sábado, 4 de diciembre de 2010

“TRANSFORMA ESPAÑA”: UNA INICIATIVA EMPRESARIAL CON IMPORTANTES INCÓGNITAS (y II)


POR QUÉ NO APLAUDO ESTE PROYECTO

Sobre la relevancia de "TRANSFORMA ESPAÑA" ("lo de los empresarios y el Rey") para nuestro futuro, disponemos sobre todo de los documentos, aunque también me parecen muy importantes ciertos signos externos. Empezaré por esos signos, que, muchas veces, como en este caso, constituyen indicios altamente significativos. La Fundación everis es una creación del grupo empresarial everis (recuerden, así, con minúscula). ¿Y qué es everis? Pues resulta que, acudiendo a su “web”, vehículo de eso, ahora tan importante, denominado "imagen corporativa", encontramos este “logo”:



 
Sépanlo ya: “Attitude makes the difference”. Esto, que debe ser el lema que condensa la “filosofía” de everis (ahora se denomina “filosofía” a cualquier cosa), es inglés. Y lo de la actitud será una idea que "se lleva mucho", pero no deja de ser, como lema, una propuesta simplona, porque la actitud no constituye la diferencia entre lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, lo prudente y lo imprudente.
 
Junto al “logo”, aparecen estas palabras: «consulting, IT, outsourcing & professional services». Se trata nuevamente de inglés, con jerga empresarial. Encontramos también, entre imágenes de hombres flotando en el aire agarrados a paraguas abiertos, un recuadro en el que se lee:

"OPTIMISMO Y TALENTO"
"La actitud positiva es nuestro valor diferencial, el talento nuestra base, el optimismo, la innovación y la flexibilidad algunos de nuestros valores." [AOS: aquí faltan varias comas: “el talento, nuestra base; el optimismo, la innovación y la flexibilidad, algunos de nuestros valores”: la coma marca el verbo elidido]

Debajo aparecen otros recuadros: en el relativo a SERVICIOS se lee: "Paquetizamos nuestros servicios para ofrecer soluciones probadas, reutilización de experiencias y mejores prácticas"

Y "pinchando" en SERVICIOS nos encontramos con estos cinco: BPO, "Bussines consulting", "outsourcing", "SAP&ES" y "tecnología". Ahí van las definiciones literales de everis sobre estos servicios:

"Business Process Outsourcing, (BPO) ofrece a las organizaciones la posibilidad de obtener beneficios claros y tangibles al concentrar el talento y recursos propios en las funciones estratégicas y externalizar las funciones más operativas."

"En Bussines Consulting disponemos de áreas de alta especialización que generan espacios de referencia en el mercado, ofreciendo servicios de alto valor añadido a nuestros clientes a través de equipos expertos."

"La unidad de outsourcing ofrece servicios de gestión de aplicaciones e infraestructuras, con una vocación clara de asegurar el cumplimiento de los objetivos de negocio a un coste altamente competitivo. outsourcing ofrece mantenimiento, evolución y soporte."

"La unidad de servicios SAP & Enterprise Solutions (SAP&ES) es la responsable de proveer servicios de consultoría y outsourcing a través de las soluciones SAP a todos los sectores en cualquier proceso de negocio y soporte."

"everis tecnología agrupa a un conjunto de profesionales y activos que disminuyen el riesgo y aumentan la eficiencia de los proyectos tecnológicos. Para ello contamos con alianzas, arquitecturas y metodologías para un amplio abanico de tecnologías."

Estas muestras de la literatura de everis no dicen mucho acerca de la aportación de everis a la sociedad (habrá quien diga: pero, ¿a qué se dedican?), pero dicen bastante sobre lo que podríamos llamar, en plan pedante, las bases epistemológicas y propedéuticas de los procesos intelectuales de everis. O sea, más en castizo, resultan elocuentes acerca de cómo piensan en everis. De cómo piensan transformar España. Pero veamos algo más. La “Declaración” indica expresamente el método seguido:

“Para encontrar respuestas colectivas a las preguntas anteriores, la iniciativa se ha propuesto destilar, fundamentalmente desde una óptica económica, las visiones de cien personas destacadas de la Sociedad Civil española. Estas personas se han agrupado en dos colectivos complementarios: expertos temáticos (cincuenta especialistas de contrastado prestigio en temáticas relevantes) y líderes empresariales (cincuenta presidentes y consejeros delegados de empresas). Para mitigar la eventual subjetividad y posible emocionalidad de las opiniones recibidas, se ha combinado esta “inteligencia colectiva” con el estudio analítico basado en datos.”

“En relación con la muestra elegida, han sido esenciales dos características. Primero, era clave la plena transparencia a la hora de exponer opiniones libres y no sesgadas. Esto se ha conseguido mediante conversaciones individuales, privadas y anónimas. Segundo, era fundamental buscar representatividad en la muestra. Para ello, se ha elegido a personas de diferentes regiones, ámbitos de actividad, sensibilidades políticas, generaciones y sexos. En el caso de los expertos, la representatividad se refuerza eligiendo a expertos en las temáticas relevantes para el diseño de un país, y contando con más de un experto por temática. En el caso de los líderes empresariales, se refuerza mezclando dueños de empresas y emprendedores con gestores empresariales; y combinando empresas fundamentalmente grandes con medianas y pequeñas.”

Esta descripción del método es anotada en los siguientes términos: “Cabe mencionar que la síntesis y consolidación de la opinión de cien personas incluye, como punto medio de encuentro, aspectos distantes e incluso contrarios a lo expresado por algunos participantes.”

El lenguaje: modernidad tecnocrática con toques iniciáticos

Ya se desprenden de todo lo anterior dos importantes conclusiones. La primera es el desacierto del lenguaje. Hay demasiado inglés para un proyecto de transformación de España, un proyecto que, entre otros objetivos, pretende que se recupere -lo dicen sus documentos- cierto orgullo de ser españoles. Si se empieza por desdeñar y maltratar la lengua propia, no se me ocurren muchos comienzos peores para la transformación propuesta. Y la lengua española (o castellana, como prefieran) es desdeñada y maltratada en los documentos de everis en general y, en particular, en los de su concreta iniciativa “TRANSFORMA ESPAÑA”. No es sólo el uso del inglés, sino, sobre todo, la pobreza literaria (gramatical y sintáctica) de las “muestras” que antes he transcrito, pobreza agravada por el recurso a un tipo de prosa pretendidamente moderna, repleta de conceptos imprecisos y evanescentes, bastantes de ellos adecuados a la conveniente finalidad de aparentar que se dice algo importante cuando, en realidad, no se quiere decir nada claro (o no se tiene nada claro que decir).

Es posible, lo reconozco, que esa prosa (que he procurado señalar mediante cursiva) se esté adueñando de la comunicación en el mundo empresarial, en el "marketing" y en la publicidad. Lo siento por esos mundos, que no me parecen incompatibles con la sencillez y la elegancia de nuestra lengua, aunque requieran, eso sí, algunos términos especializados. “Paquetización”, “reutilización de experiencias”, “funciones estratégicas”, “proceso de negocio”, “activos” (así, en general), “arquitecturas”, “temáticas”, “inteligencia colectiva”, “consolidación de la opinión” (colectiva), “punto medio de encuentro” (de la opinión de cien personas), etc., son muestras suficientes de esa prosa cuya única característica sobresaliente sería una falsa modernidad. Lo mismo que la tenaz sustantivación del adjetivo “temático” o el adverbio “fundamentalmente” referido a empresas grandes (¿qué es una empresa fundamentalmente grande?).

Algunos dirán que mi espíritu crítico es excesivo. Francamente, me parece que el exceso está en el lenguaje de everis. Y me parece mal que everis exhiba ese lenguaje cuando, a la vez, pone especial énfasis en el decisivo protagonismo de la ciudadanía, en la reforma de la educación y en la necesidad de la excelencia (la “excelencia” tan repetidamente proclamada como negada de hecho). Los papeles de everis no están hechos para que los entiendan los ciudadanos. Están concebidos con un pobre lenguaje iniciático y dirigidos a miembros de ciertos círculos. Y la prosa de everis no se corresponde ni con la excelencia literaria ni con la cultura que proporciona una buena educación.

Me viene a la mente la tan citada (casi siempre mal) frase de Maese Pedro en el capítulo XXVI de El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha: “llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala”. En los papeles de “TRANSFORMA ESPAÑA” no hay llaneza alguna, sino abundancia de jerga tecnocrática, bastante vacua además, sobre todo en la “Declaración”. Verdad es que los documentos, en especial la “Propuesta”, exigen recurrir a conceptos económicos, pero, curiosamente, son las partes más específicamente económicas (sobre todo de análisis) las menos irritantes para el lector no especializado en la jerga.

La “inteligencia colectiva” y el destilado de opiniones.

La segunda conclusión consiste en que, para everis, es de suma importancia la “inteligencia colectiva”. De hecho, el documento más extenso, la “Propuesta TRANSFORMA ESPAÑA”, está jalonado de recuadros con resúmenes que son denominadosVentana para la inteligencia colectiva” (denominación entre muy pedante y muy cursi). Los redactores y avalistas de everis y de “TRANSFORMA ESPAÑA” han tenido la ocurrencia de utilizar, para ellos mismos y para sus lectores, el concepto de “inteligencia colectiva”, muy específico de ciertos autores (primero en biología, para referirse a interacciones entre seres vivos, como bacterias e insectos, y después en sociología y en ciencias de la computación), un concepto muy discutido y generalmente desconocido. Pienso que el uso de ese concepto conduce a una separación de muchos lectores, que se diría contradictoria con el proyecto: es otro elemento de corte iniciático, que excluye de la comunicación que se pretende a quienes no estén familiarizados con Durkheim y otros autores. Y, lo que es casi peor, fuerza al lector culto o bien informado a aceptar una teoría y una praxis de trabajo intelectual muy concreta, que está lejos de ser generalmente reconocida como la mejor. Si el recurso a la idea de “inteligencia colectiva” se ha debido a ser ése el lenguaje habitual en everis, los responsables no parecen haber reflexionado sobre el alejamiento que tal lenguaje produce respecto de innumerables destinatarios potenciales de sus documentos. La “inteligencia colectiva”, paradójicamente, distancia de la colectividad a la iniciativa “TRANSFORMA ESPAÑA”. Claro que no puedo excluir que sea precisamente eso lo que se busca: comunicación restringida, sólo para iniciados.

Pero en la explicación metodológica de la iniciativa encuentro otros elementos inquietantes. Para lograr “respuestas colectivas” se destila lo que opinan los líderes y los expertos. Y se busca “mitigar la eventual subjetividad y posible emocionalidad de las opiniones recibidas”, lo que significa que quien recibe esas opiniones juzga y opera sobre esos elementos, que son considerados rechazables o negativos. En realidad, la “eventual subjetividad” y la “posible emocionalidad” son dos ingredientes sumamente difíciles de aprehender y en absoluto despreciables a priori cuando de opiniones se trata. Ni la subjetividad ni la emocionalidad (antes se decía emotividad, pero la RAE ya ha admitido la emocionalidad) son, en sí mismas, factores descalificadores de opiniones que, cuando menos, hayan ser mitigados. Descalificados quedarían en tal caso, por subjetivos y emocionales, casi todos los célebres discursos de la historia humana, desde Pericles y las Catilinarias ciceronianas hasta Aleksandr Solzhenitsyn, pasando por Agustín de Hipona, Thomas Jefferson y Martin Luther King. Descalificado habría quedado, por subjetivo y emocional, el “J’accuse” de Émile Zola.

Existe en la “Declaración” un laudable reconocimiento de que lo que dicen los documentos no coincide necesariamente con lo que opinan las cien personas. Así pues, no se trata tanto de que las cien personas participantes avalen los papeles porque de verdad suscriben, en lo sustancial, el contenido de la “Declaración” y la “Propuesta”. De lo que se trata es de que “las visiones” (no opiniones, ni criterios, sino “visiones”) de 50 “líderes empresariales” y 50 “expertos temáticos” han sido destiladas para producir la “inteligencia colectiva” de “TRANSFORMA ESPAÑA”.

Me produce escalofríos eso de la “inteligencia colectiva” y las “respuestas colectivas”. Y me dejan próximo a la congelación los destilados en busca de un “punto medio de encuentro”, destilación a cargo de personas que, seguramente con total buena fe (lo que quizá es aún más peligroso), se consideran aptas para captar la subjetividad y la emocionalidad inconvenientes y se sienten autorizadas para mitigarlas y, en definitiva, para compaginar “opiniones libres” con opiniones “no sesgadas”, como si una opinión no pudiese ser formada y emitida con libertad y, a la vez, presentar un claro sesgo (en el sentido de “tendencia” o “inclinación”). Todo eso me produce la impresión de una suerte de ortodoxia previa, conductora de las opiniones libres hacia la “inteligencia colectiva”, en gran medida predeterminada ex ante. Y no sé si es congruente apelar con tanta insistencia al necesario protagonismo del ciudadano y, simultáneamente, situar la “inteligencia colectiva”, en sí misma indescifrable, como guía de la transformación de España. Percibo claramente un tufo a conductismo y a nueva corrección político-social. Y no me gusta. No me gusta nada. En materia de destilados, quédome con o oruxo galego, feito polos mellores aguardenteiros do Ulla.

¿Afirmo o sugiero que los documentos de “TRANSFORMA ESPAÑA” no contienen nada que valga la pena? No. Los papeles de “TRANSFORMA ESPAÑA” han exigido esfuerzo y tiempo. No son documentos elaborados, como quien dice, “en dos patadas”. Y si se vence la resistencia ante el lenguaje con que están escritos –insisto: pobre, pero muy afectado, con frecuencia pedante, muchas veces vacuo-, los papeles contienen ideas u observaciones atinadas y análisis interesantes (sobre todo en la “Propuesta”, el documento más extenso). Pero se trata de observaciones e ideas que pueden hallarse en muchos otros escritos y sin ir más lejos, en los de algunos “expertos temáticos”, con la ventaja de ser los de éstos más ricos de contenido y de forma más sencilla, más expresiva y más elegante. He leído trabajos muy superiores a estos documentos, de los que es autor un solo “experto temático”: Juan Velarde Fuertes, por poner un ejemplo. Desconozco la cantidad y calidad de las aportaciones de los “líderes empresariales”, pero conozco a buen número de los “expertos temáticos” y no me cabe duda de que sus “inteligencias individuales” superan con mucho la expresión de la “inteligencia colectiva”, el destilado de everis.

Terminaré este "post" con la transcripción de un pasaje importante de la “Declaración”, el texto más comunicativo, resumen o síntesis de lo que se quiere transmitir con “TRANSFORMA ESPAÑA”. Me parece que si Vds. leen los párrafos que reproduzco es muy probable que concluyan, como yo tengo que hacerlo, que esta iniciativa, en principio laudable, no consigue ni conectar, ni concretar ni convencer. Le faltan muchos asuntos, demasiado importantes. Es una iniciativa que, lamento decirlo, me parece fallida desde su inicio. Demasiado economicismo, demasiada “inteligencia colectiva” y quizá, sobre todo, demasiada corrección, excesivo miedo o rechazo a decir verdades llanamente (porque espero que no se trate de incapacidad, de ausencia de genuinas ideas claras). Y conste que comprendo que, diciendo “verdades” claramente (ese modo de expresarse que aún muchos preferimos), probablemente no habría cincuenta líderes empresariales y otros cincuenta expertos suscribiendo los papeles. Pero yo sigo prefiriendo cien papeles buenos suscritos por otras tantas personas con buena información y buena cabeza, a un papel de indigesta y espesa modernidad empresarial suscrito por cincuenta “emprendedores” y cincuenta “expertos”. Y lo digo así porque no sería sano para la sociedad civil (con minúsculas: es un nombre común con un adjetivo) que las gentes de “TRANSFORMA ESPAÑA” pensasen haber descubierto el Mediterráneo.

La España del futuro, según D. Eduardo Serra & associates

Lean, por favor (la cursiva es mía), y Vds. mismos se responderán a la pregunta del millón: ¿hay en “TRANSFORMA ESPAÑA” una respuesta medianamente completa, movilizadora, de proyecto de transformación de España? A mí me parece que no. Más aún: no me gusta lo que proponen y menos aún lo que callan.

«Las opiniones de la muestra de Sociedad Civil implicada en la iniciativa apuntan hacia cuatro pilares básicos que determinan la configuración general de la España del futuro, esto es, la meta del camino:»

Como pueden comprobar, se trata de los fundamentos de la España futura, según everis y su “think tank”, una vez destilada “la muestra de Sociedad Civil” de la que han dispuesto. No me he fijado en algo secundario o accidental. Se trata de “la meta del camino” y de sus cuatro pilares. Atentos, pues a los pilares:

«I. Ubicar al Ciudadano como verdadero centro de gravedad del país. La nueva excelencia de España pasa por volver a ubicar al Ciudadano en su justo lugar como centro de gravedad primordial del sistema-país. Para ello, el primer paso consiste en restaurar una definición de Ciudadano válida desde una óptica de Modelo Productivo, como combinación de cinco facetas fundamentales: el Ciudadano depositario responsable de los valores de un país, el Ciudadano elector, el Ciudadano consumidor, el Ciudadano financiador y el Ciudadano productor de valor socioeconómico. Como segundo paso, es clave el ensanchamiento de los canales de comunicación y acción entre Ciudadanos y Administradores.»

«II. Instaurar para cada agente un nuevo patrón de triple excelencia: medible, adaptable y conectado. En respuesta a faltas de eficiencia observadas en los agentes actuales del sistema español (Sistema Educativo, Sistema de I+D, Empresas, Administraciones, Reguladores, Agentes Sociales, Medios, Sociedad Civil, etc.), se les deberá aplicar un nuevo patrón de excelencia individual que combine las capacidades primero de medir de forma transparente y objetiva el desempeño del agente, segundo de adaptarse a cambios internos y externos, y tercero de conectarse con el resto de agentes.»

«III. Vertebrar el Modelo Productivo sobre la agregación completa de valor a personas y conocimiento; bienes y servicios; capital financiero; y marca-país. El análisis de España ha revelado que la maximización de la creación de valor en estos cuatro ejes ya forma parte de la agenda del país. Sin embargo, las oportunidades de mejora que se han observado en todos los ejes, llevan a la necesidad de repensar el modelo-país ubicando la agregación completa de valor para los cuatro ejes como espina dorsal del Modelo Productivo de España

«IV. Garantizar en todo momento la coherencia integral del sistema-país. España se enfrenta con dos desafíos principales. En primer lugar, está una falta de coherencia a lo largo del tiempo entre, por un lado, las voluntades de dar respuesta a retos estructurales del país (estrategia educativa; estrategia científica y estrategia de innovación; identidad productiva; estrategia energética; y modelo de Estado del Bienestar responsable) y, por otro lado, las actuaciones reales de transformación en el corto, medio y largo plazo que les dan respuesta. En segundo lugar, está una falta de coherencia que se podría denominar sistémica por la falta del alineamiento necesario en todo momento entre Modelo Productivo, Marco Productivo y, en su caso, Modelo de Estado.»

Ahí queda eso. Como suele decirse, este importante pasaje del documento se comenta solo.

2 comentarios:

Sinretorno dijo...

No he visto nadie que sugiera algo y no espere nada a cambio, salvo el caso de la caridad cristiana.de todos modos el que haya alguna propuesta civil me parece interesante.

Manolo dijo...

La verdad es que el lenguaje del documento da asco y, a partir de ahí, se me han quitado las ganas de seguir leyéndolo.

Por cierto, eso de "paquetizar" debe de ser algún virus reciente y muy contagioso. El incansable Pepe de la Mata, secretario general de la administración de justicia (fíjese que ya lo escribo todo con minúsculas) repite el peregrino vocablo cada tres o cuatro frases, metiendo por medio alguna "sinergia", un poco de "proactividad" y unas gotas de "resistencias al cambio" (esto último creo que se refería a mí). En serio: lo de la nueva oficina ministerial, digo "judicial", además de acabar con los restos del un Poder Judicial digno de ese nombre, también le está echando unas cunatas paletadas encima a la noble y antigua lengua llamda castellano o español.

Quizá no sea lo peor, pero sí que es malo. ¿No merecería esta cuestión algún comentario de su docta pluma? Un saludo de un damnificado por la NOJ.