miércoles, 24 de junio de 2009

NI BOLONIA NI LA INMOVILIDAD

Tres grandes motivos de mi "no" a "Bolonia" (para los estudios de Derecho)
Pese a su muy mejorable presentación internética, recomiendo leer o releer íntegra, la declaración que aparece en http://sites.google.com/site/saquemosderechodebolonia/ .
Aunque sea muy elevado el número de firmantes de la declaración, está claro que a otro buen número de Profesores de Derecho no les gusta o no les convence lo que la declaración dice o el hecho de que lo que dice haya sido dicho (o, al menos, dicho en esa concreta declaración o por quienes lo dicen, esto es, los firmantes).
Los no firmantes o los discrepantes están en su perfecto derecho y en el ejercicio de su libertad, digna de un respeto sin reservas. Explico aquí por qué sí me he adherido convencidamente a ese texto, del que no soy autor ni coautor material.
Hubiera sido muy deseable una voz de alarma anterior. Pero la declaración no se viene abajo por ser tardía (aunque no “a plazo vencido”) o por la actividad -quizá incoherente con la declaración- de los firmantes durante más o menos años. Y en bastantes casos, como el mío, pienso que hay coherencia entre la adhesión a ese texto y el comportamiento anterior.
He defendido desde hace años la necesidad de un plan nuevo, mejor que el de 1953, porque íbamos a tener que cambiar. Y he estado, desde siempre, en contra de que la Licenciatura de 5 años se sustituyese por un Grado (o como se le quisiese llamar) de 4 años.
Y aquí van dos de mis grandes motivos para no consumar el disparate boloñés y, aunque sea “in extremis”, sacar del “proceso de Bolonia” los estudios de Derecho. El primero es que no he encontrado ni me ha proporcionado nadie, de palabra o por escrito, una justificación racional de por qué reducir un año el tiempo dedicado a obtener una formación jurídica básica. En esto se condensan muchas de mis argumentos contra el “proceso de Bolonia”.
Y veo otro gran motivo, que se ha revelado con claridad deslumbrante sólo hace poco tiempo: la total descoordinación de los estudios universitarios de Derecho con las profesiones jurídicas. En España, ése es un asunto que no puede revestir oscuridad. Y, sin embargo, es absoluta la oscuridad y la confusión al respecto que ahora padecemos. Así las cosas, “meternos en Bolonia” me parece de una temeridad pasmosa, sólo explicable por inercia. Y la inercia es una fuerza muy grande, pero no una razón.
Es verdad que el riesgo de “la creación de un jurista menor, liviano y acrítico, con tendencia al pragmatismo de vía estrecha y a la docilidad, incapaz de elevarse por encima de las pequeñas y eventuales regulaciones del día para proyectar una verdadera mirada profesional al mundo del derecho” existía y existe con independencia de Bolonia.
Lo que ocurre es que el "proceso de Bolonia" (el español) eleva el referido riesgo a categoría inspiradora de las futuras enseñanzas de Derecho. Por eso quiero que "salgamos de Bolonia" Porque - lo tengo escrito y publicado, desde hace muchos años, muchas veces- yo sí deseo y espero que el jurista (y el universitario no jurista) sea crítico con el sistema. ¿Hasta qué punto? Hasta el punto al que llegue cada uno con su formación, su información, su dedicación y su sentido de la libertad.
Leo en los periódicos unas defensas de "Bolonia" que incurren en el archiconocido sofisma de defender axiomáticamente el porvenir porque el pasado fue malo y el presente también lo es. Eso es lo que hacen casi todos los políticos cuando no tienen argumentos y explicaciones que ofrecer: "como tenemos una crisis muy mala (económica, educativa, universitaria, de la Justicia, etc.), mis ocurrencias para salir de ella son (tienen que ser) buenas." Con "Bolonia" o sin ella, seguirá habiendo profesores de distinta calidad, humana, universitaria y, en concreto, docente. Seguirá habiendo profesores "malos" (como tales profesores). Que disminuyan significativamente no lo logrará "Bolonia". Podría lograrlo un sistema de promoción del profesorado distinto del actual y aplicado de muy distinto modo. Pero, en España, el sistema actual y "Bolonia" parecen haber contraído matrimonio indisoluble.
Aunque la declaración "Saquemos Derecho del proceso de Bolonia" sea tardía, lo que se propone en ella aún es posible y mucho mejor que seguir avanzando hacia el precipicio y arrojarse a él.
Si sacáramos los estudios de Derecho del "proceso de Bolonia", lo haríamos con mucha más razón que la que ha existido para sacar los estudios de Medicina, los de Arquitectura y los de Ingeniería. Los enfermos y las enfermedades y sus tratamientos, los edificios y los artefactos son sustancialmente comunes en el espacio europeo. Las normas y las realidades jurídicas, en cambio, son muy diferentes dentro de ese espacio.
La alternativa no es "o Bolonia o como hasta ahora". La alternativa sería Bolonia o una reforma seriamente pensada, con un espacio español de educación jurídica, para empezar. Acaban de hablarme de una Facultad donde el Derecho Registral se cursará en el Primer Curso del nuevo Grado. Con semejantes dislates, ¿de qué movilidad europea, académica y profesional, estamos hablando, si la movilidad dentro de España se va a hacer definitivamente imposible?
Repetiré, por enésima vez, que “Bolonia” parte del absurdo, insubsanable e irremediable, de querer comenzar la casa por el tejado. Si es verdad que parvus error in principio, magnus in fine, ¿qué será en este asunto, en que el error inicial, lejos de la parvedad, es mayúsculo?.
Hay una coincidencia muy próxima a la unanimidad en considerar lamentable el nivel intelectual con el que ellas y ellos llegan desde el bachillerato a las Facultades de Derecho (¡ojo!: aquí llegan peor que en Francia, Italia, Alemania, etc,). Pero, hasta ahora, cuando llegan, tienen que dar un salto cualitativo, que ellos y ellas y los profesores univesitarios perciben como tal. Con “Bolonia”, las Universidades y, en ellas, las Facultades de Derecho, se habrían de entender como continuismo de lo anterior, sin salto alguno.
De las monsergas (para el Derecho, la Química. la Física, etc.) sobre "actitudes, habilidades y destrezas" más vale no hablar. Pero de eso -de aplicar esas monsergas.- se trata realmente con "Bolonia", también en Derecho, aunque no lo diga la declaración ministerial de Bolonia y aunque algunos nieguen que el cambio de planes entrañe cambios radicales del modelo de Universidad y de la enseñanza y el aprendizaje (que, desde luego, no son sólo las clases, más o menos o nada "magistrales"). Al profesorado universitario se le está exigiendo, en España, una difusa "reconversión" y no hay profesor en promoción que no se sienta obligado a participar en cursos y congresos de "innovación educativa". Porque para la nueva Universidad de Europa, hace falta, nos dicen, un Nuevo Profesor, impregnado del Spirit of the Power Point, la pizarra electrónica, el "role playing" y la interactividad. Todo, por supuesto, sin stress. Se quieren imponen unos dogmas pedagógicos para el EEES (como se impusieron antes hasta dejar hecha puré de neuronas la Educación no Superior española). Esos dogmas fueron declarados en el INFORME y el PROYECTO TUNING, ése que exhortaba al profesor a dejar de enseñar lo que sabe.
Con mucha razón decía Álvaro D'Ors que el Derecho es una carrera de libros. Y cuando, p. ej., se trata del aprendizaje del Derecho Civil, del Derecho Mercantil, del Derecho Procesal, etc., no es posible analizar con los alumnos, interactivamente, todos los temas: es indispensable una actividad que se llama estudiar con libros. Sólo los que han estudiado con libros, que son un instrumento máximamente interactivo, pueden después intercomunicarse interactivamente (entre sí y con el Profesor) para reforzar el aprendizaje.
El tercero de mis grandes motivos para sacar a Derecho de Bolonia consiste en que "Bolonia" es, de hecho y ya irremediablemente (al menos no me veo, ni sólo ni en compañia de otros, capaz de remediarlo), el territorio de una contundente y contumaz estolidez anticientífica y, por consiguiente, antiuniversitaria. La estulticia anti-conocimiento, anti-esfuerzo, anti-estudio, anti-pensamiento.
¿Que no será para tanto? No, me quedo corto. Ya lo verán. Salvo milagro.

4 comentarios:

Sinretorno dijo...

Querido Profesor, me alegro de su blog, que era necesario. Soy catedrático como Palomino en la misma materia pero en jaén. Con Bolonia es el cuarto plan de estudios en el que me peleo con los colegas y así acabar más enfadados, qué fracaso el de algunas jóvenes Universidades, que no tienen ventaja alguna y sí todos los defectos de las que no son tan malas. Pero además de lo que dice sobre Bolonia...por qué los catedráticos y Titulares de Universidad han tragado lo de los sexenios, cuando ya hicieron su oposición o concurso. Los sexenios de investigación eran un plus económico que se acaba convirtiendo en que hacen falta dos para las habilitaciones, tres para formar parte de Comités evaluadores ANECA, CNEAI. de hecho desde 2001 están casi parados los accesos a Titularidades. Yo con 51 años estoy cansado y ansío la jubilación. Bolonia ya me da casi igual. Espero impartir clase un sólo cuatrimestre. Buen blog el suyo, le tengo linkado.

Anónimo dijo...

Hola profesor.Soy premio extraodinario en derecho en esa facultad en la que enseña.Ésa fue mi casa durante 5 años.Aprendí de maestros,en el riguroso sentido ético de la palabra,tales como:Medina-Font(Historia),Paricio Serrano(Romano),Jorge de Esteban(Constitucional), Sánchez-Calero(Mercantil),Rogel Vide(Civil),Gómez Laplaza(Civil),Castedo (Civil), Gómez Ferrer (Admtvo),Muñoz Conde (Penal),De la Oliva...puff! y tantos otros.Si el Plan Bolonia supone negar eso,mi rechazo frontal.Cuente con mi apoyo.Yo lo llamaría:sin portátil y sin pizarra eléctrónica,pero con los mejores.Un saludo!

Diego dijo...

Esto de la innovación educativa en derecho no es sólo un tema en Europa. También en Chile se ha creido por algunos que se trata de una verdadera panacea contra todos los males de la docencia universitaria. Pero lo cierto es que más allá de lo que nos dicen los expertos en el tema la experiencia acumulada hasta la fecha en las Facultades que aplican un modelo formativo basado en competencias indica básicamente dos cosas: 1) siguen existiendo profesores deficientes y 2) muchas veces se termina nivelando hacia abajo, imponiéndose como bien señala Ud. el anti-conocimiento, anti-esfuerzo, anti-estudio, y el anti-pensamiento... felicitaciones por el blog

Anónimo dijo...

Estimado Profesor y, si me lo permite, colega: suscribo punto por punto todo lo que dice Usted sobre la estafa del EEES, en particular sobre la redoblada estafa que supone su implantación en nuestro país. Sólo añado una cosa para que se vea mejor la seriedad (?) de todo el asunto: así como las actuales licenciaturas de cinco años van a reducirse a grados de sólo cuatro, las actuales diplomaturas (enfermería, educación, graduado social, etc.)de tres años se van a disfrazar de grados de cuatro. Y digo disfrazar porque esto va a ocurrir sin cambio alguno en los mimbres de lo que hasta ahora eran titulaciones de primer ciclo y de ahora en adelante serán estudios equivalentes a las licenciaturas que van a devaluarse.