasiado cerca de que el endeudamiento supere el 100% del PIB.

sábado, 7 de septiembre de 2013

EL MODÉLICO ANTI-MODELO DE LA “CORRECCIÓN USA”


UN NOBEL DE LA PAZ, PALADÍN DE BOMBARDEOS HOMICIDAS

Por si la autolisis del establisment mundial (España incluida) (v. post de 23 de enero y 3 de febrero de 2013 en este mismo blog) no estuviese más que clara, por si se abrigase alguna duda, tenemos un Nobel de la Paz  —distinción archi-sorprendente en su momento — que lidera una acción bélica. Por supuesto, la acción bélica que propugna Barack Obama se justifica, nos dicen, porque se va a dirigir contra un país, Siria, en el que se han usado armas químicas y las ha usado el gobierno. Tienen pruebas sobre estos hechos pretendidamente justificativos de la guerra: los dirigentes USA han dicho que tienen pruebas, sin mostrarlas, porque eso iría contra la seguridad nacional (¡santas palabras: no se digan más!). Y se han sucedido afirmaciones en el mismo sentido de dirigentes franceses y británicos, que tampoco han mostrado nada, porque eso, las cosas concretas, pertenecen a lo que ahora llaman, con uno de los muchos trucos eufemísticos, “inteligencia” (antes, espionaje).

No me voy a entretener en la cuestión de las pruebas con el recordatorio de las armas de destrucción masiva que Irak-Sadam Hussein con toda seguridad poseía, mentira (no error craso de la “inteligencia”) hoy universalmente reconocida. Pasaré a examinar otro aspecto de la nueva iniciativa del gobierno USA: la decisión de limitarse a un bombardeo, sin invasión terrestre: “sólo vamos a lanzar bombas; no vamos a arriesgar la vida de ninguno de nuestros muchachos”, precisan. “Y tampoco bombardearemos mucho tiempo: será una acción limitada”, nos tranquilizan.

Yo no me tranquilizo nada y escribo este post, sin pretensión de originalidad alguna, porque estamos ante unos hechos reales  —los propósitos bélicos de Obama & partners, dentro y fuera de USA — y ante un probable acontecimiento, el bombardeo, que no consienten el silencio.

Supongamos que existen las pruebas del uso de armas químicas y del uso precisamente por el ejército gubernamental sirio. Y además de suponer lo no probado, prescindamos de otros muchos factores. Prescindamos, como Obama & partners prescinden, del Derecho Internacional, que  —ya ha sido expuesto en varios lugares estos días — no legitimaría en absoluto el bombardeo de Siria. Prescindamos, por tanto, de la ONU y de su Consejo de Seguridad. Prescindamos de que los adversarios interiores de Al Assad en esa guerra civil (con 100.000 muertos ya) no son precisamente unos acreditados defensores de los derechos humanos, sino responsables de numerosos asesinatos de civiles sirios. Prescindamos de los riesgos de extensión de la guerra que entraña el que Irán sea firme aliado de Siria. Prescindamos de las reiteradas advertencias de Rusia, con su importante base naval en la costa siria (se diría que Putin y Obama han debido llegar a algún acuerdo secreto, porque, de lo contrario, el riesgo de una nueva guerra mundial sería gravísimo y hasta un botarate teledirigido como Obama lo evitaría, digo yo, quizás con excesiva ingenuidad).

Una vez que hemos prescindido de tantas cosas, viene la pregunta clave: ¿puede Obama o cualquier partidario de los bombardeos a Siria, garantizar que las bombas no matarán cientos o miles de sirios sin responsabilidad alguna en el uso de armas químicas? (cuando, por cierto, Obama & Co. aún no saben los objetivos y no podrán saberlos con mediana certeza). Me parece que la respuesta negativa es la única posible. Con toda seguridad, las bombas de Obama & partners matarán a cientos o miles de sirios inocentes y destruirán sus hogares y centros de trabajo. Para quien aún conserve un resto de razón y un ápice de consideración por la dignidad de las personas, es un resultado abominable que, por unos muertos por algún tipo de gas, mueran cientos o miles de personas mediante bombas (por cierto: muchas de ellas son armas químicas, como lo eran los exfoliantes utilizados en la guerra de Vietnam). Si Al Assad ha cometido un “crimen contra la humanidad”, ¿justifica eso que Obama & partners cometan lo que sería otro “crimen contra la humanidad”?. Claro está que la pregunta es retórica. Y claro está también que, si el uso no de las armas químicas no puede quedar sin respuesta, mantra de casi todos en estos días, los bombardeos sobre Siria distan mucho de ser la única respuesta, como quieren presentarla.

El Papa Francisco ahora, como antes Juan Pablo II respecto de Irak y otros conflictos, lidera una clara oposición a la guerra que Obama & partners propugnan contra Siria. Me parece que, además de los valores indiscutibles en que estos Papas se apoyan, debió y debe ahora ser digno de atenta consideración que siempre han dispuesto de información sobre el terreno sumamente fiable. Que la Historia haya dado toda la razón recientemente a Juan Pablo II resulta hoy un elemento de juicio que no podría desdeñarse por personas razonables, aunque no crean en Dios.

Mas, por si lo anterior sobre Siria fuese una pequeñez, los dirigentes políticos y económicos USA, que, ciertamente, no son ninguna multitud, sino un pequeño grupo de políticos (demócratas y republicanos) y financieros, exhiben un historial reciente tan abrumador como el absoluto y cósmico desmadre del llamado “sistema financiero” y su incontrolable monstruo del dinero ficticio, las hazañas bélicas de Irak y Afganistán (si alguien puede imaginar un propósito más absurdo que instaurar la democracia en Afganistán, que nos lo cuente, por favor), la “Patriot Act” que permite suprimir y suspender derechos elementales, el gulag de Guantánamo y algo más, de suma importancia, aunque no tan noticioso, como es la exportación, a golpe de presión mediática y de dólares, de sus sistemas  —llamémosles así, piadosamente — de educación y de Justicia. El primero sólo funciona en dos docenas de Universidades (de entre miles, públicas y privadas) y el segundo, la Justicia, no funciona en absoluto en lo penal y, en todo lo demás, resulta inaccesible para el ordinary people. Del Derecho (?) penal USA nos quedamos con la dureza de sus castigos a ciertos delincuentes de cuello blanco, pero pasamos por alto innumerables atrocidades sancionadoras (y no hablo sólo la pena de muerte).

Por añadidura, en estos meses pasados hemos tenido abrumadoras pruebas  —pruebas de verdad — de lo que ya sabíamos: un masivo espionaje de los EE.UU. a todo lo que han considerado de interés para su “inteligencia” (NSA, CIA, etc.), un espionaje que no ha respetado ni siquiera a las más altas instituciones de países presuntamente soberanos. Un tal Mr. Snowden, sin duda desleal, ha pasado a ser la bestia negra del establishment, sin que lo que Snowden ha probado haya merecido la mitad siquiera de la publicidad y los comentarios dedicados al empleado de Booz Allen Hamilton, una empresa subcontratista de la NSA (National Security Agency). Para más inri, la NSA contó y supongo que sigue contando con la colaboración de Google, Yahoo, etc., así que todos sabemos ya que, a cambio de importantes prestaciones (como la de albergar este blog y miles similares), cada paso que damos en internet queda registrado en alguna parte que ignoramos y, probablemente, para utilidad de la “inteligencia” USA. Así se explica que en algún paraje de Utah, se estén construyendo nuevas instalaciones de la NSA, que consumirán más energía eléctrica que la misma capital de ese Estado, Salt Lake City.

(Entre paréntesis, el Nobel de la Paz, Barack Obama, prometió cerrar Guantánamo y meter en cintura a los lobbies del Congreso y a Wall Street. Nada de eso ha cumplido. Guantánamo sigue abierto y la simbiosis político-financiera se ha robustecido, mientras el endeudamiento USA les acerca de nuevo a la suspensión de pagos y amenaza al dólar como moneda de referencia y mientras en los EE.UU. la pobreza crece y las desigualdades antes enormes empiezan ahora a resultar abismales. El panorama del Detroit decadente es un símbolo escalofriante del indisimulable fracaso político y social en los USA de los valores humanos más elementales, precisamente los que buscaron garantizar los founding fathers de la gran nación norteamericana)

Todo lo que vemos ahora en los EE.UU. tiene largas y profundas raíces. Por poner sólo dos ejemplos, ya el Presidente Einsenhower, un militar de brillantísima carrera, al despedirse de su cargo en 1961, se refirió con suma preocupación al “complejo militar-industrial” de los EE.UU (http://www.youtube.com/watch?v=T-xEcChFC6I). Y John Kenneth Galbraight diseccionó “El nuevo Estado industrial” en 1967, señalando cómo la “tecnoestructura” creada distorsionaba, con el creciente poder del Estado, las leyes clásicas del mercado. En cuanto a la estructura y funciones del sistema bancario de la Reserva Federal (FED), han sido y son constantemente cuestionadas, pero nadie logra siquiera establecer la más elemental auditoría sobre lo que hace y no hace esa extrañísima institución, entre lo público y lo privado, pero, en todo caso, tan tremendamente opaca como poderosa.

Por si fuera poco, suceden en los EE.UU. acontecimientos de extrema gravedad y trascendencia, que no son satisfactoriamente explicados, por decirlo muy delicadamente. Me limitaré a dos de ellos. El asesinato del Presidente J.F. Kennedy en Dallas, Texas, el 21 de noviembre de 1963, se atribuyó por la oficial Comisión Warren, en 1964, a la acción solitaria de un solo tirador, Lee Harvey Oswald, que disparó desde detrás de la comitiva presidencial. Pero en 1979, un Comité oficial del Congreso de los E.E.U.U. concluyó que probablemente se había producido un cuarto disparo (frontal) por un segundo tirador, con lo que se estaría ante una conspiración, como en 2003 creía un 70% de los estadounidenses según una encuesta de la ABC News (el disparo frontal, por cierto, es perfectamente apreciable por cualquiera que vea el famoso video). En cuanto a los sorprendentes y letales ataques del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas y el Pentágono, son numerosos y de suma importancia los interrogantes sin buena respuesta que suscita la versión oficial. Sin apuntarme a ninguna de las teorías conspirativas, veo que las verdades oficiales distan mucho de ser convincentes, tanto en el caso de Kennedy como en el del 11-S, acontecimiento que justificó tantas acciones posteriores. No es de extrañar que en los EE.UU. crezcan, sobre todo mediante internet, infinidad de resistencias al propio establishment USA, en un clima de creciente desconfianza radical en sus gobernantes. Muchos rechazan de plano todas las teorías conspirativas, con el fácil expediente de denominarlas conspiranoicas. Sin duda hay ingredientes paranoicos en muchas de las teorías, pero los hechos inexplicados persisten y las muy probables mentiras y ocultamientos de las verdades oficiales no son más disculpables que las teorías conspirativas o conspiranoicas.

Concluyo. En los EE.U. de América ha habido y todavía hay grandes hombres y mujeres. Se han manifestado y aún se manifiestan cualidades de todo tipo, también morales, con el resultado de acciones admirables y dignas de duradera gratitud. Pero, nacidos de Europa, los EE.UU. albergan hoy, en sus esferas dirigentes, una terrible traición práctica a los valores propios de la civilización europea occidental. No digo que Europa goce ahora de una decente salud axiológica y ética. Al contrario: padece, más bien, una anemia severa de principios, valores y virtudes. Lo que pretendo transmitir en este post es que uno de los más claros síntomas de la actual debilidad decadente de Europa (incluida España), es, precisamente, que, en lugar de inspirarnos en nuestras propias raíces, tomemos o continuemos tomando como modelo en casi todo el anti-modelo USA, su corrección social, política, económica y jurídica.

NO al bombardeo de Siria. Y NO al seguidismo estúpido y suicida del “modelo USA”,  hoy ya, lamentablemente, un anti-modelo.

domingo, 30 de junio de 2013

NOTAS Y BECAS: UN NUEVO ERROR DEL AÚN MINISTRO DE EDUCACIÓN


LOS “5”, “5’5” Y “6’5”  NO SON IGUALES NI SOCIAL NI ACADÉMICAMENTE

BECAS Y “EXCELENCIA” NO ESTÁN NECESARIAMENTE RELACIONADAS
(Añadidos a 2 y 3 de julio de 2013)



En un post de 22 de diciembre de 2011 (v. “DE LA EDUCACIÓN DEPENDE NUESTRO FUTURO”: LOS MALOS AUGURIOS DE ESTA PROCLAMA, subtitulado EN LOS TIEMPOS DEL “PERFIL”, UN MINISTRO DESPERFILADO (v. http://andresdelaoliva.blogspot.com.es/2011/12/de-la-educacion-depende-nuestro-futuro.html), ya advertí que consideraba un error -el más claro entonces, al tiempo de formar Gobierno- que el Sr. Rajoy Bey hubiese nombrado Ministro de Educación, Cultura y Deportes a D. José Ignacio Wert Ortega. De entonces a acá no necesito decir hasta qué punto, lamentablemente, los hechos y los dichos de Wert (¡qué dichos se le ocurren a este hombre!) han apuntalado y remachado mi criterio. He sido un adelantado, pero eso me entristece mucho, porque estamos pagando un alto precio de tiempo perdido y de insensateces muy publicitadas, que no hacen ningún bien a la opinión pública y al clima de concordia elemental que, dentro del pluralismo, le conviene a cualquier país.

No me voy a entretener glosando las hazañas de Wert, también las relativas a sus nombramientos. Vamos al archipolémico asunto de un anunciado Decreto sobre becas, que iba a exigir un 6’5 de media como requisito ineludible para obtenerla y que, tras la última revisión, se conformaría con el 5’5 sólo para la exención de matrícula, pero mantendría el 6’5 para las becas que supongan algo más que la matrícula.

Algo que he echado en falta, desde que se inició la polémica hasta hoy mismo, es una observación muy elemental, porque se basa en una realidad que casi todo el mundo conoce, a saber: que obtener un 5’5 de nota media en muchas carreras -por ejemplo, la de Derecho- es mucho menos difícil que en otras, como Medicina, Ingeniería Industrial o Ciencias Físicas. Seguramente convendrán conmigo que quien saque todo un curso de Medicina o de Ingeniería de Caminos, a la primera, o entre junio y septiembre, con 5’5 de media merece indudablemente la beca. Hay ya, por tanto, un grave error en la propuesta del Sr. Wert y también, en buena medida, en quienes la discuten sin tener en cuenta esta realidad diferenciada. No debería prescindirse de ella, aunque fuese para considerarla irrelevante a efectos de becas. En todo caso, es la prueba del nueve de que Wert se equivoca de medio a medio y de que el futuro de las becas está muy mal planteado. Un “5”, un “5’5” o un 6’5” son matemáticamente iguales a otro “5”, “5’5” o “6’5”, pero no lo son académicamente y tampoco, como veremos después, socialmente y esta desigualdad, de mucha importancia, nada o muy poco tiene que ver con el mayor o menor esfuerzo personal del estudiante ni con su superior o inferior inteligencia.

Estoy perfectamente de acuerdo en que la Formación Profesional (FP) debe ser potenciada y en que buen número de estudiantes universitarios habrían hecho mejor en acudir a la FP: porque se adecúa más a sus cualidades y aptitudes y porque encontrarían trabajo más fácilmente e incluso más satisfactoriamente. Pero como estoy convencido de que, proporcionada a todos una completa información sobre las exigencias de las carreras universitarias y de la FP, así como sobre las expectativas de empleo, es muy preferible la libertad de decidir que la planificación, en especial si se hace de modo simplista, el 6’5 no tiene nada que ver con Universidad o FP, porque no alcanzar una nota media de 6’5 no significa que la FP sea más adecuada para esa persona que se queda en el 5, en el 5’5 o en el 6’4. Esto es evidente para quien haya conocido o conozca a los jóvenes estudiantes, como es mi caso, pero, asombrosamente, no parece que sea el caso de Wert, de sus asesores y de sus partidarios.

Por otra parte, obtener una nota media inferior a 6’5 no es en absoluto indicativo -ni siquiera en lo que antes llamábamos “carreras de letras”- de que el estudiante sea vago o al menos indolente o carezca de la inteligencia que sus estudios requieren, razones que justificarían que no obtuviese o renovase una beca. Acabo de leer la noticia de una joven gerundense, Gemma Muñoz, con un 9’9 en la selectividad, que defiende la reforma de Wert, dice la noticia, porque «ya está bien de de pagar a gente desmotivada que no le interesa estudiar. Que te paguen la carrera debería de ser una motivación». Esta chica, aún sin experiencia en la vida universitaria, no ofrece, en realidad, ningún argumento sólido, porque obtener nota promedio de 5 o de 5’5 no es ni siquiera un leve indicio de que quien las obtiene carece de motivación o de interés en estudiar.  Sin saberlo, la joven Gemma, con su 9’9 en la selectividad, ha ofrecido un excelente ejemplo de ese vicio tan extendido al opinar, que se denomina “inducción incompleta”. Y los medios que destacan el juvenil error de Gemma parecen abonarse a la demagogia, a no ser que también practiquen el fácil “deporte” de construir reglas generales a partir de unos pocos casos o de uno solo.

Al exigir un 5’5 de nota media, el sistema de becas no estaba ni está todavía beneficiando a quien no pega palo al agua, que es el erróneo punto de partida de los viscerales “argumentos” de más de uno. Incluso donde las buenas notas -de “notable” para arriba- son más fáciles de conseguir (las “carreras de letras”), la media de 5’5, aplicada a un curso, significa un considerable esfuerzo de quien la logra y un rendimiento suficiente. Los “5” no se regalan, como regla general. Hay excepciones, sí, pero a los profesores que las hacen no les costaría nada regalar los “6’5”. Y estamos hablando, no se olvide, de un promedio de las notas de todas las asignaturas. Una media de 5’5 es indicativa de un rendimiento suficiente y, sobre todo, no alcanzar el 6’5 no supone desinterés, desmotivación, vagancia o estulticia.

Por lo demás, en las “carreras de letras” un punto o dos y, desde luego, unas cuantas décimas están frecuentemente determinadas por factores sociales y, muy destacadamente, por el ambiente familiar, que no tiene que ver necesariamente con los ingresos o la renta, sino con la educación recibida en ese ambiente y, en especial, con el fomento, o no, de hábitos de lectura en los hijos o, por el contrario, con dejar cómodamente que caigan en la inmersión total en el mundo de la imagen y de la comunicación compulsiva constante.

Y vayamos, por último, a la cuestión nuclear de las becas (y de su requisito de calificaciones o notas anteriores). Las becas, ¿para qué están? ¿Para estimular y premiar a los más listos y estudiosos (premiar la cacareada y muy maltratada excelencia) o para procurar una igualdad de oportunidades, de modo que los ingresos familiares o personales bajos no impidan a nadie estudiar lo que prefiera? Yo no tengo duda alguna de que se trata de esto último. Así que, considerados todos los elementos que han de ponderarse, la exigencia de un 5’5 de nota media me parece mucho más justa que elevar ese requisito al 6’5. Esto último es una barbaridad injusta, que clama al cielo cuando quien dispone de recursos se puede permitir sin ninguna consecuencia negativa, dedicarse, en la Universidad, a la pura vida social, acumulando suspensos o convocatorias sin presentarse. Mientras tanto, es creciente el número de quienes cursan carreras mientras trabajan, fenómeno que tampoco puede no ser objeto de la debida consideración.

En resumen: precisamente cuando han aumentado las tasas de matrícula, las becas no se deberían tocar del modo que Wert pretende. [AÑADIDO a 3 de julio de 2013] Veo que ilustres colegas míos defienden el cambio wertiano y, aunque algunos de esos colegas me merecen muy especial respeto, lo que leo que dicen tiene mucho más que ver con no defender a ultranza una nota baja (en "carreras de letras": de las de ciencias experimentales e ingenierías apenas hablan) y con propugnar decididamente no conformarse con la ley del mínimo esfuerzo que con lo que realmente está en juego. Por supuesto, hay alumnos que a) juegan al mus incluso sentados en el suelo de algunos rincones de ciertas Facultades; b) suspenden una y otra vez asignaturas o dejan de presentarse a muchas convocatorias; c) si estudiasen más, en vez del "cinco pelado", podrían sacar sobresaliente; d) etc. Lo que ocurre es que no se ha determinado en modo alguno que los que juegan al mus en el suelo, los que muy reiteradamente suspenden o no se presentan a examinarse de una misma asignatura, los que se conforman con el "cinco pelado", etc. (pongan aquí todos los perfiles y rasgos negativos que se les ocurran) sean los becarios a base de una media de 5'5. Yo llevo 46 años en la Universidad y digo que no, que no son ésos los becarios del 5'5 de media. Y que subir la media a 6'5 no es garantía ni de acabar con vagos e irresponsables ni de conseguir una Universidad pública mejor, con más excelencia. A esto último y a la antipatía hacia los vagos y señoritos no me gana nadie.


AÑADIDO (2 de julio de 2013). Algo que di por sentado indebidamente: el requisito sine qua non de una nota media de 5'5 no significa que todos los solicitantes de beca con esa nota media obtengan efectivamente una beca. Lo que significa es que no se les excluye desde el principio del proceso de selección y final concesión. Evidentemente, si hay más solicitantes que becas -o incluso más solicitantes de becas para estudiar X que becas para estudiar X, lo que podría establecerse y concretarse de modo razonable-, las becas serán para quienes mejor nota media hayan obtenido y presentado, a igualdad o similitud de condiciones económicas.

Por otra parte, como algunos han indicado en las últimas horas, sólo una seria limitación de recursos económicos impediría que, junto a las becas ordinarias, encaminadas a la igualdad de oportunidades, se estableciesen estímulos y premios dinerarios a la "excelencia", medida en nota promedio alta. Ya existen las "matrículas de honor", pero algo más sería factible.

viernes, 21 de junio de 2013

LOS JUECES “JUSTICIEROS” , ENCUBRIDORES DE LA CORRUPCIÓN DELICTIVA, NO HAN DESTRUIDO LA JUSTICIA


EL BIEN NO SE PUEDE HACER REMATADAMENTE MAL

PERO NO PERDAMOS DEL TODO LA ESPERANZA: LA JUSTICIA, EN ESPAÑA, TODAVÍA ES IMPARABLE

Muchas personas, muchas, han reaccionado con decepción y hasta con ira ante la noticia de la excarcelación de D. Miguel Blesa de la Parra, antiguo Presidente de CAJA MADRID. Comprendo muy bien, me parece, a esas personas, pero se equivocan en muchas de sus afirmaciones, reveladoras de que no entienden suficientemente algunas elementalidades sobre cómo se administra justicia y, además, piensan erróneamente que ya se ha terminado, con la impunidad del Sr. Blesa, la acción de nuestros tribunales en cuanto al manejo de CAJA MADRID que luego evolucionó hasta BANKIA.

Repasen el post inmediatamente anterior a éste: cuando lo escribí yo había leído ya dos autos del Juez D. José Elpidio Silva Pacheco y ambas resoluciones me parecían muy deficientes. Quizá respondían a pruebas contenidas en las actuaciones: eso no podía yo saberlo sin conocer, como no conocía ni conozco, esas actuaciones. Y ya he dicho aquí que, cuando los hechos son complejos, es muy difícil acertar a juzgar desde fuera lo que resuelve un Juez instructor (o un Fiscal). Pero, en todo caso, las resoluciones de D. José Elpidio no motivaban con mediano acierto y expresividad lo que D. José Elpidio decidía y era especialmente endeble la que decretó la prisión provisional incondicional del Sr. Blesa. Sin embargo, había un hecho claro e innegable y absoluta e indiscutiblemente inadmisible en un juez: estar recusado -con la recusación pendiente de ser resuelta- y encarcelar al recusante. Tamaño desmán, tan monstruosa ilegalidad deslegitimaba por sí sola la actuación del citado juez.

Después, a la vista del demoledor auto 504/2013, de la Sección treinta de la Audiencia Provincial de Madrid (véanlo con este enlace:  http://economia.elpais.com/economia/2013/06/19/actualidad/1371650218_772229.html), declarando nulas muchas actuaciones del juez Silva Pacheco, se confirma que este D. José Elpidio probablemente quiera hacer justicia, pero, desde luego, no la hace con un mínimo de respeto a unas reglas jurídicas que ni la Audiencia Provincial ni nadie ha inventado en beneficio del Sr. Blesa y de los delincuentes, sino que la ley tenía y tiene establecidas en garantía de todos. Y no se puede hacer justicia de cualquier forma o “como sea”, porque eso es permitir que cada cual se tome la justicia por propia mano, lo que inevitablemente conlleva injusticias, violencias y, en definitiva, que se haga lo que el más fuerte puede hacer. La llamada “justicia privada” o “autotutela” nos deja a todos en manos de quienes, en cada momento, tenga la sartén por el mango y sean capaces de asestar los más contundentes sartenazos.

Con otras palabras, el auto 504/2013 revela que D. José Elpidio Silva Pacheco es uno de esos denominados “jueces justicieros”, para los que el fin justifica los medios, justificación que entraña saltarse a la torera el Derecho con tal de salirse con la suya. Desde el antaño famoso y notorio “caso Naseiro” tengo dicho y publicado que este tipo de jueces colaboran objetivamente en la impunidad de la corrupción delictiva y contribuyen a que continúe. Los “jueces justicieros” suelen adolecer de una considerable ignorancia jurídica, acompañada del más grande desdén hacia lo que ignoran: a su actitud y su comportamiento les conviene la paráfrasis de los versos de Antonio Machado, injustos con Castilla, pero en sí mismos superlativamente expresivos: desprecian cuanto ignoran.

Colega tengo que, con la mejor voluntad y buena fe, ha disculpado la actuación del juez Silva Pacheco: “por lo menos ha hecho algo”. Pero, aparte de que “hacer algo”, de cualquier forma y modo, no es ni se compadece con la tarea propia de un juez, la cosa, si bien se mira y como indico en los títulos de este “post”, resulta muy sencilla: no se puede hacer el bien rematadamente mal. Nuestras obras buenas pueden ser imperfectas y lo son casi siempre, porque no somos perfectos. Una cierta dosis de mal, de imperfección, está presente de ordinario en lo que, en sustancia y en conjunto, está bien hecho. Pero si la dosis de mal es elevada, si afecta a la sustancia o al conjunto de lo hecho, lo hecho está mal, es malo.

Estas elementalidades metafísicas encuentran un lógico y natural correlato en la teoría y en las normas razonables sobre los vicios jurídicos de los actos. No me extiendo en este punto porque no es necesario y porque, además, los lectores no juristas se aburrirían.

La poco discreta y bastante chulesca salida del Sr. Blesa del centro penitenciario puede resultar sin duda indignante. A mí me indignó. Pero el caso CAJA MADRID, como el caso BANKIA, no ha terminado y personalmente a) me niego a darlo por terminado, porque D. José Elpidio no es la Justicia española; b) considero muy probable que el caso prosiga. Dicho quede lo anterior sin prejuzgar por mi parte nada de lo que a los tribunales de justicia corresponde en exclusiva juzgar. Pese a tantos intentos y enredos (como el misterioso informe de la Agencia Tributaria sobre trece inmuebles relacionados con la Infanta Cristina) y pese a los numerosos proyectos patrocinados ahora por el Ministro Ruiz Gallardón, pienso que la Justicia española aún es imparable.

Lo que no tiene que ser imparable es ese conjunto de proyectos, en gran medida comunes a PSOE y a PP, pero intensificados ahora por algunos personajes tenebrosos y reptilíneos, que odian el Estado de Derecho y procuran su total destrucción. En España, hoy, lo exigible es que los fiscales cumplan mejor sus actuales funciones, pero, por muchos motivos, no deben sustituir a los Jueces instructores. Tampoco debe restringirse la acción popular ni conviene eliminar los delitos de corrupción del ámbito del Tribunal del Jurado. El Consejo General del Poder Judicial necesita ser saneado a fondo y puesto en su sitio (también en cuanto a su coste, muy excesivo), pero eso no exige jibarizarlo como se pretende, para que desaparezca, a fin de cuentas, el órgano colegiado que la Constitución prevé para desapoderar al Ejecutivo (y al Estado de partidos) de su influencia en el Poder Judicial.

Ante esos cambios que se propugnan e impulsan, las discusiones teóricas sobre modelos procesales penales no vienen a cuento y son maniobras de distracción y engañabobos, porque aquí y ahora, en esta España convulsa y socavada, lo que está real y verdaderamente en juego no es la posibilidad de mejorar el modelo actual de la Justicia penal o de la Justicia en general. Lo que pretenden y lo que está en juego es la eliminación de aquellos elementos de la Justicia que amenazan el poder de los más fuertes, el arbitrio puro de la cerrada clase político-económica. Hay un test que propuse públicamente hace tiempo y que confirma lo que acabo de afirmar: “en lo relativo al Ministerio Fiscal -dije- empiecen Vds., señores “reformistas”, por hacer a los fiscales tan jurídicamente responsables, en todos los terrenos, como lo son los jueces. Es inadmisible que quepa querellarse por prevaricación contra un juez y no contra un fiscal, por no acusar cuando hay pruebas o por acusar cuando no las hay. Si no acometen esa reforma, no puedo creer en la seriedad y sensatez de ninguna otra y menos aún en la que aumente el poder de los fiscales”. Pero de eso no han hablado ni hablan y sobre eso no han actuado ni actúan. Y es que no quieren una Justicia mejor: quieren que, a base de diversos cambios, la Justicia deje de funcionar. Ya han protegido inicuamente a muchos poderosos con las tasas judiciales. Ahora, con la batería de reformas pendientes, más un nuevo Código Penal que no merece elogio alguno ni recibe una sola crítica favorable, se disponen a dejar a España sin verdadera Justicia. Todos deberíamos hacer cuanto podamos para que no lo logren.