domingo, 13 de noviembre de 2011

LA EXPLOSIVA MEZCLA DE UN ENORME CRIMEN Y UNA GIGANTESCA INCOMPETENCIA (I)


HACER LA HISTORIA DE LA CRISIS ECONÓMICA Y DEPURAR RESPONSABILIDADES, ALGO VITAL Y QUE URGE

Ya saben los lectores de este “blog” cuántas veces he tratado aquí de asuntos económicos, tras no pocas lecturas y reflexiones. Me ha movido la necesidad de no vivir en un mundo que no entiendo, del que desconozco el por qué de demasiadas realidades cotidianas. Desde luego que no he tratado de sentar cátedra, sino de explicarme y explicar la situación en que nos encontramos, con algunas casi forzosas valoraciones. Pues bien: debo confesar que he perdido el hilo explicativo de lo que sucede y, por tanto, del “abismo” (expresión repetidísima en estos días) en cuyo borde nos encontramos y en el que, al parecer, estarían a punto de caer Grecia e Italia (los que sí han caído ya son los gobiernos de esos dos países). No sé bien en qué consiste el abismo: no sé en qué consistiría ni la quiebra ni el “rescate” de tal o cual país (empezando por el mío). No sé en qué consistiría el derrumbe del euro o de la eurozona, ni su división, primero afirmada y al día siguiente negada, ni qué sucedería si no se arreglase el problema de la “deuda soberana” o, lo que aparece abruptamente poco después, que ya no es esa deuda, sino la urgencia de recapitalizar la banca, el sistema financiero, al que ya se le han inyectado miles de millones de euros y de dólares.

Pero no tiene ninguna importancia que yo haya perdido el hilo explicativo y que incluso no sea capaz de describir, simplemente describir, la actual situación del “mundo civilizado”, tan compleja y tan grave (con todos los problemas que acabo de mencionar). No importa que uno sea incapaz de expresar estructuradamente lo que ocurre, en términos tales que distinga lo principal de lo accesorio, las causas de los efectos. Lo que tiene importancia es que, por lo que veo y leo, no estoy solo, ni mucho menos, en el desconcierto total. Lo alarmante es que el desconcierto total sea también general. En estos momentos, los expertos escriben y hablan sin apenas capacidad de proponer nada coherente como inicio de una salida de la situación. Y los gobernantes, de Obama a Merkel, ofrecen a diario pruebas abrumadoras de incapacidad para dar, no ya con el hilo explicativo de lo que sucede (que también), sino con aquel o aquellos hilos de los que, como si dijéramos, habria que ir tirando para desenredar el ovillo, el gigantesco embrollo, cada vez más complicado, que nubla de angustia y de tremendas dificultades el horizonte de millones de personas. Se nota que andan a salto de mata, espasmódicamente, proponiendo, cada uno por su lado pese a constantes reuniones, hoy una medida y mañana otra distinta.

Sin embargo, cuanto más repaso y pienso lo que ha ido sucediendo hasta este momento, más intensa es una convicción central y otras “laterales”. Lo que ha ocurrido en el mundo (desde los EE.UU. a la UE) y nos ha conducido a los bordes de los abismos, no ha sido una sucesión de fenómenos de la naturaleza, sino una serie de comportamientos de unos y otros seres humanos. Mi convicción central o principal es ésta: en tanto no se establezca quiénes han sido los más influyentes de esos seres humanos en la crisis actual y cuáles han sido las conductas que han resultado decisivas para esa crisis, no cabe esperar un futuro mejor. Porque si hemos llegado a una situación de locura, de caos, intuyo que resulta imprescindible establecer de quiénes son las responsabilidades. No es sólo que la vigencia del principio de responsabilidad exija e implique, a la vez, conocer mejor los hechos, las realidades causantes de la locura y del caos. Es que sin ese principio no habrá jamás enmienda. Si no hay responsabilidad y responsables, la vuelta a las andadas es tan segura como las fases de la luna.

Por eso, pienso que, aparte de lo que a los políticos se les pueda ir ocurriendo, sería necesario que una o varias instituciones internacionales (fundaciones, “think tanks”, Universidades) emprendiesen cuanto antes una investigación histórica: cuándo, dónde y cómo comenzó la crisis (probablemente aparecerán pronto varios orígenes) y quiénes y con qué actos intervinieron, siguiendo la secuencia temporal, con sus innegables conexiones materiales y subjetivas. Algo de esto se ha hecho ya, pero sólo en relación con los comienzos: el documental “Inside Job”, por ejemplo. Pero hay que seguir hacia adelante en el tiempo y ampliar el horizonte, sin limitarse a lo que se hizo en los EE.UU. y los efectos en los EE.UU. Estoy hablando de una enorme y apasionante investigación.

Una investigación de historia de la vida económica y política y una investigación para garantía del futuro económico, social y político. Si no se consigue reconstruir con detalle lo que ha pasado no será posible salir del atolladero global. Y es necesario que se sepa cómo y a causa de quiénes, por dolo o por culpa gravísima, estamos en una crisis incomparable con ninguna otra de la Humanidad.

Es frecuente escuchar o leer a políticos y dirigentes entonar unos “mea culpa” de este estilo: “hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades y esto es lo que nos pasa” o “nos hemos acostumbrado a ganancias excesivas (o sea, poco razonables, inmerecidas) y, además, siempre crecientes y eso tenía que terminar”. Yo siento ganas de decirles: “Vds. pluralizan injustamente y cuando les conviene, para esconder sus concretas responsabilidades personales. No generalicen: millones de españoles (o de italianos, franceses, norteamericanos, etc.) llevamos una vida entera sin vivir por encima de nuestras posibilidades, sino, por el contrario, mirando muy bien no gastar ni comprometer lo que no teníamos ni era seguro que fuésemos a tener en el futuro. Y del mismo modo, hemos sido mayoría los que no hemos aspirado en nuestra vida a grandes ganancias y menos aún a que cada año fuesen mayores que el año anterior.” La gente, en general, ha sido relativamente feliz con una retribución suficiente para vivir con un ligero desahogo y con una limitada capacidad de ahorro.

Aunque sabemos que no es posible, nos gustaría que, en este momento de la super-crisis, estuviesen ya bien identificados -en cada país y en el mundo- los que se han sobreendeudado insensatamente y los que han ganado mucho cada año y cada año más (por encima de lo razonable) y quienes han hecho posible el sobreendeudamiento, privado y, sobre todo, público. Porque si la suma de los sobreendeudamientos arroja el resultado en que consiste la crisis, no vale, por falso e injusto, por tramposo, ir repitiendo generalizaciones. X, Y, Z, A, B y C se han sobreendeudado. Ellos son los responsables. Y lo son quienes dieron dinero a X, Y, Z, A, B y C, sin cálculo ni responsabilidad, pero también, eso es seguro, a cambio de ganar ellos, de inmediato, mucho dinero. Los que han gastado de más son los responsables. Y los que han prestado de más, por decirlo de alguna manera, son también los responsables y más, muchas veces, que los que tomaron el préstamo. Pongamos nombres y apellidos. Porque cada día que pasa está más claro, aunque no entendamos bien el tremendo embrollo, que han sido muchas y muy decisivas las actuaciones criminales, unas perfectamente tipificadas (estafas masivas: enormes desplazamientos patrimoniales logrados mediante engaños de toda clase) y otras quizá sin tipificar en todos los países. Pero han sido crímenes contra la humanidad. Tan claros como los juzgados en Nüremberg, aunque incruentos. En algunos casos, los autores no habrán tenido mala intención (lo que en Derecho Penal llaman dolo), pero sí una negligencia gigantesca, por ignorancia vencible, por falta de diligencia. Unos deberían ir a la cárcel y otros, al ostracismo. En un país pequeño, Islandia, han podido hacer lo que, en algún momento, deberíamos poder hacer en todo el mundo: prescindir, cuando menos, de todos los responsables, inhabilitarlos socialmente, como mínimo.
Me iré explicando más. Hoy les dejo el enlace a una insólita indignación televisada que ha causado sensación en los EE.UU. Con razón. Vean y escuchen las gruesas acusaciones que no puede aguantar una persona informada. A mí, por si no hubiese otros indicios, me confirman en la realidad del crimen: http://www.elconfidencial.com/videos/2011/11/09/escandalo-en-la-tv-americana-3127/

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Suscribo su artículo. Enhorabuena. Siga hablando así de claro, con la sensatez y el sentido común que le caracteriza.

Joaquín Galán dijo...

¿Responsables? Las decisiones las toman los politicos que tienen una capacidad casi ilimitada para actuar sobre todo. Ellos son los responsables.

Claro que, bien visto, ellos ostentan el poder que los ciudadanos les concedemos, o sea, que la responsabilidad llega a nosotros por via indirecta. Nosotros somos los responsables.

Dicho de otro modo, entre todos la mataron y ella sola se murió.

Aquel experto que se atreva a dar un diagnostico certero seguramente será linchado. Por lo tanto solo nos resta ir de error en error hasta que al final del camino lo evidente será visto por fin.

Un afectuoso saludo profesor.

Andrés de la Oliva Santos dijo...

A Joaquín Galán: Ni la matamos entre todos ni ella sólo se murió.Lo que propongo es exactamente no aceptar "meaculpismos" colectivos según los cuales todos somos responsables de todo lo malo porque, primero, es falso y, segundo, porque esa responsabilidad colectiva es exactamente lo mismo que la ausencia de responsabilidad o la irresponsabilidad de los verdaderos responsables.

El voto de cada cual, si vota, no ha inventado los productos financieros tóxicos ni ha financiado a quienes merecían quebrar o ir a la cárcel ni ha endeudado al Reino de España en exceso ni ha obligado a los Bancos a comprar deuda soberana hasta el punto de suspender su actividad de prestar dinero. No me convence esa responsabilidad "por vía indirecta". Acepto que parte de los electores no estén exentos de responsabilidad si han contribuido a que ya probados ignorantes o desvergonzados alcanzasen el poder, pero muchos electores no conocen de verdad a las personas que votan y, desde luego, nunca al votar a alguien le autorizamos para que haga disparates diciéndole, además, "no te preocupes de tu responsabilidad personal por lo que hagas y por lo que omitas, porque, al votarte, te he convertido en irresponsable y he asumido yo la responsabilidad de tu comportamiento" Las cosas, amigo Joaquín, no son así, me parece.

Por otra parte, lo que propongo es que se reconstruya lo sucedido hasta ahora y se identifique con nombres y apellidos a quienes han sido más influyentes, por acción u omisión, en la crisis mundial. Reconstruyendo los hechos será algo menos difícil entender lo que ocurre y ver por dónde se sale del gran atolladero. Y, al identificar a los protagonistas principales, la "limpia" que el mundo necesita sería posible.

Responder a la pregunta "¿responsables" diciendo "los políticos" no me sirve: quiero saber qué políticos (en el mundo) son más responsables que otros. No todos tienen la misma "capacidad para actuar" ni todos han sido igualmente actores. Y hay también dirigentes económicos muy responsables de lo que ha sucedido y está sucediento.

Hoy, lo siento, discrepo de casi todo su comentario. No me parece inexorable el linchamiento de quien se atreva a dar un diagnóstico. Ni que también sea inexorable que tengamos que ir errando sin parar.

Es claro que si pensase así, una inmediata conclusión razonable por mi parte sería, por de pronto, cerrar este blog.