domingo, 29 de mayo de 2011

OBSCENIDAD EXTREMA DEL AUTISMO POLÍTICO: EL PODER COMO FIN ÚNICO Y EXCLUYENTE


SIN DISIMULOS: LA SITUACIÓN DE ESPAÑA SE LES DA UNA HIGA; SÓLO LES PREOCUPA LA SUYA

No hablé en su día del asunto Bildu, es decir, del retorno de la “izquierda abertzale” a enchufarse a la manguera de los caudales públicos. No hablé, antes, de Sortu, declarada judicialmente continuadora de “Herri Batasuna”. Y es que hablar de todo eso sería para mí muy largo, porque implicaría un análisis de la misma Ley de Partidos, que me plantea desde su aprobación interrogantes jurídicos muy serios y difíciles de responder e incluso de explicar de modo inteligible para no juristas.
Hay un episodio, sin embargo, que sin necesidad de entrar en las honduras aludidas, me parece calificable de repugnante hasta la obscenidad. Me refiero a la manipulación del “Gobierno de España” e instituciones anexas (la Fiscalía, por ejemplo) consistente en fingir una rotunda oposición a Bildu, la nueva marca de la izquierda marxista vasca, promover a bombo y platillo su ilegalización por el Tribunal Supremo (TS), pero tener planeada desde el principio la ulterior revocación por el Tribunal Constitucional (TC) de la decisión ilegalizadora del TS. Que se trataba de un engaño a la ciudadanía conforme a un plan, no puede ofrecer duda a cualquiera que conozca el terreno y que haya visto, además, cómo, una vez recurrida al TC la sentencia del  TS, el “Gobierno de España” permanecía perfectamente pasivo (como la Fiscalía) y, por el contrario, el Sr. Rodríguez Zapatero (ZP), no se recataba en expresar una confianza plena en el TC, mientras se sucedían los “guiños” entre personajes del PSOE y del PNV (los nacionalistas vascos), que, por cierto, han demostrado de nuevo ser “listísimos”, porque en los términos de poder político que entienden, los resultados de Bildu les han dejado con el “ipurdi” al aire (basque word “ipurdi” = ass). ¡Vaya jugada, en términos de ayuntamientos, por ejemplo, han hecho estos “listísimos”!
Este enésimo jugueteo manipulador de las instituciones ha dejado institucionalmente K.O. al TC y ha enseñado obscenamente a todos las más desvergonzadas vergüenzas del triunfante “Estado de Partidos”. Sin duda, en el actual TC, como en anteriores “ediciones”, ha habido Magistrados dignos, que, a diferencia de los “juristas de alquiler” (no siempre genuinos juristas, pero siempre de alquiler) rechazan enfangar la toga con el barro de la politiquería, maloliente como el de las cochiqueras donde hozan y se revuelcan los chanchos, los cutos, los cochinos. Pero la maniobra a tres bandas del “Gobierno de España” (la burla de esta denominación propagandística es ya un sarcasmo insoportable) ha convertido en misión casi imposible convencer a nadie de que el TC alberga Magistrados dignos y es una institución en sí misma respetable.
Pero es que tras esa obscenidad, estamos presenciando ahora otra no menor, pero sí mucho más espectacular. Estamos viendo todos cómo, por una parte, el “Gobierno de España” ha cesado y no mantiene ni siquiera una actividad de “servicios mínimos” y, por otra parte, todas las energías de los dirigentes del PSOE son indisimuladamente dirigidas a hacerse con el control de su partido. Es verdad que unos pocos han hablado de formular un “nuevo proyecto” del PSOE o de articular un “nuevo discurso” del socialismo español. Pero los hechos, a cada hora, desmienten esas pocas declaraciones. Nadie quiere, de verdad, refundar el PSOE. O, mejor dicho, los que podrían quererlo hace tiempo que han sido depurados y ninguna de las incontables facciones actuales les escucha de verdad o les va a dejar refundar nada.
Quiérese decir lo siguiente: 1º) Que los que han presentado distintas opciones -elecciones primarias o Congreso extraordinario- son, todos ellos, actores de la política vapuleada electoralmente el pasado 22 de mayo; 2º) Que lo único que buscan es una candidatura para las elecciones generales que no les desposea aún más del poder (o incluso les permita recuperarlo), lo que dependerá en grandísima medida de que sus adversarios no vuelvan a obtener en el 2012 (o antes) unos resultados como los del 22-M; 3º) Que carecen de interés alguno en presentar un programa que pare el acelerado deterioro de España en muchos ámbitos: el programa importa sólo para las elecciones; 4º) Que tampoco les interesa una refundación o renovación del PSOE, de acuerdo con las muy generalizadas apreciaciones de que es necesaria una orientación netamente distinta del “zapaterismo”. Se trata, en todo, de ganar poder, de no perder más parcelas del poder como modo de vida y como industria extractiva.
Nada de eso nos debe sorprender, porque ya conocíamos todos los ingredientes. Pero el descaro y la intensidad de este egoísmo corporativo sí resulta sorprendente, porque, con las prisas y los navajeos, la indecencia del planteamiento no ha sido disimulada lo más mínimo. Todo está siendo un “show” de impudicia superlativa, de obscenidad en el desprecio al ciudadano común, al elector. Los “incondicionales” de ZP (salvo unos pocos que, al menos, guardan silencio) apurándose en desalojarle. Vemos a muchos dirigentes del PSOE, perjudicados por los gravísimos errores de su líder (errores que secundaron sin vacilar), desentendidos de cualquier rectificación y dedicados a liquidarle. El Vicepresidente primero y el Presidente de un mismo Gobierno (?), empatados por el campeonato de zancadillas. Y, como guinda del pastel (por ahora), como enésimo compromiso incumplido, la opción por unas elecciones con un solo candidato, es decir, el colmo de la cuadratura del círculo y también la aclamación de un caudillo.
Me he equivocado al hablar de autismo. El autismo es una enfermedad, algo involuntario con lo que se lucha noblemente. Esto no es enfermedad. Es morboso, sí, pero es la suma de muchos actos voluntarios de egoísmo. Esto es la altura de miras que podemos esperar. “Gobierno de España” es el objetivo. España es la presa. Dejo lo del autismo, pero con el adjetivo "político"

5 comentarios:

Lidia G. dijo...

(...) promover a bombo y platillo su ilegalización por el Tribunal Supremo (TS), pero tener planeada desde el principio la ulterior revocación por el Tribunal Constitucional (TC) de la decisión ilegalizadora del TS. Que se trataba de un engaño a la ciudadanía conforme a un plan, no puede ofrecer duda a cualquiera que conozca el terreno (...)

Pues debe ser, entonces, que desconozco el terreno, porque, francamente, no vi lo que usted apunta, profesor. Al contrario, me esperaba, una decisión del TC similar a la del TS y me sorprendió, he de decir que, gratamente, la resolución del TC... ¿Que pudo ser un engaño, una pantomima, una farsa? Sí. Si usted así lo dice, no tengo ningún argumento para negarlo, y tampoco soy lo suficientemente inocente como para no albergar la duda tras leerle. Sin embargo, no puedo por más que seguir considerando la decisión del TC, acertada. Sus razonamientos y argumentos me parecen sólidos y correctos, y la interpretación de la norma acorde con el espíritu y finalidad de la misma. En definitiva, creo que, con Bildu, y desde un punto de vista estrictamente jurídico (y no político, o sociológico, o de cualquier otro tipo) se adoptó una resolución acorde con la Constitución y con los principios democráticos en ella establecidos ..., pero, claro está, como digo, es tan solo mi opinión.

Mi esperanza, que no mi opinión, sobre el tema Bildu, es que su discurso no sea, él, una pantomima, una farsa, una burla, un engaño ..., pero eso ..., seguro que lo veremos todos.

Un saludo cordial y esperanzado.

Andrés de la Oliva Santos dijo...

Aidílderi: por lo que digo al comienzo (sin una explicación que sería larguísima y, a pesar de la longitud, quizá poco inteligible) no he querido entrar en el fondo del asunto, que no es otro que la misma Ley de Partidos y el tratamiento procesal de la ilegalización. El engaño y la farsa, que a mí no me ofrecen duda, no se la atribuyo ni al TS ni al TC, sino a quienes promovieron la demanda contra Bildu ante el TS. Es posible que yo conozca el terreno algo más que tú y que captara un montón de indicios, a los que sólo he aludido.

En todo caso, no sólo respeto tu opinión, sino que me alegro de tus impresiones primeras y de tu juicio posterior. Lo que a mí me ocurre es que en esa materia no puedo creer -porque tendría que hacer un genuino acto de fe- en sentencias estrictamente jurídicas, ni del TS ni del TC. Aunque no abrigo la menor duda de que tanto como uno como otro Tribunal son capaces de elaborar sentencias formalmente sólidas.

Lidia G. dijo...

Comprendo, profesor.

Simplemente añadiré, que respeto su decisión de no embarcarse en una explicación larga y difícil de entender sobre la Ley de Partidos y el tratamiento procesal de la ilegalización.

Sin embargo, espero que no lo considere una impertinencia por mi parte, si le digo, que una tal explicación, y aún provista de tales atributos, no me cabe la menor duda de que sería bien recibida en este foro. Por lo que a mi respecta, por lo menos.

(Por si en un futuro se anima)

Lisias dijo...

En cuanto al tema de fondo, la Ley de Partidos y el eventual enmascaramiento vía fórmulas políticas subsidiarias unas de otras (Sortu, Bildu), mi razón está dudando sobre el acierto o no de la sentencia del TS, lo que constituye una primera certeza cartesiana. Es allí, en el Supremo, donde entre votos generales y particulares confluyen los distintos saberes de la razón jurídica, defendible desde la ciencia, no desde el oportunismo político; o al menos eso quiero creer.
Llegados al TC, Descartes se descarta y se sustituye por una resolución próxima al nihilismo, ayuna de auténticas convicciones en pro de un precio político que satisfacer, dejando en evidencia con demoledores votos particulares que la mayoría no cree en la verdad jurídica y en los valores de su propia doctrina. Con indisimulado descaro se excede de jurisdicción, invadiendo terrenos de legalidad ordinaria, aunque no es la primera vez (paternidad, prescripción penal, etc, etc). Mi duda ahora es si estos territorios ocupados son mera avanzadilla para dejar sello político, hay voluntad de colonizar o, simplemente, es para dejarlos infértiles con abono de doctrina legal hecha a medida. Es el problema de las togas tributarias.
Con este fumus de paripé, que vd. bien apunta, ¿dónde queda el prestigio de la institución? Me temo que esto importa poco ya.
Saludos desde el Reino Escéptico.

Andrés de la Oliva Santos dijo...

Igual me animo, gracias aidílderi!
Pero necesitaré tiempo. Tendrá que ser en vacaciones.