domingo, 24 de enero de 2010

NOTICIAS SOBRE EL CAMPO DE GUANTÁNAMO


GUANTÁNAMO, EL FRACASO DEL DERECHO EN USA


Sobre el campo de internamiento de Guantánamo (a partir de ahora, para abreviar, Guantánamo) he escrito en este “blog” dos entradas: la primera, el viernes 19 de junio de 2009; la segunda, poco después, el miércoles 1 de julio de 2009. En la primera, además de cuestionar eso de “hacerse cargo de "presos" de Guantánamo” (España y otros países, por los que peregrinaban enviados de Barack Obama), venía a proponer que los más finos juristas USA (si acaso con la ayuda de sus afines, los juristas británicos, canadienses y de otros países del Common Law, en general), procurasen analizar bien la situación del campo guantanamero y, a partir de ese análisis, arreglasen lo que me atreví a considerar -y me reafirmo en considerar- un monumental desaguisado. Sugería que si los juristas USA y demás no triunfaban en su empeño, siempre podrían movilizar, aunque no gratis, a juristas europeos y del Civil Law. Han ido pasando meses y, lamentablemente, lo que intuía se ha confirmado. Porque he aquí lo que ha ocurrido (que se sepa y que yo recuerde):

1º) Muy pocos países distintos de los de origen (cuando se conocía) han acogido a los "presos" de Guantánamo.

2º) Los dirigentes USA no parecen haber encontrado aún (y no sabemos si lo siguen buscando), pese a la abundancia de sus posibles asesores, el modo de deshacer el conjunto de desvergüenzas antijurídicas que permitió el confinamiento en Guantánamo de diferentes personas, detenidas en diversos y distantes lugares. En consecuencia, Barack Obama no ha cumplido su compromiso de desmantelar la singular instalación guantanamera en el plazo que anunció. Y no ha fijado nuevo plazo ni siquiera aproximado.

3º) Si la prensa entera no nos engaña, un grupo de expertos independientes, creado por el Presidente Obama y dirigido por un alto funcionario del Departamento de Justicia, Mr. Matthew Olsen, ha concluido, tras examinar uno por uno los casos de los 200 (aprox.) “presos” guantanameros, que 50 de ellos no pueden ser liberados y tampoco juzgados, pues son muy peligrosos para la seguridad USA, pero no se dispone de suficientes pruebas para someterlos a un proceso (se entiende: enjuiciarlos con altas probabilidades de que se les condenará). Así que, al parecer, continuarán “sine die” en Guantánamo. El jefe de Mr. Olsen, el Attorney General, Mr. Eric Holder, recibirá las recomendaciones del grupo de expertos y tendrá que adoptar importantes y difíciles decisiones. Una de ellas es si los 40 prisioneros que, siempre según los expertos, pueden ser llevados a juicio, porque existen suficientes pruebas, serán juzgados por tribunales civiles o militares.

4º) Poco después de la anterior noticia, la prensa ha informado también de que un segundo residente guantanamero, un yemení, será finalmente acogido por España, junto con un palestino, aunque no se han concretado aún los detalles. Lo interesante es que, siempre según la prensa, el yemení ha sido seleccionado porque no pesan sobre él acusaciones de terrorismo (y suponemos que tampoco respecto del palestino, pues la ayuda del “Gobierno de España” al Gobierno USA siempre se ha dicho condicionada a ese factor).

No sé si a los lectores les ocurrirá lo mismo que a mí ante estas noticias. Yo me siento como abducido a otro mundo. Porque, por mucho que uno entienda que, después del 11-S, USA reaccionara con medidas inéditas, inclinándose decididamente por la “seguridad” a costa de los derechos individuales, resulta increíble, con nuestra mentalidad jurídica, la persistencia en privar de libertad y situar en el aislamiento total durante muchos meses (años, en realidad) a un buen número de sospechosos, capturados aquí y allá, de los cuales ahora dicen que un centenar pueden (¿no deben, más bien?) ser liberados (aunque, desde luego, no en USA, lo que es señal de gato encerrado).

Pero es que resulta aún más sorprendente, si cabe, que en el año 2010 aparezca un grupo oficial de expertos USA dictaminando que hay 50 personas cuyo destino debe ser continuar confinados indefinidamente, sin más, porque son peligrosos terroristas, pero por falta de pruebas no se les puede someter a juicio (se entiende, insisto, con perspectivas de que sean condenados). No estamos preparados, en la vieja Europa, para “digerir” algo así y que algo así suceda en los USA, que, al fin y al cabo, son un producto europeo. Pero lo que menos “digerimos” de todo es, no ya que se retenga sin juicio e indefinidamente a 50 personas en un enclave militar USA en la isla de Cuba, sino que la existencia de ese grupo oficial sea pública, lo mismo que sus conclusiones, y no ocurra nada. El Gobierno y la prensa USA tienen la sinceridad o la ingenuidad de no ocultar lo que, a igual o a menor escala, podría suceder en bastantes países, pero siempre clandestinamente y sin posibilidades de sobrevivir (ni de que sobreviviesen social y políticamente los responsables) si se hiciese público. En USA, en cambio, se hace público y, aunque docenas de entidades defensoras de los “civil rights” sigan protestando, no pasa nada en el fondo y en la forma. Ni en la prensa ni en la sociedad USA se produce un escándalo.

Todo esto me produce una tremenda impresión. Y es que resulta impresionante advertir que los Gobiernos USA han podido y pueden hacer tabla rasa de innumerables reglas jurídicas o, más claramente aún, han podido y pueden prescindir de lo que cualquier jurista del sistema del Civil Law tiene como pilares de un ordenamiento jurídico civilizado. Nosotros, viejos juristas del Viejo Mundo, damos por sentado que cualquier Constitución moderna impediría o descalificaría Guantánamo. Pero, al parecer, no lo hace la Constitución de los Estados Unidos de América y sus 27 enmiendas ni la tan afamada Supreme Court of the United States. Sabemos que en el 2001 se aprobó, con un apoyo tan abrumador como universal fue la conmoción por el 11-S, una Patriot Act, sustancialmente mantenida en el 2005, después de un enfrentamiento entre el Congreso y el Senado, pero no podemos creer que esa ley legitime la privación indefinida de libertad a causa de la peligrosidad que aprecia un comité o grupo de expertos, por independientes que sean.

En mi caso, procuro que la impresión, aunque muy fuerte, abra paso a la reflexión. Y trato de entender la realidad, antes que y en vez de lanzarme a construir un enésimo discurso genérico anti-USA o de echar más leña al fuego de la batalla anti-"Imperio" del Mal, una burda simplificación maniquea. Porque lo extraño es que en USA no pasa nada por Guantánamo, pero en USA se critica acerbamente Guantánamo y, de ordinario, tampoco eliminan a los críticos unos siniestros “killers” de una todopoderosa agencia encubierta. Y en USA muere (social  y políticamente, se entiende) el personaje público que miente. Aunque sea el Presidente.

No voy decir aquí nada concluyente acerca de qué son y cómo son los Estados Unidos de América. Y no lo voy a hacer sencillamente porque reconozco que no he logrado entender cómo son los USA, en muchos aspectos. No sé casi nada de las corrientes, superficiales y subterráneas, que surcan y mueven ese gran país. Hay allí una llamativa  mezcla de grandeza y de miseria, política e ideológica, pero también material. Hay un enorme egoísmo individualista, pero junto a una generosidad y un desinterés inusuales (ellos se implican en muchos problemas ajenos, a costa de muchas vidas; los europeos, nada o muy poco). Hay ahora en USA, no lo dudo, capacidades de innovación y de resurgimiento y realidades indiscutibles de avanzada ciencia y tecnología, pero también atrasos enormes en muy distintos campos, incluidos los puramente materiales (en infraestructuras, por ejemplo), por no hablar de los mecanismos económicos. A pesar de mi interés, no tengo -estoy lejos de tener, me parece- datos suficientes para conjeturar siquiera si las fortalezas superarán a las debilidades, como ahora se dice, o más bien ocurrirá lo contrario, que tampoco descarto del todo (como lo hace la inmensa mayoría de los analistas).

No acabo de saber cómo son los USA y, por si fueran pocas las incógnitas y los datos contradictorios y sorprendentes, las noticias sobre el campo de Guantánamo me llevan al más extremo de los desconciertos. Pero algo sí tengo muy claro: en USA hay un gran fracaso del Derecho, un fracaso que Guantánamo evidencia y que la peculiaridad del sistema de Common Law no justifica en absoluto, porque ese sistema jurídico no tiene nada que ver ni con Guantánamo, ni con la falta de claridad en la separación y la definición de atribuciones entre la Justicia civil y la militar, ni con la ya consagrada abdicación en USA de los principios del Derecho Penal y del Derecho Procesal en la lucha contra la delincuencia (sin hablar de la pena de muerte y de cómo se aplica). Y, sobre Guantánamo, que no le echen toda la culpa a Bush. A él y a su gente, muchos, casi todos (empezando por los juristas), les dejaron hacer.

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By the way: ¿Si el yemení y el palestino guantanameros que van a venir a España no tienen nada que ver con el terrorismo, por qué fueron a parar a Guantánamo y permanecieron allí más o menos tiempo? De nuevo, en nuestra relación con USA, algo no encaja.

3 comentarios:

martinez dijo...

Tampoco sé cómo son los USA. Y si Ud. aún no ha logrado entender cómo son, imagínese yo. Pero me atrevo a aventurar una hipótesis explicativa, que da cuenta de buena parte de las incógnitas, de los datos contradictorios y de las perplejidades de que Ud. habla.

"Americans live in an exceptional country, in an exceptional time, fighting an exceptional enemy in an exceptional war, requiring the use of exceptional tactics".

Eso que algunos llaman "American exceptionalism" (y que no es ni mucho menos de ahora) explica por qué hay áreas donde fracasa el Derecho en los USA.

Claro que también podría ser cosa de que se ansian en demasía...

Andrés de la Oliva Santos dijo...

Martínez, no te chotees del mejor intelectual español del momento,José Mota. Los "US citizens" no se "ánsian". Lo de bastantes de ellos se llama "stress".

Fueraparte de esta necesaria reprimenda, encuentro que es muy atinada, muy fina y muy pertinente (en serio) tu referencia al "american exceptionalism", que, en efecto, no es de ahora. Me ha hecho pensar. Pero,¿sabes qué? Después de pensarlo, me parece que el "american exceptionalism" es una invocación, una "instancia de desmarque", un despeje a corner. Esto es: un modo de eludir las incógnitas sobre diferencias excesivas even for a people who lives in an exceptional time, fighting an exceptional enemy..., etc.

Verificada la excepcionalidad, el "american exceptionalism", ocurre que tanto excepcionalismo es precisamente lo que me desconcierta y no entiendo.

martinez otra vez dijo...

Pienso lo mismo: de cara al exterior, el excepcionalismo es una formidable instancia de desmarque, una excusa fácil y rápida para despejar a corner preguntas incómodas (como la que formula Ud. Sobre Guantánamo). Otra cosa es que a un jurista experto, o simplemente bien formado, ajeno a la retórica de la excepción, esta (falta de) contestación le deje insatisfecho, porque cuesta creer que alguien pueda llevar el prurito de la excepcionalidad a los extremos que hemos visto, y encima confiado de que los demás aceptarán la excusa como válida y razonable.

Y eso lleva a la función que cumple el excepcionalismo de puertas adentro. De cara al interior de los USA, más que como una instancia de desmarque, el excepcionalismo opera como instancia suprema de justificación, como “causa de exclusión de la antijuridicidad” (y aun de la inmoralidad), ante sí y ante los propios nacionales: quien se considera a sí mismo excepcional no atiende a las razones del Derecho, que por definición queda en suspenso siempre que se declara un estado de excepción. De ahí que, si soberano es quien tiene la facultad de declarar el estado de excepción (Schmitt), situaciones como la de Guantánamo pueden interpretarse como un ejercicio de soberanía sobre el mundo (de “soberanía planetaria”, que diría aquella).

El razonamiento lo ha descrito muy bien William Cavanaugh: «America is the one nation that has always stood for freedom and righteousness throughout the world (…) We believe that, because of our unique position as bearers of freedom, we have been singled out by a terrible enemy. Our hands must not be tied in dealing with such a threat. America is the one nation that can be trusted to use an “alternative set of procedures” for good».

O sea, si alguien va a hacer uso de un “alternative set of procedures” (que incluye, entre otras cosas, la tortura y la prisión preventiva indefinida), mejor que seamos nosotros que portamos heroicamente la bandera de la libertad. Un planteamiento, dicho sea de paso, totalmente opuesto a la tradición ética occidental, donde padecer la injusticia es siempre preferible a cometerla.

Por lo demás, también me desconcierta el problema de las raíces profundas del excepcionalismo norteamericano. Haberlas tendrá que haberlas, a menos que sea una cosa irracional (bien podría serlo). Una explicación plausible aunque muy poco pragmática da también Cavanaugh en “Messianic Nation: a Christian theological critique of American exceptionalism”. Se puede conseguir gratis en PDF via Google.