POLÍTICOS
SIN VERGÜENZA NI SENSIBILIDAD
Nunca he logrado
entender cómo una gran mayoría de medios de comunicación han estado festejando,
y aún hoy persisten en festejar, los sucesivos endeudamientos del Estado sobre
la base de que los intereses comprometidos en cada ocasión son muy bajos (en
comparación con los que habíamos de ofrecer con la famosa “prima de riesgo”
disparada). Cualquiera diría que deber cada día más dinero es, para quien no
esté loco, un sólido motivo de alegría, regocijo y entusiástica celebración.
Pero sí. Lo que está
ocurriendo es que seguimos pidiendo dinero prestado, sin reducir seriamente el
gasto público del que vive la muy nutrida clase política con todas sus numerosas
subclases, dejando prácticamente intacto un “Estado de las Autonomías”
sobredimensionado. En cambio, lo que se ha hecho para reducir el gasto han sido severos recortes en
servicios esenciales —esenciales también para cualquiera que se proclame
liberal: justicia, defensa, seguridad del Estado, p. ej.— y en prestaciones
sociales que merecían conservarse —con serios ahorros, desde luego, pero sin
grandes deterioros—, como la sanidad, la educación, las instituciones
investigadoras, etc.
El Gobierno del Sr. Rajoy (Presidente al que siempre
reconoceré el mérito de no haber pedido el rescate completo de España, pese a
los enormes presiones en ese sentido) no se atreve a las reformas del Estado
que son necesarias y, no sólo carece de ese atrevimiento, sino que tiene la
fácil osadía de esquilmar a la clase media y no combatir en absoluto la tan arraigada
y ya añeja praxis empresarial de la simbiosis con lo público: una simbiosis claramente
parasitaria. Eso es lo que, de hecho y dejando al margen modelos ideológicos
que no vienen a cuento frente a la realidad, ha sucedido y sigue sucediendo con
las privatizaciones y hasta con las cesiones de gestión de servicios públicos,
por no hablar de las ordenaciones y reformas urbanísticas: oportunidades de
negocio, a veces pingüe (porque los supuestos empresarios no arriesgan un duro)
en las que los conflictos de intereses,
que deberían operar como frenos, funcionan como estímulos porque se convierten
en convergencias de intereses, del
que está excluido el interés público, el bien común o como se le quiera llamar
al beneficio para la generalidad de las personas. Ésa es la almendra de la corrupción.
Por añadidura, sigue
siendo muy tenebroso, muy oscuro, el papel de las entidades financieras, aunque
sí está claro que su rescate lo pagamos todos.
El pequeño emprendedor,
la empresa familiar, el autónomo y el peatón democrático soportan una presión
fiscal tremenda. Y, paradójicamente, no se recauda lo suficiente. El sistema
tributario es, nos dicen todos, muy ineficiente. Pero, ¿cómo podría ser
eficiente si la cosa pública está, toda ella, en muy malas manos? (recuerden: http://andresdelaoliva.blogspot.com.es/2013/12/a-los-35-anos-de-la-constitucion-ella.html) Encargan a
expertos una serie de propuestas de reforma fiscal. Pero, ¿acaso no persigue el
encargo, marginando reactivar la economía y mejorar el nivel de vida
general (que, al revés, no cesa de bajar), aumentar la recaudación? Están
llegando al nivel de los atracadores, pero sin los riesgos de éstos. Ya lo había escrito antes, pero me parece que debo repetirlo.
Al tiempo, seguimos gastando más, mucho más, de lo
que tenemos (o, en otros términos, de lo que obtenemos). Pero digo mal, porque no seguimos gastando: son “ellos”
los que siguen gastando mucho más de lo que equitativamente pueden recaudar y
más de lo que razonablemente pueden seguir pidiendo prestado, como si nadie tuviese que devolverlo. Y hay quien
presta, porque sabe que, en algún momento, si no en dinero, recibirá a cambio
activos suculentos.
La gente, los españoles
en su inmensa mayoría, siguen con muy poco dinero en el bolsillo: el justo para
llegar a fin de mes. Millones de empleados ganan menos que antes y se mantiene
una gran masa de desempleados, sin una tendencia clara y firme de creación de
empleo. Sectores productivos enteros se salvan por la exportación y otros se
mantienen a causa de las compras por empresas e inversores extranjeros de toda
clase de los aludidos activos españoles previamente depreciados por la crisis,
pero sin duda valiosos en sí mismos. Porque España está en saldo, como hace tiempo
veía venir en este blog (vean, a título de ejemplo: http://andresdelaoliva.blogspot.com.es/2010/05/el-ajuste-espanol-no-convence-ni.html). Y las compras a saldo se presentan como recuperación, incluso como
espectacular recuperación económica. Y es que, también en el ámbito de la
información y de la opinión sobre economía, la propaganda ha sustituido casi
totalmente cualquier reflexión medianamente seria. Vean lo que ha dicho Bárbara Erehnreich:
"Los periodistas no se comprometen con su profesión porque escriben para
los ricos": http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-03-27/los-periodistas-no-se-comprometen-con-su-profesion-porque-escriben-para-los-ricos_107537/
Y así es: aunque suene
a archi-super-megatópico, resulta que nuestros políticos y todos sus expertos y
escribidores alquilados o gratuitamente serviles se caracterizan por la
insensibilidad absoluta hacia los necesitados, hacia la gente en apuros y por
una paralela determinación muy firme de procurar que los ricos se enriquezcan
aún más. Esta aberración moral y política no se da sólo en España, pero aquí se
da. Hay demasiados dirigentes sin vergüenza ni sensibilidad.
Así las cosas, aparece
esta noticia: “Europa” no se cree los “brotes verdes” porque el gasto público en
España está descontrolado: http://www.elconfidencialdigital.com/dinero/Europa-brotes-verdes-Espana-descontrolado_0_2242575746.html
No es que me guste —al contrario,
me preocupa mucho— que “Europa” pueda exigirnos más “recortes”. Pero, por de pronto, es un consuelo que
algunas desvergüenzas no cuelen siempre y en todas partes.
Apenas venticuatro horas después de escribir este "post", aparece el comentario de Carlos Sánchez sobre informe de la OCDE acerca de la deuda pública en distintos países y en España. No se lo pierdan: http://blogs.elconfidencial.com/espana/mientras-tanto/2014-03-29/un-grafico-que-deberia-abochornar_109367/
Apenas venticuatro horas después de escribir este "post", aparece el comentario de Carlos Sánchez sobre informe de la OCDE acerca de la deuda pública en distintos países y en España. No se lo pierdan: http://blogs.elconfidencial.com/espana/mientras-tanto/2014-03-29/un-grafico-que-deberia-abochornar_109367/
2 comentarios:
Como Catedrática de Economía Aplicda, y experta en desarrollo económico internacional, quiero aportar un comentario al tema de la deuda. La deuda pública española no es la causa, sino la consecuencia de la crisis. Hasta la crisis económica del periodo 2007-2014 España tenía una deuda, en porcentaje del PIB, muy similar a otros países desarrollados, o incluso inferior. La deuda importante de España, la que nunca debió de alcanzar los niveles exagerados que tuvo en el período 2003-2008, es la deuda exterior. El endeudamiento exterior nos lleva a la dependencia financiera exterior, y surge porque las importaciones han superado con mucho a las exportaciones, por falta de apoyo nacional y europeo a la industria.
Más información en nuestros Blogs de economía española e internacional: http://economiaydesarrollo-egg.blogspot.com
Como economista quiero aportar un comentario al tema de la deuda. La deuda pública de España no es la principal causa de esta crisis, sino una de sus principales consecuencias. La principal causa de la crisis del período 2007-2014 ha sido el endeudamiento exterior (agravado ya antes, en el período 2003-2006). Esto ha ocurrido por la falta de apoyo, español y europeo, a la industria española y europea, y nos ha llevado a una excesiva dependencia financiera exterior. La economía puede mejorar sustancialmente si se apoya a la industria, pues es esa es la base de nuestro desarrollo. Con esa solución disminuirían al mismo tiempo la deuda pública y la presión fiscal. Más información en nuestros blogs: http://economiaydesarrollo-eeg.blogspot.com
http://economiaydesarrollointernacional.blogspot.com
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