miércoles, 30 de mayo de 2012

PARECE QUE, A CUENTA DE BANKIA, RAJOY HA JUGADO AL POKER MALAMENTE



ES HORA DE QUE RAJOY Y SUS GURÚS SE RETIREN DEl TAPETE Y GENTE SERIA HABLE SERIAMENTE


En el post inmediatamente anterior (expresivo de temores de efectos muy negativos que se han cumplido o se están cumpliendo por completo) ya me extrañé mucho de la ocurrencia del salvamento de BANKIA y de las afirmaciones de Rajoy, el lunes 29 de mayo de 2012, en su comparecencia en la sede del Partido Popular. Extrañísima y archi-temeraria, en especial, la afirmación de que el Gobierno o el Estado no pueden dejar caer ninguna entidad financiera porque caería el país. Ahora parece muy probable -he procurado al máximo comprobar las informaciones amontonadas- que algún listillo había tenido la ocurrencia adicional de sortear, a base de papelitos, todos nuestros  problemáticos interrogantes (los de muchísimas personas sin la cabeza perdida) sobre el modo de conseguir los miles de millones para BANKIA. Más o menos, los problemas se "resolverían" así: el Estado español no saldría a los mercados a buscar los famosos 24.000 y pico millones, sino que daría a BANKIA títulos de deuda soberana (papelitos) por valor nominal de esos miles de millones y BANKIA consiguiría los millones reales, por así decirlo, descontando esos títulos del Banco Central Europeo (BCE). Es decir, que el BCE, una institución europea, rescataría a BANKIA (y, ya puestos, a más bancos españoles) por la puerta de atrás. Habríamos empezado a ser rescatados pero a escondidas, como si dijéramos.

Que ésa de los papelitos fuese la fórmula para el rescate de BANKIA no se había dicho por nadie con autoridad política (ni económica ni moral, claro está). Por el contrario: se había dicho oficialmente que la fórmula estaba por determinar. Pero, al parecer, uno o varios sujetos, considerados como representativos de las autoridades españolas por alguna prensa internacional y por el BCE, entendieron que eso es lo que el Estado o el Gobierno español se proponía. Y así se llega al extraño episodio de que el BCE emita una nota sobre el plan, rechazándolo. La Vicepresidenta primera, Sáenz de Santamaría, y el Ministro de Economía, De Guindos, me parecen plenamente sinceros al quedarse atónitos con el rechazo de algo que no han propuesto y el BCE rectifica poco después. Mientras tanto, la Comisión Europea señala que la ocurrencia de los papelitos no es viable y, con caras muy serias de sus portavoces, nos da un repaso general, con algunos elementos poco claros, pero que reflejan la no resuelta pugna interna con Alemania.

Toda esta pelota de confusiones -españolas y europeas- la pagamos con una subida espectacular de la famosa prima de riesgo y más caída bursátil. Les dejo un par de enlaces del muy interesante  blog NADA ES GRATIS (NEG), porque me parece que lo que en ellos se dice es serio y bien fundado. Lean primero éste: http://www.fedeablogs.net/economia/?p=22389 y después este otro:  http://www.fedeablogs.net/economia/?p=22389. Aún recomiendo este tercero como complemento: http://www.expansion.com/blogs/roig/2012/05/30/por-que-se-dispara-la-prima-de-riesgo.html.

El caso es que la Sra. Vicepresidenta ha salido para Washington y el Sr. Ministro de Economía para Berlín. Por si esto no fuese un síntoma muy serio, aparece Rubalcaba a apoyar al Gobierno (aunque eso sea fruto de una negociación a base de minucias: “si me apoyas te doy la comisión sobre Bankia en el Congreso de los Diputados”). Yo veo que el Sr. Rajoy, que no quiso poner un Vicepresidente económico y decidió asumir él mismo ese papel, ha dado de sí todo lo que cabía esperar. En este blog hay muchas “entradas” que muestran mis escasas esperanzas en el Presidente del PP, pero me hubiera gustado mucho equivocarme, me alegraron sus primeras semanas como Presidente y hoy lamento grandísimamente llegar a la conclusión de que lo mejor para este país es que el Presidente del Gobierno se haga a un lado y, con una fórmula u otra, quede claro quién habla -que no sea Rajoy- en nombre de España acerca de la hiper-mega-crisis nuestra.

Sigo pensando que los EE.UU. (con un Presidente como Obama, que se ríe de todo, cuando hay a su alrededor tantas cosas de pena, pero es que él va a lo suyo, que es la reelección, a base de más marketing y más Wall Street) están contra la Eurozona y no han afrontado su enorme responsabilidad en la crisis económica mundial. Sigo pensando en la complicidad del primo inglés. Sigo pensando que bastantes titulares de Financial Times, Wall Street Journal, etc., son frecuentemente muy mal intencionados  y con un claro sesgo anti-español y anti-euro. Sigo pensando que Frau Merkel es alicorta, miope y sin hechuras para liderar Europa (además de inculta y envidiosa). Sigo pensando que la ingeniería financiera ha engendrado un monstruo y lo sigue alimentando. Y, desde luego, insisto en que nuestra banca, en conjunto (no todos los bancos ni todos los banqueros son iguales), constituye un grupo de poder absolutamente excesivo, sin conciencia en el ejercicio del honorable oficio bancario y sin un mínimo de patriotismo. Merecen un varapalo serio. Pero rectifico en un punto el post anterior: no es Rajoy quien debe dárselo. Porque, en la situación española presente, está también meridianamente claro que el Sr. Rajoy, no hizo los deberes antes de su muy previsible acceso a la Presidencia del Gobierno, no puso a otros a estudiar a fondo la situación (forzosamente tenía que ser mucho peor que lo confesado por Zapatero & friends) para disponer de planes (no tenerlos motivó unos retrasos gravísimos) y, conforme ha ido enterándose de lo que había de verdad, no ha reaccionado adecuadamente. Si teníamos alguna duda de su actitud, no hace mucho que su gurú, el Sr. Arriola, la aclaró por completo en unas declaraciones rayanas en la obscenidad.

Probablemente, hay una dosis de interés espurio en “los mercados”. Porque España es una presa apetitosa. Pero, como ya dije hace pocos días, dentro del deplorable nivel de la actual clase político-económica (que, si bien se mira, sigue en la “cultura” del pelotazo), Rajoy ha cometido un craso error al pensar y al actuar como si a la Merkel, a la City, a Wall Street y a “los mercados” se les pudiese tratar lo mismo que a los electores españoles, con tontadas, frasecitas y maquillajes, mientras se empobrecía a la clase media, subía el paro y se pensaba que la situación se podía capear con parches. Y no: había que estar -hay que estar- a la altura (en inteligencia, trabajo y determinación) de los amigos (p. ej., esa Generalitat ahora pedigüeña que colabora a la mala imagen de España) y, sobre todo, de los enemigos.

Tomados uno a uno los Ministros y Ministras actuales y comparados con los de los gobiernos de Rodríguez Zapatero, no hay color (con alguna que otra excepción: dos veo muy claras, pero son otro tema) y muy malos fueron también los nombramientos socialistas para el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores, por poner dos ejemplos de estrepitoso y constante fracaso. Sólo ahora se advierte a fondo el inmenso daño de la etapa ZP. Pero eso es ya el pasado. Para mañana, alguien tiene que ponerse al timón. Y es Rajoy mismo quien tiene que ponerle. No sé quién será el mejor. Pero pienso que a Rajoy se le ha terminado, durante una temporada, todo su crédito. Ójala me equivoque en esto.

martes, 29 de mayo de 2012

UN PLAN MUY DISTINTO PARA LA CRISIS BANCARIA ESPAÑOLA



A) INTRODUCCIÓN: LA CRISIS DE LA BANCA (HASTA AHORA) Y EL DINERO COMO MISTERIO.


La crisis de BANKIA, en su momento cuarta entidad bancaria de España, tuvo una primera gestión (no me refiero a sus orígenes, sino a BANKIA ya constituida) muy mala en fondo y forma. En esta pasada semana, se ha dado una segunda gestión, por así decirlo, aún peor que la primera. Porque si inicialmente se hablaba de la necesidad de unos 8.000 millones de euros para “sanear” BANKIA, ahora la cifra sube a más del triple: a 24.465 millones de euros para el capital, que pondrá el Estado español. Ése es el coste de la “solución” consistente en nacionalizar BANKIA, una vez decretado (sin Decreto) que no era suficiente cambiar a Rato por Goirigolzarri (Goiri) y dejar a éste al frente a ver qué se le ocurría. Lo que se le ocurrió inmediatamente fue la nacionalización y, finalmente, con ese coste.

Hace cuarenta y ocho horas, lo que Goiri dijo para que nos tranquilicemos era lo siguiente: que como los 24.465 millones de euros son capital de BANKIA, no hay nada que devolver. Se quería que eso se entendiese en el sentido de que los españoles no tendremos que pagar a nadie 24.465 millones de euros porque nadie nos los ha prestado. Pero uno, en su simpleza, diría que aunque no se hayan prestado a BANKIA esos miles de millones, si el Estado los pone a cambio de acciones de BANKIA, de algún lado salen esos miles de millones. Y como el Estado no es nadie en concreto, sino algo representativo de todos en general, pues resulta que esos 24.465 millones de euros los ponemos todos en general y se consignarán en algún lugar de los Presupuestos del Estado (y, si no se consignan, seguiremos poniéndolos todos, sólo que falseando las cuentas públicas).

Veamos ahora la segunda parte del discurso tranquilizador de Goiri: que lo que hay que hacer (es decir, lo que tienen que hacer algunos, empezando por el mismo Goiri) con los 24.465 millones de euros de capital suministrados por el Estado (que, recuerden, no es nadie en concreto, sino todos en general) es que BANKIA vaya bien en adelante y gane mucho dinero y así el Estado pueda recuperar los 24.465 millones de euros vendiendo sus acciones de BANKIA cuando le parezca oportuno.

No me parece que se haya explicado de un modo convincente la razón o los motivos de salvar a BANKIA, porque a) no es verdad que "las entidades financieras no pueden caer porque caería el país" (Rajoy dixit y yerra, salvo que se refiera a la caída de todas las entidades financieras); b) tampoco es cierto que la nacionalización de BANKIA se justifique para “garantizar a los depositarios sus ahorros”, pues para eso está, hasta los 100.000 euros, el Fondo de Garantía de Depósitos; c) “la estabilidad” o “la salud del sistema financiero” nunca ha sido una explicación seria y aceptable, pero ahora ya no se acepta de hecho; d) veremos que “recuperar la confianza de los inversores” (otra explicación de Rajoy, en su muy desafortunada comparecencia de ayer; se necesita un Vicepresidente económico ya), es muy cuestionable con esos 24.465 millones de euros comprometidos.

Supongamos, no obstante, que el salvamento de BANKIA esté justificado. El salvamento supone que el Estado español, que ya adeuda cientos de miles de millones de euros, saca, de no se sabe dónde, 24.465 millones de euros más, siempre para que Goiri y sus huestes se pongan a gestionar de maravilla la reconstituída BANKIA y el Estado pueda, en algún momento, recuperar esos muchísimos millones de euros.

Este plan tan optimista implica una realidad ineludible y un interrogante más que enojoso. La realidad ineludible es que se utilizarían 24.465 millones de euros de los caudales (?) públicos para salvar a un banco. Y se había dicho que ni un euro a la banca (es verdad que "no es la primera vez que se mete dinero público en una entidad financiera", como ha dicho Rajoy, porque el PSOE y ZP pusieron mucho dinero (sólo con la CAM, Caja de Ahorros del Mediterráneo, más que lo de BANKIA), pero Rajoy fue el de ni un euro a la banca: otra rectificación) La pregunta enojosa (y veo que muy general) es ésta: ¿de dónde salen esos 24.465 millones de euros? Ante todo, no sé cómo se transfiere una cantidad tan enorme de euros, desde el Estado hasta BANKIA. Descartado el transporte de billetes en contenedores desde un lugar desconocido hasta donde diga Goiri, que se encargaría de distribuir palés de miles o millones de euros por las distintas oficinas en la medida necesaria, esos 24.465 millones de euros son una cantidad recientemente calculada en razón de recientes descubrimientos y, por tanto, muy bien puede no estar incluida en ningún renglón presupuestario, de modo que no me vale la respuesta que suelen dar los más listos cuando se les pregunta por la circulación y la transferencia de dinero. Dicen: “¡hombre, por favor, ahora se trata de hacer dos apuntes contables y de transmitirlos por internet!

Esto de los apuntes contables y de internet lo entiendo dentro de ciertos límites: con frecuencia, todos nosotros pagamos por ese sistema: pagamos la luz, la ropa que hemos comprado con tarjeta, un billete de avión o tren, la suscripción al National Geographic, etc., mediante anotaciones en nuestra cuenta bancaria, Y recibimos, de esa misma forma, los dineros de la nómina, de unos derechos de autor, de una conferencia que dimos en Castellón, etc. Pero eso ocurre porque quien ejecuta los apuntes contables, quitando de aquí y aumentando allá, tiene constancia de que el pagador dispone de fondos en alguna cuenta. Si no, no hay cambio de apuntes contables que valga. El Estado, aunque en conjunto esté debiendo más de lo que tiene, también ha de tener algún apunte contable en el “haber”, del que se puedan extraer 24.465 millones de euros. A esta pregunta sin respuesta (¿de dónde van a salir los 24.465 millones de euros?) se puede añadir la certeza de que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) no dispone de esa suma ni de lejos. Ergo, ese dinero no puede ser transferido a BANKIA. De hecho, no se ha transferido nada a BANKIA, sino que simplemente se ha dicho que se transferirá. Pero no hay otro sistema para el Estado -que, vuelvan a recordarlo, no es nadie en particular, sino todos en general- que conseguir 24.465 millones de euros pidiéndolos prestados.

No sería nada de extrañar que nadie los prestase, ni siquiera a intereses usurarios. Porque, al estar ya muy endeudados y con vencimientos próximos de gran magnitud, resulta que el Sr. Goirigolzarri, por obra y gracia del Gobierno, ha gritado al mundo entero dos mensajes: primero, que todavía necesitamos endeudarnos más y, segundo, que las estimaciones gubernamentales de necesidades de dinero no son nada fiables, porque en una semana, respecto de una sola entidad bancaria, pueden cambiar como he dejado dicho: de “n” a “3n”.

Las famosas declaraciones de Goiri -que el Gobierno no ha rectificado de inmediato- no sólo no han sido tranquilizadoras, sino todo lo contrario: han resultado pavorosas, es decir, causantes de pavor, miedo y espanto. Y si a esas declaraciones de Goiri se unen las de los dirigentes catalanes (Artur Mas) y otros (Feijoo), ¿alguien se puede extrañar de que BANKIA haya caído en picado en la bolsa (¿por qué ha vuelto a cotizar?) y, sobre todo, de que nuestra prima de riesgo esté, cuando escribo, en los 512 puntos? Lo que resultaba tranquilizador para Goiri ha resultado estremecedor para el mundo y para España, porque deja a este país (más aún) con el ipurdi (el trasero, en vascuence) al aire. Aquí tenemos la prueba de cómo personas presuntamente listísimas pueden cometer y comenten gravísimos errores.

A todas éstas, podríamos preguntar también por qué el Estado tiene que meterse a capitalista mayoritario de BANKIA, es decir, tiene que ponerse a jugar a banquero por persona interpuesta y por qué no se mete a capitalista de otras empresas (incluidos otros bancos), ante la perspectiva de que, una vez reconstituidas, den beneficios y aumenten de valor de modo que, en un futuro perfecto, vendidas en bolsa o fuera de ella, el Estado pueda recuperar el capital que ha invertido. Pero esta pregunta ya es pedir demasiado, lo comprendo.

Dejo por un momento a un lado la crisis bancaria, ésa que presuntamente se va (o se iba) a encauzar con las verificaciones de Roland Berger y Oliver Wyman. Y vamos con el dinero como misterio.  Ya que, como hemos visto, estamos muy endeudados, aclaremos que el endeudamiento no es cosa típica de España, sino muy generalizada, que se da en otros muchos Estados (en algunos, como los EE.UU., la deuda supera el 100% del PIB y si, p. ej., Cataluña está en quiebra técnica, California también). Y ahora viene el anunciado misterio. Porque, los listos que lo explican todo a base de apuntes contables tienen mucha razón en algo: en que, en muy diversas cuentas (de empresas, de bancos, de Estados), el dinero que figura como que se tiene no necesariamente se corresponde con billetes y monedas y el dinero que figura como que se debe no son necesariamente billetes y monedas que le faltan al acreedor y hay que entregarle materialmente. Hay gran variedad de papeles, en todo el mundo, que representan dinero: pagarés, letras de cambio, bonos, acciones, obligaciones, pólizas de crédito, etc. Y a estos papeles hay que añadir otros muchos de más reciente invención y de superlativa sofisticación.

Sobre la base del cambio de manos de esos papeles se hacen y se modifican apuntes contables. Pero como los papeles que, en teoría, representan dinero, pueden no implicar valor alguno o un valor muy inferior al "nominal" y como, además, se admiten apuestas, apuestas puras sobre valores matemáticos (p. ej., sobre cotizaciones bursátiles), hay unas masas monetarias en este planeta por unos importes generales o totales literalmente incalculables y, lo que es peor, incalculables también si se intenta un desglose por países, por bancos, por municipios, etc. De modo que no se sabe con exactitud cuánto tiene y cuánto debe este o aquel sujeto.

Las apuestas con dinero inmaterial (pero que se contabiliza) y la relatividad absoluta del valor de los papeles o de cualesquiera otras realidades utilizadas para representar dinero nos han conducido a una situación en que sabemos que hay deudores y que hay acreedores, pero no cuánto deben de verdad los deudores y quiénes son los acreedores, porque muchos de ellos son también deudores y no tienen demasiada propensión a cobrar, sino que bastantes de ellos no necesitan el dinero para nada concreto, sino sólo para seguir operando y ganando más dinero, en gran medida inmaterial, con aumento de su poder para cualquier proyecto que se les ocurra: son plutoludópatas. La relatividad de lo que representa el dinero (piensen que es un tema de actualísima elucubración económica mundial la cuestión del patrón oro y su problemática sustitución) estriba, en grandísima medida, de su dependencia de lo que digan las agencias calificadoras, las Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch. Si se hacen las distraídas, un país en quiebra puede durar más que cien trajes de pana. Pero si deciden que tu cartera de acciones y títulos o tus inmuebles valen una tercera parte de lo que pensabas y anotabas en tu contabilidad, pasas en un santiamén de una sólida posición económica al borde de la indigencia. Es como si el máximo experto en Goya decide y publica que tu excelente cuadro de Goya es falso: pasas de tener millones a no tener nada o casi nada: lo que valga el marco del cuadro y poco más.

Así que, pese a que el dinero virtual tiene un límite en su utilidad (al final se acaba sabiendo si los apuntes contables se corresponden algo, mucho  o poco o nada, con algún valor real (intuido, sí, pero convincente), la salud o la enfermedad económicas se acaban estableciendo con otros “indicadores”: producción, consumo, exportación, importación, precios, empleo, etc., difícilmente manipulables. 

Ésta es mi tesis: el dinero se ha convertido en un misterio mayor que la electricidad. Se dice que no se sabe qué es exactamente la electricidad, pero sí se sabe cómo se produce y para qué sirve. Del dinero comienza a ocurrir que ni se sabe lo que es ni se sabe cómo se produce (o lo saben sólo unos pocos, que nos lo ocultan y ocultan su identidad).

B) UN PLAN ATREVIDO PARA LA BANCA ESPAÑOLA

Sentado todo lo anterior y, sobre todo, que resulta prácticamente imposible que los gobernantes (no sólo los españoles: también los de otros países) sepan con aceptable aproximación lo que se tiene y lo que se debe por los bancos, mi plan es atrevido, pero no exento de lógica (eso me parece).
Plan “QUE SALGA EL SOL POR ANTEQUERA”: con la expresa finalidad de comenzar a poner fin a la crisis financiera de España, el Gobierno de la Nación convoca a su sede del Palacio de la Moncloa a los grandes de los grandes bancos, acompañados de los jefes de los medianos que los grandes recomienden que asistan. Se entiende que se convoca a los que mandan en los bancos y no a los mayores accionistas. Otra precaución imprescindible es que se reduzca a silencio al Ministro de Asuntos Exteriores, García-Margallo, para que no contradiga, como lo acaba de hacer, al Presidente del Gobierno.
Reunidos con abundante agua fresquita, pero del grifo, el Sr. Rajoy les dice más o menos lo siguiente:
Señoras y señores y, en especial, Sres. D. Emilio Botín y D. Francisco González: hace escasamente una semana, algunos de Vds. estuvieron aquí y abordamos el problema de la crisis del sistema bancario o financiero de España, con especial referencia a la situación de BANKIA. Los asistentes a esa reunión de tanta importancia y en momento tan grave, nos aconsejaron y,  en sustancia, les hicimos caso. No es la primera vez que el Gobierno o el Presidente del Gobierno pide a representantes conspicuos de la banca un buen consejo. El Sr. Rodríguez Zapatero se lo pidió al Sr. Botín y el resultado fue: “tranquilidad absoluta, calma total, porque nuestro sistema financiero es de los más robustos del mundo”. Les ahorro episodios, que el tiempo apremia. A estas alturas, está claro para mí y mi Gobierno que no me puedo fiar de Vds. De manera que les voy a explicar lo que, a partir de ahora, va a suceder. Y se lo voy a explicar de modo que no puedan llamarse a engaño.”
Miren, nosotros, los políticos de este Gobierno, no somos enteramente tontos y, por eso, nos da el caletre lo suficiente para reconocer que Vds., los banqueros, son los listos de España. De ahí que, con algún que otro trasvase, nosotros, los tontos, no seamos banqueros y Vds., los listos, sí lo sean. Lógicamente, lo que va a suceder a partir de ya, es que, puesto que Vds. son los que más se aproximan a saber lo que hay y Vds. son los más listos, lo que suceda desde ya con la banca española pasa a depender de Vds. mismos. Tienen quince días para actuar de modo que no se hunda la banca española y para presentarnos, si quieren, una propuesta de plan de de apoyo por nuestra parte, con las particularidades de que deberá 1) estar escrito en cuerpo 14 (como mínimo), 2) ser comprensible por cualquier español con diploma escolar, y 3) no incluir más ayudas a la banca con caudales públicos. En estos quince días, nos proponemos reforzar como sea el Fondo de Garantía de Depósitos y explicar a los ciudadanos que porque unos cuantos bancos quiebren el país no se hunde. No voy a tener empacho en rectificar. Para el caso de que Vds. no alcancen el objetivo o, atiendan bien, se vayan de la lengua y trascienda este mensaje, tenemos otras medidas previstas. Sólo les voy a adelantar que esas medidas no serían en absoluto de su agrado. Si Vds. piensan que no sabemos lo que hacemos, pueden, en cierto modo, tener razón. Pero este nuevo juego se basa en que a) tampoco antes sabíamos muy bien lo que hacíamos; b) en buena medida no lo sabíamos porque Vds. no nos han dicho nunca la verdad, ni a nuestros antecesores ni a nosotros; c) las probabilidades de éxito de lo que a Vds. se les ocurra, puesto que tienen buena información y son los listos, son algo mayores, en todo caso, que las probabilidades de éxito de lo que a nosotros se nos pudiera seguir ocurriendo, siempre a base de sustos y de seguir encontrando agujeros donde se suponía que no existían. Vayan Vds. con Dios, que Él reparta suerte y que salga el sol por Antequera.”
Plan “QUE SALGA EL SOL POR ANTEQUERA 2”: No es posible revelarlo ahora, porque son las medidas para el caso de que la Banca española no se tome en serio ni a sí misma ni a España.
¿Piensan Vds. que el plan principal que se me ha ocurrido conduciría a resultados peores que los conseguidos hasta ahora y los que son de esperar como  consecuencia coherente de la senda emprendida? Pues, aunque le he echado un pizca de humor y una tonelada de atrevimiento a mi plan, me parece mejor que el del Gobierno.

jueves, 24 de mayo de 2012

¡LO QUE FALTABA: GIBRALTAR!



¿LA REINA NOS COMPROMETE Y RAJOY NO?


Como las cabezas andan perdías, que diría mi admirado José Mota (por cierto: el próximo sillón vacante en la Real Academia Española debería ocuparlo él, por su labor de conservación y fomento de nuestra lengua en toda su esplendorosa riqueza regional), el Sr. García-Margallo, Ministro de Asuntos Exteriores, prácticamente se estrenó gritando “¡Gibraltar español!”. Este grito proclama, a mi parecer, una obviedad, dada la obsolescencia del Tratado de Utrech (1713), perfectamente decaído pues en todo lo que contiene de limitaciones para una de las partes, el Reino Unido de la Gran Bretaña, no ha podido incumplirse más.  Pero no me pareció entonces (ni me parece ahora) que gritar esas palabras fuese muy propio de un Ministro de Asuntos Exteriores y sirviese para algo a la Nación. Claro que yo sostengo la opinión, al parecer poco compartida, de que a uno no le dan un cargo público para que tenga más oportunidades de desahogos personales o para que satisfaga particulares pulsiones psicológicas o, sencillamente, para que pueda ir diciendo por ahí lo que no le dejan decir en su casa. Y no vi que comenzar con “¡Gibraltar español!” fuese de ninguna utilidad pública, sino más bien entorpecedor de cualquier acción diplomática.

Está claro que con la globalización y el paso del tiempo, más la nunca suficientemente comentada estulticia histórica de Rodríguez Zapatero, que, al admitir un “Foro Tripartito de Diálogo sobre Gibraltar", otorgó al Gobierno de Gibraltar un status que a ningún gobernante español, de ningún régimen, se le había pasado por la cabeza, lo de Gibraltar ha ido empeorando sin demasiado ruido, pero a galope tendido: paraíso fiscal, blanqueo de capitales, droga, etc. Precisamente por eso, resultaba aconsejable empezar a poner las cosas en su sitio, lo que no se logra precisamente con gritos y menos aún si se trata con británicos. El “affaire Gibraltar” se debía estudiar con tranquilidad y todavía se puede y se debe estudiar así. Una vez estudiado, si hubiese algo que hacer, a hacerlo sin bulla, calladitos y como quien no quiere la cosa.

Durante doce años (de 1957 a 1969), nada menos, tuvimos en España un Ministro, D. Fernando María Castiella y Maíz, bilbaino, Catedrático de Derecho Internacional, al que, por su dedicación al asunto de Gibraltar, se le llamó, en un tono de benévola broma, el Ministro del Asunto Exterior. Califico la broma de benévola, porque, en realidad, la personalidad y los diversificados esfuerzos de Castiella eran generalmente reconocidos y positivamente valorados. En todo caso, su posición en el asunto de Gibraltar era clara y fuerte, pero nunca bronca. Cuando Castiella era todavía Ministro, se cerró la llamada “verja de Gibraltar”, bloqueando así el acceso por tierra al Peñón: varios miles de españoles se quedaron de inmediato sin trabajo, aunque se potenció toda la zona de la Línea de la Concepción y el cierre de la verja, que duró 13 años, perjudicó mucho más a Gibraltar, que cayó en una profunda depresión. Aún se puede discutir si aquella medida fue acertada o desacertada, considerada en su conjunto (a los españoles de la zona les hizo mucho daño y determinó un perfil industrial de la bahía, cuando podía haber sido turístico). Pero lo que resulta innegable es que no consistió en palabras. Y estuvo precedida de veinte años de negociaciones España-Reino Unido, con resoluciones de las Naciones Unidas declarando a Gibraltar territorio pendiente de descolonización.

A mí me parece que este asunto de Gibraltar no tiene la menor traza de arreglarse de modo medianamente satisfactorio para España. Yo carezco de un plan para el “affaire Gibraltar”. Pero me resulta molesto e impropio que aparezca un Ministro que habla y habla, como si tuviese un plan, cuando no lo tiene. Que no lo tenga aún o que no llegue a tenerlo nunca es comprensible. Lo que comprendo mal es que hable en términos tales que no sólo no atenúan el problema, sino que lo agudizan.

García-Margallo no está siendo muy acertado en algunos muy visibles aspectos de su, llamémosla así, política gibraltareña (es decir, la del Gobierno del que G-M forma parte). Yo no entendí por qué forzar in extremis a la Reina Sofía a no asistir a una fiesta de cumpleaños (85) de Isabel II. No se me alcanza en qué podía comprometer la posición española sobre Gibraltar el hecho de que nuestra Reina atendiese a la invitación formulada por Isabel II y en principio aceptada: por muy majestuosa que sea Isabel II (que lo es), no dejaba de ser una fiesta de cumpleaños. Si la ausencia de Doña Sofía era una protesta por una situación inaceptable, los españoles debíamos conocer tal situación con suficiente detalle, cosa que no sucedía. Se habló de que frustrar su viaje obedecía al propósito de evitar a la Reina Sofía alguna posible incomodidad en Gran Bretaña. Pero eso sería sobreprotegerla como si fuese una niña, cuando no lo es y se ha encontrado en trances (de los que ha salido airosa) mucho más desagradables que cualquiera razonablemente imaginable con ocasión del citado cumpleaños. No. Si ése hubiese sido el motivo de la suspensión del viaje de la Reina, la cuestión de la presencia del Rey o del Príncipe en la inminente final de la Copa del Rey de fútbol no sería nada discutible: en modo alguno deberían exponerse a silbidos, abucheos y ondear de banderas republicanas.

Me da que en la cancelación del viaje de la Reina se impuso la actitud más bien pendenciera del Ministro García-Margallo. Y califico así su actitud, porque comentar públicamente “¿qué pasaría si barcos armados españoles intentasen impedir que barcos británicos pescasen en aguas españolas?” es una retórica inútil, innecesaria (no somos tontos y no necesitamos que el Ministro nos ilustre con ese ejemplo) y perjudicial, susceptible de varias posibles réplicas, ninguna de ellas agradable ni favorable a España. A esa ocurrente pregunta se podría responder, ante todo, que la hipótesis es inverosímil y, en segundo lugar, que la Armada británica ampararía a los pesqueros británicos y derrotaría sin ninguna dificultad a los “barcos armados españoles”.

Pero lo más llamativo es que se impida de facto a la Reina Sofía felicitar en persona a Isabel II por su 85 aniversario y, pocos días después, aparezcan fotos del Premier británico, David Cameron y del Presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, saludándose cordialmente y con aclaración de que no han hablado de Gibraltar. Situados en el plano de los gestos, la rápida sucesión de estos hechos no me parece muy coherente. Y, por otra parte, si lo de Gibraltar es tan serio que se impide un viaje de la Reina, ¿tiene algún sentido reunirse con el Premier Cameron aceptando no hablar de Gibraltar?

Quede claro que no tengo buen concepto de la actitud del Reino Unido de la Gran Bretaña respecto del Derecho Internacional Público ni creo que ese Reino sobresalga por su amor a los denominados “derechos humanos”. Nadie piense, por tanto, que justifico o disculpo los abusos británicos relativos a Gibraltar. Muy al contrario. Lo que digo es que en las disputas internacionales se debe actuar con decisión, pero con la cabeza fría y mucho más con hechos que con palabras.

En lo de Gibraltar, como no veo que haya muchos hechos posibles -salvo, aventuro, lo que se pueda hacer internacionalmente sobre paraísos fiscales y aspectos económicos semejantes-, sería deseable que al menos tampoco hubiese palabras torpes, con las que, además de sufrir la prepotencia británica, se dé pie a su recochineo.

El Gobierno de España, el pobre, parece bastante desconcertado con la crisis económica. Pero el desconcierto de los gobiernos al respecto es general, porque tampoco tienen muy claro qué hacer los gobernantes del llamado G-8 y, entre ellos, ni la mismísima Merkel ni Durao Barroso ni Hollande, una vez alcanzada la Presidencia de Francia (Obama, ese gran caradura que tanto se divierte, nunca ha dejado de tener claro que le tocaba hacer lo que Wall Street le dictase). Ahora bien, dentro de nuestro Gobierno, no conviene que haya muchos ministros que se desconcierten en sus cometidos específicos no directamente relacionados con la mega-crisis económica. El Ministro de Asuntos Exteriores, por de pronto, aplíquese a lo suyo, que suele ser discreto, callado y prudente y evite palabrería cercana al estilo bravucón del Far West.

Ya saben que, desde hace tiempo, contemplo estructurar e impartir un curso titulado “Cómo callar en público”. Aparte de la pereza, no he avanzado en la idea porque pienso si no será mejor escribir uno de esos libros de auto-ayuda que tanto bien están haciendo a la Humanidad en estos críticos tiempos. Confieso que no sé qué acabaré haciendo. Por el momento, cierro este “post” afirmando que no nos interesan, por sobreabundantes, más personajes públicos que, por uno u otro motivo, sean propensos a generar titulares de prensa como sea. Son esas personas muy aficionadas a lo que en mi castizo Madrid se ha llamado siempre “mear en lata” (perdonen, pero reconozcan la expresividad del dicho: se hace ruido con algo cotidiano, sin mérito y vulgar). Que Dios nos libre de un Ministro de Asuntos Exteriores con tal afición. En todo caso, lo que resulta mucho más recomendable a quien ostente ese cargo es aquella especie de lema, muy de la "mili"  (el servicio militar obligatorio): “verlas venir, dejarlas pasar y si te mean, di que llueve”. (pardon again, please).

lunes, 21 de mayo de 2012

¿AUDITAR A LOS AUDITORES, CALIFICAR A LOS CALIFICADORES, VALORAR A LOS TASADORES?



"TOLERANCIA CERO" CONTRA LA BURLA AL CONFLICTO DE INTERESES

BLACKROCK NO PUEDE TASAR A LA BANCA ESPAÑOLA: SERÍA UNA DESVERGÜENZA

(Actualización a las 18.30 horas: publicado este post a las 00.15 horas del 21 de mayo de 2012,
BLACKROCK es descabalgada de la tasación 10 horas después: algo es algo)

 
Todos sabemos que no hay respuesta satisfactoria a la clásica pregunta quis custodiet ipsos custodes o quién vigilará a los vigilantes. Pero precisamente como no es razonable, sino absurdo e imposible, establecer una cadena de vigilantes de los que vigilan a los vigilantes que vigilan…, se establecen requisitos exigentes para hacer de vigilante y son de capital importancia ciertas garantías, como la de que nadie sea vigilante cuando lo que tiene que vigilar ofezca motivos para una vigilancia relajada o, al revés, para una vigilancia injustamente severa. Es más o menos lo mismo que el nemo iudex in causa sua (que nadie sea juez y parte a la vez).

Una de las más importantes garantías es tomarse en serio el conflicto de intereses. En varias ocasiones hemos tratado aquí del conflicto de intereses, situación que es vital identificar y evitar, pero que, lamentablemente, no se identifica y no sólo no se evita, sino que se aprovecha para un lucro ilícito. En demasiadas ocasiones, todos los implicados se hacen los distraídos y así, como si tal cosa, “todos salimos ganando”, se dicen. Por descontado, no “todos” salen o salimos ganando. Es al revés, todos perdemos, antes o después, para que dos ganen.

Empecemos por las empresas de auditoría. El que audita la marcha de una empresa, no puede ni ofrecer y ni proporcionar a esa empresa otros “servicios”, desde asesoramiento legal y contable hasta tonner y papel para sus impresoras. El pretexto de la “libertad de mercado” y de la conveniencia y ventajas de los “full services” no enmascara nada. Pero lo usaron y se les admitió durante tiempo y tiempo, como si para un mercado libre y limpio no fuese necesaria una confianza grande y sin tacha hacia las auditoras y sus productos específicos, mientras que la falta de fiabilidad y las auditorías complacientes distorsionan mucho, por decirlo de modo muy suave, el mercado, bursátil o no. Los poderes públicos toleraron este conflicto de intereses, incluso después de mayúsculos escándalos, como el de Arthur Andersen respecto de Enron. Aún hoy la situación no es todo lo limpia que sería de desear.

Tampoco ha pasado nada porque se sepa que los principales accionistas de las tres grandes agencias de calificación (que ponen “notas” a países, bancos y empresas), Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch, son fondos de inversión y entidades financieras y del mundo de la gestión de activos (v. detalle en EXPANSIÓN: http://www.expansion.com/2011/07/28/empresas/banca/1311889721.html?a=3b0ec98442bd89b11495f60da8e9f5f2&t=13374478769). Si los que mandan en esas calificadoras van a ser calificados o, lo que casi es peor, hacen negocios potencial y realmente muy lucrativos en razón de las calificaciones, ¿no hay un clarísimo conflicto de intereses, que tendría que desaparecer? Esto, por si no fuese poco el muy tópico, pero abrumadoramente decisivo ejemplo de la máxima calificación (AAA) de Standard & Poor’s, Fitch y Moody’s a Lehman Brothers hasta el día de su quiebra, lo mismo que les ocurrió con Madoff. Estos enormes errores podrían achacarse, por interés dialéctico, a la inteligencia extrema del engaño perpetrado por Lehman Brothers y por Bernard Madoff. Aunque se admita, también a efectos dialécticos, esta defensa de las tres calificadoras, los datos sobre el conflicto de intereses a causa de quiénes son los principales propietarios y controladores de las calificadoras son, en cambio, incontestables. Y deberían ser suficientes para considerarlas carentes de fiabilidad, por no hablar del súbito incremento de atribución de la calificación máxima cuando se gestaba y se iba inflando la burbuja de las subprime en USA (los datos del documental Inside Job son impresionantes) y la circunstancia de que las tres operan en los EE.UU. y se inscriben en el ámbito de la defensa del US$ como moneda de referencia. Su credibilidad en Europa y respecto de la Eurozona (en realidad, su credibilidad general) debería ser cero (0’00) desde hace tiempo. No importa que, con alguna frecuencia o habitualmente, las calificaciones de esas agencias sean certeras porque están apoyadas en buenos análisis de datos fiables y suficientes.  No deberían valer mientras subsista el conflicto de intereses basado en hechos objetivos. Por ser una cuestión de principios, ni más ni menos. Algo básico e innegociable: si Vds. o sus dueños negocian, Vds. no califican los negocios. Las agencias de marras fueron públicamente cuestionadas por importantes autoridades (Merkel, FMI, etc.) hace un par de años, pero aquí siguen, como si tal cosa.

Imaginen Vds. qué harían (o, mejor, qué no harían) los EE.UU. si sus bancos, sus Estados, su deuda, etc. recibiesen calificaciones de aprobado o suspenso por agencias calificadoras chinas, europeas o rusas, propiedad de entidades financieras que operasen en los EE.UU. y pudiesen ganar o perder mucho dinero dependiendo de las calificaciones. Pues ante lo que realmente ocurre, que es la dictadura de Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch (ésta última en manos mayoritariamente francesas, pero con intereses coincidentes con las demás), resulta descorazonadora la incapacidad o, en todo caso, la pasividad total de las naciones y de la misma Unión Europea para detener en seco o frenar las más claras violaciones del Derecho (y lo es el estado de permanente conflicto de intereses de esas agencias, jurídicamente indefendible) si han sido cometidas por el Gobierno de los EE.UU. o por las empresas a las que ese Gobierno tanto sobreprotege contra el viento y la marea de los hechos ilícitos más innegables. No es que no existan medios: hay tribunales, incluso los de EE.UU., pero no hay redaños para acudir a ellos. Curiosamente, se atreven más algunos ciudadanos aislados, de aquí y de allá, que sus correspondientes gobiernos. Pero es que, con todo lo bueno que encierran los EE.UU., su complejo político-financiero-industrial, que no es ninguna leyenda, asusta y mucho.

No hace muchas horas que se reunió el llamado G-8, con los líderes de los ocho países de economías más importantes (?) con Barack Obama como anfitrión. ¿Acaso trataron este asunto del conflicto de intereses, que no creo equivocarme al considerarlo fundamental? ¿Le ha dicho algo al respecto Frau Merkel a Mr. Obama, en la línea de las reservas que expresó la Bundeskanzlerin en su día? Desde luego, no consta ni se advierte la menor señal de que el tema haya salido a relucir.

Y nos queda la tasación, la valoración de activos y pasivos. En realidad, he escrito este post a causa de la noticia, no desmentida, según la cual, perdida por el Banco de España una mínima credibilidad, la valoración de nuestra banca se va a encomendar -si no ha sido ya encomendada- a dos empresas: BlackRock (más exactamente, BlackRock Solutions, una parte del enorme grupo BlackRock) y OliverWyman. No sé nada de ésta última, pero cualquier lector español medianamente atento ha leído que BlackRock ha comprado recientemente más de cien mil acciones de Bankia (cuando su valor estaba por los suelos, precisamente). Es decir, que esta tasadora, si se le deja, valoraría quizá activos suyos o, en todo caso, activos con los que negocia, como, es de suponer, puede negociar con cualesquiera otros bancos que tendría que evaluar. Debo ser un ingenuo de tomo y lomo, debo estar desfasado, pero a mí esa posibilidad me parece escandalosa, una desvergüenza que sólo se toleraría por cobardes o por cómplices de cualquier cosa lucrativa derivada de la tasación.

[ACTUALIZACIÓN A LAS 18.30 HORAS DE 21 DE MAYO DE 2012: Roland Berger, una firma alemana, que busca crear una gran agencia calificadora europea para competir con las tres grandes ya citadas, ha sustituido a BlackRock. He hecho alguna indagación sobre la otra tasadora: Oliver Wyman es un grupo (Oliver Wyman Group) que se define como parte de las Marsh & McLennan Companies, Inc. (NYSE:MMC). Es una cotizada en la Bolsa de Nueva York, no sin intereses en los negocios financieros, aunque con compañías especialmente destacadas en seguros. Si alguno de Vds.,  aficionado como yo, siente una leve curiosidad, vea http://es.finance.yahoo.com/q/mh?s=MMC. El principal accionista institucional, es WELLINGTON MANAGEMENT COMPANY, LLP, (7'07 %) dedicada a la inversión y al asesoramiento de inversores. Pero, ¡qué curioso!, entre los principales accionistas institucionales también aparece BlackRock Institutional Trust Company, N.A., con un 2'56 %. Bueno, antes el mundo era un pañuelo y ahora es una aldea global. Sobre las hazañas de Oliver Wyman, no se pierdan esta pieza informativa en ABC, titulada "Oliver Wyman nombró a Anglo Irish mejor banco del mundo antes de su rescate": http://www.abc.es/20120521/economia/abci-roland-berger-oliver-wyman-201205211644.html]

Lo peor de lo que ocurre con el conflicto de intereses (que no se reduce al ámbito de los negocios mercantiles, aunque aquí nos hayamos centrado en él) es que lo que no puede justificarse racionalmente, se haya logrado introducir como normal e incuestionable, de modo que circule por la sociedad, no ya sin escándalo y ni siquiera extrañeza, sino como algo natural, habitual y ordinario. Han logrado que lo extraño e incluso escandaloso sea un texto como éste y no lo que aquí se señala. Lo peor es, sí, que, en lugar de “tolerancia cero” a cualquier actuación en conflicto de intereses, la tolerancia sea infinita.

Me parece de perlas que se conozcan las interioridades patrimoniales de los bancos españoles.  Yo tampoco me fío de lo que dicen (pero sin  limitar mi desconfianza a los españoles). Pero no estaría de más que los ejercicios de “transparencia” y las tasaciones se extendieran a la banca europea. Y no digamos a la banca de los EE.UU. En todo caso, como van a empezar por los bancos de aquí, que los tasadores sean independientes y sin tacha de interés. Si me fío poco de mi banco, mucho menos aún de BlackRock y similares.

¡Ah! Me olvidaba de un pequeño detalle: BlackRock es accionista de Moody’s. Es algo de verdad pequeño, como la guinda del pastel para la gula de los pretendidos "inversores". Pero no me digan que, como ahora se dice, "no mola" el detallito.

lunes, 14 de mayo de 2012

FRUSLERÍAS Y ERRORES JURÍDICOS AL BORDE DE LA QUIEBRA ECONÓMICA DE ESPAÑA



 UN POST A PETICIÓN DEL OYENTE, SOBRE LOS PROYECTOS DEL SR. RUIZ GALLARDÓN, MINISTRO DE JUSTICIA DE ESPAÑA
(actualizado a 15 de mayo, fiesta del patrono de Madrid, San Isidro Labrador, con edulcorante musical castizo al final)


La anteproyectada reforma que el Gobierno español aprobó el viernes pasado, 11 de mayo de 2012, respecto de los alquileres es una fruslería, una nonada, una bagatela, dada la situación económica española. En ese anteproyecto hay normas perfectamente defendibles (y también criticables). Que el plazo máximo de disposición de una vivienda con contrato por un año pase de cinco años a tres y la prórroga también se acorte puede favorecer razonablemente a los arrendadores con inquilinos problemáticos.

Pero como lo que sucede es que los arrendadores en potencia de viviendas vacías no encuentran quien se las arriende o alquile a los precios que exigen, porque o no los bajan y son demasiado altos o porque ni con una bajada de precios se encuentran arrendatarios, el mercado inmobiliario de alquiler no se va a arreglar con esa medida. Señores del Gobierno: a ver si lo ven claro, porque, de verdad, es muy sencillo: lo que ocurre es que la gente común no tiene dinero y, por supuesto, nadie se lo presta en términos razonables. Además, los que lo tienen, siguen prefiriendo comprar, salvo quienes están de paso aquí o allá.

Cabe incluso que esta medida de acortar los plazos de los arrendamientos desincentive el alquiler de vivienda frente a la compra, que es lo que a los españoles les gusta. Algunos dicen que comprar en vez de alquilar es una manía que Franco (y añaden que la compartía e insuflaba también Mussolini) nos metió en la cabeza, a saber, que todos deberíamos ser propietarios de nuestra propia vivienda. Pues la “manía” está durando mucho más que el franquismo más recalcitrante y, naciese como naciese, persiste con fuerza y no la va a contrarrestar dar más facilidades a los arrendadores en un tiempo en que muchos de ellos buscan un inquilino a todas horas, como andaba Diógenes con su farol buscando un hombre.

Particularmente curiosa me parece la idea de reforzar la posición de los arrendadores permitiendo que los arrendatarios lleven los contratos de arrendamiento de vivienda al Registro de la Propiedad, con la consecuencia, entre otras, de que,

siempre que así se señale en el contrato, la falta de pago de la renta podrá dar lugar a la resolución del arrendamiento, sin más exigencia que un previo requerimiento notarial o judicial, sin necesidad de obtener una sentencia declarativa. Una vez cancelada la inscripción del arrendamiento, se podrá ordenar la ejecución, lo que implica la restitución del inmueble a su propietario.” [el subrayado es mío]

Este párrafo es transcripción literal de la referencia oficial del Consejo de Ministros, del antedicho viernes 11 de mayo de 2012. Quizá ande mi cabeza especialmente espesa, pero no veo qué relación puede existir entre la publicidad del contrato respecto de cualquiera (de los “terceros”, de los sujetos ajenos al contrato) publicidad que la inscripción registral implica, con una cuestión que no involucra a terceros y que puede surgir por incumplimiento de una parte o, para ser más, exactos, porque una parte (el arrendador) dice que la otra (el arrendatario) incumple (no le paga). ¿Qué es eso de que, entonces, tras un requerimiento notarial o judicial al deudor (presunto), se resuelve el contrato? ¿Acaso el pago de las rentas se ha de domiciliar en cuenta del Registro de la Propiedad, de modo que si no se ingresa el dinerito, el Registrador, mutado en pretor, pueda proceder con tranquila conciencia a declarar resuelto el contrato? (Sólo espero que no les dé por considerar que el arrendamiento de una vivienda debe entenderse como un derecho real, porque, en tal caso, además de migrar los arrendamientos de un Libro a otro del Código Civil, vendrá la Hacienda municipal a cobrar plusvalía por incremento del valor de los terrenos, cada vez que se alquile)

Item más: ¿qué significa que, “una vez cancelada la inscripción del arrendamiento”, se procedería a una “ejecución” consistente en “la restitución el inmueble (de la posesión del inmueble, querrán decir) a su propietario”.  Este misterio no se arregla y ni siquiera se atisba su significado porque pueda leerse en la citada referencia, acto seguido de lo transcrito, esto otro, verdadera perla del voluntarismo leguleyo:

“Se crea, además, un procedimiento judicial acelerado para que en el plazo de diez días se proceda al pago de la renta debida y se simplifican los procedimientos judiciales para efectuar los desahucios, duplicando la capacidad de los juzgados.”

¡Faltaría más que no se crease, por enésima vez (siendo “n” ∞), “un procedimiento judicial acelerado”! ¡Pero si hasta el más tonto hace relojes! De manera que, al parecer, el Gobierno (conjuntados al menos dos Ministerios, entre ellos el de Justicia) cree -pues se trata de una creencia, extraña, pero creencia- que si se pone en el Boletín Oficial del Estado (BOE) una ley con un procedimiento acelerado para que el deudor pague en el plazo de diez días, ocurrirán, por supuesto, dos cosas; una, que habrá en realidad procedimientos acelerados y, otra, que el deudor -el arrendatario, en este caso- pagará con una tardanza máxima de diez días. Pagará aunque no tenga dinero o aunque no quiera buscarlo o aunque, más traicionera y antijurídicamente, no quiera pagar. Con otras palabras: nos dicen que la aceleración del procedimiento, más otros inventos ocultos, obrarán el gran milagro, más buscado que la piedra filosofal: que pague siempre el que debe y todo lo que debe. Si damos con ese invento y lo patentamos, me parece que la confianza internacional en España se restablecerá por completo y no importará que pocos se fíen de los bancos españoles y del Gobierno.

Esta reforma anunciada y algunas otras que luego diré aparecen como naderías, con errores, porque se anuncian al tiempo que la situación económica de España es de extrema gravedad, por culpa de nuestra banca, desprovista de todo control elemental (el del Banco de España, BDE, en el que el Sr. Fernández Ordóñez sólo ha ejercido de cómplice) desde hace mucho tiempo y atenta sólo a seguir haciendo negocio y a disimular la situación real de sus balances. (Vean estos enlaces, si les interesa ampliar: http://www.fedeablogs.net/economia/?p=21953#more-21953; http://www.salaimartin.com/randomthoughts/item/299-%C2%BFse-puede-ser-m%C3%A1s-incompetente?-seguramente-s%C3%AD-pero-es-dif%C3%ADcil-ver-c%C3%B3mo.html. Les aclaro que ESFS significa European Financial Stability Facility o Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, mientras que LTRO(s) es el acrónimo de Long Term Refinancing Operation, operación u operaciones de refinanciación a largo plazo)

Aunque de nada sirve llorar sobre la leche derramada, no ha podido ser más desastrosa la gestión por el Gobierno de la penúltima crisis financiera o bancaria en España, con todos los focos sobre Bankia y su Banco Financiero y de Ahorros (BAF), con anuncios graves, desmentidos peores y un baile de cifras contradictorias en medio de ese barullo impropio de dirigentes con medio dedo de frente. Se puede no conocer el negocio bancario, como, sin duda, no lo conoce el Sr. Rajoy, pero no se puede desconocer tanto el mundo, confundiéndolo con el electorado español. La queja, casi unánime, sobre el penoso espectáculo gubernamental que parecía terminar (no ha terminado) el 11 de mayo de 2012, no es de ésas que resultan fáciles, por hechas a balón pasado. Aquí, sin ir más lejos, se había insistido ya muchas veces sobre la necesidad -primera necesidad- de hablar mucho menos y hablar sin contradicciones, pero explicarse en serio. No parar de declarar vaciedades y de contradecirse a todas horas es cosa penosa a la que nos han acostumbrado a la fuerza a los españoles. Pero tiene un precio altísimo para nosotros -del que se salvan los charlatanes descoordinados, que nunca pagan nada, gorrones institucionales- porque el trato dispensado a los españoles como electores les resulta insufrible a los analistas económicos serios de todo el mundo y a los protagonistas más activos de la globalizada economía. Y éstos pueden reaccionar y reaccionan.

Dicen que el Gobierno tiene, desde el principio, un problema de comunicación. Desde luego que sí. Como acabo de recordar, nos hemos cansado de repetir aquí que las cosas, los sacrificios, se debían explicar a la ciudadanía y no por una multitud de pretendidos voceros con discursos muy incompletos e incoherentes, sino por alguien dotado de autoridad, que supiera de qué habla. Pues, como suele decirse, que si quieres arroz, Catalina. Nada, aunque parece que en los últimos días, el Ministro de Economía, Sr. Guindos, es el único encargado de hablar. Pero, ¿no sabe hablar a los españoles de modo que la mayoría le entienda? ¿No sabe explicar por qué el llamado sistema financiero sigue en gravísima crisis y por qué es tan importante continuar empeñados en su salvación, con el esfuerzo del Estado, es decir, de todos? Si no lo sabe, malo. Si lo sabe (o lo sabe Montoro o quien sea) y no lo hace, peor. Estamos con la fuerte sospecha, cercanos ya de la certeza, de que el famoso problema de comunicación del Gobierno no consiste en acertar en cómo explicarse, sino en saber qué decir. Ante las críticas anteriores a esos párrafos de la referencia del Consejo del 11 de mayo, algunos -sobre todo juristas, lectores de este blog- pueden pensar que lo que digan desde Moncloa en esos textos es irrelevante y que lo importante es lo que digan los preceptos legales. Disiento de ese criterio. Las referencias, declaraciones o comunicados gubernamentales, si tratan de una futura ley, están cabalmente para informar de modo inteligible a cualquier ciudadano con mediana cultura, aunque no sepa Derecho, de lo que pretende esa ley.  Mi experiencia de muchos años es ésta: lo que mal se expresa es, generalmente, porque está mal concebido.

Así las cosas,  así la res publica, sé que muchos de los lectores del blog esperan que diga algo de lo que se propone el Gobierno en materia de Justicia. Y si he de decir la verdad, estoy seguro de que el Gobierno, lo que se dice el Gobierno, carece por completo de propuestas y obetivos sobre la Justicia. Más centrados, ¿qué se propone el Ministro del ramo, el Sr. Ruiz Gallardón? Se propone -lo pienso sin incurrir en temeridad alguna- ser visible de vez en cuando (cosa, por cierto, que, de no haber dejado el Ayuntamiento de Madrid, tendría muy fácil). Quiere ser visible como dirigente y como dirigente importante. Eso, supongo que todos lo comprenderán, no guarda una necesaria relación directa con nada de la Justicia, con su realidad diaria y su futuro. De modo que el Sr. Ministro se dedica a insistir en cuatro ideas prestadas (por el Sr. Dívar y su entorno, casi todas):

1ª) “Tremenda litigiosidad en aumento”, lo que justifica cualquier cambio que se afirme dirigido a paliar ese aluvión y los miles de millones (20.000 ha dicho Ruiz Gallardón hace poco: ¿de dónde saca estas cifras, propias de un mini-rescate bancario?) que la Justicia retiene improductivos (aunque todo eso sea falso, no importa); 2ª) Subir brutalmente el coste de la Justicia para los litigantes, gente malvada que litigan por capricho, lo que justifica convertir nuestra Justicia bastante asequible en asequible sólo a los ricos; 3ª) Vender el “humo” de los medios para resolver controversias alternativos de la Justicia, como si esos medios no existiesen (desde 1889 tenemos en el Código Civil el amplio art. 1809, sobre la transacción) hasta que los han descubierto los caraduras de la subclase política judicial y ciertos pequeños pero influyentes “lobbys”; 4ª) Hacer nuevas grandes leyes, porque las vigentes -así lo dijo, cuando es falso de toda falsedad: lo he demostrado públicamente: http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/2012/01/30/014.html-pertenecen a otro siglo y, en realidad, porque hacer nuevas grandes leyes es el sustitutivo baratísimo de ingresar en el G7 o de inaugurar obras públicas importantes, cosa vedada como logro personal a un Ministro de Justicia.

De las grandes leyes, en un nuevo texto de Ley Orgánica del Poder Judicial nada es de esperar que no sean las ideas del entorno de la cúpula del CGPJ actual -es decir, del entorno del Sr. Dívar: un yermo de doctrina y de práctica jurídica. Albarda sobre albarda: “Tribunales de Instancia” para no dejar Jueces unipersonales “sueltos” por ahí, aunque no haya país del mundo civilizado sin Juzgados unipersonales. Y regurgitación de la Nueva Oficina Judicial, grandioso invento que sólo ha sufrido pequeñas “disfunciones”. En cuanto a la Ley de Enjuiciamiento Criminal, ya se van decidiendo -incluido el Fiscal General del Estado y varios ilustres miembros de la Comisión designada al efecto, que en privado y en público habían opinado en sentido contrario- por lo que, al parecer, consideran poco menos que inevitable -no sé por qué: nadie me lo explica racionalmente desde que lo lanzó en España un preboste de la era felipista-: la “instrucción al Ministerio Fiscal”. Pero como no es posible tal cambio, harán una ley con una vacatio legis (periodo de no vigencia) de cinco o diez años. La harán, no obstante y, así, ya nos habremos “modernizado”. En realidad, no habrá ninguna modernización: lo que habrán hecho, con la manía de las Alternative Dispute Resolutions (ADR), nacida y lanzada desde los EE.UU. (en concreto, desde Harvard University), con el poder creciente del Ministerio Fiscal y con la Justicia para quien la pague, es imitar la Justicia de los EE.UU., es decir, una Justicia establecida sobre un modelo de hace mucho más de un siglo y rotundamente fracasada. ¿Por qué no se leen despacio, estos liberales, la Exposición de Motivos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, en la que Alonso Martínez explica tantas veces y tan claramente la necesaria desconfianza a dejar en manos del Fiscal la suerte de los procesos penales? Se me ocurre esta sugerencia por si todavía queda alguien a quien le disguste negar su propia opinión y apoyar el lamentable paripé de Ruiz Gallardón, que configura los “pluralismos” de sus comisiones legisferantes según sus numerosas filias y fobias (con vetos injustificables) y al que se le da una higa la Justicia, en la que nunca ha tenido arte ni parte.

A mí no me parece serio, ya lo dije, reunirse personas de pareceres muy diversos una vez a la semana para hacer unas nuevas grandes leyes en seis meses. Lo voy a decir más claro: me parece una burla a la idea misma de ley. Y, por supuesto, no se tratará de textos hechos con la máxima participación, porque no enviarán a las Facultades de Derecho y a los Colegios de Abogados, etc, los borradores, con un plazo amplio para recibir sugerencias y estudiarlas en serio. No: de lo que se diga semanalmente por los expertos, tomarán nota algunos asesores contratados, que irán haciendo papeles. Sé muy bien de qué me hablo. Pero, como se dice ahora, esto es lo que hay. Comprendan los lectores del blog que no me interesen los detalles de esta deriva. Se me ocurren ocupaciones más fructíferas y, por supuesto, veo asuntos mucho más importantes por los que preocuparme.

De modo que esto, que es lo que hay, lo digo por si a alguien le parece relevante mientras estamos como estamos, de nuevo al borde del rescate o de la quiebra. Ahora se registra unanimidad sobre la insuficiencia de las medidas económicas del viernes pasado. Ahora, desde fuera, no se fían de nuestras Comunidades Autónomas (CC.AA.). ¿Se puede reprochar esta desconfianza? ¿Resulta serio que el tamaño de la máquina estatal con esas CC.AA., que nos cuesta endeudarnos hasta el próximo siglo, al paso que vamos, siga tratándose con “no consentiré que las CC.AA. no nos hagan caso”?

Lo digo por última vez: no me interesan nada los planes de Ruiz Gallardón. A él no le ha interesado identificar los problemas reales actuales más acuciantes de la Justicia, para pensar al menos en algún modesto analgésico. Y ni siquiera ha defendido que la Justicia no estaba para recortes si se quería que su calidad y su duración no cayesen en picado, con gravísimas repercusiones económicas. Con eso me parece dicho todo. Pero como termino al borde de la fiesta de San Isidro, patrón de Madrid, que es mi pueblo, les dejo (especialmente a los madrileños y a amantes de esta Villa y Corte), para endulzar el mal trago, un trío de enlaces castizos, que culminan con un schottis insuperable. Son de LA CHULAPONA, espléndida zarzuela de Moreno Torroba. Ahí van:

http://www.youtube.com/watch?v=4Mi2h_LJtms&feature=related

Metidos ya en San Isidro, me apetece obsequiarles, como “propina musical”, en esta noche de calurosa primavera, con una magnífica versión, dirigida por mi favorito para música española, Enrique García Asensio, del “Coro de románticos” de DOÑA FRANCISQUITA, una pieza menos castiza quizá que las de LA CHULAPONA, pero también muy madrileña y de máxima calidad musical, debida al genio musical de Amadeo Vives, natural de Corbató, provincia de Barcelona. ¡Benditos tiempos en que la música no conocía de “nacionalidades”!
http://www.youtube.com/watch?v=r6uFw7JUlU0&feature=related

jueves, 10 de mayo de 2012

AROMAS Y PESTILENCIAS DEL CAMPO Y LA CIUDAD



REFLEXIONES  SOBRE LA CACA (SÍ, HAN LEÍDO BIEN, SOBRE LA CACA)


Hoy y ayer son días de ésos en que hay noticias muy grandes y también muy malolientes. Por una vez, voy a ahorrar todo en nombres propios y lo gastaré todo en nombres comunes, comunes y vulgares. Y también por una vez, voy a escribir este “post”con un estilo muy distinto del habitual. En este día, lo que va de mi cabeza a los dedos, a las teclas y a la pantalla son recuerdos de olores. Por orden cronológico, ahí van, para empezar dos recuerdos de infancia.

Volviendo del colegio de la mano de nuestro abuelo, mi hermano y yo pasábamos todas las tardes delante de una taberna. Pasar delante de una taberna no tenía nada de particular en el Madrid de los años 50 (del pasado siglo XX, claro). Lo extraño hubiese sido lo contrario: carecer de taberna en el itinerario. Pero es que aquella taberna apestaba extraordinariamente a vinazo y el olor, casi sólido, ocupaba por completo la parte de la acera correspondiente a la taberna. Al atravesar ese tramo de calle, mi hermano, con cinco años, exclamaba “¡Uy qué rico!” (ahora lleva décadas bebiendo coca-cola, pero entonces apuntaba claramente a borrachín).

El segundo recuerdo olfativo es el de las vaquerías que aún tenían sede en los bajos de inmuebles madrileños, incluso en barrios relativamente modernos, como el de Salamanca. Las vaquerías, por supuesto, olían a vaca y a caca de vaca (caca: merde, shit, Schaisse). En los colegios no se planteaban entonces llevar a los chicos de excursión a una granja para que viesen una vaca real. Porque las teníamos en el centro de Madrid (pienso, de pasada, que debería hacerse una conmemoración importante de aniversario una vez determinado cuándo se cerró en la Villa la última vaquería, de donde salían aquellas grandes cántaras metálicas, las “lecheras”, para el suministro de muchos ciudadanos: ¡una sola clase de leche!, pero teníamos todos menos alergias y otras afecciones hoy extendidísimas).

Este recuerdo de los olores del vinazo y de las vacas y su caca, olores urbanos de antaño, me ha llegado por una veloz asociación de ideas con muy recientes experiencias rurales, de mi pueblo (adoptivo: el de mi abuelo materno; yo soy natural de la Villa de Madrid): las de unos hedores insoportables surgidos al conjugarse cierta orientación eólica con la existencia de dos elementos: explotación porcina (cochinos, cerdos, chanchos, etc.) y granjas avícolas. La caca de los cochinos y las gallinas, los purines, que les llaman, producen un mal olor asqueroso e intensísimo, tanto peor si hay parcelas recién abonadas con ese material. Desaparece el aroma de pinares, jaras y tomillos y la famosa (y real) tranquilidad del campo queda aniquilada: sedentarismo forzoso, con las ventanas cerradas. Es imposible, impensable, pasear junto al Duero o subir hacia el páramo por veredas que sortean majuelos y pinarejos. En esos momentos -una mañana o una tarde entera, como una noche de firmamento perfecto-  sólo cabe ponerse a resguardo de la pestilencia.

Y pienso todo esto, también por asociación de ideas, pues las noticias más llamativas de ayer y hoy (escribo entre el 9 y el 10 de mayo de 2012), una del mundillo político-judicial; otra del ámbito bancario, me parecen inundar la atmósfera de la hediondez de mucha shit, merde Schaisse.

Es verdad, es innegable que hay ventiladores esparciendo las malolientes partículas de los excrementos (algún ventilador es fácilmente localizable; otros, más numerosos, son difíciles de identificar). Pero los comentarios de protagonistas, observadores y comentaristas profesionales (sin disfrazar o disfrazados de informadores), comentarios que lamentan que el ambiente se enrarezca, que se haga daño grave a importantes instituciones, que se actúe por venganza o resentimiento, comentarios sobre la maldad de unos y sobre la maldad de sus adversarios, alegando datos imposibles de verificar y que no pueden ser todos ellos verdaderos, esa hedionda realidad que transmite en todo caso el conjunto de la información y las opiniones sobre tal o cual personaje y sobre la situación -real, exagerada o falsa- de tal entidad o de nuestro sistema financiero, cuajan en mi cabeza en forma de un debate surrealista: si es mejor que la basura animal, la merde, se encuentre en estado semisólido o en suspensión aérea, como la colocan los ventiladores.

En suspensión, esparcidos los excrementos por el aire, no es que respiremos mal, es que nos acomete un asco tan invencible como insoportable. Más apelmazados, pegados al terreno, en el suelo, apenas se notan, pero siempre estamos a merced de un cambio de viento. Se dirá que esto último es menos penoso, menos insalubre que lo primero. Y quizá, a primera vista, esta opinión parezca bien fundada. Pero de ahí se pasa casi insensiblemente a la idea de tolerar la acumulación constante de la basura animal. Nos vienen a proponer tolerancia ilimitada a la caca, a la m… O incluso planes y proyectos para construir sobre ella, procurando solidificarla. Vivamos, insinúan, como en palafitos sobre enormes lagunas de merde. Al fin y al cabo, parece que ya hay algunos mundos singulares (muy noticiosos en estos días) edificados sobre pilotes que se hunden en gruesas capas de guano moral.

Este debate que se me ha venido a la cabeza en forma tan surrealista, feísta, poco grata, aunque expresiva y disculpable (eso pienso y espero), ha tenido, hace ya mucho tiempo, versiones más elegantes y presentables, dizque cultas y casi humanistas. Sin ir muy lejos, he podido escuchar personalmente a personajes ya históricos de España la afirmación de que es consustancial a la democracia cierto grado de corrupción (o, más a lo bestia, en petit comité, que no hay democracia sin corrupción). Con tanta amplitud y comprensión, con tan magnánima y realista idea del arte de lo posible, hemos ido llegando al tiempo presente, al pestazo actual.

Que cada cual reflexione y concluya como quiera. Personalmente, sin reflexionar apenas, siento un asco profundo, una repulsión absoluta, ante la propuesta de tolerancia a la basura animal e incluso ante la tendencia al acostumbramiento a la proliferación y asentamiento de la m…. No me gustan las peleas del “y tú más” o “pues mira que tú”. Y tampoco me gusta el uso de ventiladores para arrojar hediondos excrementos al aire. Pero hay algo indiscutible: si el ventilador esparce caca, es porque ésta existe. Y no. Sabiendo que siempre habrá cierto grado de corrupción, de merde, no porque sea consustancial a la democracia, sino porque la condición de los humanos nunca se libra del todo de miserias, lo que hay que hacer es limitar la basura y que la que haya esté en basureros, bien señalizados y aislados. Tanta materia fétida no puede asentarse, sin más, sobre el suelo de nuestras vidas. Porque, para terminar con el símil, aunque el viento no nos azotara con el hedor de los purines y aunque nadie agitara ventiladores, esa materia nos contamina: se filtra y envena el agua y la tierra. Y acabamos envenenados. Recuerden, aunque parezca una anécdota, los letales “pepinos de Hamburgo” (v. post del martes, 7 de junio de 2011, EL PEPINO DE HAMBURGO Y OTRAS MAJADERÍAS ANTICIENTÍFICAS: http://www.andresdelaoliva.blogspot.com.es/2011/06/el-pepino-de-hamburgo-y-otras.html). Los pepinos se envenenaron y mataron por la tierra y el agua que les nutrían, impregnadas de los excrementos porcinos.

Yo supongo que los inteligentes lectores de este blog han entendido perfectamente de qué estoy hablando y qué noticias provocan este “post”. Si no es así, será porque hoy no se han asomado aún a la información. En cuanto lo hagan, como muchos ya lo habrán hecho, comprenderán también que sienta lo que he querido expresar y que haya preferido no gastar hoy ni un solo nombre propio.