sábado, 27 de febrero de 2010

NUESTRA "PAQUIDERMIZACIÓN" ANTE LA INJUSTICIA


EL EGOÍSMO NO SÓLO ES MALO: ES QUE NO FUNCIONA



La “entrada” anterior -una noticia subrayable- sólo generó un comentario. “Anónimo” dijo lo siguiente: “Si todos los ascensos en el cuerpo de Secretarios fueran reglados y no discrecionales no habría estos problemas.”

Publiqué el comentario porque me pareció de mucho interés y contesté, a vuela tecla, así: “Muy cierto. Pero la prevaricación que atribuyo no desaparece. Y es cometida por los que contribuyeron con el PP a configurar ese puesto como discrecional y a disponer que se cubriese a propuesta de la Comunidad Autónoma correspondiente. Yo no intervine en la nefasta Ley de 2003 (sí en cambio lo hicieron, decisivamente, las asociaciones de Secretarios Judiciales), sino que la critiqué por escrito, publicado.”

Con todos los respetos hacia “anónimo”, me parece oportuno extenderme en el enfoque que su escueto comentario parece revelar. Si lo que voy a escribir no responde a su pensamiento, no se dé por aludido, porque, en realidad, lo que quiero decir no se refiere a él (no sé quién es ni qué piensa), sino que tomo su comentario, cuyo alcance exacto desconozco, como ocasión para referirme a un modo demasiado extendido de ver las cosas que suceden, no ya en Asia o en Oceanía, sino bien cerca de nosotros.

En síntesis: la injusticia de la que no son víctimas directas les trae al fresco a muchas, muchísimas personas. Nada nuevo. Yo soy testigo, casi cada día, de los dramáticos acentos con que muchas víctimas de arbitrariedades superlativas describen su desconcierto y su dolor. Es lógico que duela más lo que uno sufre directamente, pero no es lógico que la injusticia con el prójimo (el próximo, el de al lado) no duela nada y luego se reclame la cacareada “solidaridad” o, en todo caso, nos duela mucho la insensibilidad ajena. No, si a ti, lo que no sea tuyo, no te importa o lo aprovechas para salir por la tangente con la defensa de algo que te interesa, nunca te puede extrañar, siendo mínimamente coherente, que a los demás, cualquier día, les importe un bledo lo que te pueda suceder. “No nos llores, baby”. “Los problemas personales no interesan en el poker”. “A llorar, al muro”, te podríamos decir. Y es, muy probablemente, lo que te dirán a tí, egoísta, porque es lo que has sembrado a tu alrededor.

Es brutal el egoísmo generalizado que se capta. Muchos que se desmoronan de dolor ante lo que les ocurre (y es, a su juicio, injusto), se han dejado crecer una piel durísima, insensible ante las más rotundas injusticias que padecen otros. Estamos mutando hacia la paquidermización, por más que proliferen las ONGs e instituciones similares.

No quiero extenderme en lo obvio. Sólo añadiré que, por otra parte, la “solución” de “anónimo” (lo que a él se le ocurre ante la descarada y abusiva represalia por expresarse libremente) requeriría alguna explicación más. No es precisamente el “huevo de Colón” eso de que “todos los ascensos sean reglados”, que podría ir bien, no sólo a los Secretarios Judiciales, sino a los Jueces y Magistrados, a los Fiscales, a los Abogados del Estado, a los Capitanes y a los Coroneles, y, en fin, a todos los miembros de todos los cuerpos funcionariales o cosas semejantes. Pero ocurre que siempre alguien decide los ascensos, por reglados que sean. De manera que en ese alguien reside la posibilidad de decidir bien o mal, según los criterios introducidos en la regla. Y no sé de más ascensos “reglados” inalcanzables por la arbitrariedad o la prevaricación, que aquéllos en que el único criterio es puramente cuantitativo e infalsifcable: la “antigüedad”, es el ejemplo mejor. Y la “antigüedad” ya casi nadie la acepta como criterio único. Como no aceptamos el número de cursos en que se ha participado o el número de libros publicados o el número de kilos y gramos de lo escrito en DIN A4 o el número de Kb o Mb de “presentaciones powerpoint" sobre innovación docente. O sea, “anónimo”, que Vd. ha aprovechado la noticia de una tropelía para, eludiéndola legítimamente, soltarnos una receta archiconocida, que está lejos de ser algo remotamente parecido a una fórmula mágica. Todas las fórmulas, todos los sistemas, son susceptibles de manipulación indecente si falta decencia en quien las aplica.

A lo que voy, como conclusión, es a esto: el egoísmo no es sólo moralmente deleznable. La historia humana (la antigua, la moderna, la contemporánea y la de ahora mismo) muestra que el egoísmo no funciona. Y, amigos, lo que no funciona, eso sí que no se puede tolerar con criterios de modernidad.

Pero ocurre que, justo cuando estoy terminando esta entrada, recibo, de persona muy querida, un e-mail que no me resisto a reproducir íntegro y comentar. Dice así:

“En tu último post mencionas esta expresión, "amor a la libertad", que a ti y a mí nos resulta bien conocida. Pero, hoy, ¿se sabe lo que es "amor"? ¿Se sabe lo que es "libertad"?.

“¿Tú crees que al ministro de justicia, y a tantos otros, el "amor a la libertad" les dice algo?”

“Me permito sugerirte que no uses estos conceptos, por la misma razón de que no merece la pena poner miel en la quijada de un asno. Y si los usas, explícalos en niveles que los entienda un asno. No lo lograrás, porque los asnos, éstos de ahora, sólo entienden rebuznos y palos. Ya sabes que el mundo es del viento, y, por tanto, la libertad es sólo un soplo.”

Mi comentario será muy breve: 1º) Tienes razón: doy demasiado por supuesto; en lo posible, seguiré tu consejo; 2º) Nunca he pensado que le diga algo al ministro de justicia nada de lo que escribo y menos aún “el amor a la libertad”. 3º) Los asnos a que te refieres, indiscutibles en su existencia y condición, pueden leer este “blog”, pero no lo escribo pensando en ellos, sino en que todavía quedan personas y, por añadidura, personas a las que les gusta leer. Ya sé que no son muchas. Pero algunas quedan.

lunes, 22 de febrero de 2010

¿A QUÉ SE DEBE LA MEGA-CRISIS?


LA RESPONSABILIDAD, PASADA Y ACTUAL, DE LAS “BUENAS PERSONAS”



Preferiría escribir sobre casi todo (de lo que sé algo, claro) en vez de volver sobre la crisis, pero veo que mucha “buena gente”, muchas “buenas personas”, no se toman en serio la situación. Y es tremendamente seria, aquí, en USA, en GB y, por supuesto, en Grecia. Vayan para esas “buenas personas” estas líneas. A ver si se enteran. Y vayan también por los "dirigentes" a los que, en gran medida, siguió durante años esa “buena gente”. Porque los muy desvergonzados insisten. Y no acabamos de jubilarlos.


No haría yo la pregunta del título si no fuese capaz de ofrecer una respuesta. Pero, por una vez, puestos a sintetizar, no tengo la menor duda sobre la clave de la crisis financiera, de la burbuja inmobiliaria, del déficit público, del paro, del fracaso de los reguladores, de las grietas exhibidas por las grandes firmas de auditoría, de la decadencia de la prensa, de la corrupción político-económica, del enorme deterioro del sistema educativo, de los engaños masivos, de la falsificación de la democracia, del desprestigio de la clase política, de la dificultad de encontrar remedios, de la resistencia a reformas profundas y del pesimismo y la desesperanza generales.

¿Qué tenemos ante nuestros ojos? Tenemos una sociedad profundamente desmoralizada, en todos los sentidos. Desmoralizada en el sentido coloquial (como un equipo de fútbol se considera incapaz de remontar un marcador adverso o una prolongada racha desfavorable) y desmoralizada en el sentido literal, más profundo: una sociedad sin moral, como no podía ser de otra manera tras un constante y prolongado despojo de su moralidad. Una sociedad, por tanto, sin ánimo, sin fuerzas.

La inmoralidad, una inmoralidad sostenida, creciente, generalizada y no reconocida, durante más de tres décadas, ha sido y es la clave de la crisis. Ha ocurrido que la inmensa mayoría se ha dejado llevar por los que ha considerado dirigentes en todos los terrenos, unos super-listos, que -en la derecha, en la izquierda y en el centro- entendían lo moderno y lo progresivo como la liberación de la servidumbre de una moral exigente. Entronizaron, en lugar de los valores clásicos, unos nuevos, muy asequibles: la bondad de lo que funciona, la bondad de lo que nos lucra, la bondad de lo placentero, la bondad de la “imagen”. Correlativamente, predicaban y predican la maldad de lo que requiere esfuerzo, la maldad de lo que no produce enseguida beneficios personales, la maldad de preocuparse tanto por la verdad en vez de ocuparse a fondo de la apariencia. Han predicado, sobre todo con el ejemplo, la bondad del engaño y la mentira, disfrazados de exageración aceptable, de propaganda necesaria, de conveniente imagen atractiva. Han acanzado la apoteosis del sofisma. Y en este punto del engaño y la mentira ha estado el núcleo más duro, profundo y efectivo de la inmoralidad.

Ha resultado que los super-listos se pasaban de listos, como ya he dicho aquí alguna vez. Ha resultado que eran tan tontos que desconocían la historia universal y la condición humana, sustancialmente inalterable, que esa historia revela. Desconocían, al parecer, las experiencias anteriores de sus viejísimos “nuevos valores”. Pero éstos, patrocinados con una fuerza incomparable gracias a los nuevos medios, no han dejado títere con cabeza en nuestra sociedad. Ahora, el fracaso global de los super-listos y sus recetas es evidente aunque procuren a toda costa disimularlo o lo nieguen sin cesar. Si lo que valía era lo que funcionase, lo que enriqueciese y lo que procurase placer, lo cierto es que, a resultas de afanarse exclusivamente en esos "valores", hoy la sociedad tiene problemas gigantescos de mal funcionamiento, de empobrecimiento general y de nuevos y viejos sufrimientos que alcanzan a casi todos. Si lo importante era la imagen y la apariencia, no puede ya ser peor la indisimulable imagen o apariencia de tantos sectores y de tantas instituciones. En España no queda una sola institución decisiva que no esté marcada por la corrupción (que no es sólo la del cohecho) y el desprestigio. No es catastrofismo. Las cosas están así.

En la educación, en la familia, en la vida económica, en la gestión de la cosa pública, en el terreno del Derecho, en la praxis de las más diversas profesiones, en la invención de nuevos quehaceres, nada hay que no haya sido mil veces pisoteado con la marcada huella de esa inmoralidad profunda de unos paupérrimos contravalores.

No sé quién comenzó a decir que todos somos responsables de la crisis. Pero veo que esa afirmación bienpensante lleva camino de convertirse en un tópico de amplia y acrítica circulación. Y no es verdadero ni justo. Todos somos débiles y ninguno estamos libres de equivocarnos y de cometer alguna que otra maldad. Pero eso -los fallos personales, de toda clase- no es lo mismo que la responsabilidad por la situación presente. De hecho, algunos llevamos décadas avisando de la deriva equivocada (por ahí anda, ahora incluso como e-book, un libro mío “Cápsulas para la memoria 1966-2006”, Ed. Ramón Areces, 2006, 358 págs., que recoge una selección de artículos publicados en esos 40 años: 40 años avisando: no es cuña publicitaria, sino prueba de mi legitimación). No nos hacíamos ilusiones, sabíamos que escribíamos contra corriente, insistíamos sin ánimo de reconocimiento, pero no dejaba de extrañarnos y dolernos la insensibilidad o la indiferencia de tantas “buenas personas” (tantos compañeros, tantos amigos): nos dolía, a fin de cuentas, su incomprensión y su rechazo de nuestros razonados avisos. A mí me dolía poco por mí mismo, pero mucho por los efectos que se veían venir (aunque no imaginé jamás las dimensiones de esta crisis).

Si esas “buenas personas” se hubiesen tomado en serio lo que venía sucediendo, especialmente en el ámbito de la educación (en las familias ante todo: no sólo en escuelas, institutos y colegios), si la ética en los negocios y en la vida pública verdaderamente les hubiese preocupado, si no hubiesen arrinconado la calidad del pensamiento y del raciocinio en beneficio de la imagen y de la utilidad inmediata, si no se hubiesen decantado tan descaradamente por la eficacia frente a la sabiduría, si hubiesen sostenido el valor de la experiencia frente a la moda de la exaltación de la juventud por sí sola, si no se hubieran rendido culto bocalicón al éxito social y económico, si hubiesen sido menos frívolos a la hora de aceptar y promocionar prestigios trucados o enteramente falsos, si hubieran sido quizá más comprensivos con clásicas debilidades humanas pero mucho menos condescendientes con crónicas omisiones del cumplimiento de importantes deberes sociales y cívicos… Si esas “buenas personas”, si esa “buena gente”, no hubiesen colaborado tanto, de esos y de otros modos, con los promotores de la inmoralidad, seguramente ahora el daño no sería tan grave y extenso.

Aún hoy, cuando se muestran horrorizados (aunque lo disimulen con impostados optimismos y “sonrisas profindén”) ante esto, lo otro y lo de más allá, esas “buenas personas” siguen sin entender. Sí, reconocen que la crisis es dura, pero, bondadosos como son, se muestran seguros de que, más o menos pronto, saldremos de ésta. Ignoro en qué apoyan semejante pronóstico. A mí me parece puro whishful thinking. Pera las "buenas personas" son de las que piensan que todo tiene arreglo, aunque la historia no respalde ese axioma. De hecho, ha habido decadencias y crisis sin arreglo. Ahí tienen a Grecia. Deseo vivamente que "esto" tenga arreglo. Y probablemente lo tendrá, más bien después que antes. Nunca, sin embargo, a base de no pensar a fondo cómo estamos y por qué.

jueves, 18 de febrero de 2010

DINERO PÚBLICO PARA COCINEROS Y “ESTUDIOS FEMINISTAS”


ENTRE EL SURREALISMO Y EL BOCHORNO

Es sumamente conocido, aunque es probable que no todos los lectores de este “blog” lo sepan, que el Ministerio de Ciencia e Innovación decidió, en octubre de 2009, conceder directamente una subvención de 7 millones de euros a la entidad Basque Culinary Center Fundazioa para la puesta en marcha del proyecto Basque Culinary Center. De esta Fundación, nos dice el preámbulo del Real Decreto, son socios fundadores, además de la Mondragón Unibersitatea, “una generación de cocineros pioneros de la alta cocina española: Pedro Subijana, Andoni Luis Aduriz, Juan María Arzak, Martín Berasategui, Eneko Atxa, Hilario Arbelaiz y Karlos Arguiñano.” El Real Decreto 1640/2009, de 30 de octubre, por el que se establecen las normas reguladoras de la subvención de concesión directa a la entidad Basque Culinary Center Fundazioa para la puesta en marcha del proyecto Basque Culinary Center, es firmado, junto al Rey, por Dña. Cristina Garmendia Mendizábal, “Ministra de Ciencia e Innovación”, y puede consultarse íntegro mediante el siguiente enlace:


Hay un precioso párrafo primero del RD sobre las ciencias gastronómicas y luego siguen otros párrafos, de menor belleza, pero bastante sustanciosos, sobre el proyecto “Basque Culinary Center” y su enlace con fondos del llamado PlanE y la dotación del “Fondo Especial del Estado para la Dinamización de la Economía y el Empleo, cuya finalidad es financiar actuaciones de inmediata ejecución, en el ámbito de determinados sectores productivos estratégicos, para el desarrollo de proyectos con alto impacto en el mantenimiento y creación de empleo.” Lean cómo se reciben de inmediato 7 millones de euros (bastante más de mil millones de las antiguas pesetas) para "cubrir gastos de obra, infraestructuras, equipamiento, personal, suministros, servicios, gastos generales y otros gastos directamente relacionados con la puesta en marcha del proyecto”, que habrá de estar ejecutado el 31 de diciembre de 2010. Dice el RD que “el pago de la subvención se realizará a favor de la entidad beneficiaria en el ejercicio presupuestario 2009, por anticipado y sin necesidad de constituir garantía”. O sea, que ya deben haberse puesto a la labor.

Siempre me ha parecido -y no voy a cambiar ahora de parecer- que practicar una buena cocina está directamente conectado con varios de los principales mandamientos de la Ley de Dios. Y algunas experiencias personales (concretamente en “Akelarre” y “Arzak”), por desgracia lejanas en el tiempo, me permiten considerar a los cocineros expresamente nombrados, si no merecedores todos ellos del Premio Príncipe de Asturias (en “Ciencias Sociales”, p. ej.), desde luego sí claros acreedores de la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. Si no la poseen ya, concédaseles a estos señores, sin la menor vacilación, en el próximo Consejo de Ministros hábil. Pero una subvención así, en los tiempos que corren, además de prestarse a gracietas sobre las cocochas y el bacalao al pil pil, es algo que clama al Cielo. Es paradójico, sí, porque estos “pioneros de la alta cocina española” (algo está cambiando, ¡ojo!: ¡se considera acertadamente “cocina española” lo que hacen estos esforzados y geniales vascos!) practican profesionalmente un Mandamiento divino que casi resume toda la Ley y los Profetas. Pero la subvención, no obstante, clama al Cielo. Y de ahí la espectacular paradoja. Veo claro que los comentarios huelgan. Sólo añadiré que el Cielo les ayude a ellos para que sus actuaciones “de inmediata ejecución” tengan “alto impacto en el mantenimiento y creación de empleo”. Y que el Cielo nos ayude a nosotros con una copiosa infusión, asimismo inmediata, de dosis adicionales de aguante (como rezaba aquél: “Dios mío, dame paciencia, pero ¡ya!”).

Otrosí digo: no se conceda subvención alguna por ningún Ministerio para un Catalonian Culinary Center o cosa parecida, por mucho que lo interesen D. Ferrán Adriá y otros distinguidos restauradores, como los del 'El Celler de Can Roc, en Girona, p. ej.. Primero, porque se deben haber acabado los fondos y, segundo, porque seguramente se los puede conseguir el “honorable conselller” competente gracias a las relaciones internacionales de la Generalitat de Catalunya. Pero es que, en tercer lugar, la deconstrucción de la tortilla de patatas y la butifarra, p. ej., así como la gelificación del cava y el champagne y, en general, la constante mutación de los estados naturales (sólidos, líquidos y gaseosos) de los alimentos en estados distintos, con sabores diferentes e inefables, está, ¡quién osará dudarlo!, a la vanguardia de la cocina internacional (o, mejor, planetaria), pero la verdad es que no se trata de cocina española y el “Gobierno de España” no está en estos días como para ofender ni provocar.

Hoy mismo publican destacadamente muchos “medios” la noticia de otra subvención, ésta de mucho más modesta cuantía (son sólo 26.597 euros), concedida por el Instituto de la Mujer a Dña. N.M.A, de la U. C., para “Elaboración de un Mapa de Inervación y Excitación Sexual en Clítoris y Labios Menores; aplicación en Genitoplastia”. Los “medios” han omitido lo de “aplicación en Genitoplastia” y la cosa, así mutilada, queda francamente fea. Aunque con las tres últimas palabras tampoco es que pasemos a un escenario de radiante belleza. A mí incluso me sigue pareciendo feo gastarse 26.597 euros en un mapa que sería aplicable a operaciones quirúrgicas raras. Un pudor -seguramente cavernícola, pero es el mío; es mi respeto a la sensibilidad de los lectores, en mi blog- me impide extenderme en la fealdad de la genitoplastia. Y no entiendo para qué pueden necesitar de un mapa previo unos pocos cirujanos que practiquen la genitoplastia. Es decir, no veo qué verdadera aplicación puede tener el mapita ése, como no entendería que alguien propusiera la confección de un mapa de la morfología, estimulación y movilidad de la víscera cardíaca para su aplicación en Cardiocirugía. Supongo que nadie necesita un mapa para hacer Cardiocirugía. Supongo que esos cirujanos conocen a fondo la víscera. Pero todo esto, lo digo en serio, deben ser, a buen seguro, limitaciones de un tipo de Letras como yo, porque se ha de señalar que Dña. N.M.A. es una respetable Profesora Titular de la Facultad de Veterinaria de la U. Complutense, que tiene en su haber, entre otros méritos relativos, p. ej., a la anatomía vascular de animales domésticos, innovaciones pedagógicas mediante trabajos de plastilinización, pasando por estudios sobre estrógenos, labia minora y clítoris and prepucial gland structures, así como clytoral sexual arousal: An Immunocytochemical and Neuronal Tracing Study, trabajos realizados en el Lake Erie College of Osteopathic Medicine y aceptados para publicar en BJUI (British Journal of Urology). Y ella sabrá, digo yo. Sabrá, ante todo, respecto de qué especie del planeta quiere hacer el “mapa”. Es el BOE el que ha resultado en exceso escueto y, por esa concisión, promotor de incomprensiones, imprecaciones, picardías y francas rijosidades, aquí evitadas.

No, si Vds. quieren saber algo completo y verdaderamente significativo sobre subvenciones para “estudios feministas” en los tiempos que corren, no se queden en esa noticia más llamativamente destacada por los “medios”. Consideren, más bien, que probablemente ese proyecto, aunque suene mal, es de los más fundados. Lean el BOE del 16 de febrero de 2010, págs. 14529-14530, y verán lo que es bueno. Lean y verán cómo se subvenciona hasta con 50.000 euros algunos estudios que apestan a camelo. Les facilito el enlace directo:


Pero, como muestra, ahí van algunos proyectos galardonados:

Topografías domésticas en el imaginario femenino. Una visión comparativa, transnacional y hemisférica.”: 15.107 €; “Reparaciones europeas contemporáneas y memoria de la esclavitud: esclavas negro-africanas y españolas abolicionistas (siglos XVI al XIX)”. 22.767 €; “Perspectiva de Género en la Negociación Colectiva: Análisis Interdisciplinar.” 34.091 €; “La construcción cultural del tiempo desde la perspectiva de género: de la conciliación a la corresponsabilidad.”: 50.000 €.

El Ministerio de Igualdad ha dispuesto anteayer de un total de 800.000 euros para estos y parecidos asuntos. Lo del proyecto Basque Culinary Center septuplica ampliamente las subvenciones del Instituto de la Mujer. Y encima los cocineros citados son todos varones. Lo son, genética y biológicamente, se entiende, porque, desde una perspectiva de género, las subvencionadas (y un subvencionado) por el M. de Igualdad serán culturalmente del género que quieran y otro tanto, siempre desde esa perspectiva de género, serán del género que deseen los Pedros, Andonis, Enekos, Juan Marías, Hilarios, Karlos, etc. Pero al margen de una eventual recolocación de los géneros de las investigadoras y de los investigadores, a base de cultura (“la mujer no nace: se hace”), me parece mucho más serio (aunque sea mucho más caro) el Basque Culinary Center (BCC) que los mapas, las topografías, las perspectivas, etc., del Ministerio de Igualdad. Y no dudo de que, antes o después, el BCC (sin siglas no hay vida) puede tener infinitamente más eficacia de dinamización económica y de mantenimiento y creación de empleo.

Lo que no sé yo decir es de qué genero somos los espectadores de este “show” de subvenciones, no desde la perspectiva de género, sino en un plano, más elemental, meramente cívico y tributario. Somos los “paganos”, desde luego. Y como, aunque nos traten como a tontos rematados, tontos no somos, me parece que somos del género víctimas y víctimas no de un leve maltrato, sino de un trato semejante a los “inhumanos y degradantes” que nuestra Constitución prohibe. Resulta insuperable el bochornoso surrealismo de estas páginas del Boletín Oficial del Estado (que corresponden a realidades confrontables con la penuria y los apuros de tantos; mejor no hablar de agravios comparativos a miles de investigadores, universitarios o no). Debemos avisar, por enésima vez, que estamos hartos. Estamos -yo, al menos, confieso estar- al borde del tiranicidio. La justificación teórica la tengo casi terminada. Donde ando mal, muy flojo, es en los aspectos técnicos. Y también en el cálculo de la utilidad. En fin, veremos.

lunes, 15 de febrero de 2010

LA IMPLICACIÓN PROCESAL PENAL DE D. BALTASAR GARZÓN: ACLARACIONES NECESARIAS (y II)


LO QUE HIZO Y LO QUE NO HIZO GARZÓN


No se sigue un proceso penal contra Garzón por atreverse a investigar los “crímenes del franquismo”, cosa que, por cierto, no hizo en ningún modo. Lo que Garzón hizo en esos dos años (recuerden: de finales de 2006  a finales de 2008) fue: a) nada durante el primer año y medio y b) luego, durante medio año, solicitar e intentar reunir datos sobre desapariciones forzadas y sobre ubicaciones de enterramientos en toda España, tomando ocasión de unas denuncias de concretas desapariciones forzadas, delitos de detención ilegal cualificada que manifiestamente no eran ni son de la competencia de la Audiencia Nacional y los Juzgados Centrales de Instrucción. Pero, insisto, Garzón, que había iniciado el proceso a finales de 2006, empieza a pretender reunir esos datos en agosto y septiembre de 2008 (providencias de los días 28 y 25 de esos meses, respectivamente), siempre sin resolver sobre su competencia y sin que lo que pide a innumerables instituciones tenga el menor sentido esclarecedor de su competencia ni de las denuncias presentadas.

Tras casi dos años con un proceso abierto sin ser (ni declararse) competente, el 16 de octubre de 2008, Garzón dicta un extenso Auto declarando la competencia de la Audiencia y del Juzgado Central de Instrucción núm. 5 y acordando nuevas diligencias. Para resolver en ese sentido, introduce en el proceso, en ese mismo Auto, un nuevo delito, que nadie había denunciado y por el que nadie se había querellado. Se trataría de un delito contra altos organismos de la Nación, para el que sí sería competente la Audiencia Nacional y su Juzgado, según el art. art. 65, 1º b) LOPJ. Respecto de este delito, que estaría constituido por el “Alzamiento Nacional”, Garzón afirma, siempre en el mismo Auto, que una serie de personas, con sus nombres y apellidos, son los responsables. Y afirma también Garzón, dos veces, siempre en el mismo Auto, que todos esos responsables han fallecido y que su fallecimiento es notorio (por tanto, su abogado miente o no ha leido las resoluciones de su cliente cuando niega ahora estas reiteradas afirmaciones de Garzón).

Pese a que, conforme a Derecho, la notoriedad exime de prueba, requiere los certificados de defunción de esas personas, con el explícito propósito de poder declarar extinguidas sus responsabilidades penales, lo que, obviamente, supone la previa declaración (implícita pero innegable) de la existencia de esa responsabilidad. Una declaración de responsabilidad ajena a cualquier Juez instructor y verdaderamente sumarísima, que se lleva a cabo en la misma resolución en que por vez primera aparece el presunto delito y sus pretendidos autores. Es como si se procesara a alguien y se anunciara en la misma resolución su inmediata absolución.

O como escribí en el estudio citado en la anterior entrada: “Nos encontramos con algo igual a incoar un proceso penal contra personas muertas, a sabiendas de su muerte, para, tras obtener los certificados de defunción (formalismo deplorable, por contrario a la eficacia jurídica de la notoriedad), declarar que sus responsabilidades penales se han extinguido…una vez declarado, eso sí, que incurrieron en responsabilidad. Es imposible seleccionar unas pocas citas contra semejante concepción, meramente declarativa, del proceso penal o contra la hipótesis (¿quién podía pensar en realidades?) de incoar procesos penales respecto de personas que se reconozcan muertas.” No se conoce que nunca se ha hecho tal cosa en un país que haya superado la organización tribal.

En cuanto llegan los certificados de defunción, Garzón, por Auto de 18 de noviembre de 2008, actúa como había anunciado y declara extinguidas las responsabilidades penales de los notorios muertos y, así, el objeto de la causa, en un mes y dos días, vuelve a cambiar y se reduce al inicial, las desapariciones forzadas, para las que, por sí solas, el Juzgado Central carece de competencia, que correspondería a los Juzgados y Tribunales del lugar de los distintos hechos. Por tanto, en el mismo Auto de 18 de noviembre de 2008, declara que es incompetente: un mes y dos días después de haberse declarado competente al introducir un nuevo delito del que sabía y reconocía que no existían personas responsables vivas.

¿Qué investigación lleva a cabo Garzón respecto de las concretas desapariciones denunciadas? NINGUNA. Sólo pide datos sobre desapariciones forzadas en toda España, así como sobre posibles enterramientos de desaparecidos.

¿Qué investigación lleva a cabo Garzón respecto del “Alzamiento Nacional”? NINGUNA. Pide certificados de defunciones que no sólo él conoce ya, sino que ha declarado que son notorias, es decir, conocidas como ciertas por todos en los ámbitos que importan. Y noten esto: si Garzón consideraba un delito perseguible de oficio el levantamiento militar de 1936, si lo consideraba un delito contra altos organismos de la Nación, pudo haber incoado directamente un proceso con ese objeto, no ya en el año 2006, sino, por supuesto, bastante antes.

¿Qué normas infringe Garzón en esta “causa general”? Sin ánimo de ser exhaustivo, se me ocurre esta enumeración: 1º) La prohibición de instrumentar un proceso penal para una "inquisitio generalis", una inquisición general, que, no según mi criterio, sino según el de nuestro Tribunal Constitucional (SS 32/1994, de 31 de enero; 63/1996, de 16 de abril; 41/1998, de 24 de febrero y 87/2001, de 2 de abril), es incompatible con nuestra Constitución; 2º) La norma sobre competencia de la Audiencia Nacional y de los Juzgados Centrales (art. 65 LOPJ); 3º) El principio de legalidad penal, consagrado en el art. 25 de la Constitución Española, por varios conceptos; 4º) El Código Penal en más de una docena de preceptos fundamentales (del art. 1 al 20, por ejemplo); 5º) Diversas normas de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, empezando por el art. 1, porque un proceso penal carece absolutamente de sentido respecto de personas muertas.

Ésta es la "nuez" del asunto. Y no debería complicarse, pero, sin duda, interesa complicarlo y confundirlo.

¿Qué tiene que ver lo que acabo de decir con ser partidario (mucho, algo, poco o nada) de la "Justicia penal internacional"? NADA. ¿Qué tiene que ver con ser partidario (mucho, algo, poco o nada) del concepto de “crímenes contra la humanidad” y de que sea imposible, difícil o fácil perseguirlos procesalmente y sancionarlos penalmente? NADA. ¿Qué tiene que ver incluso con que se considere o no aplicable la Ley de Amnistía de 1987? (una ley que, por cierto, Garzón si consideró aplicable cuando alguien intentó que se incoase causa penal por determinados fusilamientos masivos, los de Paracuellos a finales de 1936). La respuesta es la misma que merecen las preguntas anteriores: NADA.

En cuanto a D. Baltasar Garzón Real y su imputación en uno de tres procesos penales, he terminado. La constante contravención de normas jurídicas en ese proceso es, a mi entender, muy clara. Y ya dije –y sigo sosteniéndolo- que sólo existe esta alternativa: o prevaricación o ignorancia inexcusable. Sin duda, conforme a doctrina de la misma Sala Segunda del Tribunal Supremo, el apartamiento del Derecho es tan manifiesto que resulta difícil pensar que un juez no haya incurrido en él “a sabiendas”. Pero no me corresponde a mí resolver sobre esa alternativa. Y prefiero guardarme mi personal criterio a fin de no ejercer ni la más ínfima presión sobre quienes han de resolver.

En cambio, para finalizar, me parece obligado añadir algo sobre el papel del Ministerio Fiscal en este tercer proceso, que nos ha ocupado. El mismo Ministerio Fiscal que una y otra vez recurrió resoluciones de Garzón en su “causa general”, el mismo Fiscal que calificó durísimamente la actuación procesal de Garzón que he resumido, ahora, una y otra vez, defiende esa actuación. ¿Sostiene acaso la Fiscalía que, aunque se trata de errores jurídicos, y muy groseros y graves, fueron cometidos por ignorancia del Derecho, pero no “a sabiendas”, y por eso no hay delito de prevaricación? No, es que, ahora, todo le parece bien a la Fiscalía. ¿A este Ministerio Fiscal, tan sometido y tornadizo, tan desvergonzado, quieren encomendar decisivamente nuestra Justicia penal?

domingo, 14 de febrero de 2010

LA IMPLICACIÓN PROCESAL PENAL DE D. BALTASAR GARZÓN: ACLARACIONES NECESARIAS (I)


SE TRATA, SIMPLEMENTE, DE RESPETAR EL DERECHO

A mí, como a cualquiera, me ayudan a vivir, aparte de unas pocas convicciones básicas, algunas pequeñas y grandes ilusiones. Pues bien: ni entre aquéllas ni entre éstas se encuentra ver a D. Baltasar Garzón Real sentado en el banquillo de los acusados, ni condenado ni privado de libertad.

Sentado lo anterior, recordemos que frente a Garzón se han abierto tres distintos procesos penales:

1) Por acordar escuchas telefónicas de comunicaciones de presos con sus abogados sin que se tratase de un caso de terrorismo, como exige el art. 51.2 de la Ley General Penitenciaria. Hay entradas sobre este asunto en este mismo “blog”: una titulada “Garzón es supraconstitucional”, de 10 de octubre de 2009 y otra, titulada “Pedreira justifica las escuchas telefónicas ordenadas por Garzón”, de 29 de enero de 2010.

2) Por las relaciones personales de Garzón con el Presidente del Banco de Santander, pidiéndole y obteniendo financiación de ese Banco para actividades dirigidas por el mismo Garzón y no absteniéndose, posteriormente, de resolver sobre querella interpuesta contra el Presidente del citado Banco. Ver, en este blog, la entrada anterior “Un comportamiento judicial nada decente”, de 18 de diciembre de 2009.

3) Por la causa general incoada y cerrada por el mismo Garzón con ocasión de diversas denuncias de ciertas “desapariciones forzadas” ocurridas durante la Guerra Civil española (1936-1939). Garzón abrió la causa a finales de 2006, registrándose la apertura de las diligencias previas 239/2006, y la cerró, en cuanto a su Juzgado Central, por Auto de de 18 de noviembre de 2008.

En estos días pasados, se han producido resoluciones judiciales y recursos de Garzón en este tercer proceso penal. En concreto, se rechazó por el Juez Instructor la petición de sobreseimiento o archivo de ese proceso y ese rechazo fue recurrido por el abogado de Garzón en un muy duro recurso, en ejercicio de su inobjetable derecho de defensa. Del auto objeto de este recurso, dictado por el Magistrado del Tribunal Supremo D. Luciano Varela, deducen los medios de comunicación que se avecina una imputación judicial formal del afamado juez. Y otras personas y entidades (incluido, en especial, un periódico español de amplia circulación) consideran que se pretende sancionar penalmente a un juez por haberse atrevido a investigar y, en su caso, no dejar impunes los denominados “crímenes del franquismo”. Se pretendería también, según dicen, acabar con la carrera judicial de Garzón y asestar un golpe muy fuerte contra el Derecho Penal Internacional y la persecución de los “crímenes contra la humanidad”. Por esto último, se movilizan protagonistas de estos afanes, dentro y fuera de España. Salvar a Garzón sería tanto como mantener viva la llama de la punibilidad de crímenes horrendos, pese a ciertas normas legales internas que se opondrían o dificultarían un castigo que consideran inexcusable.

Adelanto los tres puntos que quiero aclarar aquí:

Primero: y principal: Garzón no es víctima de ideas o ideologías políticas y jurídicas por haber querido investigar los “crímenes del franquismo”, que, como veremos, no investigó. Garzón será “víctima”, si acaso, de que la Justicia entienda que la posición ideológica o política de un juez -quienquiera que sea el juez y cualquiera que sea su posición, incluida la dominante y correcta- no le autoriza a manipular malamente el Derecho.

Segundo: Hay un llamativo maquiavelismo en el hecho de que la atención pública se esté centrando en el tercero de los tres procesos penales incoados, el que presenta unas connotaciones ideológicas y políticas de las que carecen los otros dos. Pienso que no es casual que, de ser Garzón apartado de la Judicatura por este tercer proceso, resultaría más fácil presentarle como un mártir ideológico o político. No se interprete esta observación como reproche a los Magistrados del Tribunal Supremo a quienes les ha correspondido o les puede corresponder actuar en este tercer proceso. Estoy apuntando a probables maniobras en otros ámbitos. Y no me importa mencionar al Ministerio del Interior, al Ministerio Fiscal y al Consejo General del Poder Judicial, el más descompuesto de nuestros Órganos constitucionales (que ya es decir).

Tercero: resulta penoso que los pretéritos y los actuales apoyos al Sr. Garzón hayan dependido y dependan de la posición ideológica y política pasada y presente de los “supporters” garzonianos. Dejo a un lado a personajes extranjeros que quizá no conocen bien las verdaderas peripecias procesales del juez Garzón. Lo que digo es que, animadversiones viscerales aparte, siempre ha sido poco decente la amistosa relación con Garzón de ciertos tirios y de ciertos troyanos, relación a todas luces determinada por intereses poco limpios.

Explicitaré una conclusión más general: ya basta, con unos o con otros, de buenas relaciones entre el tinglado penal de la Audiencia Nacional y algunos Ministerios, en especial el de Interior. Que los políticos respeten a los jueces y procuren, por decencia, cierta lejanía. Y que algunos Jueces y Magistrados (pocos, pero importantes), en la Audiencia Nacional y fuera de ella, marquen buenas distancias, también por decencia, por elegancia y por respeto a su propia función, con ciertos ámbitos del Poder ejecutivo y con los poderes económicos. ¡Termínense las amistades y las colaboraciones con Bancos, Aseguradoras, editoriales y entidades financiadoras de cursos, seminarios y encuentros!

Dicho todo cual, explicaré el primero y principal de los puntos, porque los otros dos no requieren explicaciones.

Como resulta que he estudiado a fondo ese tercer proceso -mi análisis y mis conclusiones están publicados sin posterior refutación ni crítica alguna: v. Apertura y cierre de una causa general (La instrucción del Juzgado Central nº 5 sobre desapariciones forzadas y "alzamiento nacional"), en El Cronista del Estado Social y Democrático de Derecho, nº 1, enero de 2009-, puedo afirmar que el planteamiento anterior de los “crímenes contra la humanidad”, etc., es radicalmente falso.

Sería deseable que sesudos columnistas y jóvenes meritorios del comentario periodístico dejasen de escribir sobre el encausamiento penal de Garzón en el tercero de los procesos con la más completa ignorancia sobre ese proceso. Algunos cometen el error de bulto de dar por bueno que Garzón había abierto una gran causa sobre los “crímenes del franquismo” y en ella los había investigado. Ni lo uno ni lo otro. Otros hablan de órdenes de exhumación dictadas por Garzón en ese proceso, cuando no acordó ninguna exhumación. Otros justifican que pidiera unos certificados de defunción porque no sabía si todos los encausados habían muerto. Y, como veremos, sí lo sabía, según afirmaciones suyas repetidas. Están hablando de lo que no conocen, por impulsos puramente ideológicos y políticos, al margen o en contra de hechos indiscutibles. Así, inventan o mienten a discreción. Y quiero oponerme a tanta ignorancia y a tanto desahogo al reconstruir los hechos. Pero, para no alargarme demasiado, lo haré en dos "entregas" seguidas. Publico de inmediato la segunda.

viernes, 12 de febrero de 2010

QUE VIENE EL “AJUSTE”: FUNCIONARIOS, “¡CUERPO A TIERRA!”


¿O SERÍA MEJOR, “APUNTEN, ¡FUEGO!”?


Punto de partida: El déficit público español alcanzó en 2009 el 11’4 del PIB, con una caída anual de 3’6 puntos, dos más de lo previsto por el Gobierno. Quiérese decir que la diferencia negativa entre ingresos y gastos del Estado equivale al 11’4 % del PIB, que es el valor de todos los bienes y servicios finales producidos dentro de España en un año. En cifras, el déficit público es el 11’4% de de 1 billón (español: millón de millones) 395.421 millones de dólares (datos de 2008 del PIB español) a los que hay que restar el 3’6 % de descenso del PIB en el 2009. Hagan el cálculo si quieren, pero las cifras resultan escalofriantes. Y se trata de volver a situar ese déficit, rápidamente, en el 3% del PIB.

Así las cosas:

La mayoría del Congreso (empezando por el PSOE) rechazó hace apenas 48 horas una moción del Partido Popular para reducir un 25% el número de altos cargos (aquí, con algo más de precisión, se había propuesto el 50%). No obstante, se habla mucho de un “plan de austeridad” y sin duda debe haberlo, porque Dña. Elena Salgado acaba de decir, aunque en broma, que ella no ha seducido a la gente del “FINANCIAL TIMES”, sino que se ha limitado a explicarles ese plan, que ha denominado “plan de ajuste” y ha calificado de “creíble”.

En esas mismas declaraciones, la Sra. Salgado, que ostenta una Vicepresidencia y es titular de la cartera ministerial de Economía y Hacienda en el “Gobierno de España”, ha anunciado que la legión funcionarial será paulatinamente superdiezmada (diezmarla sería eliminar una plaza de cada diez y ella habla de nueve de cada diez) por el sistema de no convocar sino una de cada diez vacantes. Y ha añadido algo de apariencia tranquilizadora, aunque en realidad muy inquietante: “de momento, no está previsto tocar el sueldo de los funcionarios”.

Dejando aparte el propósito de miniaturizar el volumen humano del sector público (lo que no constituye una buena perspectiva para los más jóvenes… y que es de suponer que no se hará por igual para todos los cuerpos funcionariales: el de Abogados del Estado y el Cuerpo Nacional de Policía, p. ej.), tenemos tres datos distintos: 1º) Negativa (hace 48 horas) a la reducción del número de altos cargos; 2º) Existencia de un plan “de ajuste” o “de austeridad”, que, al parecer, sólo conoce en detalle el FINANCIAL TIMES; 3º) Negativa, “de momento” a reducir el sueldo de los funcionarios. Una persona de inteligencia media ve la relación entre los datos (los tres tienen que ver con el déficit público) pero, muy probablemente, no la entiende. Es decir, no encuentra coherencia entre los datos. Eso me ha sucedido a mí, hasta que una persona de inteligencia superior y de muy rica experiencia en la vida pública me ha hecho ver clarísimamente el sentido de los tres datos y el horizonte al que apuntan.

Gracias a esta ayuda, estoy en condiciones de apostar con Vds., lectoras y lectores, tres Terabytes (es decir, 3072 Gigabytes, porque cada Tera son 1024 Gb) a que en no más de dos meses se hará oficial un plan de ajuste o de austeridad que comprenderá los siguientes puntos:

Primero. Una cierta reducción de altos cargos, incluidos asesores.

Segundo. Una reducción cierta del 10% del sueldo de los funcionarios públicos (incluidos los interinos). A todos lo mismo, sin más distingos, que serían complicados de elaborar, cuando urge reducir el déficit, como sea. Y aquí está la gran mina del gasto público reducible de inmediato.

Tercero. Algunas medidas ornamentales, como, p. ej., bajar el sueldo de los miembros del Senado y del Congreso. Es sabido que la retribución real de sus Señorías no depende principalmente del sueldo, sino de otros conceptos retributivos.

Así se explica que no podía aprobarse el otro día la moción del PP: porque, además de presentarla el PP, en esto del déficit y de la recuperación del crédito (se entiende, el político-exterior; respecto al otro, el monetario, que cada cual se apañe como pueda) las medidas que se adopten hay que presentarlas debidamente empaquetadas. Será, pues, un paquete” de medidas, un “pack”, que es lo que propio de nuestro mundo moderno. Si se empaquetaron “titulizados” los créditos (es un decir muy mal dicho, porque no eran créditos, sino “impagados” impagables y “fallidos” totales, documentados encriptadamente) de las “subprimes” estadounidenses y se colocaron por todo el mundo bien envueltos en descripciones incomprensibles y en denominaciones en lengua inglesa, que, a su vez, se envolvían en abreviaturas o “síntesis” indescifrables tales como la de “derivados”) faltaría más que no se hicieran paquetes bien envueltos para esta ocasión de un salvamento tan benéfico.

Y, para empaquetar la disminución del 10% del sueldo funcionarial, el otro día había que reservar el celofán y los lacitos de la supresión de altos cargos y asesores, a los que se añadirán otros sacrificios retributivos que se procurará que resulten conmovedores para la plebe.

A mí me parece que puede ser cierto que se requieren grandes sacrificios de todos, aunque no todos hayamos tenido relación -ni por acción ni por omisión- con la crisis. Los sabiondos macroeconómicos dirán, a buen seguro, que “no cabe otra”, como lo han dicho ya ante los “globos sonda” (más bien bombas de neutrones) de elevar la edad de jubilación y de recortar las pensiones. Puede ser que no haya más remedio. Pero no puede ser, es decir, no debe ser que estos sacrificios los pidan y los ejecuten, en los bolsillos y en las vidas ajenas, los que, en un par de años, nos han llevado al déficit público (más que quintuplicado) que ahora pretenden que remediemos.

No se puede aguantar que los pirómanos que han arrasado los bosques comunales, nuestros bosques, oficien de heroicos bomberos, con nuestra agua, en el incendio que continúa. Los pirómanos, si no a la cárcel, deben salir inmediatamente de la “polis” hacia un prolongado ostracismo. Nos exigen un patriotismo muy difícil, sin mostrar ellos ninguno ni tener la mínima vergüenza de dimitir. Y nos toman por tontos, lo que resulta insoportable.

Sí. Todos los “paganos” de una crisis multifacética que no creamos, en vez de arrojarnos “cuerpo a tierra”, deberíamos responder, con una descarga cerrada, a la voz de “apunten: ¡fuego!”. Sin balas, desde luego, pero con lenguas, plumas y votos.

A todas éstas, Zapatero ha finalizado hace unas horas su aportación a la enésima cumbre europea, con dos nuevas hazañas de estulticia y de despotismo autista. La primera, es que vamos a tener nuestra “cuota de participación” en el salvamento de Grecia. Ha dicho: "sí, es verdad que, para algunos que han opinado la semana pasada lo que han opinado sobre la situación de España, sería extraño. Pero, como están equivocados, España, por supuesto, que también. Siempre asumimos nuestra cuota de responsabilidad en la UE, como en tantas ocasiones los países de la UE han asumido la cuota de responsabilidad con España y lo harían si fuera necesario.”

La segunda hazaña ha sido declarar superado el debate sobre nuestras cuentas públicas. Pero, si no hay nada que debatir, ¿qué ha explicado la Sra. Salgado al FINANCIAL TIMES y por qué Zapatero tiene un plan, de ajuste, de austeridad o de rescate, para España? ¿O será que la democracia avanzada de este desastre en hipóstasis, que es el Presidente del “Gobierno de España”, consiste en que sólo él debate consigo mismo?

Hay en todo esto toneladas de tontuna. Pero me parece que también hay una desvergüenza y una caradura de campeonato, que ninguna necedad puede disculpar.

[Un inciso-recuerdo para los profesores y para los padres españoles: en rigurosa simultaneidad con todo esto, siguen anunciándose reformas educativas para acabar con la educación. Nada de exámenes, por ejemplo. De la cuna al lecho de muerte, pasando por grados, “masters” y doctorados honoris causa, sin un solo examen. Recuerden el tango “Cambalache”: “los inmorales nos han igualao”.]

Dicen en Andalucía (y probablemente en más regiones): “cuando un tonto coge una ‘verea’, se acaba la ‘verea’ y el tonto sigue”. Y tampoco está mal el dicho de los mexicanos: “con los tontos ni a Misa, que se voltean pa’l coro”. Lo malo es que nuestro tonto no va solo por la “verea” ni nos vale no acompañarle a nada.

miércoles, 10 de febrero de 2010

MÁS SÍNTOMAS DE LOCURA EN LAS LEYES Y EN LA JUSTICIA


ABSUELVEN (TRAS 2 AÑOS DE "PENA DE BANQUILLO") AL PADRE ACUSADO POR SU NIÑA BEBIDA

Es una noticia del pasado mes de diciembre de 2009, pero aún merece ser conocida y comentada. Ahí va, tal como apareció.

El Juzgado de lo Penal número uno de Pamplona ha absuelto del delito de maltrato de que era acusado a un padre que se llevó por la fuerza, de una plaza de la localidad navarra de Tafalla, a su hija menor de edad [AOS: de 13 años] cuando ésta se encontraba bebida.”

Los hechos, se relata en la sentencia, tuvieron lugar sobre las 23.30 horas del 5 de octubre de 2007 cuando el acusado encontró a su hija sentada en un banco de una plaza de Tafalla y "comportándose de manera que llamó su atención".”

La menor, cuyos padres están separados, había bebido alcohol, como reconoció ella misma y corroboraron sus propias amigas. El padre se acercó a su hija dos veces para interesarse por su estado y, en la segunda ocasión, la instó a que se fuera a casa de su abuela, a lo que ella se negó, tras lo cual la agarró de los brazos y trató de llevarse por la fuerza a la menor, que comenzó a gritar y a tirarse al suelo.

El acusado reconoció que, ante esa actitud, la agarró por las axilas y se la llevó "en volandas" hasta el coche, aunque no consiguió introducirla en el vehículo ante la resistencia de su hija, por lo que llamó por teléfono a su ex pareja, madre de la menor, para que fuera a buscarla, como finalmente ocurrió.”

No ha quedado probado que el padre tirara del pelo a su hija ni que la arrojara contra una pared, ya que ninguno de los testigos observó estas acciones y, por el contrario, la única persona que presenció toda la escena declaró que fue la menor la que se tiró al suelo y comenzó a gritar para que su padre no se la llevara del lugar.”

“En la sentencia se concluye que no hubo por parte del padre intención de dañar, ni siquiera de realizar ningún castigo físico, sino que únicamente pretendía evitar que su hija permaneciera en la plaza bebiendo, "porque tenía 13 años recién cumplidos en ese momento y conocía incluso por su boca que los fines de semana hacía 'botellón' con sus amigas".

"El acusado, agrega la sentencia, "quiere llevársela para evitar un peligro, se preocupa, y ella al desobedecer primero y luego al oponer resistencia física es cuando produce, con su actitud, que la actuación del padre deba imponerse, por su bien, no porque quisiera agredir ni siquiera corregir o castigar, sino preservar su integridad; no quería dejarla en esas condiciones y a esa hora en la calle".

"La magistrada afirma que los hechos causaron extrañeza en las personas que pasaban en ese momento por la calle, lo cual "es lógico si tenemos en cuenta que la niña gritaba y se resistía físicamente a irse del lugar, pero no por ello podemos deducir que la actitud del padre es excesiva y merecedora de reproche penal". "Antes al contrario, es obligación de los padres proteger a sus hijos, incluso contra ellos mismos", subraya."

¡Bien por la Juez titular de ese Juzgado pamplonés! Pero, ¿cómo es que se ha seguido, durante más de dos años, un proceso penal sobre esos hechos, con testigos oculares que sin duda fueron enseguida interrogados? Pues porque, dice también la noticia, “el fiscal solicitaba para el acusado, J.C.E.F., siete meses de prisión y la acusación particular, ejercida por su hija, que entonces tenía 13 años, pedía ocho meses de cárcel, en ambos casos con la prohibición de acercarse a menos de 200 metros de la menor.”

No se dice nada de la investigación llevada a cabo por el Juzgado de Instrucción competente. Pero, ¿cómo no vió enseguida la falta de materia delictiva? Quizá sea mejor que no nos enteremos, para que la indignación y el desaliento, mezclados, no nos abismen en la desesperanza. Sin embargo, surgen otras preguntas: ¿habrá sido penalmente perseguida la acusadora, dada la falsedad absoluta de su acusación? ¿Se habrán exigido al menos responsabilidades al Fiscal? Mucho, muchísimo me extrañaría. En cambio, no me sorprendería que se haya recurrido la sentencia absolutoria.

sábado, 6 de febrero de 2010

GOBIERNO DE CONCENTRACIÓN, REDUCCIÓN DEL GASTO PÚBLICO Y REGENERACIÓN DE LA CLASE POLÍTICA


UNA PROPUESTA PARA EMPEZAR A PARTIR EL MELÓN


El extrafalario “desayuno de oración” en Washingon y la controvertida actuación de Rodríguez Zapatero en tan pintoresco y confuso como irrelevante evento han entretenido a los “media” casi una semana y han distraído durante el mismo tiempo a muchas buenas cabezas, que no han podido o querido sustraerse al buscado carácter circense de la vida política y social española. Con todo, llevamos unos días de excepcional preocupación ante la indisimulable decadencia progresiva de nuestra situación social y económica.

La alarma ha llegado a tal punto que, desde ámbitos del PSOE y desde otros, se propone un inmediato Gobierno de concentración o de unidad (o como quieran llamarle) para dotar de credibilidad a un plan que saque a este país de su ya indisimulable situación crítica.

Ocurre, sin embargo, que cuando, según las encuestas del ente encuestador oficial (CIS), la clase política es certeramente percibida por la ciudadanía como uno de los primeros y más grandes problemas del país, estamos ante una aporía de tomo y lomo. Si la clase política es el problema (y lo nota todo el mundo), no puede ser la solución. Y, más concretamente, ni para el paro ni para la recesión ni para la educación resulta razonable poner como punto de partida que, en vez de gobernarnos una parte de la desacreditada clase política, nos gobierne toda ella. O sea, que por lo que a mí modestamente respecta, “nones, Romanones” al Gobierno PP-PSOE (por orden alfabético) o PSOE-PP (por número de escaños en el Congreso). Nada de juntar “lo mejor de cada casa”, que ya se ha visto lo que dan de sí, para que nos sigan gobernando (jobernando, más bien). Eso se sería, según expresiones populares en España, hacer un pan con unas tortas, ir de de Herodes a Pilatos, de Málaga a Malagón o de Guatemala a Guatelpeor. Sería la llamada “jugada del enano”, cuya naturaleza no puedo explicar en este “blog”.

Desde las últimísimas Cortes franquistas, no se ha visto en España un “harakiri” político colectivo por el bien común. Y algo similar es lo que ZP y sus Ministros, Secretarios de Estado, Directores Generales y demás muchedumbre jerarquizada tendrían que protagonizar, pero, desde luego, no lo protagonizarán si no son máximamente presionados, porque no pueden comprender que el cambio a peor en este país (cambio que empiezan por negar) es ya un hecho casi de la misma envergadura e importancia que la muerte de Franco en su cama.

En todo caso, la lógica exigiría empezar por que se pusiesen de acuerdo en un plan de emergencia. Si hubiese ese plan y pintase bien, entonces, y no antes, se podría empezar a hablar de gobiernos de coalición, de unidad, de concentración o como se les quiera llamar.

Uno de los factores de la crisis, innegablemente influyente, aunque se pueda discutir “ad nauseam” su grado de influencia, es el desmesurado tamaño del Estado (en sentido amplio: incluyendo Comunidades Autónomas). Es un aparato desmesurado que no podemos mantener. Nadie lo discute, pero se viene a decir que nadie está dispuesto a empezar a partir ese melón o a ponerle el cascabel a ese gato. Con lo que la España hoy desacreditada internacionalmente siempre se encontraría en el mismo punto, incapaz de acreditarse. Y la recuperación no arrancaría. Se produciría, por el contrario, un mayor descrédito y una crisis mayor.

Antes de que las Cámaras de Comercio desplieguen su anunciada campaña de estímulo a esfuerzos individuales contra la crisis (una campaña que, por cierto, bien podrían ahorrarse para no tocar el trigémino al peatón democrático), voy a proponerles un plan de notable recorte del gasto público  y de recuperación de la credibilidad interna y externa. Es un plan factible y sin apenas riesgos, que, en cambio, tendría un efecto económico no desdeñable y un efecto psicológico enardecedor de la sociedad civil. Me parece –miren lo que les voy a decir- que nuestra machacada ciudadanía experimentaría una poderosa inyección euforizante de moral.

No me hago la ilusión de que este modesto pero concreto plan resuelva por sí solo el problema económico y social. Pero afirmo que es factible, que no es perjudicial sino positivo y que por algo hay que empezar. En todo caso, me daría lo mismo que se empezase de otra forma semejante. Y lo ideal sería complementar cualquier plan de recuperación con dos medidas que la ciudadanía de cualquier color político desea, como se ha comprobado por reiterados estudios sociológicos y estadísticos. A saber: dimisión del Presidente del Gobierno, Sr. Rodríguez Zapatero y dimisión o cese del Presidente del Partido Popular. Sr. Rajoy. Aunque lo nieguen, con puro voluntarismo y por puro interés, los centuriones y pretorianos respectivos, España clama, como en paráfrasis de la copla: con ninguno de los dos tienen mis males remedio.

Lo de Zapatero es patente. Pero lo de Rajoy, también. Mes tras mes, Rajoy no llega al aprobado e incluso obtiene puntuaciones ciudadanas más bajas aún que las de Zapatero. No soy ningún "fan" de las encuestas, pero tanta constancia en los resultados no puede ser gratuita. Y es que Rajoy transmite una fuerte impresión de indolencia y de ausencia de criterio sobre todo. Porque, mes tras mes, Rajoy, al que no se le nota otra convicción que la de merecer sustituir a Zapatero, no logra que el PP articule, siquiera sea en algunos temas, unas propuestas de alternativa merecedoras de consideración. Y no deja que otros las formulen. Si el Gobierno y el PSOE abundan en frases y palabras vanas y apenas quedan ciudadanos que no las vean como tales, el PP no se esfuerza en buscar el contraste con propuestas bien pensadas. Amagan algo y rectifican confusamente y luego lo dejan correr. No sabemos qué propone el PP en materia económica y de empleo ni para reconducir el desastre educativo hacia el sentido común y la auténtica excelencia. Sí sabemos que, en Justicia, clave para el bienestar social y la seguridad jurídica, el PP secunda la extrema politización del PSOE. No: lo de Zapatero y el PSOE en su apoyo no tiene ya ni justificación ni excusa. Pero lo del PP, con Rajoy, es la ceguera del poder por el poder.  Tal como están y van las cosas, jugar al puro desgaste del contrario, sin más, me parece ya claramente inmoral.

Así, pues, ambos partidos, PSOE y PP, tienen que buscar las personas más adecuadas. Dejen unos y otros sus ambiciones personales. No vean en nuestra gravísima situación la oportunidad del "quítate tú que me pongo yo". Vean el estado de necesidad en que se encuentra este país. Pacten en el interior de cada partido el método para el cambio. Hagan votaciones secretas. Enciérrense hasta que les salga "fumata bianca". Pueden hacerlo. No es creíble que les resulte imposible. Es increíble, en cambio, que no vean  lo que está en juego. Para España, pero también para ellos mismos como dirigentes políticos. Que tengan la valentía de poner manos a la obra es el imprescindible arranque para salir de este atolladero histórico.

No me hago ilusiones de que esta última propuesta vaya a hacerse realidad. Pero no estoy ciego y, en asunto de vida o muerte, como si dijéramos, he de decir lo que veo. Lo que me temo, prefiero no decirlo todavía. 

miércoles, 3 de febrero de 2010

ZAPATERO FILOSOFA EN ETIOPÍA: VERDAD Y LIBERTAD, AL REVÉS


ZAPATERO HA PENSADO ALGO ("SIEMPRE")


El domingo 31 de enero de 2010, el Presidente del “Gobierno de España” y “presidente rotatorio” de la UE (esa denominación, más apropiada para artefactos como el autogiro o la veleta, no es “mala uva” mía: es del mismo Zapatero) protagonizó en Addis Abeba una jornada que, sin hipérbole, bien podemos calificar como un hito en la historia del “pensamiento débil, que es como se viene llamando postmodernamente a las endebles elucubraciones de ciertos cosidetti intelectuales (ni que decir tiene que son elucubraciones siempre correctas).

Zapatero se dirigía ese 31 de enero de 2010 a los asistentes a la XIV Cumbre de la Unión Africana. Y al inicio de su discurso -que los más preparados y dispuestos pueden ver y escuchar en video (no se ofrece el texto escrito) mediante el enlace http://www.la-moncloa.es/default.htm- pidió a sus oyentes, con acentos de máximo intimismo, que le permitiesen hablar de sus “convicciones”, de sus “ideales”. Ni que decir tiene que, dado el carácter meramente retórico de la petición de permiso, los Jefes de Estado y otros altos dirigentes africanos no dijeron nada, pero contuvieron la respiración en unos instantes de máxima expectación.

Entonces, serio y solemne, Zapatero dijo de inmediato unas palabras, que, aunque no en lirismo, superan con mucho en profundidad las de su ya histórica frase en la “cumbre climática” de Copenhague: "la tierra no pertenece a nadie; sólo al viento". Dijo el “presidente rotatorio” lo siguiente:

“Siempre he pensado que es la libertad lo que nos hace verdaderos y no la verdad lo que nos hace libres”.

Y con la emoción que imprime habitualmente a sus palabras, el Presidente del “Gobierno de España”, continuó:

“Siempre he pensado que la condición más humana en nuestras vidas es la libertad. Sin libertad no hay nada. Sin libertad no hay condición humana. Por ello, desde que he tenido uso de razón, capacidad de pensar y conocer la historia, he tenido un sentimiento de rabia, de desafecto con la condición humana, al conocer y saber que está (sic) en nuestra memoria episodios tan aberrantes como la esclavitud que sufrió el pueblo africano.”

La prensa escrita (en papel o mediante dígitos) no ha reparado en la importancia de este central pensamiento de Zapatero. A los columnistas más finos, a los analistas de mayor fuste, se les ha escapado del todo la más profunda idea personal jamás expresada por el Presidente del “Gobierno de España”. Pero para eso está POR DERECHO, el “blog” de los “comentarios libres” y de las “noticias subrayables”.

Y, sin embargo, no es éste el lugar y el momento adecuados para unas extensas consideraciones -como merecerían ser, por su objeto: la libertad, la verdad- acerca de las solemnes palabras de Zapatero. Aquí sólo cabe una glosa breve, aunque sintética, a la que me aplico de inmediato.

Veamos, en primer lugar, lo que Zapatero piensa y piensa desde siempre. Piensa que si somos libres, seremos verdaderos. Y aunque esa “verdad de nosotros mismos” suscita muchas cuestiones  y se presta a muchos matices, parece que no le falta razón a Zapatero: si no somos libres, diríase que, en cierto modo, dejamos de ser nosotros mismos, perdemos nuestra condición humana. La falta de libertad niega nuestra verdad de seres humanos, estaría diciendo Zapatero. No le falta razón, salvo -y es una grandísima salvedad- que la tiranía no puede privar radicalmente a todos los tiranizados de su condición de seres humanos, que algunos ligamos axiomáticamente a la libertad. La falta de libertad, la tiranía o esa esclavitud de los africanos -que generó en Zapatero “un sentimiento de rabia” y que le hizo nada más y nada menos que “desafecto con la condición humana”- no logró nunca que todos los tiranizados o esclavizados dejasen de ser humanos y dejasen de ser constitutivamente libres. Hay egregios tiranizados y esclavizados -supervivientes de la esclavitud nazi o soviética, p. ej.- que han dejado claros testimonios de su inalienable libertad interior.

Pero tan importante como lo que Zapatero piensa afirmativamente es lo que Zapatero piensa negativamente. En realidad, lo que uno no piensa, en el concreto sentido de que uno lo niega (es decir, “piensa que no”), forma parte del propio pensamiento. Zapatero no piensa que la verdad nos haga libres. O, por decirlo con un lema clásico de muchas instituciones del saber,en todo el mundo, Zapatero no piensa que “veritas liberabit vos”. Piensa que no se necesita la verdad para la libertad. Y sabemos por qué no acepta esa necesidad: porque piensa que la libertad por sí sola nos da la verdad.

Con lo que resulta que Zapatero, desde siempre, entiende que la libertad no sólo es necesaria, sino que la libertad es la única necesidad relevante. Es como si Z., impersonando (es cursi, lo sé, pero es moderno) el viejo ideal clásico del gobernante-filósofo, nos preguntase: “¿Se considera Vd. libre, se siente Vd. en libertad? ¿Sí? Entonces, ya le es dada la verdad”.

Y yo planteo: los “episodios aberrantes” de “la esclavitud que sufrió el pueblo africano” ¿fueron todos protagonizados por alienados, por sujetos desprovistos de libertad y de su condición humana? No consta. Consta, más bien, que los negreros, los esclavistas de todas las especies -los capturadores de hombres, mujeres y niños; los transportistas terrestres y marítimos de esa “mercancía; los compradores al por mayor de esclavos y los “consumidores finales” de éstos- eran, de ordinario, negreros y esclavistas libres, esclavizaban libremente y libremente se lucraban con la esclavitud ajena. ¿Se comportaban estos esclavistas de conformidad y en armonía con la condición humana? Claro que no. Luego ("ergo") su conducta libre, su libertad, era contraria a la verdad del hombre. Lo único que de verdad determinaba la conducta libre de los negreros era que fuesen verdaderos negreros y esclavizadores.

Por tanto, no veo claro el primer enunciado del pensamiento de Zapatero. O mejor dicho, veo claro que, siendo un pensamiento libre, es erróneo. Sé, no desde "siempre" ni desde que tuve uso de razón, pero sí desde hace muchos años, que no hay, ni mucho menos, esa especie de relación automática entre libertad y verdad que "siempre" ha pensado el “presidente rotatorio”. La búsqueda de la verdad es plenamente humana si se hace con plena libertad. Cierto. Pero la libertad no garantiza la verdad. Y, por lo mismo, la libertad no inmuniza contra el error.

Ahí está Zapatero, que sin duda se considera libre, como prueba viviente de lo que acabo de decir. Porque el pobre “presidente rotatorio”, seguramente libérrimo, no puede, muchas veces, estar más lejos de la verdad. Lo está, a mi parecer, en ese pensamiento suyo proclamado en Etiopía. Se equivoca también, por ejemplo, cuando predica la esclavitud de “el pueblo africano”, como si todos los africanos, en tiempos pretéritos (según él, aunque la esclavitud se sigue dando hoy) hubiesen sido esclavos. Ni en todas partes de África se dio la esclavitud ni los africanos fueron únicamente víctimas. Y se equivoca también Zapatero si supone -y eso dan a entender sus palabras- que una persona privada de libertad no puede buscar y encontrar la verdad. Lo hacen los internos en centros penitenciarios cuando cursan carreras universitarias u otros estudios o cuando leen un libro. Y conocieron y descubrieron verdades personas que eran esclavos, esclavos procedentes del continente africano. No lo digo yo, véalo, Sr. Zapatero, véanlo si quieren, lectores de POR DERECHO, en una “web” de la mismísima UNESCO:

Por supuesto, no son los únicos ejemplos.

Pero mucho más importante que lo anterior es, en primer lugar, dejar claro que el esfuerzo por un mayor y mejor conocimiento de la realidad, por la aprehensión de “la verdad de las cosas”, no es excusable porque se goce de libertad. "¡Ea, como soy libre, ya no me importa saber o no saber, acertar o errar, conocer tal realidad o no tener ni idea!" La lapidaria frase lanzada por Zapatero en Addis Abeba es, más bien, una pedrada a todo esfuerzo de estudio, a toda investigación, al I+D, etc. Ya puede el señor Presidente recortar el gasto público: cierre dos Ministerios (Cultura y Educación), cierre las Universidades, cierre el CSIC, suprima las becas y nada de aprendizaje (esto último ya está en marcha con éxito). Establezca, eso sí, un Ministerio de la Libertad (donde, por cierto, moraría a gusto el metafísico Gabilondo, que últimamente confunde ya el diálogo con el saber, la proximidad con la biología, la convivencia con la física, la velocidad con el tocino y otras más tajantes contraposiciones).

Pero, pasemos a la segunda parte del pensamiento del “presidente rotatorio”. Que la verdad no nos hace libres, más libres. Tengo como algo patente que la ignorancia nos limita y nos desorienta a todos y que, por tanto, combatirla con la verdad y las verdades nos permite ejercitar en mejores condiciones nuestra libertad, ser más libres. El error conduce a adoptar decisiones desacertadas, equivocadas, por libre que sea quien las adopte. Teología aparte, es en ese sentido en el que, desde Jesucristo al menos (v. Io, 8, 32), se relaciona estrechamente la verdad con la libertad, se tenga o no fe y se profese esta o aquella religión o ninguna.

Este escrito no es una broma sobre Zapatero. Todo lo contrario: el pensamiento de este señor se toma aquí muy en serio. Por tres razones: primera, para intentar evitar que el juego de palabras confunda a alguien; segunda, porque pensar un poco sobre la filosofía de Zapatero puede contribuir a que nosotros pensemos con más acierto sobre la libertad y la verdad; tercera, porque lo que piensa un Presidente del Gobierno no carece de efectos prácticos, de consecuencias reales. Si alguien creyese que lo que sucede en España no tiene nada que ver con lo que piensa y dice el Presidente del “Gobierno de España”, le aconsejo que, por disconformidad radical con lo que defiendo en este “blog”, se abstenga en adelante de perder su tiempo leyéndolo. Confieso y declaro la moraleja que intento. Es ésta: con “Maestros Ciruelos” al frente de la Nación -antes, ahora o en el futuro- toda calamidad nacional es y será perfectamente explicable. Si alguien opina que los grandes errores conceptuales carecen de consecuencias prácticas, es, desde luego, muy libre... de equivocarse. ¡Qué le vamos a hacer!.
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PS. Podría ocurir, claro, que el Sr. Zapatero fuera, filosóficamente, un escéptico o un relativista.  No me cuadra, sin embargo, con la emoción que pone al hablar de sus "convicciones", de sus "ideales". Pero podría ser, eso sí, un tardío seguidor de Antístenes, aunque un seguidor muy soso.