sábado, 7 de septiembre de 2013

EL MODÉLICO ANTI-MODELO DE LA “CORRECCIÓN USA”


UN NOBEL DE LA PAZ, PALADÍN DE BOMBARDEOS HOMICIDAS

Por si la autolisis del establisment mundial (España incluida) (v. post de 23 de enero y 3 de febrero de 2013 en este mismo blog) no estuviese más que clara, por si se abrigase alguna duda, tenemos un Nobel de la Paz  —distinción archi-sorprendente en su momento — que lidera una acción bélica. Por supuesto, la acción bélica que propugna Barack Obama se justifica, nos dicen, porque se va a dirigir contra un país, Siria, en el que se han usado armas químicas y las ha usado el gobierno. Tienen pruebas sobre estos hechos pretendidamente justificativos de la guerra: los dirigentes USA han dicho que tienen pruebas, sin mostrarlas, porque eso iría contra la seguridad nacional (¡santas palabras: no se digan más!). Y se han sucedido afirmaciones en el mismo sentido de dirigentes franceses y británicos, que tampoco han mostrado nada, porque eso, las cosas concretas, pertenecen a lo que ahora llaman, con uno de los muchos trucos eufemísticos, “inteligencia” (antes, espionaje).

No me voy a entretener en la cuestión de las pruebas con el recordatorio de las armas de destrucción masiva que Irak-Sadam Hussein con toda seguridad poseía, mentira (no error craso de la “inteligencia”) hoy universalmente reconocida. Pasaré a examinar otro aspecto de la nueva iniciativa del gobierno USA: la decisión de limitarse a un bombardeo, sin invasión terrestre: “sólo vamos a lanzar bombas; no vamos a arriesgar la vida de ninguno de nuestros muchachos”, precisan. “Y tampoco bombardearemos mucho tiempo: será una acción limitada”, nos tranquilizan.

Yo no me tranquilizo nada y escribo este post, sin pretensión de originalidad alguna, porque estamos ante unos hechos reales  —los propósitos bélicos de Obama & partners, dentro y fuera de USA — y ante un probable acontecimiento, el bombardeo, que no consienten el silencio.

Supongamos que existen las pruebas del uso de armas químicas y del uso precisamente por el ejército gubernamental sirio. Y además de suponer lo no probado, prescindamos de otros muchos factores. Prescindamos, como Obama & partners prescinden, del Derecho Internacional, que  —ya ha sido expuesto en varios lugares estos días — no legitimaría en absoluto el bombardeo de Siria. Prescindamos, por tanto, de la ONU y de su Consejo de Seguridad. Prescindamos de que los adversarios interiores de Al Assad en esa guerra civil (con 100.000 muertos ya) no son precisamente unos acreditados defensores de los derechos humanos, sino responsables de numerosos asesinatos de civiles sirios. Prescindamos de los riesgos de extensión de la guerra que entraña el que Irán sea firme aliado de Siria. Prescindamos de las reiteradas advertencias de Rusia, con su importante base naval en la costa siria (se diría que Putin y Obama han debido llegar a algún acuerdo secreto, porque, de lo contrario, el riesgo de una nueva guerra mundial sería gravísimo y hasta un botarate teledirigido como Obama lo evitaría, digo yo, quizás con excesiva ingenuidad).

Una vez que hemos prescindido de tantas cosas, viene la pregunta clave: ¿puede Obama o cualquier partidario de los bombardeos a Siria, garantizar que las bombas no matarán cientos o miles de sirios sin responsabilidad alguna en el uso de armas químicas? (cuando, por cierto, Obama & Co. aún no saben los objetivos y no podrán saberlos con mediana certeza). Me parece que la respuesta negativa es la única posible. Con toda seguridad, las bombas de Obama & partners matarán a cientos o miles de sirios inocentes y destruirán sus hogares y centros de trabajo. Para quien aún conserve un resto de razón y un ápice de consideración por la dignidad de las personas, es un resultado abominable que, por unos muertos por algún tipo de gas, mueran cientos o miles de personas mediante bombas (por cierto: muchas de ellas son armas químicas, como lo eran los exfoliantes utilizados en la guerra de Vietnam). Si Al Assad ha cometido un “crimen contra la humanidad”, ¿justifica eso que Obama & partners cometan lo que sería otro “crimen contra la humanidad”?. Claro está que la pregunta es retórica. Y claro está también que, si el uso no de las armas químicas no puede quedar sin respuesta, mantra de casi todos en estos días, los bombardeos sobre Siria distan mucho de ser la única respuesta, como quieren presentarla.

El Papa Francisco ahora, como antes Juan Pablo II respecto de Irak y otros conflictos, lidera una clara oposición a la guerra que Obama & partners propugnan contra Siria. Me parece que, además de los valores indiscutibles en que estos Papas se apoyan, debió y debe ahora ser digno de atenta consideración que siempre han dispuesto de información sobre el terreno sumamente fiable. Que la Historia haya dado toda la razón recientemente a Juan Pablo II resulta hoy un elemento de juicio que no podría desdeñarse por personas razonables, aunque no crean en Dios.

Mas, por si lo anterior sobre Siria fuese una pequeñez, los dirigentes políticos y económicos USA, que, ciertamente, no son ninguna multitud, sino un pequeño grupo de políticos (demócratas y republicanos) y financieros, exhiben un historial reciente tan abrumador como el absoluto y cósmico desmadre del llamado “sistema financiero” y su incontrolable monstruo del dinero ficticio, las hazañas bélicas de Irak y Afganistán (si alguien puede imaginar un propósito más absurdo que instaurar la democracia en Afganistán, que nos lo cuente, por favor), la “Patriot Act” que permite suprimir y suspender derechos elementales, el gulag de Guantánamo y algo más, de suma importancia, aunque no tan noticioso, como es la exportación, a golpe de presión mediática y de dólares, de sus sistemas  —llamémosles así, piadosamente — de educación y de Justicia. El primero sólo funciona en dos docenas de Universidades (de entre miles, públicas y privadas) y el segundo, la Justicia, no funciona en absoluto en lo penal y, en todo lo demás, resulta inaccesible para el ordinary people. Del Derecho (?) penal USA nos quedamos con la dureza de sus castigos a ciertos delincuentes de cuello blanco, pero pasamos por alto innumerables atrocidades sancionadoras (y no hablo sólo la pena de muerte).

Por añadidura, en estos meses pasados hemos tenido abrumadoras pruebas  —pruebas de verdad — de lo que ya sabíamos: un masivo espionaje de los EE.UU. a todo lo que han considerado de interés para su “inteligencia” (NSA, CIA, etc.), un espionaje que no ha respetado ni siquiera a las más altas instituciones de países presuntamente soberanos. Un tal Mr. Snowden, sin duda desleal, ha pasado a ser la bestia negra del establishment, sin que lo que Snowden ha probado haya merecido la mitad siquiera de la publicidad y los comentarios dedicados al empleado de Booz Allen Hamilton, una empresa subcontratista de la NSA (National Security Agency). Para más inri, la NSA contó y supongo que sigue contando con la colaboración de Google, Yahoo, etc., así que todos sabemos ya que, a cambio de importantes prestaciones (como la de albergar este blog y miles similares), cada paso que damos en internet queda registrado en alguna parte que ignoramos y, probablemente, para utilidad de la “inteligencia” USA. Así se explica que en algún paraje de Utah, se estén construyendo nuevas instalaciones de la NSA, que consumirán más energía eléctrica que la misma capital de ese Estado, Salt Lake City.

(Entre paréntesis, el Nobel de la Paz, Barack Obama, prometió cerrar Guantánamo y meter en cintura a los lobbies del Congreso y a Wall Street. Nada de eso ha cumplido. Guantánamo sigue abierto y la simbiosis político-financiera se ha robustecido, mientras el endeudamiento USA les acerca de nuevo a la suspensión de pagos y amenaza al dólar como moneda de referencia y mientras en los EE.UU. la pobreza crece y las desigualdades antes enormes empiezan ahora a resultar abismales. El panorama del Detroit decadente es un símbolo escalofriante del indisimulable fracaso político y social en los USA de los valores humanos más elementales, precisamente los que buscaron garantizar los founding fathers de la gran nación norteamericana)

Todo lo que vemos ahora en los EE.UU. tiene largas y profundas raíces. Por poner sólo dos ejemplos, ya el Presidente Einsenhower, un militar de brillantísima carrera, al despedirse de su cargo en 1961, se refirió con suma preocupación al “complejo militar-industrial” de los EE.UU (http://www.youtube.com/watch?v=T-xEcChFC6I). Y John Kenneth Galbraight diseccionó “El nuevo Estado industrial” en 1967, señalando cómo la “tecnoestructura” creada distorsionaba, con el creciente poder del Estado, las leyes clásicas del mercado. En cuanto a la estructura y funciones del sistema bancario de la Reserva Federal (FED), han sido y son constantemente cuestionadas, pero nadie logra siquiera establecer la más elemental auditoría sobre lo que hace y no hace esa extrañísima institución, entre lo público y lo privado, pero, en todo caso, tan tremendamente opaca como poderosa.

Por si fuera poco, suceden en los EE.UU. acontecimientos de extrema gravedad y trascendencia, que no son satisfactoriamente explicados, por decirlo muy delicadamente. Me limitaré a dos de ellos. El asesinato del Presidente J.F. Kennedy en Dallas, Texas, el 21 de noviembre de 1963, se atribuyó por la oficial Comisión Warren, en 1964, a la acción solitaria de un solo tirador, Lee Harvey Oswald, que disparó desde detrás de la comitiva presidencial. Pero en 1979, un Comité oficial del Congreso de los E.E.U.U. concluyó que probablemente se había producido un cuarto disparo (frontal) por un segundo tirador, con lo que se estaría ante una conspiración, como en 2003 creía un 70% de los estadounidenses según una encuesta de la ABC News (el disparo frontal, por cierto, es perfectamente apreciable por cualquiera que vea el famoso video). En cuanto a los sorprendentes y letales ataques del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas y el Pentágono, son numerosos y de suma importancia los interrogantes sin buena respuesta que suscita la versión oficial. Sin apuntarme a ninguna de las teorías conspirativas, veo que las verdades oficiales distan mucho de ser convincentes, tanto en el caso de Kennedy como en el del 11-S, acontecimiento que justificó tantas acciones posteriores. No es de extrañar que en los EE.UU. crezcan, sobre todo mediante internet, infinidad de resistencias al propio establishment USA, en un clima de creciente desconfianza radical en sus gobernantes. Muchos rechazan de plano todas las teorías conspirativas, con el fácil expediente de denominarlas conspiranoicas. Sin duda hay ingredientes paranoicos en muchas de las teorías, pero los hechos inexplicados persisten y las muy probables mentiras y ocultamientos de las verdades oficiales no son más disculpables que las teorías conspirativas o conspiranoicas.

Concluyo. En los EE.U. de América ha habido y todavía hay grandes hombres y mujeres. Se han manifestado y aún se manifiestan cualidades de todo tipo, también morales, con el resultado de acciones admirables y dignas de duradera gratitud. Pero, nacidos de Europa, los EE.UU. albergan hoy, en sus esferas dirigentes, una terrible traición práctica a los valores propios de la civilización europea occidental. No digo que Europa goce ahora de una decente salud axiológica y ética. Al contrario: padece, más bien, una anemia severa de principios, valores y virtudes. Lo que pretendo transmitir en este post es que uno de los más claros síntomas de la actual debilidad decadente de Europa (incluida España), es, precisamente, que, en lugar de inspirarnos en nuestras propias raíces, tomemos o continuemos tomando como modelo en casi todo el anti-modelo USA, su corrección social, política, económica y jurídica.

NO al bombardeo de Siria. Y NO al seguidismo estúpido y suicida del “modelo USA”,  hoy ya, lamentablemente, un anti-modelo.

1 comentario:

Lisias dijo...

Lisias dixit:
El ‘imperio’ americano está en decadencia, lenta, como lo fuera la del imperio romano. Éste, al menos, dejó un gran poso de cultura y de eficacia, superando el inmovilismo de los egipcios y absorbiendo todo lo aprovechable del logos griego. En España, que tenemos historia pero apenas territorio, al contrario que los EEUU, hay un empeño singular en copiar todo de allí como ‘lo bueno’, renunciando a valores y singularidades propias. El abanico es amplio: desde la gastronomía abyecta, la dicotomía obeso-vigorexica, a la estética en el vestir, la fuerza centrífuga que nos avoca a centros comerciales en vez de a las plazas, la urbanización, los modales, las soluciones económicas y, cómo no, las instituciones jurídicas; el lobby-para-todo, hasta los telepredicadores (ya se ha colado un canal en la TDT); todo presentado como la panacea de lo bien hecho, frente al complejo hispánico de lo propio como despojo. Guantánamo, el 11-S y los dos aviones de los que no hay imágenes (marchando una de romanos…), Kennedy, son meros ejemplos de sonrojo, por manifiesta distorsión institucional y desprecio último al ciudadano, anestesiando su sentido común. En cambio, lo realmente admirable que supone el sentimiento de país, de unión y de proyección exterior al margen de su vastedad territorial, sin embargo aquí se antoja impermeable. Algún día aparecerá en libros de historia como la paradoja española.
La población civil de Siria sería ‘daño colateral’, que allí es eufemismo de ‘me trae sin cuidado’ o ‘el justiciero no repara en los escombros’; convergiendo así con el Sr. Assad en el desprecio hacia los suyos.
El inglés, bienvenido como lengua que nos conduce por todo el mundo –de momento- pero dejemos en la aduana el ‘slang’, los giros provincianos y el acento forzado (Sr. Ansar, por favor...; ¿el ridículo es de contagio conyugal? Debe ser).
Como en las autonomías, café con leche para todos, y en alarde fuenteovejuna, todos a una a copiar al yanqui (Lope, pa’ lo que hemos quedao’), eso sí, de muy ‘refreshing’ manera. Si alguien no lo entiende, que ‘repita el ask’.
Saludos profesor y bienvenido gratamente a este nuevo curso.