¿PUEDE UN PROBLEMA GRAVE ARREGLAR LOS DEMÁS PROBLEMAS?
Desde mi anterior “post”, del jueves 6 de mayo de 2010, todo lo que ha ocurrido en relación con la crisis ha guardado directa e inmediata relación con los asuntos de que trataba. El “rescate” de Grecia resulta, en efecto, increíble (aunque haya sido aceptado) y se amplía a la zona euro, el pretendido “éxito de nuestros “bonos soberanos” ha contribuido a la desconfianza general hacia España y todos hablan y algunos actúan -la UE actúa durante una larga noche y hasta la madrugada- para poder responder a la especulación sobre los débiles, que perjudicaría también a los menos débiles. Amenazados internacionalmente, los “gobernantes” españoles han declarado que acceden a emprender una pronta reducción del déficit: no “drástica”, dice Zapatero y reitera Salgado, pero sí “seria”. Y ha quedado clarísimo que, mayormente, las Bolsas especulan: bajan por un anónimo rumor bestial, aunque con cierto apoyo en la realidad, y después “rebotan”, es decir, vuelven a subir tremendamente (condición indispensable para los negocios especulativos). Los entendidos dicen que ni el bajón ni el subidón bursátil tienen base en la economía real (concretamente, en la situación de las empresas cotizadas), aunque sí, por supuesto, una explicación en la dinámica especulativa. Los Bancos, p. ej., habrían subido, tras el nocturno rescate parisino, justamente por ser titulares de mucha deuda pública, de muchos bonos, como apuntamos aquí.
Ante un éxito tan clamoroso de mi “post” del jueves 6 de mayo, podría ser una de dos: o que yo he logrado saber algo de economía o que me adelanté a exponer evidencias, no en el sentido inglés de “pruebas”, sino en el sentido español y propio, es decir, de realidades indiscutiblemente perceptibles por los sentidos: fenómenos patentes que no admiten discusión ni precisan de demostración. Me inclino decididamente por lo segundo, aunque sin descartar del todo lo primero en términos comparativos, es decir, que siendo un ignorante, que lo soy, no lo soy mucho más que quienes deberían saber. En cualquier caso, está por ver, en cuanto a España, si esa reducción “seria” del déficit pasa de la palabra a los hechos y, por supuesto, si pasa, cómo pasa. ¿Van a comenzar a reducir gastos por lo superfluo (Ministerios sin contenido, altos cargos y asesores prescindibles, subvenciones propias de ricachones, etc.) o por lo más fácil: nóminas, congelación y consiguiente reducción de plantillas de servidores públicos necesarios (policías, guardias civiles, jueces), gastos corrientes en las fuerzas del orden y en las armadas (implicadas en varios conflictos), recortes severos en investigación y educación? Veremos, aunque apuesto a que apenas se tocará la superfluo y la tijera cortará por lo necesario.
Pero ahora hay otra cosa patente. Puestos ya en camino de reducir el déficit, de no incrementar la deuda -supongamos que es así-, se necesita estimular la economía real: el consumo y la producción. ¿Están pensando algo a tal fin? No se tiene ninguna noticia al respecto, pero aunque resulte muy complicado, hay que pensarlo y promover que se piense.
En éstas estábamos, ligerísimamente menos acongojados ante la super-megacrisis y la inacción del “Gobierno de España”, cuando el Centro de Investigaciones Sociológicas español (CIS), en su “barómetro” de abril (tras encuesta realizada del 6 al 14 de abril de 2010), nos dice que el PP sólo supera al PSOE en 1’5 % de intención de voto, cuando en enero de 2010 la diferencia era de 3’8 %. Según el CIS, la valoración ciudadana del Presidente y de todos y cada uno de los Ministros del “Gobierno de España” (del que depende el CIS) es inferior a 5 puntos sobre 10. Todos suspenden y el Presidente obtiene un 3’71, frente al anterior 3’98. Pero el Presidente Zapatero sigue superando al “líder” de la Oposición, Sr. Rajoy, que baja de 3`50 a 3`09 puntos sobre 10.
El “personaje político” mejor valorado, aunque “suspendido” con un 3’74, es D. Antoni Durán i Lleida, portavoz en el Congreso de CiU. Y el Ministro mejor valorado vuelve a ser el Sr. Rubalcaba, Ministro del Interior, con una nota de 4’67 sobre 10.
Hay otros resultados del “Barómetro”, menos publicitados pero mucho más importantes, como éstos: el 74’4 % considera la situación económica presente mala o muy mala. El 57’2 % la considera peor y el 34’3 % igual a la del año pasado (es decir, que en un año no ha mejorado para el 91’5 %). El próximo año estará igual o peor para un 65 %. ¿Y la situación política? Para un 63’4 % es mala o muy mala. Regular para un 27’2 % (es buena o muy buena para un beatífico 4’4 %). El 92’6 % la considera igual o peor que el año pasado. Sólo un 11’8 piensa que estará mejor el año que viene, mientras que el total de los que en el próximo año no ven mejoría suma el 72’1 % (“igual”: 48’3 %; “peor”: 23’8%).
Y ahora viene "lo bueno". A la pregunta sobre los tres principales problemas de España, aparece, después del paro (79’7 %) y de “los problemas de índole económica” (46’8), “la clase política. Los partidos políticos” con un 19’4 % de coincidencias, aunque “el Gobierno, los políticos y los partidos”, una "respuesta espontánea" distinta, alcanza otro 4’6 %, porcentaje éste por sí solo muy por delante de “drogas”, “infraestructuras”, “inseguridad ciudadana”, “sanidad”, “agricultura, ganadería y pesca”, “las pensiones”, “la Administración de Justicia, “los problemas de índole social”, “el racismo” (0’2%), “la violencia contra la mujer”, “los problemas relacionados con la juventud”, los “problemas medioambientales” (0’5 %), “el funcionamiento de los servicios públicos”, “los nacionalismos” (0’3%) y “el Estatut” (0’2).
Coherentemente, cuando los encuestados han de responder a la pregunta sobre el principal problema, eligiendo sólo uno y no tres, el 59’6 % opta por el paro, el 18 % señala “los problemas de índole económica” y, en tercer lugar se sitúa “la clase política, los partidos políticos”, con el 6%, al que cabe añadir el 2’8 %. que considera primer problema “el Gobierno, los políticos y los partidos”, nuevamente "respuesta espontánea" distinta. “El Gobierno, los políticos y los partidos”, con sólo ese 2’8 % se sitúan como primer problema por delante de todos los asuntos mencionados en el párrafo anterior y superan también, además, a “la vivienda”, que se queda en un 0’4 %, a “la inmigración”, que sólo alcanza el 2.4 %, y a “la inseguridad ciudadana” que no llega sino al 0’9 %. ¿No es algo estremecedor?
Hay, a mi parecer, una pequeña pero clara manipulación en esos dos apartados del “barómetro” del CIS. Ya la han adivinado: convertir un solo asunto en dos, con la consiguiente dispersión de opiniones y porcentajes. “La clase política. Los partidos políticos” es lo mismo que “El Gobierno, los políticos y los partidos”. Pero, en lo demás, salvo pura y dura mentira (que no sería cometida por vez primera), que la clase política, los partidos políticos y el Gobierno sean sentidos como el tercer gran problema de España por casi un 25 % de los españoles es un hecho, perfectamente coincidente con lo que oímos a diario, que significa un enorme disgusto y una colosal desesperanza de la ciudadanía respecto de sus dirigentes políticos, por no hablar de dirigentes a secas. Así, en ese contexto (palabra de moda que a veces hay que utilizar), se entienden los “suspensos” generales, el descontento con el Gobierno pero también con la Oposición y el pesimismo de los españoles, “representados” en los 2479 entrevistados por el CIS en 239 municipios de 49 provincias.
El “Gobierno de España” no ha hecho comentarios sobre el “barómetro” cuando escribo. El PP ha acusado al CIS (y al Gobierno) de “cocinar” el “barómetro”, apuntando al momento -malo para el PP: filtración del sumario del caso “Gürtel- en que se hicieron las entrevistas. Esto último es un hecho, pero el “caso Gürtel” también lo es y, por otra parte, parece que en el PP se han fijado sólo en el descenso en la intención de voto y no en la “percepción” ciudadana de los problemas nacionales. Y ahí es donde todos, empezando por el PP, tendrían que fijarse, porque el desencanto, la desafección, la indignación hacia la “clase política”, que es una realidad como tal, resulta ser, si bien se mira, el primer problema de todos, puesto que han de ser los políticos los que proyecten y dirijan los esfuerzos por la recuperación económica y social. La aporía, cuasi-diabólica, es cómo lograr que ese gran problema sea el principio de alguna solución, de algún alivio, de alguna mejora. Se admiten ideas. Más aún: serían muy de agradecer. En una próxima entrada, diré alguna cosa sobre la aporía, sobre el PP y hasta sobre el "suspenso alto" de Rubalcaba.
1 comentario:
Realmente llamativo que a pesar de todo lo que está pasando en España,
ZP siga arriba de Rajoy... de algún modo la gente está diciendo que se está entre la espada y la pared
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