viernes, 12 de febrero de 2010

QUE VIENE EL “AJUSTE”: FUNCIONARIOS, “¡CUERPO A TIERRA!”


¿O SERÍA MEJOR, “APUNTEN, ¡FUEGO!”?


Punto de partida: El déficit público español alcanzó en 2009 el 11’4 del PIB, con una caída anual de 3’6 puntos, dos más de lo previsto por el Gobierno. Quiérese decir que la diferencia negativa entre ingresos y gastos del Estado equivale al 11’4 % del PIB, que es el valor de todos los bienes y servicios finales producidos dentro de España en un año. En cifras, el déficit público es el 11’4% de de 1 billón (español: millón de millones) 395.421 millones de dólares (datos de 2008 del PIB español) a los que hay que restar el 3’6 % de descenso del PIB en el 2009. Hagan el cálculo si quieren, pero las cifras resultan escalofriantes. Y se trata de volver a situar ese déficit, rápidamente, en el 3% del PIB.

Así las cosas:

La mayoría del Congreso (empezando por el PSOE) rechazó hace apenas 48 horas una moción del Partido Popular para reducir un 25% el número de altos cargos (aquí, con algo más de precisión, se había propuesto el 50%). No obstante, se habla mucho de un “plan de austeridad” y sin duda debe haberlo, porque Dña. Elena Salgado acaba de decir, aunque en broma, que ella no ha seducido a la gente del “FINANCIAL TIMES”, sino que se ha limitado a explicarles ese plan, que ha denominado “plan de ajuste” y ha calificado de “creíble”.

En esas mismas declaraciones, la Sra. Salgado, que ostenta una Vicepresidencia y es titular de la cartera ministerial de Economía y Hacienda en el “Gobierno de España”, ha anunciado que la legión funcionarial será paulatinamente superdiezmada (diezmarla sería eliminar una plaza de cada diez y ella habla de nueve de cada diez) por el sistema de no convocar sino una de cada diez vacantes. Y ha añadido algo de apariencia tranquilizadora, aunque en realidad muy inquietante: “de momento, no está previsto tocar el sueldo de los funcionarios”.

Dejando aparte el propósito de miniaturizar el volumen humano del sector público (lo que no constituye una buena perspectiva para los más jóvenes… y que es de suponer que no se hará por igual para todos los cuerpos funcionariales: el de Abogados del Estado y el Cuerpo Nacional de Policía, p. ej.), tenemos tres datos distintos: 1º) Negativa (hace 48 horas) a la reducción del número de altos cargos; 2º) Existencia de un plan “de ajuste” o “de austeridad”, que, al parecer, sólo conoce en detalle el FINANCIAL TIMES; 3º) Negativa, “de momento” a reducir el sueldo de los funcionarios. Una persona de inteligencia media ve la relación entre los datos (los tres tienen que ver con el déficit público) pero, muy probablemente, no la entiende. Es decir, no encuentra coherencia entre los datos. Eso me ha sucedido a mí, hasta que una persona de inteligencia superior y de muy rica experiencia en la vida pública me ha hecho ver clarísimamente el sentido de los tres datos y el horizonte al que apuntan.

Gracias a esta ayuda, estoy en condiciones de apostar con Vds., lectoras y lectores, tres Terabytes (es decir, 3072 Gigabytes, porque cada Tera son 1024 Gb) a que en no más de dos meses se hará oficial un plan de ajuste o de austeridad que comprenderá los siguientes puntos:

Primero. Una cierta reducción de altos cargos, incluidos asesores.

Segundo. Una reducción cierta del 10% del sueldo de los funcionarios públicos (incluidos los interinos). A todos lo mismo, sin más distingos, que serían complicados de elaborar, cuando urge reducir el déficit, como sea. Y aquí está la gran mina del gasto público reducible de inmediato.

Tercero. Algunas medidas ornamentales, como, p. ej., bajar el sueldo de los miembros del Senado y del Congreso. Es sabido que la retribución real de sus Señorías no depende principalmente del sueldo, sino de otros conceptos retributivos.

Así se explica que no podía aprobarse el otro día la moción del PP: porque, además de presentarla el PP, en esto del déficit y de la recuperación del crédito (se entiende, el político-exterior; respecto al otro, el monetario, que cada cual se apañe como pueda) las medidas que se adopten hay que presentarlas debidamente empaquetadas. Será, pues, un paquete” de medidas, un “pack”, que es lo que propio de nuestro mundo moderno. Si se empaquetaron “titulizados” los créditos (es un decir muy mal dicho, porque no eran créditos, sino “impagados” impagables y “fallidos” totales, documentados encriptadamente) de las “subprimes” estadounidenses y se colocaron por todo el mundo bien envueltos en descripciones incomprensibles y en denominaciones en lengua inglesa, que, a su vez, se envolvían en abreviaturas o “síntesis” indescifrables tales como la de “derivados”) faltaría más que no se hicieran paquetes bien envueltos para esta ocasión de un salvamento tan benéfico.

Y, para empaquetar la disminución del 10% del sueldo funcionarial, el otro día había que reservar el celofán y los lacitos de la supresión de altos cargos y asesores, a los que se añadirán otros sacrificios retributivos que se procurará que resulten conmovedores para la plebe.

A mí me parece que puede ser cierto que se requieren grandes sacrificios de todos, aunque no todos hayamos tenido relación -ni por acción ni por omisión- con la crisis. Los sabiondos macroeconómicos dirán, a buen seguro, que “no cabe otra”, como lo han dicho ya ante los “globos sonda” (más bien bombas de neutrones) de elevar la edad de jubilación y de recortar las pensiones. Puede ser que no haya más remedio. Pero no puede ser, es decir, no debe ser que estos sacrificios los pidan y los ejecuten, en los bolsillos y en las vidas ajenas, los que, en un par de años, nos han llevado al déficit público (más que quintuplicado) que ahora pretenden que remediemos.

No se puede aguantar que los pirómanos que han arrasado los bosques comunales, nuestros bosques, oficien de heroicos bomberos, con nuestra agua, en el incendio que continúa. Los pirómanos, si no a la cárcel, deben salir inmediatamente de la “polis” hacia un prolongado ostracismo. Nos exigen un patriotismo muy difícil, sin mostrar ellos ninguno ni tener la mínima vergüenza de dimitir. Y nos toman por tontos, lo que resulta insoportable.

Sí. Todos los “paganos” de una crisis multifacética que no creamos, en vez de arrojarnos “cuerpo a tierra”, deberíamos responder, con una descarga cerrada, a la voz de “apunten: ¡fuego!”. Sin balas, desde luego, pero con lenguas, plumas y votos.

A todas éstas, Zapatero ha finalizado hace unas horas su aportación a la enésima cumbre europea, con dos nuevas hazañas de estulticia y de despotismo autista. La primera, es que vamos a tener nuestra “cuota de participación” en el salvamento de Grecia. Ha dicho: "sí, es verdad que, para algunos que han opinado la semana pasada lo que han opinado sobre la situación de España, sería extraño. Pero, como están equivocados, España, por supuesto, que también. Siempre asumimos nuestra cuota de responsabilidad en la UE, como en tantas ocasiones los países de la UE han asumido la cuota de responsabilidad con España y lo harían si fuera necesario.”

La segunda hazaña ha sido declarar superado el debate sobre nuestras cuentas públicas. Pero, si no hay nada que debatir, ¿qué ha explicado la Sra. Salgado al FINANCIAL TIMES y por qué Zapatero tiene un plan, de ajuste, de austeridad o de rescate, para España? ¿O será que la democracia avanzada de este desastre en hipóstasis, que es el Presidente del “Gobierno de España”, consiste en que sólo él debate consigo mismo?

Hay en todo esto toneladas de tontuna. Pero me parece que también hay una desvergüenza y una caradura de campeonato, que ninguna necedad puede disculpar.

[Un inciso-recuerdo para los profesores y para los padres españoles: en rigurosa simultaneidad con todo esto, siguen anunciándose reformas educativas para acabar con la educación. Nada de exámenes, por ejemplo. De la cuna al lecho de muerte, pasando por grados, “masters” y doctorados honoris causa, sin un solo examen. Recuerden el tango “Cambalache”: “los inmorales nos han igualao”.]

Dicen en Andalucía (y probablemente en más regiones): “cuando un tonto coge una ‘verea’, se acaba la ‘verea’ y el tonto sigue”. Y tampoco está mal el dicho de los mexicanos: “con los tontos ni a Misa, que se voltean pa’l coro”. Lo malo es que nuestro tonto no va solo por la “verea” ni nos vale no acompañarle a nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Definitivamente, sería mejor "apunten, fuego". Además, es lo que se merecen.