viernes, 29 de octubre de 2010

EL “IMPACTO DE GÉNERO” DE LAS TONTERÍAS


Y LAS TONTERÍAS DEL “IMPACTO DE GÉNERO”


La estulticia que se apodera poco a poco -si no lo ha hecho ya del todo- de nuestra sociedad (ahora me refiero a la española) es como la Madre de todas las Estulticias: va alumbrando pequeñas y no tan pequeñas estulticias o tonterías concretas que se incrustan en todos los ámbitos de nuestra vida. Y, así, del mismo modo que es preceptivo un informe sobre el “impacto de género” que puede presentar la constitución y funcionamiento de centros de acogida autonómicos para animales de compañía o “mascotas” (entre las que, por cierto, la Madre de todas las Estulticias permite que se cuenten cocodrilos o caimanes, boas constrictor, serpientes pitón y hasta simpáticos leoncitos), e igual que ese exige ese informe sobre el dichoso "impacto" para desdoblar una carretera y convertirla en autovía o para la construcción de un aparcamiento subterráneo, también el “impacto de género” afecta a las tonterías y a los insultos, verbales y escritos. Carecen de relevancia o la tienen escasísima si no se aprecia en ellos un “impacto de género”, mientras que se convierten en hechos o sucesos de gran importancia, movilizadores de la ciudadanía y de los representantes populares, si "el mando" (ya veremos quién lo detenta) decide atribuirles el dichoso “impacto de género”.

Si un empleado llama “hijo de puta” (o, más cervantinamente, “hideputa”) al empresario, siendo éste varón, ni siquiera existe causa de despido, porque se trata de una expresión coloquial (ya lo dijo hace muchos años la Sala de lo Social del Tribunal Supremo). Si unas niñas llaman “marica” a un niño en el patio de un colegio, la cosa queda en insignificante riña verbal, pero otro gallo podría cantar si un niño llamase “marimacho” a una niña o si, en la actualidad, a un diputado se le ocurriese decir de una Ministra que es “Carlos II vestido de Mariquita Pérez” o simplemente referirse (con indisimulable mala uva) a otra Ministra como “señorita”. En estos últimos casos, aparece el “impacto de género” y procede abroncar públicamente y durante varios días a quien haya causado tal impacto. Nada digamos si a alguien se le ocurre opinar sobre los modelitos que gastan unas señoras Ministras: eso es “intolerable”, mientras que criticar o abominar de la vestimenta de Ministros, de las corbatas de un Diputado o del atuendo o de la barba de un Jefe de la Oposición, todo eso carece de “impacto de género” y, por tanto, no pasa nada (como debe ser). Se llama "tontos de los c..." a los votantes del partido de la oposición y, por falta de "impacto de género" (porque se ha hablado de "los votantes"; no de "los votantes y las votantas), tampoco pasa nada o casi nada.

Tendría que haber, digo yo, un poco de manga ancha con las tonterías y no digamos con las invectivas propias de la refriega política. No suscribo, porque me parece de mal gusto, lo que se le ocurrió al Sr. Alcalde de Valladolid respecto de la nueva Ministra de Sanidad. Pero, una vez que el Alcalde se disculpa, hacer de ese mal gusto, que cualquier persona sensata puede juzgar por sí sola, un “casus belli”, como lo ha llegado a hacer el Sr. Alonso, ex-Magistrado y hoy portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, me parece una tontería superior a la del Alcalde. Y que la Sra. Ministra de Cultura se abstenga de acudir al Festival de Cine de Valladolid (la SEMINCI), que no depende del Alcalde, lo considero un despropósito estulto: “que se fastidie el Coronel que hoy no como rancho”.

La mala idea o mala uva de algunas ocurrencias es un ingrediente habitual de la política y de otras actividades en todas partes. De la mala idea al mal gusto sólo hay un paso, que no se debe dar, pero lo que no tiene ni pies ni cabeza es que las noticias de un país se centren en ciertas bobadas, porque esas bobadas son “intolerables”, porque, a su vez, cierta autoridad (?) las ha declarado sexistas, machistas o inconstitucionales. Y de que eso esté sucediendo, como está sucediendo, tiene mucha culpa el “impacto de género” a que me refiero.

Que yo sepa, las mujeres han pedido igualdad real de oportunidades en multitud de distintos aspectos y la inmensa mayoría de las peticiones me han parecido y me parecen plenamente justificadas. Han pedido igualdad de trato y, en general, lo considero perfecto, aunque algunas diferencias no se deberían eliminar (para, p. ej., convertir en “servicios” indistintos para mujeres y hombres, los que antes existían, diferenciados con los consabidos cartelitos, en algunas sedes ministeriales). No he observado nunca, en cambio, la existencia de una seria “reivindicación” femenina de sobreprotección a las mujeres políticas ante las críticas y los comentarios jocosos. Y, sin embargo, hay unas cuantas mujeres que, por haber llegado a Ministras o Secretarias de Estado (o Secretarias de algo en su partido), parecen convencidas de que reside en ellas un plus o añadido a su cargo: ser representantes de las mujeres en cuanto tales y únicas intérpretes autorizadas de la ausencia o existencia del famoso “impacto de género” en los dichos y gestos de los demás. No recuerdo haber contado en mi vida, un chiste machista. Los hay suaves y graciosos y los hay ofensivos y groseros, lo mismo que los chistes de hombres que cuentan las mujeres (¿o es que no los cuentan?). Antes de contarlos o de escucharlos sería deseable una notable contención o, como  dice el Epifanio en la castiza zarzuela “LAS BRAVÍAS”, de Ruperto Chapí, “una miaja de circunspección”. Lo procedente, algunas veces, será reírse, ellas y ellos, con los chistes amables y sin grosería, simplemente maliciosos. Otras veces, por elemental delicadeza, respeto y sensibilidad, procede omitir comentarios y chistes. Con el borde o el machista, una vez identificado, no se toma café. Y si no queda más remedio, no se le ríen las "gracias" si acaso se atreve a hacerlas. Lo mismo vale para la borde, vaya o no de feminista. Todo esto es buena educación, que ejercitan a diario millones de españoles y españolas. No hace falta más que fomentarla.

Pero hay algunas fieras “impactadas”, feroces monopolistas del "impacto de género", que reaccionan airadamente incluso ante una fineza, quizá old fashioned, pero en la que sólo alguien hiper-susceptible puede ver una falta de respeto. Con esa reacción airada ofenden gratuitamente y llegan al ridículo. Pero, sobre todo, crean un agrio clima de intolerancia. Antes, al que se pasaba de fino se le consideraba cursi, finolis o trasnochado. No se armaba ningún jaleo y no pasaba nada. Hoy se le puede llegar a insultar como machista. Pero, si bien se mira, machismo es lo que están fomentando estas autoproclamadas representantes de la mujer (así “de la mujer”, como si sólo hubiese una mujer o no existiese más que una sola forma legítima de ser y comportarse como mujer).

Discrepo de ese feminismo belicoso, exagerado e intolerante, que, entre otras cosas, produce moldes femeninos, modelos de mujer,  que no proceden de la libertad y la personalidad de cada mujer. Porque la consideración debida a las mujeres incluye, para mí, reconocer que la inmensa mayoría de ellas son capaces de manejar las situaciones más frecuentes que tienen algún ingrediente del “impacto de género”, sin necesidad de ser auxiliadas (y menos aún representadas) por esas pocas Comisarias de la Corrección Genérica. En LA CHULAPONA, Zarzuela de Moreno Torroba, Manuela, maestra de planchadoras, relata lo que le ha sucedido hasta llegar al taller (“no se puede dar un paso por las calles de Madrid…”) y narra así el primer episodio:

“Al pasar por la calle/de Calatrava,

un paleto me dijo:/–¡Vaya una jaca!–

Y yo entonces le dije/con mucha sorna:

–¡para jaca tu madre,/que es percherona!–.”

Es innegable que la Manuela sabe lo que procede. Y yo me declaro decididamente partidario de que, conforme a la realidad, se considere a las mujeres, en su inmmensa mayoría, tan capaces como la Manuela para manejarse y defenderse. Me declaro en contra de esas sacerdotisas del “género” y de sus acólitos varones, que lo mismo agradecen una caja de bombones o un ramo de flores, que te los tiran a la cara porque… no sé exactamente por qué, pero porque ese día les ha dado por considerarlo ofensivo.

He leído ayer que se van a prohibir determinados juegos infantiles en los patios de los colegios: Real Decreto al canto sobre lo que durante miles de años no ha sido preciso dictar norma alguna: los niños y las niñas, los maestros y maestras y las madres y los padres se ocupaban de eso con notable éxito, pero ahora una "autoridad" que se considera superior (¿en virtud de qué?) lo quiere regular. Pues ¡venga!: que hagan otro Real Decreto sobre piropos, regalos, detalles de trasnochada cortesía (ceder el paso en las puertas, ceder el sitio en el metro, etc.) y otras acciones y expresiones con “impacto de género”. Así viviremos cada día menos libres, pero, según esos dictadorzuelos memos y esas memas dictadorzuelas, seremos más correctos y más correctamente felices. ¡Amos anda, leñe! ¡Y a ver si nos enteramos, ante todo, de que no hay un único género! En el lenguaje común están, por lo menos (y por orden alfabético), el femenino, el masculino, el neutro y ¡el género idiota! La ingeniería social de estos insaciables dictadores persigue una sociedad de idiotas, es decir de seres perfectamente iguales a los ingenieros sociales, a los conductores (o Conducatores), a los Duces y a los "Führers" actuales. Pero, como ahora se dice, va a ser que no. En esto soy optimista. Porque la gente, que no es idiota (acomodaticia y perezosa, sí, pero no idiota) empieza a estar harta de tanta tiranía a cargo de quienes tiene, no sin razón, por zánganos inútiles e incapaces.

domingo, 24 de octubre de 2010

EL NUEVO GOBIERNO DE ESPAÑA, PENÚLTIMA IMPOSICIÓN A ZAPATERO (y II)


EL AUTO-GOLPE EN EL PSOE: EXPLICACIÓN, CONSECUENCIAS Y SITUACIÓN DEL PARTIDO POPULAR

Decía el pasado viernes, 22 de octubre de 2010, en este blog, que los ingredientes del nuevo Gobierno, anunciado dos días antes, me produjeron dos fuertes impresiones. La primera, que ése no era un Gobierno de Rodríguez Zapatero (ZP); la segunda, que ese Gobierno, impropio de ZP, parecía la consecuencia de una imposición. Añadí que, unos días después, las impresiones se habían convertido en certezas: el nuevo Gobierno español es el fruto de una imposición desde dentro y de ahí el subtítulo de aquel “post” y de éste: auto-golpe del PSOE y en el PSOE. Prometí explicarme y me explico ahora, algo antes de lo que pensaba. Es probable que lo que voy a decir pase a ser de público conocimiento antes o después (he visto el comentario de un blogero en una conocida publicación internética que acierta de lleno), porque muchas cosas ocultas suelen acabar sabiéndose, pero tampoco me extrañaría que todo siguiese pareciendo, a casi todos, una jugada inteligentísima de ZP.

EXPLICACIÓN

Un Gobierno con Rubalcaba de Vicepresidente Primero (más el Ministerio del Interior) en vez de De la Vega, con Jáuregui en Presidencia y sin Bibiana Aido, la niña bonita de ZP, sin Moratinos (“un fenómeno”, según ZP) y con otra Ministra degradada a Secretaria de Estado, no encajaba y no encaja con la personalidad de ZP y con sus más claras inclinaciones personales, de las que nunca se ha apartado. Alfredo Pérez Rubalcaba jamás había “sonado” en el entorno de ZP (entorno que no es igual a los diversos ambientes del PSOE) como Vicepresidente primero en sustitución de la desgastadísima De la Vega, cuya capacidad de coordinación siempre fue entre escasa y nula, pero que, en el último año, ya no podía colar una imagen de eficacia y todos los días era puesta en entredicho por los desacuerdos públicos de miembros del “Gobierno de España”.

Rubalcaba (R, a partir de ahora) nunca ha estado en el núcleo político de ZP. Venía del felipismo y se sabía que no había contribuido a la designación de ZP como Secretario General del PSOE. Por otra parte, R siempre ha sido lo que se llama un “hombre del Grupo PRISA” (EL PAÍS, la SER como emisora de radio, Canal Plus, CNN Plus, etc.), con el que, dicho suavemente, ZP no sintonizaba y frente al que ZP contribuyó decisivamente, mediante el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y otras herramientas, a crear otro grupo mediático más nítidamente izquierdista, Mediapro, con un canal de TV (la Sexta), el diario PÚBLICO y una productora cinematográfica, etc., grupo que ha sostenido una dura pugna con PRISA. Finalmente, R puede considerarse, además de un superviviente (por sus cualidades y su saber estar),  si no un gran político ni un estadista, sí un verdadero peso pesado de esta política que hay, mientras que ZP es infinitamente más ligero y mucho más débilmente pertrechado, individual y socialmente, que R. Las encuestas oficiales más recientes situaban a R como el único miembro del “Gobierno de España” relativamente bien valorado, muy por encima de un ZP en fuerte y acelerado desprestigio. Todos estos rasgos, entre otros, hacían bastante inverosímil un ascenso tan espectacular de R ("hombre de PRISA", insisto) de la mano de ZP. La magnitud del ascenso fue inmediatamente captada por los “medios”, pero, por lo visto, no consideraron inverosímil ni excesivamente asombroso que ZP hubiese decidido el encumbramiento de Rubalcaba.

Para mí, eran demasiados sapos, y demasiado indigestos, los que ZP había engullido. Podía admitir la desintegración de su equipo femenino (dicho sea así por abreviar), pero además la promoción máxima de Rubalcaba, tragándose el “sapo” de PRISA y el nombramiento de Jáuregui, que tampoco ha sido zapaterista, me parecía un atracón de batracios excesivo para que ZP se hubiese entregado a él por su gusto y voluntad propios. Con todo, mi impresión de gran “gato encerrado” no impidió que me preguntase (y preguntase a algunos amigos): ¿ha hecho esto ZP para recuperarse como candidato a Presidente de Gobierno en el 2012 (y lo dudaba, porque no atribuyo a ZP cualidades intelectuales y anímicas suficientes para urdir ese plan) o lo ha hecho porque ha tirado la toalla y, ya en estado de abandono, otros han diseñado el nuevo Gobierno?

No me interesaba la cuestión por curiosidad sobre los detalles históricos, sino porque el futuro de este país podría variar mucho según fuese la respuesta acertada. De tratarse de lo primero, que consideraba muy improbable, significaría que ZP se empeñaba en ganar él, resultado a mi entender casi imposible, por mucho que cambiase de equipo. Porque ZP era ya un pobre pelele político, con una dificultad extrema de recuperar credibilidad alguna. De tratarse de lo segundo, se había abierto la sucesión de ZP en el PSOE y, en esa línea, R al frente de un Gobierno mejor que el anterior (para lo que tampoco hacía falta mucho, la verdad) significaba una altísima probabilidad de que el escenario de las elecciones generales de 2012 fuese muy distinto del anterior al cambio de Gobierno: un candidato del PSOE que no sería ZP, un candidato quizá capaz de recuperar al electorado del PSOE inclinado a la abstención y de atraer al menos buena parte del millón de votantes que no constituyen una clientela político-electoral segura.

De la pregunta anterior, que acabo de explicar, a plantearme si acaso no le habían torcido la mano por completo a ZP y había formado el nuevo Gobierno por irresistibles presiones, había un pequeño paso. Y se daban indicios poderosos en apoyo de esta última posibilidad. Uno era el evidente apresuramiento con que toda la operación de cambio se había ejecutado. Otro era la respuesta “sólo el cambio de Corbacho” de ZP, apenas tres días antes de un cambio muy distinto. Si era ZP quien de verdad había pensado y decidido el cambio amplio y profundo, ¿qué necesidad tenía de mentir cuando a nadie le hubiera parecido mal un cambio amplio e incluso se lo habían pedido públicamente algunos importantes personajes del PSOE?

Pensando en la hipótesis de un cambio forzado, ¿quién podría haber ejercido sobre ZP tan fuerte presión, que requería comunicación personal? Desde luego, no sólo ni principalmente R, pues no hubiese sido en absoluto suficiente y, además, R no acostumbra a meterse en berenjenales de los que no piense que puede salir triunfante. Tampoco otros miembros del “Gobierno de España”. De ningún modo el Rey ni personajes extranjeros. Nunca Felipe González, al que ZP no traga, y al que no sería fácil que ZP recibiese y ni siquiera que se pusiese al teléfono. No quedaba sino una presión fuerte y concertada de distintos “barones” del PSOE, capaces todos o muchos de ellos de hablar en directo y privadamente con ZP. Que esas presiones se ejerciesen en contacto con algunos miembros del todavía “Gobierno de España” sería muy probable, pero con éstos en segundo plano.

Así las cosas, hago preguntas aquí y allá. Y me encuentro con que, en efecto, mis sospechas se corresponden con lo sucedido. En forma de relato y a grandes rasgos (no tengo todos los detalles y no puedo ofrecer los que conozco), la realidad ha sido ésta: ante el anuncio por ZP de un único cambio, se le dice de inmediato, por varios pesos pesados, que nada de eso, porque hace falta ya un cambio más amplio y de mucha más enjundia, empezando por poner orden y control en el PSOE, porque, tras el triunfo de Tomás Gómez en las "primarias" de Madrid, es evidente que no se tiene ese necesario control y que, por ese camino, las listas de candidatos electorales de las elecciones autonómicas pueden ser ocasión de espectáculos fatales para el partido.

ZP, muy desanimado con el episodio del triunfo de Gómez sobre su candidata Trinidad Jiménez, no puede negar que el partido está descontrolado. Y con el ánimo muy tocado, él, que con el único cambio de sustituir a Corbacho renunciaba a un nuevo Gobierno similar al que muchas veces había soñado (¿recuerdan la insistencia en situar a Chacón como sucesora de De la Vega?, p. ej.) porque intuía que no estaba el horno para esos bollos, se resiste fuertemente a lo que se le propone y plantea un escenario de claro abandono de la batalla por su parte. Ante tal escenario inmediato, la presión se recrudece y es fortísima: ¿acaso quiere entregar el poder en bandeja al PP? ¡Nada de derribar las columnas y “caiga Sansón con todos sus filisteos”! Se le convence para que siga, pero con arreglo a una partitura nueva.

Para empezar (y aquí aparecen las “consecuencias” del fiasco en Madrid), controlar el PSOE y que Pagín deje de mandar (o de enredar) en y desde Ferraz. Póngase en su lugar a alguien seguro y experimentado para ese puesto: Marcelino Iglesias. Políticamente desgastada De la Vega, R debe ocupar el puesto: tiene autoridad, “comunica” bien y es clave para el fin de ETA, la única operación política con la que se podría levantar cabeza (dando ya por imposible arreglar lo económico). Jáuregui sería también muy apropiado a tal efecto. Hay que complementar el cambio con algún detalle de austeridad, así que fuera dos Ministerios insustanciales, aunque no se ponga en la calle a sus titulares. No se puede abandonar a Trinidad Jiménez después de su sacrificio en la batalla del PSM: por tanto, a Exteriores, su sueño de siempre (se sacrifica a Moratinos, un hombre empecinado en encaminar la política exterior hacia metas erróneas: Medio Oriente, Venezuela, Cuba, etc). A Pajín (que inicialmente se decantó por Tomás Gómez), ya sin mando  en el PSOE, tampoco sería bueno dejarla fuera, porque “cantaría” mucho como reconocimiento de los tremendos errores cometidos: désele un Ministerio (el que ocupaba T. Jiménez). Y así se compone el cuadro, torciendo la mano a ZP. Se trata de levantar cabeza (o intentarlo), de controlar el PSOE y de, en esa situación, ver qué sucede con las autonómicas y municipales, procurando que los resultados sean mejores de los esperados. A la vista de esos resultados, se decidirá quién es el candidato del PSOE para las generales de 2012.

He titulado estos “post” hablando de “penúltima imposición a ZP”, porque tengo para mí que, ocurra lo que ocurra en las más próximas elecciones, a ZP se le impondrá, si fuese necesario, abandonar cualquier pretensión de protagonismo. Si sienten curiosidad por saber qué “barones” han podido intervenir en la historia, no tienen más que recordar los que han estado pronunciándose públicamente en la misma exacta línea del nuevo Gobierno: Barreda (Castilla La Mancha), Fernández Vara (Extremadura), pero no se debe descartar a Griñán (Andalucía), que ya había impedido el acceso (presentado como seguro) de Gaspar Zarrías al Ministerio de Trabajo. No cabe descartar siquiera a Chaves, al fin y al cabo Presidente del PSOE. Que Felipe González estaría detrás es poco dudoso, como lo es que R no estuviese precisamente en la inopia. El multimillonario y agrio ex-Presidente González hizo unas muy significativas declaraciones sobre el desenlace de la crisis: “en el momento en que está más machacado estamos viendo al mejor Zapatero”. Lo más interesante de esa frase es el adjetivo “machacado”. Luego elogia el manejo de los tiempos por ZP, etc., para redondear la faena con un toque irónico-cínico muy refinado y a la pregunta sobre si el nuevo Gobierno encierra una “clave sucesoria”, responde, tras fingir que se lo piensa un poco: “pues no lo sé, pero es una muy, muy buena pregunta para Zapatero, que seguro que no va a contestar”. Curiosamente, bastantes medios hacen decir a González que Zapatero va a contestar. He visto el vídeo y dice que no va a contestar. Rechufla de González al que se le ve encantado ejerciendo de gurú sobre los problemas planetarios, mientras sobrevuela, en su grandeza, la pequeña península ibérica.

CONSECUENCIAS

La primera es, sin duda, que ZP es ya un cadáver político, con acta de defunción y todo (la que supone este lance del nuevo Gobierno), aunque el sepelio pueda demorarse aún bastante tiempo (o incluso quede sin celebrar: no sería el primero). En política, algunos muertos resucitan, pero se requiere que sean conscientes de que se han muerto, porque, de lo contrario, no pueden resucitar: axiomáticamente, sólo los muertos resucitan. Y se requieren también unas ayudas externas de reanimación, que en el caso de ZP no veo posibles, porque ya carece en el PSOE de huestes con mínima fuerza. Pero ZP se ha recuperado anímicamente y se está mostrando en estos últimos días como si a él se le hubiese ocurrido el cambio y él lo hubiese hecho. Ya está de nuevo auto-engañado y reenganchado a la mentira y al engaño. El hombre ha dicho esto: “sólo hay que ver la cara de los del PP para saber que hemos acertado”. La cara de los del PP era un poema, que no hubieran debido recitar, de preocupada perplejidad. Pero la cara de ZP es sencillamente inefable. Acorde con su perfil psicológico y su escala de valores (por así llamarla irónicamente), su alegría es real porque, a fin de cuentas, su primer valor es mantenerse y, en efecto, sigue siendo Presidente y empieza a darse cuenta de que a él no le va mal tampoco con el cambio, siempre que se olvide de cómo se ha producido, cosa no difícil cuando prevalece seguir en el puesto. Con todo, es un cadáver, que, no sólo no sabe o no reconoce que se ha muerto, sino que reanuda la vida con entusiasmo. Así no puede resucitar.

La segunda consecuencia es que probablemente el nuevo Gobierno no cometerá los diarios y gruesos errores que cometía ZP & Co. Eso mejorará el futuro del PSOE.

La tercera es ésta: en las elecciones de 2012 el Sr. Rajoy y el Partido Popular (PP) no tendrán enfrente a ZP (un enorme “bonus” electoral para el PP) sino, muy probablemente, a un personaje con mucho más fuste y sin el incomparable desprestigio de ZP. No serán ya unas elecciones en las que van a ganar por goleada a causa, exclusiva o principalísimamente, de que el adversario las va a perder estrepitosamente.

La cuarta consecuencia es que como tampoco el nuevo Gobierno está compuesto mayoritariamente por excelentes o buenos políticos (pero, ¡por Dios! ¿nos hemos olvidado ya de lo que fue el felipismo?) y no va a preocuparse de gobernar y de gobernar bien, porque está hecho sólo para las elecciones, el panorama sigue presentando la misma negra oscuridad que antes para la generalidad de los ciudadanos.

LA SITUACIÓN DEL PARTIDO POPULAR

Frente a esas consecuencias, veamos lo del Partido Popular (PP). Si desde hace muchos años sostengo que es un error afrontar las citas electorales pensando sólo en la debilidad del adversario, la actitud del PP desde hace demasiado tiempo me ha parecido y me parece -hay en este “blog” bastantes rastros- perezosa, improvisada a golpes de ocurrencias ocasionales, desnortada y, por supuesto, con un enfoque electoral equivocado. No consta un mínimo programa del PP. Lo podrían hacer, pero, al parecer, no les importa ni les interesa a los ocupantes de la "cúpula". Bastantes de los actuales dirigentes “populares” carecen de conocimientos y de criterios en muchos asuntos importantes. El liderazgo es endeble, porque, aunque no se registren ya voces críticas y actuaciones discrepantes (excepto la de Asturias), el líder es personal y políticamente endeble y eso tiene consecuencias indisimulables. El Sr. Rajoy, situado como sucesor de Aznar por designación digital de éste, que nadie se atrevió a discutir cuando muchos la consideraban errónea, puede, ciertamente, “ponerse las pilas” y moverse más, pero no puede dejar de ser quien es y como es. Existe el riesgo incluso de que, al moverse más, muestre más flancos débiles, que no serán tratados como los trataba ZP & Co., sino de modo más inteligente y demoledor.

Por otra parte, un cambio de líder en el PP o incluso un cambio radical de equipo se puede descartar, salvo desastre en las próximas elecciones autonómicas y municipales, desastre poco probable y que habría de ser innegable o indisimulable, para constituir el catalizador de cambios serios. El panorama del PP no presenta ni el más mínimo elenco de personajes que pudieran sustituir a Rajoy. Seguramente, entre las personas del PP que ocupan cargos en toda España y entre todos los diputados, senadores y eurodiputados, sí haya personas de valía, mejores que las de la actual "cúpula". Pero yo no las conozco ni son más o menos conocidas por el común de los votantes, ni desde Génova las van a dar a conocer. Hay dos personas, ambas residentes en Madrid, que, como todo el mundo sabe, no carecen de partidarios como reemplazo de Rajoy. Pero, ahora mismo, también suscitan intensos rechazos dentro del PP. Ésta no es su hora.

En suma: ante el nuevo Gobierno, que aún no han entendido en la citada "cúpula" del PP (y eso que son políticos profesionales), me temo que el PP no va a reaccionar apropiadamente. Van a seguir centrados en ZP y luego ZP va a desaparecer, con lo que el "argumentario", como le llaman, va a quedar en el aire. De modo que si el panorama sigue siendo muy oscuro para la generalidad de los españoles, para el PP la cosa se pone peor. Hay quienes, a sabiendas de las debilidades de Rajoy, quieren, sin embargo, con todas sus fuerzas la derrota del PSOE de ZP. Es una posición extendida y comprensible, pero es que el PSOE de ZP ya no me parece que sea el otro término de la alternativa. Ahora se trata del PP de Rajoy o del PSOE postzapateril.

A LOS ANÓNIMOS INSULTADORES PROFESIONALES


CUANDO HABLO AQUÍ DE LA JUSTICIA, NO ESTOY EN LA CÁTEDRA, SINO EN LA CALLE

No faltan algunos sujetos que cuando mi opinión en este blog, sobre asuntos de la Justicia en España, no coincide con la suya, responden con insultos personales dirigidos anónimamente vía "comentarios". Como tengo declarado el propósito de no publicar textos anónimos, elimino esos breves textos insultantes. Otros insultos, algunos gruesos, algunos mendaces e infamantes, siempre anónimos, los encuentro ocasionalmente en blogs distintos de éste. Reconozco que, pese a haber recibido muchos insultos a lo largo de mi vida, no deja nunca de impresionarme tristemente esa muestra de rechazo intransigente y odiador a la libertad de opinión y expresión.

Tardo uno o dos minutos en superar esa impresión desagradable. Y sigo adelante sin que me influyan más las invectivas. Hoy, muy brevemente, quiero, por un lado, que los lectores de este blog no ignoren el fenómeno y me parece oportuno, por otro lado, expresar con la máxima claridad posible algo que he pretendido dejar siempre claro, pero que quizá he dado por supuesto. Para esta última y muy principal finalidad, es útil el texto de último insulto, vía comentario a este blog. El insultador afirma, a propósito de los post "A la carga contra la Justicia: el poder a los Fiscales" (I y II), de 26 y 29 de septiembre, que soy un completo ignorante, como otros muchos Catedráticos de Derecho Procesal (así lo dice), que ignoro o desprecio "miles de páginas" escritas en sentido opuesto al criterio que he defendido y defenderé de A) no atribuir a los Fiscales la dirección de la instrucción de los procesos penales y B) no tocar, para neutralizarla o disminuirla, la acusación particular prevista en nuestro Ordenamiento.

Nunca se me ha ocurrido contar ni las páginas que he escrito ni las que he leído. Mucho menos, claro es, el número de páginas escritas, dentro y fuera de España, sobre este o aquel tema procesal. Allá los que sigan ese criterio, siquiera sea a ojo de buen cubero. Lo que me importa decir aquí son dos cosas: que los sujetos anónimos carecen de legitimación para la injuria que supone acusarme de hablar de lo que no sé. Puedo equivocarme y me equivoco y cuando así me lo demuestran, lo reconozco y rectifico. Y si el error ha sido público, rectifico públicamente. Más no puede hacer quien habla y escribe, por obligación y por afición, sin considerarse infalible. Está claro que los profesores, también los universitarios, podemos formar criterio propio en cuestiones discutibles, que son casi todas. No tenemos que limitarnos a informar de lo que unos dicen en un sentido, en tantos cientos o miles de páginas y de lo que otros sostienen, en sentido diverso o contrario, en otros tantos cientos o miles de páginas. Podemos -e incluso debemos, en ocasiones- exponer nuestras propias opiniones, basadas en conocimientos específicos y matizadas por nuestras preferencias como ciudadanos. Pues ése es el caso de mi criterio opuesto a atribuir más poder en el proceso penal al Ministerio Fiscal, EN ESPAÑA. O al afirmar que, EN ESPAÑA, no se debe tocar el derecho a acusar de los particulares, sean ofendidos o perjudicados, sean simples ciudadanos que ejercitan la llamada acción popular.

Sé perfectamente que se ha escrito mucho sobre los dos asuntos. Sé que en muchos países el Ministerio Fiscal tiene el monopolio de la acusación. He leído bastante al respecto: literatura de autores españoles y también de autores extranjeros. Pero en este blog no abro discusiones teóricas sobre diversos modelos posibles de procesos penales, con la fase de instrucción configurada así o asá. Y tampoco trato de promover o participar en un debate sobre modelos de acusación penal. Eso tiene otras sedes, en las que ya he intervenido, con el método propio de esas discusiones, que, si son serias, van precedidas de una información completa de pros y contras, en las normas y en la práctica de este y de otros países. Aquí, sobre la base de esos conocimientos, expongo mi parecer sobre iniciativas históricas reales, no sobre modelos diversos, modelos que, por lo demás, aún no han ofrecido, en España, los partidarios de quitar aquí los Jueces de Instrucción y como dicen, con enorme simplismo, "conferir la instrucción a los Fiscales" ni los que querrían que en España, cuanto antes, el Ministerio Fiscal monopolizase la acusación. Precisamente porque conozco la realidad además de las normas y porque he leído mucho sobre estos asuntos, insisto en repetir que ya no quiero oir y ya no acepto hablar de ninguna reforma legal del Ministerio Fiscal que no consista en hacer a todo Fiscal al menos tan responsable, civil, penal y administrativamente, como lo es un Juez o un Magistrado. Hecha esa reforma, con gusto consideraré la que venga después.

Lo que en este blog sostengo sobre temas de Justicia entraña siempre un componente prudencial. Me explico. Para pasar de los principios y criterios generales a las decisiones concretas, en lugares y momentos históricos concretos, está ese puente entre lo intelectual y lo agible que es el hábito de discernir bien los múltiples factores y circunstancias de la realidad, hábito que recibe el nombre de prudencia. Lo que puede funcionar y es prudente en Alemania puede no funcionar o funcionar con pésimos en efectos en España, de modo que traerlo aquí es imprudente. Es la prudencia la que rechaza o aconseja un cambio concreto que se propone, no como teóricamente posible, sino en la historia. Sin ir muy lejos, mis discrepantes lectores en estos asuntos, pueden encontrar un ejemplo expreso de juicio prudencial releyendo la Exposición de Motivos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, de 1882, pieza ejemplar atribuida al Ministro Alonso Martínez. Lo harán si aún conservan, tras unas convicciones tan rotundas y viscerales como las que les conducen al insulto y a la descalificación sin prueba alguna de quien no se adhiere a ellos; lo harán y lo pensarán si les resta una mínima disposición a aprender, a comprobar si quizá hay algo atendible en las no sé cuantas páginas, pero muchas, que se han escrito -porque se han escrito- en defensa del criterio opuesto al suyo.

Otro soniquete recurrente de los anónimos insultadores -¡cómo se repiten, siempre con los mismos tópicos!- es el de construir un tipo único de profesor universitario que sería un ser desconocedor de la realidad, en este caso la de los Juzgados y Tribunales y la de los procesos penales (o los que sea), que vive envuelto en brumas doctrinales, dentro de la consabida "torre de marfil", etc., etc. Por lo que a mí y a otros muchos respecta, se equivocan. Hay alguna gente así en la Universidad, pero también fuera de ella y por cierto que ha contrbuido a escribir parte de los miles de páginas que a mí se me acusa de desconocer o despreciar. Muchos universitarios estamos muy al corriente de lo que pasa: lo sabemos hasta extremos que les asombrarían a esos "profesionales de la experiencia", que insultan sin dar la cara. No merecen esos insultadores anónimos ninguna demostración. Pero les diré dos cosas: una, que no tenemos que "bajarnos del púlpito", como me apremiaba un mensaje. No hay púlpitos en las clases de las Universidades. Lo que hay son unas modestas tarimas para que se nos vea y se nos oiga mejor, especialmente si, como nos ocurre tantos años (éste mismo, a mí), el micrófono no funciona o desaparece (¡cuánto hablaríamos de la falta de medios!). Y la segunda cosa es más importante: cada año nos resulta a algunos -al menos a mí- más difícil eludir la tentación de dedicar nuestras clases a contar a los alumnos lo que pasa en la realidad. Podríamos dedicar todas las horas lectivas a explicar "gramática parda" procesal, muy especialmente a propósito de la Justicia penal. Pero hemos de procurar que los alumnos adquieran una buena formación jurídica básica. De manera que buscamos, día a día, un difícil equilibrio: buenos conceptos y algunos ejemplos ilustrativos de la realidad.

viernes, 22 de octubre de 2010

EL NUEVO GOBIERNO DE ESPAÑA, PENÚLTIMA IMPOSICIÓN A ZAPATERO (I)


AUTO-GOLPE DEL PSOE EN EL PSOE

El pasado domingo, 17 de octubre de 1010, el Presidente del “Gobierno de España” (GdE), Sr. Rodríguez Zapatero (ZP) afirmaba que el miércoles siguiente, 20 del corriente, procedería a un único cambio en el Gobierno consistente en designar nuevo Ministro de Trabajo, al salir su titular con rumbo a las elecciones autonómicas catalanas. Sin embargo, ese mismo día 20, a filtracion informtiva consumada, ZP anunciaba un nuevo Gobierno, con estos cambios Trinidad Jiménez (Exteriores, en vez de M.A. Moratinos), Alfredo Pérez Rubalcaba (Vicepresidente primero en vez de la Mª. Teresa Fdez. de la Vega), Valeriano Gómez (Trabajo, sustituyendo a Corbacho), Ramón Jáuregui (Presidencia, desgajado de la Vicepresidencia 1ª), Rosa Aguilar (Medio Ambiente, en vez de Elena Espinosa) y Leire Pajín (Sanidad, en vez de Trinidad Jiménez). Pero había más cambios: la Sra. Aído dejaba de ser Ministra de Igualdad por conversión de su Ministerio en Secretaría de Estado (en Sanidad) y lo mismo sucedía con el Ministerio de Vivienda, integrado en el Ministerio de Fomento. Aído y Corredor siguen como Secretarias de Estado, en un espléndido ejemplo de humildad y espíritu de servicio. Y esos cambios aún desencadenaban otros: la inefable Pajín dejaba de ser Secretaria de Organización del PSOE (tercer cargo en importancia del partido) y la sustituía Marcelino Iglesias, Presidente del Gobierno autonómico de Aragón, que ya había anunciado que no aspiraría a continuar en ese cargo.

En cuanto la noticia del inesperado tsunami apareció en la edición digital de EL PAÍS, se escucharon y leyeron muchas críticas a ZP por mentir o engañar el día 17 de octubre, porque, evidentemente, los cambios eran (son) enormemente distintos a cubrir una sola vacante de un Ministro que cesa por pasar a otro destino político. Pues bien: resulta que, por una vez, ZP no mentía ni engañaba el 17 de octubre. Porque un único cambio es lo que el 17 de octubre, cuando hablaba, era lo que en verdad tenía en la cabeza.

A la vista del nuevo Gobierno (no digo aún “Gobierno de España”, porque está por ver si siguen con ese soniquete), mi primera impresión fue no creer que ese Gobierno pudiese provenir de la mente de ZP. Me vino a la cabeza de inmediato una similitud total con el giro de ZP en su, llamémosle así, política económica, tras las llamadas de Merkel y, sobre todo, de Obama. Me pareció un Gobierno impuesto a ZP, aunque, claro está, sin intervención de Merkel, Obama y tampoco del Rey. Era muy claro, además, que los cambios se habían diseñado y producido a toda prisa. La Sra. Aído, por ejemplo, se enteraba en el plató de TV de su cese como Ministra y luego se fueron conociendo otras sorpresa más. Han pasado algunos días y ahora ya no tengo impresiones, sino certezas. Este Gobierno, que aún preside ZP, no es el resultado de sus preferencias, sino de una imposición fuerte, en un ambiente de suma tensión.

No es un análisis completo y acertado limitarse, como han hecho tantos comentaristas, a ver lo más visible: que bajan o se van personas favoritas de ZP, iconos de su política juvenil y dizque progre y llegan personajes de más edad y de clara ascendencia felipista (de la época y de la órbita de Felipe González). Eso es obvio. Pero, ¿acaso ha sido ZP quien así lo ha querido, en un ejercicio de encomiable realismo y de admirable desprendimiento de sus propias inclinaciones? No. Este Gobierno se lo han hecho a ZP y le han hecho también un cambio importante en la cúpula del PSOE. Es una imposición, desde dentro.

Ahora no tengo tiempo de escribir más. En una próxima entrada, tras el fin de semana, me explicaré con detalle. Pero me ha parecido oportuno este avance.

lunes, 18 de octubre de 2010

12 DE OCTUBRE EN MADRID: DOS COMPORTAMIENTOS LAMENTABLES


AHORA SÍ, YO ABUCHEO A ZAPATERO (AUNQUE LE DÉ LO MISMO)


El 12 de octubre es en el mundo católico, desde el Papa Clemente XII (1652-1730), la fiesta de la Virgen del Pilar, que, según una piadosa tradición o leyenda con rastro documental desde el siglo XIII, se habría aparecido al apóstol Santiago el Mayor a las orillas del río Ebro, en la ciudad de Zaragoza, España. Historiadores e investigadores aducen que una serie de monumentos y testimonios demuestran la existencia en Zaragoza, desde muy antiguo, de una iglesia dedicada a la Virgen. Hacia el año 835, Almoino, un monje de la Abadía de Saint-Germain-des-Près, hoy la más antigua iglesia de París (s. VI), redactó unos escritos en los que habla de la Iglesia de la Virgen María de Zaragoza, "donde había servido en el siglo III el gran mártir San Vicente". Una reliquia de San Vicente se depositó precisamente en Saint Germain. También está acreditado que antes de la ocupación musulmana de Zaragoza (714) había allí un templo dedicado a la Virgen. En 1438 se escribió un Libro de milagros atribuidos a la Virgen del Pilar, que contribuyó al fomento de la devoción hasta el punto de que el Rey Fernando el Católico dijo: "creemos que ninguno de los católicos de occidente ignora que en la ciudad de Zaragoza hay un templo de admirable devoción sagrada y antiquísima, dedicado a la Sta. y Purísima Virgen y Madre de Dios, Sta. María del Pilar, que resplandece con innumerables y continuos milagros". El más antiguo de los testimonios sobre la Virgen del Pilar podría ser el famoso sarcófago de Santa Engracia, que se conserva en Zaragoza desde el siglo IV, en que Engracia fue martirizada. Para algunos, el sarcófago representaría, en un bajo relieve, el descenso de la Virgen de los cielos para aparecerse al Apóstol Santiago.

El 12 de octubre de 1492 se tiene como fecha en que Cristóbal Colón descubrió América (no voy a entrar con detalle en este asunto, por obvias razones). Pero no es de extrañar que esa fecha se haya considerado y se siga considerando (no en España, claro, dada la corrección imperante) Fiesta de la Hispanidad. En Madrid la han celebrado este mismo año, multitudinaria y muy musicalmente, los muy numerosos inmigrantes de habla hispana. En todo caso, resulta que, por misteriosa carambola, el 12 de Octubre es, ahora, el día de la Fiesta Nacional de España.

Como casi todos los años, este pasado 12 de octubre se celebró en Madrid un desfile militar, presidido por los Reyes. Y como los últimos años, hubo también éste abucheos y gritos contra el Presidente del “Gobierno de España” (GdE), Sr. Rodríguez Zapatero (ZP). Y dicen que más nutrida y sonora protesta que otros años. Todos los políticos pueden ser abucheados, sin que merezcan reproche los que así protesten. Pero a mí me parece lamentable, e importante (porque no puedo hacer “post” sobre cada cosa que considere lamentable), que haya personas que no respeten el silencio que debe existir cuando, como sucede antes del comienzo del desfile, se celebra el “acto de homenaje a los caídos” (así se llama oficialmente), con izado de la bandera nacional y “toque de oración”. Ése es un momento de obligado silencio respetuoso, en especial si, como ocurría, estaban presentes familiares de los militares que habían dado la vida en actos de servicio. Ése fue un momento, sin embargo, en que no pararon los abucheos. No voy a negar todo patriotismo (no patrioterismo ni nacionalismo) a los desconocidos que no respetaron ese acto. Pero sí me parece que puedo negar la calidad de ese patriotismo. Patriotismo de tan ínfima calidad no lo necesitamos. Está de más. Abucheos, pues, muy lamentables y deplorables, energuménicos, los que impidieron celebrar como es debido un acto serio y ajeno a todo partidismo.

Hubo otro comportamiento lamentable. Éste, individual, pero no de un individuo cualquiera, sino de la Princesa de Asturias. A diferencia de un sector de la población, no profeso la menor antipatía a Doña Letizia. Pero si el acto del desfile del 12 de octubre, como el de la recepción ofrecida por los Reyes posteriormente en el Palacio de Oriente, tiene un protocolo que indica cómo vestir, la Princesa de Asturias no puede sino atenerse al protocolo, cosa que no hizo al presentarse con un conjunto de blusa y pantalón, calificable “de sport” (de moda cara, pero “de sport”) más chal para arrebujarse en el desfile. Los lectores antiguos de este “blog” habrán observado que no suelo tratar asuntos relativos a la familia real, que, sin embargo, ocupan cientos de páginas cada semana en toda clase de publicaciones. Tampoco me he ocupado de la vestimenta de los personajes públicos, con la única excepción de reprochar que se considerase “intolerable” una legítima crítica del Frankfurter Allgemeine Zeitung a los habituales modelitos de las Sras. Ministras del GdE de ZP. Pero lo de de Doña Letizia el día 12 de octubre de 2010 no es una cuestión de moda ni de estilo personal. Es una cuestión de respeto a todos. Porque el protocolo de una Fiesta Nacional es una norma relativa a la Nación Española. No muy importante, pero tampoco igual a lo que piden a los invitados los organizadores de una fiesta o los contrayentes de una boda. Un acto oficial de máximo rango no es la ocasión oportuna para demostrar inclinaciones personales favorables, en sí mismas archilegítimas, a los pantalones modernos y a los tonos atrevidos o menos atrevidos (que me parecen muy bien), ni para exhibir cierta rebeldía hacia convencionalismos criticables. El protocolo de una Fiesta Nacional, para una futura Reina, sólo presenta una opción seria: acatarlo sin lugar a dudas. Todo lo que no sea eso es frivolidad poco responsable, que me permito lamentar con tristeza (no con tristeza de monárquico, que hace mucho tiempo que no soy, sino con tristeza de ciudadano antiguo).

Y ya que estamos con la Nación Española, unos sucesos recientes. Pocos días después del desfile, de los abucheos y de la exhibición de personal estilo de Doña Letizia, ZP ha cedido ante el Partido Nacionalista Vasco (PNV) una larga lista de nuevas competencias (muy caras para el resto de los españoles) y, por si fuera poco, las denominaciones de las tres provincias vascas, que pasarían a llamarse Araba (por Álava), Gipuzkoa (por Guipúzcoa) y Bizkaia (por Vizcaya). Ése ha sido el precio de 6 votos para aprobar los próximos Presupuestos Generales del Estado, aprobación que, según dicen los expertos, garantiza la continuidad de ZP sin adelanto electoral. Este “pacto” se ha llevado a cabo a espaldas del Presidente del Gobierno autonómico vasco, Sr. López, socialista como ZP. El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, se ha jactado públicamente del pacto al afirmar que con esta negociación han conseguido más que en los últimos treinta años. Con tan expresivo balance, sobra cualquier comentario. Pero no sobra añadir que, poco después, Coalición Canaria (CC), que dispone de 2 diputados, ha condicionado su apoyo a los PGE, que ZP también necesita, entre otras cosas, a que se reconozca a Canarias una especial de “aguas territoriales propias”, el mar canario, las aguas marítimas interinsulares. A mí me parece que el Presidente del Gobierno autonómico canario, perteneciente al ala más nacionalista del heterogéneo conglomerado que siempre ha sido y sigue siendo CC, no pretende alterar la soberanía marítima de España, pero, ante la presentación que hace del tema, la cesión anticipada de ZP a CC, añadida a la que ha hecho al PNV sin importarle el resto de España e incluso en contra de los intereses de su partido (el PSOE y el PSE-PSOE), es toda una exhibición de la enorme miseria intelectual y moral de J.L. Rodríguez Zapatero. Ahora sí, silenciosamente, abucheo al ZP con todas mis fuerzas.

lunes, 11 de octubre de 2010

EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA: “RENOVARLO” PARA REMATARLO (y II)


EL “CAMBIO DE CROMOS” POLÍTICOS
(actualización a 14 de octubre de 2010)

Vamos con el segundo hecho, ya adelantado en el post anterior, que remataría al Tribunal Constitucional (TC). Desde luego, con el hecho primero sería suficiente para el letal resultado y este segundo únicamente supondría, en términos taurinos, la puntilla o el descabello. Pero vale la pena tratarlo, no sólo para airear que lo que se pretende hacer con la menor publicidad -que corra el aire siempre es saludable en los asuntos públicos-, sino porque lo que ahora nos va a ocupar encierra cuestiones jurídicas y políticas de entidad más que suficiente.

PSOE y PP anuncian un “cambio de cromos”, repito, en la candidatura de Magistrados del TC por designación del Congreso de los Diputados, una vez consensuados ya los correspondientes al Senado. Concretamente, se trataría de “yo, PSOE, admito la candidatura de Enrique López López, Magistrado, si tú, PP, admites la de Cándido Conde-Pumpido Tourón, Magistrado del Tribunal Supremo” (en adelante, D. Enrique L. y D. Cándido CP, para abreviar). En la actualidad, D. Enrique L. es Magistrado de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, mientras que D. Cándido CP se encuentra en situación administrativa de “servicios especiales”, por desempeñar el cargo de Fiscal General del Estado.

Veamos los antecedentes y circunstancias relevantes en relación con estos dos candidatos, porque este blog se lee fuera de España y porque, dentro de España, bastantes personas no tienen por qué estar al corriente de la legislación y la vida judicial.

Ante todo, como primer antecedente, los requisitos jurídico-positivos de idoneidad para ser Magistrado del Tribunal Constitucional:

El artículo 159.2 de Constitución española (CE) dispone que “los miembros del Tribunal Constitucional deberán ser nombrados entre Magistrados y Fiscales, Profesores de Universidad, funcionarios públicos y Abogados, todos ellos juristas de reconocida competencia con más de quince años de ejercicio profesional.”

La Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC), en su artículo 18, se expresa en términos ligeramente diversos, señalados en cursiva, que son los siguientes: “Los miembros del Tribunal Constitucional deberán ser nombrados entre ciudadanos españoles que sean magistrados, fiscales, profesores de universidad, funcionarios públicos o abogados, todos ellos juristas de reconocida competencia con más de quince años de ejercicio profesional o en activo en la respectiva función.”

La diferencia entre CE y LOTC -guste o no y se considere más o menos ortodoxa- se encuentra en la exigencia de quince años “en activo en la respectiva función”, inciso del art. 18 LOTC aplicable a servidores públicos: “magistrados, fiscales, profesores de Universidades públicas u otros funcionarios públicos”. La LOTC se expresa así desde su aprobación, en 1979, de modo que no cabe sospecha de reciente reforma legal interesada. Y no se ha discutido nunca la constitucionalidad de ese precepto por añadir algo a lo que dice el art. 159.2 CE.

Sentado lo anterior, pienso, en primer lugar, que los términos “en activo” suponen precisar la exigencia temporal de la Constitución en la misma dirección en que lo hace el art. 29.1 del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal (Ley 50/1981, de 30 de diciembre) cuando dispone que “el Fiscal General del Estado será nombrado por el Rey, a propuesta del Gobierno, oído previamente el Consejo General del Poder Judicial, eligiéndolo entre juristas españoles de reconocido prestigio con más de quince años de ejercicio efectivo de su profesión.” Estas dos leyes -ambas fruto de un laborioso consenso entre la UCD y el PSOE de entonces- coinciden en preocuparse, aunque de distinta manera, en que los quince años de antigüedad en el ejercicio de un oficio jurídico sean reales y no el fruto de equiparaciones.

[INCISO: En el famoso caso del nombramiento de D. Eligio Hernández como Fiscal General del Estado (FGE), la clave de la postura contraria a la legalidad del nombramiento -que personalmente expuse al oírse preceptivamente al CGPJ, del que entonces formaba parte- era que los años en que D. Eligio había desempeñado el cargo de Gobernador Civil (o Delegado del Gobierno, tanto da) no podían considerarse como de ejercicio efectivo de ninguna profesión jurídica (no tanto como años de ejercicio como juez, sobre lo no podía caber duda alguna). Después de que los seis Vocales discrepantes del mayoritario informe favorable del CGPJ fuésemos puestos de vuelta y media (sobre todo por uno de los demás Vocales, insultador y difamador profesional, aunque nunca de modo que quede constancia para que el difamado e insultado pueda demandar o querellarse), la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, en Sentencia de 28 de junio de 1994, declaró contrario a Derecho y nulo ese nombramiento (conste de nuevo mi aprecio personal a D. Eligio, que ocupaba sitio a mi lado en los Plenos del CGPJ hasta su ilegal nombramiento como FGE).]

Por lo dicho, los términos “en activo en la respectiva función” pueden ser entendidos como relativos a una situación administrativa, sin que lo sucedido en torno a D. Eligio H. constituya un precedente en sentido propio, porque se trata de cargos distintos con requisitos establecidos en normas distintas. Respecto de Magistrados, son cinco las posibles situaciones administrativas que se establecen en la Ley Orgánica del Poder Judicial: “servicio activo, “servicios especiales”, “excedencia voluntaria”, “suspensión de funciones” y, desde 2007, “excedencia por razón de violencia sobre la mujer” (!).

Aplicación de los requisitos a los candidatos: D. Cándido CP ha estado en servicio activo en la Carrera Judicial al menos 21 años (1981-2004) contando sólo desde que alcanzó la categoría de Magistrado (1981). Cumple, pues, sobradamente el requisito de tiempo en activo como Magistrado. En cuanto a ser “jurista de reconocida competencia”, puede ser considerado tal por la doble circunstancia de haber accedido a la categoría de Magistrado del Tribunal Supremo (1995) y de ser autor o coautor de cierto número de publicaciones, que no hace falta valorar según la interpretación constante de la expresión constitucional y legal “jurista de reconocida competencia” (o “jurista de reconocido prestigio”, en otros casos) (nunca he estado de acuerdo con esa interpretación, puesto que "jurista" no es el Licenciado o Doctor en Derecho, pero he de reconocer la consolidada degradación del sentido de esa palabra).

En cuanto a D. Enrique L., dejando a un lado lo de “jurista de reconocida competencia”, ingresa en la Carrera Judicial el 21 de junio de 1989. Permanece en situación de servicio activo, como titular de tres Juzgados distintos, hasta el 11 de mayo de 1998. Por tanto, algo menos de 9 años. Desde el 11 de mayo de 1998 hasta el 3 de julio de 2001, desempeña el puesto de Letrado del Consejo General del Poder Judicial. Para el desempeño de ese puesto, hubo de dejar la situación administrativa de servicio activo en la Carrera Judicial y pasar a la situación de “servicios especiales” (así se disponía ya con toda claridad en el art. 352, letra b, de la LOPJ) Vuelve al servicio activo el 3 de julio de 2001, como titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de León.

En el mismo año 2001, por R. D. de 1223/2001, de 6 de noviembre, es nombrado Vocal del Consejo General del Poder Judicial, cargo que ocupa hasta finales de septiembre de 2008 (aunque accede a plaza de Magistrado de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en junio de 2005), cuando toman posesión los actuales Vocales, nombrados por RR. DD. 1574 y 1575, de 22 de septiembre. Al hallarse necesariamente en situación de “servicios especiales” durante esos casi siete años, a los años antes referidos (menos de 9) sólo cabe añadir 5 meses más de servicio activo, con lo que suma apenas diez "en activo".

Así, pues, cuando varios parlamentos autonómicos proponen al Senado, en septiembre de 2008, la designación de D. Enrique L. como Magistrado del TC, D. Enrique L. no tiene cumplidos 15 años en “servicio activo” como miembro de la Carrera Judicial. Vienen a faltarle prácticamente 5 años. Al parecer, tanto el PP como el mismo D. Enrique L. entienden en su momento que cabe contabilizar, para los dichosos 15 años, el tiempo en que fue Vocal del CGPJ. No es así. Pero es que, por añadidura, se olvidan, al parecer, de que, además, se encontró en "servicios especiales" de 1998 a 2001, como Letrado del CGPJ (y son tres años que añadir a los casi siete como Vocal del mismo CGPJ). En el Senado, la Mesa, con informe de los Servicios Jurídicos de esa Cámara, consideró que D. Enrique L. no cumplía el requisito legal de los 15 años. Se presentan varios recursos ante el TC contra esa decisión.

Expondré lo que pienso. Sin duda, los casi siete años como Vocal son, en el caso de D. Enrique L., años de dedicación a la Justicia en razón de su condición de miembro de la Carrera Judicial en el CGPJ. Más aún, en la Sentencia 108/1986, de 29 de julio, del Pleno del Tribunal Constitucional, se afirma con toda claridad que la razón de ser de los 12 Vocales judiciales es representar a la Carrera Judicial. No cabe decir lo mismo, naturalmente de los algo más de tres años en que fue Letrado del CGPJ.

En todo caso, se ha de entender que un Magistrado que ha estado escasamente 10 años en situación de “servicio activo” como Magistrado es inidóneo para un cargo que legalmente exige “más de quince años…en activo en la respectiva función”. En primer lugar, porque casi siete años de un Juez o Magistrado en el CGPJ suponen casi siete años de no ejercicio de la función jurisdiccional, que, más tres años anteriores como Letrado del mismo CGPJ, hacen un total de diez años sin ejercer función jurisdiccional y sin hallarse en servicio activo. En segundo lugar, ocurre que, puestos a equiparar el tiempo que un Juez o Magistrado pasa en situación de “servicios especiales”, hay que atenerse conforme al art. 354.2 LOPJ, que dice así: “a los jueces y magistrados en situación de servicios especiales se les computará el tiempo que permanezcan en tal situación a efectos de ascensos, antigüedad y derechos pasivos. Tendrán derecho a la reserva de la plaza que ocupasen al pasar a esa situación o la que pudieren obtener durante su permanencia en la misma.” La antigüedad de que aquí se habla es la antigüedad en la Carrera Judicial: de eso nunca ha existido duda alguna. Pero esa antigüedad en la Carrera no es, a todas luces, lo que exige el art. 18 LOTC.

Se equivocan de medio a medio quienes piensan que hay un "truco" en la candidatura de D. Enrique L., consistente en que, cuando se abra la renovación de Magistrados del TC que corresponde al Congreso de los Diputados (la que le toca al Senado está señalada para el próximo mes de noviembre), D. Enrique L. ya habrá cumplido los quince años en activo como Magistrado. Eso sólo sería cierto si los quince años de marras dependiesen sólo de los casi siete años que D. Enrique L. ocupó el puesto de Vocal del CGPJ. Pero, como ya he dicho, hay que contar también, como tiempo en que no estuvo "en activo" en la "respectiva función" (la función jurisdiccional), los tres años largos que median entre el 11 de mayo de 1998 y el 3 de julio de 2001, en que fue Letrado del CGPJ, en situación de "servicios especiales". Por descuidados y chapuceros y por no saber, no cuentan o no saben ni contar. No hay "truco" que valga. Lo único posible es un nombramiento ilegal, salvo que esperen al año 2013.

No seré yo quien haga profecías -aunque no resulte muy difícil en este caso- sobre lo que el TC puede resolver en esta controversia en virtud de los recursos (supongo que de amparo) que se le han planteado contra la decisión del Senado. Confío, por la salud del Estado de Derecho y por la aunque sea postrera dignidad del TC, que no se amparen en posibles precedentes de suma laxitud (llamémosle así, piadosamente) en la exigencia del requisito de los 15 años al designar anteriores Magistrados del TC. Y quiero hacer notar, sobre la suerte de algunos recursos de amparo, cuán dudoso resulta que alguien distinto de D. Enrique L. esté legitimado para pedir amparo al TC, pues eso exige presentarse como titular de un derecho fundamental, titularidad que, a todas luces, no poseen los órganos autonómicos que presentaron a la vez la candidatura de D. Enrique L.

Sea de los 15 años lo que fuere, el meollo del asunto de esta historia de "cambio de cromos" son unos cuantos muy chocantes y muy negativos aspectos, que, para no alargarme más, enumero seguidamente:

1º) Que el PP, de entre todos los experimentados juristas de España, se limite, por coincidencia de todas las asambleas legislativas autonómicas en que tiene mayoría o influencia, a proponer los nombres de las mismas dos personas, no me parece el modo más serio y eficaz de contribuir a que una renovación del Tribunal Constitucional lleve a este órgano a personas de alta categoría y prestigiosa trayectoria jurídica. Centrarse empecinadamente en el ex-Presidente del TS y del CGPJ, D. Francisco Hernando (en su día introducido en el TS por D. Antonio Hernández Gil vía “quinto turno”) y en el ex-Vocal y ex- Portavoz de ese mismo CGPJ, D. Enrique L., es favorecer, muy a las claras, la idea del CGPJ como un importante escalón en suerte de carrera política en el mundo de las instituciones jurídicas del Estado. Me parece una contribución tan importante como deplorable a la consolidación del muy indeseable “Estado de Partidos”.

2º) Empecinarse en la candidatura de D. Enrique L. ha sido y sigue siendo, por parte del PP, algo imprudente y de un nada disimulado sesgo político, puesto que, cualquiera que sea el desenlace oficial de la discusión acerca de si D. Enrique L. cumple los traídos y llevados 15 años, lo que no se puede discutir en serio es que su trayectoria como jurista resulta sumamente parca en relación con el cargo de Magistrado del Tribunal Constitucional (10 años en activo en cuatro Juzgados) y, en cambio, esa trayectoria -aún corta, dada la edad de D. Enrique L.- es proporcionalmente abrumadora en posiciones propias de lo que ahora llamaré política judicial: 3 años de Letrado del CGPJ y otros casi 7 años de Vocal de ese mismo CGPJ, como Portavoz, para más “inri”, con no pocas comparecencias discutibles y discutidas, porque lo que es legítimo decir como ciudadano y como Vocal, no es tan legítimo decirlo como portavoz de un órgano constitucional (lo mejor es que no haya portavoz: para eso está el Presidente). Si D. Enrique L. llegase al TC le perseguirían, a todas horas, las declaraciones públicas que hizo sobre diversos asuntos controvertidos: recusaciones probables, por tanto.

En resumidas cuentas, con una visión más bien rastrera de las altas instituciones jurídicas del Estado, el PP, entre centenares de miembros de la Carrera Judicial con prestigio e indiscutible experiencia en activo, apuesta, como si en esa apuesta España se jugase el Estado de Derecho, por uno solo de ellos, de bajo perfil profesional y, para colmo, de dudosa idoneidad legal. Puedo asegurar aquí que no paro de encontrarme -en los distintos ambientes profesionales en que me muevo- con profesionales del Derecho que, desde mucho antes del anuncio del “cambio de cromos”, no encuentran explicación racional a la terquedad de esa “apuesta” del PP (o, más bien, de quien sea en el PP) por D. Enrique L. Yo tampoco encuentro tampoco ninguna explicación racional, pero no me asombro porque estoy cierto de que no existe razón y el motivo de la terquedad debe ser de otra naturaleza, que no conozco con detalle, pero que, tratándose de lo que se trata, será político-partidista y alicorta.

3º) Es revelador que el PSOE, firme durante años en el rechazo de D. Enrique L., aparezca ahora aceptándole, siempre que el PP se avenga a promover a la magistratura del TC al actual Fiscal General del Estado, D. Cándido CP. ¿De qué es revelador? De que al PSOE no le importa nada, en realidad, que no concurran los requisitos legales para el nombramiento de D. Enrique L, al que no se han cansado de tachar de ultra-conservador (definición errónea, por cierto) y que han considerado, no sin razón, demasiado politizado e inmerso en el PP.

Todo eso, más la escasa trayectoria profesional de D. Enrique L., se le da una higa al PSOE. Todo eso deja de ser objetable si el PP acepta a D. Cándido CP (por cierto, una de las personas con nombre propio más contradictorio con su temperamento y carácter que he conocido). La politización de la Justicia ha sido programática en el PSOE, en perfecta coherencia con sus raíces históricas como primer partido marxista en España, por más que siempre haya acogido a unas cuantas personalidades no marxistas sino social-demócratas (no me refiero al en su día converso Felipe González, sino a personalidades de fuste, de tiempos pretéritos, más algunas actuales, que, por supuesto, no gobiernan con ZP). Desde hace tiempo, esa politización es disimulada programáticamente en el PSOE, pero prosigue inalterada en su praxis. Con todo, este episodio es muy destacable como especialmente vergonzoso, porque deja enteramente al descubierto que el Derecho carece de valor para el PSOE y sólo es concebido y utilizado como mero instrumento para alcanzar y ensanchar el propio poder. Leen las normas un día con este significado y después con el significado contrario según convenga (uso alternativo del Derecho) o, si la norma es demasiado clara, sencillamente prescinden de su existencia.

4º) Pero quizá resulte aún más chocante y revelador que todo lo anterior que el PP acepte el “cambio de cromos”, como parece que lo ha aceptado, porque no han negado el acuerdo con el PSOE y de hecho, en ambientes del PSOE lo que ahora se preguntan es quién será el próximo Fiscal General, con lo que dan por hecho ese “cambio de cromos”. D. Cándido CP, con toda su trayectoria judicial (en la que no faltan sombras), presenta un perfil político sumamente acusado para cualquier observador informado e independiente, un perfil que es indeseable para los Magistrados del TC. Y el PP, con mejores o peores argumentos y con más o menos oportunidad, ha estado quejándose una y otra vez de la impregnación política de la actuación de D. Cándido CP., hasta anteayer mismo, como si dijéramos.

Tengo por cierto que varios miembros del MF, a las órdenes de D. Cándido CP, han utilizado su posición para operaciones político-judiciales claramente dirigidas al descrédito del PP. ¡Ojo! No estoy diciendo que todas las escandaleras públicas de corrupción protagonizadas por militantes o ex-militantes del PP hayan sido o sean puros montajes de la Fiscalía a cargo de D. Cándido CP., porque todos esos militantes y ex-militantes hayan sido o sean ejemplares en la aplicación del Derecho y en el manejo de los fondos públicos. Lo que digo son dos cosas distintas: 1ª) Que algunas detenciones impulsadas exclusivamente por la Fiscalía y debidamente publicitadas han quedado absolutamente en nada cuando han llegado a la autoridad judicial; 2ª) Que en el seno de varios procesos penales no desprovistos de indicios racionales de criminalidad, el Ministerio Fiscal (y, más frecuente y claramente, la llamada Fiscalía anti-corrupción) han actuado como si para ellos no rigiesen los preceptos legales aplicables en materias sensibles. Es casi un dogma para esa Fiscalía que todo vale, lo que les equipara a los “corruptos” que persiguen. Aquí ya he tratado con detalle algunos de esos casos.

Ocurre que, pese a todo lo anterior, se ha anunciado que el PP cambiaría “cromo” con el PSOE: D. Cándido CP por D. Enrique L. De manera que PP y PSOE (sobre todo PSOE) entienden que un candidato al que el Senado pone serios reparos jurídicos, no los tendría para el Congreso, como si los requisitos fuesen distintos (cuando, obviamente son idénticos) o como si los Servicios Jurídicos del Congreso fuesen a discrepar de los del Senado (ambos dos servidos por miembros del cuerpo de Letrados de las Cortes) o como si se hubiese ya establecido que el TC va a dar la razón a D. Enrique L. y a sus fervientes patrocinadores del PP.

Mi conclusión final es doble: por un lado, muy mala renovación -lo he dicho al principio: la puntilla o el descabello para un TC prácticamente mortinato- será la que incorpore al TC tanto a D. Enrique como a D. Cándido. No se trata de dos verdaderos juristas con genuino prestigio como tales y con una trayectoria de independencia respecto de los partidos políticos. Son dos miembros de lo que en otro lugar he llamado subclase política justicial. Por otro lado, si el PSOE carece de dignidad y del mínimo respeto a una institución constitucional de tanta importancia como la que debería tener el TC, el PP no le va en eso a la zaga al PSOE. No sé -ni me hace falta saberlo- si en el PP son exactamente tan desvergonzados como en el PSOE. Diría, en todo caso, que los cerebros del PP son mucho más gilís. ZP no se chupa el dedo tanto como Rajoy y sus huestes.

Como dijo el Conde de Romanones: "¡Joder, qué tropa!". ¡Y qué horizonte nos preparan Gobierno y Oposición! Pero me atrevo a decir, porque los ciudadanos no somos tan gilís, que, a medio plazo, no es tampoco deslumbrante el horizonte que se prepara, a sí misma, la tropa esa. Porque no siempre vamos a resignarnos con lo que hay.

jueves, 7 de octubre de 2010

EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA: “RENOVARLO” PARA REMATARLO (I)


DEFINITIVA BURLA DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA


Si el pobre Tribunal Constitucional se encontraba moribundo y, con todo, logró parir una sentencia muy decente sobre el “Estatut de Catalunya” (para conocer su contenido en puntos claves y el por qué de esta valoración mía, v. “entradas” de este blog, de 29 y 30 de junio, de 4 y, sobre todo, de 11 de julio de 2010), ahora nos enteramos de que el partido político que dizque gobierna, el PSOE, y el “principal partido de la oposición”, el PP, han decidido renovar el TC con grave burla de la Constitución y el Derecho y con castración institucional hemorrágica e inmediata defunción de la institución “renovada”. Nada de “renovarse o morir”: en cuanto al TC, renovar para rematar. En vista de que el moribundo TC revivió, se trata de que eso no se repita nunca más. Me malicio que es eso: lo renovamos, se han dicho, pero que nazca muerto. Nos cargamos definitivamente la institución, la rematamos.

Muchas veces me he ocupado aquí de hechos deplorables muy diversos. Pues bien: no recuerdo ninguno que no resulte superado por lo que está a punto de suceder. Sería, desde luego, algo plenamente en línea con la experiencia de consensos o “pactos de Estado” entre esas formaciones, que, por poderosa sinergia negativa, han producido decisivas reformas in peius, para peor, como la del modo de elección de los Vocales del CGPJ, que acumuló los inconvenientes de la parlamentarización en este “Estado de partidos” (García Pelayo, q.e.p.d., dixit) y los del corporativismo de las asociaciones judiciales; o como los cambios introducidos por la Ley Orgánica del 2003 y la Ley 13/2009, tras las que se dejan descabezados todos los Juzgados y Tribunales (ni el Secretario es el jefe directo del personal no juzgador ni el Juez mantiene un poder de dirección) ¡en nombre, para más "inri" de una nueva y fantástica Oficina Judicial, Tierra de Promisión y Básamo de Fierabrás para todos los males de nuestra Justicia! ¿Puede haber, en cualquier ente complejo, un elemento desorganizativo más poderoso que la ausencia de una cabeza? En el caos subsiguiente, ¿quién va a mandar, de hecho, aunque no arregle los problemas principales? Los que tengan poder sobre los medios materiales: el Ejecutivo (autónomico o nacional) [INCISO: El Secretario Judicial, al que se abruma de trabajo, desaparece como tal aunque se mantenga el nombre a causa de la reducción a la mínima expresión de la dación de fe; deja de ser el Notario judicial y pasa a ser un funcionario titulado superior como otros, situado al extremo inferior de una "cadena de mando" con el Ministro de Justicia en la cúspide. Mediante esa cadena le imparten instrucciones y le obligan a transmitirlas. Me consta que ya se está tratando así a los Secretarios: algunos -los que manden: con un nivel administrativo muy superior a los que tienen que trabajar- estarán encantados, pero, por lo que sé, la inmensa mayoría se consideran maltratados y sin horizonte de mejoría.]

No exagero nada al afirmar que lo que se nos viene encima será una indignidad mayúscula y una infracción patente y sin excusas de la Norma Fundamental. Lo que nos amenaza se compone de dos hechos diferentes, aunque muy relacionados. El primero, del que ahora me ocuparé, la reforma al galope de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, para contradecir la Constitución. El segundoun anunciado “cambio de cromos” para Magistrados del Tribunal por el Congreso de los Diputados (lo trataré en un próximo "post").

Vamos con el primer hecho: se nombrarán nuevos Magistrados del Tribunal Constitucional, pero no por un periodo de nueve años, sino por el tiempo que resulte de descontar de esos nueve años lo que los predecesores de los nuevos Magistrados hayan visto prolongado el desempeño, en funciones, de su cargo a causa de la no renovación a tiempo, imputable al Congreso y al Senado. Esto es una invención que anunciaron inicialmente altos cargos de este “Gobierno de España”, pero en la que ha existido desde el principio consenso con el PP, que ha votado la proposición de ley, secundada a regañadientes (pero secundada) por los demás grupos parlamentarios. La invención, por ingeniosa que les pueda parecer a su desconocido autor, a sus promotores iniciales y a todas sus Señorías Diputados y Diputadas, es -a mí me lo parece así y el lector se formará su criterio- frontalmente contraria a un texto muy claro de la Constitución Española de 1978, que sigue en vigor y que, en buenos principios jurídicos y políticos, no puede ser neutralizada, superada y contradicha por ningún consenso, aunque sea unánime. Si eso se consuma, será un hecho, con independencia de intenciones, que los partidos políticos de España se han puesto de acuerdo en que desaparezca lo que pueda quedar en España del Estado de Derecho. Los políticos y parlamentarios de esos partidos, que intervengan en la nueva disposición habrán faltado a su promesa o juramento solemne de acatar la Constitución (personalmente, los tendré por mendaces sin honor o perjuros). Y se habrá instaurado una dictadura, una dictadura como la de Franco, no se engañe nadie, con la diferencia de que Franco no se las daba de demócrata.

El texto constitucional claro a que he aludido es el artículo 159. 3 de la Constitución Española (CE), que dice lo siguiente: “Los miembros del Tribunal Constitucional serán designados por un período de nueve años y se renovarán por terceras partes cada tres.” No veo yo que con este texto, tal como está redactado, es decir, disponiendo primero la duración del periodo y después la renovación (podría haberse escrito a la inversa), sea jurídicamente aceptable nombrar miembros del Tribunal Constitucional por un periodo inferior a nueve años.

Se me dirá, claro es, que ha habido ya Magistrados designados para un periodo inferior a nueve años: concretamente, cuando los nombramientos se produjeron para cubrir vacantes por defunción o renuncia, los designados en lugar de los fallecidos lo fueron sólo por el tiempo que a éstos les quedaba. Mi réplica es que esta particularidad, además de resultar en sí misma muy discutible, no significa que lo que ahora se pretende perpetrar resulte conforme al artículo 159.3 CE, ratificado por la vigente Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC) (arts. 16 y 17), que, por cierto, ya se modificó por la Ley Orgánica 6/2007, de 24 de mayo, sin tocar el mandato de nueve años. Haber hecho algo malo no justifica disponerse a hacer algo pésimo.

Ahora, en la tesitura actual, la designación de nuevos Magistrados no obedece a que algunos, por muerte u otro motivo (renuncia, p. ej.), no hayan llegado a completar su mandado. Ahora se trata de designar los sucesores de Magistrados que han cumplido su periodo de nueve años, algunos con creces, cierto, pero no porque ellos se auto-prolongasen el periodo constitucional de nueve años, sino exclusivamente a causa de que los Diputados y Senadores (o sea, PSOE y PP, sobre todo) no hicieron sus deberes. Es sencillamente increíble que la consecuencia sea infringir el precepto constitucional sobre la duración del cargo para los que vengan detrás. Los Magistrados que superaron los nueve años lo hicieron por culpa de Diputados y Senadores y en aplicación del aptdo. 2 del art. 16: "Los Magistrados del Tribunal Constitucional continuarán en el ejercicio de sus funciones hasta que hayan tomado posesión quienes hubieren de sucederles." Es una norma que está ahí desde la primitiva redacción de LOTC, Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre. 

Los cerebros del PSOE, secundados por todos los demás, han pensado lo siguiente: “en vista de que Antonio, Juan, Pedro y Pablo han ejercido como Magistrados, con absoluta legalidad, durante diez años y medio, por culpa exclusivamente nuestra, los que sustituyan a Antonio, Juan, Pedro y Pablo tendrán un mandato de siete años y medio”. ¿Pero no dice la Constitución que “los miembros del Tribunal Constitucional serán designados por un periodo de nueve años”? “Sí -vienen a responder- pero hay que entender lo que dice y somos nosotros los que decidimos cómo hay que entenderlo. Y no hay que entender el art. 159.3 CE según lo que dice y quiere decir ese texto escrito, sino conforme a la ocurrencia del poder único, que es el nuestro, el de los partidos, siempre que haya consenso y consiguiente mayoría o unanimidad". De modo que, en virtud (es una frase hecha: aquí sería, más bien, “en vicio”) del espíritu parlamentario, 9 años pueden ser 7 años y 5 meses o, en el futuro, 4 años y 8 meses. "Dependerá –siguen diciendo nuestros próceres parlamentarios, como terminales de sus partidos- de lo que, en cada momento, decidamos tardar en renovar lo que nos toca renovar" (entre Congreso y Senado, 8 de los 12 Magistrados).

A mí me parece que no hay reglas de interpretación jurídica capaces de convertir 9 años en algo distinto de 9 años. Al no ser aplicables a este asunto las teorías de la relatividad, 9 años son los convencionales 9 períodos de los convencionales 12 meses. Así soy de corto o  de terco o las dos cosas. Y no me vale que digan que las renovaciones por terceras partes cada tres años se han descabalado tanto que hay que recomponerlas. No me vale, porque ésa es la segunda parte del precepto constitucional y no la primera. Y no me vale, sobre todo, porque si las renovaciones parciales-trienales que tanto les preocupan se han descabalado, Sres. y Sras. Diputados, Diputadas, Senadores y Senadoras, es por exclusiva culpa de sus Señorías.

Reconozcamos el sarcasmo superlativo que encierra la barbaridad que se ha incoado. PSOE, PP y demás ocupantes de sedes parlamentarias, en vista de que han incumplido la parte segunda del art. 159.3 CE (la de la renovación cada tres años de un tercio de los Magistrados del TC), deciden ahora a dejar sin efecto, absolutamente sin efecto, la parte primera del mismo art. 159.3 CE (la del periodo de nueve años).

Pero por si lo anterior fuese poca cosa, queda aún lo mejor, la consecuencia de la tropelía. ¿Cuál será, en adelante, la duración del cargo de Magistrado del TC? Respuesta: la que quiera el Gobierno, y quienes tengan la llave de los tres quintos de votos necesarios en Congreso, Senado y CGPJ. Estos patriotas constitucionales se dírán: "Podemos designar a los próximos por 9 años menos N, pero podemos no renovarlos al llegar el momento y dejar que sigan, si se portan bien, 3, 5 ó 6 años más, hasta 12 años, por ejemplo. Y podemos renovar a unos sin retraso, a otros con un retraso de 7 meses y a otros con un retraso de 16 meses."  Los muy ingenuos pensarán: “eso supondría que los sucesores serían nombrados por mucho menos tiempo”. Así podrá ser, si les conviene a los designantes, pero si no les conviene, descuiden Vds., que en semana y media, como ahora, se cambia la ley de nuevo.

Esto último no es una maliciosa ocurrencia mía. Recuerdo que el PSOE rebajó la edad de jubilación de los Jueces y Magistrados, con el consiguiente “clareo” del escalafón, y poco después, volvió a restablecerla. Y lo mismo se hizo, también por el PSOE, con la edad de jubilación de los Catedráticos de Universidad y otros funcionarios docentes universitarios: se bajó de 70 a 65 años y, no mucho después, se volvió a subir a los 70. Otro ejemplo real, muy interesante, asimismo con el PSOE en el poder: se bajó la antigüedad en la Carrera Judicial requerida para poder ser Magistrado del Tribunal Supremo (de 20 años en 1985, a 15 años en 1994). Esta rebaja de la antigüedad fue considerada “una ley con nombre y apellidos”. Pero, en este caso, se mantiene hoy en 15 años la antigüedad en la Carrera Judicial exigida para acceder al TS.

Del segundo hecho anunciado para que el TC sea renovado y rematadorenazca muerto -un determinado "cambio de cromos" en los candidatos al TC por el Congreso de los Diputados- y de mi fuerte impresión sobre los "cerebros" del Partido Popular, trataré en el próximo “post”. Pero no quiero terminar éste sin exponer a los lectores dos ocurrencias de mi cosecha sobre reformas legales, relativas ambas de la renovación del TC.

La primera sería una reforma de los Reglamentos del Congreso y del Senado en que se dispusiera algo por estilo de esto: "Cuando corresponda al Congreso [al Senado] efectuar nombramientos para la renovación total o parcial de órganos constitucionales, se descontarán 300 euros netos del total de las retribuciones mensuales netas de las Diputadas y Diputados [de las Senadores y Senadores] por cada día de retraso en la designación que a la Cámara corresponda." Comprendo que es muy audaz la norma, pero es difícil negar que ésa sí sería una efectiva reforma anti-bloqueo de la renovación del TC y del CGPJ. Y sería equitativa y justa: se sancionaría a los que no cumplen su deber, en vez de que los incumplidores, los infractores, castiguen a terceros.

La segunda ocurrencia es la que no han tenido (por el momento) ni el PSOE ni el PP ni los demás partidos. Puestos, como están, a cargarse el TC y, sobre todo, a arrojar la Constitución al cubo de la basura, podrían haber eliminado el aptdo. 2 del art. 16, que vuelvo a transcribir: "Los Magistrados del Tribunal Constitucional continuarán en el ejercicio de sus funciones hasta que hayan tomado posesión quienes hubieren de sucederles." Suprimida la continuidad en funciones, dejarían al TC sin suficientes magistrados. Ahí quedaría la institución, sí, pero en paro forzoso.

Todo esto ha sucedido mientras los medios de comunicación -incluso los pocos que han informado de los hechos- y los más reputados comentaristas no mostraban ni el menor asombro ni la más leve crítica al respectocomo si mirasen hacia otro lado, centrada toda su atención en el Sr. Gómez, la Sra. Jiménez, ZP, Pepiño Blanco y la siempre inefable Leire Pajín, más a los dimes y diretes de Chávez, del embajador venezolano en España (que sospecha que nuestros jueces torturan a los detenidos) y la comprensión plena al caudillo bolivariano por parte del Ministro Rubalcaba, ése, tan inteligente y preparado (y tan demócrata él) que, ante la tozuda candidatura del Sr. Gómez le dijo (como ciudadano y militante, claro, no como jefe de la policía): "tu pulso tendrá consecuencias".  Pues sí, eso parece: algunas consecuencias tendrá. Pero muchas más y mucho peores serán las consecuencias de la anunciada renovación del TC que se disponen a cometer nuestros caudillitos parlamentarios. Deberíamos ser capaces de no renovarlos.

lunes, 4 de octubre de 2010

¿HA PERDIDO TRINIDAD JIMÉNEZ LA CANDIDATURA SOCIALISTA A GOBERNAR MADRID A CAUSA DE LOS “COMPAÑEROS” Y “COMPAÑERAS” FUMADORES Y FUMADORAS?


UNA CONJETURA RESPETABLE DESDE LA MINORÍA PERSEGUIDA
(y una posibilidad política: el Partido de los Fumadores de España: PFE)

Como saben los lectores asiduos de este “blog”, en la Comunidad Autónoma de Madrid, de ámbito territorial coincidente con el de la provincia de Madrid, se presentaba a elecciones primarias para la candidatura a la Presidencia de esa Comunidad, con el público e inequívoco apoyo de Rodríguez Zapatero (en adelante, ZP), la actual Ministra de Sanidad del llamado “Gobierno de España” (en adelante, GdE), Dña. Trinidad Jiménez (en adelante, TJ, que, en inglés, queda muy bien: “ti yei”). Enfrente, D. Tomás Gómez, Secretario General del Partido Socialista de Madrid, PSM, sucursal territorial del Partido Socialista Obrero Español, PSOE. Pues bien: como saben, con una participación del 81% del electorado (los militantes del PSM), ha ganado el Sr. Gómez, que obtuvo el respaldo del 51,71% de los votos (7.613 votos) frente al 48% (7.055 votos) obtenido por Trinidad Jiménez, TJ.

Desde las 22.00 horas del día 3 de octubre, no cesan los comentarios sobre las claves de la derrota de TJ. Hay coincidencia total en que ZP no ha salido bien parado del lance en que voluntariamente quiso meterse. [Incidentalmente: en los últimos tiempos es algo habitual en ZP no salir bien parado de ningún lance, sean los “charcos” en que chapotea indebidamente por no se qué extraña afición (una mala afición, es decir, lo que se llama, desde siempre, un vicio), sean situaciones en las que le coloca su condición de Presidente del GdE. Cuando se dedicaba a pronosticar ganadores en elecciones extranjeras, se equivocó con Segolène Royal frente a Nicolas Sarkozy (Francia) y con Schröder frente a Angela Merkel (Alemania). Sólo acertó con Obama, lo que no tenía mucho mérito. Hace unos días, ZP habló en Nueva York con los miembros del Consejo Editorial del “Wall Street Journal” (WSJ) y, poco después, el WSJ ponía de vuelta y media la situación económica española en un tremendo video (quizás injusto comparativamente, pero ya se sabe a qué juega el WSJ: a disimular la situación económica de los EE.UU. y mejorarla, como sea). Si les interesa, véanlo con este link: http://www.cotizalia.com/en-exclusiva/street-journal-ataca-espana-20101001-58877.html. Ahora, metido a promotor de elección interna de su propio partido, ZP ha quedado mal al apoyar a TJ, que ha perdido y al movilizar el aparato central del PSOE en contra de Gómez, que ha ganado.]

Va a ser larga la discusión acerca del sentido de la derrota de TJ en lo que concierne a ZP. Las interpretaciones oscilan entre un triunfo intrasocialista del postzapaterismo (la derrota de TJ iniciaría el fin de ZP desde y en el mismo PSOE) y la mayoritaria desafección del socialismo madrileño hacia las candidaturas propulsadas desde las “alturas”.

No sé quién acierta más o se equivoca menos en ese arco de opiniones. Pero me parece que cabe una conjetura hasta ahora inédita, porque sí sé que el día 23 de septiembre de 2010, el periódico EL MUNDO publicaba un artículo interesante bajo este titular:

EL 78% DE VOTANTES DEL PSOE DEFIENDE ZONAS PARA FUMAR”.

Después, venía el subtítulo y el texto que reproduzco literalmente en lo que aquí interesa:

• El 16% pensará su voto si se eliminan de los locales públicos.

“A la inmensa mayoría de los ciudadanos que dicen votar al PSOE no le gusta que el Gobierno, con la ministra Trinidad Jiménez a la cabeza, quiera eliminar las zonas de fumadores de los bares, restaurantes y otros locales públicos. El 77,8% de ellos está de acuerdo en que exista un área para fumar, «separada y debidamente acondicionada», frente al 21,2% que se opone, según una encuesta realizada por la empresa Opinática.”

“Para el 15,9% de los votantes socialistas, este asunto es tan importante que, en el caso de que llegue a ser una realidad -y todo apunta a que así va a ocurrir-, pensará en la posibilidad de votar a otro partido en las próximas elecciones, según el sondeo al que ha tenido acceso EL MUNDO. El 80,9% no se plantea esa posibilidad.”

“Entre los votantes del PP, el 84,1% quiere que permanezcan las zonas de fumadores como en la actualidad y sólo el 13,8% no está de acuerdo.”

“Los votantes del partido de Mariano Rajoy son más reacios a cambiar su voto. El 12,9% pensaría en votar a otro partido si ve que los diputados populares apoyan esta medida, mientras el 83,3% de los encuestados no piensa hacerlo.”

“En general, la mayoría de las personas consultadas defiende la permanencia de las zonas de fumadores, tanto las mujeres como los hombres, los más jóvenes y los de más edad y los habitantes de ciudades pequeñas o de grandes núcleos urbanos. El porcentaje aumenta algo en las poblaciones de más de 50.000 habitantes y entre los jóvenes de 18 a 29 años.”

“La encuesta ha sido realizada mediante llamadas telefónicas efectuadas a 1.000 ciudadanos mayores de 18 años, de los que el 24,4% se confiesa fumador y el 75,6% dice que no lo es.”

Opinión generalizada” [entradilla]

“La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, se encuentra con este panorama ante las elecciones primarias que se van a celebrar entre los 18.000 afiliados al PSOE en Madrid, que deberán elegir si es ella la candidata por esta comunidad autónoma en las próximas elecciones autonómicas o el líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez."

“En la Comunidad de Madrid, el 15,6% de los votantes del PSOE está dispuesto a cuestionarse su voto si prosperan las medidas que promueve el Gobierno, frente al 76,8% que no lo hará.”

Si se cree algo en las encuestas -no hace falta una credulidad como la de los políticos, determinante, sin ir más lejos, de que ZP avalase a TJ-, se aceptará que mi conjetura sobre la derrota de TJ (y el mal paso de ZP) está mucho más sólida y respetablemente fundada que otras muchas, publicadas por los medios a diario. Cabría decir incluso, lacónicamente: “blanco y en botella”. La diferencia entre el Sr. Gómez y TJ no ha sido del 15'6%, pero sucede que Gómez no defiende a la minoría viciosa y enferma a la que pertenezco y sólo se ha distinguido menos que TJ en su pasión por convertirnos o aniquilarnos.

Ya puestos, quiero aprovechar la ocasión para decir varias cosas, que se deben relacionar entre sí:

1ª) Que hay fumadores y fumadores. Algunos pueden dejar de fumar sin mayores consecuencias. Para otros, no pocos, dejar de fumar acarrearía (acarrea) peores consecuencias para su salud que continuar fumando. Lo que resulta inaceptable, médicamente, es negar en redondo y de modo absoluto (como lo hacen) que dejar de fumar, tras un prolongado fumeteo o fumeque, está desprovisto de cualquier consecuencia negativa para la salud. No. Es acertado lo que, por ejemplo, me tiene dicho mi médico de siempre (que no fuma y nunca ha fumado): “no te preocupes por eso: sigue fumando” Esa relatividad y esa individualización se corresponden con aquello, atribuido a Marañón (y a otros), de “no hay enfermedades, sino enfermos”. Y, siempre como dicen los médicos, si no están descritos los efectos de la abstinencia de fumar es por pura y cochina corrección política y/o social, no porque esos efectos no existan y no se hayan podido describir. Los posibles efectos adversos (o contraindicaciones) de dejar el tabaco son diferentes en unos y otros, pero se han comprobado y resultan mucho más claros que bastantes de los que aparecen en los prospectos de infinidad de medicamentos (que, por cierto, muchos de ellos describen, a la vez, como posibles efectos colaterales, el estreñimiento y la diarrea, la somnolencia y el insomnio, la tristeza y la euforia excesiva, etc.)

2ª) Que, informados como estamos los fumadores de los riesgos (en general, se trata de riesgos) del consumo de tabaco por vía de inhalación del producto de su cremación, tenemos tanta capacidad y tanto sentido de la responsabilidad para velar por nuestra propia salud, como capacidad y sentido de responsabilidad para elegir a nuestros representantes mediante sufragio universal, libre y secreto. No se debe suponer que tenemos menos sentido de responsabilidad sobre nuestra salud que el individuo con alto colesterol, el que se pasea “a cuerpo” en pleno invierno o el que practica la escalada libre a partir de una cierta edad. Por eso, resulta difícil entender que, sin mediar sentencia judicial, se trate a todos los fumadores como a sujetos incapaces de gobernarse a sí mismos, a diferencia del abstencionista electoral recalcitrante, al que no se le obliga a votar (no, al menos, en España y en muchos países occidentales), del que registra colesterol alto y se atiborra de chistorra sin que nadie se lo impida eficazmente o del que se expone a pulmonías, neumonías o, al menos, severos resfriados, que no se ve constreñido, bajo pena de multa, a ir convenientemente abrigado por la calle si la temperatura desciende por debajo de los 11 grados centígrados (siendo así que resfriados y pulmonías, etc., son causa de mucho gasto sanitario y demasiadas bajas laborales).

3ª) Que los fumadores no queremos molestar a los no fumadores (conviertiéndoles en eso que se llama “fumadores pasivos”) y ni siquiera a otros fumadores. Ni a los niños ni a las embarazadas. Lo que decimos es que la ciencia y la técnica permiten hoy separar y aislar espacios y destinar algunos, casi en todas partes (y, desde luego, donde lo quieran los dueños de los espacios), a lo que llamaría, a ver si me entienden, fumeteo consentido entre adultos. Asimismo, no es pensable que, para no molestar a los no fumadores, sea necesario prohibir que un empresario de la restauración planee un bar, restaurante, cafetería, etc., con empleados fumadores (o a los que el humo del tabaco no les moleste y lo acepten, como lo aceptan al ir al campo de fútbol), de modo que ese empresario no pueda abrir o mantener abierto su establecimiento para fumadores (total o parcialmente).

Están soltando, a veces con el patrocinio de industrias (como Nycomed, p. ej.) del parche y de los chicles (totalmente desaconsejables por el riesgo grave de perforación gástrica, esofágica, etc.), algunas mentiras descomunales. Una de ellas, sólo una, es que la restauración (bares, tabernas, restaurantes, hoteles, etc.) quiere la prohibición total del consumo de tabaco o no va a verse afectada por esa prohición. Frente a encuestas pura y simplemente falsas, el mercado dice la verdad. Y no está la situación para que, en España, padezca o se hunda el negocio de la restauración. ¿Qué TJ y el GdE y la oposición (¡) no me creen? Hagan la prueba: dejen elegir a los empresarios y verán cuántos cierran por seguir permitiendo fumar y cuántos abren nuevos establecimientos para no fumadores. Si TJ y sus mariachis farmacéuticos y anti-tabaco tienen razón, cerrarán bastantes de los primeros y abrirán muchos de los segundos. Así, pues, todos contentos.

Ya sé, por supuesto, que en Nueva York se plantean prohibir fumar en Central Park, en las aceras y en todas partes. Pero, dejando a un lado el paisaje urbano y el sky line neoyorkino (por cierto: ¿cómo sería, en su momento, la costa de Manhattan?) y, sobre todo, los musicales de Broadway, ¿quién dice que tengamos que imitar a Nueva York? Hay que ir a menudo a Nueva York, pero no hay que imitarlo.

¿Un Partido de los Fumadores de España (PFE)?

Lo que va a ser necesario es pensar más seriamente en un Partido de los Fumadores de España (PFE). Ya esiste uno de los no fumadores. El PFE tendría grandes activos: el programa electoral podría ser muy concreto, muy claro y perfectamente factible (exactamente al revés que el de los demás partidos). La financiación, transparente, no faltaría. Y ¿no sería mejor que la minoría fumadora fuese la famosa bisagra y no otras minorías, respetables, pero no más que la nuestra? Queridos fumadores respetuosos con los no fumadores: repasen el artículo de EL MUNDO que he transcrito, hagan cálculos con las estadísticas y muévanse o, al menos, den señales de vida.