sábado, 16 de enero de 2010

ALGO “ANTIGUO” SOBRE LA CRISIS DE AHORA MISMO


UPWARD!: ALTURA, NECESITAMOS ALTURA


RELEER A SOLZHENITSYN (y IV)


Después de varios papeles en este “blog” acerca de asuntos de lo que llaman “rabiosa actualidad”, retorno a lo siempre actual, que muchas veces no coincide con lo noticioso, para terminar hoy de releer “A world split apart”, el discurso de Solzhenitsyn en Harvard, el 8 de junio de 1978. Enseguida reproduzco como de costumbre los párrafos finales, que, sin duda, encierran el mensaje que Solzhenitsyn consideró principal. Está también en estos párrafos –me atrevo a decirlo- el núcleo más interior de las convicciones de nuestro autor, que, conviene recordarlo, se acrisolaron en las durísimas peripecias de su vida.

Como en todo el discurso, pero quizá más que en ninguno de sus restantes pasajes, hay en estas palabras finales una gran densidad histórica, especialmente de historia de la filosofía, que, a mi parecer, Solzhenitsyn conocía bien. Es necesaria, por tanto, una lectura muy atenta y quizá lecturas complementarias. De lo contrario, la síntesis que expone Solzhenitsyn no se comprenderá a fondo.

Al escribir este “post” en este “blog” (que nunca ha sido ni será confesional), publicado en un país como la España presente, me parece conveniente recordar, aunque en circunstancias ordinarias el recordatorio resultaría ofensivo de tan obvio, que el escritor e historiador ruso no era un obispo católico (no era católico) ni pronunciaba una especie de homilía. Es muy fácil despachar mensajes como éste con una descalificación personal y una tópica etiqueta infamante. Es tan fácil como torpe y miope. La corrección política del actual "laicismo hispano" (trucado y engañoso, para no desentonar con el resto de trucos y engaños) será, sin duda, una fuerza poderosa para trepar o triunfar (o simplemente introducirse) en muchos ambientes. Pero no mejora nada. Propongo que, dentro de un año, nos preguntemos en qué ha contribuido el “laicismo hispano” a resolver o atenuar cualquiera de nuestros problemas, incluso siguiendo el orden marcado por las encuestas del CIS. Sí, seamos funcionalistas para poner a prueba el funcionalismo. Venga: seamos pragmáticos para valorar los resultados prácticos de la corrección política e ideológica.

Cierto es que lo que dijo Solzhenitsyn no constituía un análisis absolutamente nuevo. Había mucha literatura anterior a Solzhenitsyn en la misma dirección. Y después de él, voces muy autorizadas expresaron coincidencias sustanciales con estos últimos párrafos del discurso de Harvard. Pero ni esas voces se alzaron en 1978 ni procedían de alguien con la historia, el trabajo y la personalidad de nuestro autor. La lucidez de este mensaje y su pertinencia en estos tiempos son superlativas.

“¿Cómo es que Occidente ha caído de su marcha triunfal hasta su debilidad presente? [AOS: debilidad mayor y más presente ahora, con la actual crisis, que en 1978] ¿Acaso han existido desvíos fatales y pérdidas de orientación en su desarrollo? No parece ser así. Occidente se mantuvo avanzando en forma constante de acuerdo a sus proclamadas intenciones sociales, a la par de su asombroso progreso tecnológico. Y súbitamente se ha encontrado en su posición actual de debilidad.”

“Esto significa que el error debe estar en la raíz, en la misma base del pensamiento humano de los últimos siglos. Me refiero a la visión occidental que prevalece en el mundo de hoy, que nace del Renacimiento y encuentra su expresión política a partir de la Ilustración. Esta visión se convirtió en la base de todas las doctrinas políticas o sociales y podríamos llamarla humanismo racionalista o autarquía humanística. Es la autoproclamada y practicada autonomía del ser humano de cualquier fuerza superior. También podría ser llamado antropocentrismo, con el ser humano visto como ocupando el centro de todo lo que existe.”

“El punto de inflexión provocado por el Renacimiento probablemente fue inevitable desde el punto de vista histórico. La Edad Media había llegado a su término natural por agotamiento, convirtiéndose en una represión despótica intolerable de la naturaleza física del ser humano a favor de su naturaleza espiritual. [AOS: considero difícilmente superable describir en pocas palabras el lado oscuro del Medievo] Pero, después, nos retiramos de lo espiritual y fuimos abrazando todo lo que es material de un modo excesivo e ilimitado. La nueva forma humanística el pensamiento, que había sido proclamada nuestra guía, no admitía la existencia de una maldad intrínseca en el ser humano, ni entreveía una misión más elevada que el logro de la felicidad terrenal. Dio inicio a la civilización occidental con una peligrosa tendencia a idolatrar al hombre y a sus necesidades materiales. Todo lo que estaba más allá del bienestar físico y de la acumulación de bienes materiales; todas las demás necesidades y características humanas de una naturaleza superior y más sutil, quedaron fuera del área de atención de los sistemas sociales y estatales, como si la vida humana no tuviese un significado superior. Eso proporcionó su acceso al Mal, que en nuestros días fluye libre y constante. La simple libertad per se no resuelve en lo más mínimo todos los problemas de la vida humana y hasta agrega una buena cantidad de problemas nuevos.”

“Y aún así, en las primeras democracias, como en la democracia norteamericana por la época de su nacimiento, todos los derechos humanos fueron conferidos sobre la base de que el ser humano es una criatura de Dios. Esto es: la libertad le fue conferida al individuo en forma condicional, en la presunción de su constante responsabilidad religiosa. Esa era la tradición de los mil años precedentes. Hace doscientos y hasta hace cincuenta años atrás, hubiera sido casi inimaginable en los Estados Unidos que se le concediese la libertad ilimitada a un individuo simplemente para la satisfacción de sus caprichos personales.”

“Después, sin embargo, todas estas limitaciones resultaron erosionadas en la totalidad de Occidente. Se produjo una emancipación absoluta de la herencia moral de los siglos cristianos con sus grandes reservas de misericordia y sacrificio. Los sistemas estatales se volvieron aun más materialistas. Finalmente, Occidente conquistó los derechos humanos, incluso en exceso, pero el sentido de responsabilidad del ser humano ante Dios y ante la sociedad se ha vuelto cada vez más débil. Durante las últimas décadas, el egoísmo legalista de la cosmovisión occidental ha llegado a su apogeo y el mundo se encuentra en una aguda crisis espiritual y en una transición política. Todos los celebrados logros tecnológicos del progreso, incluyendo la conquista del espacio exterior, no alcanzan para redimir la pobreza moral del Siglo XX, una pobreza que nadie hubiera imaginado incluso todavía hacia fines del Siglo XIX.”

Abre inmediatamente Solzhenitsyn una especie de paréntesis bajo el epígrafe “Un parentesco inesperado”, el del humanismo materialista de Occidente y el marxismo. Es un asunto de interés menor hoy en día pero, aunque se alargue esta "entrada", no quiero mutilar el final del discurso.

“En la medida en que el humanismo en su desarrollo se fue volviendo más y más materialista, se hizo más accesible a la especulación y la manipulación por el socialismo primero y por el comunismo después. De este modo, Carlos Marx pudo decir, en 1844, que el `comunismo es humanismo naturalizado’.”

Esta afirmación no carece enteramente de sentido. Uno puede detectar las mismas piedras en los fundamentos de un humanismo erosionado y en cualquier tipo de socialismo: materialismo ilimitado; liberación de la religión y de la responsabilidad religiosa (algo que en los regímenes comunistas llega al estadio de la dictadura antirreligiosa); concentración de las estructuras sociales bajo un criterio supuestamente científico. (Esto último es típico tanto de la Ilustración como del marxismo). [AOS: hay ciertos "socialismos", antiguos e incluso actuales, que no se considerarían bien reflejados en las precedentes apreciaciones de Solzhenitsyn. No me parece que sean descalificables como "socialismo", pero apenas tenían en 1978 ni tienen ahora vigencia social como tales “socialismos”.] No es ninguna casualidad que las grandes promesas retóricas del comunismo giren alrededor del Hombre (con “H” mayúscula) y su felicidad terrenal. A primera vista parece un feo paralelismo: ¿Tendencias comunes en el pensamiento y en el estilo de vida del Occidente y del Este actuales? Pero ésa es la lógica del desarrollo materialista.”

“Más aún, la interrelación es tal que la corriente materialista que está más hacia la izquierda, termina siempre por ser la más fuerte, la más atractiva y victoriosa, porque es más consistente. El humanismo sin su herencia cristiana no puede prevalecer en esta competencia. Hemos presenciado este proceso durante los siglos pasados, y especialmente durante las décadas recientes, en una escala mundial a medida en que la situación fue creciendo en dramatismo: el liberalismo resultó inevitablemente desplazado por el radicalismo; el radicalismo tuvo que rendirse ante el socialismo y el socialismo no pudo nunca resistir al comunismo.”

“El régimen comunista en el Este ha podido perdurar y crecer gracias al entusiasta apoyo de un enorme número de intelectuales occidentales quienes (¡sintiendo el parentesco!) se negaron a ver los crímenes de los comunistas y, cuando ya no pudieron seguir negándolos, intentaron justificarlos. El problema persiste: en nuestros Estados del Este el comunismo ha sufrido una derrota ideológica total; su prestigio es cero y aun menos que cero. Y a pesar de eso los intelectuales occidentales todavía lo miran con considerable interés y afinidad, siendo que es precisamente esto lo que le hace tan inmensamente difícil a Occidente el resistirse ante el Este.”

Y ahora sí viene, bajo el epígrafe “Antes del cambio”, el epílogo de esta pieza clásica, excepcional entre los mensajes condensados que hemos recibido de personas con cualidades singulares. Solzhenitsyn ve que el mundo se encuentra en una encrucijada decisiva. Y lo estaba en 1978, como lo está ahora. Con la diferencia, me parece, de que la situación es más grave hoy.

“No voy a examinar el caso de un desastre producido por una guerra mundial y los cambios que produciría en la sociedad. Mientras nos despertemos cada mañana bajo un pacífico sol, llevaremos una vida cotidiana. Pero hay un desastre que ya ha estado soterrado entre nosotros desde hace bastante tiempo. Estoy refiriéndome a la calamidad de una conciencia desespiritualizada y de un humanismo irreligioso."

“Este criterio ha hecho del hombre la medida de todas las cosas que existen sobre la tierra; ese mismo ser humano imperfecto que nunca está libre de jactancia, egoísmo, envidia, vanidad y toda una docena de otros defectos. Estamos ahora pagando por los errores que no fueron apropiadamente evaluados al inicio de la jornada. Por el camino del Renacimiento hasta nuestros días hemos enriquecido nuestra experiencia, pero hemos perdido el concepto de una Entidad Suprema Completa que solía limitar nuestras pasiones y nuestra irresponsabilidad.”

“Hemos puesto demasiadas esperanzas en la política y en las reformas sociales, sólo para descubrir que terminamos despojados de nuestra posesión más preciada: nuestra vida espiritual, que está siendo pisoteada por la jauría partidaria en el Este y por la jauría comercial en Occidente. Esta es la esencia de la crisis: la escisión del mundo [AOS: en los dos grandes bloques de 1978] es menos aterradora que la similitud de la enfermedad que ataca a sus miembros principales.”

Si, como pretende el humanismo, el ser humano naciese solamente para ser feliz, no nacería para morir. Desde el momento en que su cuerpo está condenado a muerte, su misión sobre la tierra evidentemente debe ser más espiritual y no sólo disfrutar incontrolablemente de la vida diaria; no la búsqueda de las mejores formas de obtener bienes materiales y su despreocupado consumo. Tiene que ser el cumplimiento de un serio y permanente deber, de modo tal que el paso de uno por la vida se convierta, por sobre todo, en una experiencia de crecimiento moral. Para dejar la vida siendo un ser humano mejor que el que entró en ella.

“Es imperativo reconsiderar la escala de los valores humanos usuales; su presente tergiversación es pasmosa. No es posible que la evaluación del desempeño del cargo por un Presidente se reduzca a la cuestión de cuánto dinero gana uno o a la disponibilidad de gasolina. Solamente alimentando voluntariamente en nosotros mismos un autocontrol sereno y libremente aceptado puede la humanidad erguirse por encima de la tendencia mundial al materialismo.”

“Hoy sería retrógrado aferrarnos a las petrificadas fórmulas de la Ilustración. Un dogmatismo social de esa especie nos deja inermes frente a los desafíos de nuestros tiempos.”

“Aun si nos libramos de la destrucción por la guerra, la vida tendrá que cambiar bajo pena de perecer por sí misma. No podemos evitar una reevaluación de las definiciones fundamentales de la vida y de la sociedad. ¿Es cierto que el ser humano está por encima de todas las cosas? ¿No hay un Espíritu Superior por encima de él? ¿Está bien que la vida de una persona y las actividades de una sociedad estén guiadas sobre todo por una expansión material? ¿Es permisible promover esa expansión a costa de la integridad de nuestra vida espiritual?”

Si el mundo no se ha acercado a su fin, al menos ha arribado a una importante divisoria de aguas en la Historia, igual en importancia al paso de la Edad Media al Renacimiento. Demandará de nosotros un fuego espiritual. Tendremos que alzarnos a la altura de una nueva visión, un nuevo nivel de vida, dónde nuestra naturaleza física no será anatematizada como en la Edad Media, pero, más centralmente aún, nuestro ser espiritual no será pisoteado como en la Edad Moderna.”

La ascensión es similar a una escalada hacia una nueva etapa antropológica. A nadie, en la tierra, le queda otra salida que ésta : hacia arriba (No one on earth has any other way left but – upward).”

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