¡"QUÉ BONITO"!, DICE, MIENTRAS SE LE CAE LA CASA
[PRELIMINAR. Se puede hablar en cuatro idiomas y hasta entender la carta de los restaurantes en dos o tres más y no por eso se deja de ser un ciudadano como otros innumerables, que sufre por lo suyo y por lo de los otros innumerables y tiene derecho (si no también el deber) de escribir de vez en cuando algunas elementalidades. Los estudios, los títulos y los empleos no privan de sensibilidad ni excusan obrar en consecuencia.]
Muchos sostienen que, en efecto, "cada pueblo tiene el gobierno que se merece". A mí me parece que eso muchas veces no es verdad. No es verdad ni siquiera que cada pueblo tenga el gobierno que se merece la mayoría o varias minorías unidas. Es verdad que elegimos, directa o indirectamente, a los gobernantes. Pero resulta dificilmente discutible que los gobernantes, una vez elegidos, no siempre nos devuelven lo que merecemos, sino que, con frecuencia, nos castigan (por así decirlo, con claridad y de forma inteligible) con una frecuencia y con una dureza completamente inmerecidas.
Hoy está ya muy extendida entre la ciudadanía (e incluso lo reflejan las encuestas) la convicción de que tenemos un Gobierno (o algunos Gobiernos, más bien), que son como plagas bíblicas y, a la vez, una Oposición lamentablemente encabezada. En concreto, ni Valencia se merece lo que ahora tiene como President ni España se merece a Zapatero ni Rajoy responde mínimamente a las esperanzas que cabe depositar en una oposición seria y en una posible alternativa o alternancia, que, sin embargo, cada día resulta más deseable.
Veamos lo de Valencia, que es, en buena medida, también lo de Rajoy y la "cúpula" del PP. En negrita y con algunas frases en cursiva, copio de informaciones concordes y no rectificadas, de fecha 5 de octubre:
"El presidente del Gobierno valenciano, Francisco Camps, ha asegurado que en el PP "nos apoyamos todos, que es lo importante, estamos todos muy contentos", y "eso es muy bonito".
Camps ha respondido así a las preguntas de los periodistas en la inauguración de la exposición 'Els Furs. La Identitat d'un poble' en Valencia, donde ha explicado que no ha podido asistir esta mañana a la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP porque "tenía agenda" y "a veces" asiste "y a veces no". [¿No está en su "agenda" el máximo órgano de su partido, cuando le toca dar la cara?]
En este sentido, ha afirmado que el presidente del PP, Mariano Rajoy, le ha dado "todo su apoyo", y ha añadido que en su partido "se está respirando un ambiente de mucha alegría, de mucha expectativa y de mucha esperanza", por lo que "vamos a continuar por ese camino".
En cuanto a las declaraciones del presidente de honor del PP, Manuel Fraga, en las que ha reconocido que la situación del partido en la Comunitat "no da la sensación de que vaya muy bien", Camps ha afirmado que Fraga "está muy feliz" y "está encantado con el partido en la Comunitat y con el partido en toda España".
"El ambiente que se está respirando en el partido es excepcional, siempre lo ha sido, pero ahora más que nunca", ha reiterado Camps, quien ha añadido que están "todos contentísimos" porque "cada vez los españoles están más con el PP".
"El ambiente que se está respirando en el partido es excepcional, siempre lo ha sido, pero ahora más que nunca", ha reiterado Camps, quien ha añadido que están "todos contentísimos" porque "cada vez los españoles están más con el PP".
Los ciudadanos, de todos los colores y sensibilidades, oímos y vemos, a diario y como nunca (si, como nunca), cosas que nos hacen dudar de nuestros sentidos. El Presidente del Gobierno hace y dice cosas increíbles. Pero, por lo visto, también el President de la Generalitat Valenciana ha caído, desde hace tiempo, en un estado merecedor de consulta médica.
Ante el asunto de los trajes, después de afirmar tajantemente que él se los pagaba, se cerró en banda, clamando por el momento en que se le llamase a declarar ante el juez. Faltaban unos "pasitos" para que ante todos reluciese la verdad, esplendorosa y limpia. No veía Camps el momento de ver resplandecer esa verdad. Aguardaba con virtuosísima paciencia ese momento. Y mientras, sin ninguna lógica, callaba y se amparaba en el secreto del sumario, que a él no le afectaba, porque nada había declarado ante el juez y nada le impedía en absoluto hablar y explicarse. Dió los "pasitos", declaró, le imputaron y le exoneraron (en Auto recurrible y recurrido), pero no quedó probado que pagase los trajes, sino más bien lo contrario. Y después han salido a relucir más presuntas golfadas en su entorno político y vital. Pues bien: resulta que Camps está muy contento y que, según Camps, todos están (o estamos) muy contentos, contentísimos: los del PP consigo mismos y los españoles felices con el PP. Hasta Fraga, según Camps, rebosa felicidad. Y todo esto, para Camps, es "muy bonito".
Algo muy serio le pasa a Camps. Si hace días Zapatero apelaba a un paseo por nuestras calles para comprobar lo bien que está España, revelando así que no sale de La Moncloa o que cuando sale, no se entera de nada de lo que las calles enseñan, lo de Camps parece autismo agudo, con el agravante de una insufrible cursilería o de una capacidad inconmensurable para tenernos a todos por tontos de capirote.
Ante el asunto de los trajes, después de afirmar tajantemente que él se los pagaba, se cerró en banda, clamando por el momento en que se le llamase a declarar ante el juez. Faltaban unos "pasitos" para que ante todos reluciese la verdad, esplendorosa y limpia. No veía Camps el momento de ver resplandecer esa verdad. Aguardaba con virtuosísima paciencia ese momento. Y mientras, sin ninguna lógica, callaba y se amparaba en el secreto del sumario, que a él no le afectaba, porque nada había declarado ante el juez y nada le impedía en absoluto hablar y explicarse. Dió los "pasitos", declaró, le imputaron y le exoneraron (en Auto recurrible y recurrido), pero no quedó probado que pagase los trajes, sino más bien lo contrario. Y después han salido a relucir más presuntas golfadas en su entorno político y vital. Pues bien: resulta que Camps está muy contento y que, según Camps, todos están (o estamos) muy contentos, contentísimos: los del PP consigo mismos y los españoles felices con el PP. Hasta Fraga, según Camps, rebosa felicidad. Y todo esto, para Camps, es "muy bonito".
Algo muy serio le pasa a Camps. Si hace días Zapatero apelaba a un paseo por nuestras calles para comprobar lo bien que está España, revelando así que no sale de La Moncloa o que cuando sale, no se entera de nada de lo que las calles enseñan, lo de Camps parece autismo agudo, con el agravante de una insufrible cursilería o de una capacidad inconmensurable para tenernos a todos por tontos de capirote.
Vaya por delante que me producen asco los servidores de la ley y de la justicia que no respetan el secreto del sumario (que tendré que explicar próximamente para los lectores legos en Derecho). Esos tales "servidores públicos" son tan bellacos como los imputados y, a veces, bastantes veces, mucho más que éstos. Asco me producen, igualmente, las escuchas telefónicas generalizadas y las autorizadas judicialmente en los locutorios de las cárceles, cuando la ley sólo lo permite en casos de terrorismo. Vaya por delante que, consecuentemente, me horrorizan los juicios paralelos con penas de banquillo y linchamientos políticos, tras los que, aquí en España, ha habido después, en varias ocasiones, absoluciones judiciales irreprochables. Y aún más, si cabe, me aterra que, después de absoluciones o "desimputaciones" irreprochables, no se exija (e incluso no se pueda o sea dificilísimo exigir) a los causantes de tremendos daños morales y materiales (a los fiscales, p. ej.) ninguna clase de responsabilidad.
Sin embargo, defender que el fin de perseguir a "los malos" (a los que el poderoso de turno clasifica como tales) no justifica los medios, lo mismo que abrigar reservas sobre lo que se filtra y sobre la credibilidad de lo que dicen los protagonistas de ciertas filtraciones o resistirse a adelantar condenas son cosas muy distintas de lo que dice Camps y ha quedado transcrito. Ni lo más bonito es apoyarse unos a otros (los del mismo partido) ni estamos felicísimos con lo que estamos presenciando. No hay que destituir ante cualesquiera dimes y diretes. Pero hay situaciones ante las que no valen la indiferencia (y menos aún el llamamiento a la indiferencia), la indolencia, la indecisión y la inacción.
Ni Zapatero hace bueno a Rajoy ni Rajoy hace bueno a Zapatero. Por más que unos dirigentes e incluso bastantes militantes se empeñen en "vótame a mí" que el otro es bobo, ignorante, dilapidador, etc. y que, en posición opuesta, otros dirigentes y bastantes militantes apelen al voto en su favor estimulando, con atroz simplismo histórico e ideológico, el miedo a la caverna y a una derecha fascista (de dudosa existencia), etc., no hay razones en esos argumentos ni los ciudadanos merecemos esa alternativa sin razones. Ya está bien, decimos innumerables ciudadanos. No nos parece en absoluto "bonito" lo que está ocurriendo. Y no estamos felicísimos ni medianamente alegres y contentos. Lo que estamos es, lisa y llanamente, hartos. Ni un Presidente del Gobierno ignorante y desorientado, que apenas puede disimular su deambular como un zombie por el escenario nacional e internacional ni un "Jefe de la Oposición" sin principios, ideales, laboriosidad y decisión.
Sin embargo, defender que el fin de perseguir a "los malos" (a los que el poderoso de turno clasifica como tales) no justifica los medios, lo mismo que abrigar reservas sobre lo que se filtra y sobre la credibilidad de lo que dicen los protagonistas de ciertas filtraciones o resistirse a adelantar condenas son cosas muy distintas de lo que dice Camps y ha quedado transcrito. Ni lo más bonito es apoyarse unos a otros (los del mismo partido) ni estamos felicísimos con lo que estamos presenciando. No hay que destituir ante cualesquiera dimes y diretes. Pero hay situaciones ante las que no valen la indiferencia (y menos aún el llamamiento a la indiferencia), la indolencia, la indecisión y la inacción.
Ni Zapatero hace bueno a Rajoy ni Rajoy hace bueno a Zapatero. Por más que unos dirigentes e incluso bastantes militantes se empeñen en "vótame a mí" que el otro es bobo, ignorante, dilapidador, etc. y que, en posición opuesta, otros dirigentes y bastantes militantes apelen al voto en su favor estimulando, con atroz simplismo histórico e ideológico, el miedo a la caverna y a una derecha fascista (de dudosa existencia), etc., no hay razones en esos argumentos ni los ciudadanos merecemos esa alternativa sin razones. Ya está bien, decimos innumerables ciudadanos. No nos parece en absoluto "bonito" lo que está ocurriendo. Y no estamos felicísimos ni medianamente alegres y contentos. Lo que estamos es, lisa y llanamente, hartos. Ni un Presidente del Gobierno ignorante y desorientado, que apenas puede disimular su deambular como un zombie por el escenario nacional e internacional ni un "Jefe de la Oposición" sin principios, ideales, laboriosidad y decisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario