DENUNCIAR
DELITOS A LA POLICÍA SERÁ LEGALMENTE INÚTIL CASI SIEMPRE
NUEVAS
ATADURAS PARA NUESTRA JUSTICIA, PREVIAMENTE DESATENDIDA Y VILIPENDIADA (I)
Veamos hoy un pequeño cambio proyectado, en el
contexto de un Proyecto de Ley de
modificación de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para la agilización de la
Justicia penal y el fortalecimiento de las garantías procesales. Este
contexto importa mucho, porque habla de lo que se dice perseguir con el cambio.
Pero es el pequeño cambio aludido el único
objeto de este “post”. Más adelante me ocuparé de otras novedades.
Si alguien desea conocer
el entero Proyecto de Ley, dejo este enlace: http://www.mjusticia.gob.es/cs/Satellite/Portal/1292427344429?blobheader=application%2Fpdf&blobheadername1=Content-Disposition&blobheadervalue1=attachment%3B+filename%3DPL_MODIFCA_LECRIM_CM_13-03-15_WEB.PDF.PDF
Lo que hoy me importa es
la proyectada reforma de un discretísimo precepto de la LECrim sobre la policía judicial,
el art. 284, de contenido tan importante como obvio y, por eso, casi nunca
objeto de estudios monográficos. Les muestro el cambio con la simple
reproducción de lo que hoy dispone esa norma positiva y, seguidamente, lo que
dispondría si se aprobase el Proyecto de Ley tal como lo ha concebido el
Gobierno de España, presidido por D. Mariano
Rajoy Brey. Destaco lo nuevo en negrita.
Artículo
284.
Vigente.
«Inmediatamente que los
funcionarios de Policía judicial tuvieren conocimiento de un delito público, o
fueren requeridos para prevenir la instrucción de diligencias por razón de
algún delito privado, lo participarán a la autoridad judicial o al
representante del Ministerio Fiscal, si pudieren hacerlo sin cesar en la
práctica de las diligencias de prevención.
En otro caso lo harán así
que las hubieren terminado.»
Artículo 284. Proyectado.
«Inmediatamente que los
funcionarios de Policía judicial tuvieren conocimiento de un delito público, o
fueren requeridos para prevenir la instrucción de diligencias por razón de
algún delito privado, lo participarán a la autoridad judicial o al
representante del Ministerio Fiscal, si pudieren hacerlo sin cesar en la
práctica de las diligencias de prevención.
En otro caso lo harán así
que las hubieren terminado.
No
obstante, cuando no exista autor conocido del delito la Policía Judicial
conservará el atestado a disposición del Ministerio Fiscal y de la autoridad
judicial, sin enviárselo, salvo que concurra alguna de las siguientes
circunstancias:
a)
Que se trate de delitos contra la vida, contra la integridad física, contra la
libertad e indemnidad sexuales;
b)
que se practique cualquier diligencia después de transcurridas setenta y dos
horas desde la apertura del atestado y éstas hayan tenido algún resultado; o
c)
que el Ministerio Fiscal o la autoridad judicial soliciten la remisión.»
Me había ocupado de algo muy
parecido a este cambio en este post: http://andresdelaoliva.blogspot.com.es/2014/12/sobre-sumarios-long-play-macro-sumarios.html.
No me creía del todo una información periodística. Ahora es oficial.
Desde luego, la Justicia
penal puede ser más “ágil” si su maquinaria no tiene que procesar delitos
distintos de los de la letra a) o de aquellos en que, tras “cualquier diligencia”
policial, al cabo de 72 horas, aparezca que existe “autor conocido”.
Pero esa “agilidad” se llama, a poco que se lea el estupefaciente texto, que he
transcrito tal cual de la web ministerial, IMPUNIDAD para innumerables
delincuentes y CARTA BLANCA para que la policía (QUE NO HABRÍA LLEGADO A SER “POLICÍA
JUDICIAL”) DECIDA, por sí y ante sí, LOS HECHOS DE APARIENCIA DELICTIVA QUE SE
INVESTIGAN Y SE JUZGAN. No me parece necesaria ninguna explicación porque lo
que acabo de afirmar salta a la vista del texto resaltado.
Como han visto, el
ocurrente texto, que dispone conservar los atestados, finaliza con la
previsión de que el Ministerio Fiscal o la autoridad judicial (hasta en este
orden muestran nuestros gobernantes su preferencia por la Fiscalía sobre los titulares
del Poder Judicial) soliciten la remisión del atestado. Es una previsión o muy
tonta o muy cínica, porque se hace difícil de imaginar cómo van a solicitar la
remisión de algo que no conocen. Quizás es que se piense (muy hispánico sería) en el amigo, el
sobrino o el cuñado de la víctima que conocen a alguien que puede informar a un
Juez o Fiscal que tal vez se anime a preguntar a la policía.
He dicho y escrito miles
de veces (no exagero: son muchos años diciéndolo) que no hay sistema político,
diseño institucional o modelo administrativo, judicial y procesal que, por bien
que se hayan ideado, sean inmunes a un importante deterioro del elemento o
factor humano, trátese de la corrupción de la prevaricación o el cohecho, de
una más o menos generalizada ineptitud profesional o de una más o menos
generalizada indolencia, pereza y vagancia. Todo sistema, diseño o modelo se
viene abajo en la historia, en la vida real, cuando claudican las personas
llamadas a sostenerlo o hacerlo funcionar.
Sentado lo anterior, los
cambios legales que se proponen no importan casi nada para discusiones abstractas
sobre diseños y modelos hipotéticamente distintos y supuestamente posibles
(algunos son imposibles y, según Aristóteles
en su Retórica (I, 2,5 y 4,2), sobre
cosas imposibles no se debe discutir). Los cambios legales proyectados se hacen
en la historia, en circunstancias y con factores concretos y resultan
importantes e interesantes para juzgar, con un juicio prudencial, si el cambio
será para bien o para mal. Entreténganse en discusiones abstractas sobre
modelos y diseños quienes deseen eludir su responsabilidad, los “juristas” sin
compromiso con la Justicia. Otros entendemos que no debemos sustraernos al
imperativo moral de apoyar lo que puede mejorar la realidad y de combatir lo
que puede empeorarla.
Teniendo en cuenta las
circunstancias históricas y los factores humanos de la actualidad, la regresión
que este cambio supondría, aquí y ahora, me parece tremenda y difícilmente igualable en la monstruosidad. Y aunque es difícil encontrar tiempo para tanta ocurrencia desdichada y para tanto engaño, hoy he logrado un rato para dar a conocer la temible novedad que nos acecha. No logro entender que una reforma así pueda ser defendida o disculpada por personas con algún sentido común y una mínima sensibilidad. hacia sus conciudadanos. Quedan desprovistos de cualquier verosimilitud y de toda legitimidad los discursos electorales de estos días y de los venideros que puedan pronunciar los promotores y de algún modo defensores de tamaño disparate.