jueves, 30 de diciembre de 2010

GRAN HAZAÑA DE CONDE-PUMPIDO PARA TERMINAR EL AÑO 2010


LA FISCALÍA DE MADRID CULMINA SUS ARDUOS ESFUERZOS INVESTIGADORES CON UNA MERA DENUNCIA A “TODOS” LOS CONTROLADORES. UN PRECEDENTE ORIGINAL.


El pasado día 10 de diciembre de 2010, la Asociación de Fiscales propinó una nada leve colleja, capón o puntapié a D. Cándido Conde-Pumpido. Ésta que transcribo es la noticia transmitida por la Agencia EFE:

«La Asociación de Fiscales (AF) ha acusado hoy al Gobierno de "injerencia intolerable" en la Fiscalía en relación al caso de los controladores aéreos y ha criticado que el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, asistiera al Consejo de Ministros extraordinario que declaró el estado de alarma.»

«En un comunicado, la asociación mayoritaria en la carrera fiscal ha destacado que el Gobierno carece de facultades para determinar la norma aplicable en la jurisdicción penal y ha considerado que la "mera indicación" al Ministerio Público del derecho a aplicar "supone una injerencia intolerable contraria al principio de imparcialidad" y al propio Estado de Derecho.”»

«El vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, indicó en una rueda de prensa tras la celebración de un Consejo de Ministros extraordinario el pasado día 4 que, "en caso de no asistir al trabajo, estarían incurriendo en un delito de desobediencia tipificado en el código civil-militar".»

«Según la AF, debe ser el Ministerio Fiscal, previa valoración de su pertinencia jurídica, y en última instancia los tribunales quienes determinen si el abandono colectivo por los controladores aéreos es penalmente relevante y si le es de aplicación una norma preconstitucional o el Código Penal de 1995.”»

«Para esta asociación, la presencia de Conde-Pumpido en el citado Consejo de Ministros fue "innecesaria e impertinente" a pesar de que fuera un supuesto de excepcionalidad, "o precisamente por ello", ya que -ha recordado- la Constitución establece la autonomía funcional del Ministerio Público dentro de la división de poderes.»

«El Ministerio Fiscal queda sujeto a los principios de imparcialidad y legalidad, y no al dictamen de criterios políticos, y bajo ninguna circunstancia puede convertirse en órgano consultivo del Gobierno", resalta la AF que recuerda que la relación entre ambos "no es en caso alguno de subordinación".»

«La declaración del estado de alarma -han agregado- supone "una reducción de las garantías y libertades constitucionales, por lo que el Ministerio Fiscal como garante de las libertades públicas, debe mantenerse distante del foro gubernativo en el que se decida su adopción, alejado de posicionamientos políticos adoptados con carácter previo al acontecimiento de los hechos".»

Además de las consabidas barbaridades del informador, en este pronunciamiento de la AF hay algunos aspectos matizables, como, por ejemplo, la contundente afirmación de que el Sr. Conde-Pumpido asistió a un Consejo de Ministros. Eso, desde luego, es lo que afirmó este señor Fiscal General (FG) y algunos portavoces gubernamentales, pero aquí ya sostuvimos algo distinto: 1º) Que el FG no puede participar en el Consejo de Ministros, sino que puede “ser llamado a informar ante el Consejo de Ministros" (art. 9.2 EOMF), cosa muy distinta. Y preguntábamos ¿sobre qué podría haber sido llamado a informar el FGE ante un genuino Consejo de Ministros? ¿Qué información podría proporcionar de la que no dispusiese el Gobierno?; 2º) Que, en realidad, Conde-Pumpido aparecía en un “video” en la web de La Moncloa como participante en una denominada "Comisión Delegada del Gobierno para situaciones de crisis", lo que carece de justificación más aún que una eventual intervención como informante en un verdadero Consejo de Ministros.

Bastante más tendría que decir sobre la repetida “imparcialidad” del Ministerio Fiscal, pero no es el momento para disquisiciones sobre esa verdadera tautología.

No está nada mal, con todo, lo que dice la Asociación de Fiscales. Porque lo grave no es la posición jurídica de la institución Ministerio Fiscal respecto del Gobierno. Según el Estatuto Orgánico (pueden ilustrarse más al respecto con el blog hermano “DOCUMENT-AOS”, que contiene un estudio breve) los miembros del Ministerio Fiscal no son subordinados del Gobierno. El Ministerio Fiscal no es la asesoría jurídica del Gobierno (papel que corresponde a la Abogacía del Estado), sino una institución con autonomía funcional y orgánica y un sólo jefe: el Fiscal General del Estado. El Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal es una Ley de 1981 (la Ley 50/1981, de 30 de diciembre), muy meditada y laboriosamente consensuada en aquellos tiempos. Lo que complica todo son los malos nombramientos de Fiscales Generales y sus aumentadas facultades, en una reforma del EOMF (la de la Ley 24/2007, de 9 de octubre) que, presuntamente dirigida a dotar de más autonomía al Ministerio Fiscal, lo que realmente hizo es incrementar el poder del Fiscal General.

Pero hoy es otra la noticia. Hoy, los incesantes paseos por España de D. Cándido Conde-Pumpido, voceando los graves delitos de los controladores y los escasos pero activos coros de algunos subordinados, haciendo eco a las acusaciones públicas -que no procesales- de D. José Blanco, más las investigaciones y citaciones tan cacareadas días atrás -hubo una semana especialmente intensa- parecen haber dado un fruto: la Fiscalía de Madrid ha denunciado a todos los controladores, según unos medios o a todos los controladores de Barajas y Torrejón, según otros. Tanto da. No voy a hablar del ratón que parieron los montes, que está muy visto. Esto es, más bien, como si la Gran Gallina Ponedora, ganadora del concurso mundial, se hubiese alzado, finalmente, toda ufana, de su rincón habitual, esponjando las alas y las plumas, para terminar dejando al descubierto un huevito de gorrión. Ridículo y penoso.

Y aunque pueda parecer un original e interesante precedente para mover la maquinaria policial y de la Justicia, no es tal. Si cualquiera de nosotros acude al Juzgado de Guardia y pone una denuncia a “los estafadores”, a los “defraudadores fiscales de Madrid”, a “los prevaricadores” o, concretando más, a los “Alcaldes malversadores de caudales públicos” o “a todos los Ministros y Secretarios de Estado que prevariquen”, no tengo ninguna duda de que nos mandarían a paseo sumariamente. Pero al Fiscal de Madrid, leal súbdito de Conde-Pumpido, no le da vergüenza una denuncia así. Descartada la sedición prevista en el art. 544 del Código Penal, la Ley que vienen esgrimiendo es la Ley 209/1964, de 24 de diciembre, Penal y Procesal de la Naveg ación Aérea y, más en concreto, su art. 20, párrafo segundo, que considera reos del delito de sedición a los “empleados de aeropuertos que, en número suficiente para perturbar el servicio, abandonen colectivamente sus funciones en la aeronave o el aeropuerto, en actitud de protesta, desobediencia coactiva o represalia contra el Comandante o Jefe respectivo.” Todos los controladores ajenos a una situación así, pueden estar perfectamente tranquilos: los que no estaban de servicio en ningún aeropuerto, aquellos que por el cierre decretado por AENA no pudieran incorporarse a sus puestos, los que se iban del aeropuerto porque había acabado su turno. Y habrá que ver, respecto de los que se fueron, si en verdad les resulta aplicable ese precepto.

Yo no soy partidario de la inmunidad ni de la impunidad de nadie. Soy, al contrario, resueltamente partidario de que el que la hace, la pague, controladores aéreos incluídos. Lo que quiero transmitir con estas noticias es que, para ciertos titulares de los poderes públicos, la ley no es una ordenación racional que hayamos de cumplir todos por igual, sino un arma arrojadiza de una política absolutamente ignara, inepta y sin escrúpulos de clase alguna: ni éticos, ni estéticos, ni, por supuesto, jurídicos. Ha pasado casi un mes y los que galleaban sobre la rigurosa aplicación de la ley no han sido capaces de articular una acusación seria y no han hecho otra cosa que esa denuncia ridícula y vergonzosa. Si la hiciese un particular lego en Derecho o un mal abogado, el ridículo recaería sobre él. Pero si la hace el Ministerio Fiscal, el ridículo es lo de menos. Lo grave es el desprestigio de una institución importante y necesaria. El Estado mismo se desprestigia. Y este país, esta Nación llamada España, no andan sobrados ahora de credibilidad.

jueves, 23 de diciembre de 2010

“… A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD”


UNA (OTRA) NAVIDAD A CONTRAPELO, PERO, ¡FELIZ NAVIDAD!


Varios seguidores de este “blog” me han reprochado, afectuosamente, mi tardanza desde la última entrada. Lo siento como el que más. No ha sido por falta de ganas ni, menos aún, por falta de temas. Ha sido por falta de tiempo. Ocurre que, de vez en cuando, a las obligaciones ordinarias se añade alguna extraordinaria, que requiere un esfuerzo muy especial, de modo que sólo queda tiempo para el mínimo descanso que permite seguir trabajando. Eso es lo que me ha sucedido, aunque no puedo hablar del asunto especial. Muchos son los temas interesantes (la entrada en vigor de una terrible vigésimosegunda reforma del “Código Penal de la Democracia” alumbrado en tiempos de Belloch; la derrota de la “ley Sinde”; el innecesario hachazo a los fumadores y a un importante sector económico: ya lo verán en febrero de 2011; etc.), pero no he tenido tiempo de estudiarlos, como me gusta hacerlo antes de escribir.

Y así, entre unas cosas y otras, la inminente Navidad me ha pillado, como a tantos otros, bastante a contrapelo, aunque, como es mi caso, crea firmemente en lo que la Navidad conmemora. Entiendo muy bien, me parece, a quienes, sin una base de esperanza que trascienda los datos y experiencias conocidos y sufridos día tras día, consideran imposible ponerse a tono con el “espíritu de la Navidad” o, sencillamente, encuentran insufrible, ya de entrada, un ambiente pre-navideño, que sienten como una fuerte presión para adoptar actitudes y sentimientos que les parecen por completo postizos. Me siento muy próximo a éstos, aunque también comprendo a las muchas personas que ven la Navidad como un remanso de alegre serenidad que necesitan y al que sus espíritus, sobreponiéndose a base de marcar un paréntesis de lo ordinario, se inclinan espontáneamente: esas personas que quieren estar alegres y sentirse dichosas. Lo quieren porque lo necesitan y tienen razón, porque la verdad es que lo necesitamos todos.

Aquí, en este “blog”, desfilan fenómenos y sucesos, con sus personajes, identificados o no, que no inclinan al optimismo ni a nada remotamente parecido a la euforia. Más bien, desdichadamente, ocurre todo lo contrario. En definitiva, la corrupción -política, jurídica, social-, de todos los tipos y en tantos y tan distintos ambientes, es muy real y muy grave, sin que se atisben “ramas” o “brotes verdes” de regeneración. Y esa corrupción nos ha conducido a una situación económica que no tiene traza alguna de mejorar, sino todo lo contrario, lo que resulta tremendo sin la más mínima exageración.

Con todo, aún vivimos rodeados de buenas personas, “en el buen sentido de la palabra, bueno”. Bastantes disfrutamos de amigos excelentes y de familiares queridos. Dormimos con la conciencia tranquila. No estamos completamente solos. Y, contra lo que muchos días y a muchas horas nos puede parecer, los hombres y las mujeres de buena voluntad superan -superamos- con mucho a los que, sin dar a nadie por perdido ni creernos impecables, pero sin buenismos tontos, llamamos malas personas, mala gente. Si no fuésemos más los de “buena voluntad”, ni siquiera saldríamos diariamente a la calle con la tranquilidad con la que abandonamos el portal de nuestra casa o de nuestro lugar de trabajo. ¿Qué quiénes son (somos) los de “buena voluntad”? Eso sí es sencillo y permítanme decirlo con Ulpiano, en el Digesto (al fin y al cabo este blog es Por Derecho). Buena voluntad es creer que en la vida hay que procurar hacer realidad los “iuris praecepta”: “honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere”: vivir honesta, honradamente, no fastidiar a los demás, dar a cada uno lo suyo, su derecho. Muy probablemente -o, mejor, casi con toda seguridad- no basta con Ulpiano para vivir razonablemente felices, pero la “buena voluntad” está bastante bien definida con esas tres reglas.

He recordado, a saber por qué, este soneto de Miguel Hernández, tan gongorino, pero tan inspirado, sentido y excepcionalmente expresivo como casi todos los de sus primeros libros:

Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.

Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.

Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.

Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.

Si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo
”.

Un amor, una voz. La clave es procurarlos, pretenderlos. Entonces, con paciencia, se logran. No hay malos presagios que eludir y se puede ir sonriendo, pero sin guardar la sonrisa para “entre pena y pena”, porque las hay, y abundantes, y, al fin y al cabo, el mismo Miguel Hernández dijo también: “Yo sé que ver y oir a un triste enfada”. No nos enfademos ni enfademos a los demás. Podemos ir y venir de la alegría constantemente. De la alegría que no necesita espumillón y cava. Aunque tampoco van mal.


A los lectores de este blog, mujeres y hombres de buena voluntad, les deseo paz y felicidad, con mi enorme gratitud por acercarse a estas páginas. Y disfruten escuchando esta excelente versión del maravilloso tema del inconmensurable maestro Ariel Ramírez, La peregrinación, de la Misa CriollaA la huella, la huella:




O esta otra versión, más personal, preciosamente cantada por la excepcional Mercedes Sousa

jueves, 16 de diciembre de 2010

EL DERECHO, A LA ESCUPIDERA DEL CONSEJO DE MINISTROS: VUELTA A LA “LÓGICA” DEL “GAL”


APOTEOSIS DEL "PENSAMIENTO ALARMANTE"
La destrucción del Estado de Derecho empezó en serio con la expropiación de RUMASA y la posterior bendición de esa expropiación en la Sentencia 111/1983, de 2 de diciembre, por la mayoría mínima del Tribunal Constitucional (empate a votos, pero voto dirimente del entonces Presidente, Manuel García Pelayo). Y ha terminado -finito, kaputt, killed- con el Real Decreto 1673/2010, de 4 de diciembre, “por el que se declara el estado de alarma para la normalización del servicio público esencial del transporte aéreo”, con el funeral de su más que probable prolongación, ya decidida por el “Gobierno de España” (“GdE”) y a la espera de la aprobación del Congreso de los Diputados. Decretar el “estado de alarma” ilegalmente, mantenerlo ilegalmente y prolongarlo ilegalmente ha sido estrenar en la historia de nuestra reciente y nunca consolidada democracia lo que se hacía, con mayor y más fundamento legal, en la dictadura franquista. Se trata de un colofón perfectamente proporcionado a la magnitud e importancia de la paulatina demolición del Estado de Derecho establecido en la Constitución de 1978. Entre aquel puente de la Inmaculada del año 1983 y éste del 2010, el Estado de Derecho ha sufrido muchos traumas, amputaciones y enfermedades, incluídas, por supuesto, las venéreas. Pero ahora se ha enterrado vilmente el Derecho y se ha prostituido al Estado, convertido en un monstruo sin entrañas y sin otro rumbo que su máxima continuidad posible en el tiempo para beneficio de una pequeña minoría de españoles -los jefes de la partitocracia- que han hecho de la existencia de este Estado su modus vivendi, su industria extractiva, su empresa personal a coste cero.
Lo que hicieron los controladores estuvo muy mal. Pero el Estado nunca puede ponerse al nivel de quienes, en ocasiones, carezcan de consideración hacia sus conciudadanos. El Estado es una máquina jurídica y legal: jurídica y legal en su raíz legitimadora y necesariamente jurídica y legal en su comportamiento. Podemos comprender e incluso disculpar -que no es justificar- a un conjunto de trabajadores que nos dejan sin Metro o sin transporte aéreo. No podemos comprender ni disculpar ni justificar a quienes utilizan la máquina del Estado haciéndola funcionar en contra de aquello que la legitima y para su exclusivo y personalísimo beneficio. Los ciudadanos que, pese a tantos abusos, aún nos creíamos sustancialmente libres, vemos que el “GdE” no se iguala simplemente con un grupo profesional que paraliza servicios esenciales, no se sitúa al mismo nivel de quienes ese “GdE” denomina “chantajistas”, “privilegiados”, “secuestradores”. No: el "GdE" supera enormemente en bajeza y terriblemente en gravedad a la desmesurada reacción de un colectivo previamente machacado sin pausa durante muchos meses (todo hay que decirlo).
Como los controladores son (o eran) unos privilegiados retributivamente y son pocos, son malos. Y si, además, caen en mi trampa y hacen algo muy mal, no son malos, sino “los malos”, de modo que, para este “GdE”, todo vale. Es, si bien lo miran, la misma lógica del “GAL”: contra los etarras, pistoleros a sueldo y cal viva, pagando todos los españoles las primas por asesinato. «Esto está justificado -pensaron y siguen pensándolo: lo ha confesado hace poco ese enfermo ególatra que es el Gran González- porque se trata de “los malos”». Y contra “los malos” todo vale. Todo vale cuando soy yo, claro, quien decide quiénes son “los malos” y tengo a mi disposición el BOE, el dinero de los españoles y hasta las pistolas.
La gente que quiso empezar por vía aérea el mega-puente festivo de comienzos de este mes lo pasó mal, muy mal. Pero querría yo que intentasen imaginar lo que es -desde hace tiempo, pero más ahora- dar clases en una Facultad de Derecho, en España, como si en España hubiese de verdad un Estado de Derecho, cuando no es que no lo haya, sino que su misma idea está siendo escarnecida bellacamente. Sin duda, algunos colegas han desarrollado una epidermis paquidérmica y de algunos sé que no leen los periódicos y se han aislado de toda información.. Esos pueden abstraerse y hablar de los temas de su asignatura que correspondan como si estuviesen en Heildelberg o en Alfa-Centauro. Pero no somos pocos los que nos vemos obligados a un esforzadísimo disimulo de la tristeza interior más profunda, como si por dentro llorásemos ante las ruinas de Itálica y oyésemos, Patria, tu aflicción, a todas horas.
EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS. Estas palabras deben figurar cuanto antes, en gigantescas letras, compuestas con gruesas cadenas y alambre de espinos, en el frontispicio de todas las Facultades de Derecho. Una vez advertidos bien a las claras de lo que hay, los que entren en esas Facultades verán que en ellas se enseña a conocer y a apreciar en cuántas materias y ocasiones y hasta qué punto y de cuántos muy diversos modos puede el poderoso afrentar, dañar, lesionar, engañar, defraudar y explotar antijurídicamente a quien carece de poder, propio o prestado. Porque al débil no le protege ya el Estado de Derecho, impensable e imposible sin Derecho. Las Facultades de Derecho son ya los recintos en cabe aprender las iniquidades, los abusos y los dolores todos contra el Derecho, convertido en salivazos de los delincuentes de cuello blanco, que trituran y mascan con sus dientes la Constitución y las leyes, escupiéndolas después a los antihigiénicos recipientes de loza blanca, que creíamos desaparecidos, pero han tenido que ser recuperados.
Un nuevo pensamiento: el pensamiento alarmante
Lo peor de todo es el conformismo. Porque mucho peor que el abuso del tirano es la aceptación, incluso complacida, de la tiranía. En realidad, no oímos la aflicción de la patria, sino el balido de los corderos. Un gran diario nacional ha consultado a sus lectores internéticos y casi el 60 por ciento eran partidarios de despedir a todos los controladores aéreos. Así funciona de bien la maquinaria de los Rubalcabas, los Pepiños, los González, los Jáureguis, engrasada por un descontrol imperdonable de los controladores y por la envidia y el rencor social, que, paradójicamente, saben atizar muy bien en los mal pagados y mal tratados ciudadanos, justo aquellos que los malpagan y maltratan, esto es, unos cuantos politicastros sin oficio conocido, vividores que no se privan de nada con el dinero de todos. La propaganda más estúpida y sucia funciona tan bien que 60 de cada cien ciudadanos, agobiados por unos gobernantes incompetentes, están dispuestos a que España se quede sin comunicación aérea. Algo así, completamente ilógico, ha sido fruto del nuevo pensamiento: el pensamiento alarmante. El pensamiento alarmante conduce a alinearse con el suicidio colectivo, que sería también la miseria para muchos y la penuria para todos. Por eso es alarmante.
Tenemos un Fiscal General del Estado que lleva bastantes días amenazando públicamente con la cárcel a los controladores (así, genéricamente, a todo controlador) y que, al llegar cada noche, se retira a sus aposentos sin formular acusación alguna ante algún Juzgado, que es para lo que está y no para acompañar a su compinche Pepiño en algaradas que no arreglan ningún problema. Este Conde-Pumpido, que lo mismo asesora al “Ambasador USA” que se planta en La Moncla con sus “productos”, ha alumbrado una nueva criatura: el “matón togado”. Está a sus anchas en el clima del pensamiento alarmante. Como lo están, con publicidad gratis en los noticiarios de TV, varios “prestigiosos bufetes” que recaban adhesiones de afectados y afirman (¡qué cosas!) que van a pedir ¡al Fiscal! que “embargue los bienes de los controladores”. ¿Demuestran ocurrencias como ésta un mínimo, ínfimo, microscópico, conocimiento del Derecho? ¿Qué creen estos “prestigiosos bufetes” que dicen las leyes españolas?
El pensamiento alarmante es un nuevo tipo de producto humano de apariencia intelectual. Se caracteriza por ser espasmódico, desestructurado, incoherente y, ordinariamente, de muy baja, casi imperceptible, intensidad eléctrico-cerebral. El “pensamiento débil” fue un modo elegante de referise a desarrollos intelectuales caracterizados por sincretismos improvisados y discursos banales, sin originalidad sustancial ni formal. Pero el nuevo pensamiento, el pensamiento alarmante, es un sustituto de la actividad cerebral producido por otras vísceras humanas (se han localizado varias como posibles orígenes) y lo único comprobado sin lugar a dudas es que sus convulsiones en forma de aparentes ideas van acompañadas de taquicardia e hipertensión. O sea, lo típico de la ira ciega.
Para el pensamiento alarmante, será muy buena idea, en estos días, despedir a todos los controladores, ya que fusilarles en las cunetas encierra dificultades técnicas, porque no se han repartido armas, munición y plenas impunidades. Los que abracen y cultiven el pensamiento alarmante se dejarán esquilmar por las plataformas y asociaciones que les van a conseguir indemnizaciones suculentas por la módica cuota asociativa de 500 euros, por ejemplo, lo que hace un capitalito inicial de 500.000 euros a nada que firmen 1000 afectados. No importa que AENA deba 12.000 (DOCE MIL) millones de euros, a causa de haber construido aeropuertos nuevos en lugares desde los que vuelan y a los que vuelan algo así como tres docenas de personas al mes. No importa qué empresas construyeron esos aeropuertos, cobrando lo suyo por levantar esas fuentes de la ruina de todos. No importa a qué bancos extranjeros se deben gran parte de esos DOCE MIL MILLONES. No importa que esté en marcha una “privatización” de AENA que, dice la Vicepresidenta Salgado, nos reportará 8.000 (OCHO MIL) millones de euros (hagan los cálculos). Con el pensamiento alarmante, en eso no se piensa. No se piensa tampoco en que, por la lógica de “contra los malos, vale todo”, cualquier día uno se puede encontrar clasificado entre “los malos”. Cualquier día, uno se entera de que ha sido convertido en judío en el III Reich. Con el pensamiento alarmante, lo que ocurre es que deja de interesar saber, conocer. Y los que sacrifican, no una pequeña porción de libertad por algo más de seguridad, sino la libertad entera por la promesa de total seguridad (siempre una falsa promesa), de inmediato dejan de pensar por libre y, poco después, dejan de pensar en absoluto.
Lo curioso es que los promotores del “pensamiento alarmante” (y los que nada hacen contra él) estén seguros de que los despersonalizados adeptos y adictos a ese pensamiento nunca pueden tener la “idea”, muy simple, muy propia del “pensamiento alarmante”, de linchar, ahorcar o quemar vivos a quienes ahora les tienen enganchados. Porque el “pensamiento alarmante” no es una enfermedad propiamente incurable (algunos tratamientos de shock han funcionado) y, sobre todo, es muy difícil de controlar. Mucho más incontrolable que los controladores aéreos.

viernes, 10 de diciembre de 2010

EL “ESTADO DE ALARMA” DEBE FINALIZAR DE INMEDIATO


NO CABE UN “ESTADO DE ALARMA” PREVENTIVO


Ya he dicho bastante en este "blog" (y otros lo han completado) sobre la ilegalidad de la declaración del “estado de alarma” por el “Gobierno de España” (“GdE”) el pasado día 4 de diciembre. Ahora debo decir algo breve, que me parece importante, sobre el mantenimiento de ese estado: que una cosa es que esté previsto que, en principio, el estado de alarma sólo dure 15 días (aunque quepa prorrogarlo) y otra, muy distinta, que el estado de alarma pueda racional, constitucional y legalmente durar 15 días cuando ya no se den las circunstancias que permiten declararlo. Cuando ya no se dan esas circunstancias, mantener el estado de alarma es inconstitucional, ilegal y un gravísimo abuso de poder.

Si fuese aficionado a las apuestas, apostaría sobre seguro a que ni el “GdE” ni la clase política harán ningún caso a lo que aquí afirmo y razono. Pero estoy casi igualmente seguro de que nadie lo rebatirá.

Recordemos los términos del art. 4 de la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los Estados de Alarma, Excepción y Sitio:

“El Gobierno, en uso de las facultades que le otorga el artículo 116.2 de la Constitución podrá declarar el Estado de Alarma, en todo o parte del territorio nacional, cuando se produzca alguna de las siguientes alteraciones graves de la normalidad: a) Catástrofes, calamidades o desgracias públicas, tales como terremotos, inundaciones, incendios urbanos y forestales o accidentes de gran magnitud; b) Crisis sanitarias, tales como epidemias y situaciones de contaminación graves; c) Paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad, cuando no se garantice lo dispuesto en los artículos 28.2 y 37.2 de la Constitución, y concurra alguna de las demás circunstancias o situaciones contenidas en este artículo; d) Situaciones de desabastecimiento de productos de primera necesidad."

El “Decreto 1673/2010, de 4 de diciembre, por el que se declara el estado de alarma para la normalización del servicio público esencial del transporte aéreo” se dictó, según su art. 1, “al amparo de lo dispuesto en el artículo 4 apartado c. en relación con los apartados a. y d. de la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio.”

Se trataba, por tanto, según el “GdE”, de “paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad”, en relación con “catástrofes, calamidades o desgracias públicas, tales como terremotos, inundaciones, incendios urbanos y forestales o accidentes de gran magnitud” y con “situaciones de desabastecimiento de productos de primera necesidad.” Se han alzado voces negando, no sin razón, que a la paralización de servicios públicos se pudiesen añadir las circunstancias de la letra a), porque no estábamos propiamente ante “catástrofes, calamidades o desgracias públicas” en el sentido propio y habitual de esos términos, como muestran los ejemplos expresamente mencionado en la Ley: “terremotos, inundaciones, incendios urbanos y forestales o accidentes de gran magnitud”. La cuestión es si el “estado de alarma” tiene sentido cuando deja de existir una “paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad” y tampoco hay “catástrofes, calamidades o desgracias públicas” ni “desabastecimiento de productos de primera necesidad”. A mi entender, la respuesta debe ser negativa: el estado de alarma debe durar lo que duren las causas que lo justifican.

¿Hay hoy paralización de servicios esenciales, catástrofes, calamidades o desgracias públicas o desabastecimiento de productos necesarios? Sólo negando la evidencia se podría responder afirmativamente. No procede, entonces, mantener un día más el estado de alarma.

Esto, que es de sentido común, lo dispone claramente, por otra parte, el aptdo. 2 del art. 1 de la ya citada Ley Orgánica 4/1981: “las medidas a adoptar en los Estados de Alarma, Excepción y Sitio, así como la duración de los mismos, serán en cualquier caso las estrictamente indispensables para asegurar el restablecimiento de la normalidad. Su aplicación se realizará en forma proporcionada a las circunstancias.”

Dirá el “GdE” & Co. que no se ha logrado “el restablecimiento de la normalidad”. Lo que resulta apreciable a cualquiera por los cinco sentidos es que el tráfico aéreo se produce ahora con total normalidad. “Pero -replicarán- no se ha arreglado el conflicto con los controladores”. Cierto, pero ese conflicto no es la causa constitucional y legal que justificaba el estado de alarma. Ya he repetido aquí cuál era, pero lo diré otra vez: la “paralización de servicios públicos esenciales”. Por lo demás, prolongar el estado de alarma no sirve para arreglar el conflicto con los controladores: lo que hace es prescindir de ese conflicto por medios coactivos extraordinarios y, según los paladines del “alarmismo”, prevenir una eventual nueva “paralización del tráfico aéreo”. Pero el “estado de alarma” se justifica “cuando se produzca” alguna alteración grave de la normalidad. Eso es lo que dicta el buen sentido y lo que literalmente dice la Ley. No se justifica para que no se produzca una alteración grave de la normalidad. No vale un “estado de alarma” (o “de excepción”) preventivo. Si valiese, estaríamos de continuo en estado de alarma (o “de excepción”).

El conflicto con los controladores está pendiente de arreglo. Ya lo dije en el “post” anterior. Póngase de una vez el “GdE” a la tarea. Pero cumpla el “GdE” la Constitución y la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los Estados de Alarma, Excepción y Sitio y deje sin efecto, ya, un “estado de alarma” constitucional y legalmente insostenible. Especialmente insostenible porque, desde el principio, se apoya en una Ley de movilización de 1969 derogada ya hace más de tres años.

martes, 7 de diciembre de 2010

“RESUELTO” EL PROBLEMA AÉREO DEL “PUENTE”, ¿CÓMO VAN A NORMALIZAR EL TRÁFICO AÉREO? ¿O NO SE VA A NORMALIZAR NUNCA?


¿QUÉ TIENEN EN SUS MENTES ZAPATERO, RUBALCABA Y BLANCO?


No sé si el “Gobierno de España” ("GdE") y los que piden poco menos que ahorcar o despedir sumariamente a todos los controladores aéreos han reparado en que sin controladores aéreos no hay vuelos, ni de aquí para allá ni de allá para aquí. Me da la impresión de que mucho no lo han pensado. Y me parece que tampoco han dedicado suficiente esfuerzo intelectual a considerar que con controladores aéreos que no estén, de verdad, en condiciones de controlar, o con controladores improvisados, habrá vuelos con altas probabilidades de accidentes y de muchas víctimas mortales. Los controladores hicieron algo enormemente grave y perjudicial el día 3 de diciembre. Pero son los que hay. Ellos controlan ahora mismo nuestro espacio aéreo. Y, por lo que diré, ellos van a ser los que sigan haciéndolo. O sea que si estuviésemos "condenados a entendernos", como suele decirse, con Marruecos, ni te digo con los controladores. Es muy fácil ponerse incendiarios, pero esos que tanto se inflaman y se incendian no van a arreglar el problema.

¿Tiene el "GdE" algún plan para volver pronto a una situación de normalidad? No lo parece y ya está siendo comentado por muchos. Veo muy claro que la persecución tan afanosamente emprendida por el Sr. Conde-Pumpido con escasísimo fundamento jurídico-penal no es camino adecuado para la vuelta a la normalidad, que es deseable casi siempre pero, más que en ningún otro caso, cuando se trata de controlar los vuelos. Nada ayuda que Conde-Pumpido sea espoleado por el omnisciente Sr. Bono, que, en una de sus muchas gracietas diarias, compara el 3-D de 2010 con el golpe de Tejero, rechaza “pactos del capó” y niega impunidad “de capitanes para abajo”. ¡Qué metáfora, Don José! (pero ¿quién hace de "Tejero" aquí y quiénes serían "los capitanes”? ¿Quiere Vd. en esto, Sr. Bono, un desenlace tan insatisfactorio y poco esclarecedor como el judicial del 20-N?) La nueva muestra del inagotable ingenio del señor Presidente del Congreso -tan locuaz él que, a su lado, Oscar Wilde habría sido medio mudo aun si todo lo que se le atribuye fuese suyo- es coherente con ese doble papel que D. José Bono se ha asignado de constituir, con una parte de sus ocurrentes dichos, una especie de “gobierno paralelo” al de su antaño contrincante ZP y, con la otra parte, una oposición paralela a la del PP. Quizá dentro de unas décadas sean de admirar, fuera ya de contexto, las muestras de ingenio de este hidalgo manchego, pero hace tiempo que, a mí y a muchos más, nos tiene agotados por la palmaria inconveniencia de sus bobadas.

Tampoco parece un plan razonable para la normalidad del tráfico aéreo prolongar el estado de alarma durante el largo tiempo -muy largo: no medible en meses- que sería necesario para sustituir a los controladores actuales. No hay controladores áereos en busca de trabajo. No se puede contar con los controladores del mundo. La International Federation of Air Traffic Controllers' Associations (IFATCA) viene mostrando su grave preocupación por las actuaciones del “GdE” respecto de los controladores aéreos españoles y, en especial, por el Real Decreto-Ley 1/2010, de 5 de febrero. Si lo quieren comprobar, vayan a estos enlaces:

http://www.ifatca.org/press/080210.pdf  Nota de prensa de 6 de febrero de 2010. O a éste otro:

http://www.ifatca.org/press/270710.pdf  Nueva nota de 27 de julio de 2010. No se la pierdan. Y si quieren conocer la posición de los controladores europeos, vayan a este otro enlace: http://www.atceuc.org/. Encontrarán una expresiva declaración del 4 de diciembre de 2010. Muchos meses atrás, los controladores europeos rechazaban trabajar en España en las condiciones... de entonces. Un último comunicado de IFATCA aquí: http://www.ifatca.org/press/061210.pdf

Improvisar controladores aéreos es un plan macabro. E insisto en que carecemos de controladores aéreos militares para asegurar la navegación aérea.

Las cosas son así y eran así, no ya antes del caos del puente en que aún estamos, sino antes del Decreto-Ley del 3 de diciembre del 2010 y del Decreto-Ley 1/2010. Y mucho antes de los Decretos del 4 de diciembre. En estos momentos, la política del “GdE” es, “después de sacar la espada, sostenella y no enmendalla” contra los controladores, convertidos en sarracenos y criminalizarlos a todos o a una parte (cosa que no se ha hecho en innumerables “huelgas salvajes”). Eso puede presentarse a muchos y aceptarse por muchos como una admirable gallardía, pero sólo durante una semana o algo más. Si los días pasan y el problema persiste -que persiste- y no se resuelve -que no se resuelve mientras no se instaure una plena normalidad-, ¿cuánto tiempo tardarán los ciudadanos, incluso los directamente perjudicados por la salvaje reacción de los controladores el pasado día 3, en darse cuenta de que el gallardo “GdE” se ha embarcado y les ha embarcado en una aventura temeraria, muchísimo más grave que la de los controladores al reventar el “gran puente de diciembre” del 2010?

¿Cuánto tardarán muchos dirigentes del mismo PSOE en recordar hasta qué extremos puede llegar la terquedad de D. Pepiño Blanco? ¿Les suena cómo voló los puentes de cualquier posible entendimiento con aquellos dos diputados regionales de Madrid, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, que se sintieron maltratados y dieron un aviso a “la central”? Porque en el PSOE sí saben muy bien que no se ahorraron esfuerzos para renegociar con la pareja de descontentos, pero Blanco el Dinamitero ya lo había hecho imposible. Es un episodio de mucha menor entidad que el problema actual, pero viene a cuento. Entonces el PSOE se jugó el Gobierno de la Comunidad de Madrid y lo perdió. Ahora, lo que nos jugamos es que España esté comunicada por aire de forma regular y segura. Si los jugadores juegan mal y no arreglan, y muy pronto, la situación, entonces lo que será seguro es que seremos rescatados, con nuestra consiguiente ruina total. Porque ya sabemos en qué consisten los “rescates”: dan dinero a los que lo tienen y se lo quitan al ciudadano medio.

¿Han descartado nuestros geniales cerebros del “GdE” firmar una paz honorable con los controladores, acordando finalmente un convenio racional y decente? Si lo han descartado, deberían dar marcha atrás. Porque ya deberían haberse arremangado y puesto a ello. Eso es el “diálogo social” que echaron en falta en el PSOE cuando Aznar intentó una reforma laboral en 2002, por Decreto-Ley. En el 2007, cuando el Tribunal Constitucional tumbó el llamado “decretazo”, el Ministro de Trabajo del Gobierno del PSOE dijo: “no se pueden tomar decisiones tan importantes en el ámbito laboral sin que hayan sido previamente dialogadas”. Pero aún más claro fue Don Pepiño en el 2008, cuando salieron adelante en Europa los prolongados intentos de Gran Bretaña y Alemania de aumentar la jornada laboral (a un máximo de 65 horas). Don Pepiño, entonces “número dos” del PSOE, ante el resultado adverso (con declaración pública en contra de España, Bélgica, Chipre y Hungría), tronó en los siguientes términos: “esta norma es una amenaza para las conquistas sociales más importantes y permite que una de las condiciones laborales reservadas a las negociaciones colectivas entre trabajadores y patronal, permanezca en un plano personal entre empleado y empresario”. ¡Hablaba del horario, de la jornada laboral!

Así que, frente a las patologías causadas (al menos parcialmente) por el Sr. Blanco, un remedio del Sr. Blanco: “diálogo social” en dosis de shock. Enciérrense a dialogar, depuestas las amenazas (como han hecho tantas veces), y no salgan del encierro, a ser posible satisfechos, hasta lograr un convenio que garantice navegación aérea segura y sin conflicto al menos por unos lustros. Que no les pasen comida caliente mientras no terminen. Todos los negociadores se tendrán que tragar sapos. Pero para eso les pagamos y están muy entrenados.

Conste que yo no tengo ningún plan de vuelo próximo y los más lejanos los puedo modificar y prescindir de aeropuertos y aviones. Mis observaciones en este “post” no pueden ser más desinteresadas. Pero hay mucha gente que tiene que volar. Y también sería de alguna importancia, digo yo, que España no dé un espectáculo al mundo, porque ese espectáculo podría ser nuestra puntilla.

Por lo demás, a quienes deseen una información de contraste, muy completa y documentada, sobre lo que sucede en España en materia de aeropuertos, seguridad aérea, salarios, jornada de trabajo, productividad de unos y otros, gestión de AENA [¡ojo a esto!: que la privatización de una empresa como AENA con 12.000.000.000 (DOCE MIL MILLONES) de euros de déficit (aeropuertos nuevos a mansalva, sin apenas tráfico), para sanear nuestra economía y convencer al mundo de que somos irredimibles o no rescatables, tiene que entrañar algún misterio y algún truco], les recomiendo vivamente que lean un largo documento, fechado el 9 de junio de 2010, titulado “Carta abierta de un controlador aéreo al Sr. Ministro de Fomento. Casi nadie lo ha publicado y los pocos resúmenes aparecidos tenían que ser pobres, dada la cantidad y densidad de su contenido. Pero se lee fácilmente. Y, lo que me parece sumamente importante, aunque habría motivos para no firmar, es un documento firmado por su autor. No hay insultos. Sólo datos y argumentos. Naturalmente, no puedo garantizar que todos los datos sean veraces y todos los argumentos, impecables. Pero sé distinguir entre los documentos que no son fiables y aquellos que están bien estructurados y ofrecen fuentes contrastables, de modo que vale la pena tenerlos en cuenta. Esta "carta abierta" es de los últimos.

Utilicen este “link” (es justo reconocer que ABC ha hecho esta vez un buen servicio facilitando este papel):


sábado, 4 de diciembre de 2010

A MANOTAZOS CONTRA EL CAOS AÉREO: CUANDO TODOS SON MALOS


ESPAÑA, OFICIALMENTE EN ALARMA… TAMBIÉN ANTE EL GRAVÍSIMO ATROPELLO DEL "GOBIERNO DE ESPAÑA"

(Actualización y enmienda de importancia, a las 20.15 horas del 5 de diciembre de 2010. Nueva actualización a las 19.30 del 6 de diciembre de 2010)


NOTA PRELIMINAR. Este "post" se comenzó a escribir a media mañana del sábado día 4 de diciembre de 2010. Ahora aparece con la redacción que resulta de dos actualizaciones y de pequeños retoques hasta la hora y fecha del subtítulo. Para mayor facilidad de lectura, suprimo la visualización de párrafos de la redacción original.

El viernes por la noche y la mañana del sábado fui siguiendo los acontecimientos, pero, más o menos desde las 12.45 del sábado, en que apareció disponible en el BOE electrónico el Real Decreto declarando el estado de alarma, me dediqué casi exclusivamente a estudiar la situación, ese Decreto y el anterior, desde el punto de vista jurídico. Después, he tenido tiempo de pensar en el desarrollo de los acontecimientos, de procurar conocer el por qué de algunos detalles extraños -que ahí están escritos desde el principio- y de recabar más información sobre los entresijos del extraordinario episodio que aún estamos viviendo. No tengo más remedio que rectificar, y no en pequeños detalles, lo que escribí inicialmente. Porque los hechos que en principio no encajan suelen tener alguna explicación. Y el resultado lo tienen los lectores en el cambio del subtítulo de este "post". Si al principio pensaba que lo sucedido era muy grave, hoy, por desgracia, pienso que me quedé corto.

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Cuando comienzo a escribir no hay vuelos en España: ni desde ella ni hacia ella. Los controladores aéreos no acudieron ayer, hacia mediodía, a sus puestos de trabajo. Esta situación excepcional, que se produce en el “puente” más largo del año 2010 (el día 6 es, en España, el Día de la Constitución, festivo, al que se añade la fiesta del día 8, la Inmaculada Concepción), con millones o cientos de miles de viajeros preparados en los aeropuertos, pide algunas líneas a “vuela tecla”.

Vaya por delante que la “huelga salvaje” de los controladores aéreos (probablemente los empleados mejor pagados de España) es por completo injustificable. Además de no ajustarse a las disposiciones legales sobre el derecho a la huelga, los tremendos perjuicios que han causado son absolutamente desproporcionados respecto de las razones que les pudieran asistir. Los Jueces y Magistrados, mucho más maltratados que los controladores, sólo han ido a la huelga una sola vez en un siglo, por un día. Los profesores, peor tratados aún que los Jueces y Magistrados, no hemos dejado sin clase nunca a nuestros alumnos, en ningún nivel educativo. No tiene disculpa lo que han hecho estos controladores.

[Inciso: A pesar de que, desde el principio, he considerado injustificable el gravísimo daño causado por los controladores aéreos, he recibido un par de comentarios, anónimos, presentándome como si lo defendiera. Se ve que hay muchos que rehusan cualquier "matiz", aunque el "matiz" sea una realidad innegable e importantísima. Ante "los malos" (según ellos), todo vale y los que se enfrentan a "los malos" son siempre y en todo, buenísimos. Aquí vamos a seguir como hasta ahora. Ya existen muchos "blogs" de "buenos y malos" absolutos, donde se pueden intercambiar insultos los partidarios del nuevo maniqueísmo. También he recibido comentarios anónimos favorables. Por ser anónimos, no los publico.]

Sin embargo, dado que, respecto de los controladores, nadie duda de que el fin [protestar ante lo que, no sin serios motivos, consideran un atropello] no justifica los medios [dejar sin transporte a cientos de miles de personas que nada les han hecho], es necesario analizar de qué manera ha afrontado el “Gobierno de España” (GdE) la amenaza de los controladores y su inaceptable “huelga”, que en estos momentos está acabando o ha acabado. Veamos si los medios -estado de alarma con militarización- no están siendo justificados por el fin de acabar con el caos.

Especialmente para los lectores no españoles, son de reseñar algunas circunstancias:

1ª) Los controladores habían amenazado ya expresamente con cerrar el espacio aéreo español en este mes de diciembre.

2ª) Todos sabemos que el estilo reivindicativo de los controladores aéreos, parecido al de los pilotos (SEPLA), es sumamente fiero. Había, pues, que tomarse en serio la amenaza.

3ª) El momento más sensible para que actuasen en el mes de diciembre de 2010 era, sin duda, el periodo entre los días 3 y 8: “gran puente de Santa Constitución”.

4ª) España no disponía y no dispone de controladores militares en número y con la cualificación, la experiencia y las credenciales necesarias para sustituir, ni por unas horas en un único aeropuerto importante, a los controladores civiles. Que los controladores aéreos civiles no sean más no depende sólo de ellos: sucesivas Administraciones son responsables principales de su escaso número. En estos últimos años, AENA y el "GdE" han preferido pagar más horas extraordinarias a ampliar las plantillas.

5ª) El Presidente del "Gobierno de España", Sr. Rodríguez Zapatero (ZP), había suspendido su asistencia a la llamada "XX Cumbre Iberoamericana", que se celebraba en Mar de Plata, Argentina, de viernes a domingo (hoy). Se pensó y se dejó pensar que esta muy inesperada y sorprendente ausencia (era raro descuidar personalmente lo que más cuida) tenía que ver con la delicada situación económica de España. Si se piensa algo más, se ve claro: 1º) Que nada importante ha sucedido desde el jueves pasado en el ámbito económico; 2º) Que, como en otras ocasiones, ZP no tenía que presidir necesariamente el Consejo de Ministros en que se aprobó el Decreto-Ley de medidas extraordinarias, casi todas ya anunciadas por él mismo en el Congreso el lunes anterior; 3º) Que, aun presidiendo ese Consejo, hubiese podido embarcar el viernes a mediodía rumbo a Argentina y asistir a la Cumbre en sus últimos y más importantes días. Lo que ahora me parece muy claro es que ZP tenía previsto viajar a la "Cumbre" (de ahí que anunciase las medidas económicas en una ocasión inusual) pero después no ha querido estar fuera de España cuando se desencadenase la gravísima crisis, en la que debía intervenir personalmente (uno de los Decretos lo tenía que firmar él y hubiese sido excesivo que las dos firmas se hiciesen en Buenos Aires).

6ª) Así las cosas, en vísperas del comienzo de ese sensible periodo decembrino, el “GdE”, a ciencia y conciencia de la provocación que para los controladores supone, publica en el anunciado Decreto-Ley sobre medidas económicas, una disposición no anunciada relativa a la jornada laboral de los controladores, tocando uno de los puntos que sabía más sensibles. El Gobierno -el día 6 lo han reconocido expresamente- dispone de información sobre la muy probable respuesta de los controladores y, por tanto, sabe casi con plena certeza que cientos de miles de españoles serán muy gravemente perjudicados y reaccionarán con la máxima indignación, que compartirán en buena medida los no directamente afectados.  Ya que el “GdE” no se ha cansado de reprochar a los controladores haber utilizado a millones o cientos de miles de españoles como “rehenes”, hay que decir que la consideración del “GdE” respecto de esos “rehenes” ha sido nula.

Nada hubiese sucedido si el asunto de la jornada laboral de los controladores -un asunto de gran importancia para la seguridad de la navegación aérea- se hubiese dejado fuera del  Decreto-Ley y decidido después, muy preferiblemente en un nuevo convenio laboral. No era materia que los mercados internacionales reclamasen para aliviar la amenaza de los especuladores contra España (más exactamente respecto de nuestra deuda soberana). No concurría, respecto de ese asunto, la urgencia que justifica un Decreto-Ley. Y que nadie diga que eso hubiese sido ceder. No hubiera habido cesión alguna en tomarse tiempo. Pero si alguien se empeñase en hablar de "cesión", habría que responderle que  millones o cientos de miles de españoles, considerados como “potenciales” rehenes (por el mismo “GdE”), merecían una mínima e inteligente cesión, muy inferior, infinitamente inferior, a las que se han hecho por el mismo “GdE” a los piratas de Somalia (recuerden el "caso Alakrana") o a los terroristas del Al Quaeda en el Sahel, siempre en consideración a los “rehenes”.

En cuanto se produce la reacción de los controladores que el Gobierno preveía, se pone en marcha el plan previamente previsto. Primero, en la tarde y noche del viernes, anuncios de aplicación de leyes penales y ruido impreciso de militarización. En la misma noche del viernes, se habla de la llegada a La Moncloa de un alto cargo del Cuerpo Jurídico Militar. Lo demás, lo saben ya. Pero el "GdE" comete errores, no sólo de fondo, sino también de forma y de imperfecta sincronización. Y no son errores pequeños.

Para decretar el estado de alarma, exige la Constitución muy claro, en su artículo 116, que debe hacerlo el Gobierno, reunido en Consejo de Ministros. Por extraordinario y monográfico que sea, ese Consejo de Ministros debe, como los demás, celebrarse formal y realmente, con su acta y su referencia. Si Vds. consultan al leer estas líneas la "web" de La Moncloa, verán que en la pestaña "Consejo de Ministros" no aparece ese Consejo extraordinario. Sí aparece, en cambio, e incluso con un "video", una "Comisión Delegada del Gobierno para situaciones de crisis". En el "video" apreciamos, a un lado de la mesa, al Presidente y algunos Ministros; al otro lado, a distintos personajes, entre los cuales se distingue al Ministro Jáuregui y al Fiscal General del Estado. La Comisión aparece reunida el sábado día 4 de diciembre. El mismo día en que, de modo algo extraño, como veremos, aparecen los dos Reales Decretos en el BOE. No es descartable que se reuniera un Consejo de Ministros extraordinario. Pero no hay rastro de él donde, de ordinario, debería haberlo. NO LO HABÍA EL DÍA 5 Y SIGUE SIN HABERLO LOS DÍA 6 y 7 DE DICIEMBRE DE 2010.

A lo anterior hay que unir la realidad de que el Decreto declarando el estado de alarma está ya en el BOE electrónico cuando aún se sigue diciendo por Rubalcaba, y así lo recogían los "medios", que se firmaría de inmediato.

APARICIÓN DE CONDE-PUMPIDO: En los "medios" del día 6 de diciembre de 2010 aparece una información estupefaciente, que procede de los corrillos formados en la recepción en el Congreso de los Diputados con motivo del Día de la Constitución. Según esta información, el Fiscal General del Estado (FGE) habría participado en el Consejo de Ministros, porque así lo prevé el Estatuto del Ministerio Fiscal. La información, proporcionada por el Sr. Conde-Pumpido (asesor jurídico del US Gov. a través de su "Ambassador"), no es en absoluto exacta: lo que el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal (EOMF) prevé es que el FGE "pueda ser llamado a informar ante el Consejo de Ministros" (art. 9.2 EOMF). Pues ya que sacan el asunto y que lo que hemos visto con nuestros ojos es la presencia de Conde-Pumpido en la denominada "Comisión Delegada del Gobierno para situaciones de crisis", ¿sobre qué habría sido llamado a informar el FGE ante un genuino Consejo de Ministros? ¿Qué información podría proporcionar de la que no dispusiese el Gobierno? En definitiva: ¿qué papel, legal, alegal o ilegal, desempeñaba el FGE en un Consejo de Ministros que declara el estado de alarma y que en el correspondiente Decreto afirma que ha militarizado a los controladores aéreos?

Sentado lo anterior, sigue un análisis de lo que ha dispuesto el “GdE” ante el caos aéreo. Es un análisis que ha requerido bastantes horas. Y mi conclusión la adelanto ya: no quería yo creer que se tratase de una provocación calculada para distintos fines, entre ellos dar impresión de firmeza, que no tienen con Marruecos, y así recuperar crédito político y acorralar al PP con gravísimas acusaciones sin base indiciaria alguna, porque es evidente que el PP ha quedado sorprendido y desbordado por los acontecimientos, pero ahora no puedo sino pensar que el “GdE” ha cooperado decisivamente con malicia, en la creación de una situación muy grave en sí misma -y más aún en las circunstancias concurrentes de muy serio riesgo económico de España y de ebullición y anuncios marroquíes de acciones sobre Ceuta y Melilla-, ha forzado y retorcido varias normas legales y ha sentado ilegalmente un precedente muy grave. Éste es el precedente: el “GdE” nos ha dejado muy claro que, con un par de Decretos,  se considera en condiciones de militarizar colectivos profesionales en unas pocas horas. No se trata de ninguna tontería.

Lo que quiero decir, en síntesis, es que la magna borriquería ilegal y desconsiderada de los controladores ha sido aprovechada políticamente por el "GdE" aunque con una torpeza jurídica superlativa en el mejor de los casos, porque pudiera no tratarse de simple torpeza, sino de una manipulación jurídica intencionada y de suma gravedad. Los controladores son "los malos" de esta película (sesgada, trucada), pero nuestros gobernantes no son "los buenos". Son "los malos" también. Entre otras cosas, porque han colaborado a dejar sin vuelo a cientos de miles de personas, han forzado los términos de algunas leyes para una conclusión jurídicamente inadmisible y de antiguo denostada por la doctrina jurídica (laboralista) considerada progresista.

ACTUALIZACIONES: Primera.- A lo largo del día 5 de diciembre asistimos a una sobreactuación innegable del "GdE". Además del espectáculo del Sr. Zarrías (un Secretario de Estado) acusando -sin pruebas, sin indicios y sin fundamento lógico alguno- al PP de estar unido a los controladores en toda la zapatiesta, resulta que se anuncia por el Ministro de Fomento la apertura de varios centenares de expedientes disciplinarios a controladores y una pléyade de Fiscales (subordinados del Sr. Conde-Pumpido) producen noticias de apertura de diligencias y expedición de citaciones. Al mismo tiempo, se anuncia que el estado de alarma podría prorrogarse más allá de los 15 días, para evitar problemas aéreos en Navidades (y después, ¿qué? ¿Otra prórroga por algún "puente" más o menos lejano o por la Semana Santa?).

Todo esto no tiene ninguna lógica. Si los controladores han de ser considerados "personal militar", si el control aéreo ha pasado de AENA (Ministerio de Fomento) al Ministerio de Defensa y si a los controladores les es de aplicación el Código Penal Militar, el Ministro Blanco no tiene nada que decir y la actuación de otros Fiscales que no sean los militares sólo puede referirse a presuntos delitos cometidos antes de la declaración del estado de alarma (y ya se ha dicho, por penalista muy autorizado que más vale no hablar del delito de "sedición"). El Sr. Rubalcaba, en sus comparecencias, no se cansaba de repetir que, una vez "movilizados", los controladores incurrirían en delito militar de desobediencia si no se incorporaban al servicio. La Ministra de Defensa está guardando un silencio que se me antoja sumamente significativo y no se produce la menor noticia sobre actuaciones de la Jurisdicción militar.

El FGE, por el contrario, se prodiga diligentemente en separar a los "malos" de "los peores" y a encausar a los "peores" de los "malos", dejando a éstos, los que demuestren haber actuado bajo coacción, impunes: es torpe, villana y asquerosa, incompatible con una seria aplicación del Derecho, esa forma de llamar a la incriminación ajena, a la delación o chivateo, que, además, puede ser falso. Si no fuese tan grave, pensaríamos que es algo de colegio: "ha sido él, Seño"; "ha sido él"; "él me obligó", pero resulta más bien soviético, naziforme y fascistoide. Es tan sucio que me parece que Conde-Pumpido y sus efectivos, si acaso insisten en intervenir, no van a lograr encausamiento alguno, se pongan como se pongan. Me parece que acertaré al augurar que si, pese a ser considerados "personal militar" y sujetos al Código Penal Militar, se insiste en llevar a los controladores aéreos ante la Justicia ordinaria, a los Jueces y Magistrados les va a repugnar, por sentido común y jurídico, involucrarse en lo que han convertido en un apestoso estercolero.

Lo anterior no tiene lógica, pero tiene explicación: el apresuramiento y el secretismo con que el "GdE" (plenamente personificado en el Vicepresidente primero, Sr. Rubalcaba, con ZP silente y en reserva, porque quiere explicar ante el Congreso su hazaña) ha diseñado la operación (calculo que han dispuesto sólo del martes, miércoles y jueves pasados) conduce a que muchos, además de su crasa ignorancia sobre casi todo, carezcan de un claro "manual de instrucciones".  Sólo unos pocos están, como suele decirse, en la pomada.

Las acusaciones al PP, además del ordinario efecto contrario que puedan surtir (¡miel sobre hojuelas!), buscan también, es claro, mantenerlo a la defensiva y muy presto a avalar al "GdE" en el Congreso, a efectos de la eventual prórroga del estado de alarma. El día 6 de diciembre, las más graves acusaciones de complot con los controladores se hacen compatibles con revelar que hubo información previa al Sr. Rajoy y "placet" de éste con buenos deseos al "GdE" en la gestión de la crisis, que incluso se traducen en una pretendida expresión concreta: la ded deseo de que ZP tuviese "buena mano con los controladores". Miren Vds. por dónde, esa respuesta de Rajoy sí me parece verosímil. Pero, entonces, Zarrías debería recibir un azote público.

Segunda.- Varios constitucionalistas, a los que no tengo el gusto de conocer personalmente, han salido a la palestra para ofrecer su opinión como juristas. La declaración del estado de alarma les parece dura, pero plenamente justificada. Lo que sucede es que la situación no puede ser analizada jurídicamente con mediana seriedad confrontando sólo el caos con el hecho de la declaración de alarma y ésta, sin examinarla en detalle, con la Constitución, que, por lo que veo, es lo único que han hecho estos colegas.  Yo no sostengo que, ante lo sucedido, fuese jurídicamente imposible declarar el estado de alarma. Lo que sostengo es que a) esta concreta declaración del estado de alarma es jurídicamente muy deficiente; b) esta concreta declaración del estado de alarma, en cuanto pretende militarizar a los controladores, es legalmente insostenible. Estaré encantado de que alguien, con un análisis completo de lo acordado por el "GdE", me convenza de que estoy equivocado, aunque dudo de que siquiera lo intenten. En todo caso, nunca me ha costado rectificar. Lo que me cuesta mucho más es llevar con paciencia análisis tan superficiales que, rayanos con la frivolidad, desprestigian el Derecho ante los ciudadanos.

Dicho lo anterior, seguidamente mantengo como en el post inicial la narración de los acontecimientos y el análisis de las normas, aunque con alguna mayor precisión. Pero recordemos el principio: el fin no justifica los medios. LOS QUE QUIERAN SABER POR QUÉ HA SIDO CHAPUCERAMENTE ILEGAL LA "MOVILIZACIÓN" Y "MILITARIZACIÓN" DE LOS CONTROLADORES AÉREOS, "cliquen" sobre la palabra "Continúa".

“TRANSFORMA ESPAÑA”: UNA INICIATIVA EMPRESARIAL CON IMPORTANTES INCÓGNITAS (y II)


POR QUÉ NO APLAUDO ESTE PROYECTO

Sobre la relevancia de "TRANSFORMA ESPAÑA" ("lo de los empresarios y el Rey") para nuestro futuro, disponemos sobre todo de los documentos, aunque también me parecen muy importantes ciertos signos externos. Empezaré por esos signos, que, muchas veces, como en este caso, constituyen indicios altamente significativos. La Fundación everis es una creación del grupo empresarial everis (recuerden, así, con minúscula). ¿Y qué es everis? Pues resulta que, acudiendo a su “web”, vehículo de eso, ahora tan importante, denominado "imagen corporativa", encontramos este “logo”:



 
Sépanlo ya: “Attitude makes the difference”. Esto, que debe ser el lema que condensa la “filosofía” de everis (ahora se denomina “filosofía” a cualquier cosa), es inglés. Y lo de la actitud será una idea que "se lleva mucho", pero no deja de ser, como lema, una propuesta simplona, porque la actitud no constituye la diferencia entre lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, lo prudente y lo imprudente.
 
Junto al “logo”, aparecen estas palabras: «consulting, IT, outsourcing & professional services». Se trata nuevamente de inglés, con jerga empresarial. Encontramos también, entre imágenes de hombres flotando en el aire agarrados a paraguas abiertos, un recuadro en el que se lee:

"OPTIMISMO Y TALENTO"
"La actitud positiva es nuestro valor diferencial, el talento nuestra base, el optimismo, la innovación y la flexibilidad algunos de nuestros valores." [AOS: aquí faltan varias comas: “el talento, nuestra base; el optimismo, la innovación y la flexibilidad, algunos de nuestros valores”: la coma marca el verbo elidido]

Debajo aparecen otros recuadros: en el relativo a SERVICIOS se lee: "Paquetizamos nuestros servicios para ofrecer soluciones probadas, reutilización de experiencias y mejores prácticas"

Y "pinchando" en SERVICIOS nos encontramos con estos cinco: BPO, "Bussines consulting", "outsourcing", "SAP&ES" y "tecnología". Ahí van las definiciones literales de everis sobre estos servicios:

"Business Process Outsourcing, (BPO) ofrece a las organizaciones la posibilidad de obtener beneficios claros y tangibles al concentrar el talento y recursos propios en las funciones estratégicas y externalizar las funciones más operativas."

"En Bussines Consulting disponemos de áreas de alta especialización que generan espacios de referencia en el mercado, ofreciendo servicios de alto valor añadido a nuestros clientes a través de equipos expertos."

"La unidad de outsourcing ofrece servicios de gestión de aplicaciones e infraestructuras, con una vocación clara de asegurar el cumplimiento de los objetivos de negocio a un coste altamente competitivo. outsourcing ofrece mantenimiento, evolución y soporte."

"La unidad de servicios SAP & Enterprise Solutions (SAP&ES) es la responsable de proveer servicios de consultoría y outsourcing a través de las soluciones SAP a todos los sectores en cualquier proceso de negocio y soporte."

"everis tecnología agrupa a un conjunto de profesionales y activos que disminuyen el riesgo y aumentan la eficiencia de los proyectos tecnológicos. Para ello contamos con alianzas, arquitecturas y metodologías para un amplio abanico de tecnologías."

Estas muestras de la literatura de everis no dicen mucho acerca de la aportación de everis a la sociedad (habrá quien diga: pero, ¿a qué se dedican?), pero dicen bastante sobre lo que podríamos llamar, en plan pedante, las bases epistemológicas y propedéuticas de los procesos intelectuales de everis. O sea, más en castizo, resultan elocuentes acerca de cómo piensan en everis. De cómo piensan transformar España. Pero veamos algo más. La “Declaración” indica expresamente el método seguido:

“Para encontrar respuestas colectivas a las preguntas anteriores, la iniciativa se ha propuesto destilar, fundamentalmente desde una óptica económica, las visiones de cien personas destacadas de la Sociedad Civil española. Estas personas se han agrupado en dos colectivos complementarios: expertos temáticos (cincuenta especialistas de contrastado prestigio en temáticas relevantes) y líderes empresariales (cincuenta presidentes y consejeros delegados de empresas). Para mitigar la eventual subjetividad y posible emocionalidad de las opiniones recibidas, se ha combinado esta “inteligencia colectiva” con el estudio analítico basado en datos.”

“En relación con la muestra elegida, han sido esenciales dos características. Primero, era clave la plena transparencia a la hora de exponer opiniones libres y no sesgadas. Esto se ha conseguido mediante conversaciones individuales, privadas y anónimas. Segundo, era fundamental buscar representatividad en la muestra. Para ello, se ha elegido a personas de diferentes regiones, ámbitos de actividad, sensibilidades políticas, generaciones y sexos. En el caso de los expertos, la representatividad se refuerza eligiendo a expertos en las temáticas relevantes para el diseño de un país, y contando con más de un experto por temática. En el caso de los líderes empresariales, se refuerza mezclando dueños de empresas y emprendedores con gestores empresariales; y combinando empresas fundamentalmente grandes con medianas y pequeñas.”

Esta descripción del método es anotada en los siguientes términos: “Cabe mencionar que la síntesis y consolidación de la opinión de cien personas incluye, como punto medio de encuentro, aspectos distantes e incluso contrarios a lo expresado por algunos participantes.”

El lenguaje: modernidad tecnocrática con toques iniciáticos

Ya se desprenden de todo lo anterior dos importantes conclusiones. La primera es el desacierto del lenguaje. Hay demasiado inglés para un proyecto de transformación de España, un proyecto que, entre otros objetivos, pretende que se recupere -lo dicen sus documentos- cierto orgullo de ser españoles. Si se empieza por desdeñar y maltratar la lengua propia, no se me ocurren muchos comienzos peores para la transformación propuesta. Y la lengua española (o castellana, como prefieran) es desdeñada y maltratada en los documentos de everis en general y, en particular, en los de su concreta iniciativa “TRANSFORMA ESPAÑA”. No es sólo el uso del inglés, sino, sobre todo, la pobreza literaria (gramatical y sintáctica) de las “muestras” que antes he transcrito, pobreza agravada por el recurso a un tipo de prosa pretendidamente moderna, repleta de conceptos imprecisos y evanescentes, bastantes de ellos adecuados a la conveniente finalidad de aparentar que se dice algo importante cuando, en realidad, no se quiere decir nada claro (o no se tiene nada claro que decir).

Es posible, lo reconozco, que esa prosa (que he procurado señalar mediante cursiva) se esté adueñando de la comunicación en el mundo empresarial, en el "marketing" y en la publicidad. Lo siento por esos mundos, que no me parecen incompatibles con la sencillez y la elegancia de nuestra lengua, aunque requieran, eso sí, algunos términos especializados. “Paquetización”, “reutilización de experiencias”, “funciones estratégicas”, “proceso de negocio”, “activos” (así, en general), “arquitecturas”, “temáticas”, “inteligencia colectiva”, “consolidación de la opinión” (colectiva), “punto medio de encuentro” (de la opinión de cien personas), etc., son muestras suficientes de esa prosa cuya única característica sobresaliente sería una falsa modernidad. Lo mismo que la tenaz sustantivación del adjetivo “temático” o el adverbio “fundamentalmente” referido a empresas grandes (¿qué es una empresa fundamentalmente grande?).

Algunos dirán que mi espíritu crítico es excesivo. Francamente, me parece que el exceso está en el lenguaje de everis. Y me parece mal que everis exhiba ese lenguaje cuando, a la vez, pone especial énfasis en el decisivo protagonismo de la ciudadanía, en la reforma de la educación y en la necesidad de la excelencia (la “excelencia” tan repetidamente proclamada como negada de hecho). Los papeles de everis no están hechos para que los entiendan los ciudadanos. Están concebidos con un pobre lenguaje iniciático y dirigidos a miembros de ciertos círculos. Y la prosa de everis no se corresponde ni con la excelencia literaria ni con la cultura que proporciona una buena educación.

Me viene a la mente la tan citada (casi siempre mal) frase de Maese Pedro en el capítulo XXVI de El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha: “llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala”. En los papeles de “TRANSFORMA ESPAÑA” no hay llaneza alguna, sino abundancia de jerga tecnocrática, bastante vacua además, sobre todo en la “Declaración”. Verdad es que los documentos, en especial la “Propuesta”, exigen recurrir a conceptos económicos, pero, curiosamente, son las partes más específicamente económicas (sobre todo de análisis) las menos irritantes para el lector no especializado en la jerga.

La “inteligencia colectiva” y el destilado de opiniones.

La segunda conclusión consiste en que, para everis, es de suma importancia la “inteligencia colectiva”. De hecho, el documento más extenso, la “Propuesta TRANSFORMA ESPAÑA”, está jalonado de recuadros con resúmenes que son denominadosVentana para la inteligencia colectiva” (denominación entre muy pedante y muy cursi). Los redactores y avalistas de everis y de “TRANSFORMA ESPAÑA” han tenido la ocurrencia de utilizar, para ellos mismos y para sus lectores, el concepto de “inteligencia colectiva”, muy específico de ciertos autores (primero en biología, para referirse a interacciones entre seres vivos, como bacterias e insectos, y después en sociología y en ciencias de la computación), un concepto muy discutido y generalmente desconocido. Pienso que el uso de ese concepto conduce a una separación de muchos lectores, que se diría contradictoria con el proyecto: es otro elemento de corte iniciático, que excluye de la comunicación que se pretende a quienes no estén familiarizados con Durkheim y otros autores. Y, lo que es casi peor, fuerza al lector culto o bien informado a aceptar una teoría y una praxis de trabajo intelectual muy concreta, que está lejos de ser generalmente reconocida como la mejor. Si el recurso a la idea de “inteligencia colectiva” se ha debido a ser ése el lenguaje habitual en everis, los responsables no parecen haber reflexionado sobre el alejamiento que tal lenguaje produce respecto de innumerables destinatarios potenciales de sus documentos. La “inteligencia colectiva”, paradójicamente, distancia de la colectividad a la iniciativa “TRANSFORMA ESPAÑA”. Claro que no puedo excluir que sea precisamente eso lo que se busca: comunicación restringida, sólo para iniciados.

Pero en la explicación metodológica de la iniciativa encuentro otros elementos inquietantes. Para lograr “respuestas colectivas” se destila lo que opinan los líderes y los expertos. Y se busca “mitigar la eventual subjetividad y posible emocionalidad de las opiniones recibidas”, lo que significa que quien recibe esas opiniones juzga y opera sobre esos elementos, que son considerados rechazables o negativos. En realidad, la “eventual subjetividad” y la “posible emocionalidad” son dos ingredientes sumamente difíciles de aprehender y en absoluto despreciables a priori cuando de opiniones se trata. Ni la subjetividad ni la emocionalidad (antes se decía emotividad, pero la RAE ya ha admitido la emocionalidad) son, en sí mismas, factores descalificadores de opiniones que, cuando menos, hayan ser mitigados. Descalificados quedarían en tal caso, por subjetivos y emocionales, casi todos los célebres discursos de la historia humana, desde Pericles y las Catilinarias ciceronianas hasta Aleksandr Solzhenitsyn, pasando por Agustín de Hipona, Thomas Jefferson y Martin Luther King. Descalificado habría quedado, por subjetivo y emocional, el “J’accuse” de Émile Zola.

Existe en la “Declaración” un laudable reconocimiento de que lo que dicen los documentos no coincide necesariamente con lo que opinan las cien personas. Así pues, no se trata tanto de que las cien personas participantes avalen los papeles porque de verdad suscriben, en lo sustancial, el contenido de la “Declaración” y la “Propuesta”. De lo que se trata es de que “las visiones” (no opiniones, ni criterios, sino “visiones”) de 50 “líderes empresariales” y 50 “expertos temáticos” han sido destiladas para producir la “inteligencia colectiva” de “TRANSFORMA ESPAÑA”.

Me produce escalofríos eso de la “inteligencia colectiva” y las “respuestas colectivas”. Y me dejan próximo a la congelación los destilados en busca de un “punto medio de encuentro”, destilación a cargo de personas que, seguramente con total buena fe (lo que quizá es aún más peligroso), se consideran aptas para captar la subjetividad y la emocionalidad inconvenientes y se sienten autorizadas para mitigarlas y, en definitiva, para compaginar “opiniones libres” con opiniones “no sesgadas”, como si una opinión no pudiese ser formada y emitida con libertad y, a la vez, presentar un claro sesgo (en el sentido de “tendencia” o “inclinación”). Todo eso me produce la impresión de una suerte de ortodoxia previa, conductora de las opiniones libres hacia la “inteligencia colectiva”, en gran medida predeterminada ex ante. Y no sé si es congruente apelar con tanta insistencia al necesario protagonismo del ciudadano y, simultáneamente, situar la “inteligencia colectiva”, en sí misma indescifrable, como guía de la transformación de España. Percibo claramente un tufo a conductismo y a nueva corrección político-social. Y no me gusta. No me gusta nada. En materia de destilados, quédome con o oruxo galego, feito polos mellores aguardenteiros do Ulla.

¿Afirmo o sugiero que los documentos de “TRANSFORMA ESPAÑA” no contienen nada que valga la pena? No. Los papeles de “TRANSFORMA ESPAÑA” han exigido esfuerzo y tiempo. No son documentos elaborados, como quien dice, “en dos patadas”. Y si se vence la resistencia ante el lenguaje con que están escritos –insisto: pobre, pero muy afectado, con frecuencia pedante, muchas veces vacuo-, los papeles contienen ideas u observaciones atinadas y análisis interesantes (sobre todo en la “Propuesta”, el documento más extenso). Pero se trata de observaciones e ideas que pueden hallarse en muchos otros escritos y sin ir más lejos, en los de algunos “expertos temáticos”, con la ventaja de ser los de éstos más ricos de contenido y de forma más sencilla, más expresiva y más elegante. He leído trabajos muy superiores a estos documentos, de los que es autor un solo “experto temático”: Juan Velarde Fuertes, por poner un ejemplo. Desconozco la cantidad y calidad de las aportaciones de los “líderes empresariales”, pero conozco a buen número de los “expertos temáticos” y no me cabe duda de que sus “inteligencias individuales” superan con mucho la expresión de la “inteligencia colectiva”, el destilado de everis.

Terminaré este "post" con la transcripción de un pasaje importante de la “Declaración”, el texto más comunicativo, resumen o síntesis de lo que se quiere transmitir con “TRANSFORMA ESPAÑA”. Me parece que si Vds. leen los párrafos que reproduzco es muy probable que concluyan, como yo tengo que hacerlo, que esta iniciativa, en principio laudable, no consigue ni conectar, ni concretar ni convencer. Le faltan muchos asuntos, demasiado importantes. Es una iniciativa que, lamento decirlo, me parece fallida desde su inicio. Demasiado economicismo, demasiada “inteligencia colectiva” y quizá, sobre todo, demasiada corrección, excesivo miedo o rechazo a decir verdades llanamente (porque espero que no se trate de incapacidad, de ausencia de genuinas ideas claras). Y conste que comprendo que, diciendo “verdades” claramente (ese modo de expresarse que aún muchos preferimos), probablemente no habría cincuenta líderes empresariales y otros cincuenta expertos suscribiendo los papeles. Pero yo sigo prefiriendo cien papeles buenos suscritos por otras tantas personas con buena información y buena cabeza, a un papel de indigesta y espesa modernidad empresarial suscrito por cincuenta “emprendedores” y cincuenta “expertos”. Y lo digo así porque no sería sano para la sociedad civil (con minúsculas: es un nombre común con un adjetivo) que las gentes de “TRANSFORMA ESPAÑA” pensasen haber descubierto el Mediterráneo.

La España del futuro, según D. Eduardo Serra & associates

Lean, por favor (la cursiva es mía), y Vds. mismos se responderán a la pregunta del millón: ¿hay en “TRANSFORMA ESPAÑA” una respuesta medianamente completa, movilizadora, de proyecto de transformación de España? A mí me parece que no. Más aún: no me gusta lo que proponen y menos aún lo que callan.

«Las opiniones de la muestra de Sociedad Civil implicada en la iniciativa apuntan hacia cuatro pilares básicos que determinan la configuración general de la España del futuro, esto es, la meta del camino:»

Como pueden comprobar, se trata de los fundamentos de la España futura, según everis y su “think tank”, una vez destilada “la muestra de Sociedad Civil” de la que han dispuesto. No me he fijado en algo secundario o accidental. Se trata de “la meta del camino” y de sus cuatro pilares. Atentos, pues a los pilares:

«I. Ubicar al Ciudadano como verdadero centro de gravedad del país. La nueva excelencia de España pasa por volver a ubicar al Ciudadano en su justo lugar como centro de gravedad primordial del sistema-país. Para ello, el primer paso consiste en restaurar una definición de Ciudadano válida desde una óptica de Modelo Productivo, como combinación de cinco facetas fundamentales: el Ciudadano depositario responsable de los valores de un país, el Ciudadano elector, el Ciudadano consumidor, el Ciudadano financiador y el Ciudadano productor de valor socioeconómico. Como segundo paso, es clave el ensanchamiento de los canales de comunicación y acción entre Ciudadanos y Administradores.»

«II. Instaurar para cada agente un nuevo patrón de triple excelencia: medible, adaptable y conectado. En respuesta a faltas de eficiencia observadas en los agentes actuales del sistema español (Sistema Educativo, Sistema de I+D, Empresas, Administraciones, Reguladores, Agentes Sociales, Medios, Sociedad Civil, etc.), se les deberá aplicar un nuevo patrón de excelencia individual que combine las capacidades primero de medir de forma transparente y objetiva el desempeño del agente, segundo de adaptarse a cambios internos y externos, y tercero de conectarse con el resto de agentes.»

«III. Vertebrar el Modelo Productivo sobre la agregación completa de valor a personas y conocimiento; bienes y servicios; capital financiero; y marca-país. El análisis de España ha revelado que la maximización de la creación de valor en estos cuatro ejes ya forma parte de la agenda del país. Sin embargo, las oportunidades de mejora que se han observado en todos los ejes, llevan a la necesidad de repensar el modelo-país ubicando la agregación completa de valor para los cuatro ejes como espina dorsal del Modelo Productivo de España

«IV. Garantizar en todo momento la coherencia integral del sistema-país. España se enfrenta con dos desafíos principales. En primer lugar, está una falta de coherencia a lo largo del tiempo entre, por un lado, las voluntades de dar respuesta a retos estructurales del país (estrategia educativa; estrategia científica y estrategia de innovación; identidad productiva; estrategia energética; y modelo de Estado del Bienestar responsable) y, por otro lado, las actuaciones reales de transformación en el corto, medio y largo plazo que les dan respuesta. En segundo lugar, está una falta de coherencia que se podría denominar sistémica por la falta del alineamiento necesario en todo momento entre Modelo Productivo, Marco Productivo y, en su caso, Modelo de Estado.»

Ahí queda eso. Como suele decirse, este importante pasaje del documento se comenta solo.