sábado, 28 de septiembre de 2013

NO NOS ENGAÑEMOS: NO HAY REBROTE ECONÓMICO, SINO UNA DISCRETA CONTINUIDAD DE LA ORGÍA FINANCIERA


LA CRISIS ECONÓMICA GLOBAL NO SE RESUELVE, TRAS UN GRAN SUSTO, PERSISTIENDO EN LO QUE LA CAUSÓ

EL CÍRCULO INFERNAL DEL ENDEUDAMIENTO


Parece que se respiran aires optimistas en España respecto de nuestra economía. No le cedo a nadie el primer puesto del ranking en el deseo de ser optimista. Y tampoco me gusta, sino que la aborrezco -lo he dicho aquí muchas veces-, esa suerte de perpetua tristeza e incesante dolor por una presunta España irredenta e irredimible, con un supuesto destino inexorable de fracaso total. Los más o menos prosaicos o líricos vates del fatalismo de lo español, además de ignorar o despreciar muchos e importantes logros, muchos e importantes hechos y cualidades, insistiendo siempre en los defectos hispánicos (que muchas veces no son tales, sino casi siempre universales, propios de la condición humana), no aportan nada positivo y hacen un daño tremendo al país y a cada uno de nosotros. La estética de esta fatalidad de lo hispano parece tener un intenso atractivo enfermizo y un buen número de adeptos que, aunque no lo sepan, obran como si un incansable denostar de lo propio les proporcionase tono y categoría intelectuales. A mí no me gustan ese tono y esa categoría y su correspondiente intelectualidad. Estos aguafiestas no suelen pasar hambre ni padecer necesidades vitales insatisfechas. Tienen recursos para dedicarse casi full time a su inútil y descorazonadora denuncia de nuestros males presuntamente incurables. Si son eruditos, lo son a la violeta, lo que ya debiera ser una clave para desconfiar enteramente de ellos.

Digo esto para dejar claro que, no sólo no pertenezco a esa intelectualidad agorera, sino que sigo teniendo una gran confianza en la inmensa mayoría de las personas que forman España, en su inteligencia y en su capacidad de esfuerzo y sacrificio. Y sigo afirmando que España posee un enorme y muy valioso capital (v., post en este mismo blog, post del viernes, 23 de septiembre de 2011, titulado ESPAÑA ESTÁ MUY BIEN: UN PAÍS EXCEPCIONALMENTE CAPITALIZADO y subtitulado SOMOS LOS ESPAÑOLES (CASI TODOS) LOS QUE ESTAMOS MAL. Es verdad que, pese a una política (?) con bastantes más sombras que luces, hay novedades positivas en la economía real española: el aumento de las exportaciones o el incremento de los ingresos por turismo, por ejemplo. Ya dije también aquí, hace mucho tiempo, que debía hacerse más énfasis en el turismo, que no se basa sólo (aunque se trate de activos difíciles de batir, seamos conscientes de ello) en el clima y los kilómetros de costas y playas.

Me permito recordar lo que decía en ese post hace más de año y medio:

«Como quiera que haya sido, tenemos trenes super-veloces para ir a de Madrid a Toledo, a Valladolid, a Sevilla y a Barcelona y, enseguida, a más sitios en distintas direcciones. Ya no vamos supervelozmente a Cuenca porque no queremos. Tenemos muchas autopistas y aún más autovías en un estado muy decente. A Toledo, por ejemplo, se puede llegar por tres distintas rutas automovilísticas de doble sentido, además del AVE. Tenemos buenos aeropuertos con notable tráfico y, además, cierto número de aeropuertos ultra modernos de reserva, por si acaso, por si a alguien, particular, institucional o empresarial, se le ocurre, en algún momento, volar a lugares como Ciudad Real o Castellón (…) Tenemos parques eólicos y huertos solares como casi nadie. Tenemos el Prado, el Thyssen y el Reina Sofía en Madrid, la segunda ciudad con más árboles de todo el planeta Tierra. Tenemos (perdón, señores soberanistas) la Sagrada Familia y otras joyas en Barcelona. Tenemos mucha historia y mucho arte del que gozar. Tenemos muchas ciudades bien cuidadas. Tenemos una excelente industria hotelera. Tenemos miles de kilómetros de playas. Tenemos un clima fabuloso. Y dos archipiélagos de ensueño. Y, por si fuera poco, somos, si queremos -y queremos, de ordinario-, gente acogedora, con buen humor y -esto es de gran importancia- de los que más veces se duchan al día y a la semana en el llamado mundo civilizado. Por supuesto, también tenemos buenos vinos y notables licores. Y hay cerveza potable.»

Y añadía, medio en broma medio en serio (es decir, bastante en serio):

«Pero es que, además, ha aparecido hace pocos días una buena noticia sobre España que “los mercados” debieran considerar definitiva, re-definitiva, para restaurar y tener por consolidada durante varias décadas su confianza en la denominada marca España: somos el país del mundo universo que menos gasta en “comida-basura” (v. http://www.abc.es/20110919/sociedad/abci-estudio-comida-rapida-201109191344.html). Los estadounidenses llaman a la “comida basura” “fast food”, con absoluto error, como tantos otros propios del american exceptionalism, que les sirve de constante excusa para su aislacionismo (digamos eso así, piadosamente, para señalar que millones de estadounidenses no han mirado nunca un mapamundi y muchos de sus dirigentes sólo ven el mundo desde sus satélites). “Fast food” significa, como es sabido, comida rápida y hace siglos que nosotros inventamos los bocadillos o “bocatas”, los “montaditos”, las “tapas” y los “pinchos” y comemos rápidamente, cuando queremos, pero sin embasurarnos por dentro.”»

«Si tenemos lo que tenemos y somos como somos (con grandes virtudes especiales junto a grandes defectos generales) y, además, comemos como nadie, la persistencia de la desconfianza en España sólo podría ser fruto de una manía atrabiliaria y de un sectarismo irracional. Y, como casi todo el mundo sabe, “los mercados” calculan fríamente con elementos reales, sin dejarse llevar de simpatías o antipatías. Así que tienen que caer en la cuenta, más pronto que tarde, de que aquí en España hay mucho capital -un capital excepcional- y gente muy valiosa.  La “fuerza de trabajo” española ya se lució en Alemania en la segunda mitad del siglo XX, la del “milagro alemán”.»

Algunas cosas más, completamente en serio, podría añadir en favor de España y de muchos españoles. Pero me parece innecesario para mi propósito de hoy. Lo que aquí quiero transmitir –sin la menor pretensión de originalidad: hay otros muchos que lo han dicho y lo dicen- son dos ideas que corresponden con dos realidades. La primera es la confirmación de algo que vi venir y adelanté aquí hace algo más de un año, en un post del domingo, 15 de julio de 2012, titulado EL "CÍRCULO INFERNAL" PARA INTERVENIR Y COMPRAR ESPAÑA (I) y subtitulado “NO HABÍA MÁS REMEDIO”, PERO EL REMEDIO NO REMEDIA (actualizado a 17 de julio de 2012), a saber: que “los mercados”, que sabían y saben lo que se hacen, han visto claro que ya no es la hora de estrangular más a España y a los españoles, sino la hora de comprar.  Conforme a lo explicado en julio de 2012:

«Lo que están haciendo es imponer condiciones de asfixia, para situarse a los mandos de este país y comprar (o permitir a otros comprar) a precio de ganga los muy buenos activos de una España previamente arruinada, pero con mano de obra cualificada, que se avendrá a trabajar por remuneraciones nada parecidas a las de la zona norte y centro de Europa y ni siquiera a las habituales aquí hasta hace poco, sino similares a las de los países del Este europeo o a los de la cuenca desregulada del sudeste asiático

En julio de 2012, escribía esa frase y otras complementarias en nuestra defensa y para alertar a quienes fuese necesario.  Tengo la impresión de que sirvió de poco, aunque quizá no hayamos sido tan asfixiados (máximamente asfixiados) como era de temer y no me duelen prendas por repetir que fue un histórico acierto de Rajoy resistir la brutal doble presión (de fuera y, aún peor, de dentro) para que España misma pidiera el rescate (que nos hubiese aniquilado). Pero, con todo, grandes porciones de España están ahora vendiéndose a buen precio. El tan repetido y celebrado “¡Viva España!” de Morgan Stanley –acertado o erróneo- fue un indicador público de las ventas a buen precio. Que “los mercados” hayan aflojado la presión de un modo llamativo -con la prima de riesgo ya mejor que la de Italia (!)- es, sin duda, mucho mejor que su contrario. Y lo mismo vale  para los pequeños frenos en el aumento del desempleo. Que unos cuantos personajes internacionales afirmen públicamente una mejoría de la situación económica de España es también mucho mejor que andar todos los días en titulares negativos y en informes con las peores predicciones. Pero, con todo eso, los mejores activos de España están en venta. Lean el texto de Carlos Sánchez en elconfidencial.com, de 26 de septiembre de 2013, del que dejo enlace: http://www.elconfidencial.com/economia/2013-09-26/casi-el-40-de-la-industria-espanola-esta-ya-en-manos-de-empresas-extranjeras_32567/. Algunos presuntos neoliberales no le conceden ninguna importancia a estas compraventas. Disputas ideológicas al margen, que las cosas cambien de nuestras manos a las ajenas tiene una importancia indiscutible mientras subsistan las Naciones y los Estados. Y se diría que esa subsistencia va para muy largo.

Esta realidad de la compra de España no configura un horizonte de esplendorosa luminosidad en ningún aspecto. Al revés: el horizonte es tenebroso. Ahora no puedo extenderme en estas afirmaciones. Pero si la compra y venta de España no se frena, el optimismo sería bastante estúpido.

La segunda idea y realidad es que la crisis económica global no sólo subsiste, sino que, mientras vivimos en esta especie de pausa general del pánico, como si hubiese un acuerdo tácito en darnos todos un respiro, abandonando la publicidad de las muy fundadas preocupaciones sobre el futuro global, siguen actuando las mismas fuerzas con los mismos mecanismos responsables de aquella crisis. O, con menos palabras, la crisis económica no hace sino empeorar, en España también, pero sobre todo allí donde debieran apreciarse trabajos para enmendar de raíz el inmenso globo del dinero ficticio y del endeudamiento colosal e inabordable. Ríanse un poco con este video que muestra el imposible pago de la deuda europea, aunque lo que dicen podría aplicarse a la de los EE.UU: http://www.youtube.com/watch?v=I5QwKEwo4Bc (aconsejo a quienes no dominen mucho el inglés activar los subtítulos, pero también pueden leer todo el trepidante diálogo del “concurso” en http://www.ritholtz.com/blog/2010/05/congratulations-youve-only-lost-1m/9)

En el mismo post del 15-17 de julio de 2012 decía:

«Y se ha acabado el gran engaño de Wall Street, inventado y lanzado con el inapreciable apoyo de la City londinense y de esa Gran Bretaña, que, astutamente, se ha mantenido fuera de la eurozona: “Europa nos estropea la economía mundial”. Mentira. Europa no anda bien, pero no es Europa el principal problema para la economía mundial, como ha repetido mendazmente Mr. Obama, flanqueado por los gurús de la ingeniería financiera. El principal problema del gigantesco problema de la megacrisis mundial -así lo ven ya “los mercados”- es la crisis de los EE.UU. Los datos macroeconómicos y los microeconómicos son concluyentes, por muchos enjuagues que se le ocurran a la Reserva Federal, dirigida por Mr. Bernanke. ¿Han visto lo del “twist”, o sea el retorcimiento, el tornado y el disloque de caderas?: las deudas a corto (plazo) las “reestructuro” y las coloco a largo. ¡Es muy bueno eso del twist de la reestructuración! ¡Pero qué listos son!»

Aclaro que cuando hablaba de haberse acabado el gran engaño sólo quería decir que los artistas de la ingeniería financiera y sus jefes ya no engañaban a una minoría de considerable tamaño. Lamentabilísimamente, el gran engaño persiste para la inmensa mayoría, porque ha generado un poder con el que ni siquiera quiere competir -al contrario, ha claudicado vergonzosamente, si alguna vez sus promesas electorales fueron sinceras- alguien tan poderoso como el Presidente de los EE.UU. de América, Mr. Barack Obama.

EL CÍRCULO INFERNAL DEL ENDEUDAMIENTO

De nuevo los EE.UU. se acercan al límite de su deuda y al borde de la suspensión de pagos. Y Mr. Ben Bernanke, a la estela de aquel nefando agente del capitalismo salvaje que fue Mr. Alan Greenspan, continúa lanzando al mundo dinero sin respaldo alguno, ni de oro y plata, ni de solo oro ni de economía real. Lean, al menos en diagonal, el espeluznante análisis de Antonio España, el 25 de septiembre de 2013, casi contemporáneo al antes citado de Carlos Sánchez: http://blogs.elconfidencial.com/economia/monetae-mutatione/2013-09-25/qe-n-la-madre-de-todas-las-burbujas_32103/. Adicionalmente, es de mucho interés también lo que en la misma fecha de este post afirma Daniel Lacalle, en El precipicio fiscal americano… y por qué esta vez es importante (http://blogs.elconfidencial.com/economia/lleno-de-energia/2013-09-28/el-precipicio-fiscal-americano-y-por-que-esta-vez-es-importante_33759/). [ACTUALIZACIÓN: los EE.UU. ya han caído en el precipicio fiscal. Probablemente saldrán de él, pero no pueden seguir, una y otra vez, con meros parches y la misma política financiera y monetaria. El cántaro, de tanto ir a la fuente, acabará por romperse.]

La gravedad de esta persistencia en una política que únicamente interesa a la muy pequeña elite de la riqueza es negada con una pertinacia suicida por los dirigentes políticos, entre los cuales no parece haber ni siquiera uno (hombre o mujer) que se parezca a eso que llamábamos un estadista.

La Gran Burbuja, que empobrece a millones y enriquece a muy pocos, sigue inflándose. Y nadie ha dejado de reconocer que el día en que estalle, la catástrofe no tendrá precedente comparable. Que apenas se hable hoy de este asunto central de la crisis y que ahora se guarde silencio sobre la necesidad de regular la economía financiera, de disciplinar la acción de la banca y, sobre todo, de adecuar el dinero a alguna realidad mínimamente mensurable, es para echarse a temblar.

Por cierto: tampoco es buen síntoma, de nuestras tejas para abajo, que España siga endeudándose, aunque Morgan Stanley recomiende con entusiasmo comprar nuestros bonos del Tesoro. Estamos demasiado cerca de que el endeudamiento supere el 100% del PIB.

2 comentarios:

sem dijo...

Muy interesante esta entrada. Saludos,

A. Garcia Portela dijo...

Una sugerencia, podría instalar iconos para poder enviar la entrada a facebook o twitter, instantáneamente.
Un saludo.