lunes, 28 de septiembre de 2009

DE LA JUSTICIA QUE ANDA MAL, A LA QUE PRONTO NO EXISTIRÁ (Y II)


DEL JUSTICIDIO Y SUS PROTAGONISTAS
(con postscriptum revelador)



La Justicia española no ha sido ajusticiada en un solo acto, sino que va a serlo con diversas reformas y actuaciones. Pero lo que, para abreviar, llamo "justicidio" es de un desarrollo tan complejo que, so pena de escribrir algo demasiado extenso y prolijo para un blog, tengo que limitarme a marcar y comentar unos cuantos puntos.

1º) Pieza clave de la Justicia administrativizada y dependiente que se implantará con la aprobación del extensísimo "Proyecto de Ley de Reforma de la Legislación Procesal para la Implantación de la Nueva Oficina Judicial" (ahora pendiente de dictamen en el Senado) es la previa Ley Orgánica 19/2003, de 23 de diciembre, de modificación de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial. Esta Ley Orgánica de 2003 fue impulsada y aprobada por el Gobierno del Partido Popular, a partir de un deplorable "Pacto de Estado" PP-PSOE, que se plantea y se alcanza en la segunda legislatura de Aznar, tras obtener mayoría absoluta. El Pacto se escenifica con gran aparato mediático siendo Ministro de Justicia, D. José María Michavila y actuando como interlocutor en el PSOE el Dr. López Aguilar, luego primer Ministro de Justicia con Rodríguez Zapatero. La LO 19/2003 contiene numerosas disposiciones, pero aquí destacaré sólo dos:

I.-- Eliminación del principio organizativo de los Juzgados y Tribunales, según el cual el Secretario ostentaba la jefatura inmediata del personal del Juzgado p Tribunal, pero atribuía la "superior direccíón" al Juez del Juzgado o al Presidente del Tribunal. La reforma pendiente de aprobación no enmienda un error tan garrafal como dejar sin cabeza los organismos complejos que son los Juzgados y los Tribunales (llámeseles, Audiencias, como las Provinciales y la Nacional, o Tribunales, como los Tribunales Superiores o el Supremo).

[Para los lectores no juristas, conviene subrayar que cada Juzgado y cada Tribunal es, por sí solo, Poder Judicial, con independencia de otros órganos jurisdiccionales del conjunto de la Justicia (por supuesto, con independencia del Ejecutivo, central o autonómico, así como del CGPJ). No imparte justicia una organización compleja a la que se denomina "Poder Judicial". Quienes imparten justicia son los concretos Juzgados Tribunales a los que cada caso corresponda conforme a reglas legales. Por tanto, para que se administre justicia (o, lo que es igual, se ejerza la potestad jurisdiccional) con eficacia e independencia resulta vital que cada Juzgado y cada Tribunal cuente con personal, locales y medios materiales suficientes. A ese conjunto de personas y medios se le llama "oficina judicial". Y bien está que existan "servicios comunes", pero racional y legalmente no deben faltar (ni fallar por extrema debilidad), las oficinas propias de cada Juzgado y Tribunal, legalmente denominadas "unidades procesales de apoyo directo"]


II.-- Anuncio de que los Secretarios Judiciales asumirían funciones procesales hasta ahora atribuidas a los Jueces y Magistrados. Este anuncio era muy inquietante, pero cabía esperar que esas atribuciones no fuesen ni remotamente las que prevé el Proyecto de mega-Ley todavía en el Senado, porque no se atreviesen a despojar a los jueces de la decisión sobre cuestiones procesales condicionantes de la sentencia y del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.

Digamos algo sobre cada uno de esos dos puntos. En cuanto al primero, constituye un disparate mayúsculo pretender que la Nueva Oficina Judicial, que se podría consolidar gracias al Proyecto de mega-Ley pendiente ahora en el Senado, será la madre de una Nueva Justicia moderna y progresiva. Cualquier persona con sentido común sabe que un organismo complejo necesita una cabeza, una dirección. Por tanto, la Nueva Oficina, sin dirección, es exactamente lo contrario de una organización en la que se pueda depositar la más mínima confianza.

Pero ese estado de cosas no les importa a los justicidas porque, en todo caso, lograrán con las nuevas leyes que el Juez independiente no mande nada en su Juzgado ni el Magistrado Presidente de un Tribunal en su Tribunal. El territorio del personal de Juzgados y Tribunales (los antiguos Oficiales, Auxiliares y Agentes) pertenece al Ministerio y/o a la Comunidad Autónoma. Y el Poder Ejecutivo sin duda ocupará y regentará ese territorio gracias al Secretariado judicial jerarquizado hasta el Ministro y a las Gerencias Territoriales, que también son órganos del Ministerio de Justicia.

La ausencia de dirección de los Juzgados y Tribunales por los Jueces y Magistrados se completa con tres elementos: 1º) las enormes atribuciones sobre "lo procesal" conferidas a los Secretarios Judiciales; 2º) la posibilidad legal de que lo que le corresponde hacer al Secretario lo hagan, en realidad, funcionarios de menor categoría; 3º) La atribución al Secretario de la potestad de dictar a esos funcionarios instrucciones en materia "técnico-procesal".


Así, el Juez y los Magistrados, ya arrinconados orgánicamente, serán también arrinconados en cuanto a la actividad judicial. Mucho de lo que los Jueces y Magistrados aún habrán de decidir en cada proceso (si, como es probable, se aprueba el mega-Proyecto de Ley citado) estará condicionado por decisiones de otros, concretamente, de los Secretarios Judiciales.


Dicho lo anterior, pasemos ahora a los protagonistas, con especial detenimiento en los del PP, pues lo del PSOE es mucho más conocido. D. Federico Trillo-Figueroa Martínez-Conde, ha sido, durante mucho tiempo (a finales de 1990 ya lo era), el hombre de la Justicia en el PP. Dejó de serlo de 1996 a 2000, por ocupar la Presidencia del Congreso y en el tiempo en que se encargó de la cartera ministerial de Defensa. Ha vuelto a ser ahora, por encomienda de D. Mariano Rajoy, el encargado de los asuntos de justicia en el PP. De él es la responsabilidad de resucitar el "Pacto de Estado" sobre la Justicia, sólo "suspendido" en tiempos del Ministerio de Justicia de D. Mariano Bermejo. Y, siendo Ministro Caamaño, el PP ha venido prestando al PSOE un apoyo imprescindible en obsequio del repetido "Pacto de Estado". Dejo al criterio de los lectores la valoración política, muy de tejas abajo, de esa "entente", dadas todas las circunstancias.


Trillo-Figueroa no ha cesado de hacer protestas verbales contra el plan de control y de administrativización de la Justicia (el justicidio), pero su trabajo a favor de ese mismo plan ha proseguido inalterable. A mí no me ha sorprendido en absoluto esa posición de Trillo-Figueroa (v. en este blog "Justicia dependiente y responsabilidad del PP", de 28 de mayo de 2009). Refleja el pensamiento real del ex-Ministro de Defensa. Y sus temores y su debilidad. Pero todo eso no disminuye ni la responsabilidad personal del ex-Ministro de Defensa ni la "culpa in eligendo" ni la incoherencia programática y política del PP. ¿Con qué coherencia se remite el PP, un dìa sí y otro también, a la independencia y la imparcialidad de los jueces, si luego apoya la dependencia que el Proyecto de mega-Ley establecerá?


Por lo demás, no es fácil de entender el seguidismo de Trillo respecto de lo iniciado por Michavila, Astarloa y Lesmes (en tiempos ministeriales de Acebes y Michavila). ¿Por qué lo que antaño pudo pactar verbalmente Michavilla -ese fantástico "Número uno al Consejo de Estado" (v. http://www.ppcv.com/ficha.php?id=72, como se decía también en la web ministerial cuando era Ministro) en una oposición a una sola plaza- tiene Trillo-Figueroa que sostenerlo y no enmendarlo, sino rectificarlo y empeorarlo ampliando el desapoderamiento de los Jueces  y Magistrados? Sólo un interés político, de la política más ínfima, baja y no publicable, puede explicar una posición de Trillo y del PP que causa una lesión gravísima a la independencia en la administración de la Justicia y que, objetivamente, se corresponde con una crasa ignorancia del Derecho y con un completo desdén hacia lo que sucede en otros países civilizados, donde se está pidiendo (o estableciendo) una mayor implicación del juez en cada proceso.


Quizá se entienda algo la posición de Trillo-Figueroa (y, bajo su batuta, la de los parlamentarios "populares" más implicados) si nos fijamos en personajes secundarios, cuya influencia en el justicidio está sólidamente establecida. A algunos ya mencionados, como Lesmes, cabe añadir los nombres de Fernando de Rosa, actual Vicepresidente del CGPJ, magistrado excedente, ex-Conseller de Justicia con Francisco Camps o el ex-Presidente del "Colegio Nacional de Secretarios" (que no es un Colegio profesional), Antonio Dorado Picón, actual Vocal del CGPJ. Estos dos miembros del CGPJ fueron designados a propuesta del PP, en tiempos en que Trillo-Figueroa había retomado el papel de hombre de la Justicia en su partido.


No se olviden dos cosas. La primera, que, para la designación de los 12 Vocales de procedencia judicial, el tan repetido "Pacto de Estado" combinó lo peor de los dos sistemas, el de 1980 (los 12 vocales judiciales por elección de  y entre Jueces y Magistrados en activo) y el de la LOPJ de 1985 (todos los Vocales por designación parlamentaria, aunque 12 hayan de ser "judiciales"). Con el nuevo sistema, alumbrado en el 2003, a los riesgos del corporativismo judicial se añadieron los comprobados efectos perversos del sistema de cuotas parlamentarias propio del "Estado de partidos" (García Pelayo y TC dixerunt). En su aplicación, grupos parlamentarios y asociaciones judiciales se combinaron en un conchabeo indisimulable, pero, echándose unos a otros las culpas, pudieron eludir verbalmente responsabilidades por la extrema y super-visible politización del CGPJ.



La segunda realidad digna de consideración es que uno de los cambios introducidos por la L.O. 19/2003 fue exigir una mayoría reforzada (tres quintos) para ciertas decisiones del CGPJ: la designación del Presidente del Tribunal Supremo y de Magistrados del Tribunal Constitucional (dos) cuando al CGPJ le corresponda la propuesta vinculante. Congruentemente, el PP se esforzó, en la última renovación del CGPJ (retrasada dos años), por no dejar de tener lo que se ha dado en llamar "minoría de bloqueo": 9 de los 20 o de los 21 votos. Un solo voto es crucial en esas decisiones. Intelligenti pauca...o "a buen entendedor..."


Mi batalla, en la que he estado muy bien acompañado cualitativamente, pero rodeado de mucha tibieza ambiental (¿qué cabía esperar en estos tiempos de engaño masivo y generalizado individualismo pancista?), nunca ha sido contra los Secretarios y a favor de los Jueces y Magistrados. Ha sido una batalla por lo que podría quedar de Justicia independiente, para mantenerla y, a partir de ahí, reconstruirla y reforzarla. Ha sido una batalla consciente de que la Justicia interesa poco a la ciudadanía (que no entiende y no sabe casi nada) y mucho a los políticos... para neutralizarla y dominarla. Pero no puedo terminar el análisis de este asunto (sobre el que quisiera no volver en mucho tiempo) sin lamentar la enorme insensibilidad que, en la defensa de la independencia judicial, han mostrado, en general, las asociaciones judiciales. De los jueces movilizados por su cuenta poco puedo decir, porque no tengo referencias suficientes para generalizar. En todo caso, la suya es, por lo que sé, una insensibilidad inferior a la de las cúpulas directivas de las asociaciones judiciales, aunque dos de ellas difundieron de inmediato la declaración suscrita por 120 Profesores de Derecho Procesal y, debo señalar, por pura justicia, que, desde hace meses, la APM ha puesto sobre la mesa de negociación con el Ministerio el Proyecto de mega-Ley que consumaría el justicidio. Como era de esperar, el Ministerio ha estado dispuesto a negociar todo, menos la futura mega-ley.

PS. Horas después de terminar este texto y publicarlo, tengo que añadir la noticia de un hecho: en ciertos ámbitos judiciales se propone represaliar profesionalmente, con ilegalidad y totalitarismo manifiestos, a una persona firmante de la declaración de Profesores de Derecho Procesal que se puede leer en http://www.ucm.es/info/procesal/declaracion.htm. Aducen que, por firmar la declaración, esa persona se ha manifestado contraria a la oficina judicial. Y de ahí derivan que habría que negarle el pan y la sal: su legítima promoción profesional y su derecho -que no concesión discrecional ni graciosa- a la docencia universitaria fuera del horario que su empleo exige y contra las disposiciones legales y reglamentarias que son de aplicación. Veremos en qué para este conato de intriga persecutoria. Pero, en todo caso, ninguno de los firmantes de la declaración somos contrarios a la oficina judicial. Nos hemos manifestado razonadamente en contra de un determinado Proyecto de Ley, confiados, de buena fe, en las libertades ideológicas que reconoce y garantiza máximamente la Constitución. Las maniobras incoadas contra esta persona firmante revelan que en el entramado orgánico de la Justicia aún son demasiados los totalitarios que sin duda alardearán de demócratas, pero que, a la hora de los hechos, detestan la libertad y les importa un bledo el Estado de Derecho.

martes, 22 de septiembre de 2009

DE LA JUSTICIA QUE ANDA MAL A LA QUE PRONTO NO EXISTIRÁ (I)


ADIÓS A LA JUSTICIA INDEPENDIENTE


No anda bien la Justicia española. Llevo muchos años (cuatro décadas y un poco más) siguiendo, desde distintas posiciones (desde la Universidad, desde la abogacía, desde el CGPJ: fui vocal de finales de 1990 a mediados de 1996), lo que ocurre en nuestros Juzgados y Tribunales y, en especial, lo que resuelven (lo que resuelven lo conocemos prácticamente todo en la Universidad).


Se imaginan Vds. que he visto de todo. Pues bien, en el plano de la realidad judicial que no suele ser noticia (la realidad de los Juzgados y las Audiencias), he visto muchas más cosas buenas que malas. En otros planos, en los planos superiores, en cambio, ha venido aumentando lo malo y escaseando lo bueno. Cuanto más cerca de los ámbitos políticos está una realidad judicial (porque, p. ej.,  la designación de los jueces  o magistrados es discrecional del CGPJ y no reglada), peor es la independencia real y peor es la calidad del trabajo (siempre con notables y muy meritorias excepciones). Pero, de lo malo-malo, de lo que es pura y dura corrupción, ni los ciudadanos corrientes ni los periodistas saben apenas nada. Y casi mejor.


Pese a ser lo bueno más que lo malo en la ordinaria administración de la justicia, reconozco que la Justicia no anda bien porque la Justicia penal, que es la más noticiable, tiene que lidiar con leyes penales sustantivas y con leyes procesales penales, ambas de lamentable calidad. Entre eso y algunas personalidades enfermizas, de vez en cuando se producen cosas muy llamativas. Pero ocurre también que todas las ramas de la Justicia han de funcionar de acuerdo con una Ley Orgánica del Poder Judicial, que, si me parecía funesta en ciertos puntos al aprobarse en 1985, llevo tiempo añorándola, porque la LOPJ de 1985 no ha hecho más que empeorar, magnis itineribus (ablativo absoluto que tantas veces encontrábamos los de Letras al traducir La Guerra de las Galias), es decir, a grandes zancadas, cada vez, y han sido demasiadas, que la han reformado. Casi todas las reformas han sido reformationes in peius. Con casi todas se han introducido importantes "peoras". No en vano, al hablar de las reformas de las leyes, se dice que las "han sufrido".

Como, al parecer, de la Justicia todo el mundo entiende -y, sobre todo, piensan que entienden los políticos interesados en denostarla para desviar la atención ciudadana de sus propias responsabilidades- en muchos casos, demasiados, se echa la culpa a los jueces o magistrados de algo que es el producto de un defecto legal, que previamente han producido esos políticos, autoproclamados expertos porque, en el mejor de los casos, ganaron hace tiempo una oposición o ejercieron unos años (a veces sólo sobre el papel) como abogados. Si alguien piensa que exagero siquiera un poco, hágame y hágase el favor de ir a las "web" del Congreso y del Senado y repasar el historial de sus miembros en las últimas legislaturas.


Ha ocurrido, además, que, como las mejoras en la Justicia (mejoras modestas, pero firmes y apreciables, mejoras para el ciudadano común, necesitado de tutela judicial, no para estos o aquellos funcionarios), no son electoralmente rentables, ha ocurrido, digo, que, salvo excepciones milagrosas, en todo lo que ha dependido de los niveles superiores (del Ministerio, del CGPJ o de las CC.AA), ha habido más gestos, más imagen y más palabras que realidades. En el CGPJ, singularmente, se ha producido, sin reacción conocida, un acelerado deterioro cualitativo aún mayor que su muy acelerado crecimiento burocrático y presupuestario. Que alguien diga cuántos Letrados había en el CGPJ en 1991, p. ej., y cuántos hay ahora. Que alguien se atreva a facilitar los datos económicos de lo que costaba remunerar y atender a un Vocal hace 15 años y cuánto cuesta ahora, entre remuneración, dietas y otros costes. Que alguien se atreva a negar que el paso por el CGPJ es concebido y vivido como un paso en un carrera, no como un servicio temporal y no prorrogable. ¿Acaso con esos cambios ha acertado más el CGPJ en los nombramientos discrecionales o en la inspección o en sus decisiones disciplinarias? En cuanto a lo primero, el reparto de puestos discrecionales por cuotas ha sido y es tan notorio como vergonzoso.


Durante un tiempo, tuve pensado escribir un libro principalmente narrativo sobre eso que ocurre en la Justicia y que casi no se conoce. Tuve incluso el título pensado. "La toga desalmada", pensé titularlo (aunque sin pensar sólo en la toga de los jueces), en paráfrasis de "El alma de la toga", obrita clásica entre los abogados veteranos, salida de la pluma del, a mi entender, muy sobrevalorado Ossorio y Gallardo. Hace tiempo que deseché ese pensamiento. Porque, aunque haya quien no se lo crea, no me aburro en la Universidad y en una grande, como la mía, la Complutense, dentro de un Departamento grande (en todos los sentidos), hay mucho trabajo.


Pero, además de que el tiempo era (y es) escaso, lo decisivo para desechar la idea fue advertir que los libros en los que se dicen verdades históricas como puños, incluso con soporte documental, carecen de una influencia mínimamente proporcionada al tiempo y al esfuerzo que han requerido y que, cuanto más verdades relatan e incluso prueban y cuanto más graves son las verdades que revelan, aún menos influencia. Esos libros (no tan numerosos como parece) los leen los poquísimos que ya están al tanto del tema y unos cuantos lectores empecinados, que, precisamente por ser lectores empecinados, no suelen ocupar posiciones políticas o de influencia social.


En pocas palabras, que tras un libro así no pasa nada, demuestre uno las ilegalidades y golferías que demuestre. Nada cambia o se cae, nadie dimite o es cesado e incluso nadie te demanda y menos aún se querella contra tí, especialmente si se trata de funcionarios públicos, porque entonces le cabe al querellado la denominada "exceptio veritatis": si demuestras que es verdad lo que dices, aunque fuese la imputación de un delito o de algo deshonroso, el promotor del proceso pierde lo que éste le haya costado y la poca vergüenza que le quede.


Por todos esos motivos no he escrito ese libro ni lo escribiré. Sí he escrito, en cambio, muchos artículos, breves o extensos, en diferentes momentos. Y hace muy poco escribí un "Adiós, Justicia", que hoy mismo publica ABC:  http://www.abc.es/20090922/opinion-tercera/adios-justicia-20090922.html.  En ese texto declaro mi hastío tras una lucha muy larga y muy fatigosa, aunque no me hayan faltado excelentes compañeros, en distintos ámbitos. Hoy digo "Adiós Justicia", porque está muy avanzado el trámite parlamentario de una reforma legal de todas las leyes procesales, para despojar de su aplicación, en gran medida, a los Jueces y Magistrados. Por tanto, la Justicia no será administrada por juzgadores independientes, sino que dependerá de funcionarios a su vez dependientes del Poder Ejecutivo.


A explicarme algo más de lo que cabe en un artículo de prensa como el citado me he dedicado aquí y ahora. Pero no he terminado. Como se indica, ésta es la primera entrega, aunque tampoco me propongo abrumarme, abrumar a los beneméritos lectores y deprimirnos juntos, bien deprimidos. En ese artículo de hoy, 22 de septiembre de 2009, me refiero a los responsables. Algo más he de decir aquí sobre los responsables de que la Justicia ande mal y de que pronto deje de existir. El vicioso y corruptor "Estado de Partidos" ha tenido y tiene, como cualquier realidad histórica, nombres y apellidos.

lunes, 21 de septiembre de 2009

OTRA VERSIÓN (MUSICAL) DE "ANYTHING GOES"


A PETICIÓN DEL DISTINGUIDO PÚBLICO


Sigue rotundamente vigente el "todo vale", el anything goes. Casi nada marcha. Por eso, no hay nada sutancialmente nuevo -no es nuevo que sigan las declaraciones contradictorias, los globos sonda y los desmentidos sobre medidas frente a la crisis- desde la entrada del 4 de septiembre de este blog. Pero como gustaron los enlaces musicales y he encontrado otra versión que vale la pena, ahí va: http://www.youtube.com/watch?v=iVsD0rltRr8

Me parece que Patti Lupone desafina un poco (cosa rara), pero el número es decididamente simpático. Disfrutemos un ratillo.

jueves, 17 de septiembre de 2009

¿DERROTA Y RETIRADA DE LOS PROFESORES UNIVERSITARIOS?



DISPARAN CONTRA EL SABER, ANTERIOR A LA ILUSTRACIÓN


Recomiendo encarecidamente que lean y no se pierdan, por favor, el excelente artículo de Rafael Argullol en EL PAÍS, de 7 de septiembre pasado: "Disparad contra la Ilustración". El texto lo pueden encontar mediante varios enlaces. He elegido éste,   http://firgoa.usc.es/drupal/node/43901/print, porque me parece que no caducará fácilmente (o como se llame a la desaparición en internet).

El artículo parte del fenómeno del abandono de la Universidad por no pocos excelentes profesores, al amparo de planes de jubilaciones anticipadas o por otros mecanismos. La causa de ese abandono sería, según Argullol, el desánimo ante el desinterés de la mayoría de los estudiantes, mucho más que ante su ignorancia. Y -aquí es donde llegamos al núcleo y meollo del asunto- ese desinterés se referiría al saber, al conocimiento que no reporte inmediatamente utilidad en términos de vitalismo individualista (esta pedantería es mía, no de Argullol). Pero, claro está, los estudiantes desinteresados no serían sino hijos de sus padres y, como suele decirse, "hijos de su tiempo". Argullol dice todo eso, muy bien dicho, mejor dicho, en estas frases:


"(...) lo degradante no ha sido comprobar que la mayoría de estudiantes desconocen el teorema de Pitágoras -como sucede- o ignoran si Cristo pertenece al Nuevo o al Antiguo Testamento -como también sucede-, sino advertir que esos desconocimientos no representaban problema alguno para los ignorantes, los cuales, adiestrados en la impunidad ante la ignorancia, no creían en absoluto en el peso favorable que el conocimiento podía aportar a sus futuras existencias."


"Naturalmente, esto es lo descorazonador para los veteranos ilustrados, quienes, tras los ojos ausentes -más soñolientos que soñadores- de sus jóvenes pupilos, advierten la abulia general de la sociedad frente a las antiguas promesas de la sabiduría. Los cachorros se limitan a poner provocativamente en escena lo que les han transmitido sus mayores, y si éstos, arrodillados en el altar del novorriquismo y la codicia, han proclamado que lo importante es la utilidad, y no la verdad, ¿para qué preferir el conocimiento, que es un camino largo y complejo, al utilitarismo de la posesión inmediata? Sería pedir milagros creer que la generación estudiantil actual no estuviera contagiada del clima antiilustrado que domina nuestra época, bien perceptible en los foros públicos, sobre todo los políticos. Ni bien ni verdad ni belleza, las antiguallas ilustradas, sino únicamente uso: la vida es uso de lo que uno tiene a su alrededor."


Después, Argullol retrata muy precisamente, con pocos pero expresivos trazos, la situación de los mejores profesores jóvenes en el, llamémosle así, nuevo esquema institucional universitario (ése que he definido en otros lugares y aquí mismo por la tiranía de una falsa "innovación educativa", por la architrucada "evaluación externa" del profesorado según criterios que oscilan entre la idiocia pura y simple y la crédula beatería adoradora de "impactos" e "indices de calidad" más que discutibles y por una burocratización asfixiante). No tengo reparo alguno que oponer al retrato de la situación universitaria por Argullol. Al contrario: sólo me cabe admirarlo y aplaudirlo sin reservas.

Es muy consolador para mí -y supongo que para bastantes de los lectores de este blog- apreciar encuentros y coincidencias tan plenas en asuntos que bastantes aún consideramos, y algunos nos moriremos considerando, de la máxima importancia. No tengo el gusto de conocer personalmente a Argullol. Pero, al leer con involuntario retraso su artículo, veo que, por los días 14 y 18 del pasado, me ocupaba de lo mismo que él y me dolía de lo que él se ha dolido (ver entradas de esos días en este mismo blog).  Los puntos de partida eran muy distintos: la realidad analizada y la conclusión del análisis, sustancialmente idénticas.


Eso, por no retroceder un poco más en el tiempo. Me parece que, entre otros, mi artículo "Odio al pensamiento", publicado en EL MUNDO, el 15 de diciembre de 1999, que aún pueden leer en el http://www.elmundo.es/1999/12/15/opinion/15N0018.html, revela hasta qué punto me viene preocupando la dimisión (voluntaria o impuesta) de la inteligencia y de la libertad del pensamiento, dentro y fuera de la Universidad. Habrá que volver sobre el asunto. Pero, en todo caso, no somos rarísimas aves quienes valoramos máximamente lo que otros consideran "antiguallas". Son cosas cosas antiguas, eso sí, pero más perennes aún que antiguas. Por eso y porque, aún quedan islas y remansos limpios en las Universidades, tampoco somos tan escasos los profesores universitarios decididos a no darnos por vencidos y a no batirnos en retirada.


En 1969, escuché a mi admirado Leonardo Polo, egregio metafísico, diagnosticar "el problema" de la Universidad o, quizás más precisamente, el de muchos estudiantes "universitarios". Lo recuerdo muy bien. Decía que ese problema era el de "la renuncia "a priori" a un saber superior que se presenta como arduo". La única diferencia que encuentro, cuarenta años después, es que hoy la renuncia no es voluntaria, fruto de la pereza ante la dificultad, sino que muchos de los que mandan en los ámbitos educativos, no sólo han suscrito esa renuncia, sino que la abanderan y la promueven estructuralmente, a veces con modales y mecanismos coactivos.


Mi única objeción a Argullol es que esas "antiguallas" del bien, la verdad y la belleza son muchos siglos anteriores (diecinueve, si no cuento mal desde Platón o desde Aristóteles) a la Ilustración (con mayúscula). No dudo de que Argullol lo sabe. Pero es bueno no dar pie a que alguien se confunda. El amor a la sabiduría no comenzó en el siglo XVIII.

domingo, 13 de septiembre de 2009

"ERA DE NOCHE Y, SIN EMBARGO, LLOVÍA": LA "COHERENCIA" ECONÓMICA DEL "G. DE E."


"COMO SÉ QUE TE GUSTA EL ARROZ CON LECHE, POR DEBAJO DE LA PUERTA TE ECHO UN LADRILLO"


"G. DE E." significa, por supuesto, "Gobierno de España". Yo no he inventado esta insistente denominación, pero la utilizo porque designa muy bien a quién quiero referirme.


Sentado lo anterior, el título y el subtítulo de este comentario pretenden indicar que todo lo que nos ocurre en España está situado en el territorio del absurdo, concurrente con el del engaño.


Empecemos por el final (el final provisional, el de ayer y hoy). Se anuncian aumentos de impuestos: del IVA (dos puntos), de los impuestos sobre tabaco, hidrocaburos y el alcohol. Y también una subida de dos puntos en el impuesto sobre plusvalías. Es coherente con la necesidad apremiante que sufre el Tesoro; es coherente con la necesidad de reducir el déficit público. Luego veremos si la subida de impuestos es coherente con una reactivación de la economía real. Ahora vemos que en la caja no hay dinero y resulta urgente conseguirlo: es coherente.


Lo que ocurre es que ese déficit se ha quintuplicado en menos de un año. Algo único en el mundo, aunque no dejaría de resultar llamativo por mucho que todos los países civilizados hubiesen aumentado su déficit de igual modo. ¿Cómo se ha producido ese aumento del déficit? Por ocurrencias de gasto más que discutibles. Ocurrencias del G. de E. Me fijo en una de ellas: las inyecciones de liquidez al sistema financiero. Quizá esas inyecciones no pertenezcan propiamente, contablemente, al déficit público. Me parece que da igual, porque, a la postre, como se aprecia, son los contribuyentes los que tenemos que apechugar con lo que se le ocurrió hacer al "G. de E." para quintuplicar el déficit.


Detengámonos en las inyecciones de liquidez al sistema financiero. Llamo la atención sólo sobre dos hechos. Uno, muy conocido, es que los "practicantes" de las inyecciones sostenían, al mismo tiempo de poner las inyecciones, que nuestro sistema financiero era el más sólido (o uno de los más sólidos) del mundo. Como si un "practicante" de los de toda la vida asegurase al paciente que está sano y fuerte como un toro, el paciente estuviese de acuerdo, pero el "practicante" se empeñase en ponerle inyecciones de hígado de bacalao. El otro hecho es que el modo principal (no sé si el único) de poner las inyecciones fue denominado "subasta de activos financieros".

Resulta que esa denominada "subasta" no era tal. Porque no había lo que es propio de una subasta, a saber: un bien que se quiere vender, una pluralidad de posibles compradores y una regla de vender al que más ofrezca por el bien. Era al revés: había un solo comprador, una pluralidad de vendedores y una pluralidad de bienes que los vendedores deseaban transmitir al único comprador.


Eso de llamar a algo con un nombre impropio, que despista o desconcierta, da muy mala espina. Apesta a ocultación y a engaño. Pero es que, además, nunca supimos quiénes concurrían a vender sus paquetes de "activos financieros" (basura crediticia mezclada, en el mejor de los casos, con algunos verdaderos activos), quiénes vendieron, cuánto recibieron y con qué criterios se dió "liquidez" (dinero) a cambio de papeles, que eso eran los "activos financieros": papeles. Los papeles resultantes de la llamada "titulización!.

Llegados a este punto, hago un amplio inciso: parece poco discutible que nuestra crisis económica está relacionada con la crisis económica global y ésta, a su vez, con los préstamos hipotecarios "sub prime" en USA al amparo de un "boom" inmobiliario: la "crisis ninja" de Leopoldo Abadía, sobre la que los lectores se pueden ilustrar en

 http://www.leopoldoabadia.com/2008/04/crisis-financiera-2007-2008.html

complementado con

http://www.leopoldoabadia.com/


Recomiendo que, en caso de no conocer el contenido, no se saltan leer lo que aparece en estos enlaces (al menos, en el primero). Pero, en resumen, cuando las entidades financieras USA ya no tenían dinero para hacer buenos negocios (y vieron que no recuperarían los préstamos "sub prime") inundaron el mundo con "titulizaciones", paquetes de pretendidos "valores", entre los que abundaban (y abundan, porque alguien tiene esos paquetes) créditos del estilo del que un ignoto Banco de Arkansas u otro no menos ignoto de Missouri podían tener sobre desventurados sujetos sin ingresos fijos (no income), sin empleo fijo (no job) y sin propiedades (no assets):  los ninjas. Esos paquetes se vendieron y se revendieron y los sucesivos vendedores consiguieron dinero, incontables cantidades de dinero, a cambio de mera basura. La City de Londres, desde donde nos acusaban de la "burbuja" inmobiliaria, contribuyó decisivamente a una "burbuja" financiera de billones (contados en libras o en euros).


En ese proceso han alcanzado records históricos el engaño, la avaricia y la estulticia de diversas especies, de entre las que sobresale la de arrumbar el idioma propio para utilizar el inglés: una estulticia que ya reinaba en centenares de ámbitos sociales: desde el comercial al educativo. En el económico, hubo malicia -la consistente en pensar que las denominaciones incomprensibles en inglés convertían en respetable el tradicional timo del "toco mocho"- y la estulticia corrió a cargo de los avariciosos y "listillos", timados al comprar los "productos financieros" ingeniosamente denominados en inglés.

En este punto, resulta insuperable el video colgado en http://www.youtube.com/watch?v=pFmYIFk5i1Q.


Si los lectores se desenvuelven en inglés, no se lo pierdan. Y si no, tampoco, porque los actores son excelentes y el subtitulado, bastante bueno.


En España, no acabamos de salir de la crisis financiera. La gente ve que no se recupera el crédito. Que los bancos (inyectados o no: no lo sabemos) prefieren invertir en productos financieros del mismo Estado (pese a su cuasi-insolvencia) a prestar a pymes y autónomos. Nuestro tejido económico real presenta un único fenómeno sobresaliente: un paro incomparable. Nuestras arcas NO estaban vacías cuando llegó el "G. de E". Pero ese "G. de E" ha gastado proporcionalmente como nadie en el mundo. Y lo que se ha gastado no ha relanzado ni relanza la actividad económica. De modo que la gente -es decir, Vd. y yo- estábamos hartos de tanto absurdo, de tanta incoherencia. Ahora estaremos hartos y nos subiremos por las paredes ante la "coherencia" de la subida de impuestos. Porque después de anunciar esa subida para "los ricos", resulta que el IRPF no se toca ni para los multimillonarios de verdad. Y los impuestos que van a subir (parece que ahora va en serio, pero ¡vaya Vd. a saber!) no contribuirán, sino todo lo contrario, a reactivar la economía. Como tampoco logrará ese efecto reducir el gasto en Innovación y Tecnología (el Ministerio sí podría desaparecer, como algunos otros), en Industria y en Fomento. Precisamente unos ámbitos que serían buenos puntos de partida para los "brotes verdes".


Lo del "Plan E", gestionado por los Ayuntamientos, fue y está siendo deplorable. Pero han sido -se dice pronto- 8 mil millones de euros. Un derroche estupefaciente. Con razón se sugirió haber destinado esos euros a que los Ayuntamientos pagasen sus deudas a las empresas. Y como el "Plan E", otras ocurrencias. Pero lo más importante y preocupante es esto: no había ni va a haber una política de infraestructuras generadoras de empleo y dinamizadoras de la economía. No había ni habrá una política demográfica seria (¿es casual que Francia, con una de las tasas de natalidad más altas, se esté recuperando?). Aquí no se defienden sectores económicos estratégicos, como lo hacen Alemania y Francia. No hay "apuesta" energética fundada en argumentos serios. No ha habido ni habrá un cambio radical de la política educativa: se seguirá negando la evidencia en aras de la ideología. No se exigirá esfuerzo, no se fomentará la autoridad, no se buscará que los alumnos sepan. ¡Cualquier cosa, menos el conocimiento! Lo último (para vigilarlo, porque será "un pastón"): 400.000 superportátiles del Plan Escuela 2.


Podríamos seguir ad nauseam. Literalmente ad nauseam. El absurdo de los recientes Decretos-Leyes urgentes, como todos los Decretos Leyes, pero inaplicables hasta que se logre un consenso y, en todo caso, de efectos económicos incalculables (esto lo he oído en directo al Presidente del "G. de E.") ha dejado paso a la "lógica" de exprimir a los ciudadanos con impuestos nada sociales y económicamente depresivos. Y con multas, venga multas. Si no nos equivocamos, aumentará el paro y no habrá con qué pagarlo, porque no quedará nadie a quien exprimir.


En cuanto al mundo, el "G. de E." envía 220 soldados más para reforzar los "batallones electorales" en Afganistán, donde no pintamos nada, especialmente una vez celebradas las elecciones (?). Pero ahora, en todo lo que sea apoyar a Obama, que no quede por el "G. de E.": aguantaremos hasta cinco años en Afganistán. Y se estrechan las relaciones con Venezuela (una tiranía sin paliativos) y con Bolivia. Sólo falta que Moratinos devuelva Gibraltar.

viernes, 4 de septiembre de 2009

ANYTHING GOES!: DEL "TODO MARCHA" AL "VALE TODO"

MÚSICA PARA NO LLORAR

Anything goes es el título de una comedia musical de mi muy admirado Cole Porter, una de las personas que más y mejores canciones ha escrito en este mundo. Se estrenó en NY en 1934. Esta trepidante y extraordinaria comedia, picante, infractora y provocativa como propia de C. Porter, se desarrolla con números de superlativa calidad casi continuos. Anything goes es uno de esos números.

Pudiera pensarse que anything goes significa todo vatodo marcha. En realidad, significa todo vale. Como se ve, el significado real no puede ser más distinto e incluso opuesto al significado literal. Y es fácil relacionarlo con la situación económica general de España y del mundo. Después de tantas mentiras (en España y fuera de ella, pero aquí muchas más y más prolongadas), está claro que casi nada marcha. Ni el empleo, ni el crédito a los "emprendedores", a las familias y a los consumidores, ni el crédito interbancario (no se fían entre ellos), ni las cuentas del Estado (léanse Municipios, Comunidades Autónomas, Seguridad Social), ni la actividad económica real, cualquiera que sea el indicador que se mire. Está claro que de las arcas del Estado salen miles de millones de euros para sostener ese "sistema financiero" (presuntamente) tan sólido, sin que sepamos ni quién los recibe ni qué hacen con ellos. Está claro que el Estado español se endeuda hasta extremos gigantescos y que no saben cómo ni cuándo se pagará lo que se debe. Y desde hace unos días, empieza a estar claro que los impuestos acabarán por subir. Pero, dentro de esas claridades, a la vez todo es oscuro. Transparencia nula. Opacidad total.

Valen hoy estos versos centrales de Anything goes: "The world has gone mad today/and good's bad today,/and black's white today,/and day's night today,/and that gent today/you gave a cent today/once had several chateaux." Sí, cierto, el mundo se ha vuelto loco (hace ya tiempo), lo bueno es malo, lo blanco, negro, el día, noche. Lo que no ocurre (al menos por el momento), es que anden mendigando un céntimo los que poseían varios castillos.

Nada marcha. Pero, lo más preocupante es que no se atisba ni cómo ni cuando podría marchar y, en cambio, sí se extiende y se afianza la seguridad de que, sobre todo en España, ni los dirigentes actuales tienen la menor idea de qué hacer (mucho mejor hubiera sido en España no hacer nada que dar palos de ciego multibillonarios) ni aparecen en el horizonte posibles dirigentes nuevos con alguna solidez de cabeza y de voluntad. Para la cosa pública, selección al revés. Los medianos o normales no procuran rodearse de inteligentes, sino de mediocres nada áureos. Nada de aurea mediocritas: si acaso, plumbea mediocritas.
Hay unanimidad: entre los ingredientes principales de la crisis han estado, bien mezclados, el engaño, el abuso de poder, la lenidad de los "reguladores", la avaricia y la insensatez de unos y otros (en España, la insensatez de la gigantesca apuesta por "el ladrillo" me pareció siempre evidente y racionalmente inexplicable). Un mundo económico virtual (¿no ha llegado a ser demasiado virtual: moneda virtual, transacciones virtuales, "productos" económicos virtuales, demasiado "espirituales"?) desmadrado por muchos de los mencionados factores, ha acabado desmoronándose, con gravísimo daño de la economía real.


Todo esto, moralinas aparte, manifiesta una crisis ética de tomo y lomo: en los gobiernos, en los mercados bursátiles, en las entidades y chiriguitos finacieros y en sus inventos, en los organismos reguladores de los mercados. Todo valía. Y lo que procuraba la máxima consideración social no era el trabajo bien hecho y la honradez, medidos, p. ej., en términos de empleos decentemente remunerados y de buenos productos a buenos precios, sino la habilidad de enriquecerse sin arriesgar lo propio. Con otras palabras, lo que valía era ser muy "listo" y no tener otra regla que la de procurar evitar la cárcel.

 
En la situación presente, lo lógico, lo sensato, lo que dicta un elemental instinto de supervivencia sería, por decirlo con el viejo catecismo, examen de conciencia, dolor de corazón y propósito de la enmienda. Esto último, tras estudiar y aclarar cómo enmendarse. Lo único no suicida sería procurar rectificar. Pero no: como antes de 1934 y antes de la crisis actual, "the world has gone mad today". Hoy, hoy mismo, cada día, se incurre de nuevo en la locura. Y si "todo valía", pero ahora se ha visto claro que eso ni siquiera enriquecía, sino que dañaba y arruinaba, es igual: de nuevo, hoy también, "todo vale": anything goes.
 
 
¿Qué dice este procesalista que no sepamos? ¿Por qué se mete en libros de caballerías económicos? Desde luego, no digo nada que no se sepa. Pero para los listísimos de la pre-crisis, la crisis y la post-crisis, cuantos más testimonios de que sabemos cómo y por qué han fallado en su listeza, mejor. Que no piensen que nadie se entera. Que sepan esos listillos -los de los "bonus", los que inventaban fabulosos "productos financieros" y los que los compraban, los que inflaban "burbujas", etc.- que sabemos que se han pasado de listos, que han hecho el idiota criminalmente. Y, en cuanto a meterse en "libros de caballerías", ya es deslumbrantemente claro que lo que ocurre no es cosa de especialistas. Eso, sin contar con que, pese a la dictadura de la memez de lo correcto, cualquiera, incluido un procesalista, puede legítimamente informarse de lo que sucede en el mundo en que vive y opinar en consecuencia. Los que tienen una muy cuestionable y dudosa legitimación para opinar sobre la debacle económica actual son (además de los especialistas que hubieran contribuido a ella o no la vieron venir ni cuando la tenían a la vista) los causantes, en distintos ámbitos, de esa debacle. Es decir, sus autores, materiales o por inducción, cómplices y encubridores.

Con ser pavoroso todo lo anterior, lo más preocupante es que en el mundo político y económico no se aprecia ni rectificación ni rehabilitación.  Salvo algunas excepciones, los dirigentes políticos, de Barak Hussein Obama a José Luis Rodríguez Zapatero, dicen una cosa y hacen la contraria o incluso hacen cosas rotundamente absurdas. Prosigue el "todo vale". En el mundillo económico, español y no español, vuelven a las andadas. Cortoplacismo, que ahora dicen. Y ande yo caliente... Ahí están las quejas o reservas de Obama sobre Wall Street, la reabierta cuestión sobre los "bonus" y las remuneraciones de los superlistos y hasta el enésimo reconocimiento, hoy mismo, de que las inyecciones de liquidez a las entidades financieras no se aprecian en la vida corriente de los peatones democráticos.

No puedo aportar fórmulas de solución, aunque resulta evidente que, como en las economías domésticas, no es bueno en el Estado que se gaste lo que no se tiene (¡ojo: no confundo gasto con inversión, aunque tampoco me creo que ciertos gastos sean inversiones!), que se contraigan deudas que no se podrán pagar y que las cuentas no cuadren. Es más que evidente, además, que el Estado de las Autonomías resulta difícilmente sostenible en su realidad presente e indiscutiblemente insostenible en su empecinada tendencia a la expansión. Y es evidente que nadie se atreve ni a proponer un estudio urgente y serio de una reforma de esa enorme superestructura, bastante ineficiente. Así las cosas, pedirnos más a los ciudadanos porque las arcas públicas se vacían es un impulso comprensible. Pero no es menos comprensible que se trataría, a la letra, de pan para hoy y hambre para mañana. En todo caso, no sé cómo se puede salir de la debacle con estos bueyes, que son los únicos disponibles para arar el campo. Sé, eso sí, que no vale el "todo vale"


Sin embargo, aportaré algo, bien modesto, pero algo. Para que los lectores disfruten y se rehagan un poco de tantas barbaridades pasadas y actualísimas, vean y escuchen estas formidables versiones de Anything goes:


http://www.youtube.com/watch?v=P5wcLl13a8s&feature (canta el mismo Cole Porter)
 
http://www.youtube.com/watch?v=N-qPHG4i3u8 (cantada por Frank Sinatra)
 
http://www.youtube.com/watch?v=gFrihfxXlv0 (una singular y fantástica versión de Jewel).

miércoles, 2 de septiembre de 2009

"ESPAÑA NO PUEDE NEGAR AL PARLAMENTO CATALÁN"

GOLPISMO PURO Y DURO... DESDE EL "GOBIERNO DE ESPAÑA"

 
El título de esta entrada reproduce un titular de ABC, que acaba de aparecer en su edición electrónica. El preciso texto de la noticia, en su meollo, es el siguiente:

"El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha manifestado hoy su confianza en que el Estatuto de Cataluña 'es constitucional' y añadió que 'lo que España no puede hacer es negar la decisión del Parlamento catalán' en relación a la próxima sentencia que sobre este asunto emitirá el Tribunal Constitucional."

"'Yo creo en ese Estatuto, creo que es constitucional y creo que recoge un hecho que además es políticamente relevante. Lo que España no puede hacer es negar la decisión de un parlamento democrático elegido por los catalanes', ha dicho el ministro en declaraciones a Punto Radio."


 
El Sr. Rubalcaba es Ministro del Interior del que, machaconamente, se publicita como "Gobierno de España" desde que las encuestas mostraron que el negacionismo de España (que llegaba a eliminar la bandera y a no mencionar la palabra "España": recordémoslo) iba a ser electoralmente catastrófico.
Hasta su ya muy lejana entrada en la política, el Sr. Rubalcaba era un joven y notable profesor de Química Orgánica. Le tengo por persona amable e inteligente, además de reconocerle una especial habilidad política, pareja, al menos, con su afición al poder, que estoy lejos de demonizar. Pero en esta ocasión, el actual responsable máximo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado ha ido lejos, demasiado lejos. Ha ido tan lejos que ha llegado a una posición que, objetivamente, es golpismo con abuso ilícito de su cargo y posición. En cualquier país civilizado (de los que cada día quedan menos), el Sr. Rubalcaba debería dimitir o ser fulminantemente cesado.
Sé de sobra que las tragaderas y las entenderas del actual Presidente del Gobierno no dan ni para una leve observación al Sr. Rubalcaba en tono de reproche. Sé muy bien que la intelectualidad de este país -si es que puede decirse que esa intelectualidad existe- no levantará, por muchas y diversas razones, ni la más leve ola de protesta social. Pero hay reglas que, aunque no sean observadas, sino masiva, diaria y panzerianamente infringidas, debemos considerar vigentes. Porque lo están. Y esas reglas son las que expulsarían al Sr. Rubalcaba de la vida pública española salvo inmediata y pública retractación de sus declaraciones.
Me explicaré.
1º) Un Ministro del "Gobierno de España" no debe contraponer "España" a Cataluña, ni en su conjunto ni en una de sus instituciones, el Parlament, en este caso. Está sosteniendo unas nociones de España y de Cataluña absolutamente contrarias a las normas constitucionales.
2º) Un Ministro del "Gobierno de España", en caso de contraposición real, no debe subordinar "España" al Parlament de Catalunya. No debe hacerlo porque incurre en una aberración histórica y constitucional. Tan aberración constitucional como que existe un Tribunal Constitucional (TC) ante el que, legítimamente, algunos pueden plantear recursos de inconstitucionalidad respecto de leyes, como lo es el actual Estatut de Catalunya. Si fuese mínimamente defendible lo que ha afirmado Rubalcaba, carecería de sentido la misma existencia del TC con sus constitucionales y legales atribuciones. Y, por supuesto, carecería de sentido que el TC actuase como lo que debe ser: un Tribunal independiente del Gobierno de la Nación, de los cuerpos legislativos y de los gobiernos autonómicos.
3º) Un Ministro, en especial uno que manda sobre personal armado, el Ministro que dirige aparatos de control y de represión, no debe, pendiente un recurso de constitucionalidad sobre el citado Estatut, previamente aprobado por el también citado Parlament, declarar que España -y por tanto, las instituciones constitucionales españolas, entre las que sobresale para el caso el TC- no puede formular objeciones a una ley aprobada por el Parlament. Si, como hemos visto, hace tales declaraciones, está diciendo a los miembros del Tribunal Constitucional que "España" les limita en su función, que "España" no consentiría una sentencia del TC que no fuese un amén al Estatut.
El Sr. Rubalcaba, Ministro del "Gobierno de España" ha enviado públicamente ese mensaje al Tribunal Constitucional de España. Pero el Sr. Rubalcaba 1º) no ha sido designado Ministro del Interior, con competencias determinadas, para pronunciarse sobre asuntos sub iudice y menos aún sometidos al máximo tribunal de la constitucionalidad; 2º) no cumple con sus funciones ministeriales, sino que abusa muy gravemente de su cargo al atribuirse la representación de "España". Y, lo más grave, este Sr. Ministro está presionando ilegal e inmoralmente a un Tribunal independiente.
Propugnar y procurar que no sean los órganos responsables de lo que es recurrido ante el Tribunal Constitucional los que hayan de subordinarse, sujetarse y atenerse a lo que ese Tribunal resuelva, sino lo contrario, es decir, que ese Tribunal ha de subordinarse a lo decidido por los órganos que aprobaron lo recurrido es propugnar y procurar la máxima ruptura del sistema constitucional. Y a eso se le denomina golpismo.
Mientras no rectifique, el Ministro del Interior, responsable de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, es un golpista. Si el Sr. Ministro u otras personas lo consideran un insulto, digo dos cosas: 1ª) que se trata de una descripción objetiva de un comportamiento externo y que si el Sr. Rubalcaba entiende que le insulto, en los Tribunales de Justicia le espero; 2ª) que el hecho de que el Ministro del Interior del "Gobierno de España" presione al TC y propugne hacer tabla rasa de la Constitución vigente es infinitamente más grave que el hecho de que aparezca como un golpista a causa de mi libre pero razonada descripción de su conducta.


Post Scriptum de 3 de septiembre: Sostiene Rubalcaba que sus declaraciones se han "descontextualizado", pues él se refería sólo a la definición de Catalunya como nación" en el preámbulo del Estatut, que, según él, carece de naturaleza normativa. Añade, para legitimarse y legitimar lo declarado, que él se batió el cobre, por así decirlo, en el Congreso de los Diputados enmendando el Proyecto de Estatut. Nada de eso me puede conducir -y bien que lo siento- a rectificar un ápice lo que queda escrito. Porque el Sr. Rubalcaba no niega ni matiza la contraposición entre "España" y el Parlament de Catalunya que todos los medios publicaban, sin rectificación del Sr. Rubalcaba. Y este Sr. Ministro del Interior tampoco niega ni matiza su criterio de que "España" ha de subordinarse al Parlament.

Por lo demás, si el inteligente Ministro de autos se reconoce lego en Derecho, más vale que no se meta en territorios jurídicos sin un asesoramiento serio. Una cosa es la ausencia de naturaleza normativa de los preámbulos y exposiciones de motivos de las leyes y otra la ausencia de relevancia jurídica de esos preámbulos y exposiciones. Esa relevancia existe y no es de ínfima categoría. Así lo muestran y lo afirman tanto el TC como el Tribunal Supremo en importantes sentencias.