miércoles, 28 de diciembre de 2011

INTOLERANTES CON LA DISCREPANCIA O LA SUPRESIÓN DE LAS LIBERTADES INTELECTUALES



EL “DIÁLOGO DEMOCRÁTICO DEL ENEMIGO


Todos los lectores de este “blog”, aunque no hayan estudiado Derecho, saben lo que es mediar, lo que es la mediación.  Hace de mediador, por un motivo u otro, quien procura acercar posturas entre dos partes enfrentadas con el propósito de que lleguen a un acuerdo que a ambas les parezca mejor que el enfrentamiento (incluido el procesal). La mediación es cosa buena, que no puede merecer de nadie el menor reproche, salvo que, en vez de mediar, se trate de entrometerse. El mediador no es el entrometido, el “meticón”, el metomentodo, que suele salir mal parado. La mediación se ejerce cuando alguien la pide, de palabra o con gestos significativos y se desenvuelve pacíficamente cuando es aceptada, aunque sea a regañadientes, por quienes están en conflicto.

¿Quién puede estar en contra de la mediación, así entendida, no confundida con una oficiosidad agresiva, inoportuna e imprudente? Nadie, ¿verdad? Pues no, miren por dónde, yo -eso dicen- estoy en contra de la mediación. Francamente, no lo sabía y todavía no me lo explico, pero así lo afirman muy seriamente, con tono de reprimenda severa, algunos profesionales del Derecho. Fue publicar un breve texto crítico con un Proyecto de Ley de Mediación que caducó al disolverse las Cortes (véanlo, si quieren,  en mi otro blog DOCUMENT-AOS) y ser declarado enemigo de la mediación y, por si fuera poco, enemigo por intereses espurios, por defender a los grandes despachos de abogados (cuando hace bastantes años que no ejerzo como abogado y nunca he formado parte de un gran despacho). Han decidido que a mí me disgusta la mediación. ¿Por qué rayos tendría que disgustarme a mí que haya gente que intente que dos partes enfrentadas conozcan mejor los puntos de vista del contrario, hablen, piensen y procuren llegar a un acuerdo, lo logren o no? Pero es que hay demasiadas personas que, en cuanto no leen lo que esperaban leer, ya no leen bien, se saltan frases enteras, suprimen párrafos, desprecian argumentos como si no existieran y atribuyen al autor con el que discrepan actitudes e intereses absolutamente inventados, pero que podrían explicar la discrepancia mucho más simple y fácilmente que los argumentos del discrepante.  Así se ahorran leerlos con algún detenimiento.

Como ese mismo texto por el que se me declara enemigo de la mediación (e ignorante sobre la mediación, claro es) lo he expuesto -con ampliaciones que hacen aún más crítica mi opinión sobre el decaído Proyecto- en dos congresos sobre mediación a los que he sido invitado en Italia, con asistencia de numerosos mediadores y donde nadie lo ha entendido contrario a la mediación, sino contrario a una determinada forma de ver y de regular la mediación y se me ha pedido publicarlo en una revista seria, no tengo más remedio que concluir que esto de reaccionar sumariamente contra el discrepante es cosa typical spanish. No es exactamente así, porque en todas partes cuecen habas, pero en España estamos alcanzando grados nada envidiables de intolerancia y de incapacidad para hablar si no es con quienes piensan -o fingen pensar- exactamente como nosotros. Esto es lo más grave. Porque así no hay comunicación que valga. No hay posibilidad de progreso. Nadie se enriquece con los puntos de vista distintos y opuestos (tantas veces, sólo aparentemente opuestos). En infinidad de asuntos, sólo hay dos bandos y dos colores, blanco y negro. No hay grises que valgan, no hay opiniones discutibles. Y por tanto, no se discute. Cada bando trata de ganar.  Y si ninguno tiene la sartén por el mango, trata de situar a “uno dei nostri” (a uno de los suyos) a cargo del mango de la sartén. Los observadores con actitud presumiblemente imparcial, desinteresada, no existen. O pueden existir, pero siempre que estén calladitos. Es como si se estuviese en guerra y se aplicase, a semejanza del Derecho Penal del enemigo, el “diálogo democrático del enemigo”, que sería otro de los numerosos retorcimientos del lenguaje para disfrazar una realidad y denominarla precisamente con el nombre de lo que se niega. No hay diálogo genuinamente democrático cuando no se escucha lo que muchos, incluso minoritarios, tengan que decir. En ese falso “diálogo democrático” sólo hablan entre sí los del mismo bando, porque han resuelto que tienen la razón en todo, que tienen toda la razón. ¡Ahí es nada! ¿No es ésa idea la raíz y la base de la actitud y de la praxis totalitarias?

Éste de la mediación es sólo un ejemplo. Los lectores habituales de este “blog” pueden estar pensando en  otros. Pueden estar pensando, probablemente, en cómo se me declaró enemigo de los Secretarios Judiciales por el simple hecho de pensar y decir que, según la Constitución vigente, sólo ejercen jurisdicción los Jueces y Magistrados. Porque es eso, simplemente, lo que he defendido. Eso y sus ineludibles consecuencias. Nada más. Y nada menos. Sin embargo, me atrevo a pensar que en este “blog” ha habido finalmente debate, diálogo real, donde han aflorado, junto a elementos pasionales -que deberían rebajarse de intensidad, si no desaparecer-, posturas discutibles que han sido discutidas. Quiero pensar que se ha puesto de manifiesto que las discrepancias no son absolutas ni siempre debidas a animadversión o enemistad. Es de esperar -yo así lo espero- que el modelo actual de la Nueva Oficina Judicial  (NOJ) sea revisado sin la dialéctica belicosa del “diálogo democrático del enemigo”. La NOJ del futuro no es cosa que importe o deba importar para satisfacción de posturas corporativas mayoritarias (de jueces, de Secretarios, de la clase política partidaria de meter al Ejecutivo en la Justicia o del CGPJ, que se comprometió en exceso, fuera de sus atribuciones, con un modelo deficiente) sino para que la Justicia sea mejor para todos los que acuden o pueden acudir a ella. En todo caso, yo no represento a nadie ni me juego nada personal. Chuscamente, hubo quienes afirmaron que los profesores de Derecho Procesal opinábamos como la hacíamos para defender nuestros manuales. Una bobada enorme, porque, vistas las cosas así, ocurre exactamente lo contrario: los cambios requieren nuevos manuales.  De modo que si estuviésemos en la llamada “industria textil” (que ya no rinde ganancias relevantes), mejor serían siempre los nuevos textos que las reimpresiones o reediciones de los antiguos.

Un último ejemplo, por hoy, de intolerancia, ésta fuera del ámbito de la Justicia. A la nueva Ministra de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad, se le ocurrió hablar de “violencia en el entorno familiar” en su primer speech. De inmediato, le reprocharon en tropel no haber dicho “violencia doméstica” y, poco después, afinando la corrección dogmática, la anatematizaron por no haber utilizado la expresión “violencia de género”. A mí me parece que viene a significar lo mismo “doméstico” que “en el entorno familiar” Y también me parece inadmisible, no la expresión usada por la Ministra, sino esa tiranía sobre el lenguaje. ¿No se puede defender que calificar la violencia como “de género” es una opción lingüística como otras e incluso peor? Si una madre pega a su hijo o un hijo pega a su madre, ¿hay alguna distinción relevante respecto del caso en que la madre pegue a su hija o ésta a su madre?  Yo no la veo, pero en este segundo caso, la violencia no sería “de género”, aunque sí “contra la mujer”. La Ministra bien podía haber respondido: “me expreso como me parece, sin que el modo de expresarme suspenda o derogue ningún precepto legal”. Pues no: acosada por los “correctos” y sus portavoces, ha tenido que asegurar, a la defensiva, que “no hay ningún cambio de terminología”.

En un plano más sustantivo, he presenciado ya en un par de ocasiones a jueces y profesionales del Derecho, entre los que había mujeres y hombres, plantearse seriamente, sin machismos ni feminismos, si la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, no estaría siendo un factor criminógeno de esa violencia, es decir, si no estaría contribuyendo a aumentarla. Porque, aunque siempre ha habido varones-animales violentos y maltratadores, la radicalidad de algunas medidas de la ley podría estar conduciendo a la violencia a otro tipo de varones. No se trataba de justificar ninguna violencia, sino sólo de preguntarse por posibles efectos colaterales de exasperación y acorralamiento, que tal vez cooperarían a la producción de tragedias tales como el asesinato de mujer e hijos y al posterior suicidio o a la inmediata entrega voluntaria del asesino. Ninguno de los dos grupos que hablaba del asunto lo hacía con conclusiones preestablecidas, con respuestas a priori.  Simplemente se preguntaban algo, no sin algunos motivos. Pero ambos grupos eran conscientes de que no era posible hablar públicamente de la cuestión. Serían socialmente linchados y probablemente represaliados.  Gravísimo fenómeno, el de esta censura previa. Porque ¿no sería más razonable que los partidarios de la citada Ley fuesen los primeros y más interesados en saber si quizá lo legislado tiene algunos efectos negativos y no queridos y, en tal caso, ver de qué manera evitarlos?

Si no se puede ni hablar serenamente de ciertos temas, si no cabe discrepar sin ser declarado enemigo y, en consecuencia, sancionado al menos con el insulto y la descalificación personal, con la atribución de intenciones y finalidades perversas, lo que ocurre es que la democracia es meramente formal, sin espacio para una participación pacífica de las opiniones libres en la formación de la opinión pública, sojuzgada por un feroz dirigismo de los poderes, que han devenido, todos ellos, poderes fácticos, puesto que no respetan las libertades constitucionales, empezando por las del art. 20.1 de nuestra Norma Fundamental.

En las vísperas de un nuevo año, digo que soy consciente de lo que hay, que es esto, esta penosa situación, que, entre otros efectos, conduce también a que muchos jefes de todas clases no quieran a su lado a nadie que haga algo distinto de aplaudir constante e incondicionalmente. Y digo también que, aunque no pretendo que una ley de mediación responda a mis opiniones (entre otras cosas, porque no las tengo completas) ni me propongo que exista una oficina judicial conforme a mi modelo (tampoco lo tengo, aunque sí ciertas ideas) ni me apetece en lo más mínimo participar en ningún cambio de la L.O. 1/2004, estoy -sigo- dispuesto a pagar el precio de formar libremente mi opinión -incluso sobre los tres temas citados: mediación, NOJ, violencia de género- y expresarla aquí cuando me parezca oportuno.  Que los de la sartén por el mango se lo pasen bien y disfruten de su talante liberal y democrático.

jueves, 22 de diciembre de 2011

“DE LA EDUCACIÓN DEPENDE NUESTRO FUTURO”: LOS MALOS AUGURIOS DE ESTA PROCLAMA


EN LOS TIEMPOS DEL “PERFIL”, UN MINISTRO DESPERFILADO


El grado de adhesión al líder es inversamente proporcional al conocimiento que se tiene de él”. Escuché esta frase, no recuerdo de labios de quién, hace muchos años. Me pareció entonces muy certera y nada me ha hecho cambiar de criterio: todo lo contrario.

D. José Luis Rodríguez Zapatero (ZP) comenzó a ejercer como Presidente del Gobierno (el “Gobierno de España”) con un alto grado de adhesión dentro y fuera de nuestras fronteras. Parece ahora muy claro que correspondía al escaso conocimiento que se tenía de alguien que, bien mirado, sólo había sido en su vida, legislatura tras legislatura, un Diputado del montón, obediente pulsador de los botones cuando tocaba votar. ZP se ha despedido con un altísimo grado de rechazo –decisivo para el triunfo del Partido Popular- porque la ciudadanía sabía ya mucho más que suficiente sobre las carencias y las manías del sujeto y sobre las devastadoras consecuencias de su inanidad y de la de sus acompañantes (por cierto, más cambiantes de lo habitual: a unos cuantos les pareció insufrible hasta la apariencia de subordinarse a semejante paradigma andante de estulticia y fanatismo).

A estas horas ya han tomado posesión los Ministros del Gobierno presidido por D. Mariano Rajoy. Por simples motivos de edad, no puedo aplicarles la máxima con la que he arrancado este “post”. Conozco personalmente a varios Ministros, pero, a casi todos ellos, muy poco. Y lo mismo tengo que decir del Presidente. De manera que no influyen en mi impresión las experiencias y recuerdos que, en cambio, otros tendrán por haber acompañado durante cierto tiempo a los nuevos gobernantes. Por lo demás, no me parece que, pasadas sólo unas horas desde que han tomado posesión (¡qué enorme anacronismo, Dios mío, el de las “tomas de posesión”!), sea un momento apropiado para transmitir críticas u objeciones. No se trata de que haya unos cuantos días en que no importe lo que hagan u omitan los gobernantes, días inhábiles, como si dijéramos, según un intocable protocolo consuetudinario. De lo que se trata es de evitar, por prudencia y justicia, juicios (incluso provisionales) precipitados y de esperar a conocer sobre los nuevos gobernantes algo más que la información sobre su trayectoria pasada, pues, en rigor, hay que dejar espacio y tiempo para la rectificación incluso si los antecedentes no son buenos.

Con todo, hay un elemento muy desconcertante, sin paliativos, en el nuevo Gobierno, en especial si se tiene en cuenta el duro esbozo de la situación educativa de España contenido en el discurso de investidura del Sr. Rajoy. Llevamos ya bastante tiempo con la moda de los “perfiles”: “perfil alto”, “perfil bajo”, “no me das el perfil”, “encajas en el perfil”. El "perfil" vale para todo: desde entrenador de fútbol (el benemérito Del Bosque no encajaba, según D. Florentino Pérez, en el “perfil” propio del Real Madrid) hasta Secretario General de la ONU, pasando por las plazas de Profesores Titulares de Historia Contemporánea o de Teoría de la Comunicación Espontánea I, materias susceptibles de innumerables “perfiles”. Pues bien, dado que, nos guste más o menos o nada, estamos en el mundo de los “perfiles”, es imposible resistirse al pensamiento de que un especialista en sondear a la opinión pública no da el “perfil” mínimamente adecuado para ser el nuevo “Ministro de Educación, Cultura y Deportes”.  Me refiero a D. José Ignacio Wert. Vean su perfil según tres periódicos nacionales:




Habrá quien piense que mi criterio es que para ser Ministro de Educación (dejemos ahora la cultura y del deporte) hace falta ser Catedrático de Universidad. Pues no. De ninguna manera. En lo que podría ser mi gremio -que no existe siquiera- hay una muchedumbre de incompetentes para casi todo y, desde luego, para gobernar cualquier entidad. No hace falta ser tampoco miembro de otro cuerpo funcionarial docente. Dentro de esos cuerpos puede haber –seguramente cabe encontrarlas, tomando precauciones- personas con “perfil” y cualidades, pero lo que resulta imprescindible es conocer a fondo al menos alguno de los diversos mundos educativos, cosa que el Sr. Wert no tiene acreditada en absoluto. Y no digo que no tenga ideas. Pero eso no basta e incluso puede ser malísimo. Porque ideas sobre la educación las tiene cualquiera (de hecho, las tiene todo el mundo) y no les han faltado ideas a los diversos responsables del desolador panorama actual. Pero ideas buenas y hacederas son harina de otro costal. Dña. Pilar del Castillo, por ejemplo, tenía ideas. Pero ahora no hay nadie en la Universidad que no piense que hubiese sido muy preferible que no hubiera tenido ninguna y, en consecuencia, no hubiese hecho nada. Nada hubiese sido infinitamente mejor que lo que hizo.

Después, con ZP, vinieron los ignorantes a promover sin la menor crítica el “proceso de Bolonia” (o, más exactamente, lo que ciertos pedagogos, psicólogos y sociólogos declaran imperativamente ser consustancial a “Bolonia”), que está siendo como las siete plagas bíblicas. E instauraron el nuevo sistema de selección de profesorado mediante evaluación de papeles por la ANECA, gran invento de la Castillo, ejecutado por D. Ismael Crespo, un “valido” de la Ministra, apoyado más allá de cualquier consideración racional. Como se veía venir, el PSOE aprovechó enseguida la ANECA, sólo para burocratizar la vida universitaria hasta el paroxismo. Ahora, los tijeretazos están siendo brutales y la promoción del profesorado, imposible (como comprenderán a mi personalmente no me afecta). Sin ir muy lejos, mi buen Rector, D. José Carrillo, ya ha implantado en la Complutense una “tasa de reposición cero” contraria a la misma idea de la Universidad. Pero a eso lo llama “eficiencia” y a las víctimas, por osar expresar su desolación, les insultan como “insolidarios”. Resulta que los compromisos públicos de una Universidad no valen nada cuando cambia el equipo rector. ¡Toma Estado de Derecho!

El nuevo Ministro, ¿es, como sociólogo y político, de la misma “escuela” que Dña. Pilar del Castillo? Como político me parece que no, pero ¿y como sociólogo? Espero que tampoco. Y, en todo caso -aunque lo que es dar el “perfil”, no lo da- deseo fervientemente que el Sr. Wert acierte. Espero que, con la capacidad de iniciativa de legislativa y la mayoría absoluta de que disponen, eliminen la actual evaluación de la ANECA y no permitan que crezca más y más la “bolsa” (¡otra “bolsa” más!) de “acreditados sin plaza”, de reconocidos sin reconocimiento. En este momento prenavideño, uno puede permitirse ilusiones poco fundadas.

Son poco fundadas, sí, porque está muy visto y muy experimentado: cuanto más afirman y repiten algunos que de la educación depende nuestro futuro, competitividad incluída, menos les importa en realidad la educación.

A todos los seguidores y visitantes de este "blog", ¡FELIZ NAVIDAD!

domingo, 18 de diciembre de 2011

DURANTE SEIS DÍAS, TODOS EXCELENTÍSIMOS Y EXCELENTÍSIMAS; DESPUÉS, ALGO ASÍ COMO LA “LAUREADA JURÍDICA COLECTIVA”: LA “GRAN CRUZ DE SAN RAIMUNDO” COLECTIVA


LA ULTIMA GRAN HAZAÑA JURÍDICA Y POLÍTICA DEL INCREÍBLE MINISTRO DE JUSTICIA


Me parece que debo disculparme. Conocedor como era de un insólito otorgamiento masivo de la máxima distinción que el Estado Español concede por méritos jurídicos -la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort-, oculté la noticia y no felicité a los innumerables destinatarios de esa condecoración, que se ha de otorgar mediante Real Decreto.

En mi descargo diré que, por más que miraba y remiraba el Boletín Oficial del Estado y veía los seis Reales Decretos medio escondidos -una osadía ministerial tan enorme, con desprecio completo de todas las normas pertinentes e implicación del Jefe del Estado (v. http://www.mjusticia.gob.es/cs/Satellite/es/1200666550200/Tramite_C/1215326286346/Detalle.html)- no podía acabar de creer lo que veían mis ojos y, por otra parte, pensé que, ni siquiera para criticar, debía contribuir a hacer público lo que, según todas las señales, había pasado inadvertido.

Hay dos días al año -la onomástica del Rey y el Día de la Constitución- en que, de ordinario, se conceden estas Grandes Cruces -la máxima distinción entre ocho o siete, según las fuentes- y sólo extraordinariamente fuera de esos días “cuando se produzca algún hecho relevante o acontecimiento que así lo aconseje”.  Estaba claro, por la igual y repetida justificación de los Reales Decretos (enseguida la verán), que el hecho o acontecimiento relevante era, en estos casos, el fin de ETA, cosa que ni siquiera el Gobierno de la Nación, del que era parte el Ministro de Justicia, se había atrevido a considerar un hecho cierto y digno de festejo. Así que, por todas estas razones, decidí no hacer de pregonero del dislate de que, en vista del pretendido fin de ETA, apreciado por el Sr. Caamaño, se concedía la máxima condecoración jurídica del Reino de España a todos y cada uno de los Jueces y Magistrados, los del Constitucional incluidos, y a todos y cada uno de los Secretarios Judiciales, con lo que, no tratándose de condecoración pensionada (como la última distinción otorgada por Rubalcaba a Gómez Bermúdez mediante Orden Ministerial), los beneficiarios simplemente pueden estar contentos, ostentar cuando sea oportuno una condecoración bien vistosa y deben recibir de por vida el tratamiento de Excelentísimos señores o Excelentísimas señoras (siempre que no sean Ministros del Gobierno de España: entonces serán “compañeros” y "compañeras" o "señores" o "señoras")

En los ambientes jurídicos es sabido que “la Raimunda”, como se conoce popularmente a esta distinción, se ha venido concediendo, en sus diferentes categorías, con bastante generosidad, lo que, en ocasiones, conduce a agravios comparativos. Pero una concesión masiva de “la máxima Raimunda” era algo nunca visto y ni siquiera imaginado.

Pero el Ministro Caamaño, campeón de ventas de humo, garante de constitucionalidad de Estatutos de Autonomía y rancio social-nacionalista a la vieja usanza, no iba a detenerse en su propagandística demagogia (por delante del mismo ZP) ante ninguna norma, ni siquiera si estuviese colgada en su “web”, con mucho la más propagandística (y mentirosa) de cuantas aparecen ramificadas desde www.lamoncloa.es.  Así que vean, por si aún no se lo creen, lo que se publicaba en el
BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO, NÚM 287, MARTES 29 DE NOVIEMBRE DE 2011

SECCION III. OTRAS DISPOSICIONES

 18752

Real Decreto 1746/2011, de 25 de noviembre, por el que se concede la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort a los Jueces y Magistrados integrantes del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional.

Por la defensa de los derechos y libertades frente a la violencia terrorista y desde el reconocimiento a todas las víctimas que permanecerán por siempre en nuestra memoria, a propuesta del Ministro de Justicia y previa deliberación del Consejo de Ministros, en su reunión del día 25 de noviembre de 2011.

Vengo en conceder a los Jueces y Magistrados integrantes del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort.

Dado en Madrid, el 25 de noviembre de 2011.

JUAN CARLOS R.

El Ministro de Justicia,
FRANCISCO CAAMAÑO DOMÍNGUEZ

Con igual motivación al anterior, seguía otro Real Decreto (1747) de concesión de la misma Gran Cruz “a la Carrera Fiscal”:


Y otro, igual, con igual contenido (1748) otorgaba la misma Gran Cruz a “la Abogacía del Estado”

http://www.boe.es/boe/dias/2011/11/29/pdfs/BOE-A-2011-18754.pdf

Inmediatamente después, éste otro R-D.:

 18755
Real Decreto 1749/2011, de 25 de noviembre, por el que se concede la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort a los Secretarios Judiciales y demás Cuerpos al servicio de la Administración de Justicia.
Por la defensa de los derechos y libertades frente a la violencia terrorista y desde el reconocimiento a todas las víctimas que permanecerán por siempre en nuestra memoria, a propuesta del Ministro de Justicia y previa deliberación del Consejo de Ministros, en su reunión del día 25 de noviembre de 2011,

Vengo en conceder a los Secretarios Judiciales y demás Cuerpos al servicio de la Administración de Justicia la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort.

Dado en Madrid, el 25 de noviembre de 2011.

JUAN CARLOS R.

El Ministro de Justicia,
FRANCISCO CAAMAÑO DOMÍNGUEZ


Y después, en otros dos Reales Decretos (1750 y 1751), otras tantas Grandes Cruces de San Raimundo a “la Guardia Civil” y “al Cuerpo Nacional de Policía”.

Son míos los subrayados de los Reales Decretos íntegramente reproducidos, para indicar quiénes eran, según el texto  de los Reales Decretos, los beneficiarios individuales de la Gran Cruz. En otros Decretos, esa condecoración se otorgaba a “la Carrera Fiscal”, a “la Abogacía del Estado”, a “la Guardia Civil” y a “la Policía Nacional”. En el Real Decreto 1749/2011 la Gran Cruz era concedida a “los cuerpos de Médicos Forenses, de Facultativos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, de Gestión Procesal y Administrativa, de Técnicos Especialistas del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, de Tramitación Procesal y Administrativa, de Auxilio Judicial y de Auxiliares de Laboratorio del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses.”

Conforme a lo que se puede leer en la misma “web” del Ministerio de Justicia, está claramente dispuesto que cualquiera de las distinciones de la Orden de San Raimundo de Peñafort se puede conceder a distintos tipos de personas, pero no a colectivos. Pero el Sr. Caamaño, por ser catedrático de Derecho Constitucional (no pregunten sobre este punto, por favor), es capaz de prescindir de cualquier regla y equiparar la Orden de San Raimundo de Peñafort con la Real y Militar Orden de San Fernando, instituida por Decreto número LXXXVIII de las Cortes de Cádiz, de 31 de agosto de 1811 y refrendada por Real Decreto de S.M. el Rey Don Fernando VII, de 28 de noviembre de 1814. Se trata de una institución aún vigente: véase el Real Decreto 899/2001, de 27 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de la Real y Militar Orden de San Fernando. Hablamos de la que coloquialmente es denominada “Laureada de San Fernando”, que en su máxima categoría, puede ser y ha sido en ocasiones otorgada a colectivos: la “Laureada colectiva”. Caamaño inventa la “laureada jurídica colectiva”. Y así se la otorga a los ya citados cuerpos, con el refrendo del Rey, por los citados o reproducidos Reales Decretos. En otros casos, ya señalados, otorga "la laureada jurídica", la Gran Cruz de San Raimundo, a personas concretas, identificables por ser "miembros de...", en activo servicio, en excedencia, en servicios especiales o en cualquier otra situación.

Mas, por si el esperpento no era ya descomunal, por si la burla del mérito no alcanzaba el nivel del absoluto escarnio, todavía quedaba un segundo acto, porque en el

BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO, NÚM. 293, DE MARTES 6 DE DICIEMBRE DE 2011



aparecían estos textos:

 19190
Corrección de errores del Real Decreto 1746/2011, de 25 de noviembre, por el que se concede la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort a la Carrera Judicial y al Tribunal Constitucional.

Advertidos errores en el Real Decreto 1746/2011, de 25 de noviembre, por el que se concede la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort a la Carrera Judicial y al Tribunal Constitucional, publicado en el «Boletín Oficial del Estado» número 287, de 29 de noviembre de 2011, se procede a efectuar las oportunas rectificaciones:

En el título, donde dice: «a los Jueces y Magistrados integrantes del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional», debe decir: «a la Carrera Judicial y al Tribunal Constitucional».

En el párrafo segundo, donde dice: «Vengo en conceder a los Jueces y Magistrados integrantes del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional (…)», debe decir: «Vengo en conceder a la Carrera Judicial y al Tribunal Constitucional (…)».

19191

Corrección de errores del Real Decreto 1748/2011, de 25 de noviembre, por el que se concede la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort al Cuerpo de Abogados del Estado.

Advertidos errores en el Real Decreto 1748/2011, de 25 de noviembre, por el que se concede la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort al Cuerpo de Abogados del Estado, publicado en el «Boletín Oficial del Estado» número 287, de 29 de noviembre de 2011, se procede a efectuar las oportunas rectificaciones:

En el título, donde dice: «a la Abogacía del Estado», debe decir: «al Cuerpo de Abogados del Estado»

En el párrafo segundo, donde dice «Vengo en conceder a la Abogacía del Estado (…)», debe decir: «Vengo en conceder al Cuerpo de Abogados del Estado (…)».

19192
Corrección de errores del Real Decreto 1749/2011, de 25 de noviembre, por el que se concede la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort al Cuerpo de Secretarios Judiciales y demás Cuerpos de funcionarios al servicio de la Administración de Justicia.

Advertidos errores en el Real Decreto 1749/2011, de 25 de noviembre, por el que se concede la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort al Cuerpo de Secretarios Judiciales y demás Cuerpos de funcionarios al servicio de la Administración de Justicia, publicado en el «Boletín Oficial del Estado» número 287, de 29 de noviembre de 2011, se procede a efectuar las oportunas rectificaciones:

En el título, donde dice: «a los Secretarios Judiciales y demás Cuerpos al servicio de la Administración de Justicia», debe decir: «al Cuerpo de Secretarios Judiciales y demás Cuerpos de funcionarios al servicio de la Administración de Justicia».

En el párrafo segundo, donde dice: «Vengo en conceder a los Secretarios Judiciales y demás Cuerpos al servicio de la Administración de Justicia (…)», debe decir: «Vengo en conceder al Cuerpo de Secretarios Judiciales y demás Cuerpos de funcionarios al servicio de la Administración de Justicia (…)».

Con estos textos y conforme a lo que he subrayado, las Grandes Cruces de San Raimundo de Peñafort, otorgadas el día 29 de noviembre de 2011 a individuos, a personas, se convertían también, el 6 de diciembre de 2011, en “Raimundas colectivas”, en “Laureadas jurídicas colectivas”. Los Jueces y Magistrados y los Secretarios Judiciales dejaban de ser -salvo otro título- Excelentísimos Señores y Excelentísimas Señoras.

¿Necesita el esperpento algún comentario? Me parece que no. Pero para los buscadores de temas de tesis doctoral, he aquí algunos posibles: “Validez, anulabilidad o nulidad absoluta de los Reales Decretos 1746/2011-1751/2011: análisis formal y material”; “Naturaleza, requisitos y límites de las denominadas ‘correcciones de errores’”; “Procedencia de la revisión de oficio, por nulidad absoluta, de la concesión de condecoraciones”: “El acto administrativo sin autor conocido”; “Responsabilidad y 'culpa in vigilando' concurrentes de los actos refrendados por S. M. el Rey”, etc.

sábado, 17 de diciembre de 2011

LAS RESOLUCIONES DE LOS SECRETARIOS JUDICIALES NO SON JURISDICCIONALES, SINO ADMINISTRATIVAS


UNA IMPORTANTE NOTICIA JURÍDICA QUE NO SERÁ NOTICIA  (POR AHORA)

La Sentencia del Tribunal de Conflictos Jurisdiccionales, de 28 de septiembre de 2011 (BOE de 29 de octubre) y sus curiosas consecuencias.
(a los especialmente interesados: recomiendo leer los comentarios, porque hay mucho debate y se amplía el tratamiento del asunto y de la situación de nuestra Justicia)


Lo advertimos desde el principio. Lo advertimos -me refiero a la inmensa mayoría de los procesalistas- desde que la actual Ley 13/2009, de 3 de noviembre, de reforma de la legislación procesal para la implantación de la nueva Oficina judicial (BOE de 4 de noviembre) era un proyecto de ley. “Van a conferir Vds. a los Secretarios Judiciales, que no son los Jueces y Magistrados del apartado 1 del art. 117 de la Constitución, funciones que sólo a éstos corresponden.” “No se están limitando Vds. a atribuir a los Secretarios Judiciales las resoluciones de tramitación procesal”, como cabía confiar que se interpretaría lo previsto en la L.O. 19/2003, de reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial (concretamente, el nuevo texto del art. 456 LOPJ: v., al final, en Anexo) (para los más interesados que no la conozcan o que la quieran releer, dejo este enlace a la Declaración de Profesores de Derecho Procesal titulada POR LA UNIDAD Y LA INDEPENDENCIA EN LA ADMINISTRACIÓN DE LA JUSTICIA Y POR LAS GARANTÍAS PROCESALES DE LOS CIUDADANOS”:


Uno de los asuntos atribuidos a los Secretarios Judiciales por la Ley 13/2009, al reformar la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC), fueron los procedimientos civiles, simples y expeditivos,  por los que los Procuradores de los Tribunales y los Abogados reclaman provisión de fondos (los Procuradores) o su remuneración final (cuenta de sus derechos o minuta de honorarios, Procuradores o Abogados, respectivamente) (arts. 29, 34 y 35 LEC). Tras la mega-ley del 2009, son los Secretarios los que resuelven esas reclamaciones mediante decreto, que se convierte en título ejecutivo inmediato si no es cumplido. El decreto de los Secretarios, con esa fuerza ejecutiva, no impide, respecto de la reclamación de honorarios de Abogados, un proceso declarativo ulterior (el que corresponda por la cuantía) ulterior (lo que significan varios años para conseguir los honorarios impagados o la devolución de los honorarios, si el promotor del proceso declarativo es el cliente, que o ha pagado a toca teja o ha visto salir el dinero de su patrimonio, tras embargos y subastas, ordinariamente).

Pues bien, ha ocurrido que, incoado uno de esos procedimientos en relación con los honorarios de Abogado en asunto penal, reclamados a un Ayuntamiento, éste se opone, por entender que los honorarios se deben considerar integrados en un contrato de asesoría con el Abogado. El Secretario judicial de la Audiencia Provincial de G., ante la que se había seguido el asunto penal, dicta un decreto en el que desestima la oposición del Ayuntamiento y dispone, con apercibimiento de apremio (es decir, de inmediata ejecución forzosa), el abono de la cantidad que considera debida.

El Ayuntamiento formula recurso administrativo, de reposición o de alzada, el que corresponda, ante el Secretario, que lo inadmite. El Ayuntamiento interpone recurso contencioso-administrativo contra la Administración General del Estado, Ministerio de Justicia, impugnando el acto gubernativo del Secretario. Ahora, es un Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de G. quien tiene el asunto encima de su mesa y ha dado traslado a las partes por diez días para que se pronuncien sobre la falta de jurisdicción (¿cómo podrá sostenerse la falta de jurisdicción de ese Juzgado sin contradecir al Tribunal de Conflictos Jurisdiccionales, en la Sentencia de la que enseguida hablaremos?).

Pero el Ayuntamiento de G. formula también requerimiento de inhibición a la Audiencia y solicita la suspensión de la tramitación de la ejecución hasta la resolución definitiva del conflicto. Con el rechazo del requerimiento por la Audiencia Provincial queda formalmente planteado, el 27 de junio de 2011, un llamado “conflicto de jurisdicción”.

Conforme al art. 38.1 LOPJ, “los conflictos de jurisdicción entre los Juzgados o Tribunales y la Administración serán resueltos por un órgano colegiado constituido por el Presidente del Tribunal Supremo, que lo presidirá, y por cinco vocales, de los que dos serán Magistrados de la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo, designados por el Pleno del Consejo General del Poder Judicial, y los otros tres serán Consejeros Permanentes de Estado, actuando como Secretario el de Gobierno del Tribunal Supremo.” (cursiva y subrayado son míos) Este singular tribunal es denominado Tribunal de Conflictos Jurisdiccionales (TCJ), aunque, como se ve, tiene que resolver conflictos entre la Jurisdicción y la Administración.

Con fecha 28 de septiembre de 2011, en el  conflicto de Jurisdicción nº 6/2011, suscitado entre el Ayuntamiento de G. y la Audiencia Provincial de G., el TCJ dicta su sentencia 6/2011, publicada en el BOE de 29 de octubre de 2011. Preside el TCJ D. Carlos Dívar Blanco y son Vocales D. José Manuel Bandrés Sánchez-Cruzat; (TS) D. Octavio Herrero Pina (TS); D. Fernando Ledesma Bartret; D. Antonio Sánchez del Corral y del Río y D. José Luis Manzanares Samaniego, ponente. Los tres últimos son Consejeros Permanentes de Estado, aunque Ledesma y Manzanares procedan del Tribunal Supremo.

La Sentencia, que es unánime, declara que no procede el conflicto porque la resolución del Secretario Judicial (el decreto sobre honorarios de Abogado) no es una resolución jurisdiccional. El centro de la argumentación es el siguiente breve fundamento jurídico tercero:

«El ejercicio de la potestad jurisdiccional, reservado exclusivamente a los Juzgados y Tribunales conforme dispone el artículo 117.3 de la Constitución, no se reparte entre todos sus componentes, sino que se residencia en los jueces y magistrados que ostentan su titularidad y, lo que es más importante, ejercen la jurisdicción. Los secretarios judiciales no forman parte del Cuerpo único de jueces y magistrados previsto en el artículo 122.1 de nuestra Carta Magna, ni su estatuto responde a las exigencias ineludibles en relación con los titulares de la jurisdicción. Baste recordar que, como se lee en el artículo 440 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, el Cuerpo Superior Jurídico de los Secretarios Judiciales depende del Ministerio de Justicia. Luego, su artículo 463 subraya la ordenación jerárquica y la dependencia funcional de estos cualificados funcionarios de una Administración de Justicia que, en sentido amplio, incluye también actividades complementarias y auxiliares para el ejercicio de la potestad jurisdiccional.» (el subrayado y la cursiva son míos)

El asunto es remachado en el siguiente fundamento jurídico, en el que se lee:

 «Conforme a los artículos 3 y 10.1 de la Ley Orgánica 2/1987, los órganos administrativos autorizados por dicha ley sólo pueden plantear tales conflictos a los juzgados y tribunales, lo que establece un requisito que no se cumple en la cuestión ahora sometida al examen de este Tribunal de Conflictos. El expediente de jura de cuentas no sólo ha perdido su carácter jurisdiccional tras la Ley Orgánica 13/2009, sino que incluso podría ser regulado fuera de las leyes procesales. El concepto de jurisdicción no permite ampliaciones periféricas a partir de un núcleo central. Al menos, en cuanto se oponga a los criterios claramente seguidos por la legislación vigente.”

La sentencia me parece tanto más importante en la medida en que se ha dictado por un tribunal heterogéneo sobre un asunto de técnica jurídica, sin real trasfondo político (salvo politización e ideologización fanáticas), sin expectación extraprocesal y, muy probablemente, sin que hubiese presiones acerca de su contenido. La unanimidad y la concisión del texto confirman la apreciación de que a los juzgadores no les ha parecido necesaria una compleja deliberación.

No es éste el momento de desarrollar las importantísimas implicaciones de la doctrina sentada en esta sentencia del TCJ. Pero sí procede apuntarlas. Diré, preliminarmente, que los Secretarios Judiciales venían defendiendo que, al amparo del aptdo. 3 del art. 117 CE (y como si no existiese el aptdo. 1 de ese mismo precepto), eran tan “órgano jurisdiccional” como los Jueces y Magistrados y, por tanto, podían ejercer la potestad jurisdiccional “juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado”.

La trascendencia teórica, práctica e histórica de la sentencia y su doctrina son enormes. El TCJ sostiene lo mismo que los procesalistas: que los Secretarios Judiciales no pueden ejercer jurisdicción, porque no son Jueces y Magistrados (los del aptdo. 1 del art. 117 de la Constitución Española) y carecen de independencia.  Por un lado,  el TCJ lleva hasta el final esta tesis elemental al afirmar que los Secretarios no ejercen jurisdicción al sustanciar y decidir ese procedimiento de “cuenta jurada” (denominación inexacta en todo caso y más tratándose de honorarios de Abogados): el procedimiento no es ya jurisdiccional y tampoco lo es su decisión final, aunque se desarrollen físicamente dentro de un Juzgado o Tribunal. Mas, por otro lado, el TCJ, al limitarse a su estricta función, no se cuestiona que una reclamación de cantidad fundada en el cumplimiento de un contrato, que, en principio, es el civil de arrendamiento de servicios, en directa relación con un proceso, sea objeto de un procedimiento administrativo (aunque tramitado desde el interior de un órgano jurisdiccional) y finalice con una resolución administrativa, que resuelve sobre el crédito y la deuda. Desde el punto de vista del derecho a la tutela judicial efectiva, el tradicional, clásico y razonable planteamiento de un proceso civil (expeditivo, además) para un asunto civil (casi siempre) muta en el control jurisdiccional, vía proceso contencioso-administrativo, de una previa decisión administrativa del Secretario.

Se produce así más administrativización, en la línea de la “Ley Sinde”, pero aquí, no por el propósito expreso de manejar desde la Administración ciertas cuestiones de propiedad intelectual, sino por torpeza e inadvertencia del “genial” legislador de 2009 y de sus “hinchas”: estoy razonablemente seguro de que no pretendían lo que se ha producido. Desde el punto de vista práctico, que muy probablemente será el de más eco, Abogados, Procuradores y testigos (para reclamar indemnización por sus gastos: art. 375 LEC) se encuentran con que,  en lugar de un proceso y una decisión jurisdiccional civiles rápidos, han de transitar una senda administrativa y contencioso-administrativa, mucho menos rápida. Desde el punto de vista histórico, el Secretario Judicial, servidor público con un específico perfil de muy hondas raíces, ha sido transformado,  ahora sí sin lugar a dudas, en un funcionario más del grupo A, del Ministerio de Justicia. Nada de “Juez de lo procesal” ni de titular o cotitular de la potestad jurisdiccional. Hace más de un año afirmé en público que, aunque no lo advirtieran, el “desarrollo” en la Ley 13/2009 de lo previsto en la L.O. 19/2003 iba a "liquidar" a los Secretarios Judiciales en cuanto tales y que incluso ésa era la intención de algunos. Lamento enormemente que los acontecimientos me estén dando la razón.

Es esplendoroso este ejemplo de lo que sucede cuando se legisla sin saber y contra el criterio muy mayoritario de los que saben (personalmente, me gustaría que en FAES, la fundación hermana del Partido Popular, se analizase esta inicial consecuencia de que el PP practique el “seguidismo” respecto de las ocurrencias socialistas y se concierten “pactos de Estado” para presumir de ellos, pero sin meditar lo que pacta). En cuanto a los Abogados y Procuradores, no faltará quien diga que esto es lo que sucede cuando no analizan en serio las reformas legales y no piensan en sus consecuencias o, si analizan y piensan, callan. Ahora quizá deban pensar si no les trae cuenta dejar de recurrir a sus (antaño) “privilegiados” cauces (los de los ya citados arts. 29, 34 y 35 LEC) y plantear los declarativos que correspondan (podrían oponerles la inadecuación del procedimiento, pero no carecerían de contundente argumentación contra tal óbice: la STCJ está diciendo que lo que resuelve el Secretario no es tutela judicial y menos “efectiva”).

El lío mayúsculo no ha hecho más que empezar. Porque, en buena lógica, la nítida e indiscutible argumentación del TCJ en el fundamento jurídico tercero de su Sentencia de 28 de septiembre de 2011 conduciría a considerar no jurisdiccionales todas las resoluciones de los Secretarios Judiciales. A fuerza de voluntad, dejémoslo, por ahora, en los procedimientos en los que el Secretario decide sobre el fondo. Y esperemos a ver si el Partido Popular rectifica los errores de concepto y los consiguientes disparates prácticos, que siempre son consecuencia de los errores "simplemente teóricos". Ya saben Vds., por otros largos "post" anteriores, que no abrigo grandes esperanzas... ni siquiera después de que desde la misma Justicia y la Ciencia del Derecho (representada por el Consejo de Estado) los errores hayan sido declarados y los disparates, desencadenados. Para rectificar no haría falta meter el dedo en el ojo a nadie sensato. Pero la inercia es muy grande y el afán de mando, aún mayor.
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PS. Por supuesto, cuento con los habituales insultos -a mí, no a los miembros del TCJ, demasiado poderosos, al parecer- de unos cuantos Secretarios Judiciales anónimos, en unos "post" muy escuetos,  porque los insultos sustituyen a los argumentos. Pues insisto en que ni ahora ni nunca he estado contra los Secretarios Judiciales, sino todo lo contrario. Lástima que no se pueda discrepar sin ser considerado "enemigo del pueblo" y "perro judío".

martes, 6 de diciembre de 2011

¡AY, AY, AY…! ¡QUÉ MAL HUELE TODO! A CONTINUISMO AQUÍ Y A "DIKTAT" EN EUROPA


AHORA SÍ: AHORA ES NECESARIA EN ESPAÑA UNA RUPTURA. PERO, ¿CAERÁ ESA BREVA?
(actualizado a 8 de diciembre de 2011)


Primer escenario: la crisis mundial, convertida en crisis de la Eurozona.

Lamento profundísimamente no haberme equivocado por completo. Ni siquiera entiendo cómo no ha sido así. Pero no ha sido. Al contrario: estoy acertando, por desgracia, más allá de toda probabilidad. Toda la Eurozona entra en crisis, porque las famosas agencias de rating -de seriedad e independencia cuestionables- llevan una semana dedicadas a bajar la calificación de diversas entidades y, lo que es más llamativo, a amagar con malas notas incluso a Berlín y a París. Es lo que los periodistas llaman “amenazas” con la misma rutina literaria con la que denominan “carga” a cualquier crítica o denuncia contundente (p. ej., el Papa Ratzinger casi siempre “carga”: "carga" contra la corrupción, contra la tiranía de los mercados y cosas así de extrañas). Es llamativo que no tenga ninguna relevancia lo que se sabe de las Standard & Poor’s, Moody’s, Fitch, etc.. Se han revelado los vínculos de estas “calificadoras” sin que nadie parpadease. Pero los vuelvo a facilitar: http://www.expansion.com/2011/07/28/empresas/banca/1311889721.html?a=c6f26bf17f37156342d466333f87fea2&t=1312134527

La Sra. Merkel no ha parado de repetir su receta y de oponerse a todo lo que no sea esa receta. El disgusto de muchos comienza a ser cabreo del ciudadano común en muchos países europeos. Escuchamos al super experto Monti, sustituto de Berlusconi, expresar lo mismo que hemos dicho tantos: “bitte sehr, Frau Merkel, no siga Vd. con la monserga de los buenos y los malos” (los buenos, los alemanes, claro; los malos, los mediterráneos) porque, aunque la distinción fuese completamente cierta, exacta y tan fiable como las normas DIN (Deutsche Industrie Normen), la monserga no arregla nada -los hechos son irrebatibles- y Frau Merkel está dando la impresión de que Alemania puede salvarse sin Europa, lo que es una de las pocas cosas seguras -falsas, pero seguras- que existen. Si Alemania produce mucho y no tiene apenas paro es, en grandísima medida, porque exporta mucho. La mala balanza de pagos de los demás tiene mucho que ver con la buena balanza comercial de Alemania. Es un mero ejemplo, una elemental ilustración de la implicación que la Sra. Merkel parece obstinada en negar. Sobre la situación de los Estados Unidos de América y sobre el permanente escándalo de China, la “maestra” Merkel no tiene nada que decir. Muy sospechoso. Porque el lío viene de los EE.UU., donde el déficit público ya es del 100 por 100 del PIB y desde donde se han inyectado billones en la absolutamente opaca economía china (por no hablar de la Federación Rusa, otro misterio). Son dos gigantes económicos con la más grande corrupción que vieron los siglos, donde no florecen los limones mediterráneos (al contrario del vals de Johann Strauus II, «Wo die Zitronen blühn»: http://www.youtube.com/watch?v=4Q2rx97Fy4s&feature=related, inspirado y dedicado inicialmente a Italia: ¿alguna vez la Sra. Merkel habrá sido capaz de gozar con esa música y con lo que evoca? Lo dudo muchísimo), sino los BMW y los Mercedes para unos pocos multimillonarios de obscena opulencia.

No sé -no lo sabe nadie- qué va a pasar el próximo día 9 de diciembre, para el que se anuncia nada menos que una refundación de Europa o, al menos, de la Eurozona. No se sabe ni siquiera quién ha decidido tamaña empresa, pero, de facto, el 99 % de los comentaristas dirían que ha sido el tandem Merkel-Sarkozy, un tandem que, por supuesto, sólo tiene un manillar y un único juego de pedales para el asiento delantero, ocupado por Dña. Angela, que pedalea con Nicolás Sarkozy en el sillín de atrás de mero paseante, al que se le está quedando el rostro pétreo e inexpresivo a base del papelón. Así pues, estamos en más de lo mismo o, peor, en lo mismo que va a más, in Namen der Wirtschaft, en nombre de la Economía, que suena parecido y viene a significar lo mismo que el in Namen des deutschen Volkes. Ahora se refunda Europa porque a Frau Merkel le brota, a ver si la nombran de nuevo Bundeskanzlerin. La Comisión Europea y la Unión Europea, con Durao Barroso y Van Rompuy a la cabeza (¡!), como si no existiesen. Los Gobiernos y los Parlamentos, en posición de atentos, prestos a formar por pelotones o a romper filas, lo que se les diga. Oigan, esto no es ceder soberanía, cosa a la que estaríamos dispuestos. Esto es un Putsch, como el Kapp-Putsch, al más rancio estilo de la Deutsche Industrie, in Namen des deutschen Volkes. Esto es como la “expropiación” de Rumasa, pero a lo bestia (¡y mira que fue bestia aquella “expropiación”!). No soy anti-alemán, sino todo lo contrario. Lo que pasa es que Frau Merkel no tiene visión ni de Europa ni de Alemania, sino un nacionalismo barato, miope y ponzoñoso. Se lo han dicho ya, aunque más suavemente, su mentor, Helmut Kohl y el otro Helmut, Helmut Schmidt.

[ACTUALIZACIÓN: Lo llamativo es que se da por sentado que el plan ideado para la Refundación de Europa el histórico día 9 de diciembre de 2011 por el "tandem Merkozy" es algo indiscutible. Y lo es, sin duda, pero porque no se puede discutir lo que no se conoce. He leído que  los Tribunales Constitucionales habrán de pronunciarse sobre el déficit público y con ese simple detalle ya sé que se equivocan porque eso, si le correspondiese al Bundesverfassungsgericht (el Tribunal Constitucional alemán), no tendría por qué corresponder o imponerse a los demás países (17 ó 27), cuando nada les obliga siquiera a tener un Tribunal Constitucional. El resto del plan de refundación lo saben media docena de personas, a las que el "tandem" se ha dignado enviar los papeles. Y, por supuesto, lo sabe Mr. Obama y su señor Secretario del Tesoro Mr. Timothy Geithner, que, de pronto -aunque sin sorpresa mía- aparecen integrados en la superoligarquía, que, siempre en nombre de la Economía mundial, está suplantando hasta las más elementales formas democráticas.


Pues bien: D. Mariano Rajoy nos ha hecho saber que acudirá a la Cumbre Europea de Bruselas, pasado mañana, dispuesto a que España esté a la cabeza de la nueva Europa, con una posición económica pactada con el dimitido Sr. Rodríguez Zapatero, “casi un héroe”, en opinión de Frau Merkel, que demuestra así su información, perspicacia y cultura. El Sr. Rajoy avanza que estará a favor de lo que diga el “tandem Merkozy” (aunque hace una semana, cuando Sarkozy osó discrepar durante dos días de Frau Merkel, D. Mariano declaró que hacía frente común con el presidente francés). Pero es que el día 7 de diciembre de 2011, Mr. Geithner le ha dado el "visto bueno" al plan del Sr. Rajoy. Es decir, que Frau Merkel -y en pos de ella los demás- acepta los erróneos planteamientos de Mr. Obama, según los cuales el problemón económico mundial nació en Europa y consiste en los problemas de Europa.

Un conjunto más mediocre de mediocridades, despreciando hasta el punto del auto-golpe de Estado múltiple los últimos vestigios de la soberanía popular, del Derecho Internacional y del Derecho interno, no me parece algo que se haya dado en la Historia hasta ahora, al menos tan a las claras. Yo reclamaba que los dirigentes europeos estuviesen callados hasta que no tuviesen algo concreto que decir. No me venga nadie con que ahora ha llegado lo que reclamaba y me quejo más que antes. Porque lo de ahora, lo de hoy, no son los dirigentes europeos con una voz. Es el anuncio de un Diktat de Frau Merkel, con su presuroso séquito y con la aprobación de Mr. Obama, que tanto le da lo que diga la Canciller, porque él va a seguir a lo suyo, aunque ya no sepa exactamente lo que es, salvo no incomodar a Wall Street.

Aunque me quede solo en el mundo, no me gusta esta versión planetaria de "las lentejas, si las quieres las comes y si no, las dejas". Si a esta indignidad, a este escarnio de la democracia, no se opone nadie -que probablemente sí se opondrá, porque hay países y dirigentes guardando un significativo silencio-, que conste el repudio absoluto de un ciudadano español, europeo, el autor de este "blog". Debo ser un imbécil o el último romántico o un idealista incurable, pero hubiese preferido -aún prefiero- morir de inanición que de indignación. No es una frase, sino puro pragmatismo: puestos a morir por falta de recursos, se tumba uno en la cama y ¡ala!. En cambio, me parece mucho más doloroso ir muriendo indignado. Auguro, además, que si la Sra. del Putsch y del Diktat, con su séquito y sus avalistas políticos, no rectifican, fracasarán estrepitosamente. FIN DE LA ACTUALIZACIÓN]

Segundo escenario: la situación española. Seré breve, porque me agota la incapacidad y el errequerrismo de la clase política española. ¿Piensan Vds. que nuestros políticos están medianamente preocupados por lo que nos afectará tan grandemente nuestra situación actual y la inmediatamente venidera? En absoluto: siguen exclusivamente preocupados de las carteras ministeriales, de los segundos y terceros premios de la lotería del relevo (Secretarías de Estado, Subsecretarías, etc.) y hasta de la “pedrea” de esa lotería. Las “quinielas” nos proporcionan un tufo de continuismo que apesta. No digo que lo aliente el Presidente in pectore, que no lo ha hecho. Digo que es el olor que emana de la clase política, secundada por los plumillas de “los medios”. Estas “quinielas” carecen de fundamento probabilístico y no tienen premio, como las auténticas. Los “quinielistas” políticos, los que el 6 de diciembre de 2011 se han reunido a celebrar el aniversario de la Constitución, no han hablado de otra cosa sino de quién será Ministro de qué o Presidente de esto o de lo otro. Pero si no han hablado de otra cosa es porque siguen, erre que erre, con la importancia de los cargos, carguitos y carguetes del Ejecutivo y, sobre todo, porque no tienen otra cosa de que hablar. Para ellos, aquí, en España, no hay nada de que hablar: ni de los institutos y colegios ni de las Universidades ni de la investigación ni de la sanidad ni del empleo ni de la recesión ni de lo que se podría hacer en este o aquel campo para romper el círculo vicioso. Ése es un mundo, el mundo real, en el que, simplemente, nuestros políticos no están. Para ellos aquí no pasa nada que les concierna, aquí no ha pasado nada, excepto que “ahora nos toca a nosotros”.

Pero las fechas se acercan. D. Mariano Rajoy será investido y, al día siguiente, tendría que presentar un Gobierno repleto de personas de categoría, de “los mejores”, dijo. Un Gobierno que inspire confianza, dentro y fuera, y que le acompañe y le secunde seriamente en un proyecto político de más envergadura que dar cuatro tijeretazos. ¿Hay indicios de algo parecido? Pues, francamente, no. Y del proyecto político, ni la más mínima noticia. Por su parte, las “quinielas” van, en ámbitos decisivos, en la línea del continuismo, de la promoción por la especial meritocracia en el cerrado escalafón de la clase política, en la que la experiencia nefasta cuenta como un valor. O sea, vamos en la línea del más de lo mismo o, lo que es peor, como ya he dicho, de lo mismo pero yendo a más. Cuando se impone una rectificación hasta la ruptura con lo que ha fracasado y con lo que la sociedad -la tan mentada ciudadanía- repudia masivamente, cuando tal ruptura -hablé en el “post” anterior de una genuina catarsis- no es que sea buena y conveniente, sino que resulta absolutamente necesaria si queremos esperanza, lo que se huele a todas horas y por todos los cenáculos de la clase dirigente es el hedor del “ande yo caliente, ríase la gente”. Pero la gente, por buen humor que tenga -que en España lo tiene y lo querría conservar- no está para más bromas. Y no perdonará que una mayoría absoluta sea malversada.

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¡Ah, si la Merkel cantase “Donde florecen los limones” como lo canta, maravillosamente, Eva Lind, en esta versión, que les enlazo para su solaz!: http://www.youtube.com/watch?v=4VHShoFPNao&feature=related

jueves, 1 de diciembre de 2011

¡CUIDADO CON LOS "RECORTES"! PEGAR TIJERETAZOS NO ES GOBERNAR



DOS MALES MUY TEMIBLES: MÁS PARO Y RECESIÓN Y UN AGRAVIO COMPARATIVO EN MASA



A nadie le debería extrañar que D. Mariano Rajoy se esté tomando su tiempo en relación con la gravísima crisis económica española. Nunca se ha caracterizado el Presidente del Gobierno in pectore por ser veloz y expeditivo. En estos momentos, viene a cuento el viejo dicho “vísteme despacio, que tengo prisa”.  Cuando casi nadie informa con veracidad de lo que realmente sucede aquí, es necesario tomarse cierto tiempo -no mucho, pero alguno- para aterrizar bien en la realidad y estar en condiciones de actuar rápida y contundentemente, pero no, nunca, jamás, de cualquier forma que dé imagen de rapidez y contundencia. De imágenes, talantes y demás “merchandising” político ya nos han empachado para varias décadas. De mentiras y engaños estamos absolutamente hartos. Y para globos sonda, nos basta el extraordinario ejemplo del Honorable President Artur Mas, que lanza a diario varias ideas de posibles machetazos al presupuesto catalán. Así que, por el momento, bien estará una cierta pausa si se evitan después improvisaciones, especialmente en los recortes. Porque cualquier cosa, incluso no hacer nada, es mejor que improvisar tijeretazos presupuestarios al buen tuntún. Improvisar tijeretazos está al alcance de cualquier cerebro de mosquito, pero es de peligroso como dejar suelto a un monito juguetón con cuchillas de afeitar en las manos, sólo que sustituyendo al monito (travieso tití o simpático chimpance) por King Kong con cuchillas de tamaño proporcionado. Catástrofe segura.

Hace falta, además, una política. Repito algo que ya dije aquí mismo. Lo de ajustar y recortar no es un proyecto político, sino el stop rotundo a la mentecatez del gasto y del endeudamiento: es el saneamiento elemental (aunque gigantesco) que cualquiera tendría que hacer, por simple necesidad e instinto de conservación a corto plazo. Aplazo hablar más sobre el proyecto político, que no es cosa de mañana o pasado mañana.

Difícilmente, desde la guerra civil, habrá habido una expectación en España y en el mundo respecto de España, con su próximo Gobierno, como la que se palpa en estos días. Se acabó echar las culpas a Zapatero, grande, grandísimo, pero no único culpable. No les vale ya a los políticos esa copla y tampoco a la ciudadanía. Ahora, dentro de unos días y durante 30 ó 60 días más con un nuevo Gobierno, lo que está en juego es si se pierde del todo la esperanza -en una situación altamente inflamable como la actual- y España se va al garete o si se comienza a avistar, no unos miserables “brotes verdes” falsos, sino un horizonte, duro, muy duro, pero esperanzador. Esto de ahora no tiene nada que ver con la rutina de un bipartidismo turnista. Ésta es una crisis gigantesca dentro de una decadencia de civilización. Algo infinitamente menos cruento -por ahora y que así siga- que la Segunda Guerra Mundial, pero probablemente más difícil.

Si el futuro Gobierno quiere que los españoles no nos subamos por las paredes y nos planteemos estudiar en cinco días al Padre Mariana y su luminosa doctrina sobre la licitud del tiranicidio, haga de inmediato tres cosas: primera, no toque las retribuciones actuales (otra cosa serían las retribuciones futuras) del español común (categoría a la que no pertenecen, desde luego, los jerifaltes del sistema financiero y de las entidades subvencionadas: partidos, sindicatos, patronales, empresas públicas, etc.). Porque si, para recortar y recaudar, vacía aún más los bolsillos de millones de españoles, la recuperación o reactivación de la economía real es un imposible físico, metafísico e incluso matemático y sin esa recuperación o reactivación, lo inexorable es más paro, recesión monstruosa, miseria prolongada. Además, mientras la gente siga viendo mamandurrias por doquier, se subleverá con razón ante nuevos ajustes y recortes. Los agravios comparativos resultan insufribles.

Segunda cosa: no dedique el Gobierno más recursos económicos  a las entidades financieras. No más recursos, ni directos ni indirectos ni propios (si quedan) ni prestados. Ni un euro más al salvamento, recapitalización, estabilización, refuerzo, aval, etc., de las entidades financieras. Después de los miles de millones “inyectados”, déjese a las entidades financieras que se arreglen por sí mismas, entre otras razones, porque son las que más saben de arramplar euros. Las que no logren arreglarse, que quiebren. Lo que hay que evitar que quiebre es el país en su conjunto. Y quebrará si los escasos recursos se siguen dedicando a arrojarlos a un pozo sin fondo conocido y que no da agua. Recuerdo que, tras la primera gran “inyección de liquidez” a los bancos y a las cajas, Don Pepiño Blanco, pobre, exhortaba al “sistema financiero” a que reanudase el crédito a los ciudadanos y a las PYMES. ¡Qué entrañable y bondadosa ingenuidad!

Más en concreto sobre las entidades financieras: no se le ocurra al nuevo Gobierno dejarse engañar con lo del “banco malo”. Y menos aún se le ocurra, no engañado, ser cómplice de la segunda entrega de la Gran Estafa. Verán. Nadie explica muy bien qué es eso de un "banco malo". Tengo la completa seguridad de que hay varias personas que saben muy bien lo que es. ¿Por qué no lo explican? Porque veríamos que “un banco malo” es, decididamente, algo malo e incluso muy malo, dado el gran afán de “vendernos” la idea sin explicarla. Pero no le demos vueltas: aquello a lo que se ha decidido llamar “un banco malo” es, sin duda, un mal banco. Y como este mal banco no se constituiría por el libre albedrío de unos seres humanos que decidiesen hacer un buen negocio, sino para salvarse de las consecuencias de un cúmulo de malos negocios, nada de “banco malo”. Lo diga D. Rodrigo Rato o el sursum corda (y aunque lo hayan hecho ya en otros países, porque aquí sería distinto). Pero, ¿cómo rayos puede alguien, con un miligramo de cerebro y unos nanogramos de decencia, constituir un denominado Banco con los llamados “activos tóxicos”, es decir, con basura, con los impagados e impagables? Si se permitiese que las entidades financieras se “limpiasen”, repristinasen y relanzasen (¡pobrecitas ellas, con los dividendos que no han repartido, con las pérdidas que han sufrido!), a base de trasladar a otra parte lo que tienen en balance como “activo”, pero que es, en realidad, tóxico, venenoso, ¿por qué no podríamos todos los demás “crear” un “padre malo” o un “hijo malo”, a modo de “avatares”, para transferirles todos los errores propios? Además, constituir y mantener un “banco malo” no es gratis y como, sin duda, no lo pagarían quienes lo patrocinan, porque lo que persiguen es exactamente lo contrario, lo pagaríamos entre todos (o sea, más recortes, más tijeretazos a millones de semi-esclavos, “muy competitivos”, eso sí).

Tercera cosa: aplíquense D. Mariano Rajoy y equipo a pensar en lo que realmente puede reactivar nuestra economía real y a disponer lo que, en consecuencia, sea menester. No desoigan a “los mercados”, a Merkel, a Sarkozy, a Obama. No pueden hacerlo. Pero no dejen de pensar por sí mismos y de pensar en nuestra concreta situación, para ponerse, sin pensar demasiado, a trabajar al dictado, que siempre sería mucho más fácil. Hagan el plan que más nos convenga, el que encaja con el estado de nuestra Nación. Lo que reactive nuestra economía real, frene el paro y comience a crear empleo es lo que convencerá a “los mercados”, aunque se sufran algunos zarandeos e incluso algún terremoto. Si las cosas se hacen bien, si el plan es bueno, será bueno para “los mercados”, para la Eurozona y para Merkel, Sarkozy y Obama (y si alguno se enfada, que se enfade).

Instrumentalmente, hay algo “metodológico” imprescindible: no claudiquen ante ningún sector, ante ningún “lobby”, ni ante CEOE ni ante sindicatos, ni ante éstos o aquéllos, del mismo “cuerpo” que este o aquel nuevo mandamás. Escuchen, estudien, tomen buena nota, pero no claudiquen. Tienen mayoría absoluta. Utilícenla bien, en lugar de dilapidarla como el Sr. Aznar. Hay muchos y fortísimos intereses creados, acostumbrados a ser, no ya atendidos, sino secundados y obedecidos. Gran parte de nuestros males -en España y en el mundo- provienen de haber dejado actuar a personajes y sectores con graves conflictos de intereses, como si esos conflictos no existieran. Eso se tiene que acabar, es una cizaña que debe ser arrancada ya, sin esperar al día del Juicio. Ejemplo bien actual: “¿qué le parece el indulto del Sr. Sáenz?”, me preguntan mucho en estos días. Me parece mal, rematadamente mal, porque el indultado es acreedor del partido del Gobierno. Un acreedor que, por si fuera poco, de vez en cuando perdona, con lo que resulta que los créditos son donaciones condicionadas. Por eso es indecente que un Juez simplemente pida dinero a un Banco: porque el Banco es o puede ser -tanto da- “cliente” del Juez. Eso son conflictos de intereses.

El futuro Gobierno del PP tiene por delante, como requisito de todo esto, la necesidad de una catarsis interna inmediata. Porque tiene que abandonar y prohibir prácticas viciosas que han sido actuaciones cotidianas tenidas por normales e incluso como virtuosas. Pierdan el miedo a hablar de la corrupción, como si no la hubiese y como si denunciarla y actuar contra ella fuese cosa sólo de radicales anti-sistema o de perturbados mentales. Muestren, con hechos, palabras y normas, que sintonizan con la ciudadanía, que hace mucho tiempo que no se chupa el dedo.

Dos cuestiones más, para terminar por hoy. ¿De dónde recortamos, podrían preguntarme? De la estructura del Estado, Comunidades Autónomas y Municipios incluidos. Digo de nuevo lo que dije en su momento y quizá se consideró una “boutade”: reduzcan a la mitad el número de Ministerios, Secretarías de Estado, Direcciones Generales, Consejerías, Viceconsejerías y todos los altos cargos y asesores y adjuntos correspondientes (v. http://www.andresdelaoliva.blogspot.com/2010/02/gobierno-de-concentracion-y-reduccion.html).   Dejen de pagar a la mitad de quienes ocupan cargos con excedencia y reserva de plaza. No dejen de pagar a los servidores públicos que se ganaron su puesto en buena lid. Dejen de pagar alquileres, amortizaciones, electricidad, aparatajes, etc. Cierren las televisiones públicas duplicadas o triplicadas en un mes (y más tarde, las otras): no dejen a nadie de las plantillas sin cobrar lo que cobraba (que tengan la pitanza garantizada y se reciclen como quieran y puedan), pero ahorren ya todo lo demás, que después vendrán nuevos ahorros. Eliminen subvenciones a lo que no presente un innegable interés público, general, perceptible por los ciudadanos como necesitado de financiación por todos. Cierren empresas públicas, cientos de ellas minúsculas y sin sentido alguno, pero un platal sumadas todas ellas. Cierren o fusionen Universidades públicas disparatadas, archideficitarias, dado su escasísimo número de alumnos, y abocadas a no ser nunca verdaderas Universidades. Esos cierres no tienen por qué dejar a nadie en el desamparo o la penuria.

Si se ponen en serio a esa labor, a mí, desde luego, me pueden pedir que pague algo más por las medicinas que lo que pago ahora con mis recetas de MUFACE. Con ejemplaridad de los poderes públicos en los recortes de lo público que es supérfluo, los ciudadanos pueden entender que lo que no les cuesta, o les cuesta mucho menos que su coste real, no es, en realidad, gratuito o semi-gratuito, sino que lo pagamos todos y no equitativamente repartido. Pienso, por ejemplo, en que las tasas de matrículas de las Universidades públicas sean iguales cualquiera que sea el nivel de ingresos de los padres o familias de los alumnos, o de ellos mismos.

Por último, voy a proporcionar a los dirigentes del PP un argumento de estímulo absolutamente desprovisto de altura literaria, doctrinal, ética o cosa que les suene a música celestial. Es éste: el PSOE perdió, del 2008 al 20 de noviembre de 2011, más de cuatro millones de votos. El PP, con todo el zapaterismo y demás, ganó medio millón de votos. Si el Gobierno del PP no acierta en los dos primeros meses (y entonces difícilmente acertará en lo que siga), en bastante menos de cuatro años el PP puede muy bien perder más de cuatro millones y medio de votos. Y entonces no estará como ahora el PSOE, sino mucho peor, porque unas siglas con más de un siglo de historia son un activo -ahora muy devaluado, pero un activo no tóxico- del que carece el PP.

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PS. No recorten en educación o instrucción, como quiera llamarlo Dña. Esperanza Aguirre. Ahí nos jugamos el futuro. Un anónimo comentarista añade y le copio: tampoco recorten la Sanidad, que ahí nos jugamos el presente. Pero matizo: lo que sí cabe hacer es revisar la aparente gratuidad de todas las prestaciones sanitarias.