miércoles, 25 de abril de 2012

LA BATALLA ECONÓMICA USA-UE (y II)



MANHATTAN: MOTOS, NO;  LIMUSINAS, SÍ


No circulan motos en Manhattan. Se ven, en cambio, esas limusinas gigantescas, sin las que parece que a la Gran Manzana le faltaría uno de sus iconos distintivos, un rasgo de su incomparable fisonomía, un ingrediente de su específico glamour. Esas limusinas -que han comenzado a utilizarse, alquiladas, en grandes ciudades europeas- son como la apoteosis hiperbólica del automóvil, plantada en el mejor escaparate del gran país del Ford T. Son el no va más de lo que en España llamamos, durante tantas décadas, el cochazo. Así decíamos, porque los cochazos eran, por definición, apodícticamente, los “coches americanos”.

Pues no crean que la ausencia de motos en Manhattan es por incompatibilidad con la imagen, el carácter y el glamour neoyorkinos, porque las motos destrozarían el ambiente como podrían hacerlo en Paris dos docenas de planeadoras que surcasen a toda marcha el Sena junto a los apacibles bateaux mouches. El fenómeno no puede tener una causa más prosaica. Apenas hay motos en Manhattan a causa del pésimo estado de las calzadas. Las limusinas, con suntuosa suspensión a juego con lo demás, no lo notan. Los motoristas probablemente sufrirían bajas mortales. No me extrañaría que la abundancia de “yelow cabs”, otro icono de NY, se deba al propósito de que sean principalmente esos destartalados cacharros los que afronten un pavimento penoso. Las limusinas, por su parte, simbolizan bien la desmesura del culto a la riqueza o a su apariencia.

Viene esto a cuento de la situación económica en general y, en particular, de los EE. UU., patria de millones de personas trabajadoras y generosas (lo tienen archidemostrado históricamente), pero también de los dominadores de esos “mercados”, que, no sin motivos poderosos, no creen en España y ya, en los últimos días, tampoco creen en Europa: ni en Merkel, ni en Sarkozy/Hollande ni en el euro ni en el Banco Central Europeo (BCE).

El gran ejemplo de entidades que han enfangado y confundido el estado económico del mundo hasta el punto de convertirlo en una aporía insoluble lo han dado gigantes económicos de los EE.UU. como Enron (repasen esta edificante historia googleando un poco: no tiene desperdicio) y Arthur Andersen (cooperador necesario de Enron) (les recomiendo, para el week-end próximo, ver este documental: “Enron: los tipos que estafaron a América”: http://www.youtube.com/watch?v=mnyzZ7r1zdA) (para ponerse en ambiente antes, con datos en general fiables, pueden leer varios papeles, por ejemplo: http://www.monografias.com/trabajos12/posible/posible.shtml). Estos chicos de Enron -los más listos entre los superlistos- fueron pioneros en convertir materia prima energética (en concreto, gas natural) en “productos financieros”, bursátiles, manipulando el valor y convirtiendo el real (razonablemente calculado) en un valor absolutamente subjetivo, pero que funcionó bastante tiempo (el suficiente para enriquecer enormemente a unos cuantos, empobreciendo a muchos).

Pero también en EE.UU. nació y quebró Lehman Brothers  (v. http://es.wikipedia.org/wiki/Lehman_Brothers), sobre la que la BBC produjo un excelente documental relativo a sus últimos días (otro entretenimiento para el week end, sea el próximo o el siguiente: http://www.documaniatv.com/social/los-ultimos-dias-de-lehman-brothers-video_202413eeb.html) (es opinión casi unánime que el documental es muy superior a la película  Margin Call, que parece tratar de LB, pero sin citar una sola vez a la compañía). Y vuelvo a recomendar muy vivamente el documental Inside Job, tras contrastar su contenido con un amigo muy experto en finanzas y extraordinario conocedor del mundo bursátil y de la reciente historia económica de los EE.UU (vale la pena comprar el DVD, para verlo y escucharlo a gusto y guardarlo como documentación, pero les dejo este link con el que ahora mismo acceden on line legalmente y con más que decente imagen y sonido en su PC:  http://vimeo.com/27292661). Para terminar con los botones de muestra, en el post I de esta mini-serie he aludido ya a la trayectoria, no precisamente edificante, de Merrill Lynch y Citigroup, principales e instantáneos críticos de los esfuerzos españoles. De Goldman Sachs poco espacio es necesario ocupar aquí (datos suficientes en http://es.wikipedia.org/wiki/Goldman_Sachs): las han hecho de todos los colores y ahí (es decir, aquí) siguen: a diferencia de España, donde la quiebra o concurso de acreedores de un banco o de una compañía importante rarísimamente permite que revivan, todos estos gigantes USA con pies de barro, que se derrumban estrepitosamente con miles de perjudicados y escándalos penales, resucitan en dos o tres años.

De todo lo anterior, que son sólo unos pocos ejemplos, quiero concluir que desde las tribunas y foros y económicos estadounidenses debieran mirar los problemas ajenos -los europeos y los españoles, por ejemplo- con una mezcla de pudorosa y comprensiva moderación -dada la nacionalidad USA de la crisis y los malos ejemplos del mundo estadounidense- y de una capacidad de análisis completo, sereno y certero, que sin duda poseen no pocos expertos norteamericanos. Cuando estas características no se aprecian en lo que sale de los foros y tribunas económicas USA (que, al contrario, rezuman con excesiva frecuencia acidez, mal disimulado alborozo por los males ajenos y, por añadidura, un tono de superioridad, no ya técnica, sino incluso moral, que ya es el colmo), no es insensato pensar que, no sólo no reconocen su parte de culpa en los apuros ajenos, sino que, en conjunto, con excepciones de muy minoritario conocimiento, el mundillo estadounidense de la selección de noticias y del comentario y análisis en el ámbito económico ha adoptado una posición de neta beligerancia. Están más preocupados por censurar y dañar a los demás que por explicar y ayudar a todo el mundo e incluso a ellos mismos. Están en guerra, están librando una batalla y, aunque no descuiden otros frentes, uno de gran importancia es Europa y, en especial, la eurozona y los países encuadrados en ella.

En esa batalla de ideas, impresiones y datos, paso a trasladarles, ante todo, mi impresión sobre el enemigo, impresión que no creo haber formado a la ligera.  En síntesis: los Estados Unidos de América andan muy regular tirando a bastante mal, aunque haya unos cuantos, pocos, enriqueciéndose mucho, incluso de forma indescriptible. Las motos no pueden circular por Manhattan porque las calzadas de la fascinante Nueva York están hechas una pena (mordiéndome la lengua y los dedos con que tecleo, logro sustituir shit por pena). En los USA sufren repetidamente apagones eléctricos masivos, casi impensables en Europa. El país de la poderosísima industria del automóvil, con la General Motors como abanderada general (“cuando la General Motors estornuda, América se resfría”: este dicho fue certero durante muchas décadas), empezó a ir por detrás y a rastras de europeos y asiáticos hace bastantes años. GM quiebra en 2009 y a los dos años, with a little help of my friends (p. ej., 50.000 millones US$ del US Government), ya se había rehecho (de lo que me alegro, que conste), pero el ideal del acomodado US citizen sigue siendo un vehículo BMW, Mercedes, Porsche o Audi (por no hablar de Ferrari) y el menos acomodado se lanza a por los coches orientales. En cuanto a ferrocarriles, la red ferroviaria es vieja y no se renueva a fondo al menos desde Eisenhower. Ni un solo trayecto con tren de alta velocidad (TAV) en EE.UU. Pero es que los EE.UU., siempre adelantados en aviación, están siendo igualados e incluso superados por EADS/Airbus, que puede ganar la batalla a Boeing/General Dynamics, etc. Hay, sin duda, muchos sectores económicos en que los EE.UU. siguen por delante, pero a cualquier viajero atento, español o de cualquier otro país de Europa Occidental, le pueden llamar la atención diferencias bien visibles y significativas en cualquier viaje a los EE.UU., sin necesidad de recalar en las diferencias entre los sistemas sanitarios, como es muy frecuente. En limpieza, estado de las calles, mobiliario urbano, transportes públicos, accesos y comunicaciones por carretera, no pocas ciudades europeas (también, desde luego, muchas españolas), superan con mucho a nuesta admirada Nueva York y a otras ciudades de los Estados Unidos. Si quieren un último ejemplo, la reacción ante catástrofes como la de Nueva Orleans y la del vertido del Golfo de México no son precisamente muestras de potencia y determinación para la consecución del bien común, si es que este concepto aún les resulta comprensible a los dirigentes de los EE.UU., con Barak Obama, el Gran Incumplidor, a la cabeza (el hombre que no ha hecho nada de lo que prometió y que ha hecho, eso sí, todo lo contrario, comenzando por someterse al sector financiero de su país).

Pero vean ahora lo que hay en materia de deuda USA, no sin antes recordar que “billion” es, para los norteamericanos, no un un millón de millones, sino simplemente mil millones: un millón de millones es one trillion. La deuda USA, a 1 de enero de 2012, es de $15,170,600,000,000, es decir, más 15 millones de millones de dólares (quince trillones en su terminología, 15 billones en la nuestra). Los Estados Unidos deben ahora más dinero que su producción anual (PIB), cifrada en $15,064,816,000,000. Hay quien sostiene -y parece que con buenas fuentes, del mismo Tesoro USA- que los compromisos de pago que el US Government) sabe que tiene que afrontar, con no sabe qué ni cómo, alcanzan los 114,5 billones (nuestros) de dólares (v. http://vanityfea.blogspot.com.es/2012/01/deuda-usa.html).

¿Por qué, pese a algunas aisladas voces de alarma, esta situación, malísima para todos, apenas se airea, mientras las dificultades de los países europeos son voceadas por Wall Street Journal, New York Times, etc.? En parte, porque los mejores analistas norteamericanos, por un patriotismo que me parece explicable y en cierta medida incluso envidiable, rehuyen empeorar la situación de su país con sus publicaciones, que, además, serían duramente criticadas como catastrofistas por el entorno y el sistema (es, pienso, el caso de John Mauldin, un muy respetado analista y escritor: sus newletters resultan muy interesantes, documentadas y serenas). Pero también, en una parte mayor, porque a los patrones o mandamases de la política y de la economía -muy simbiotizados desde hace tiempo- NO LES INTERESA hablar de su propia casa. Lo entiendo. Lo que digo es que su beligerancia contra Europa es muy clara y tan clara como ilegítima.

En los EE.UU. no sólo se mantienen, sino que aumentan en la población unas diferencias sociales y económicas incomparablemente mayores que las de los países europeos civilizados (entre los cuales incluyo a España, claro está). Pero los mejores cerebros económicos USA siguen preferentemente dedicados a sacarle rentabilidad al dinero de sus dueños o arrendadores en vez de a mejorar, no ya la situación mundial, sino la de su propio país. Y mientras idean cómo enriquecer más a sus dueños o arrendadores y enriquecerse más ellos mismos, se les da una higa la suerte de este mundo que han contribuido a sumir en la confusión, engañando o sobornando a los gobernantes y explotando a los gobernados (en primer lugar a los ciudadanos USA).

La producción USA en China es un escándalo plurifacético (del que el caso de Apple sólo es ejemplo más significativo). Se ha estimado que medio millón de empresas americanas se han establecido en China. It’s OK si se piensa sobre todo (aunque no exclusivamente) en China como mercado de consumo, pero no es tan OK si se piensa en mano de obra baratísima. Desde que el complejo dirigente político-financiero permitió a China entrar en la Organización Mundial de Comercio (OMC) hasta nuestros días han recorrido un camino muy largo, sin decencia ni patriotismo. Es probable que ya no les quede mucho camino, pero, por ahora,  siguen consintiendo todas las trampas del Gobierno chino y la absoluta opacidad de su economía, porque aún se aprovechan de ella.

Así las cosas, Europa es el gran competidor y, en especial, la eurozona. Y si nos vamos devaluando -también, por supuesto, por nuestros propios errores- podrán comprar muy baratos los activos europeos e incluso la mano de obra. Además, hablar de la crisis europea, globalmente o por partes, distrae a los US citizens de las propias debilidades, causadas, en grandísima medida, por las fechorías de sus dirigentes. Eso, la distracción, es -lamentablemente, pero lo sabemos con certeza- del máximo interés de los políticos y de los financieros. Ni que decir tiene que en la batalla EE.UU-UE, los estadounidenses pelean con ventaja. Ellos están sujetos por menos reglas y sus mecanismos de decisión y de actuación son mucho más sencillos. Europa pelea con una mano atada a la espalda, como me decía un amigo (su política arancelaria y su desfase entre crecimiento económico, población y prestaciones sociales, a las que, en sustancia, no quiere renunciar, son lastres respecto de la economía estadounidense). Y, por si fuera poco, los cerebros económicos europeos no atinan demasiado.

Ya termino, por hoy. Y me parece que debo hacerlo con alguna elevación por encima de la economía y apuntando a asuntos más básicos, a criterios elementales y fundamentales de nuestra vida social, que deberíamos procurar no perder en Europa. Quizá los Estados Sociales y Democráticos de Derecho europeos no sean ya sostenibles sin muchas podas de extravagancias introducidas por ilusos y manirrotos, pero, como idea de la sociedad y del Estado, peores, no son peores, sino más bien mejores, que el establishment USA (es decir, todo lo producido tras su controvertida Constitución). Aquí (me refiero ya a España) ha habido hipertrofia estatal, corrupción, despilfarro y superendeudamiento, pero, por ejemplo, la Seguridad Social no es una mala idea, como no lo es que los españolitos se puedan plantear y se planteen acudir al Juzgado, aunque no sean económicamente fuertes. Son buenas ideas y fueron buenas realidades, como lo era, durante un tiempo, la de unas Universidades decentes, abiertas a quienes no necesitaban andar económicamente sobrados. Hoy, España está en una crisis tremenda y Europa en una muy grave, aunque muchos europeos no se hayan dado los gustazos que los poderes públicos españoles (demasiado numerosos: una clase endogámica y endofágica) se han permitido desde hace mucho tiempo, pero la crisis económica y social de los EE.UU. es enorme, gravísima. La erosión de todas sus instituciones, sencillamente espantosa. Y, desde luego, no están en condiciones de darnos lecciones sobre modelos (el jurídico y judicial, por ejemplo, es lamentablemente elitista, pese al papanatismo fervoroso con el que aquí se mira aún) y tampoco sobre el uso de los fondos públicos. Los Estados Unidos de América son un gran pueblo, al que admiro por muchos motivos y en muchos aspectos. Pero sólo sin ojos o con ojos provistos de estrechas anteojeras o sin cerebro, con el añadido de una pavorosa incultura, puede admirarse e imitarse todo lo estadounidense y menos aún, sin duda, sus peores defectos. Lo grande del caso es que esta llamada de atención no es mía, entre unos cuantos europeos, sino que nos llega constamente desde ese extraordinario país de América. Los mejores norteamericanos nos lo dicen de mil formas distintas. Basta ver y leer.

5 comentarios:

Joaquín Galán dijo...

Tiene usted mucha razón profesor al afirmar que EEUU está muy mal y no constituye ejemplo de nada. Sus glorias son, como las de España, cosa del pasado. Pero sus males actuales no son muy distintos a los de aquí o los cualquier otro sitio porque esta crisis moral es de extensión global y todo el mundo está afectado en mayor o menor grado. Me parece muy bien que se denuncien estafas y casos de enriquecimiento ilícito porque estos actos de saqueo serán siempre criticables pero eso no cambia el hecho de que a este lado del Atlántico se cometan igualmente y con la misma impunidad. Solo por poner dos ejemplos: aquí en España, tenemos Unesa y Banco Santander que tienen unas prácticas mafiosas que no se las salta un galgo. No me interesa mucho si aquí es mejor o peor, en mayor o menor grado, porque no creo que eso nos lleve muy lejos cuando lo sustantivo es que esa inmoralidad originaria y la impunidad con la que actúa se ha extendido como plaga que afecta a todo el mundo.

Uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos es a la confusión de conceptos y el fin de la verdad. Un claro ejemplo de ello es el concepto que ahora se tiene de palabras como especuladores, mercados, libertad o dinero. En el caso del dinero llama la atención el desprecio general que provoca la palabra que se asocia con un buen montón de connotaciones peyorativas. Solo existen dos maneras de hacer dinero: creando riqueza o saqueando la riqueza creada por otros. Los creadores de riqueza sirven al mundo con sus virtudes de esfuerzo, racionalidad, autosuficiencia, creatividad, inteligencia, ect. Son el ejemplo a seguir y su dinero es la medida de sus virtudes y valía. Pero mientras los sigamos mezclando con los saqueadores sin hacer distinciones, como si fueran la misma cosa, le estamos haciendo un flaco favor a la humanidad. No es mala la limusina en si sino el origen de la riqueza que permitió comprarla.

Y que decir de los “mercados”. Difícilmente encontrará una palabra mas maldita y pisoteada. Y sin embargo cada vez que usted compra un producto con su dinero, el resultado de su esfuerzo, está haciendo una votación sobre quien debe tener éxito o fracasar. Fíjese que diferencia que yo los veo como la democracia perfecta en la que todos los días hay elecciones que requieren una decisión responsable porque está en juego parte del propio esfuerzo. Me hace gracia cuando los políticos hablan en esos términos que ellos emplean de los mercados ¿Y que es la política sino un mercado mas?. En este caso el producto con el que se comercia son los favores.

Quizás algún día, si usted tiene tiempo y ganas, podría explicarle algunas cosas sobre los especuladores del tipo de las que no se enseñan en los colegios.

Lo siento, ya ve que en este caso el acuerdo es solo parcial, no tanto por el contenido sino por el enfoque. El problema es el modo en que vemos el problema. Las buenas soluciones siempre son de dentro a afuera porque hay que empezar por arreglar la casa propia antes que mirar la del vecino. Yo conozco el páramo en el que vivo y no me ayudará nada desviar la mirada hacia los desiertos del mundo. Es mas, creo que eso es una estrategia urdida para que aquí nada cambie. Por eso me resulta tan difícil callar. Me digo “metete en tus asuntos” y luego no puedo callar porque me parece que el sitio al que nos dirigimos también es asunto mio.

Un afectuoso saludo profesor

Joaquín Galán dijo...

En buena parte de las críticas que se efectúan contra EEUU, el dinero, los especuladores y los mercados subyace la idea soterrada de que el poder económico debe ser sustituido por el poder político. Si el problema es el excesivo poder económico y su desregulación, parece indudable que la solución mas adecuada es la regulación, es decir, mas normas que deberán ser redactadas por políticos “electos”, transformando de ese modo el poder económico en poder político.

Por eso se ataca el poder económico, porque la separación de los fines económicos y los políticos es una garantía esencial de la libertad individual. Ahora lo que se pretende es la sustitución del poder económico por el político y eso significa necesariamente la sustitución de un poder que es siempre limitado por otro del que no hay escape. Lo que se llama poder económico, aunque es cierto que puede ser un instrumento de coerción, jamás es, en las manos de los particulares, poder exclusivo o completo, poder sobre la vida entera de una persona. Pero centralizado como un instrumento de poder político, crea un grado de dependencia que apenas se distingue de la esclavitud.

En definitiva, que los mercados, el dinero y el poder financiero son tan malos porque son lo único que de verdad impide a los políticos hacer lo que les de su real gana, alcanzando el poder absoluto y totalitario que siempre será su objetivo. Hoy día han avanzado tanto en esta tarea que el poder político controla casi por completo nuestra subsistencia y, en consecuencia, nuestra voluntad.

Puede usted tener por seguro profesor que así como Hitler empleó a los judíos o Franco a los masones, esta gentuza emplea los mercados. Puede que algún día descubra usted con horror que es acusado de especulador y no tenga absolutamente nada que alegar en su defensa porque, en el fondo, todos especulamos en la medida de nuestras posibilidades.

Ya sé que usted no dice nada de esto pero, con su conocimiento o sin el, eso es lo que subyace en el fondo de su mensaje porque ¿Cómo cree que se resuelven esos abusos que denuncia?. Mas poder político, eso es lo que opinaría la mayoría.

Y sin embargo observe que en todos esos escándalos que denuncia, la política está presente de un modo u otro. Siempre hay un político detrás y una confabulación entre quien puede sacar el ejercito a la calle o legislar el expolio y quien puede permitirse pagarlo.

Joaquín Galán dijo...

No se tome a mal mi querido profesor que sea tan insistente en este tema. Tómelo como lo que es: que me llega al alma que usted diga eso.

Si analizamos el origen de la crisis, mas pronto o mas tarde aparece la hipoteca subprime. Un crédito, una hipoteca subprime es aquella hipoteca considerada de “riesgo” por aquel a quien se concede. El prestatario tiene unas condiciones fuera de lo que una entidad bancaria “normal” aceptaría, bien porque no tiene un trabajo estable, bien porque empieza, bien porque sus ingresos no son recurrentes o porque no se pueden demostrar mediante nominas, recibos, etc…y con éstas características éstos prestatarios no tienen acceso a avales bancarios.

Si lo observa detenidamente podrá comprobar que una hipoteca subprime es la antítesis de lo que tradicionalmente se ha considerado la esencia del negocio bancario. Siempre se ha dicho que un banco tiene la obligación de prestar a quien no necesita dinero porque su primera obligación consiste en preservar los ahorros de quienes confiaron en él.

Sin embargo en la explicación casi unánime, es la avaricia de los bancos lo que los lleva a conceder este tipo de hipotecas, incurriendo con ello en una contradicción. Si el banco actúa para ganar dinero ¿Por qué presta a personas insolventes?. Ese no es modo de ganar dinero en el negocio bancario sino todo lo contrario, como luego se ha demostrado, es la mejor manera posible para perderlo. ¿Es que los bancos habían decidido suicidarse? ¿ Acaso habían olvidado los principios elementales de su negocio?. Eso no es creíble.

¿Cuál es entonces la razón de esta anormalidad?. Es el Estado el que decide sobre lo que es bueno o malo, lo deseable y lo indeseable. Es el Estado el que decide que es bueno aumentar el porcentaje de americanos que dispone de vivienda propia y para eso, a través de la Reserva Federal, baja los tipos de interés para que los prestamos sean mas asequibles, abriendo con ello la puerta de la trampa.

Luego, como esa medida no era suficiente por si sola para facilitar los prestamos, crea una serie de agencias gubernamentales como “Fannie Mae”, “Freddie Mac” y “Ginnie Mae” – las llamadas “empresas patrocinadas por el gobierno” (“Government-Sponsored Enterprises” o GSEs), que durante muchos años han sido utilizadas por los políticos para obtener fondos y votos para sus campañas políticas, promoviendo hipotecas artificialmente baratas y “el sueño americano de ser dueño de una casa”.

Hasta sus recientes insolvencias, las GSEs no eran ni empresas totalmente privadas ni agencias totalmente gubernamentales, sino entidades “híbridas” o lo que aquí se denominaría empresas públicas. ¿Su función? Ayudar a los necesitados y a los que no lo merecían, a obtener créditos hipotecarios que no serían capaces de conseguir en un mercado que no estuviese subsidiado y regulado. De ese modo se produce una amplia intervención gubernamental en el sector hipotecario americano a través de las GSEs y una maraña de otras agencias. El gobierno americano plagó el mercado hipotecario con incentivos perversos y con intervenciones injustas, tanto obligando como induciendo a los bancos a concederles préstamos a prestatarios no cualificados y, de esa forma, poniéndose a sí mismos en una situación de mayor riesgo de insolvencia. Luego, cuando todo explota, el Estado tiene que asumir su propia responsabilidad socializando las pérdidas y acudiendo al rescate del desastre que el mismo había causado.

El resultado es el que conocemos que no es muy distinto en sus orígenes y consecuencias a lo que aquí en España se ha conocido como la burbuja fotovoltaica.

Andrés de la Oliva Santos dijo...

Amigo Galán: ante todo, gracias por sus comentarios. No sé qué es lo que he dicho que le llega a Vd. al alma y lo que yo no debería tomarme a mal de lo que Vd. ha escrito. Nada de particular tendría que no estuviésemos de acuerdo en algunos, bastantes o muchos puntos. Pero, en esta ocasión, no veo en lo que Vd. ha escrito nada de sustancial disconformidad con lo que yo he escrito en este "post", en la líneas de muchos anteriores.

Naturalmente que el dinero y el mercado son cosas buenas y necesarias. Por eso, cuando me refiero a los mercados en el sentido del discurso habitual en estos días, lo pongo entre comillas. Por eso, lo que censuro no es el dinero, sino la avaricia y el culto al dinero. En cuanto a los especuladores o la especulación, mi censura no se dirige al comportamiento consistente en invertir dinero con riesgo. Me refiero -está muy claro- a quienes utilizan dinero ajeno para obtener ganancias propias sin una inversión que vaya más allá de la que hace quien apuesta. Obviamente, los especuladores peores son los apostadores con dinero ajeno que juegan con ventaja (con información privilegiada, con laberintos de letra pequeña con los que, a la postre, se exigen de responsabilidad o con cualquier artilugio parecido.

Si alguien extrae de mis "post" la conclusión de que estoy pidiendo mayor intervención de la clase política, ¡qué le voy a hacer! No he podido ser más claro y más insistente en la censura de la simbiosis entre depredadores económicos y políticos sin sentido del Estado, del bien común y de lo que les podría legitimar.

En lo único en que no estamos de acuerdo es en las limusinas (me refiero no al concepto ordinario de limusina en la caracterización de los distintos modelos de una marca de automóviles. Me refiero a las limusinas de New York o de Hollywood: esos vehículos de cuatro metros más de longitud que los modelos más amplios. Esas limusinas no son funcionales para viajar por carretera ni para moverse en el tráfico urbano. Son pura y mera ostentación. Sólo son funcionales para exhibir máximamente poderío o importancia.

Por lo demás, conozco suficientemente el papel de las hipotecas "sub prime" y, por eso atribuyo al cacao actual ser de "nacionalidad": por allí las inventaron y luego titulizaron los papeles de los créditos en los CDO y luego inventaron los CDS. Llevo mucho tiempo utilizando la distinción entre economía real y el mundo de la economía financiera en cuanto creado y alimentado por la "ingeniería financiera", es decir, por los conocimientos básicos para todos los inventos para ganar dinero a costa de otros sin producir nada y sin aportar nada, con la única finalidad y el único resultado del propio enriquecimiento y del empobrecimiento de gente absolutamente engañada. Llevo mucho tiempo también apuntando a la banca no comercial como protagonista de estos

Maru dijo...

Hola, bueno, en mi opinión creo que el Servicio de limosina miami hoy en día es accesible apra todos, lo que me parece una brillante idea