lunes, 8 de agosto de 2011

LA “GUERRA DE LOS MUNDOS.2011”: EL INNEGABLE ATAQUE MUNDIAL DE LO DESCONOCIDO


¿QUÉ QUIEREN DE NOSOTROS? ¿DÓNDE ESTÁN “LOS MERCADOS”? ¿DÓNDE ESTAN LOS ACREEDORES?
(actualizado dos veces a 10 de agosto de 2011)

Estamos viviendo una especie de “Guerra de los Mundos”, de G.H. Wells, pero en la que se ataca al “primer mundo” en su economía y, en vez de marcianos de naturaleza desconocida, aunque visibles, los causantes de los ataques son “los mercados”, unos entes invisibles y de muy difícil identificación. Otra gran diferencia es que en esta Guerra el desenlace es enteramente incierto. Ningún G.H. Wells indica el punto débil de los marcianos. Más aún: nadie nos dice quiénes son los nuevos marcianos que nos atacan.

La caja de Pandora destapada en su día en los EE.UU. con el uso de prácticas de ingeniería financiera hasta entonces inimaginadas ha acabado por afectar, ya indisimulablemente, a los mismísimos EE.UU. Mientras en España y en otras naciones nos entretenían acontecimientos de más o menos importancia y mientras tragedias humanas inmensas  asolaban otros países y zonas de la tierra, ocurría algo tan insólito como que los EE.UU. se encontraban al borde de la suspensión de pagos, de la quiebra y nos llegaban a cada rato noticias (no muy claras, la verdad) de una tremenda pugna entre demócratas y republicanos, para intentar evitar esa quiebra (el “default”), que, in extremis, se eludía con un acuerdo aprobado a trancas y barrancas. La crisis económica era indisimulablemente mundial. Porque el Gigante estaba y está tan endeudado como el que más (ya se había escrito y publicado y, al parecer, una opinión muy minoritaria (la de Bill Gross, cofundador y director de PIMCO, el mayor fondo de inversión en deuda pública del mundo, pasaba en cosa de horas a ser convicción unánime de la clase económica y política). El país líder de casi todo, había estado, públicamente, al borde de quebrar. Y, naturalmente, cuando se está al borde de la quiebra, por mucho que ésta se evite en un momento determinado, la situación sigue siendo muy mala. La prueba, si acaso se necesitase alguna, es que una de las tres entidades a las que el mundillo económico ha reconocido (no muy sensatamente: ahora se ve claro) como diagnosticadoras de la salud económica, Standard and Poor’s, degradaba globalmente a los EE.UU. (lo único extraño es que eso no hubiese sucedido antes).

 [Por cierto, recuerden lo que dije aquí el pasado 7 de junio: “Cuando estaba por cerrar este “post” veo en una foto a Dña. Angela Merkel con Don Barack Obama. Dña. Angela sigue dale que te pego con la cantinela (o cantilena) de la “productividad”. Pero lo de Mr. Obama tiene mucho delito. Ha dicho Mr. President que “no se debe permitir que la situación financiera en Europa ponga en peligro la recuperación económica mundial”. Debería ser tan posible que un gato silbe como que el Presidente de los EE.UU. soltase frases como ésa, reveladoras de un cinismo monumental, puesto que la ignorancia crasa de lo que sucedía y sucede en USA debe descartarse. Este Obama, ¿cómo se atreve a dar lecciones de situaciones financieras?”]

[Inciso actualizador sobre el Presidente Obama.- En estos días, llegaron a España, prácticamente con diferencia de minutos, varias noticias: 1ª) Obama y Zapatero han hablado por teléfono sobre la crisis y se han felicitado por sus respectivos cumpleaños. Noticia en sí misma risible para cualquiera medianamente informado; 2ª) Obama ha afirmado en un discurso que los EE.UU., diga Standard & Poor's lo que quiera, son y serán siempre un país triple AAA (máxima calificación). Mientras el discurso era pronunciado, Wall Street baja tres puntos. A mí este discurso me parece patético y también zapateril; 3ª) Obama -lo he leído en varios "medios", sin posterior mentís- afirma que cuando en España hay problemas, siempre acaban llegando a los EE.UU. Esta afirmación, sumamente equívoca, me deja simplemente turulato. Intuyo que ni siquiera debo intentar entenderla. En todo caso, estas noticias proporcionan una idea de la magnitud del desconcierto en el Gobierno del Imperio.] 

Prosigo el hilo principal del post. Con la crisis de los EE.UU. visualizábamos (como ahora se dice) que, si el futuro de la Unión Europea es tenebroso, desde el Gigante USA no llega ni llegará demasiada luz. Aquí, en la vieja Europa, seguimos a rastras con el euro y el “rescate” de Grecia y el “rescate”, o no, de Italia y de España. Aquí estuvimos pendientes de una actuación del Banco Central Europeo (BCE), sobre la que reinaba el más absoluto desacuerdo, porque se defendía que el BCE no está para lo que se proponía (comprar papelitos representativos de la llamada “deuda soberana”) y también se afirmaba que debía haberlo hecho ya (lo ha hecho, al parecer, en cuantía no conocida con precisión, pero pequeña). Los termómetros económicos más sensibles (?) que nos hemos dado, las Bolsas, indican crisis mundial. Y así, por ejemplo, Israel entraba de pronto (eso parecía, aunque realmente no debía ser nada repentino) en grandes temblores, al subir la temperatura en la bolsa de Tel Aviv, mientras que, también como de la noche a la mañana, se registraba allí una protesta callejera monumental.

Mientras se visualizaba la gravísima crisis económica global de los EE.UU. (han sido casi dos semanas de suspense), en el escenario europeo ocurría algo terrible, por lo visto: España primero y después Italia entraban en pánico por el traído y llevado diferencial de su deuda pública con el bono alemán. Llegábamos a superar los 400 puntos básicos, situación que, en algún momento, se había fijado como indicador de la necesidad de ser “rescatados” (un diferencial de 400 puntos significa que por la misma financiación España paga un 4% más que la República Federal Alemana, tomada convencionalmente como punto de referencia fiable de la confianza de los inversores en que recuperarán su inversión). 400 puntos querrían decir, por tanto, que prácticamente nadie se fía de nosotros o  de Italia, que llegó a superarnos.  Eso suponía que, sin completar el “rescate” de Grecia (un segundo “rescate”) y sin aclarar lo que la UE tendría que ayudar a Portugal, la perspectiva era (sigue siendo) tener que plantearse también el “rescate” de España y de Italia. No se sabe muy bien en qué consisten esos “rescates” (o se sabe, pero es casi peor: se inyecta más dinero, aunque no gratis, a quien ya se ha endeudado hasta límites descomunales). Es decir, crisis gravísima de la UE, con un subyacente debate, muy agudo y áspero, sobre sus mismos fundamentos, su funcionamiento general y la misma moneda única, el euro, que no todos los miembros de la UE han adoptado. No parece que la UE esté para “rescatar” a nadie más. Lo que está en duda (quizá inducida) es si puede salvarse ella misma. Hace setenta y dos horas se sugirió públicamente que la calificación de Francia a la baja podía estar siendo considerada. Ahora mismo, eso ya va muy en serio. 

Seguramente me dejo muchos elementos en el tintero, pero no pretendo -sería un completo necio si lo hiciese- una descripción completa de lo que nos pasa. No lo pretendo porque cabalmente escribo ahora para afirmar que, ante esta innegable crisis mundial aguda, es posible que lo que está pasando en todo el mundo únicamente sea muy bien conocido por unas pocas personas. Pero ni están bien identificadas ni se explican del todo ni las explicaciones fragmentarias nos llegan a los afectados, que somos todos. Porque todos estamos en peligro: no ya por “recortes sociales”, sino por impagos globales. Ante ellos, lo mejor que podría ocurrirnos es disponer de un huerto (y saber cultivarlo, claro), de un cerdo y de unas cuantas gallinas.

Si Vds. no han visto con atención ese extraordinario documental (¡norteamericano!) titulado “Inside Job” (Oscar 2011 al mejor documental), les recomiendo vivamente que se compren el DVD y lo vean. A quien se hubiese interesado seriamente por el origen de la situación, “Inside Job” (expresión usada para referirse a los crímenes cometidos con decisiva ayuda del círculo interno de la víctima) no le aportará muchas más explicaciones sustanciales (subprime, titulización, CDS, etc.), pero sí le refrescará muchos datos y nombres, con una apabullante demostración indiciaria de la implicación política. 

Sin embargo, además de algo que diré después, el documental me condujo a reforzar mi idea de que la clave de la crisis está en el descontrol económico mundial producido por la ingeniería financiera, a la que en los EE.UU. no se quiso poner límites. Si los cerebros de la ingeniería financiera fueron magos de la creación económica ficticia (o de ficciones económicas, lucrativas para unos pocos, depauperantes para muchos), sólo algunos de esos magos (seguramente no todos) tienen una idea cabal de cómo se podría ir acabando con la crisis que han generado, con la inestimable ayuda de una conmixtión inaudita del poder político y ciertos poderes económicos. Los magos no parecen estar dispuestos a llevar a cabo la misión de deshacer la crisis. El documental me aportó también una rotunda confirmación del decisivo y tremendo papel desempeñado por las tres grandes agencias calificadoras de fiabilidades y de riesgos: Moodys, Standard and Poor’s y Fitch. Después de ver el documental, he leído en el periódico EXPANSIÓN un artículo revelador sobre los propietarios de esas agencias. Léanlo mediante el link que les dejo y verán hasta dónde se ha llegado haciendo trampas (y sin que pase nada): 


Ahora quiero intentar transmitirles lo que pienso que subyace a esta “Guerra de los Mundos". Resumiré mi impresión -no pasa de ahí y ójala aporten otras ideas los lectores- en los siguientes puntos: 

Primero.- La clave de la crisis es una situación general de enorme endeudamiento de muchos países avanzados en cuanto tales, junto con el endeudamiento de una enorme cantidad de sujetos individuales y pequeñas empresas. El endeudamiento irresoluble de tal o cual persona o de tal o cual empresa recibe el tratamiento tradicional: quiebra. Un endeudamiento hipotecario -son relativamente muy pequeños, pero el conjunto de deuda es enorme- conduce a la pérdida del inmueble, con eventual persistencia de una deuda menor. En cambio, el endeudamiento de grandes empresas, con gran número de acreedores pequeños y grandes deudas con unos pocos acreedores grandes, se trata inyectándoles liquidez o nacionalizándolas. El pretexto-motivo de este trato diferenciado es la dependencia en que muchos ciudadanos se encuentran respecto de esas grandes empresas (sobre todo, instituciones financieras: bancos y cajas). En este segundo caso, la “solución” resulta muy discutible, porque la  inyección de liquidez suele proceder, paradójicamente, de quienes ya están demasiado endeudados: los Gobiernos y los países globalmente. 

Segundo.- Lo primero y principal que se ha sabido hacer ante un endeudamiento excesivo es conseguir fondos para ir haciendo frente a los vencimientos más perentorios, a base de endeudarse más (o de disponer de más dinero, imprimiendo billetes, donde pueden hacerlo autónomamente). Nadie piensa que eso sea algo distinto de capear un temporal que no tiene trazas de amainar. 

Tercero.- Otra medida que se ha procurado adoptar es desplazar la atención sobre el endeudamiento excesivo de unos países al endeudamiento excesivo de otros. Los EE.UU., con la inestimable colaboración del Reino Unido y de la prensa económica especializada (ésa en gran medida controlada por el malvado Murdoch), han logrado ese objetivo durante muchos meses, años ya. También las agencias calificadoras han sido instrumentos para las maniobras de distracción, que salvan a unos mientras hunden a otros. Como apenas hay economías sanas, el ataque de prensa especializada y de agencias calificadoras difícilmente se puede criticar: lo que dicen no es falso de toda falsedad, sino sustancialmente verdadero (si se eluden las comparaciones).

Cuarto.- Mientras lo que se debe está muy claro -cuantificaciones aparte: porque en eso, como en otras muchas cosas, medio mundo ha engañado y medio mundo se ha dejado engañar-, los acreedores correspondientes a esas enormes deudas son, en gran medida, muy difícilmente identificables. ¿Son los "mercados", marcianos de esta nueva “Guerra de los Mundos, los acreedores? A mi entender, no cabe esa identificación. Los acreedores son, muchas veces, también deudores y no parecen existir mecanismos de clarificación ni de compensación. En todo caso, no está nada claro quiénes son esos "acreedores" no víctimas (víctimas son pymes, autónomos, estafados en fondos de inversión o por otros productos tóxicos), sino probables agentes activos de la presente crisis.

Quinto.- La conjetura sobre “los mercados que atacan" que me parece más fundada es ésta: son grandes masas de dinero con capacidad de influir en Bolsas y, por supuesto, perfectamente relacionadas con los magos de la ingeniería financiera. En gran medida, esas masas de dinero (fondos de alto riesgo, banca especializada, etc.) desencadenaron la gran crisis financiera y han aumentado con ella. Su idea es seguir lucrándose.

[Inciso actualizador y complementario sobre el papel de China: aunque China haya comprado mucha "deuda soberana" y muchos chinos sean acreedores y poseedores de buenas masas de dinero, no son ellos sólos ni son ellos los principales "mercados atacantes". No es en China donde se inventa la ingeniería financiera avanzada. China, indebida y malamente introducida en el comercio mundial, con la insensata aceptación de que "los chinos" entren en el mercado pero no tengan que respetar las reglas principales, hace el papel de "jugador de ventaja". Pero el progreso chino no existiría sin los EE.UU. Si "los chinos" fuesen los "marcianos" de esta "Guerra de los Mundos", en los EE.UU. sabrían cómo ponerles en su sitio y sin mucha tardanza (salvo que no sepan o no quieran, lo que no cabe excluir, dada la debilidad intelectual y moral del U.S. Government, trufado de "financieros" ). Mi sospecha -sólo eso, por ahora- es que "los chinos" son cómplices importantes de otros operadores más importantes aún, que, al menos en buena parte, son estadounidenses. Vean comentarios de J.B.  En todo caso, aunque China no es nuestro mundo, el titular de este post no pretendía sugerir que estamos ante una guera con China. Cosa distinta, que excede este post, ya largo, es que haya que declararle a China una guerra (económica y política) para impedir que siga jugando con una ventaja fullera inaceptable.]

Sexto.- Hay quien ha sabido muy bien cómo lucrarse inmensamente con este tremendo barullo, tan desastroso para casi todos. Los magos de la ingeniería financiera, trabajando por cuenta propia o por cuenta ajena, se han valido de instrumentos sumamente sofisticados, no sólo difíciles de entender, sino además opacados con un lenguaje ininteligible y encriptados adicionalmente mediante siglas y acrónimos. En esto hay unanimidad. Me atrevo a decir -o a repetir, pues me parece haberlo dicho ya aquí mismo- que miles de operadores económicos o paraeconómicos han estado utilizando con gran soltura conceptos que, en realidad, no entendían (el de "derivados", p. ej., en relación con productos clave de la más depurada ingeniería financiera estafadora). Está muy claro, por otra parte, que los magos o sus empleadores no sólo han engañado, sino que se han infiltrado en el poder político para favorecer las invenciones de la ingeniería financiera y para neutralizar los intentos de poner orden o de impedir la comercialización de los productos mágicos-tóxicos. Ahora mismo, esas mismas personas, saben cómo seguir lucrándose inmensamente con la “Guerra de los Mundos” que vivimos. Probablemente, muchos de ellos no sabrían ya, insisto, cómo ir liquidando el monstruo que han creado. En todo caso, ni los magos ni sus empleadores nos proveerán de fórmulas para acabar con la Guerra.

Esto, si lo miran bien, no es ninguna teoría conspiratoria.

¿Qué se puede hacer? Nada distinto de confiar que aparezcan unos sabios, no vendidos ni alquilados, que analicen, de adelante hacia atrás, lo que ha ocurrido y lo que está ocurriendo. Deberían aparecer unos sabios anti-magos y habría que confiar en que los gobernantes acabasen haciéndoles caso. Seguramente, habrá medidas que tomar, en las finanzas y en las bolsas, que no han querido hasta ahora adoptarse. Como verán, el margen para una confianza realista es ínfimo. Llevamos meses y meses, ya años, viendo cómo fallan las auditoras, los reguladores (FED SEC en USA, BdE, en España), las calificadoras y los gobiernos. Y viendo cómo triunfa la improvisación ignorante, la de que quienes sólo saben capear temporales. Pero, recurriendo al tópico, la Tormenta Perfecta ya está aquí. No vale correr la galerna.

Estos "marcianos" no quieren acabar con nosotros, los terrícolas. No les importamos. Si nos muriésemos de hambre, el negocio se les acabaría. Tranquilos, pues, sólo nos dejarán al borde de la ruina.

[Pequeña actualización sobre TRES LECCIONES sobre la crisis económica a cargo de GUY SORMAN: La "Tercera" de ABC de hoy, que sólo he podido leer hace un rato, consiste en un interesante artículo del "filósofo y ensayista" francés, Guy Sorman. Recomiendo leerlo, aunque no puedo colocar link, porque no estoy suscrito al mecanismo de pago recientemente instaurado.  Yo lo he leído con avidez, porque Sorman no suele decir tonterías y anunciar, precisamente ahora, tres lecciones sobre la crisis, era como para no perdérselas. A ver qué opinan Vds. En un primer momento, mi reacción ha sido "caramba, he dado una indebida importancia a algo epidérmico: el endeudamiento global, los líos financieros, la crisis reflejada en las Bolsas, etc. Lo que dice Sorman es lo importante: la cuenca desregulada del Sudeste asiático y China nos están dando 'pal pelo' a EuropaEE.UU., con la única excepción, según Sorman, de Alemania. Unos (los chinos) copian a toda prisa, otros innovan más deprisa (Taiwan, Corea, etc.) y unos y otros venden mucho más barato. O competimos con ellos o estancamiento y recesión para mucho tiempo en el 'mundo occidental'. Y para competir, tenemos que cambiar drásticamente. Efectivamente, hay que cambiar para que invertir en EE.UU. o en Europa vuelva a ser razonable. Efectivamente, debe haber políticas económicas estables y sostenidas." Un rato después he caído en la cuenta de que, aunque los datos de Sorman no sean discutibles y aunque buena parte de su explicación de la desconfianza inversora sea razonable y plausible, me parece que sus "lecciones" encierran dos "debilidades", como ahora se dice. La primera, que Sorman ha escrito como si una realidad económica -la de la alarma, el desconcierto, el "crash bursatil" y, sobre todo, el endeudamiento de los países- apenas tuviese entidad y como si las recetas que viene a ofrecer pudiesen aplicarse sin afrontar esa realidad o dejándola a un lado durante un rato largo. Por bueno que sea mostrar un horizonte más lejano y más importante, lo que tenemos ahora mismo no deja de ser un gran ataque al "primer mundo", del que habría que defenderse ahora mismo. La segunda "debilidad" -siempre según un criterio muy falible, como el mío- es una suerte de aceptación implícita de la política económica de la dichosa "cuenca desregulada del Sudeste asiático" y de China. ¿Tenemos que competir con ellos o deberíamos plantearnos pararles los pies? Ya sé que eso es mucho decir cuando miles y miles de empresas estadounidenses se han establecido en China y en esa "cuenca desregulada", con inversiones de billones de dólares. Pero, al final, esas empresas tendrían que elegir o ser obligadas a elegir (para eso están los Estados y sus Gobiernos): "o chivo o leche". Un detallito final: demasiada artillería me ha parecido la de Sorman para atacar pretendidas soluciones a base de gasto público. ¿De verdad todavía quedan economistas o políticos que se crean eso, sean o no keynesianos?]

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Don Andrés:

¿No le parece raro que se hable de deudas y deudores sin que haya referencias a los acreedores? Es más, todos sabemos el caminito que hemos seguido para llegar a estas tasas de endeudamiento, pero... ¿cuál fue el andado por los acreedores?

Hablemos pues, de "ellos", de los acreedores:

Bill Clinton permitió y pactó la entrada de China en la Organización Mundical del Comercio (si bien la rubricó Bush hijo). Las publicaciones científicas (si es que la Economía es una Ciencia), y las de negocios fueron muy severas con tal decisión.

El ínclito demócrata no pactó que la moneda China (Yuan Renminbi, Moneda del pueblo, literalmente),también se rigiera por la economía de mercado, es decir no exigió que la moneda cotizara libremente, como la de los demás mortales liberales.

Y tampoco requirió unas condiciones del mercado de trabajo razonables, no digo ya similares a las occidentales, bastaba con que no fueran condiciones de esclavitud.

Sume ahora lo anterior:

En los mercados de bienes y servicios, nuestros amigos los chinos son liberales.

En los mercados monetarios son liberales en los ajenos, comunistas en el propio.

En el mercado de trabajo son esclavistas.

Ahora pregunto yo (ya lo hice hace casi tres años véase

Ahora pregunto yo (ya lo hice hace casi tres años véase http://www.ideal.es/jaen/20090129/opinion/muchachos-obama-rescate-clinton-20090129.html):

¿A qué tanta reunión onanista de deudores sin llamar al acreedor? Llamémosle a capítulo, o llamémosle a negociar -porque ahora es más fuerte-, o implorémosle, pero salgamos de nuestro ridículo círculo.

Ahora es difícil. Mucho, pero más será luego.

Añada una cuarta preocupación:

Las rondas de los magnatarios chinos durante este año y los dos anteriores con grandes acuerdos de compra internacionales, ¿se han materializado fijando los precios en dólares?. Porque si es así -tal y como tengo entendido- cuando llegue la hora de hacer los pagos principales, y no el caramelito de la entrada, en manos del Gigante asiático estará el dejar caer la moneda americana, porque el freno que todos los economistas afirman que le supone el ser titular de un montón de dólares y deuda indiciada en dólares, será menor, ya que astutamente lleva años tomando posición deudora en la moneda americana,pero sin reflejo en los formidables pizarrines electrónicos de nuestros astutos economistas.

Ése será el momento de dejar caer el dólar. Y no debe estar tan lejos, ya hablan de una nueva moneda de reserva mundial.

¡Ay! ¡Qué poco son dos tardes!):

PD. ¿Nos creemos los occidentales de condición mejor que la asiática y por tanto con derecho a disfrutar de comodidades que ellos ni sueñan? ¿Acaso somos "otra cosa"?

Jesús Bobo

Andrés de la Oliva Santos dijo...

Desde luego, me ha faltado en este "post" acentuar el GRAN MISTERIO DE LOS ACREEDORES (la cosa se merece mayúsculas). Procuraré subsanarlo.

En cuanto a China y los chinos: ante todo, gracias por los datos, muy interesantes y otras tantas gracias por el análisis en síntesis del comportamiento de estos señores del Lian Shian Po.

Lo que tú sabes por serios estudios conduce a los resultados a los que he llegado gracias a ciertas lecturas y, sobre todo, a un para mí inexplicable (pero real, innegable) olfato del que he sido dotado respecto de China y sus dirigentes. Aunque quizá lo que denomino "olfato" sea la conclusión de tres indicios muy claros: 1º)El esclavismo laboral chino; 2º)La máxima opacidad con que actúan; 3º)Su nulo respeto a la propiedad industrial. No son indicios menores para no fiarse de ellos. No hablo del pueblo, al que no conozco y del que sólo sé que está, muy mayoritariamente, en la miseria. Hablo de los dirigentes y, por tanto, de la política china.

Hablas de "los magnatarios" chinos. Supongo que hay un acto fallido en ese vocablo: podrían ser "dignatarios", "mandatarios", ""magnates" y "mangantes". Los "magnates" son bastantes "mangantes, desde luego.

¿Está tan claro -pregunto para terminar- que "los acreedores" son los chinos (una docenita de supermultimillonarios con los criterios, descriterios, que tú han sintetizado? Sé que es una tesis extendida e incluso la he visto expuesta como algo sobreentendido. Me parece que los acreedores que presionan y "atacan" lo hacen en o mediante "los mercados": son los que disponen de grandes masas de dinero (más o menos valioso en realidad, pero, por ahora, reconocido como valioso por los demás). Hay acreedores con un total enorme de créditos que no presionan nada, porque, sencillamente, no cobran y, en buena medida, son también deudores de otros acreedores.

Pregunto: ¿quieres decir que los chinos son los principales acreedores de "deuda soberana" o vas más allá y piensas que también las grandes masas de dinero a las que denomino "mercados que atacan" están también en manos de los chinos? Personalmente y salvo mejor criterio, pienso que hay grandes masas de dinero aprovechando la crisis financiera, cultivándola como el terreno de su negocio, que no están en manos chinas. Porque pienso que no fueron los chinos los que inventaron la "ingeniería financiera superavanzada". La inventaron en EE.UU. y la implantaron desde allí y con la inestimable colaboración de los primos británicos de la City. Y ésos, los "magos" y los empleadores de los "magos" están ahora, con las grandes fortunas que han hecho y sus conexiones de selectos beneficiados, operan también en esta Guerra de los Mundos.

Anónimo dijo...

En efecto, cuando digo "los chinos" dada la tenue concepción asiática del individuo y su poco respeto por el mismo, y dados los caracteres de su organización política, me refiero al Estado -quizás al partido.

Ja, ja, efectivamente, en cuanto a magnatarios, mucho mejor mandatarios y mangantes, quizás por eso, compruebo en internet, en Iberoamérica se emplee bastante el término. Aunque habrá que rechazarlo por incorrecto bien podríamos ir incoporándolo por preciso y necesario.

En cuanto al fondo del asunto: el 22% de la deuda pública norteamericana - mejor estadounidense - está en manos chinas, y además no debe olvidarse que junto a ella tienen reservas extraordinarias en dólares, lo que no es más que un título contra los E.E.U.U. (El Banco Central Chino ha abierto oficina este año en Madrid y otras capitales).

Ahora bien, los movimientos que ahora estamos observando es cierto que parecen como le leo, más de nuestro mundo que del otro, aunque no tengo claras las proporciones.

Si se observa un poco, el juego no es nuevo. En los revueltos tiempos del ECU, los jugadores más avezados de la sala descubrieron que el mercado de divisas tenía una regla impuesta que los estados tenían que respetar: tenían que mantener su moneda dentro de unos márgenes de cotización en relación a la media de valor de todas las de la cesta(la famosa "serpiente monetaria": el conjunto de todas dibujadas en un gráfico era una cinta ancha de la que no debían salirse, pero la cinta o serpiente subía y bajaba en relación a monedas distintas a la de la cesta europea).

De este modo bastaba vender en masa una moneda para saber que inmediatamente el Estado en cuestión tendría que comprarla o procurar que otros lo hiciesen, para que no se saliese del ancho de la cinta.

Durante la bajada, que los miedos de otros hacían más pronunciada, los vendedores en masa que iniciaron el descenso y el juego, la arrojaban a media ladera de su descenso en la cotización; para comprarla más tarde a precio de saldo junto al río, aguas abajo, y el Estado obligado por sus compromisos les subía gratuitamente a la cima, donde volvían a vender y así n veces. (Esto no son finanzas, es pura mitología romana, la de sus legendarias torturas. Dios escribe recto con renglones torcidos, y a veces con la letra de otros dioses).

Ahora me pregunto (coincidiendo plenamente con el oscurantismo denunciado del poder político chino): sabiendo que para esto es necesaria una gran masa de dinero... ¿no habrá en la sala un gran jugador chino?. Viendo que el miedo del francés hace que el BCE compre a partir de un determinado diferencial, es decir a un determinado valor bajo de los bonos (al ser de rendimiento implícito su cotización se mueve en sentido inverso al interés que se les exige), y que parece inexorable ese comportamiento...¿no estará allí todo aquél que no considere que el individuo, la persona, es lo primero? ¿y no es ese, por otro lado, un mecanismo lógico para igualar los derechos de los individuos (siempre que el Estado chino lo distribuya, claro) de uno y otro mundo?

Pero desde luego, en la sala hay más de un desalmado.

No aburro más con mis preocupaciones...