miércoles, 6 de febrero de 2019

EL FISCAL DE LA AUDIENCIA NACIONAL, PEDRO RUBIRA, DEBE SER EXPEDIENTADO Y SANCIONADO, APARTÁNDOLO DE UN SERVICIO PARA EL QUE HA DEMOSTRADO SER INCAPAZ.
 
 
Y EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ, DEBERÍA SER ENCAUSADO POR FELONÍA Y TRAICIÓN
(Claro que el Ministerio Fiscal podría promover su incapacitación)

 
 
Para defender la competencia objetiva de la Audiencia Nacional en un caso relativo al "procés" de independencia de Cataluña, un ya distinguido espécimen de fiscal de aquel tribunal, el Sr. D. Pedro Rubira, ha afirmado que en los tribunales españoles con sede en Cataluña (porque no existen tribunales catalanes; no los hay, por mucho que se empeñen en escribir eso algunos periodistas analfabetos) no puede darse la necesaria "imparcialidad". Este señor fiscal, que ya ha sido sancionado por graves desconsideraciones a sus escoltas, debe ser expedientado y sancionado, salvo que  en el procedimiento sancionador contradictorio se compruebe la falsedad de esas lamentables afirmaciones, lo que no es probable, puesto que las ha puesto por escrito. No basta con que haya sido desautorizado por la Fiscalía General del Estado, a la que ha comprometido según el principio constitucional de "unidad de actuación" del Ministerio Fiscal (art. 124.2 CE).
 
La competencia de los tribunales se defiende con argumentos legales, no con percepciones sobre el ambiente de serenidad e imparcialidad. Si tamaña elementalidad no la ha comprendido o aplicado el Sr. Rubira, el Estado y la sociedad española, dada la edad ya madura del Sr. Rubira, no pueden arriesgarse dándole más tiempo para ver si llega a ser un digno defensor del imperio de la ley.
 
En cuanto al Sr. D. Pedro Sánchez, elevado a las inesperadas alturas del Palacio de la Moncloa por la indolencia patológica del Sr. D. Mariano Rajoy Brey, no es exagerado pensar que no sabe gobernarse a sí mismo (cfr. art. 200 del Código Civil) quien, mientras el Estado del que es una de las máximas autoridades considera presuntos delincuentes a gran número de dirigentes políticos de Cataluña, acusados de sedición y notorios promotores de un cambio de forma de gobierno mediante malversación, notorios y empecinados mentirosos, digo que el Sr. Sánchez ha perdido el juicio (el buen juicio) cuando, al tiempo que se suceden actuaciones de otros poderes y altas instituciones del Estado (como, p. ej., el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional) que suponen muy graves reprobaciones jurídicas para una serie de políticos catalanes, establece negociaciones formales con los réprobos, negociaciones a las que se aviene a dotar de intermediarios-fedatarios, llámenlos como se les vaya ocurriendo.
 
Con el Estado y la Nación española en serio peligro, el Sr. Sánchez comete traición y felonía. No he estudiado el Derecho Penal al respecto, pero sí sé bien lo que siempre se ha considerado ser traidor, felón y perjuro. Y eso es cabalmente D. Pedro Sánchez, además de doctor de pacotilla y plagiario vergonzante. Este Sr. Sánchez ha perdido totalmente la legitimidad de ejercicio como Presidente del Gobierno de España. Y se aferra al poder en España con mayor vileza aún que el Sr. Nicolás Maduro en Venezuela. Porque Maduro nunca ha dejado de ser, a fin de cuentas, un monaguillo golpista de Chávez, bronco y poco pulido. Sánchez, en cambio, va, como dijo Serrat, de ejecutivo de película. Y, sin embargo, es un gran malhechor, traficante con lo ajeno.
 

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